Al día siguiente, o quizás un par de horas después, era difícil saber el tiempo cuando alrededor sólo tienes oscuridad.
Los pocos fragmentos de la mente de Sendak habían sido de utilidad al momento de averiguar lo que pudieron sacar. Revelándoles una base Galra demasiado escondida para llegar a ser sospechoso.
Los cinco paladines y Allura fueron a la base sin problemas, sin ser descubiertos, aunque claro las cosas no podrían ser fáciles ya que la información ahí era inservible, estaban dispuestos a irse hasta que notaron una nave descender. Allura argumentó que la información útil estaría en esa nave. Con ayuda de Shiro entraron aunque con el detalle de quién hizo todo el trabajo fue la princesa.
En la nave las cosas se complicaron teniendo que huir pero no juntos, Allura se había sacrificado pero antes de arrojarlo con fuerza hacia la cápsula de escape le había dicho unas palabras:
—Lo sabía—parecía feliz de sacrificarse y no darles al paladín negro a los Galra.
Al regresar al castillo, después de opiniones divididas por parte del equipo siendo Keith el más crudo de los seis, insinuando que tenían que dejarla porque todo era parte de un plan de Zarkon, a pesar que Shiro estaba de acuerdo con eso, la culpa y su ser no dejaron seguir el camino seguro para todo el universo; hicieron un plan de rescate y así salvar a Allura siendo eso el peor error que habían cometido hasta ahora, no sólo estaba el riesgo de perder a Voltron si no también estuvieron a punto de perder a Shiro.
—Pudiste haber sido nuestra mejor arma —mencionó la bruja — aún puedes serlo — los clones de la bruja, mejor dicho, unas ilusiones lo rodearon y pese a que se estaba defendiendo un clon había aparecido tomándolo fuertemente del cuello, un clon de sí mismo pero con los ojos amarillos, una mirada Galra.
Levantando sus manos para poder alcanzar el brazo que lo estrangulaba, lentamente la saliva salió de sus labios, sus ojos se cerraban y sus manos caían al lado de su cuerpo. Justo a tiempo Allura y Hunk llegaron a salvarlo.
—Shiro ¿Estás bien? — el paladín negro intentó aparentar no tener ningún problema o eso era lo que pretendía aparentar pese a la herida causada por la hechicera.
—No importa, tenemos que ayudar a Keith —argumentó corriendo hacia su león atacando a Zarkon y evitando que este lastimara aún más al paladín rojo.
Lo ayudó pero pese al rayo tan sólo pudo distraerlo más no herirlo. Sin duda era poderoso, un enemigo al cual tendrían que evitar por completo, al menos hasta ganar experiencia. Al formarse el agujero de gusano la hechicera lo desestabilizó cayendo todos en lugares distintos mientras que Allura y el castillo se quedaban en el espacio temporal.
La situación empeoraba para el paladín negro, estaba herido y con depredadores cerca, hiriéndolo más, sus ganas de seguir con vida fueron suficientes para huir por un par de momentos hasta que de nuevo estaba rodeado por esos monstruos.Gracias a la intervención del paladín rojo con el león negro logró salvarlo. Después del rescate lo colocaron en una capsula de curación y así poder atender sus heridas sin ningún problema
En sus sueños el pasado de los experimentos lo invadió nuevamente, el temer por lo que le hicieron se mostró en su rostro dormido pero no descansado, preocupando así a los paladines y en espacial a Keith.
—Shiro... —aún con los brazos cruzados y su mirada seria, sus dedos y ojos se le notaba la ansiedad y la preocupación, se sentía impotente por no consolar los sueños que lo atormentaban al igual que en todas esas noches que lo calmaba con sus caricias y sin que lo supiera también los besos.
Su sueño lo llevaron nuevamente a esa cama de experimentación, y como siempre se mantenía desnudo con las piernas semiabiertas. Gracias a un Galra que no sólo lo vistió si no también lo había liberado, dándole unas coordenadas mientras le decía que el universo lo necesitaba.
Aun con las palabras de Allura fueron al lugar esperando una trampa o simplemente unas coordenadas mal dadas, se encontraron con un Galra que les decía que estaban en contra del imperio que había formado Zarkon pero sin explicárselo bien después de darle las coordenadas del cuartel de la espada de Marmora.
—No vayan ahí hasta que sepan porqué Zarkon los encuentra— fueron las últimas palabras antes de que él se marchara del lugar, no sin antes despedirse de Shiro, tomándolo de la barbilla — No dejes que te atrapen—dicho eso los dejó atrás, quisiera o no él también reaccionaba al olor que Shiro emanaba de sus cuerpo, confundido y exaltado simplemente asintió mientras miraba de reojo a Keith, este se había molestado pero algo le impedía intervenir por el momento, como si fuera un instinto u orden que le decía que Shiro le pertenecía a todos lo que tenían sangre Galra, así que aguantando su impulso y molestia se mantuvo quieto.
La batalla contra ese nuevo enemigo fue dura, cuando creyeron que estarían perdidos el Galra que pensaron era un traidor cobarde, regresó para ayudarlos, sacrificando su propia vida, sus últimas palabras fueron dedicadas a Shiro.
—Así como eres nuestra perdición también eres nuestra salvación, así que sacrificaré mi vida por instinto y por salvar al paladín negro — le había dolido y se había sorprendido de la situación. Aunque gracias a eso los paladines entendieron que no todos los Galra eran malos aunque claro la mentalidad de Allura aún no cambiaba por completo y se mantenía firme a todos ellos y en cierto modo no la culpaba, diez mil años pensando aquello para que, al despertar, se topara con que los Galra habían dominado gran parte de los planetas convirtiéndose en una raza poderosa y temida.
Después de huir de ese lugar y de igual manera de Zarkon descubriendo que el vínculo entre el león negro y el ex paladín del mismo era demasiado fuerte pese a la distancia, Shiro tuvo que intentar hacerlo aún más grande. Al momento de entrar en el león pidiendo una señal, algo que lo ayudara a ser mejor paladín y digno de llevar el liderazgo de Voltron.
Durante el camino su mente se llenó de susurros, no estaba seguro si eran recuerdos o simples secuelas del trauma o el mismo león que le hablaba pero aunque lo último lo dudaba ya que esa voz era la de Sendak, la bruja e incluso Zarkon. Todos decían lo mismo, la arma definitiva, el cimiento de la siguiente generación. Ya no podía negarlo más, algo le hicieron a su cuerpo para levantar la siguiente generación de Galra puros
No podía ignorar las cosas dichas por todos los que estuvieron con él en la nave de Sendak. Sus pensamientos fueron interrumpidos gracias al león negro; mostrándole su origen y el vínculo que aún tenía con Zarkon
—Es más importante Voltron que la madre de toda la siguiente generación Galra —simplemente no podía creerlo ¿Él siendo progenitor? Era una locura ya que su organismo no estaba hecho para a eso ¿Y si eso era el motivo de los experimentos? Eso lo habían dejado claro el paladín verde, los Galra eran una raza en la que los géneros no eran relevantes si no el Omega y Alfa, siendo el Omega (la parte pasiva) el encargado de procrear a los cachorros. ¿Habían encontrado una forma de hacerlo Omega?
Su cerebro aún no analizaba las cosas cuando Zendak comenzó a atacarlo diciendo que no tenía un vínculo fuerte con el león negro. Antes de caer derrotado su sorpresa fue que el mismo león negro lo había defendido escogiéndolo a él como su paladín. Cuando recobró la conciencia se dio cuenta que en realidad no había salido del castillo.
Percatándose también en esos momentos que la conexión de Zendak con el león negro era demasiado fuerte o al menos lo fue, gracias a aquello logró romper un poco el vínculo. Gracias a esa situación lograron por fin ir a donde Ulaz les había indicado, directo al cuartel general de la espadas de Marmora.
Aun con la inseguridad de Allura prefirieron tomarse una noche de descanso para poder tomar una buena decisión por la mañana, comieron en silencio notando la persistente angustia de la princesa de Altea. Parándose de su asiento se dirigió a con la morena para pedirle caminar juntos, ya en los pasillos Shiro la miró dedicándole una sonrisa maternal en cierto modo.
—Lentamente tu cuerpo se acostumbra— esas palabras hicieron que se sonrojara y mirara el suelo.
—¿Cómo estás segura?
—Sé mucho de los Galra, su reacción ante un Omega es diferente a con los de otras personas además en las memorias de Sendak lo confirman— Shiro sin dejar de caminar colocó nuevamente una mano en su abdomen — desconfió de ellos pero... me preocupa más que sea una trampa y terminen por tenerte, ahora no sólo el futuro del universo cae en tus hombros sino también el futuro de los Galra.
Allura caminó adelantándose dejando solo a Shiro, si bien intentó calmarla para que confiara en ellos terminó por ponerlo tenso a él y mostrarle la realidad, era el futuro de ambas partes, enemigos y aliados.
Keith regreso del comedor directo a su habitación para encontrar a Shiro sentado en su cama mientras miraba la espada morada que tenía envuelta en tela, Keith se tensó pero no corrió a arrebatársela, mientras el mayor no buscara respuestas no se las daría.
—Keith—Se levantó dirigiéndose al paladín rojo tomándolo de la mejilla y besándolo sin más— ¿recuerdas que te dije que si algo me pasara tú tomarías el mando?
—Pero no te ha pasado nada— mencionó abrazándolo, rodeando su cintura sin dejar que las manos de Shiro se apartaran de su rostro.
—Lo sé— tomando la muñeca derecha de Keith mientras se separaba entregándole la espalda —quiero que termines con esto— mencionó colocando la espada en su corazón— es lo mejor para todos.
—Shiro...
—No te preocupes, está bien, nosotros tenemos otra opción, los Galra no— con esas palabras se refirió claro a que a pesar de que él faltara tendrían un nuevo paladín negro.
—Shiro, no digas eso…
—Es lo mejor para todos — se acercó aún más sintiendo como la punta de la espada se encajaba en su pecho, tan sólo una presión dolorosa que no perforaba su piel. Keith intentó apartarse pero los brazos de Shiro se lo impedían.
Desesperado y con todas sus fuerzas apartó las manos haciendo que la espada cayera al suelo empujando a Shiro a la cama mientras con todas sus fuerzas apretaba los brazos del paladín negro. Las piernas de Shiro colgaban y sus manos se mantenían quietas mientras miraba a Keith.
—No me vuelvas a pedir eso— habló firmemente para después besarlo, mordiendo sus labios de una manera fiera al mismo tiempo que su rodilla, en medio de las piernas del paladín negro, se frotaba en el miembro de este. La reacción de su cuerpo no tardó, sintiendo una nube densa de lujuria atapar sus pensamientos, sus mejillas sonrojándose y sus ojos perderse, no se había dado cuenta Keith por tan perdido que se encontraba en el olor que emanaba de Shiro, pero los ojos de éste cambiaron a un amarillo intenso, sin pupilas, un Galra, su parte omega por fin había salido gracias al llamado del Alfa.
—Shiro... —el paladín negro sonrió de medio lado antes de tomarlo de las mejillas acariciando las mismas.
— Dime Kuron — y lo besó, un beso tan húmedo que sentía la saliva de Keith y la misma resbalar por su barbilla hasta desvanecerse por su cuello.
Al separarse notó no sólo la saliva goteando sino varios hilos de esos fluidos resbalando por su boca hasta que se rompieron. Keith miró fijamente a Shiro /Kuron antes de nueva cuenta agacharse a besarlo pero ahora sus manos recorrían el cuerpo del mayor apretando en unas partes, pellizcando otras y acariciando las sobrantes. Pese a que quería ir lento el más desesperado era el más grande, tanto era su ansiaba que rompió las prendas del menor hasta dejarlo desnudo mientras que por su parte, rompía en donde se necesitaba y eso era su pecho, su miembro y su ano. Hecho aquello se colocó encima del contrario haciendo su mano hacia atrás y comenzó a masajear el miembro del otro tanto con la palma de su mano como también en medio de sus nalgas.
—No tienes que resistir — habló inclinándose para susurrarle en el oído — puedes gemir, yo no te diré nada al respecto — mordió su oreja, al separarse relamió sus labios y volvió a besarlo. Keith quería hacer las cosas bien.
—Si vas a abrirme será con esto, no con otra cosa —declaró acariciando su miembro antes de besar su cuello y comenzar a moverse con tal de que la punta por fin entrara en su interior, algo que Keith se negaba a hacer.
Desesperado por las negativas de Keith, Shiro con todas sus fuerzas lo tomó del cuello, acostándolo mientras se posicionaba encima del aparato del menor, penetrándose de un solo sentón, lo hizo gemir de forma sonora mientras que Keith cerró los ojos abriéndolos casi de inmediato al sentir su pene demasiado húmedo de lo que esperaba, a su juicio tendría que estar completamente seco pero estaba lubricado. No le dio mucha importancia a causa de que Kuron comenzó a moverse con desesperación mientras entre susurros, jadeos y gemidos decía que lo preñara, otra cosa que ignoraba a causa de la atención que el más alto le daba a su aparato.
Intentaron muchas posiciones y ahora en esos momentos Shiro se encontraba en cuatro patas, apretando las sábanas fuerte mientras la cama rechinaba ante sus estocadas, cada vez Kaith estaba más desesperado, más frenético e impaciente por llenarlo y lo hizo, se corrió en el interior del paladín negro notando como la entrada de este lo atraía sin oportunidad que lo sacara hasta que se vaciara por completo.
Cuando lo hizo lentamente salió de él, por parte de Shiro, se dejó caer de manera pesada mientras la saliva salía de su boca abierta.
—¿Shiro? —al darle la vuelta para mirarlo frente a frente, sus ojos habían cambiado nuevamente a unos normales, sin rastro de los peculiares ojos Galra. Se escuchó un pequeño gruñido en respuesta a su llamado —¿Estás bien? —el paladín negro sólo asintió antes de acurrucarse el mismo en la cama. Sonriendo por la acción del líder de Voltron se agachó lo suficiente para besar su nuca y abrazarlo por detrás de su espalda hasta que él también se quedara dormido.
Esa noche ambos vivieron el experimento Kuron pero ninguno se había dado cuenta de ello, los Galra habían creado un nuevo Omega, su último Omega.
Continuará....