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A los pies del heredero. por Cam Rams

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 –¡¡Kouga!!

Antes de que Sesshoumaru pudiera hacer algo la voz de Miroku se escuchó con fuerza. Kouga dio un salto ante la voz molesta, pero no soltó del todo a Inu Yasha.

 –no voy a tolerar este tipo de comportamientos, ten un poco de  decencia  –lo regaño Miroku.

 –lo siento, no pude evitarlo  –dijo Kouga rascando su cuello soltando por fin a Inu Yasha.

Inu Yasha estaba avergonzado y de alguna manera se sentía un poco mareado después de ser besado mimosamente por Kouga. Miro un poco desorientado a donde estaba un callado príncipe y realmente no necesitaba hablar; aquella mirada fría de Sesshoumaru ahora tenían un temible brillo. Las palabras que le había dicho que debería hacer si por error a Inu Yasha lo encontraban en acto indecoroso con otro hombre vinieron a su mente. Se alejó de Kouga acercándose a él, no arriesgaría a Kouga, eso había dicho, pero frente al príncipe de ese país él había sido besado por Kouga y no había hecho nada para alejarlo.

 –yo…  –la mirada sin piedad se posó en Kouga e Inu Yasha con miedo sujeto el brazo de Sesshoumaru  –por favor no…

Kouga arrodillado y con la cara hacia el piso, estaba siendo regañado por Miroku que le hablaba de aprender el lugar y el momento de las cosas. Cuando escucho la voz de Inu Yasha se iba a poner de pie, pero una mano lo detuvo.

 –no te muevas  –le ordeno Miroku.

Sesshoumaru libero su brazo y abofeteo la mejilla de Inu Yasha girando su cara hacia el suelo. Kouga se levantó.

 –maldit ugh…  –una bofetada le llego a él frenándolo a medio camino de levantarse.

 –Arrodíllate  –le ordeno Miroku.

 –no te he escuchado Inu Yasha  –se escuchó la voz de Sesshoumaru.

La sangre de Kouga comenzó a hervir apretando los puños, Miroku le cortaba el paso para ir hacía Inu Yasha. Las rodillas de Inu Yasha bajaron al suelo.

 –por favor… perdónanos, no volverá a pasar. Te serviré obedientemente hasta el día de mi regreso… por eso… por favor…

 –Inu…Yasha ¿Por qué?  –Kouga no entendía por qué lo estaba haciendo, no comprendía por qué frente a ese arrogante bajaba su cabeza.

Aquella energía que antes había visto a su alrededor parecía haberse desvanecido dejando solo una suave bruma que parecía coronarlo.

Sesshoumaru miro a Inu Yasha que no lo miraba y estaba arrodillado frente a él, el orgullo en esa figura había desaparecido y todo por ese sujeto. Su enfado creció en su interior.

Kouga sin poder aguantarlo más susurro una disculpa a Miroku y lo paso con rapidez, pero antes de que pudiera tocar a Inu Yasha. Sesshoumaru lo miro a los ojos, esos ojos dorados parecían tener un fulgor y una luz tenue que rodeo a Sesshoumaru lo obligó a cerrar los ojos.

 –Arrodíllate  –le ordeno con voz fría.

 –¿Quién te cr…ugh?!  –Kouga quiso reclamar, pero sintió sus rodillas flaquearon casi obligándolo a arrodillarse frente a Sesshoumaru.

 –Sesshoumaru, este hombre está bajo mi sombra.

 –Miroku… entonces has que te obedezca. No le perdonare la vida una segunda vez  –aclaro Sesshoumaru  –nos vamos Inu Yasha.

 –sí, príncipe Sesshoumaru  –dijo levantándose y yendo donde Sesshoumaru no fue capaz de ver a Kouga ni alzar la vista a donde Sesshoumaru.

 –maldición  –dijo en un gruñido Kouga.

 –cálmate  –le dijo Miroku.

 –¡¿cómo demonios me puedo calmar?!  –la cara enfadada de Miroku por esta vez no lo persuadió, su cuerpo comenzó a sentirse más ligero e iba a ir tras Inu Yasha y a arrastrarlo si era necesario.

 –si sales de esta habitación y vas por él, mataran a ese chico  –le dijo Miroku.

Kouga se detuvo en la puerta apretando las manos en el borde de la puerta. Ese príncipe era el que Miroku había estado hablando y solo había venido con aquel que lo había hechizado, aun teniendo los ojos cerrados podía sentir a donde iba Inu Yasha. Su sangre hervía con el pensamiento de que ese sujeto lo haya tocado, que lo hubiera besado… el recuerdo de lo que Miroku y Takemaru hablaron vino a su cabeza… lo que habían hecho en el baño de ese palacio.

 –no…  –gruño enterrando sus dedos en la orilla de la puerta.

Miroku no tenía el poder de Sesshoumaru como un sacerdote, pero con su conocimiento adquirido era capaz de saber que, fuese Kouga un espíritu o un sacerdote, el poder que desprendía tanto en los entrenamientos como en ese momento no sería nada bueno si no lo podía controlar.

 –si llegan a averiguar que él engaña a Sesshoumaru contigo ambos tendrán que ser condenados a muerte  –le explico tratando de que entendiera  –veo que Sesshoumaru estaba… sin intenciones de herirlos, al menos no se vio sorprendido de lo que hiciste con tu amigo… por lo que debe saber…

 –él no lo está engañando… Inu Yasha… fue con él porque no quiere que esté en peligro  –dijo en bajo tono tratando de tragar su molestia  –él cree que ese sujeto puede hacerme algún daño… si solo pudiera matar a ese sujeto.

 –¡Kouga!  –le llamo la atención  –no vuelvas a decir eso, Sesshoumaru es el tercer príncipe del imperio Hitit, que es hermano con el mío y más aun, incluso si para él solo soy un príncipe más para mí él es mi amigo, no te atrevas a volver a amenazarlo, él ya tiene espadas apuntándole, no voy a permitir que alguien cercano a mí le haga algún daño, antes te matare o cobrare venganza con tu amigo.

Las serias palabras de Miroku lo hicieron voltear incrédulo a lo que escuchaba, se forzó a no reclamarle a gritos lo injusto que encontraba lo que le decía, pero no pudo más que seguir escuchando y solo callar más molesto aun.

 –tal como estoy seguro que tú serias capaz de matar por él, yo lo soy por mi mejor amigo.

La seriedad y calma de esas palabras hizo que gruñera bajo apretando los dientes, no podía decir nada contra eso, aunque eso lo hacía aun más molesto.

 

Inu Yasha seguía a un príncipe que caminaba a unos pasos más delante de él. El cabello plateado se deslizaba ligeramente al caminar, no era capaz de verle la cara, ¿cuán molesto o furioso estaba? no podía saberlo, pero en su pecho tenía un peso, el miedo que había tenido porque lastimara a Kouga era genuino, sin embargo ese sentimiento amargo en su pecho se apodero de él cuando la mirada de aquel príncipe se posó en él al doblar hacia la izquierda cuando salió de la habitación, parecía más que molesto, dolido. No pudo mantener la vista, la bajo y solo se detuvo…  Sesshoumaru solo siguió el camino sin decir nada.

 –mira lo que encontré…  –la voz hizo que Inu Yasha y Sesshoumaru se detuvieran.

 –¿quién te crees para hablarme?

 –oh, mis disculpas príncipe Sesshoumaru  –hizo una reverencia que a Sesshoumaru le supo a burla.

 Inu Yasha miro a quien estaba frente a Sesshoumaru, el cabello negro  estaba amarrado en una cola, un parche tapaba su ojo, una espada estaba en su cintura y en su espalda un arco y flechas. En un momento una flecha fue lanzada a Inu Yasha siendo sujetada frente a sus ojos, en solo una fracción de segundo ese sujeto había atacado a Inu Yasha. La flecha se rompió por la mano de Sesshoumaru.

 –pretendes que te mate Rasetsu  –dijo con asco de decir el nombre de ese tipo.

 –oh… mis disculpas, príncipe Sesshoumaru, solo iba a castigar a quien groseramente me ha visto sin mi permiso.

 –y tú te crees de un mayor estatus que él… él es mi concejero no es como la escoria como tú, un bandido de Onigumo.

 –cuidado, príncipe Sesshoumaru su lengua puede ser cortada. El rey Onigumo Naraku no perdona los insultos y yo soy su general, recuerde que acaba de recuperar el estatus de príncipe, no lo vuelva a perder  –dijo con una sonrisa divertida.

 –sí me disculpa  –dijo Inu Yasha hacia Sesshoumaru, no lo miro y no espero ningún permiso de su parte y continuo –si el estatus es de general y el mío es de consejero… y tengo la venia del rey de Hitit ¿qué debería hacer por la arrogancia sobre hablarle al príncipe sin su autorización…?

Le hablaba a Sesshoumaru sin mirar a quien estaba al frente.

Rasetsu apretó su mandíbula gruñendo antes las palabras de aquel consejero.

 –Deberías  largarte  –le dijo Sesshoumaru  –tu señor ya se ha ido…

De mala gana hizo una reverencia dándole paso poniéndose hacia el lado de Inu Yasha, sintiendo como el príncipe y el concejero caminaron frente a él.

 –… no eres más que una prostituta pasajera…  –le susurro a Inu Yasha haciendo que apretar los dientes.

Deseaba golpearlo, callarlo y gritarle que no era así, no obstante, un látigo fue más rápido golpeando la boca cortando los labios.

 –no ensucies lo que es mío  –fue lo que dijo Sesshoumaru antes de tomar la muñeca de un Inu Yasha sorprendido y confundido.

Caminaba sin entender nada, pasaban por pasillos, eran vistos por los nobles y sirvientes, pero en este momento eso no le importó, quería saber, ¿qué estaba pasando?, ¿quién era ese sujeto?. Rasetsu, Sesshoumaru dijo que era un bandido, pero era general de aquel que le dijo era un rey… ¿por qué le hablo a Sesshoumaru con tono de burla?, ¿por qué parecía tan irritado por ese sujeto…?

Salieron al jardín sin detenerse en ningún momento hasta llegar a una gran arboleda, rocas estaban puestas en un lado a otro como guiando a quienes pasaran por ahí. Se conectaban con otras y parecían llevar a diferentes partes. Una electricidad hizo que la rodilla izquierda  de Inu Yasha flaqueara trastabillando y golpeando la espalda del príncipe.

 –yo…  –se iba a disculpar pero aquella electricidad se fue a su pecho  –ung…   –tomo su pecho por el dolor que sentía.

 –hey  –lo tomo de los hombros viendo que la respiración de Inu Yasha era agitada y trataba de tragar un grito  –¿Qué te ocurre? ¿te hirió?  –la voz de Sesshoumaru sonaba un poco alterada.

Su pecho dolía y su rodilla parecía quemar, el ardor que tenía era cada vez más fuerte.

 –mi… rodilla…  –dijo con dolor.

Sesshoumaru miro a las piernas de Inu Yasha y vio en la izquierda un símbolo apretando el ceño un poco. Sesshoumaru comenzó a murmurar bajo. El dolor iba disminuyendo en Inu Yasha y pudo escuchar las palabras de Sesshoumaru.

“… aun si mi corazón es atravesado, y el calor de mi corazón arrancado dejare que el camino te guie a mí…

Aun en el camino de dolor y tormento haré tu dolor sucumbir…”

De las manos de Sesshoumaru una cálida aura parecía cubrir su rodilla y subir a su pecho calmándolo.

 –gracias…  –dijo avergonzado mirando al príncipe frente a él arrodillado y con aquel sentimiento tan cálido en su interior, era como una caricia gentil que alejaba el dolor.

 –no me des más problemas ¿Por qué ha aparecido esa marca en ti?

Inu Yasha miro su rodilla un símbolo negro que jamás había visto, pero que de alguna manera sabía que decía lo tomo por sorpresa, por más que lo intento en su planeta el aprender a leer nunca pudo, las letras le bailaban y los caracteres eran meras líneas para él, no le encontraba significado alguno y aquí… solo con verlo un momento sabía que era.

 –… dra… gón…  –dijo la palabra.

 –hey… tu collar  –Inu Yasha tomo el collar y vio una de las perlas parecía comenzar a ponerse blanca.

 –… ¿por… qué…?  –pregunto en shock.

Sesshoumaru vio la cara de Inu Yasha y se levantó.

 –¿puedes caminar?

 –si…  –dijo aun perdido en su pensamientos.

Tenía tantas preguntas, tantas cosas que pasaban y estaba yendo tan rápido. Aun si se preguntaba mil veces por qué le pasaba esto, aun si se sentía culpable de envolver en esto a Kouga, el miedo pululaba en su interior, pero el miedo que era volátil en su corazón nublaba su mente y solo lo llenaba de incertidumbre siendo incapaz de encontrar alguna salida.

 –escucha Inu Yasha  –la voz del príncipe lo saco de sus pensamientos  –no vuelvas a dejar… que ese sujeto se acerque tanto a ti…

 Por un momento no entendió lo que quería decir ese príncipe.

 –¿de qué…?

 –no le perdonare la vida una segunda vez.

Con la mirada fría y esas palabras Inu Yasha entendió lo que quería decir.

 –entiendo…  –susurro sostenía perdido el collar que su madre le había dado.

 –hasta que todo este hecho te voy a proteger  –Inu Yasha alzo la vista ante las palabras de aquel calmado príncipe que continuo  –ya lo había dicho… no eres un sirviente, eres mi consejero y…

Tomo el brazo de Inu Yasha jalándolo a él sorprendiéndolo y lo sujeto con el otro brazo alzándolo un poco para que aun no apoyara el pie con todo su peso, Inu Yasha trago su respiración por el brusco movimiento y más al estar tan apegados.

 –eres mío  –dijo casi en un gruñido.

 –… yo no… soy tu pumm…

Los labios del príncipe callaron la respuesta que le iba a dar, sus brazos sin fuerza trataron de alejarlo mientras sus labios eran mordidos y lamidos provocando en él un escalofrió en su espina quiso morderlo pero sus dientes temblaron al sentir en su paladar la caricia de la lengua de Sesshoumaru. Trato de alejarse sin ningún excito al su cabeza ser sujetada, las corrientes como hormigueo comenzaron a recorrer su cuerpo atrapando en más de una ocasión su respiración, aquel beso posesivo y demandante comenzó a entumecer su mente aun si luchaba por que se alejara, su cuerpo no le obedecía correctamente, su lengua que trataba de alejar al intruso pronto fue sucumbida por las caricias de la extranjera. Cuando por fin lo dejo libre Inu Yasha dejo salir una pesada respiración e iba a reclamarle forzando su voz cuando escucho.

 –al parecer ya se fue  –dijo mirando detrás de Inu Yasha.

Un frio subió a su nuca paralizándolo miro sorprendido y con molestia a Sesshoumaru que solo continuo hablando sin soltarlo.

 –dijiste que serías obediente a lo que te dijera, pero solo te lo pediré cuando estemos en los palacio, afuera, se cómo desees, solo no causes problemas Inu Yasha.

Inu Yasha apretó los dientes bajando la cabeza en desagrado por lo que había ocurrido. Lo había hecho sabiendo que los estaban viendo ¿solo fue por eso?…. su propio estado lo molestaba, aun sentía las corrientes en su cuerpo aun podía sentir las caricias en sus labios, frunció el entre cejo ¿Qué le pasaba? Era tan distinto a la sensación que le daba los besos de Kouga ¿Por qué?

–¿aun te duele?  –pregunto al alejarlo un poco de él y verlo  –supongo que no hay elección.

Lo alzo en sus brazos.

 –espera ¿Qué…?

 –la fiesta comenzara en breve, no podemos darnos el lujo de llegar tarde y…  –lo miro antes de comenzar andando  –veré que te excusen de la fiesta, pero ni se te ocurra dejar entrar a ese sujeto mientras no estoy o le cortare la cabeza frente a ti en el mismo instante ¿entendiste?

Inu Yasha bajo la cabeza asintiendo, a pesar del miedo que le provocaba el pensar que le hiciera daño a Kouga una sensación grata se puso en alguna parte de su corazón. Tomo las ropas de su pecho y cerró los ojos negándose a dejar que  su corazón se alterara más…

 –si te mantiene tan callado debe dolerte, por ahora es lo mejor que puedo hacer, pediré hierbas medicinales cuando…

Sesshoumaru salto hacia atrás viendo caer en el lugar donde estuvo una flecha, salto entonces a un árbol ocultándose apoyo con cuidado a Inu Yasha contra el árbol y miro de donde provenían las flechas y una por poco rosa su mejilla… ese tipo de lanzamiento… la flecha se enterró detrás e Inu Yasha la miro fijamente. Los volvían a atacar, otra vez… ¿Por qué? ¿por su collar? Recordó las flechas que tenía Rasetsu…

 –Sesshoumaru  –Sesshoumaru lo miro acercarse a la flecha y lo tomo casi estrellándolo contra el árbol  –¿Qué…?  –sus palabras fue cortada por la flecha que se enterró en el mismo punto que la otra.

 –no te acerques… Rasetsu tiene una puntería perfecta. No se acercara y no tengo conmigo mi espada…

 –… yo…  

Inu Yasha endureció los músculos de su pierna izquierda probando el estado de esta un sentimiento de entumecimiento estaba en la base de la marca y por debajo un ardor aun si era menor al inicial aun estaba. Respiro profundamente y miro a Sesshoumaru que parecía analizar la situación para poder hacer algo, se levantó y antes de que el príncipe dijera algo corrió en dirección al palacio. Escucho que Sesshoumaru lo llamaba a gritos mientras él esquivaba con agilidad la flechas y usaba lo arboles para evitar que alguna lo tocara.

Sesshoumaru salió tras él teniendo que esquivar las flechas, Rasetsu no estaba solo y al parecer quien le disparaba a él era el mismo Rasetsu, no le disparaba a matar si no que evitaba que se acercara a Inu Yasha… de pronto grullas de fuego se lanzaron a él haciendo que saltara para atrás, era una trampa, pronto la imagen de Inu Yasha desapareció de su vista…

Saco su látigo y destrozo las grullas que venían a él, pero al segundo después tenía que esquivar las flechas que buscaban sus puntos ciegos. La molestia comenzó a subir, la imagen de alguien cubierto con ropajes sin que dejara ver su rostro apareció en medio de los ataques.

 –te han abandonado  –dijo una voz distorsionada.

 –maldita bruja  –dijo Sesshoumaru, aun si se cubría, aun si deformaba su voz él sabría quién era, pues era la única que le causaba tal repulsión. Pero eso no era suficiente prueba para pedir su condena.

 –oh, pequeño  –dijo con tono de burla  –fuiste abandonado nuevamente… que mala suerte tienes con tus amantes.

Sesshoumaru apretó los dientes ante esas palabras, el rostro de Kagura vino a su mente, pero la imagen de Inu Yasha siendo besado por Kouga hirvió su sangre. Su látigo incesante rompía las grullas y esquivaba las flechas, pero su mente era bombardeada por las palabras de Kaguya.

 –dime ¿Dónde crees que ha corrido ese chico? ¿crees que volverá? Estando en los brazos de quien él ama, ¿para qué venir por ti? Solo tiene que desearlo sin duda alguna y se irá de regreso a su mundo… 

Con rabia ataco las grullas y las flechas descuidándose un poco al escuchar la última frase, una flecha lastimo su muñeca izquierda obligándolo a ir hacia atrás.

 –pero no te preocupes no dejare que se vaya, su collar saldrá de su cuello bañado de su sangre…

El corazón de Sesshoumaru golpeo con fuerza doliéndole en cada latido por la idea de que esa mujer lo hiciera, su sed de sangre subió de súbito en un instante apareció ante la imagen de Kaguya y aun si estaba al tanto que solo era una ilusión sabía que al destruirla el dolor iría directo a quien estaba haciendo la proyección la que se formaría por un nucleó, perforo con su mano en el pecho de la imagen presionando donde debía estar el corazón, su mano se hizo un puño apretándolo hasta que sintió sus propias uñas profundizar en su palma. Pero para su mayor molestia escucho mientras desaparecía la risa de aquella mujer. La ira contenida hizo que a su alrededor el viento se pasara con violencia.

“yo decidiré cuando se ira de mi lado, nadie más que yo lo decidera”

Con aquella sentencia el viento exploto deshaciendo las grullas que venían a atacarlo y las flechas fueron desviada, solo le basto mirar en la dirección de donde provenían las flechas para que Rasetsu temblara y no pudiera volver a lanzar una flecha otra vez. Sesshoumaru corrió por donde se había ido Inu Yasha.

 

Inu Yasha corría esquivando las flechas llegando a un edificio que parecía abandonado, era pequeño como una caseta, las murallas no tenían pinturas ni adorno alguno, solo la naturaleza la había adornado con enredaderas y maleza. Su idea había sido que iría al palacio por ayuda y la espada de Sesshoumaru, pero de alguna manera al estar esquivando las flechas se perdió llegando a ese lugar, el atardecer había comenzado entro para resguardarse de las flechas y descansar su pierna, si quien lo estaba siguiendo entraba tenía la confianza de poder derrotarlo. Miro dentro con un poco de dificultad pues dentro estaba oscuro, no tenía ventanas y él había cerrado la puerta, las escasas siluetas que podía ver le daban a entender por dónde podía caminar, trato de encontrar algo que pudiera ocupar como un arma, pero sus dedos se detuvieron en la muralla de atrás, parecía estar tocando un relieve, lo comenzó a delinear con la mano, se sentían como si tuviera escamas de una parte salía una forma que al sentirla pensó en una mano con garras… subió encontrando lo que sería la cabeza, en su mente se dibujó la imagen de un dragón…

 –¡¿Ugh?!  –su rodilla y pecho dolieron apretando los diente trato de conllevarlo pero este se volvía peor…

Una luz flaqueo en sus ojos apretados, cálida, sentía que se iba a desvanecer… un resplandor dorado que parecía tener el brillo del agua al ser bañada con la luz del sol apareció frente a él, su consciencia desapareció al ver una silueta detrás de aquella esfera dorada, alzo la mano tratando de tocarlo… se sentía flotar y abrazo la esfera en su pecho cerrando los ojos estando envuelto por aquella luz y calidez.

 

Un dolor en su pecho hizo que Sesshoumaru se detuviera, la presión en su pecho era la misma que cuando Inu Yasha estaba en riesgo, pero por más que trataba no podía saber dónde estaba.

 

Kouga estaba arreglando su túnica y la espada en su cinto cuando de repente volteo hacia donde había una ventana, aun tenía los ojos cerrados, le dolían al haberlos tenido tanto abiertos… un temblor recorrió su cuerpo y la voz de Inu Yasha sintió que lo había llamado… acaso… ¿estaba en peligro? Camino hacia la puerta, pero era extraño… ¿hacia… dónde?

 –¿Qué ocurre?  –le pregunto Miroku.

 –algo le ocurrió a Inu Yasha, pero…

 –ya te lo dije… no debes acercarte a ese niño… o Sesshoumaru…

 –calla… esto no tiene nada que ver con ustedes, Inu Yasha está en peligro, no me voy a quedar con los brazos cruzados y si es culpa de su amigo, príncipe aun si me cuesta la vida se lo haré pagar…  –diciendo esto salió a paso rápido.

Miroku estaba sorprendido de las palabras, el tono y el enfado de Kouga, jamás le había hablado así y mucho menos callarlo. Su molestia por aquel chico crecía como los torrentes en las estaciones de agua, salió a seguirlo.

Kouga salió a los jardines viendo a Sesshoumaru venir solo y este parecía buscar a alguien… Takemaru venía con dos aves agarradas de las patas atravesadas por una flecha. El atardecer comenzaba a teñir el cielo. Kouga sentía las presencias que paso a paso se acercaban, la de Sesshoumaru era innegablemente fría y poderosa, pero sentía algo dentro de él estaba retenido, por más que sentía y lo veía más lo exasperaba, más lo odiaba, ese hombre que había tenido a Inu Yasha, ese hombre que usaba a su consejero como un amante y lo alejaba de él…

Su mente se nublo su cuerpo reacciono antes de que lo hiciera su pensamiento, ese hombre debía morir para liberar a Inu Yasha.

 

Banryu miraba a la orilla de la laguna una figura envuelta por una luz que distorsionaba un poco su figura acostada, curvada parecía sostener algo en su pecho que poco a poco se fue disipando comenzando a mostrar una forma más humanoide.

 –…¿Inu…gami?…  –murmuro perplejo alzándose un poco y tratando de acercarse maldiciendo las cadenas que lo ataban.

No obstante, al verlo por completo un golpe sintió en su pecho, el collar que tenía perlas negras comenzó una de sus facciones a volverse blancas. Ese collar que fue hecho por los Egit con la ayuda del espíritu de Hitit para suprimir a su propio espíritu, pero antes de que pudieran usarlo el espíritu fue traicionado y este destruyo la ciudad solo quedo la familia real que escapo convirtiéndose en nómadas ellos se habían llevado el collar…o eso se contaba… y ahora aquel que se usó para sellar al más fuerte de los espíritus estaba frente a él en el cuello de ese niño y estaba ahí para arrebatarle lo que atesoraba lo que le dio aquella persona antes de que aquella mujer lo engañara y el espíritu de los Hitit la hiciera desaparecer, no se lo daría jamás.

Alzo una de sus manos y del agua salió una porción convirtiéndose en una estaca la alzo apuntándole. El brillo del agua que se posaba en ese cuerpo hacía que pareciera un resplandecer sutilmente, el cabello plateado que reposaba suelto y desordenado a su alrededor ocultaba un poco su rostro, un viento lo meció débilmente, jugando con su brillo. Su mano tembló por un momento antes de apretarla con decisión para lanzar la estaca…

 

Miroku salía cuando vio que Kouga se abalanzo hacia Sesshoumaru corriendo a él y sintiendo el miedo crecía al ver los ojos de Sesshoumaru, no importaba cuanto lo conocía esa mirada solo significaba una cosa…

 –¡¡Sesshoumaru!!  –lo llamo con todas sus fuerzas.

El látigo de Sesshoumaru golpeo el suelo a los pies de Kouga como advertencia parándolo, no lo retuvo por mucho. Miroku corría con todas sus fuerza, las miradas de los curiosos se acercaron, todos conocían a Sesshoumaru como el príncipe degradado y sabían hoy en día lo habían vuelto a dar el título, sin embargo las historias que se contaban de él solo eran que era un guerrero sin un ápice de compasión ni duda al momento de matar a un enemigo. Y aquel que corría a él todos sabían que este último tiempo seguía al príncipe heredero que corría a ellos.

 –si tú no estás  –el susurro salió de ambas bocas cuando estaba Kouga a un par de metros de Sesshoumaru.

La punta del látigo parecía era envuelta por el viento con un ligero movimiento hizo volar la punta en dirección al corazón de Kouga.

 –¡Kouga detente!  –grito Miroku  –¡¡¡KOUGA!!!

El grito de Miroku paro a Kouga, pero el látigo se había detenido, Sesshoumaru corría a donde ellos, por un momento Kouga al ver la cara de Sesshoumaru no pudo moverse, sintiendo su sangre se congelaba cuando paso corriendo a su lado tomando las ropas de Miroku.

 –¿Qué hiciste con Inu Yasha?  –le reclamo furioso, la mano de Miroku toco la suya con calma…

Kouga al voltear y verle, sintió su pecho apretado, la sonrisa en la cara de Miroku lo molestaba.

 –¿Qué ha ocurrido?  –pregunto tratando de estar lo más tranquilo que pudiera esbozando una sonrisa.

Takemaru que se había acercado paso por la gente que los veía algunos escandalizados de lo que estaba pasando, las especulaciones en los murmullos y preguntas de lo que pasaba eran lo que escuchaba al pasar y al ver que Sesshoumaru tenía a su príncipe tiro todo lo que traía y corrió a él, viendo por el rabillo del ojo un brillo proveniente del bosque.

 –Príncipe Miroku…

Una flecha iba hacia ellos.

Desde el segundo piso de aquel palacio Setsuna miraba la escena, veía como Takemaru, su hermano menor corría a donde estaba su hijo siendo sostenido por el príncipe del país hermano.

 –mi rey…  –se escuchó desde las sombras una voz andrógina  –¿debería intervenir?

 –no hay necesidad… Takemaru cuida de mi hijo como si fuera suyo  –dijo el monarca.

Takemaru era dos años menor que él, pero cada vez que estaban frente a frente era inevitable que lo confundieran con gemelos. El tono de sus ojos y las marcas en la mejilla derecha de Setsuna era las únicas diferencias que tenían.

 –te voy a encargar algo… es momento en que las piezas comiencen a moverse… debes traer la joya del cuello del dragón a mí…

 –bien… iré de inmediato, primor…

 –tú…  –antes de poderle reclamar este ya se había ido.

 

La estaca de Banryu fue lanzada pero antes de tocarlo siquiera se deshizo, frente a Inu Yasha estaba un niño con los brazos abiertos protegiéndolo. La cola del niño estaba entre sus patas y parecía temblar, aun así lo miraba fijamente.

 –¿Por qué interfieres?

 –este chico no puede morir aquí, es el hijo de mi ama… estoy seguro…

 –¿tu ama?

 –sí, busque y busque por todos lados la carta que ella me dejo hasta que la encontré… así que estoy segurísimo, este es hijo de la señora Izayoi…

 –eso es imposible ella…

No lo podía creer era simplemente imposible, miro al chico tumbado.

 –muéstrame su cara, zorro…

 –mi nombre es Shippo, soy el Zorro protector de la sacerdotisa del viento…

 –corta el rollo y has lo que digo mocoso  –dijo molesto de tanto que hablaba.

El salto de Shippo fue evidente e hizo lo que le pidió, el rostro durmiente de una joven vino a su mente, eso quería decir que era hijo de quien traiciono a los espíritus. Estacas de agua flotaron a su alrededor… aun si él no se sentía traicionado si ese chico era hijo de ella significaba que el padre...

Shippo hizo frente a Inu Yasha una pequeña pared de fuego.

 –no te dejare que lo lastimes…  –dijo con miedo pero decidido a proteger a Inu Yasha.

 –veamos cuanto resistes, si estas en esa forma es porque tu amo está débil o muerto y pretendes salvar a ese, no me hagas reír.

 

Inu Yasha escuchaba una voz que lo llamaba, al abrir los ojos una figura cubierta por una luz cegadora se encontraba frente a él y en sus manos sostenía dos objetos un manto y una especie de concha en forma de una flor, a sus pies una esfera y una copa, y en su cabeza una corona que parecía hecha de ramas y perlas… solo podía ver borrosamente los ojos dorados, pero lo sentía familiar. Aquel que siempre veía y hacia cambiar el color de las esferas de su collar ¿Quién era? ¿Quién era él?

 –¿Quién eres?  –escucho desde aquel frente a él.

 –¿Quién eres?  –escucho como eco.

Su rodilla dolía, su pecho ardía y en alguna parte de su mente una vocecita parecía susurrar algo inentendible para él. La esfera de la pierna izquierda tenía un brillo dorado y un símbolo lo tenía escrito tenuemente en negro.

 –… Dragón…  –leyó y la esfera se triso.

 –… Cala…    –murmuro y la flor con un brillo desvanecente.  

 –… escudo…  –miro la copa y esta parecía trisarse brotando de ella un líquido amoratado.

 –… manto…  –el manto rojo comenzó a quemarse sin arder realmente pero como si de lágrimas se tratara caía gota a gota desapareciendo.

Flamas doradas salieron de la esfera rota haciendo que la figura fuese engullida por completo… la respiración de Inu Yasha fue atrapada, las llamas se enrollaron entre si formando una columna de llamas doradas frente a él, curvándose y serpenteando hacia el cielo inexistente lo que parecía un rugido crepitante, su pecho se estrechó al retumbar aquel rugido en su interior, tristeza y soledad se mezclaron, el deseo de desaparecer todo y uno mismo, su rodilla izquierda quemaba su pecho dolía sin poderlo evitar. ¿de dónde venían estos sentimientos? ¿eran de él o de lo que estaba frente a él?

Su garganta se apretó y sus ojos se inundaron el dolor era demasiado y lo sofocaba estando perdido, cadenas salieron del suelo y atravesaron sus brazos y piernas, su garganta no fue capaz de emitir el grito de dolor y su corazón sintió la resignación de estar perdido, pero no eran sus sentimientos…

 –no puedo…  –susurro con dificultad apretando los ojos.

“Hasta que sane la herida” escucho en su cabeza como llanto.

Cuando devolvió la mirada a la columna vio cómo se transformó en un dragón dorado que se dirigía con rapidez hacia él…

 

Sesshoumaru tiro a Miroku a donde estaba Takemaru y sujeto la flecha que fue lanzada, una pulsación dolorosa lo estremeció, su pierna izquierda se entumeció cayendo al piso, Kouga también se detuvo, la imagen de Inu Yasha…

 –Inu Yasha  –murmuro Sesshoumaru tratando de pararse, el dolor como si fuera envuelto en llamas…

Una figura llamo la atención de Sesshoumaru pasando a través de las personas, una calidez se puso en su pecho y se paró, el dolor se había ido…

Corrió por el palacio sin preocuparse de nada más que llegar a su caballo, no vio que paso por el lado del rey o que por poco boto a dos damas nobles que saltaron a un lado. Al llegar a la puerta resoplo estrechamente dejando salir un pequeño sonido de viento.

El caballo del establo alzo las orejas como escuchando, de un salto salió del cubículo donde lo habían puesto al lado de otros caballos y corrió. Más a delante estaba su dueño corriendo, sin detenerse lo alcanzo y Sesshoumaru sujeto el crin y salto a su espalda para montarlo dirigiendo su carrera… aun si no sabía a donde específicamente iba, su pecho parecía conocer donde estaba Inu Yasha, forzó al caballo todo lo que podía…

 

Miro a Sesshoumaru correr y como la gente se alejaba dándole el paso, iba a correr tras él, pero al ver a Miroku se detuvo, miro la flecha que Sesshoumaru había soltado.

 –es de Minni  –dijo mostrándoselo a Takemaru –padre no puede saberlo…

Takemaru tomo la flecha, la rompió y escondió las partes entre sus flechas, con un movimiento de cabeza de Miroku entendió lo que le quería decir, asintió pasándolo miro a Kouga que parecía pegado en el lugar.

 –Kouga… 

La voz de Takemaru hizo que Miroku lo viera. Los ojos de Miroku se abrieron, lagrimas caían de los ojos de Kouga viendo donde estaba él, pero sus ojos no lo miraban a él. Miroku se comenzó a acercar, un sentimiento extraño pululaba en el aire.

Kouga de repente había visto a Inu Yasha en su mente en aquel recuerdo de cuando su madre había muerto, sin dinero suficiente solo pudieron quemar el cuerpo sin poder reclamar sus cenizas y ahora ¿Por qué tenía la sensación de estarlo perdiendo? No quería… siempre habían estado juntos, Inu Yasha siempre estaba con él y él no lo dejaría… su sonrisa, quería cuidarlo, quería verle feliz, hacerlo feliz… ¿Por qué tuvieron que llegar a ese lugar? ¿Por qué lo alejaban de él? ¿Qué podía hacer para tenerlo con él?

Un fuerte dolor perforo su brazo izquierdo como si sus huesos comenzaran a triturándose junto con el dolor opresivo en su pecho, con su otra mano apretó su brazo, líneas negras parecían dibujar un símbolo y endureciendo el dolor que atrapo su respiración dejado solo que saliera un carraspeo entre los jadeos… la tierra a sus pies parecía comenzar a agrietarse.

 –Kouga  –Miroku sostuvo los hombros de Kouga  –¿Qué ocurre?

No tuvo respuesta, no podía hacer nada solo sostenerlo y hablarle mientras escuchaba el doloroso respirar.

 

El atardecer pintaba todo de en un ligero rojo tiñéndose con el color de la luna azul, una procesión en donde el rey de Minni, detuvo su caballo mirando la caída del sol, una de sus piernas y espalda dolieron tensándolo, algo dentro de él se retorcía y gritaba… retorció las riendas del caballo haciendo corcovear al caballo provocando que lo tirara, cayendo como pudo sostuvo su pecho y enterró sus dedos en la tierra. Líneas negras, su pierna derecha dolía como si fuera a destrozarse, el ardor como estando en brazas ardiendo no le permitió levantarse uno de sus hombres se acercó, sin embargo solo a unos dos metros de él, pues parecía el aire de su alrededor estaba erosionando el suelo como si el viento a su alrededor fuese fuego.

                                                                 

Sesshoumaru sentía que el dolor de su rodilla se multiplicaba a ambas manos y su otra pierna, el dolor lo hacía gruñir apretando los dientes, pero continúo sin detenerse. La luna azul ya hacia su camino al cielo y el viento se sentía frío. Pero la resonancia de que Inu Yasha estaba en peligro tensaba su cuerpo y mantenía su mente centrado en ir a salvarlo. Su caballo asustado lo tiro y corrió alejándose, Sesshoumaru endureció el dolor y corrió siguiendo su instinto.

 

Las estacas de agua de Banryu se deshicieron su pecho dolía como si fuera a ser arrancado, agachándose sintió su pierna ardía, las aguas se alteraron a su alrededor. Sintiendo su pierna doler la descubrió viendo con horror la marca que decía “Dragón” que cual serpiente envolvía su pierna, sintiendo cada fibra de su pierna era retorcida. No podía evitar que salieran los gruñidos de su garganta, miro entonces a quien parecía levantarse poco a poco… sus piernas, sus brazos y en su frente parecía irradiar una luz pero gotas se desprendían… se deslizaban desde su frente pareciendo llorara, sus hombros y muslos, parecía salir desde las marcas y recorrer su camino hacía el suelo, pero en su rostro aun si se expresaba el dolor no parecía que fuera físico. La respiración de Banryu se congelo y por un momento hasta olvido su dolor al verlo.

  Inu Yasha de un solo salto llego donde estaba Banryu. El cálido poder que desprendía Inu Yasha envolvió al espíritu…

 –… hasta que sane la herida…  –murmuro Inu Yasha y Banryu sintió un golpe en su pecho al ver los ojos dorados de Inu Yasha  –tus cadenas no se irán hasta que sanes  –la mano de Inu Yasha se posó en el pecho de Banryu  –tú sabes la verdad de ti… está bien sufrir porque estas vivo… pero debes aprender lo que es la verdadera felicidad…

 –¿Quién te…?  –lo iba a golpear cuando Inu Yasha se acercó a su oído y le susurro.

 –lo sé… Bankotsu… no dejare que vuelvas a esa soledad, no otra vez…

Los ojos de Banryu se abrieron de golpe, hacia demasiado tiempo que no escuchaba ese nombre de los labios de alguien y solo cuatro sabían ese nombre… los tres espíritus y… tomo los hombros de Inu Yasha y lo miro aturdido, la calidez de aquella mirada, la sinceridad de aquella sonrisa ¿Quién eres? Quería preguntar pero no fue capaz. Inu Yasha alzo la mano y toco la mejilla del espíritu. 

 –he vuelto.

Banryu sintió su corazón detenerse antes de golpear con fuerza. Sus manos trataron de alcanzar el rostro de Inu Yasha, pero las cadenas lo detuvieron…

 –¿realmente…?

 –aun no puedo despertar por completo… aun debo seguir así… hasta que él sea liberado…

 –llévatela… pero vuelve a mí y te protegeré de todo…

 –Bankotsu… yo…

Un viento vino de golpe frenando a Inu Yasha, el collar en su cuello hizo que desde las perlas negras hilos negros perforaran su garganta… frente a Banryu, los ojos de Inu Yasha se volvieron Rojos y sus pupilas azules marcas aparecieron en sus mejillas y de su garganta un profundo gruñido se escuchó…

 –… ¿inu…gami?  –susurro como si las palabras quemaran su garganta.

Como si hubieran roto un muro de cristal por un momento Inu Yasha pareció temblar…

 –¡Inu Yasha!  –la voz de Sesshoumaru se escuchó como un eco en la cueva. Inu Yasha volteo mostrando las garras a Sesshoumaru y corrió a atacarlo sin dudarlo.

Sesshoumaru salto para atrás esquivando el repentino ataque, al ver el estado de Inu Yasha solo pudo pensar que lo habían herido al grado de que se transformara, miro con odio a donde estaba el espíritu y aquel niño zorro, pero los ataques de Inu Yasha no se detenían obligándolo a bloquear sus ataques. Salir era riesgoso sin haber encontrado a Rasetsu y aquí frente de aquellos espíritus.

 –tan problemático  –dijo sujetando la mano con garras que fue dirigida a su garganta…

Una lanza lo hizo soltarlo. Banryu tenía por sobre su cabeza una infinidad de lanzas de agua y apuntaban a su dirección.

 –¡no lo toques!  –le ordeno Banryu agitado por sus pensamientos, aun estaba confundido, pero no podía evitar el deseo de salvarlo.

Sesshoumaru solo frunció el entrecejo al escucharlo, los gruñidos de Inu Yasha se volvieron más fuertes. Debía hacer algo… corrió alejándose de la cueva rogando Inu Yasha lo siguiera… no podía desafiar al espíritu de la tierra hermana de su país, pero si seguía ahí lo haría ¿Por qué había dicho que no tocara a Inu Yasha?… ¿Qué había ocurrido? cuanto más lo pensaba el enfado crecía. Los gruñidos cada vez más fuertes de Inu Yasha le decían que se acercaba. La salida estaba cerca al lado de los sitios de los espíritus debía haber un altar y un lugar para el oráculo si podía encerrarlo reduciría el espacio donde se puede mover, algo que podía jugarle en contra, pero…. Tomo su látigo… la torre estaba a unos 200 metros. Sesshoumaru se detuvo un momento el dragón tallado en la madera de garras afiladas tenia y en su cuello el cello donde decía Dragón… un gruñido lo hizo reaccionar, abrió la puerta y entro manteniendo las puertas abiertas.

Inu Yasha entro quedando en la oscuridad al ser cerrada la entrada detrás de él… el látigo golpeo en diferentes partes de Inu Yasha sin dejarle saber dónde estaba, cuando Inu Yasha tomo el látigo y tiro de él solo al látigo fue jalado a él, un gruñido de enfado se escuchó desde su garganta, sus ojos se acostumbraron a la oscuridad y las desvanecientes siluetas ya tenían más formas. Y la silueta del príncipe vino corriendo a él…

 

Banryu miraba el lugar por donde se habían ido su pecho aun no se calmaba, ese niño… ¿Quién era ese niño? ¿realmente había vuelto? Su pecho dolió agitado, el zorro se había ido en algún momento sin que él se percatara…

 –oh… vaya, vaya… pareces estar adolorido, señor espíritu del agua…

 –¿Quién eres?

Pregunto a quién caminaba a él… de apariencia joven y túnica larga adornado con una toga hecha de seda, era difícil saber si era hombre o mujer, Banryu alzo unas lanzas de agua tratando de no mostrar el dolor que sentía pero una estela blanca acompañada de un siseo corto las lanzas.

 –no lo necesita, no vengo a pelear contigo, señor espíritu del agua… quiero pedirte algo… ¿me darías la joya…? ¿he? No veo ninguna joya en tu cuello… ¿no eres tú el dragón?

Sorprendido tanto de que haya podido romper tan fácilmente las lanzas de agua aun estando a esa distancia con aquella espada… y su forma de hablar y actuar…

 –…¿Quién eres?

 –ah… perdón, perdón  –dijo riéndose  –soy Jakotsu, pero me puedes decir “amor”  –le guiño un ojos provocándole escalofríos.

 –¿Jakotsu?  –dijo en pregunta  –jamás he escuchado de ti… ¿Por qué estás aquí?

 –por la joya en tu cuello, pero no la tienes…  –dijo como si nada.

 –tú ¿para qué lo quieres?

 –mi rey lo quiere… porque un hombre le dijo que así te podría controlar…

 –tu honestidad es demasiada, o eres idiota o planeas algo ¿Por qué me dices lo que quiere hacer tu señor?

 –porque preguntaste y él jamás dijo que era un secreto –alzo los hombros  –a mí me da igual… trabajo para él solo porque es divertido, no me interesa nada más que divertirme…

 –¿y si digo que no te la daré?

 –… emmm… no lo había pensado…   –cruzo los brazos.

 –realmente… ugh!  –un dolor perforo su pecho haciendo que votara sangre por la boca.

 –¡oye!  –dijo corriendo y de un salto llego donde él  –¿estás bien?

 –…tú… coj…  –su garganta se apretó.

 –oye, Ban no me digas que estas enfermo…  –dijo sobando su espalda.

Banryu lo miro molesto pero el rostro de ese chico parecía preocupado. Aun cuando quería alejarlo su cuerpo no respondía y sin que él lo deseara su conciencia se perdió.

 –ehy… ¡oye!… Ban…

 

 –Ban… Banryu… Banryu…

“¿Quién me llama?” se preguntó sintiendo una leve caricia… cuando abrió los ojos una larga cabellera negra fue lo que vio, una persona joven le daba la espalda, pero volteo dejándole ver una sonrisa tras un semi traslucido velo.

 –has despertado  –dijo en un susurro  –de verdad estas agotado… aun no sabes cómo volverte a una forma humana, pero sigues usando tu poder para ayudar a los otros países con el agua y entrenas y me das de tu energía… deberías pedirle ayuda…

 –ni lo digas… tú también me das de tu energía para poder dormir… no le pediré ayuda a un arrogante de…

 –Banryu… solo no sabe hablar con suavidad es como Onigumo…

 –a ese lo soporto menos…

 –ninguno de ustedes habla con suavidad por eso siempre discuten…

El dragón se volteó para no verle, pero escucho una risita…

Siempre con tanto ánimo y contándole acertijos e historias que escuchaba, iba y se quedaba con él cuando desde los cielos caía agua y le ayudaba con hechizos para que no se agotara tanto… aun así cuando se iba terminaba durmiendo por días siendo cuidado por un hechizo de aquella persona… el tiempo pasaba y le veía volver…

Un día llego corriendo… con una esfera en sus manos, parecía no haber dormido mucho ni comido, pero venia gritando y sonriendo con emoción.

 –lo logre… lo logre…  –dijo llegando hasta él  –mira podrás convertirte en humano, pero…  –rasco su cabeza  –una vez lo hagas no volverás a ser Dragón a menos que encuentre a una persona que descifre el incógnita de tu corazón…

 –¿de qué hablas?

 –todo corazón tiene una incógnita… tú también lo tienes…

 –¿y tú?

 –claro… ¿Qué es lo que mueve mi alma y susurra mi aliento?

 –……………… ¿Cómo voy a saberlo?  –termino por decir.

 –vez no todos sabrán responder o lo harán pero a su respuesta algo le faltara para ti…

 –¿Qué es más importante la razón o el sentimiento? ¿y por qué?

 –oh… esa es una pregunta difícil… porque ambas te mantienen con vida, pero el sentimiento nubla la razón y la razón puede cegar los sentimientos… pero que es vivir sin sentimientos o perder la razón… y aun así, tienes que sentir para darle juicio a la razón…

 –piensas como yo, pero no tienes la respuesta, tal como yo aun no la sé…

 –quien la descubra podrá liberar tu forma y ligaras tu alma a aquella persona, si tienes forma humana podrás salir de vez en cuando y beberemos con los demás…  –la emoción en su voz no hacía más que hacerle suspirar… pero entendía lo que decía, los otros espíritus venían a su hogar, pero él no podía salir de sus tierras sin que le rogaran su presencia.

 –está bien… lo haré  –la sonrisa amplia de esa persona le bastó para no preguntar o pensar en nada y comenzó a escuchar.

“la joya atada al alma, aun si solo es una piedra pulida por el río, tomara el brillo de mi deseo y aclamare la belleza del conocimiento…”

Poco a poco una luz emano de la esfera y el comenzó a sentir una calidez dentro de él.

“rezare por la bendición otorgada y el resplandor de aquella piedra será mi guía y no dejare a nadie apagar la llama de mi decisión ni arrebatar el brillo de la joya que guardara la pregunta de mi alma”    

Cuando volvió a abrir los ojos su reflejo le mostro su apariencia de humano.

 –desde hoy te llamare Bankotsu  –sonrió extendiendo la espera frente a él.

 

Sesshoumaru derribo a Inu Yasha y sujeto con rapidez y gran esfuerzo las manos que intentaron herirlo sujetando con sus piernas las del caído, pero este se retorcía intentando escapar, las fuerzas de Inu Yasha parecían haber aumentado costándole mantenerlo.

 –con mi alma hago las ataduras que restrinjan… ugh  –aun si lo intentaba Inu Yasha no dejaba de luchar, soltándose una de las garras de Inu Yasha corto las ropas y su pecho  –el poder que desborda tu… inconsciente… y seré la cadena que te restrinja…

Como rayos se formaron brazaletes en las muñecas y tobillos de Inu Yasha… gruñidos salían de sus labios. El dolor físico y espiritual que sentía Sesshoumaru, lo hizo jadear por aire, miro a Inu Yasha, la imagen de ese moreno besándolo vino a él molestándolo, las palabras de ese espíritu y la mirada de su sirviente…

 –¿Por qué todos…?  –los ojos de Sesshoumaru se quedaron en los labios de Inu Yasha, la túnica desarreglada dejaba ver su pecho…

Aun atado se retorcía bajo él provocándole que tragar saliva…

 –no entienden… que soy el único que te puede tocar… que  –acerco su rostro a él dejando salir un suspiro al rozar sus labios  –eres mío Inu Yasha.    

Tenía que hacer lo que ya había hecho para calmar esta transformación, tenía que recitar el hechizo para absorber la desbordante energía, tenía que mantener la cabeza lo más serena que pudiese, sus labios devoraban los de Inu Yasha sin recitar ningún hechizo y su mente ya estaba completamente perdida en el deseo. Los colmillos de Inu Yasha cortaron los labios de Sesshoumaru haciendo se alejara un poco estando agitado, la sangre de su labio bajo hasta los de Inu Yasha. Inu Yasha lamio la sangre que cayó en su labio y como si fuera un delicioso néctar lamio los labios de Sesshoumaru saboreando su sangre.

La sanidad de los ojos de Inu Yasha se había perdido aun cuando todavía podía ver un brillo en ellos, por algún motivo la idea de que Inu Yasha perdiera por completo su sanidad lo atormento trato de alejarse y pensar en alguna forma de traerlo de vuelta. El cuerpo de Inu Yasha no le daba descanso probando el aguante de su cordura ¡y por los dioses que se estaba forzando para no tomarlo! jamás haría algo tan bajo como aprovecharse, pero Inu Yasha no le ayudaba en nada. El miembro duro de Inu Yasha se rozaba en su intimidad y esa lengua traviesa lamia sus labios, delineaba su mandíbula y cuello al él tratar de alejarse mientras trataba de pensar en alguna manera de traer la conciencia de Inu Yasha. Con una de sus manos sostuvo por sobre la cabeza de Inu Yasha las manos cautivas por su hechizo, la otra mano la puso en el pecho, el latido acelerado golpeaba la mano de Sesshoumaru, la piel febril… aquella energía era poderosa más de lo que ese chico podía soportar; más allá de lo que fuese ese chico, el poseer semejante poder en su interior. De pronto Inu Yasha se quedó quieto, sus ojos se abrieron por completo…

 –…¿Inu…?

Antes de que pudiera terminar de hablar fue expulsado golpeando algunas cosas a su paso hasta detenerse en la muralla. Al ver a Inu Yasha este estaba hincado sosteniendo sus brazos un gruñido se transformó en grito de dolor… el cuerpo de Sesshoumaru que había sosegado el dolor volvió a sentirlo, sus extremidades quemaban y parecía que sus músculos serian desgarrados, trato de levantarse, pero sus piernas parecían ser atravesadas. Sin embargo a los pies de Inu Yasha un charco de sangre se comenzó a formar.

 –Inu…  –su susurro fue tragado por su dolor.

Si él sentía ese dolor ¿Cuánto sentía Inu Yasha?… se levantó y aun con dolor hizo a sus piernas avanzar…

Inu Yasha se sentía sumergido en el agua, no podía respirar, lanzas atravesaban su cuerpo una tras otra mientras sentía por dentro algo luchaba por salir destrozándolo desde adentro, por más que quería o lo intentara su voz no salía. Trato de llamar a Kouga e incluso a su madre, pero cuando el dolor ya no lo pudo soportar solo un nombre apareció, alguien que lo podría proteger, alguien más fuerte que cualquiera que haya conocido, que tenía el poder para aliviar su dolor ¿Dónde estaba? Si le había prometido protegerlo ¿Por qué no lo ayudaba?

Una voz ahogada lo llamaba y una oración comenzó a ser recitada…

“jamás creí que unas palabras calmaran mi alma y me llenaran del calor de la vida…

Que el silencio y solo una sonrisa bastaran para quitar un poco de mi soledad

Y todo aquello solo por ti, mi querida danza a los dioses…

Aun si no puedo hacer tu deseo realidad jurare a ti que    

 aun si mi corazón es atravesado, y el calor de mi corazón arrancado dejare que el camino te guie a mí…

Aun en el camino de dolor y tormento haré tu dolor sucumbir

Hasta que tu deseo sea cumplido y puedas danzar libremente en el viento”

Era una suave y cálida voz que lo calmaba, sentía la calidez lo comenzaba a envolver poco a poco sosegando su dolor…

Sesshoumaru había logrado llegar a él y lo abrazo, aun cuando tuvo la resistencia de Inu Yasha y fue herido por sus garras se concentró y recito el conjuro que le había hecho para Kagura, para calmar las pesadillas de la sacerdotisa de aquel espíritu que había sido sellado… jamás creyó que lo recitaría… pero en su interior escuchaba la voz de Inu Yasha llamarlo y ante la desesperación solo recurrió a ella como la otra ocasión, calmando extrañamente su propio dolor. Era tan extraño como si ambos estuvieran conectados…

Sesshoumaru cerró los ojos sintiéndose agotado, Inu Yasha había dejado de pelear y parecía calmado, el fuerte abrazo para controlarlo se convirtió en uno que lo sostenía estrechándolo a él…

 –… Inu Yasha…  –susurro en un suspiro agotado.

No tenía respuesta más que un suspiro provocando en él uno…

No supo cuánto estuvo así, pero poco le importaba, su pecho latía con calma y sentía el de Inu Yasha de la misma manera, el sueño extrañamente comenzó a vencer…

 –…Ses… shou… maru…  –el susurro entre cortado de los labios de Inu Yasha resonó en su oído y le provoco una sutil sonrisa. 

  


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