Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Strunz por Momino

[Reviews - 342]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lo prometido es deuda <3

Capítulo 16

 

El sonido furioso de―: ¡UZUMAKI NAMIKASE NARUTO! ―siendo gritado, seguido de una risa ronca masculina fue lo que me despertó de la bruma satisfactoria del sueño profundo. Mis ojos se abrieron, y traté de recordar la última vez que mamá había usado mi nombre completo. Ah, sí, había sido años atrás, cuando había intentado acariciar a un bebé zarigüeya que había entrado por el balcón de alguna manera.

Mamá estaba de pie en la puerta de mi dormitorio, vestida con su bata, con la boca abierta. Jiraiya permanecía detrás de ella, con una extraña sonrisa satisfecha en su rostro.

―¿Qué, ttebayou? ―murmuré. Mi dura almohada se movió. Al mirar hacia abajo, sentí mis mejillas arder. Sasuke todavía estaba en mi cama. Y yo medio tumbado sobre él. Una de sus manos estaba envuelta alrededor de la mía, sujetas contra su pecho. Oh-por-Kami- no... Mortificado en un nivel espectacular, liberé mi mano. ―Esto no es lo que parece, ¡de veras!

―¿No lo es? ―Mamá se cruzó de brazos.

―Son sólo chicos ―dijo Jiraiya, sonriendo―. Por lo menos están completamente vestidos.

―No estás ayudando, ttebane ―replicó ella.

Empecé a sentarme, pero el brazo de Sasuke se apretó alrededor de mi cintura mientras rodaba sobre mí, acariciando mi cuello. Queriendo morir mil muertes, lo empujé. Él no se movió.

Sus ojos se abrieron en rendijas delgadas. ―Mmm, ¿cuál es tu problema, dobe? ―Miré significativamente a la puerta. Frunció el ceño, volvió la cabeza y se quedó helado―. Oh, vaya, que incómodo. ―Aclaró su garganta mientras quitaba su brazo de mi cintura―. Buenos días, Sra. Uzumaki.

Mamá sonrió forzadamente. ―Buenos días, Sasuke. Creo que es hora de que te vayas a casa, ttebane.

El Uchiha se fue tan rápido como era humanamente posible después de eso. Mamá bajó las escaleras sin decir una palabra. Sabiendo que estaba en problemas, pasé delante de Jiraiya en el pasillo. Estaba descalzo.

Al parecer, no era la única persona en la casa que tuvo a un hombre en la cama.

La encontré empujando el bote de café en la cafetera. ―Mamá, no es lo que piensas, ttebayou. Te lo prometo.

Se dio la vuelta, plantando las manos en sus caderas. ―Tenías un chico en tu habitación, en tu cama. ¿Qué se supone que debo pensar, ttebane?

―Parece que tuviste una fiesta de pijamas, también, dattebayou. ―Acomodé el bote de modo que no estuviera la mitad fuera de la máquina con un puchero.

―Soy el adulto aquí. Puedo tener a quien yo quiera en mi cama, jovencito.

Jiraiya rió desde la puerta. ―Tengo que estar en desacuerdo con eso. Espero que yo sea el único en tu cama.

―Ew ―gemí, yendo a la nevera para sacar el jugo.

Los ojos de mamá se estrecharon sobre su novio. ―¿Es esto lo que estás haciendo cuando estoy trabajando en las noches, Naruto?

Suspiré. ―No, mamá, te juro que no lo es, de veras. Estábamos estudiando... y nos quedamos dormidos, dattebayou.

―¿Estabas estudiando en tu habitación, ttebane? ―Se alisó un poco el cabello despeinado lejos de su cara―. Nunca he tenido que establecer reglas contigo antes, pero veo que es necesario que existan algunas.

―Mamá ―gemí, mirando a Jiraiya―. Vamos...

―No habrá chicos en tu dormitorio. Nunca. ―Sacó la crema―. No habrá chicos pasando la noche en ninguna parte de esta casa, ttebane.

Sentándome, bebí mi jugo de naranja. ―¿Puedes dejar de referirte a chicos, en plural? Maldición.

Se sirvió una taza de café. ―Pain está aquí todo el tiempo. Y luego está Sasuke. Así que, sí, es chicos en el sentido plural.

Me ericé. ―Ninguno de ellos es mi novio, ttebayou.

―¿Se supone que eso me haga sentir mejor acerca de uno de ellos estando en tu cama? ―Tomó un sorbo de su café y luego arrugó la nariz con disgusto―. Cariño, nunca he tenido que preocuparme por ti haciendo algo estúpido.

Me paré y le entregué el azúcar que olvidó. ―No voy a hacer nada estúpido, de veras. Nada va a suceder con cualquiera de ellos. Sólo somos amigos, dattebayou.

Hizo caso omiso de la última declaración. ―No puedo estar aquí todo el tiempo, y tengo que confiar en ti, ttebane. Por favor dime que estás siendo... precavido.

―Demonios, mamá, no estoy teniendo sexo, ¡de veras!

Su mirada me dijo que no estaba del todo convencida. ―Sólo asegúrate de que tendrás cuidado. No querrás ser un padre joven, ttebane.

―Mierda... ―dije en voz baja, ocultando mi rostro detrás de mis manos.

―Estoy preocupada ―continuó―. Primero fue Sasuke, luego parecías haber empezado a ver a Pain, pero ahora...

―¡No estoy saliendo con ninguno de los dos, ttebayou!―le dije por lo que parecía ser la centésima vez.

―Ustedes dos se veían muy cercanos. ―Jiraiya apoyó una cadera contra el fregadero, mirándonos―. Tú y Sasuke.

―Esto no es asunto tuyo, viejo ―le dije, enfadado que estuviera aquí para en conversación privada y terriblemente embarazosa.

―Naruto ―espetó mamá.

Jiraiya se rió. ―No. Está bien, Kushina. Él tiene razón. Esto no es asunto mío. Pero parece que hay algo de historia entre los dos.

Por un momento, su sonrisa me recordó a alguien. Falsa. Plástica.

Senju Tsunade. Me estremecí. Kami, estaba paranoico. ―Sólo somos amigos, dattebayou.

―¿Amigos que se dan la mano mientras duermen?

Miré a mi mamá, pero estaba ocupada estudiando el interior de su taza fragmentada.

Sintiéndome demasiado expuesto, me crucé de brazos. ―Lo siento, mamá, por trastornarte, dattebayou. No va a suceder de nuevo, de veras.

―Espero que no. ―Lavó su taza de café, con un ligero ceño―. Lo último que quiero ahora mismo es un nieto.

Terminada esta conversación, me deslicé más allá de Jiraiya y entré en la sala de estar. Agh, mi mamá pensaba que estaba haciendo bebés.

Incluso yo estaba perturbado por ese pensamiento.

Agarrando mi mochila del suelo, la arrastré hasta el sofá. Cuando levanté la vista, vi a mamá y Jiraiya en el pasillo. Él le susurraba algo al oído, y ella se rió en voz baja. Antes de que pudiera apartar la mirada, él la besó... pero nuestros ojos se encontraron.

 

Horas más tarde, Jiraiya aún estaba en la casa... mi casa. No la suya.

¿Era así como mis sábados serían cuando mamá estuviera fuera? ¿Verlos a los dos trabajar en crucigramas y estar besándose? Quería arrancarme los ojos.

La forma en que me miró hizo que mi piel se sintiera como si un millar de cucarachas estuvieran correteando debajo de ella. Tenía que ser mi paranoia.

Revisé mi blog de forma rápida y descubrí que tenía más de veinte comentarios en mi IMM. Curioso por el repentino comentario amoroso, me desplacé por ellos. Algunos de ellos hablaban sobre los libros que tenía. Otros sobre sobre el chico que había estado sentado a mi lado.

Maldita sea. Él había secuestrado mi blog. Poniéndome los auriculares, escuché algunas canciones mientras leía mi asignación de inglés. Mamá apareció en algún momento más tarde, y me sacudí las migajas, con la esperanza de que no fuéramos a tener otra conversación de sexo. Especialmente cuando sabía que Jiraiya estaba justo en la cocina, poniéndose cómodo en casa.

―Cariño, Sai está aquí para verte. ―Luego se acercó y apartó mi libro de texto―. Y antes de que digas que estás ocupado o tienes planes con un chico, tienes que levantarte e ir a hablar con él, ttebane.

Tomé el último bocado de mi fría Pop-Tart y fruncí el ceño. ―De aaacuerdo...

Ella apartó su flequillo pelirrojo de lado. ―No puedes pasar cada segundo de vigilia estudiando y pasando el rato con Pain o quien sea, ttebane.

¿O quien sea? Como si tuviera esta larga lista de chicos. Suspiré mientras me paraba. Antes de salir de la habitación, noté su mirada fija en el árbol de Navidad, y me pregunté en qué pensaba.

Sai esperaba fuera, una visión en blanco. Me tomó unos segundos darme cuenta que el suéter blanco que llevaba se había mezclado con el fondo. Estaba nevando mucho, hasta el punto de que apenas podía ver la línea de árboles a unos metros de distancia.

―Hola, ttebayou ―dije sin convicción.

Él parpadeó y sus ojos inmediatamente se lanzaron a mi cara.

―Hola ―respondió con entusiasmo forzado―. Espero que no te esté molestando.

Me apoyé en la puerta. ―Bueno, acabo de empezar mi trabajo de Inglés. Quería quitarme eso de encima.

―Oh. ―Sus labios rosados se volvieron hacia abajo―. Bueno, va a tener que esperar. Vamos a ver una película.

Di un paso atrás. Con todo lo que pasaba y todas las mentiras, estar cerca de Sai era difícil. ―Tal vez en otro momento, porque estoy muy ocupado, de veras. ¿Qué tal el fin de semana que viene? ―No esperé una respuesta. Empecé a cerrar la puerta.

Sai hizo la maldita cosa de súper-velocidad y empujó la puerta para abrirla de nuevo. Parecía un duendecillo pequeño y enojado. ―Eso fue muy grosero, Naruto.

Me sonrojé. No podía negar eso y, es obvio que no lo había echado.

―Lo siento, dattebayou. Estoy tan abrumado con el trabajo escolar, de veras.

―Entiendo eso. ―Empujó la puerta más abierta―. Pero vas al cine con Gaara y yo.

―Sai...

―No te vas a escabullir de esto, Naruto. ―Sus ojos se encontraron con los míos, y vi dolor en ellos. Tragué saliva, mirando a otro lado―. Sé que tú y Sasuke están... bueno, todo lo que sea que está pasando entre ustedes dos y que estás haciendo lo que sea con Pain, también que he estado pasando mucho tiempo con Gaara, pero eso no significa que no podamos ser amigos.

Él se balanceó sobre sus talones, cruzando las manos bajo su barbilla. ―Sólo ponte los zapatos, Naruto, y ven al cine conmigo. Por favor. Te echo de menos. Por favor.

¿Cómo podía decir que no? Me volví un poco, espiando a mi madre en la puerta de la cocina. La expresión de su rostro me suplicaba, también.

Estaba atrapado entre los dos, y ninguno sabía que yo trataba de mantenerme alejado del Uchiha menor por su propio bien.―Por favor ―susurró Sai.

Me acordé de Sasuke diciéndome que era un amigo de mierda.

No trataba de serlo, su hermano menor no se merecía eso. Asentí con la cabeza.

―Déjame tomar mi abrigo y mis zapatos, dattebayou.

Saltó hacia adelante y me dio un abrazo rápido, apretado. ―Estaré esperando aquí mismo.

Sólo en caso de que tratara de escaparme de esto, supuse.

Enviándole a mi madre una mirada, tomé mi sudadera con capucha de la parte trasera del sillón y me puse un par de botas hasta los talones estilo Converse. Metiendo dinero en mis pantalones vaqueros, me dirigí hacia la fresca tarde de diciembre.

Nieve cubría el suelo, haciendo resbaladizo todo bajo mis botas. Sai saltó a mi lado y luego arrancó, arrojándose a los brazos de Gaara. Riendo, besó la parte superior de su cabeza pelirroja y luego se contoneó libre.

Permanecí detrás, con las manos metidas en mi sudadera con capucha. ―¡Hola, Gaara!

Él pareció sorprendido de verme. ―Hola, ¿en verdad vas a venir con nosotros?

Asentí con la cabeza.

―Increíble. ―Miró a Sai―. ¿Qué pasa con...?

Sai se precipita alrededor de la parte frontal del SUV de Gaara, disparándole a su novio una mirada significativa.

Me deslizo en el asiento trasero. ―¿Invitaron... a alguien más, ttebayou?

Entrando, se giró para mirarme. ―Ah, sí, pero está bien. Ya lo verás.

Gaara dio la vuelta en el camino de entrada y sentí el cálido cosquilleo a lo largo de mi cuello. Incapaz de detenerme, me retorcí en el asiento, ansioso por verlo.

Sasuke estaba de pie en el pórtico, vestido sólo con pantalones vaqueros, a pesar de que hacía demasiado frío para eso. Una toalla colgaba sobre sus hombros. Imposible, pero juraría que nuestras miradas se buscaron entre sí. Miré hasta que la casa desapareció de la vista, seguro de que él había esperado hasta que ya no pudiera ver el auto.

Me ruboricé de molestia cuando descubrí a quién había invitado Sai. Sabaku No Ino estaba esperando en la sala de cine. Ella me dio su típica mirada de perra y entró por delante de nosotros, de alguna manera balanceando sus caderas en sus jeans ajustados y tacones de diez centímetros a lo largo del pavimento cubierto de hielo.

Yo me habría roto el cuello.

Qué suerte la mía, terminé sentado entre Ino y Sai. Me hundí en mi asiento, ignorando a la rubia mientras esperábamos a que las luces se apagaran y empezara la película.

―¿De quién fue la idea de elegir una película de zombis? ―exigió ella, sosteniendo un cubo de palomitas de maíz más grande que su cabeza―. ¿Fue Naruto? En cierto modo comparten el mismo aspecto.

―Ja, ja ―murmuré, mirando a sus palomitas de maíz. Apuesto a que no hay mucho entre sus orejas para que un zombie sobreviva.

A mi otro lado, Sai y Gaara habían arrasado el mostrador de golosinas. Sumergieron una barra de chocolate en salsa de queso, por lo que di una arcada detrás de mi mano. ―Eso es muy asqueroso, de veras.

―No seas así ―dijo, tomando un gran mordisco―. Es lo mejor de ambos mundos. Chocolate y cheddar, es por lo que la C es mi letra favorita del alfabeto.

―Sabes ―dijo Ino, arrugando la nariz―, de hecho voy a tener que concordar con el muerto viviente aquí. Eso es asqueroso.

Fruncí el ceño. ―¿Me veo tan mal o algo así, ttebayou?

Ino dijo―: Sí ―al mismo tiempo, que Sai dijo―: No. ―Me crucé de brazos, hice un puchero y pateé mi pie sobre el asiento vacío delante de mí.

―Lo que sea... ―murmuré.

―Entonces ―dijo Gaara, arrastrando la palabra―, ¿las cosas van bien entre tú y Pain?

Hundiéndome más en mi asiento, me tragué una sarta de maldiciones. ―Sí, las cosas están de maravilla, ttebayou.

Ino soltó un bufido.

―Bueno, has estado pasando mucho tiempo con él. ―Sai me miró mientras sumergía otra barra de chocolate―. Las cosas deben estar yendo muy bien.

―Mira, sólo voy a ser honesta con esto. ―Ino se metió una palomita de maíz llena de mantequilla en la boca―. Tenías a Sasuke... Sasuke. Y sé lo bueno que es. Confía en mí.

Una oleada de celos se elevó tan rápidamente, que quería bajar de golpe las palomitas de maíz en su garganta. ―Estoy seguro de que lo es, en serio.

Ella soltó una risita. ―De todos modos, no tengo ni idea de por qué renunciarías a él por Pain. Es lindo y todo, pero no puede ser tan bueno como...

―¡Demonios! ―Sai arrugó la cara―. ¿Podemos no hablar de lo bueno que es en todo y que me obligue a ir a terapia después? Gracias.

Ino se rió entre dientes mientras sacudía su cubo de palomitas de maíz. ―Sólo estoy diciendo...

―No me importa lo que estás diciendo, ttebayou. ―Agarré un puñado de palomitas en parte para ver sus ojos estrecharse―. No quiero hablar de Sasuke. Además Pain y yo no estamos saliendo, ¡de veras!

―¿Amigos con beneficios? ―preguntó Gaara.

Gemí. ¿Cómo pasó todo a ser sobre mi vida sexual inexistente, hoy?

―No hay beneficios en absoluto, dattebayou.

Dejaron de interrogarme acerca de Sasuke y Pain después de eso. A mitad de película, los tres extraterrestres se levantaron y regresaron con más comida. Probé el chocolate sumergido en queso, era tan asqueroso como esperaba. Sin embargo, pesar de que estaba atrapado junto a Ino, me divertía. El tiempo que pasé viendo zombi tras zombi comiendo varias partes de humanos, me olvidé de todo lo que pasaba. Las cosas se sentían normales. Estaba sonriendo, bromeando con Sai cuando salimos de la sala de cine. El sol ya se había puesto, y el estacionamiento se inundaba en el suave resplandor del brillo de las farolas y luces de navidad.

Caminamos colgados del hombro de cada uno, detrás de Ino y Gaara. ―Me alegro de que hayas venido ―dijo en voz baja―. Me divertí mucho.

―Yo también lo hice. Yo... lamento no haber estado mucho alrededor, de veras.

La brisa jugaba con sus mechones azabaches, arrojándolos al otro lado de su cara.

―¿Está todo... bien contigo? Quiero decir, sé que han pasado muchas cosas desde que te mudaste aquí. Y estoy tan asustado que hayas decidido que ya no quieres ser mi amigo debido a lo que soy y todo lo que conlleva.

―No. De ninguna manera, ttebayou. ―Me apresuré a tranquilizarlo―. No me importaría si fueras un hombre-llama. Sigues siendo mi mejor amigo, Sai, de veras.

―No se ha sentido así en mucho tiempo. ―Sonrió débilmente―. ¿Qué es un hombre-llama, por cierto?

Me eché a reír. ―Es como una llama y un humano, como un hombre- lobo, dattebayou.

Su nariz se arrugó. ―Eso es extraño.

―Sí, lo es.

Nos detuvimos ante el auto de Gaara. Ino jugueteaba con sus llaves mientras se inspeccionaba las uñas. La nieve ya empezaba a caer de nuevo, cada copo más gordo que el anterior. Cerré los ojos por un segundo, y cuando los volví a abrir, la nieve se había detenido. Justo así como así, en un abrir y cerrar de ojos.

Continuará...

Notas finales:

¿Las cosas volverán a ser igual para Naruto y Sai?

Estaré ansiosa esperando sus comentarios <3

¿Nos leemos pronto?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).