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A los pies del heredero. por Cam Rams

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19

 

Tomo su arco y apunto una flecha al pecho de Inu Yasha, sintiendo su pulso temblar… lo bajo… miro entonces a sus hombres. Fuese cual fuera el resultado lucharía hasta su último aliento.

 

Todos los soldados comenzaron a atacar.

Beknu golpeo el suelo agrietándolo y alzo un montículo de tierra que pronto parecía tomar forma de torre estando él en la cima y desde sus faldas lava salía haciendo que todos se alejaran. Inugami dio un paso a él, pero una flecha por poco lo hiere.

Beknu se cubrió haciendo una habitación a su alrededor dejando solo una ventana frente a él, donde solo podría entrar de una persona y él sería capaz de matarla. Un brillo oscuro se vio a su lado y del salió una niña y una mujer. Beknu lanzo una hoja de viento, pero fue absorbida por el espejo.

–No te asustes –dijo la mujer sonriendo –no quiero hacerte daño. Quiero que este bien el dueño de este cuerpo.

–¿Me ayudaras a salvar al amo? –pregunto ilusionado ante la idea.

–Me desharé de tus enemigos para demostrártelo.

La dulce voz de la mujer lo convenció y la miro acercarse a la ventana, miro de reojo a la niña que se quedó a su lado y parecía tenía la mirada vacía.

Deseaba que su amo despertara, él sabría qué hacer.

La niña se puso frente a él mostrándole su propia imagen, los ojos dorados de Inu Yasha parecían intermitentes a unos rojos como los de Beknu y pronto mostro el colapso de ese cuerpo transformándose en un monstruo sin conciencia humana, le estaba mostrando el futuro.

Debía eliminar a todos los enemigos de su amo o su amo… sacudió la cabeza y se levantó. 

Cuando salió Taisho la reconoció enseguida, como muchos de ahí. Inugami la miro con odio infinito. Y cuando vio el espejo del abismo…

–¡¡¡Corran!!! –gritó Inugami pero no había donde hacerlo.

Desde el espejo comenzó a absorber su alrededor otro espejo floto arriba del que sostenía en sus manos Kaguya, y como si se tratara de una especie de campo, el espejo del espacio atrapo a todos los que estaban ahí. Un frío los hacía temblar y las almas una a una comenzaban a salir de sus cuerpos.

Kouga tomo a Miroku y lo alejo de la torre, Byakuya fue lanzado por Naraku con solo un cúbrete la cabeza y cayó al lado de Miroku, Jakotsu era protegido por el pequeño dragón de Banryu. Aun cuando se había visto con su hermano ninguno se acercó al otro y aun si le costaba la vida no iría a molestarlo. Aunque no podía morir… se sonrió ante la idea. Taisho fue dejado por Inugami con Miroku.

–Clava el bastón en el suelo –dijo Inugami y miro a Taisho –. Tus soldados, todos tienen un tótem hecho por ti.

–Sí, esa es una obligación del rey –dijo el rey de Hitit.

–Dame tu tótem –le dijo.

Al tomarlo cortó la palma de Taisho y puso el tótem en la mano.

–Mientras estés aquí y no seas afectado por los espejos ellos tampoco lo serán.

Las palabras de Inugami lo calmaron pero los gritos comenzaron a escucharse.

La piel de Inugami se erizo ante el recuerdo de Inu Yasha masacrando y no estaba errado.

Beknu había saltado desde la torre y a quien le agredía los cortaba y/o atravesaba con sus poderes, bañando la tierra de carmín. Inugami salió a detenerlo…

–Alto –la voz de esa mujer le hervía la sangre –no tan rápido Inugami o esta niña morirá.

–Rin… –salió de su boca, los recuerdos de esa pequeña vinieron a su mente.

Rin sostenía un cuchillo en su garganta que ya comenzaba a sangrar un poco. Por su lado corrió alguien a gran velocidad, como vio a Onigumo y Banryu acatar a esa mujer. Siendo los poderes de los dos espíritus devueltos después de ser absorbidos.

Kouga solo podía retener un poco los ataques de Inu Yasha y de los soldados. Tenía que buscar el momento adecuado para sacar de ahí a Rin.

Beknu trajo agua reviviendo el rio mojando los pies de los soldados e hizo que el agua se alzara empalándolos, pintando el rio de carmín. Kouga fue lanzado a sus pies teniendo perforado el pecho. Miroku corrió gritando su nombre desprotegiendo a los demás.

Jakotsu corrió donde su hermano pidiéndole al pequeño dragón que protegiera a su hermano y Taisho corrió donde estaba Inu Yasha. Banryu y Onigumo seguían tratando de detener a Kaguya.

Miroku puso el bastón encima de Kouga traspasaría parte de su vida, lo iba a salvar sin importar nada más.

Inugami sentía que todo iba en cámara lenta, miro al cielo y suspiro casi sin aliento.

–………

 

Inu Yasha estaba sumido en la oscuridad más profunda. Había matado a Sesshoumaru y a demasiada gente, no deseaba recordar, quería olvidar todo, deseaba volver a su mundo y solo ser una persona más.

–¿Te arrepientes…? –escucho la voz de alguien muy similar a la de él.

Cuando alzó la cara se vio a él mismo en esa oscuridad, un él con cabello oscuro y piel más oscura… pero era él… ambos en cuclillas.        

–Si no hubiera venido él estaría vivo…

–¿Desearías no haberlo conocido?

Los recuerdos vinieron a él.

–Jamás, –no, no se arrepentía de eso –pero… pero…

–Él está vivo –dijo –pero ya no es Sesshoumaru.

–… ¿ya no…? Es Inugami ¿verdad?

Se vio asentir…

–Nosotros –dijo Inu Yasha –¿Qué pasara?

–Somos uno…

–No lo somos –corrigió Inu Yasha –tú, eres Yasha y aun si me das tus recuerdos. Yo seguiré siendo Inu Yasha.

–Mis recuerdos son solo míos…

–Los míos también… no quiero ser tu rencarnación, no lo soy.

–Tus poderes, vienen de mi aprendizaje, pero son tuyos al mejorarlos.

–Yo no tengo…

–Si los tienes –le aseguro Yasha –pero lo siento… no deseo que tú salgas.

Inu Yasha vio como una hoja de viento lo iba a cortar y la detuvo. Agua lo había protegido, a sus pies… el pateo el suelo y detuvo la carrera de Yasha que venía a atacarlo con un temblor. Estacas de agua fueron lanzadas por Yasha y él las disperso con un golpe de viento. Un ataque tras otro se fueron repeliendo.

–¿Qué es lo que quieres? –pregunto Inu Yasha.

–Tuve que dar mi vida para que este mundo siguiera. Si esto iba a pasar de todas maneras debí haber seguido, sin que me importara nadie. Vivir por mí.

–El mayor error de todos es ese… acepte la relación con Kouga, para que no se fuera de mi lado…pero lo termine hiriendo…

Yasha lo ataco y él lo repelió. Choques de poderes destellaron.

–¿Tú qué sabes? –preguntó Yasha.

Una voz susurrante fue escuchada por Inu Yasha.

–Que vivo según mis creencias…

Inu Yasha se detuvo un momento parándose erguido y sonrió.

Miro sus manos a pesar de que ahora sabía lo que había pasado afuera y que de alguna manera el deseo de Sesshoumaru se había cumplido, eso no quitaba el hecho de que sus manos estaban manchadas de sangre. Pero… aun si no lo recordaba muy bien, sabía que fue así. Y solo tenía una cosa por hacer… asumirlo. Buenas o malas decisiones, todas y cada una de ellas lo hacían quien era… no cambiaría su forma de pensar por otros, si no le mostraban que estaba equivocado. No daría su brazo a torcer y no se inclinaría si él no lo deseaba. Ese era él y nadie iba a decidir por él.

 

Una luz cegadora freno los movimientos de todos.

Inugami no había dicho aun el nombre que había venido a su mente y que sus labios solo pudieron con temor modular.

Kaguya se cubrió los ojos, Inugami fue raudo donde Rin siendo detenido por Kaguya. Poniéndose detrás de la niña que movió suavemente el cuchillo provocando que sangrara más.

–¿Qué es lo que quieres? –pregunto Inugami.

–No lo recuerdas –dijo Kaguya –siempre ha sido uno solo mi deseo…

El odio de Inugami creció en su interior. Esa maldita bruja había hecho incontables cosas solo por un absurdo deseo.

Un día fue enviada desde Babil y se transformó en sacerdotisa del templo por voluntad propia… era una joven hermosa que adoraba a la diosa de la luna. Él la conoció cuando se perdió en sus terrenos. Espíritus y bestias se la querían comer. Con solo su presencia hizo que todos se alejaran de ese lugar y le ordeno irse.

Con el tiempo se dio cuenta que esa joven estaba obsesionada por el poder… aun si él solo la ignoraba ella seguía yendo y pidiéndole le enseñara.

Un día después de la junta que hacía con Izayoi esa mujer apareció… solo tapada con velos a la luz de la luna. Fácilmente para un humano la podría confundir con una diosa, pero él solo vio una mujer cualquiera… y escucho de esos labios algo que solo era una estupidez para él.

Y al parecer, después de tantos años seguía con el mismo absurdo deseo.

–Si ya eres lo suficientemente poderosa ¿para qué…?

–Porque tu poder es mayor… si obtengo tus poderes seré como una diosa y nadie…

–Tonterías –dijo cortándole las palabras –Rin –llamo a la niña –no sea una molestia, tu madre jamás lo fue.

De los ojos de la niña cayeron lágrimas y su mano tembló, pero de un movimiento rápido ataco a Kaguya cortándole levemente la mano.

–Impertinente –la empujo lejos de ella haciéndola caer de la torre.

Inugami fue por ella trayéndola a su lado. Teniéndola en brazos vio que la niña lloraba casi sin emociones, puso su mano en los ojos de Rin e hizo que cerrara los ojos haciéndola dormir. La dejo junto a Jakotsu, que discutía con Byakuya, y el menor se alejó de él.

–Cuídala –le dijo y se fue.

–Estos hombres solo saben ordenar –dijo con molestia.

Mirando a la niña que aun lloraba en sus sueños y a quien estaba frente a la torre. Sus ojos se perdían en aquel dragón… la luz cegadora había amainado y el ave estaba volando arriba de quien estuviera en ese cuerpo y sostenía a Taisho.

Taisho había corrido donde estaba Inu Yasha haría que se detuviera aun si debía matarlo junto a él. Cuando estuvo cerca y fue visto por Beknu Taisho saco su espada, desvió una flecha…

–¡Despierta de una vez, chiquillo ¿dónde está tu orgullo?! –gritó mientras corría él.

Viendo las estacas siendo lanzadas. Taisho lanzo su espada cuando el resplandor lo segó y sintió fue atravesado por las estacas.

–…Inu Yasha… –dijo Taisho viendo la silueta de quien se acercaba.

Las estacas se deshicieron y su cuerpo colapso siendo sostenido. Al ver los ojos de quien lo sostenía sonrió.

–…bienve…nido Inu Yasha…

–He vuelto, padre –dijo al tener los recuerdos de Yasha y lo que había escuchado.

Lo sabía, pero la idea de ser hermano de Sesshoumaru lo había cegado, no lo iba a aceptar, pero era así… ese hombre era el hombre que su madre había amado hasta su último día.

–No merezco… que me llames así… yo…–la voz de Taisho demostraba lo mal herido que estaba.

–Mi madre, aun si jamás me dijo tu nombre, me hablaba de ti… ella te amo hasta el final…

–… si no… hubiera… sido tan siego…

–Ya no importa… padre… perdón…

La voz de Inu Yasha tembló, las prendas de Taisho se volvían cada vez más rojas, tan rápido como su rostro palidecía perdiendo a cada latido la vida.

Beknu los protegía y no se había preocupado de lo que pasaba realmente a su alrededor… los soldados habían comenzado a combatir entre ellos.

–Inu Yasha… esto es lo único que puedo hacer por ti… vive. Hijo de Izayoi, príncipe de Egit y Hitit… mi hijo… vive…

–Lo haré –dijo apretando la mano de su padre.

La imagen de cuando lo vio por primera vez vino a su cabeza, como las de las demás ocasiones, sin importar si él no lo había conocido, podía saber que era un buen padre pues Sesshoumaru lo respetaba y era, a pesar de que en un comienzo lo odiaba, era justo…

Los ojos de Taisho se apagaron de toda luz. Inu Yasha cerró los ojos de su padre.

–…descansa padre –dijo y miro a Beknu –protégelo.

Lo recostó y vio lo que estaba pasando, la vista paro en donde estaba Inugami, tomo la espada de su padre. Cuando estaba en la disputa con Yasha había podido escuchar la voz de Taisho y había sido eso lo que lo hizo pararse erguido, si no se había arrodillado frente a su padre rey, porqué lo haría ante el destino. Apretó la empuñadura y corrió.

Estando cerca de Onigumo le gritó:

–Onigumo lanza fuego.

Naraku lo miro sin poder saber realmente quien era hasta que escucho:

–¿Qué esperas? ¡Ahora estúpido rey!

Era Inu Yasha, lanzo una llamarada y vio a Inu Yasha blandir la espada el viento alimento el fuego haciendo una llamarada tan grande como la misma torre incendiándose.

Kaguya uso el espejo de abismo para absorber el fuego.

–Ban… –miro al dragón –lanza estacas de agua…

–¿Por qué te tengo que escuchar a ti?

–Porque de lo contrario vamos a morir, idiota –dijo enardecido.

–Maldición, después voy a arreglar cuentas contigo –reclamo.

Las estacas fueron lanzadas con rapidez, y Kaguya las detuvo con el espejo del espacio. Inu Yasha mientras eso pasaba rasgo la tierra.

–Ban continúa lanzando.

–No me des órdenes –advirtió pero siguió haciéndolo.

–Onigumo, quema la tierra y no dejes que la torre se apague.

Onigumo solo suspiro viéndolo irse.

Inugami vio como corría a él, quedando a unos metros…

–Sé que los estas manteniendo lejos con tu viento –le dijo Inu Yasha.

La mirada de quien vino cerca de él le dijo de quién se trataba. Era cierto que estaba alejando a los soldados con su viento, pero, no se había acercado a ellos por un miedo… no quería saber que consciencia había surgido aun cuando él mismo había susurrado el nombre de uno en su mente…

–¿Puedes quitar el oxígeno de las cosas u otros elementos?   

–El… oxigeno… –dijo mirando con extrañeza a quien le hablaba, sin duda era Inu Yasha.

–Son pequeñas partes de aíre en los otros elementos…

–Sí… –dijo Inugami con tono serio.

Inu Yasha lo miro caminar a donde él había apuntado… de alguna manera era diferente a Sesshoumaru, aun si la apariencia era la misma, pero en aquella mirada, parecía haber un abismo. Cuando llegaron al lado de los espíritus que trabajaban para mantener a raya a Kaguya. Inu Yasha apunto la tierra que Onigumo estaba quemando.

Inugami puso la mano frente del fuego con la palma abierta y la subió cerrándola, el fuego se apagó y entre la tierra quemada se veía destellos. Inu Yasha sonrió y silbó. La pantera apareció ante él. Subió a su lomo acariciándola susurro su nombre antes de hacer que retrocediera ante la vista de los espíritus.

Byakuya estaba revisando a Shippo y lo ayudo comenzando a darle un poco de su energía. Si lo ayudaba, ese zorro le daría un conocimiento o un poder… deseaba ver el pasado de las personas, si podía saber que los hería, él se podría proteger.

Kaguya luchaba contra las estacas y el fuego. Lo que antes le había sido tan fácil ahora era un dolor de cabeza. Antes los dos espíritus habían luchado por separado pero ahora lo hacían juntos, el control del espacio se había perdido. Todo era culpa de ese maldito mocoso, aquel hijo de Izayoi.

Inu Yasha galopo hacia la tierra quemada y rasguño la tierra con la espada de su padre. Voló hacia donde estaba Kaguya dejando un camino brillante desde la punta de la espada. Ante la vista de los espíritus los brillos comenzaron a reunirse en la espada volviéndose cristales y cada vez más grandes…

Kaguya lo vio y cuando blandió la espada, un grupo de lanzas de diamantes fueron proyectadas hacia ella. Puso frente de ella el espejo del tiempo frenando el ataque… roció de su sangre en las lanzas y las devolvió.

Inugami de un movimiento rápido saco a Inu Yasha de ahí mientras se escuchaba el grito de los otros espíritus. Al caer al suelo los ojos de los dos se encontraron, la mirada de Inugami se suavizo, pero alejo la mirada, pero sin soltarlo.

–Estoy bien, suéltame –le dijo Inu Yasha.

Los brazos de Inugami se alejaron de él dándose la vuelta. Una palmada en su espalda hizo que le ardiera mirando a quien le había pegado. Inu Yasha sonreía.

–Es mejor que dejes de pensar, tu cerebro no lo va a aguantar.

–Tú –dijo con enfado.

–Yo… algo no cambio en nada, eres un idiota –el entre cejo de Inugami se frunció.

–Inu Yasha –dijo con enfado.

–Bien, al menos recuerdas mi nombre –la mirada de desafío en Inu Yasha lo calló –no voy a dejar que esa infeliz se salga con la suya…

Inugami lo vio correr, una sonrisa apareció en sus labios.

–¡¡Una vez más!!

Kaguya al ver como se acercaba susurro un hechizo y lanzo gotas de su sangre, arremolinándose se transformaron en cientos de dardos de sangre.

Banryu y Onigumo estaban ocupados deteniendo a los espejos de esa bruja, que comenzaron a tomar forma humanoide con la apariencia de Kaguya y se lanzaron al ataque contra ellos. Alejándolos de la torre.

Inugami fue donde Inu Yasha, pero en el mismo momento que llegó a su lado una pared de tierra fue erguida frente a ellos, deteniendo los dardos.

Inu Yasha vio a su otro lado a Kouga.

–Kouga –dijo aliviado.

–Esto es lo último que haré por ti Inu Yasha –dijo sin mirarlo con tono serio, pero con un matiz triste –una vez más yo te limpiare el camino –miro a Inugami –me importa una mierda quien seas, pero si no lo proteges ahora te voy a matar. Todo esto por no saber tomar decisiones siendo honesto contigo mismo… eres solo un maldito crio… –gruño y corrió hacia Kaguya.

Inu Yasha estaba con los ojos abiertos de par en par, volteo donde Inugami viendo que este parecía molesto, pero al tiempo pensativo.

–Vamos –fue todo lo que dijo antes de comenzar a caminar derrumbando la pared de tierra.

Estaba más que enfadado.

No le pudo refutar a ese lobo estúpido y eso ya lo cabreaba.

Kouga lanzaba y esquivaba lanzas que tiraba Kaguya. Cuando vio a Inugami tenía a Inu Yasha en brazos su pecho se estrujo pero solo apretó los dientes. Hizo que de la torre estacas salieras estacas con el deseo de perforarla, sin embargo sabía que no sería tan fácil, así que opto por ser solo el paso para que no pudiera detener el ataque de Inu Yasha.

Banryu luchaba contra el espejo. No sería un oponente digno, pero estando así de lastimado era difícil seguir el ritmo y más al seguir siendo herido.

Onigumo estaba en lo mismo cuando vio gruyas incendiadas ir hacia el espejo. Al buscar al dueño se dio cuenta que era el niño que había lanzado antes.

–¿Cómo usas fuego siendo agua?

–Aprendo… –fue lo único que dijo.

Naraku sonrió a tan simple respuesta y siguió con el ataque.

Kaguya al detener las lanzas de tierra por poco no logra escapar de las estacas. Saltó de la torre que ahora era un cumulo de estacas. Usando el espejo del tiempo detuvo su caída. Parada en el espejo flotaba en el aire. No vio cuando Inu Yasha llego siendo sujetado por Inugami a unos metros de ella.

Inu Yasha blandió la espada lanzando las lanzas.

Kaguya lanzo cientos de dardos, pero un fuerte viento hizo que sus dardos y las lanzas de diamantes atravesarán su cuerpo.

Las figuras humanoides de los espejos explotaron.

Naraku tomo con sus telas de araña a Byakuya y lo cubrió a pesar de los dolores que le daba tenerlo cerca. Byakuya al darse cuenta hizo que su cuerpo desprendiera calor haciendo que el dolor de Onigumo fuese más leve. Los ojos de Byakuya se quedaron mirando los rojos del espíritu.

–Intentaste regresarle la vida a alguien y el cielo te castigo ¿verdad?

Onigumo lo soltó. Cuantos milenios habían pasado desde que lo había hecho. Ese tipo de conocimientos él mismo lo había destruido después de lo que había pasado. El destino solo se puede cambiar cuando están vivos o destruirás el alma de la persona y jamás volverá a ti… ¿Por qué ese niño lo sabía?

–Puedo ver vestigios del pasado de las personas al ver sus ojos –había sido el regalo de Shippo por ayudarlo, pero no le dejaba ver todo solo remanentes de recuerdos.

Ese mocoso era realmente un dolor de cabeza, se dio la vuelta y se iba a alejar de él. No le agradaba ni un poco.

Banryu estaba demasiado lastimado y había perdido demasiada sangre como para alzar el vuelo con ese enorme cuerpo.

–Ban –escucho viendo innumerables destellos.

La espada de Jakotsu había desviado todos los fragmentos o eso creyó. Uno estaba atravesando el pecho de Jakotsu.

–… eso… duele…

Banryu vio como el cuerpo de Jakotsu perdía el equilibrio y deseo sostenerlo. No se percató cómo, pero estaba en su cuerpo humano sujetándolo y ayudándolo a sentarse en el suelo sin dejar de sostenerlo. Saco el fragmento para que su herida se curara.

Jakotsu aun sonreía como siempre. Al ser quitado el fragmento un bocado de sangre fue escupido. Su vista se comenzó a nublar… al parecer era el fin…

–…¿estás… bien?… Ban… –le preguntó a Banryu.

La herida no paraba de sangrar y no se curaba.

–¿Qué está pasando? ¿Por qué no se cierra? –dijo comenzando a desesperarse.

Apretó la herida con una mano y rogaba se cerrara la herida, pero no lo hacía.

–Ban…

–Silencio déjame pensar –dijo tratando de saber qué hacer, pero su cabeza estaba en caos. No sabía qué hacer, no entendía por qué su cuerpo temblaba o porqué le estaba costando respirar… con odio por no poder pensar y solo podía ver la sonrisa de Jakotsu a quien sus pestañas temblaban y su respiración era errática. Su propia mano estaba empapada. ¿Qué debía hacer? Quiso gritar pero no fue capaz de hacerlo.

–Ban… no viviré…

–Cállate –lo regaño.

–… moriré… por la persona… que robo mi… corazón –la mano de Jakotsu acaricio la mano de Banryu –por ti… Ban… –su sonrisa se hizo más amplia antes de que sus ojos se cerraran y la mano se le fuera deslizando siendo sostenido por la de Banryu que contuvo la respiración un instante…

–J…Jak…Jak… hey, Jak… –lo movió una y otra vez, pero ya no reaccionaba. Lo abrazo con fuerza –Jakotsu despierta… mocoso irritante despierta, te dije que no podías herirte –su voz se escuchó presionada.

Sus ojos los sintió calientes y gotas comenzaron a caer… 

El cuerpo de Kaguya comenzó a caer… su vista se perdió en el cielo y miles de imágenes pasaron por su cabeza. Cuando llego a ese país se había jurado ser la reina, y lo había logrado ¿Qué había estado buscando hasta ahora? La imagen de Inugami cuando le ordeno se fuera de ese lugar. Esa imagen altiva, arrogante e inalcanzable que le daba ese poder más allá del humano, junto con esa hermosura digna de la que se había enamorado y deseaba solo fuera suyo.

Hizo tantas cosas tratando de conseguirlo, incluso se había humillado ante el zorro para que le contara de la debilidad de ese espíritu conociendo así ese hechizo que parecía más un poema de amor… trato de seducirlo y enamorarlo pero nada funciono… entonces engaño a Izayoi, pero él hizo que escapara, y cuando despertó como Sesshoumaru no hizo más que despreciarla aun cuando trato de que la quisiera.

“Ah, si no te hubiera conocido…” pensó teniendo en su mente a Inugami y cerró los ojos.

El impacto hizo que su sangre salpicara y se derramara en la tierra. 

Inu Yasha fue dejado en el suelo por Inugami. Todo parecía que había terminado… los espejos cayeron sin romperse.

–Esto aun no termina –dijo la voz de Inu Yasha.

Kirara trajo a él los espejos… y él los tomo.

–Si Yasha no los hubiera creado –dijo mirándolos –como sea…

Se subió en Kirara y miro a Inugami.

–Inugami quita la restricción.

–Debería enseñarte a pedir las cosas –dijo Inugami.

–No soy obediente y jamás lo seré, no si no quiero hacerlo Inugami.

La mano de Inugami se alzó moviéndose solo un poco e hizo que la restricción desapareciera. Inu Yasha voló arriba de los cuerpos. Esa imagen era la más horrible que había visto. Soldados aun deseaban luchar, vio a Miroku sostener el cuerpo de Takemaru entremedio de los demás cuerpos y Banryu sostenía el de Jakotsu. El rio estaba cubierto de sangre… el cielo aun parecía que no había amanecido por completo. Era como si el tiempo se hubiera detenido.

Lanzo los espejos arriba de su cabeza.

Aun si deseaba decir que no tenía nada que ver con Yasha sonrió pues era sus conocimientos lo que estaba usando al menos ahora.

Los espejos comenzaron a girar arriba de su cabeza.

–…todo el dolor, todas las lágrimas que causaron… uno tras otro devuelvan lo que quitaron, devuelvan el aliento y el tiempo que les pertenecen…

Todos miraron a Inu Yasha que estaba de pie en el lomo de Kirara.

Los espejos se pusieron a su espalda iluminándolo. Beknu sobre voló parándose en su brazo e hizo que con su viento los cuerpos se elevaran.

Miroku no quiso soltar el cuerpo de Takemaru, pero la fuerza del viento era mayor.

Banryu no lo soltó hasta que vio a Inu Yasha lo dejo ir.

Cuando los cuerpos estuvieron frente a Inu Yasha…

–¡Despierten! –ordeno y desde los espejos cientos de luces salieron golpeando a los cuerpos y de los ojos de Inu Yasha cayeron lágrimas de sangre.

Comenzando a bajar los cuerpos, cuando tocaron el suelo cayeron de rodillas tosiendo.

Miroku se acercó a Takemaru que al verlo sonreír él se la devolvió.

Banryu corrió a donde Jakotsu sosteniéndolo antes de que tocara el suelo. Se hinco junto con él. Escuchándolo y viéndolo toser, sonriendo ampliamente aliviado lo abrazó.

–…voy a morir –dijo Jakotsu por la fuerza ejercida –Ban… –lo abrazó también al sentirlo temblar –estoy de vuelta –susurro sintiendo que el abrazo lo estrechaba un poco más… si ese abrazo se seguía apretando estaba seguro que volvería a morir.  

–Todas las vidas que fueron arrebatadas por los espejos fueron devueltas –una luz pequeña estaba a su lado –ve Rin –susurro y la luz se fue al cuerpo de la niña.

Todos miraban a quien estaba descendiendo en el lomo de Kirara y que bajo a penas toco suelo entre los espíritus. Pasó a delante de ellos e hizo que Beknu se hiciera para atrás.

–Sé muy bien las cosas que he hecho… y no puedo devolver la vida de los que estas manos han quitado –señalo –no voy a rogar perdón, porque jamás voy a olvidar esta sensación por lo que he hecho. No estaba consciente, pero no es excusa, soy responsable de mí mismo. Y quien desee venir por mí, adelante, pero se los advierto… no moriré hasta que yo lo decida. Aun si yo no iré en contra de nadie, si me defenderé y estas cosas… –dijo mostrando los espejos y sonrió.

–Espera –lo detuvo Inugami –con uno de ellos puedes regresar a…

Sin ser capaz de terminar vio como los espejos de destruyeron. Las mejillas manchadas del rastro de aquellas lágrimas carmesí que seguían cayendo le mostro su decisión.

–Me quedare a enmendar.

La sonrisa que todos vieron fue una sincera. Inu Yasha con un movimiento de mano derrumbo la torre de tierra. Hizo que el agua se elevara y quito la sangre dejándola caer en las llamas apagándolas, el vapor fue bajado y humedeció el suelo. Inu Yasha comenzó a caminar y hierba comenzó a crecer, el rio ahora estaba limpio y resplandecía fue donde el cuerpo de Kaguya.

–Ella hizo que tu madre fuera tratada como una traidora –escucho la voz de Byakuya.

–Aun no entiendo qué quieres…

–Derrumbar aquellos que destruyeron a mi familia. Y vivir en paz…

–Ya no queda nadie…

–Solo sus descendientes…

–Entonces tienes deudas de sangre que pagar también, ¿no? Príncipe de los asesinos del desierto. Tu gente mato mucho…

–…eso… es cierto… supongo…

–¿Por qué no buscas un lugar donde vivir en paz ahora? –dijo tocando el cuerpo e hizo que la tierra la comenzara a tragar haciendo que la hierba comience a crecer ahí.

Byakuya solo lo miró con asombro. Él hubiera colgado el cuerpo hasta que se pudriera por lo que le hizo a su madre.

–No caeré en el juego del odio en alguien que ya está muerto. Y mi madre… ella solo quería que yo estuviera bien. Estas son las tierras de mi madre… y esta mujer solo quedara en el olvido –dijo sonriendo y siguió caminando.

Byakuya miro el lugar donde estaba Kaguya, a donde estaba Inugami… ese ya no era Sesshoumaru… miro donde estaba su hermano y se dio cuenta que lo estaba viendo y que bajo la vista apenas lo vio. Algunas cosas cuestan más, se dijo desviando la mirada con enfado. Y encontró la mirada de Onigumo perdida en la espalda de Inu Yasha. Lo que había visto era a ese espíritu llorar sosteniendo el cuerpo de una mujer, pero por sus vestimentas era más antigua que el príncipe de Egit…

La mirada de Onigumo se desvió chocando con la de él, pero frunció al verlo antes de caminar hacia otro lado, una risita salió de los labios de Byakuya. Ese espíritu era interesante.

–Hey, Onigumo Naraku –dijo alzando la mano.

Naraku camino con más velocidad, pero de alguna manera no demasiada.

Inu Yasha sostuvo el cuerpo de Taisho hizo que este fuera alzado con el viento y con una brisa expandió el prado. Los cuerpos fueron tomados por la tierra e innumerables flores crecieron como si adornaran las tumbas de los soldados que habían muerto por sus manos y por la batalla que habían comenzado ellos mismos.

–Lo siento.

Detrás de él estaba Inugami.

–Deja de usar tu poder así…

Las lágrimas de sangre de  Inu Yasha hacían que las plantas tuvieran un color más vivo aun.

–Es todo lo que puedo hacer por los que murieron por mis manos. Voy a estar bien.

Recostó el cuerpo de su padre y vio a las personas.

–Soy Inu Yasha. Hijo de la princesa Izayoi y del rey Taisho. Mis manos están manchadas de sangre y por eso no dejare que este mundo muera mientras yo siga con vida.

La mirada con decisión y ese orgullo digno de un príncipe. El día había llegado… o él lo había hecho llegar… pensó Inugami sonriendo y se arrodillo ante Inu Yasha sorprendiéndolo.

–Mientras hagas bien a este mundo te seguiré –le dio su palabra.

–No te adelantes –dijo Bankotsu arrodillándose –tienes mi ayuda.

–¿Quien decía que no deseaba a este chico? –le recordó Onigumo a Banryu que chisto como respuesta. Onigumo se arrodillo –estoy en tus manos Inu Yasha –y sus soldados se arrodillaron con su rey.

–Tengo que decir algo igual que estos tontos –dijo Kouga arrodillándose.

–Si no harás daño a los otros países… –comenzó a decir Miroku.

–No tengo país… solo un mundo –le sonrió y de alguna manera al ver esa sonrisa entendió un poco a Kouga… pura y sin engaños.

Miroku se arrodillo ante él lo que hizo que sus hombres se arrodillaran también.

Kirara y Beknu también…

Inu Yasha miro a todos y sonrió. Los objetos se pusieron frente a los espíritus y de él.

–No los haré jurarme lealtad. Son libres –dijo Inu Yasha –esos son recuerdos de su amigo y querido Yasha… yo solo soy Inu Yasha…

Inugami sostuvo la corona y la presento ante los demás que miraban estando arrodillados y volvió a mirar a Inu Yasha.

–Eres el heredero de este mundo. Quien debe gobernarnos a nosotros los espíritus… pues nosotros olvidamos retener a los humanos, por eso… gobiérnanos, heredero Inu Yasha.

Inu Yasha estaba más que sorprendido, bajo un poco la cabeza sintiendo la corona hecha de la rama enjoyada. Pero sintió una brisa y su cabeza despejada. Los rastros de lágrimas desaparecieron. Inugami miro con sorpresa como la corona desaparecía y se formaba una que parecía hecha de piedras preciosas… cuando vio los ojos de Inu Yasha sintió su pecho agitarse… hermoso… no le importaba solo ser un súbdito si así podía estar a su lado…

Inu Yasha lo vio sonreír, teniendo la mirada que hubieron veces que pudo ver en Sesshoumaru.

–Sessh… –lo vio arrodillarse.

–Quien diría que sería yo quien me arrodillaría ante ti y no como lo deseaba en un comienzo.

–Sesshoumaru –le tembló la voz…

–Así me puedes llamar… pero tampoco está mal Inugami. Ambos soy yo…

–Lamento decir que en mí no es así.

–Lo sé…

Kirara se acercó e Inu Yasha se subió a ella. La expresión de esa cara, le había dolido. Aun si había sonreído sus ojos estaban tristes. Alzo el vuelo y se fue del lugar.

No le pediría a Kouga que lo siguiera, porque le había dicho que era lo último que haría por él.

 

Inugami solo lo pudo ver como se iba en la dirección contraria a donde él tenía que ir. La gente comenzó a irse. Era sorprendente, no sabía cuántas veces había visto que los humanos hacían guerras en las cuales las tierras eran bañadas por la sangre de ellos mismos y los cuerpos parecían florecer tapando la tierra, para luego solo irse como si nada dejando atrás todo eso feo que no deseaban ver. Hoy la guerra había bañado la tierra y los cuerpos también habían tapado el suelo, pero aunque se estaban yendo, lo hacían paulatinamente y detrás dejaban aquel hermoso paisaje y con el juramento de que su mundo sería cuidado… por aquel que heredo la responsabilidad que Yasha adquirió, pero al ser de un país, su hermano que antes lo amo, con el tiempo lo envidio. Si no pertenecía a un país, nadie iría por él… los vigilaría, pero parecía que ya no lo tendría a su lado… y su deber no le permitía ir tras él.

Egit ahora sería reconocida como la tierra del gobernante de los espíritus…

 

Cuando llegaron Inugami y los hombres de Taisho y Rin, se encontraron con los senadores muertos y en el trono sentado se encontraba Akago sosteniendo una espada ensangrentada.

–Te saludo, Sesshoumaru.

–Akago… ¿Qué ocurrió? –dijo viendo sus hombres estar ahí también.

–Descubrieron a Hakudoshi y lo querían matar. Él no está en estos momentos para pelear siquiera.

La frialdad de la voz de Akago no era la misma que estaba acostumbrado a escuchar. Rin fue donde él y lo abrazo sin ningún aviso haciéndolo saltar.

–Nosotros te ayudaremos no te preocupes. Nosotros estaremos contigo Akago.

El joven príncipe no pudo evitar ceder a la calidez de los brazos y voz de Rin dejando que sus ojos se desahogaran.

Hakudoshi apenas llego le dijo que su madre había raptado a Rin y que se la había llevado para tratar de usarla para tener a Sesshoumaru. Si él estaba ahí entonces su madre estaba muerta, y si su padre tampoco estaba solo significaba que también había muerto. A pesar de que su madre había hecho pasar a esa niña tantas cosas malas y de sus propios malos tratos, le brindaba tal calidez.

El rostro de Hakudoshi cuando le conto era de enojo, él quería a esa niña y podía entender ahora el porqué. Sin embargo, también sabía que ni esos brazos podrían aliviar el dolor de su hermano, el terror que notó cuando vio el cuerpo de Kohaku aun lo estremecía… solo le pudo decir que le salvo la vida a él.

Inugami se encamino dónde estaba Hakudoshi escuchando lo que había pasado. El cuerpo de Kanna y de Kageromaru. Todo lo viejo de ese país había muerto.

La puerta frente a él fue abierta y lo anunciaron.

Entro viendo a Hakudoshi hincado en el suelo tomando la mano de quien luchaba por respirar. Inugami sintió una clavada en su espalda junto con un pequeño empujón. Los soldados iban a entrar pero él alzo la mano deteniéndolos.

–¡¡Todo esto es por tú culpa!!¡¿Por qué tuviste que ir con ese sujeto?! ¡¿Por qué tenías que ir?! ¡¡Si no hubieras ido mi hermano…!! Mi hermano… –cayó sobre sus rodillas sosteniendo la daga y soltando el llanto.

Los médicos habían dicho que no podían hacer nada. Y Hakudoshi se había negado a que lo trataran a él.

Su espalda quemada había borrado la marca de nacimiento.

–Algunos destinos no se pueden cambiar –sonrió Inugami.

–No lo acepto –dijo Hakudoshi sin soltar la mano de quien luchaba por vivir.

–¿Qué estás dispuesto a hacer por él?

–¡¡Todo!! –declaro en un gritó mirando a quien le pregunto.

Había una opción para que Hakudoshi salvara a ese chico, pero significaba un castigo para el espíritu que rompiera esta regla de cambiar el destino de un humano…

Fuese bendición o maldición, Hakudoshi lo acepto. Cuando escucho a Sesshoumaru entendió que realmente era el espíritu del viento y ahora entendía muchas cosas de ese príncipe.

 

Habían pasado casi cuatro meses desde que se convirtió en el heredero de… ese mundo… era el heredero de Yasha y lo había aceptado, pero lo haría a su manera, si no pasaba y no tenía demasiado contacto con los espíritus, más que el necesario e ir viendo cómo van las cosas, ningún país pensara que él tiene semejante control sobre los espíritus. Cuando les dijo que eran libres se los dio a entender. No haría lo que Yasha había hecho.

Inu Yasha estaba entrando en la mansión que Shippo le había hecho. Todavía había poderes que no sabía manejar. Fue a Minni y ayudo con lo que había hecho él y Yasha.

Se enteró de que Onigumo había matado a Rasetsu antes de llegar a sus tierras siquiera.

 Aun si no podía recuperar las vidas tomadas, pero ayudo a reconstruir el país. Aunque al parecer Naraku se había conseguido alguien que lo seguía y lo ayudaba, aun cuando escucho más de una vez gritar a Onigumo decirle que se largara o vio… como trataba de tomarlo para castigarlo, según la ley de Minni, pero era… escurridizo… y jamás podía atraparlo. Entre los tres, de alguna manera, levantaron la ciudad. Y a los pies de la ciudad Inu Yasha hizo un prado y un poco más allá un rio, que le pidió a Byakuya cuidara para que no se secara. Mientras ese rio viva, las plantas también lo harían.

Algunas personas aun lo miraban con temor, pero no se podía evitar.

Fue a Babil y Kouga lo reprendió por haberse ido sin decirle nada. Kouga le contó que su vida estaba ligada a la de Miroku y por eso no podía ir con él. Mientras Miroku viviera él lo haría. Le dijo que entonces lo cuidara, el nerviosismo de su amigo le dijo que al parecer le gustaba ese príncipe.

–No me mal interpretes –le dijo Kouga –yo… solo no sé…

–Te gustamos los dos, pero hay algo que es diferente –dijo Inu Yasha.

–¿Desde cuándo sabes de estas cosas?

–No sé –dijo en una pequeña risa.

Inu Yasha conocía esa confusión, pero a diferencia de Kouga, ahora que sabía bien lo que sentía, ya no había nadie para él.  

Miroku estaba ahora en el trono, Jakotsu le conto todo los planes que tenía Setsuna para obtener los poderes del sacerdote de los espíritus para así hacerse de los otros países y eliminar a Miroku. Tras un juicio con el senado la condena por la traición fue la muerte para todos los implicados, Miroku quiso tratar de salvar a Takemaru, pero Takemaru se suicidó antes de que dijera algo para que él estuviera a salvo de los rumores de usurpación.   

Banryu paseaba a menudo por la ciudad junto con su oráculo. Aunque más que oráculo parecía su amado. No permitía que nadie se le acercara a Jakotsu y se había convertido en un sobre protector. Cuando vio a Inu Yasha, lo abrazo sin aviso y le dijo que ahora entendía su verdad y era honesto.

Se veían felices y más cuando le dijo a Jakotsu que su hermano era feliz molestando a Onigumo.

–Tu hermano tiene agallas –comento Bankotsu.

–Claro es mi hermano –dijo feliz de saberlo libre para hacer lo que él deseara.

Cuando fue a Hitit. Akago estaba discutiendo con Rin, por lo que parecía un arreglo a las finanzas del país. Estaba tan absorto que no escucharon al chambelán que anuncio a Inu Yasha. El ver a Rin así le alegraba, era digna hija de su padre.  

La tierra ya estaba mejor. Aunque también seguían haciendo aparte la tierra como él les había enseñado y la querían usar para hacer terrazas en algunos edificios.

Al parecer según estaban hablando en ese tiempo se habían acercado bastante. Pero más que cualquier cosa se la pasaban discutiendo y Rin lo frenaba cada vez que según ella él daría un castigo demasiado desalmado. No se sabía si Rin era la que ocuparía el puesto de reina, pero Akago siempre terminaba cediendo si veía que ella encontraba un punto en lo que decía. A la vista de Inu Yasha, las peleas eran una forma en la que Akago le estaba enseñando a Rin a dar una solución adecuada y no solo algo que beneficie temporalmente a los plebeyos.

Pero algo era extraño para Inu Yasha, siendo que el espíritu del viento había vuelto ¿Por qué la tierra parecía recuperarse tan lentamente?

La capa roja estaba en los hombros de Hakudoshi.

Cuando lo vio voltear a él el aire se sintió pesado. Los ojos de Hakudoshi se habían vuelto azules.

Le contaron… Inugami le transfirió sus poderes a él, para que pudiera ligar su vida con el sacerdote que el escogiera, Kohaku hizo una reverencia, al venir con Sango trayendo ropas en sus manos.

–¿Y qué paso con Sessh… digo con Inugami? –preguntó.

–Fue castigado… no sé debe hacer esto, pero él lo hizo. No sé cuál es el castigo realmente… solo sé que no podrá ascender, pero no sé qué significa –dijo Hakudoshi.

Inu Yasha sintió su piso temblar, escucho la voz de Kohaku disculparse y lo mismo de Sango, pero él solo negó. No era culpa de nadie, fue la decisión de Inugami…

Hakudoshi le explico que aunque tenía los poderes de Inugami no era tan poderoso, pues al parecer la fuerza era por el entrenamiento y más aun todavía no sabía cómo controlarlo del todo, provocando accidentalmente vendavales solo por levantar el brazo eso había pasado poco antes de que él llegara al antiguo palacio de Sesshoumaru.

Cuando logro que Hakudoshi dominara un poco el control del viento él volvió.

Había ido muchas veces a la torre quemada, con la esperanza de ver a Inugami pero no encontró nada.

Entro junto a Kirara. Acariciándola… ahora que sabía que todos estaban bien… la imagen de Sesshoumaru no se iba de su mente. Ya no era necesario que fuera a los países, a no ser que algo pasara.

Shippo le sirvió vino y lo vio salir mientras él le decía lo que haría para comer.

Inu Yasha vio a Beknu volar. La vista de ese lugar realmente le gustaba, era hermoso.

Camino tratando de sacarse la imagen de Sesshoumaru, pero era imposible.

–Este sentimiento era el que Inugami debió haber sentido… –murmuro –Sessh…

Susurro como deseando que por decirlo él apareciera, pero no ocurrió, había imaginado muchas veces que Sesshoumaru volvía o en sueños lo veía para despertar dándose cuenta que no estaba.

La noche llego e Inu Yasha subió al techo viendo la luna azul… aun si tenía que esperar hasta la próxima vida iba a esperar a Sesshoumaru. Era su turno de esperar. Sonrió suspirando.

–Inu Yasha.

Su corazón se paralizo por un momento, de un saltó subió el dueño de esa voz y le sonreía. Dudo si era real o era un juego de su cabeza. Lo vio arrodillarse frente a él… los ojos de Inu Yasha se inundaron.

–Permite a este mortal servirte hasta su muerte.

–¿Qué? ¿Mortal? –pregunto aun aturdido Inu Yasha.

–sí, no podre ascender… jamás me convertiré en un dios, pero qué importa… y mi fuerza no será mayor a la que tengo ahora…

Inu Yasha solo lo escuchaba aturdido de lo que escuchaba.

–Permíteme seguirte heredero de dios.

–¡¿Qué?!

–Sí logras estabilizar este mundo y hacerlo prospero, puedes convertirte en dios, si comienzan a venerarte.

–Yo no…

–Me ofrecí para guiarte… estaré a tus servicios.

Con esa palabras realmente no le importaba nada más, solo que significaba que estaría a su lado.

De un saltó cayó encima de él que logro sujetarlo para que no cayeran del techo.

–Por los dioses –exclamo Sesshoumaru abrazándolo.

–Sessh –dijo en su oído.

Inu Yasha sintió el abrazo más fuerte en él. Alzó el rostro mirando los ojos dorados de Sesshoumaru que le sonreía.

–¿En verdad te quedaras? –pregunto Inu Yasha.

–Estoy rendido a tus pies… has conmigo lo que desees.

Las mejillas de Inu Yasha se prendieron y quiso alejarse, pero Sesshoumaru alzo una ceja por la reacción de Inu Yasha y lo volteó quedando él arriba de Inu Yasha.

–¿Qué estas…?

–No lo había dicho con esa intención, pero también estoy dispuesto a lo que desee mi señor –dijo de manera juguetona.

–Sal… salte de encima –le dijo Inu Yasha rojo como un tomate.

Sesshoumaru lo hizo e Inu Yasha quedo con una sensación de desconformidad.

–No quiero un sirviente Sesshoumaru. Eres libre de hacer lo que quieras.

Sesshoumaru sonrió estaban sentados en el techo. Tomo la mano de Inu Yasha y la beso.

–Lo estoy haciendo.

–¿En serio?

Sesshoumaru se acercó a él y lo beso suavemente.

–sí.

La mano de Inu Yasha tomo la nuca de Sesshoumaru y lo atrajo a él, besándolo y pidiéndole más cercanía.

Fuera una maldición o una bendición Inu Yasha la aceptaba sin ningún remordimiento.

Sesshoumaru recostó a Inu Yasha besándolo con devoción, había caído por completo por ese mocoso testarudo… su único señor y dios.

Shippo salió a llamar a su señor escuchando unos ruiditos, subió volteando de inmediato al ver a su señor siendo besado por quien reconoció de inmediato.

–Lo siento… yo solo venía a decirle que la cena…

Sin saber que decir solo bajo.

Inu Yasha paso toda la cena callado y Sesshoumaru solo sonreía ante lo rojo que estaba Inu Yasha.

Tras la cena, Shippo hizo una reverencia diciendo que la habitación del señor Inu Yasha estaba arreglada.

–Por favor descansen.

Inu Yasha se avergonzó al escucharlo, pero tomo la mano de Sesshoumaru y lo guio, a quien sonreía por eso.

La puerta frente a ellos tenía un perro entre truenos y la sonrisa de Sesshoumaru creció más.

–¿Siempre ha sido así?

–…sí… yo lo pedí.

Sesshoumaru lo abrazo desde atrás haciéndolo suspirar. La mano de Sesshoumaru tomo la de Inu Yasha que estaba abriendo la puerta.

–Inu Yasha… tienes vino…

De alguna manera la pregunta lo desconcertó, ¿Por qué justo ahora quería vino?

–Iré por…

–No –dijo sosteniéndolo.

Sesshoumaru abrió la puerta.

Ambos quedaron paralizados por un momento; Inu Yasha no entendía por qué Shippo había cambiado su habitación así, Sesshoumaru sonrió entrando a Inu Yasha.

Desde el techo colgaban telas rojas. En una mesa licor, dos prendas rojas  y un baño de tina lo suficientemente grande para que entraran dos. Sesshoumaru entendía la indirecta, que iba en línea recta.

–¿Para qué hizo todo esto? –pregunto Inu Yasha.

–¿Esto no te recuerda algo?

–Ahora que lo dices –dijo recordando el incidente de la piedra que quemaron y lo que había pasado en la habitación, a avergonzándose… –la unión ¿no?

–Eso es… también se le dice “matrimonio”

Inu Yasha abrió los ojos por completo mirando a quien estaba a su lado. Él se ¿había casado con Sesshoumaru?

–Esa vez no te pedí tu opinión… ahora puedes rechazarme si lo deseas, pero ¿te casarías conmigo? –le dijo arrodillándose ante él –seré tu siervo hasta mi final aun si me rechazas…

Inu Yasha se encuclillo aun sorprendido mirándolo.

–¿Qué tengo que hacer si quiero casarme contigo? No sé los rituales de aquí –dijo preocupado pero al ver la amplia sonrisa de Sesshoumaru ya no le importo lo perdido que se sentía estaba más allá de la felicidad.

–Lo primero –comenzó a decirle Sesshoumaru –es el baño –lo guio a la tina.

–Como el baño en la laguna… –dijo Inu Yasha.

–Es para limpiar todo pecado anterior… te entregas limpio en cuerpo y alma –explico deslizando la túnica dejándolo con el tapa rabos.

Inu Yasha al ver que Sesshoumaru se iba a quitar la túnica tomo sus manos. Sin una palabra hizo que lo entendiera. Las manos de Inu Yasha deslizaron las ropas dejando que cayeran al suelo.

Sesshoumaru tomo una de las túnicas rojas…

–¿Por qué las túnicas para entrar al baño?

–Para la prosperidad de nuestra unión, para que esta sea pura –le dijo ayudándolo a ponérselo y arreglarlo.

–También me ayudaste en esa ocasión – observo sonriéndole.

–Es la tarea del marido siempre servir a… –dudo si decir “a su mujer”

–Entonces yo también –dijo percatándose de lo que iba a decir.

Tomo la túnica ayudando a un sonriente Sesshoumaru a vestir la túnica roja. Sesshoumaru ayudo a Inu Yasha a entrar y entro el mismo.

No era pequeña, pero tampoco grande, el agua estaba tibia, pero Inu Yasha la calentó un poco más. Sesshoumaru tomó las manos de Inu Yasha y las beso…

–Hay algo que no cambiare de mi juramento principal –dijo perdiéndose en los ojos dorados de Inu Yasha –que estaré contigo hasta mi muerte. Inu Yasha, más que a nadie deseo estar contigo… dejaré todo y más, solo por ti… y te serviré hasta el fin de mis días.

Inu Yasha había querido regañarlo por decir que dejaría todo por él, pero lo había hecho… aun si lo había hecho para que Hakudoshi pudiera estar con Kohaku algo le decía que no era por algo tan noble, al menos no del todo, pues podía ligarles la vida como Miroku y Kouga.

–Estaré a tu lado siempre y no dejare que cometas más errores. Ni que te alejes. Sesshoumaru, te juro… que tendremos difíciles momentos, pero que estaré ahí. Que te enfadaras, pero buscare la forma de acerté reír. Que diré muchas veces tonterías, pero que en algo jamás volveré a mentir… que… te amo y eso no cambiara.

El pecho de Sesshoumaru se frenó de golpe en un momento para luego volver a latir con vigor… lo abrazo abrumado de lo que había escuchado de los labios de ese chico honesto. No diría cosas que no pudiera cumplir.

–Inu Yasha… estás haciendo difícil que siga todo paso a paso –se quejó.

–… ¿no tenía que decir lo que haría?

–Si… solo estoy muy feliz.

–Estás loco –susurro Inu Yasha.

Sesshoumaru salió y ayudo a salir a Inu Yasha, guiándolo a donde estaban los bocadillos y el licor. Sirvió en la copa y dijo:

–Por mis ancestros –y vertió el licor en el suelo frente a él–por tus ancestros –dijo haciendo lo mismo –te serviré para siempre mi amado Inu Yasha –dijo y sirvió en la copa dándole de beber a Inu Yasha.

Inu Yasha tomo el licor y sirvió en la copa… Sesshoumaru lo miraba, no sabía si tenía que al igual que él tirar dos copas antes de darle a beber a él… de alguna manera estaba nervioso, la mano que sostenía la copa fue tomada por Sesshoumaru y la guio a sus labios e inclinándose lo bebió. La seriedad en el semblante de Sesshoumaru asusto por un momento a Inu Yasha. Sesshoumaru recordó la copa que se había roto en aquella ocasión que significaba separación y así había sido. Sesshoumaru básicamente había muerto e Inu Yasha se había perdido, ninguna de las personas que en ese momento estaba… aquellos dos ignorantes de todo, ya no estaban, pero tenía miedo de que pasara lo mismo, así que, dejo caer la copa, si se rompía seria por su descuido y no lo tomaría por el destino.

Antes de que la copa tocara el suelo, dio un paso cerrando el espacio que había entre ellos besando a Inu Yasha y le susurró al oído…

–Solo queda la consumación.

Las mejillas de Inu Yasha hicieron juego con las túnicas.

Las manos de Sesshoumaru comenzaron a deshacer la túnica tal como Inu Yasha lo hacía con la suya. Ambas túnicas cayeron al suelo empapadas.

Sesshoumaru contemplo a Inu Yasha. Su mano temblorosa fue a su rostro tacando con las puta de los dedos aquellos labios que se entre abrieron al contacto, sutilmente compartieron una sonrisa. Su caricia fue a la mejilla de Inu Yasha quien recostó su cara en aquella mano.

Solo los cielos sabían cuánto se habían extrañado.

Inu Yasha dio un paso a él toco con su mano el medio del pecho de Sesshoumaru, recordando la marca que antes compartían. Sintió que Sesshoumaru respiro profundamente ante su toque y como los latidos de ese corazón golpeaba su palma. Su sonrisa se amplió.

–No es un sueño… por fin estas aquí –susurro Inu Yasha apoyando su cabeza en el descanso entre el hombro y el cuello de Sesshoumaru.

El aire de Inu Yasha le dio un sutil escalofrío acompañado de un sentimiento de calidez en su pecho al escucharlo. Se agacho tomándolo entre sus brazos.

–Es…

–Te dije que lo estabas haciendo difícil para mí…

–No he hecho nada –dijo avergonzado.

–Eres demasiado honesto –murmuro recostándolo gentilmente en esa cama –demasiado lindo para tu propio bien…

–Te has vuelto loco…–dijo viéndolo subirse encima de él –yo…

–Te amo…

Las palabras de Sesshoumaru callaron a Inu Yasha como también esa sonrisa que veía en ese rostro. Tenía que responder algo, debía hacerlo, pero sus palabras no salían y sus ojos se inundaron, la mano de Sesshoumaru acaricio su mejilla provocando que sus ojos se cerraran temblando.

Sintió los labios de Sesshoumaru con suavidad en los suyos, besándolo acompasadamente para que el sollozo que había despertado en Inu Yasha se sosegara. Recostando un poco su peso comenzó un suave vaivén dejando que solo se rozaran sus cuerpos haciendo temblar a Inu Yasha, sin dejarlo de besar Sesshoumaru deslizo su mano por el costado de Inu Yasha hasta el muslo de Inu Yasha haciendo que lo levantara un poco. Sus labios liberaron los de Inu Yasha besando su barbilla bajo a su cuello degustándolo poco a poco escuchando los suspiros de Inu Yasha. Por fin estaba junto a él, por fin sería suyo y no de una forma impulsiva, aun si ganas no le faltaban deseaba mostrarle cuanto lo atesoraba. Deslizo su lengua por la nuez de su cuello y paso gentilmente sus dientes en ella tomando la respiración de Inu Yasha.

Con pequeños besos mariposas bajo a su pecho sintiendo como la respiración de Inu Yasha se hacía cada vez más profunda. Paso sus labios por el pezón izquierdo antes de dejar que su lengua lo degustara y su mano se dirigiera al otro pasándolo por encima solo molestándolo. Aprisiono con suavidad entre sus dientes el pezón haciéndolo temblar.

Más… deseaba desesperarlo aun más.

Delineando su cuerpo con pausado ritmo, dejando que sus labios, lengua y dientes fueran acariciando cada espacio de ese cuerpo, embelesándose con las reacciones de Inu Yasha que ante el toque temblaba y se contorneaba.

Jamás Sesshoumaru lo había tocado así y sentía su cuerpo hervía en impaciencia. Mordía su labio inferior y cerraba los ojos dejándose llevar por las sensaciones que lo estaba desesperando. Sintió un beso en su ombligo seguido por unos dientes y aquella lengua que parecía probar cada parte de su piel… temblaba sin poderlo evitar como los sus piros que salían de su garganta. Estaba avergonzado pero al mismo tiempo feliz, pues ese hombre jamás había tratado a nadie así.

Sesshoumaru siguió bajando, retiro el taparrabos sin destapar la hombría de Inu Yasha. Con sus dientes sintió la dureza por encima de la tela haciendo que Inu Yasha tomara las sabanas ante la contracción de su cuerpo dejando salir un sutil quejido, deslizo la tela con sus dientes descubriendo la erección de Inu Yasha. Beso su punta antes de lamerlo y ponerlo dentro de su boca. Comenzó con un lento vaivén succionando cada vez que subía. Mirando de entre su flequillo las reacciones de Inu Yasha. Acaricio el muslo externo hasta la rodilla mientras seguía en su labor y con la otra mano acaricio su cadera hasta su cintura. Apoyando su peso en los codos sentía que estaba abrazando a Inu Yasha como solo él lo podía hacer. Nadie más que él.

Sintió el pre semen mezclarse con su saliva y como la respiración de Inu Yasha se hacía más rápida.

Su mano acaricio el cabello de Sesshoumaru que acariciaba su cuerpo, alzó un poco su cabeza para verlo. Su mano fue al rostro oculto por ese flequillo encontrando unos ojos que lo miraban con deseo haciéndolo temblar entre abriendo los labios, él también lo deseaba y con locura, acaricio el rostro de Sesshoumaru y sonrió. Era suyo y no se iría de su lado jamás, nunca más…

–Te amo Sessh… mi Sessh –susurro…

Sesshoumaru se detuvo alzando su rostro se sentó…

–No juegues así…

Aun tenía la pierna de Inu Yasha sujetada cuando se sentó acercando su hombría a las caderas de Inu Yasha dejándolo sentir su dureza. Beso el tobillo y apoyo su rostro en él. Mirando con deseo a Inu Yasha que rojo trago…

–Si dices algo más no sé si podré contenerme –la mano que antes lo tenía tomado desde la cintura ahora estaba en su cadera.

–Hazlo –dijo Inu Yasha moviendo su cadera y rodeando la cadera de Sesshoumaru con su pierna libre –cada noche… te extrañe… pero nada era suficiente…

La voz susurrante erizo la nuca de Sesshoumaru y aquellas palabras lo hicieron imaginar a ese Inu Yasha masturbarse mientras lo llamaba, como introduciría sus propios dedos llamándolo él. Haciendo que su respiración se acelerara. La imagen de Inu Yasha frente a él lo embelesaba y su auto control estaba cerca de perderse.

–Sessh…. –la mano de Inu Yasha se puso dónde estaba la hombría de Sesshoumaru y tocaba su cadera –estas palpitando…

Sesshoumaru trago, su autocontrol desapareció. Dejo ir la pierna de Inu Yasha tomando la mano de Inu Yasha la beso…

–Tú realmente… no sabes que tanto me dominas –dijo con voz ronca, apoyándose al lado del rostro de Inu Yasha con su mano libre dejando caer su cabello. Inu Yasha lo tomo besándolo –para… Inu…

Vio la sonrisa en los labios de Inu Yasha y sintió la mano en su cintura como las piernas lo abrazaban.

–Te amo Sesshoumaru.

Toda cordura se fue de su ser. Besándolo con impaciencia sintió las manos de Inu Yasha deshacer el taparrabos dejando que la erección de Sesshoumaru fuera liberada rozándose mutuamente dejando salir jadeos de entre sus bocas.

–No sabes cuánto me estaba controlando –dijo Sesshoumaru jadeando entre besos.

–No lo hagas –pidió Inu Yasha.

La mano de Sesshoumaru alzo una pierna de Inu Yasha y este movió con su mano la hombría de Sesshoumaru a su entrada.

–Espera… no te he… pre…

Inu Yasha lo volteo poniéndose encima de él sorprendiéndolo y haciéndolo tragar por la vista que le daba. Inu Yasha tomaba su miembro y lo puso en su entrada.

–No importa deseo sentirte dentro… nmm… –un quejido salió de su garganta al comenzar a penetrarse.

Sesshoumaru toco los muslos de Inu Yasha y subíos a su cadera sin apresurarlo. Apretó los dientes al sentir como su pene era apretado lentamente de manera tortuosa haciéndolo temblar y suspirar más de una vez, sus manos inconscientemente apretaron las caderas de Inu Yasha que bajaba por su dura erección. Al ver en su rostro dolor tomo el miembro de Inu Yasha comenzando a estimularlo.

–Espera… –dijo en un jadeo –si… haces eso…ugh…ah…

Sesshoumaru comenzó a moverse lentamente retirando y entrando sin forzar demasiado el interior de Inu Yasha. Entrando cada vez un poco más adentro.

Inu Yasha apoyo sus manos en el pecho de Sesshoumaru temblando por la sensación. Moviendo sus caderas hasta que estuvo completamente adentro de él. Curvo la espalda para atrás sujetándose de los muslos de Sesshoumaru comenzando el vaivén tensando el cuerpo de Sesshoumaru…

–Inu –gruño ronco Sesshoumaru.

Sus manos fueron desde sus caderas hasta su espalda al sentarse apoderándose de ese cuello…

–Me vuelves loco apropósito –susurro en el oído a Inu Yasha.

Sus labios se encontraron deseosos, Inu Yasha lo abrazo… sus alientos se aceleró con cada estocada dejando solo jadeos salir de sus bocas.

Las manos de Sesshoumaru atraparon el trasero de Inu Yasha al sentir su orgasmo estaba cerca.

–unnh Sessh… ugm 

El vientre de Sesshoumaru Y de él mismo se ensucio con su semen.

El interior de Inu Yasha lo aprisiono más acelerando sus estocada Sesshoumaru dejo salir un bajo gruñido dejando salir su corrimiento.

Sin salir del interior de Inu Yasha lo recostó poniendo las piernas de Inu Yasha hacia uno de sus hombros y comenzó a masturbarlo.

–Espera –dijo jadeando Inu Yasha –acabamos… ugh…

–No puedo… –dijo con voz cargada de lujuria moviendo sus caderas sintiendo una electricidad en su interior.

Sintió las paredes de Inu Yasha estremecerse al tocar un punto y siguió atacándolo, viendo el rostro de Inu Yasha que rojo trataba de esconderse detrás de sus propios brazos.

–… no hagas eso –jadeo Sesshoumaru quitando los brazos de aquel rostro –déjame mirarte.

La voz baja resonaba en los oídos de Inu Yasha, los dedos de Sesshoumaru acariciaron los labios de Inu Yasha y fueron besados. Inu Yasha tomo esa mano y lamio la punta de los dos dedos que habían acariciado sus labios, provocando un bajo gruñido por parte de Sesshoumaru que acelero las estocadas, haciendo que de esos labios salieran dulces gemidos.

Separo las piernas de Inu Yasha y se recostó en él dejando la cadera de Inu Yasha un poco alzada pidió por esos labios siendo mimado por Inu Yasha.

El sonido de sus jadeos, gemidos y sus cuerpos al chocar inundaban la habitación como el intoxicante aroma de sus cuerpos aperlados de sudor y su aliento, aquella esencia al mezclar sus aromas que solo les pertenecía a ellos.

Inu Yasha había acabado por segunda vez ya pero Sesshoumaru estaba lejos de acabar. Con cariños y besando su cuerpo lo volteo entrando de nuevo en Inu Yasha. Alzo las caderas de Inu Yasha comenzándolo a embestir.

La mente de Inu Yasha ya no tenía pensamiento alguno, había perdido noción de todo, con excepción de aquel que acariciaba su espalda con la yema de los dedos hasta sus hombros y cuando volvía a su cintura las uñas lo delineaban suavemente estremeciéndolo al estar sensible, ya no trataba de volver loco a Sesshoumaru, pues él mismo ya sentía que no tenía cordura. Su interior hervía, su corazón parecía iba a explotar y con cada acción de Sesshoumaru su cuerpo se tensaba, temblaba, se quemaba y a la vez le daba escalofríos, lo despertaba y lo llevaba al clímax.

Ya no sabía cuántas veces lo habían hecho.

Sesshoumaru lo abrazaba desde la espalda estando de rodillas los dos se besaban. Sesshoumaru le dio unas últimas estocadas y termino en su interior solo para recostarlo de lado y volver a penetrarlo. Inu Yasha sentía que iba a morir si eso seguía así, pero su garganta solo le permitía dejar salir gemidos ya roncos…

Sesshoumaru se sentía aturdido el solo ver ese rostro con los ojos entre abiertos y aquella boca que dejaba salir gemidos lo excitaba, de las comisuras de los ojos de Inu Yasha salían de cuando en cuando gotitas que él procuraba beber… se sentía loco, peor poco le importaba. Si caía en la demencia por ese cuerpo, por esos ojos, por aquella boca que hinchada por sus acciones jadeaba su nombre, por el palpitar de ese corazón estaría feliz de estarlo.

–Inu Yasha –jadeo en el oído de quien tuvo otro orgasmo pero ya no tenía esencia que botar –te amo –todo su cuerpo se tensó en su clímax.

Sintió la respiración de Inu Yasha volverse más suave. Al verlo se dio cuenta que estaba dormido.  Y recordó que acababa de volver de un viaje donde lo más seguro hubiera ocupado sus poderes para restaurar las tierras. Salió de su interior con cuidado y beso su frente.

–…perdón… fui impaciente.

–…ya… no…

Escuchó el susurro de Inu Yasha haciéndolo sonreír. Vio que ya despuntaba el alba y se abofeteo mentalmente.

 

Inu Yasha abrió los ojos, se sentía de más de una manera cansado… y sentía calor, sintiendo que estaba siendo prisionero de unos brazos recordó lo que había pasado en la noche.

Frente a él estaba el pecho de Sesshoumaru donde podía ver la marca que antes también habían compartido, pero esta vez ninguno pensaba en el fin de esa unión.

Trato de pararse el brazo que lo tenía desde la cintura no lo dejo.

–Aun es temprano –dijo besando la mollera de Inu Yasha.

–Quiero ir al baño –susurro Inu Yasha con voz ronca.

–¿Qué le paso a tu voz? –le preguntó mirándolo dejando solo la mano en aquella cintura.

–¿Tú qué crees? –le reclamo avergonzado.

Sesshoumaru de un rápido movimiento se puso encima de él.

–Entonces no me tientes tanto –le sugirió.

–Espera… estoy…

Sus labios fueron callados y sintió las caricias incitarlo a despertar.

–Solo un poco –rogo ronco Sesshoumaru…

–Tú… unn…

Su hombría fue tomada y masajeada junto a la de Sesshoumaru mientras sus labios eran saboreados. Ya no le podía decir que no…

Beso a Sesshoumaru y se dejó hacer, pero no dejo que Sesshoumaru alejara su boca de él. Dejando que la saliva se deslizara mientras tragaba el aliento de Sesshoumaru, sus cuerpos sobre excitados aun por lo que habían hecho hace apenas unas horas pronto llegaron al clímax.

Las caricias de Sesshoumaru lo trataban con mimo.

Unos golpes en la puerta los detuvo.

–… mi señor Inu Yasha… –decía la avergonzada voz de Shippo –el desayuno… está listo…

Inu Yasha tenía abrazado del cuello a Sesshoumaru que estaba arriba de él y ambos miraron la puerta para luego mirarse el uno al otro y sonreír. Habían olvidado al pobre de Shippo.

–Ya vamos shippo.

Inu Yasha en los brazos de Sesshoumaru frente a la tina cambio el agua y la calentó.

–No te canses demasiado –le pidió Sesshoumaru.

–Estoy bien –dijo siendo dejado dentro de la tina.

Inu Yasha tomo un paño y comenzó a limpiarse, pero la mano de Sesshoumaru lo detuvo.

–Déjame hacerlo –pidió sujetando la mano de Inu Yasha que asintió ruborizado.

Sesshoumaru comenzó a limpiar su cuerpo con el paño a vista de Inu Yasha que veía el rostro que sonreía, le dio curiosidad, pero temió que la respuesta hiciera que comenzaran otra vez… y un rubor vino a sus mejillas al darse cuenta de algo. Su cuerpo al despertar estaba limpio. Eso solo podía significar que Sesshoumaru lo limpio mientras dormía.

Sintió la mano de Sesshoumaru en su pie y el paño pasar por él. Luego lo beso…

–¿Qué estás…?

–Anoche no lo bese… –dijo como si nada.

–¿Qué más no besaste? –dijo como si lo retara.

–… no –dijo pensando un poco –todo lo demás lo bese.

La sonrisa de Sesshoumaru tenso a Inu Yasha que se paró de golpe dejando al descubierto su cuerpo a la vista de Sesshoumaru. Que amplio la sonrisa.

–¡No mires! –le grito al ver donde estaba mirando y salió de la tina escuchando la risita de Sesshoumaru.

De alguna manera lo hizo sonreír a él también.

El desayuno paso con la vergüenza en la cara de Shippo y las risas de los dos.

Estaban dando un paseo cuando Inu Yasha sonrió llamando la atención de Sesshoumaru.

–¿Qué ocurre?

–Recuerdas… –dijo tocando un árbol –nuestros primer encuentro fue donde habían árboles.

–Cuando rescataste a Rin…

–Me querías matar… –dijo con una risita.

–Hasta que vi tu collar y te quise gobernar…

–Han pasado muchas cosas, solo las recordaba…

–Yo deseaba tenerte a mis pies, que te sometieras a mí…

–Lo sé… pero no soy bueno en eso –dijo bromeando, llegando a un claro.

–La única vez que te arrodillaste ante mí… fueron dos… cuando fue por tu amigo…

–¿Todavía no le puedes decir por su nombre? –preguntó divertido.

–Por Kouga, como sea… –gruño, si aun le tenía recelo a ese moreno, no podía evitarlo –me sentí herido… porque la primera vez que lo hiciste para limpiar mis pies, me hiciste sentir que lo hacías sin sumisión o respeto siquiera. Como si tú fueras más digno que yo. Jamás me había sentido tan avasallado por alguien.

–No fue mi intención –murmuro con algo de vergüenza.

–Pero creo que desde ahí ya me había perdido…

Se detuvo deteniendo a Inu Yasha estando aun a la sombra de uno de los árboles. Sesshoumaru se arrodillo frente a Inu Yasha y beso el dobladillo de la túnica de Inu Yasha sorprendiéndolo.

–Pero ahora entiendo que arrodillarse solo se debe hacer frente a quien lo merece y nadie merece más que tú que todos se arrodillen ante tu presencia… mi amado Inu Yasha.

El viento soplo y el sol brillaba ardiente. El reflejo del cielo se veía en el lago en medio del claro donde también se reflejó la silueta de los dos mientras se miraban con devoción absoluta.

Habían pasado por mucho, siendo esclavos de un destino escrito, teniendo que luchar para no ser pisoteados.

Pero ahora continuarían su camino, esta vez sin una futura despedida. Sin importar donde vayan estarían unidos siendo solo siervos de sus sentimientos y señores de sus destinos.

Por su devoción y más aun… por su amor.     

    

 

Notas finales:

Y llegamos al final de esta historia

Espero de todo corazón les haya gustado como a mí escribirla.

Muchas gracias a quienes la siguieron y quienes me brindaron sus rw n.n solo tengo palabras de gratitud.

Cuídense muchos en este tiempo difícil...

Saludos desde la lejanía!!!

Nos leemos!!!


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