Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Strunz por Momino

[Reviews - 342]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Agradezco a muchas de las personitas que me dejaron sus mensajes, estaré respondiéndolos en el transcurso del día.

Lean...

 

Capítulo 22

Cuando volví a casa, todos se habían ido excepto Kakashi, quien se quedó a ayudar... a limpiar después de todo.

Alguien había retirado el cuerpo de Kabuto, además de su coche y el camión de Pain. Había marcos rotos por todas partes. La mesa de centro estaba totalmente rasguñada, al diablo. No tenía idea de cómo iba a explicar la ventana rota en el vestíbulo de arriba.

Pero el lugar donde Gaara había caído estaba peor. Líquido brillante reunido en dos manchas. Kakashi trataba de limpiar, pero sus manos temblaban, su mandíbula moviéndose. Agarré algunas toallas del armario de ropa y me arrodillé a su lado.

—Tengo esto, ttebayou—susurré.

El peliplateado se echó hacia atrás, levantando su cabeza y cerrando los ojos. Dejó escapar un suspiro vacilante. —Esto nunca debió haber pasado.

Lágrimas construyéndose en mis ojos mientras absorbía lo que quedaba de Gaara. —Lo sé, de veras.

—Todos ellos son como mis niños. ¿Ahora he perdido a otro, y para qué? Esto no tiene sentido. —Sus hombros temblaron—. Esto nunca tendrá sentido.

—Lo siento, en serio, Kakashi. —La humedad juntándose sobre mis mejillas, limpié mi rostro con mi hombro—. Esto es mi culpa. Él trataba de protegerme, dattebayou.

Kakashi no dijo nada durante varios minutos. Trabajé en el lugar, mojando dos toallas antes de que él colocara su mano sobre la mía. —Esto no es solo tu culpa, Naruto. Este fue un mundo con el que tú tropezaste, uno lleno de traición y avaricia. Tú no estabas preparado para ello. Ninguno de ellos tampoco.

Levanté mi cabeza, parpadeando las lágrimas. —Confié en Pain cuando debí confiar en Sasuke, dattebayou. Dejé que esto pasara.

El Hatake giró hacia mí, agarrando mis mejillas. —Tú no puedes asumir la responsabilidad completa de esto. No tomaste las opciones que Pain tomó. No forzaste su mano.

Me ahogué en un sollozo roto, mientras la pena me desgarraba. Sus palabras no aliviaron la culpa y él lo sabía. Entonces, la cosa más extraña pasó. Él me tomó entre sus brazos y me rompí. Los sollozos atormentaron mi cuerpo entero. Presioné mi cabeza contra su hombro, mi cuerpo sacudiéndose, o tal vez él lloraba su pérdida, también. El tiempo pasó, y se convirtió en Año nuevo. Le di la bienvenida con lágrimas derramándose sobre mi cara, un corazón destrozado. Cuando mis lágrimas se secaron, mis ojos estaban hinchados casi cerrados.

Él se retiró, apartando el flequillo de mi frente. —Este no es el final de algo para ti... para Sasuke. Esto es solamente el principio, y ahora ya sabes contra qué estás realmente. No termines como Itachi y Deidara. Ustedes dos son más fuertes que esto.

 

Pasé el resto de la noche tratando de ocultar a mi mamá de lo sucedido abajo. Tarde o temprano, tendría que decirle. Sin duda los satélites habían recogido lo que había pasado la noche anterior. Y allí estaba el problema, algo de lo que Kabuto había dicho no tenía sentido, una sensación persistente de que lo peor aún estaba por pasar.

Lo resolvería en los próximos días o semanas, lo haría. También habría preguntas sobre Gaara.

Pero ella no tenía que saberlo ahora mismo.

La convencí de que el viento había lanzado una rama arriba en la ventana. Creíble, ya que Sasuke había derribado varias. Los cuadros eran más difíciles de explicar. Luego dormí durante el día de Año nuevo, despertando el domingo siguiente por la mañana sólo para comer Pop-Tarts azucarados y luego me volví a dormir para evitar hundirme en la oscuridad esperando por mí. La culpa carcomiéndome, aún en mi sueño.

Soñé con Pain y Gaara, incluso con Kabuto. Ellos me rodearon mientras nadaba en el lago, deslizándose por abajo y jalándome debajo de la superficie.

Así que fue extraño que cuando desperté esa tarde, tome una ducha, apilé alguna ropa para luego salír al lugar que atormentaba mis sueños. Mamá ya se había ido, yo tenía un vago recuerdo de haber escuchado a Jiraiya en la casa más temprano.

La nieve seguía cayendo, pero con la luna afuera, reflejando la prístina superficie, encontré mi camino al lago fácilmente. Me pare junto al agua congelada, perfecta, amontonado  debajo en mi suéter y la bufanda que mamá me había comprado para Navidad. Incluso me había puesto los guantes a juego.

Las cosas estaban más claras aquí. No menos intensas, pero manejables. El pelirrojo estaba muerto, tarde o temprano el DOD vendría buscando a Kabuto. Cuando lo hicieran, volverían por mí... y por Sasuke.

Yo lo había matado. No por mi propia mano, pero había llevado a todos por ese camino. Personas habían muerto, inocentes y aquellos no tan inocentes. El azabache había estado en lo correcto, una vida era una vida. Enemigo o no, había sangre en mis manos que no podía lavar, empapando mi piel y dejando una mancha oscura.

Y cada vez que cerraba mis ojos, veía el cuerpo de Gaara. Había una opresión en mi pecho que probablemente nunca desaparecería.

No estaba seguro sobre ir a la escuela mañana. Parecía inútil después de todo. Todavía no tenía idea de quién había traicionado a Itachi y Deidara, había más infiltrados por ahí, observándome, mirándonos a todos. Un reloj invisible había aparecido, haciendo tictac a lo lejos para el día de mi juicio final personal, y no tenía a nadie a quien culpar sino a mí mismo.

Aproximadamente un minuto más tarde, sentí un hormigueo caliente que bailaba a través de mi cuello. Mi respiración se estancó en mi pecho, no podía hacer girar mi cuerpo. ¿Por qué estaba él aquí? Tenía que odiarme. También lo hacia Sai.

La nieve crujió bajo sus pasos, lo que encontré extraño. Él podía moverse muy silenciosamente cuando quería. Su calor corporal me cubrió cuando paró directamente detrás de mí. No podía ignorarlo para siempre, también sabía que estaría de pie allí siempre, si lo elegía.

Sorprendido y cauteloso, lo afronté.

—Sabía que estarías aquí. —Miró a lo lejos, un músculo saltando en su mandíbula—. Es a dónde vengo cuando necesito pensar.

Dije lo primero que me vino a la mente. —¿Cómo está Sai?

—Sobrevivirá —dijo él, sus ojos sombreados—. Tenemos que hablar—Sasuke se inclinó hacia adelante antes de que yo pudiera responder—. ¿Estás ocupado ahora mismo? No estoy seguro si interrumpo. Mirar al lago puede necesitar mucha concentración.

No podía entender nada de sus palabras o de su expresión. —No estoy ocupado, ttebayou.

Su mirada ultra brillante se asentó en mí. —¿Entonces vuelves conmigo?

Energía ansiosa construyéndose dentro de mí. ¿Iba a matarme y esconder mi cuerpo? Drástico pero probable después de todo lo que yo había causado. Mi garganta seca cuando emprendimos el viaje de regreso a su casa en silencio. Lo seguí al interior, con las manos sudorosas y temblorosas.

—¿Hambre? —preguntó—. No he comido en todo el día.

—Sí, un poco. —Se trasladó a la cocina, sacó un paquete de jamón. Me senté en la mesa mientras él hacía dos sándwiches de jamón y queso. Duplicó la mostaza sobre el mío, sabiendo que era como me gustaba y casi comencé a llorar otra vez en ese momento. Comimos en tenso silencio.

Finalmente, después de que él limpió, me levanté. —Sasuke, yo...

—Todavía no, dobe —dijo. Secando sus manos, entonces abandonó la cocina sin contestarme. Respiré hondo y caminé tras él. Cuando empezó a subir las escaleras, mi pulso se disparó.

—¿Por qué vamos arriba, dattebayou?

Sasuke echó un vistazo sobre su hombro, la mano en la barandilla de color caoba. —¿Por qué no?

—No sé. Es solamente que parece...

Subió las escaleras, dejándome sin otra opción. Pasamos el dormitorio vacío de Sai. Había otro dormitorio con la puerta cerrada. Imaginé que este había sido de Itachi, probablemente intacto desde que él desapareció. Habían pasado meses antes de que mamá y yo moviéramos algunas cosas de papá.

—¿Dónde está Sai? —pregunté.

—Está con Ino y Sasori. Pienso que estar con ellos lo está ayudando a...

Asentí. Más que nada, quería regresar en el tiempo, hacer más preguntas, no ser tan malditamente estúpido.

El Uchiha abrió una puerta,  mi corazón dio un brinco. Haciéndose a un lado, me dejó pasar rozándolo. —¿Tu habitación?

—Sí. El mejor lugar de toda la casa. —Su habitación era grande, sorprendentemente limpia y organizada. Con algunos carteles de bandas colgados sobre las paredes, que estaban pintadas de un profundo azul.

Todas las persianas estaban abajo, las cortinas corridas.

Con un ademán de su mano, la lámpara cliqueó encendiéndose. Había muchos aparatos electrónicos caros: una TV de pantalla plana, una Mac que envió una dosis de envidia a través de mí, un sistema estéreo e incluso un escritorio. Mi mirada se dirigió a su cama. Era grande.

El edredón azul se veía cómodo y acogedor. Mucho espacio para rodar alrededor... o solamente para dormir. Nada como mi pequeña cama de niño. Forcé mi mirada lejos de su cama y caminé hacia su Mac.

—Linda computadora, ttebayou.

—Lo es, dobe. —Él se quitó sus zapatos.

Yo apenas podría respirar. —Sasuke... —Los muelles de la cama crujieron bajo su peso, mientras pasaba mis dedos sobre la tapa de la portátil—. Lo siento tanto sobre todo, de veras. No debí haber confiado en él, debí haberte escuchado, dattebayou. No quería que nadie saliera lastimado.

—Gaara no se lastimó. Él murió, Naruto.

Un nudo se formó en mi garganta cuando me di vuelta. Sus ojos brillaban. —Yo... si yo pudiera volver atrás, cambiaría todo, en serio...

El azabache sacudió su cabeza, mientras su mirada caía sobre sus manos abiertas. Las curvó en puños. —Sé que no siempre nos llevamos bien y sé que todo el asunto de la conexión te asustó, pero sabías que siempre podías confiar en mí. En el momento que sospechaste que Pain estaba con el DOD debiste haber venido a mí. —La impotencia agrietando su voz—. Pude haber prevenido esto.

—Realmente confío en ti. Con mi vida, ttebayou —dije, moviéndome un poco más cerca—. Pero una vez que pensé que él podría estar implicado con ellos, no quería que tú te involucraras, de veras. Pain sabía y sospechaba demasiado.

Él sacudió su cabeza, como si no me hubiera escuchado. —Debí haber hecho más. Cuando lanzó aquel maldito cuchillo hacia ti, debí intervenir en ese momento y no retroceder, pero estaba tan malditamente enfadado.

Lágrimas construyéndose de nuevo en mis ojos azules. ¿Cómo podría llorar todavía o pensar que algo de esto sería mejor? Algunos papeles sobre su escritorio se revolvieron agitadamente detrás de mí. —Intentaba protegerte, ttebayou.

Levantó sus ojos y ellos perforaron directamente a través de mí. —¿Querías mantenerme seguro?

—Sí. —Tragué el nudo en mi garganta—. No es que resultara de esa manera al final, pero cuando averigüé que Pain y Kabuto estaban relacionados, todo lo que podía pensar era que jugó conmigo, y le permití jugar, dattebayou. Y él sabía cuán cerca estábamos. Ellos te harían lo que le hicieron a Itachi. No había ninguna manera en la que yo podría haber vivido con eso, ¡de veras!

Cerrando sus ojos, él giró su cabeza. —¿Cuándo supiste definitivamente que Pain trabajaba con el Departamento de Defensa?

Era la segunda vez en un día que el azabache había dicho su nombre real. Esto es cuán serias estaban las cosas. —Durante la víspera de año nuevo, el viernes, en serio. Él apareció mientras yo dormía, vi el reloj de Kiba en su auto, ttebayou. Él dijo que Kiba todavía estaba vivo, que el DOD se lo llevó, pero había... había sangre en su reloj.

Sasuke maldijo y luego preguntó—: ¿Mientras dormías? ¿Él hacía eso a menudo, Naruto?

Sacudí mi cabeza. —No, que yo sepa, ttebayou.

—Nunca debiste haberte preocupado por que saliera lastimado. —Se puso de pie, corriendo ambas manos por su cabello—. Sabes que puedo cuidar de mí mismo. Sabes que puedo manejarme por mi cuenta.

—¡Lo sé! —dije—. Pero no iba ponerte en peligro deliberadamente. Tú significas... mucho para mí.

Su cabeza giró hacia mí, su mirada de repente afilada. —¿Y qué significa eso, exactamente?

Yo sacudí mi cabeza. —Eso no importa ahora...

—¡El infierno si no! —dijo—. Casi destruiste mi familia, Naruto. Por poco conseguiste que nos asesinaran y nada de esto ha terminado. ¿Quién sabe cuánto tiempo tiene cualquiera de nosotros antes de que el DOD venga? Dejé que el imbécil se fuera. Está ahí todavía y tan terrible como esto suena, espero que terminen con él antes de que pueda informar a nadie.

Sasuke maldijo— ¡Me mentiste, Naruto! ¿Me estás diciendo todo eso porque significo algo para ti?

Sangre caliente se deslizó a través de mi cara. ¿Por qué estaba haciéndome esto? Cómo me sentía no importaba ahora. —¡Sasuke...

—¡Contéstame, Naruto!

—¡Bien! —Lancé mis manos al aire—. Sí, tú significas algo para mí, ¿¡feliz!? Porqué lo que hiciste por mí en Acción de Gracias... eso me hizo... —Mi voz se quebró y mis ojos azules se desviaron a mis tenis—. Eso me hizo feliz, ttebayou. Tú me hiciste feliz. Y todavía me preocupo por ti. ¿Bien? Significas algo para mí, de veras, algo que realmente aún no puedo poner en palabras porque todo parece demasiado pobre en comparación. Siempre te he querido, incluso cuando te odiaba, de veras. Te quiero aun cuando me llevas a la maldita locura, en serio ¡Y sé que lo estropeé! No solamente para ti y para mí, sino para Sai, dattebayou.

Mi respiración atrapada en un sollozo. Las palabras se precipitaron de mí, una tras otra. —Y nunca me sentí de esa manera con alguien más... Cómo que me estoy enamorando cada vez que estoy alrededor de ti, como si no pudiera recuperar mi aliento y me siento vivo, ttebayou, no solo permaneciendo alrededor y dejando mi vida pasar. No hubo nada así con nadie más, ¡de veras! —Lágrimas pincharon mis ojos cuando retrocedí. Mi pecho se hinchaba tan rápido que dolía—. Pero nada de eso importa, porque sé que tú ahora realmente me odias, Sasuke. Entiendo eso. ¡Solamente lamento no poder volver atrás y cambiarlo todo! Yo...

Sasuke estaba de repente delante de mí, agarrando mis mejillas en sus manos calientes. —Nunca te odié, dobe.

Parpadeé, la humedad reuniéndose nuevamente en mis ojos. — Pero...

—No te odio, Naruto. —Miró intensamente en mis ojos—. Estoy enojado contigo, conmigo. Estoy tan enfadado, que puedo saborearlo. Quiero encontrar a Pain y reorganizar las partes de su cuerpo. ¿Pero sabes en qué pensé todo el día ayer? ¿Toda la noche? Un solo pensamiento que no podía evitar, no importa cuán disgustado estoy contigo.

—No... —susurré.

—Que tengo suerte, porque la persona que no puedo sacar de mi cabeza, la persona que significa más para mí de lo que puedo soportar, todavía está viva. Él está todavía allí. Y ese eres tú, usuratonkachi.

Una lágrima se arrastró bajando por mi mejilla. La esperanza extendiéndose por mí tan rápido que me dejó mareado y sin aliento.

La sensación se parecía a dar un paso al borde del acantilado sin ver qué tan lejos sería la caída. Peligroso. Estimulante. —¿Qué... qué significa eso, ttebayou?

—Realmente no lo sé. —Su pulgar corriendo tras una lágrima sobre mi mejilla, mientras él sonreía ligeramente—. No sé lo que el mañana nos va a traer, dobe, cómo va a ser un año a partir de ahora. Demonios, podemos terminar matándonos el uno al otro por algo estúpido la próxima semana. Es una posibilidad. Pero todo lo que sé es que lo que siento por ti no va a ninguna parte, Naruto.

Escuchar eso sólo me hizo llorar más fuerte. Inclinó su cabeza, besando las lágrimas hasta que atrapó cada una de ellas con su aliento.

Entonces sus labios encontraron los míos y el espacio desapareció. El mundo entero desapareció por aquellos preciosos momentos.

Quise lanzarme dentro del beso, pero no podía. Me aparté, avanzando lentamente en el aire.

—¿Cómo puedes quererme todavía, dattebayou? —dije.

El pelinegro presionó su frente contra la mía. —Oh, todavía quiero estrangularte, usuratonkachi. Pero estoy demente. Tú estás loco. Tal vez es por eso. Simplemente hacemos locuras, juntos.

—Eso no tiene ningún sentido, teme.

—En cierto modo lo tiene, al menos para mí. —Me besó otra vez—. Esto podría tener que ver con el hecho que tú finalmente admitiste que estás profundo e irrevocablemente enamorado de mí.

Solté una risa débil, inestable. —Ciertamente no admití eso, dattebayou.

—No textualmente, pero sabemos que es verdad. Y estoy de acuerdo con ello, dobe.

—¿Lo estás, teme? —Cerré mis ojos, aspirando lo que sentía como la primera respiración real en meses. Tal vez en años—. ¿Es lo mismo para ti?

Su respuesta fue besarme... y besarme otra vez. Cuando finalmente levantó su cabeza, estábamos sobre su cama y yo en sus brazos. No tenía ningún recuerdo del movimiento. Así de buenos eran sus besos. Tuve que esperar hasta que mi corazón redujera la velocidad. —Esto no cambia nada de lo que he hecho. Todo esto todavía es mi culpa, de veras.

Sasuke estaba sobre su lado junto a mí, su mano sobre el material que cubría mi estómago. —No es toda tu culpa. Es toda nuestra. Y estamos juntos en esto, dobe. Afrontaremos lo que nos espera juntos.

Mi corazón dio un baile descontrolado por esas palabras. — ¿Nosotros?

Él asintió, trabajando sobre los botones de mi suéter, riendo suavemente cuando llegó donde estaban abotonados incorrectamente.

—Si hay algo, hay un nosotros.

Levanté mis hombros y él me ayudó a quitarme el suéter. —¿Y qué significa “nosotros” realmente?

—Tú y yo. —El Uchiha se movió hacia abajo, tirando de mis tenis—. Nadie más.

La sangre palpitaba con fuerza, mientras me quité mis calcetines y me acosté. —Yo... me gusta un poco como suena eso, en serio.

—¿Un poco? —Su mano fue sobre mi estómago, deslizándose abajo, moviéndose bajo el dobladillo de mi camisa—. Un poco no es suficientemente bueno, dobe.

—Bien, teme. —Me sacudí cuando extendió sus dedos a través de mi piel—. Me gusta esto.

—A mí también. —Bajó su cabeza, besándome suavemente—. Apuesto a que te encanta.

Mis labios se curvaron en una sonrisa contra los suyos. —Lo hago, ttebayou.

Haciendo un sonido profundo detrás de su garganta, Sasuke arrastró sus besos sobre mi todavía húmeda mejilla, lo que quemó mi piel y encendió el fuego. Nos susurramos el uno al otro, las palabras cerrando lentamente el agujero de dolor en mi pecho. Pienso que ellas hacían lo mismo por él. Le conté todo lo que Pain había dicho y hecho. Él me dijo lo enfadado que había estado viéndome cerca del surfista, confundido y aún dolido. Las verdades que él admitió, las guardé cerca de mi corazón.

El miedo que él sintió cuando vio al Arum y Pain este fin de semana estaba en cada toque leve, delicado de sus dedos.

Aquellas preciosas palabras no podían haber sido dichas hasta entonces, pero el amor estaba en cada toque, cada gemido suave. No necesitaba decirlo, porque me rodeaba en su amor por mí. El tiempo se detuvo para nosotros. El mundo y todo de lo que yo había sido parte, sólo existía fuera de la puerta cerrada del dormitorio, pero aquí, éramos sólo nosotros. Por primera vez, no había nada entre nosotros. Estábamos abiertos, vulnerables el uno al otro. Las piezas de nuestra ropa desaparecieron. Su camisa. La mía. Un botón se desabotonó de sus jeans... y del mío, también, ambas piezas terminaron en el suelo.

—No tienes ni idea cuán desesperadamente quiero esto, dobe. —Su voz era áspera contra mi mejilla. Cruda—. Creo que en realidad he soñado con ello. —Las puntas de sus dedos se desplazaban sobre mi pecho, por mi vientre—. ¿Loco, eh?

Todo parecía una locura. Estar en sus brazos, cuando yo realmente había creído que él nunca me perdonaría. Levanté mi mano, corriendo mis dedos por su mejilla. Él volteo ante mi toque, presionando sus labios contra la palma de mi mano. Y cuando su cabeza bajó hacía la mía otra vez, estallé en vida debajo de él, sólo para él.

A medida que nuestros besos se profundizaron y nuestras exploraciones aumentaron, nos perdimos en cómo nuestros cuerpos se movían el uno contra el otro, en cómo no podíamos evitar no estar lo suficientemente cerca. La ropa interior que todavía llevábamos era un obstáculo del que quería librarme, porque yo estaba listo para tomar el siguiente paso y podía sentir que Sasuke lo estaba, también. El mañana o la próxima semana no estaba garantizado. No es que alguna vez lo estuviera, pero para nosotros, las cosas realmente no parecían estar en nuestro favor. Aquí realmente sólo había el ahora, quería aprovechar el momento y vivirlo. Quería compartir el momento con Sasuke... para compartir todo con él.

Sus manos... sus besos me deshacían completamente y cuando su mano se movió por mi vientre, resbalando aún más abajo, abrí mis ojos, su nombre apenas un susurro que escapaba. Un débil brillo blanquecino y azul perfiló su cuerpo, lanzando sombras a lo largo de las paredes de su dormitorio.

Había algo de alma, ardientemente hermosa y estando al borde de perder el control, cayendo sobre lo desconocido, yo quería caer y nunca emerger de nuevo.

Mis manos inconscientes por el gusto y el placer retiraron la última prenda que llevaba en su cuerpo. No quise mirar, pero sí sentir. Deslizando mi mano sentí su piel y como acto reflejo escuché una risilla de su parte. Lo miré, los ojos profundos y negros me calaban el alma. No conocía otra mirada que pudiera desnudarme y sentirme expuesto sin necesidad de quitarme la ropa que la de Uchiha Sasuke.

Sus largos dedos se introdujeron cálidos debajo de mi ropa interior y de un fugaz movimiento lo ayudé a deshacerme de la única prenda entre nuestra piel.

Miré al techo. Estábamos tan anexos que el toque caliente de las yemas de los dedos en mi piel  me carcomía por completo. Lo sentía tan completo y la electricidad que nos rodeaba no parecía molestarnos.

Lo palpaba entero y jamás creí tener consciencia de todos los poros y pedazos de piel mármol  que le pertenecían al pelinegro, fue en ese momento cuando me percaté de nuestra entera desnudez.

Sentí sus labios en mi pecho, electrificando mi espina cuando con pequeños besos repartió su camino hacia mi ombligo. Temblaba como un cordero. Sasuke era mi cazador. Presagiaba su intensa mirada atenta a mis reacciones, podía verlo a través de mis párpados y nuestros corazones sintonizados nos delataban.

Sentía rozar sus labios mis muslos, fue cuando me di cuenta que apretaba fuertemente la mandíbula como si quisiera evitar dejar escapar un jadeo. Su caliente aliento hacía levantar los vellos de mi piel y sus manos  deslizándose por el largo de mis piernas me hacían ver luz detrás de mis párpados.

El besó el punto exacto y abrí los ojos en un rápido movimiento. Necesitaba tocarlo porque me parecía irreal el momento. Deslicé mis dedos entre sus suaves mechones azabaches, una caricia que le llevó levantar la cabeza desde abajo mientras que su mano libre tomaba mi mejilla.

Lo miré y fue lo mejor que pude haber hecho, porque vi el nacer de esa sonrisa seductora y sincera que tanto me traía loco. Me encontraba expectante de  cualquier  otro movimiento a continuación, pero él se mantuvo quieto.

Parpadeé, corriendo mis manos sobre los fuertes planos de su abdomen. —¿Qué?

—Tú... tú no vas a creerme. —Presionó otro dulce y sensible beso un poco más abajo de mi ombligo—. Pero quiero hacer esto correctamente.

Comencé a reír. —Dudo que pudieras hacer esto incorrectamente, teme.

Los labios de Sasuke se estiraron en una sonrisa medio satisfecha. — Sí, no estoy hablando de eso, dobe. Eso lo haré perfectamente, pero quiero... quiero que nosotros tengamos lo que las parejas normales tienen.

Estúpidas y condenables lágrimas se precipitaron a mis ojos, parpadeé para que no salieran. Oh por Kami, yo iba a gritar como un niño.

Ahuecando mi mejilla, él soltó un sonido estrangulado. —Y la última cosa que quiero hacer es parar, pero quiero llevarte fuera, en una cita o algo así. No quiero que lo que estamos a punto de hacer pueda ser ensombrecido por todo lo demás.

Con lo que me pareció una gran cantidad de esfuerzo, Sasuke subió a mis labios para besarme delicadamente, después se levantó y con cuidado me pasó a su lado. Él envolvió su brazo alrededor de mi cintura y  me aferró contra él. Sus labios rozaron mi sien. —¿Bien?

Inclinando mi cabeza hacia atrás, miré sus ojos negro ónix.

Esto... esto estaba más que bien. Y me tomó varios intentos hablar, porque mi garganta ardía con la emoción—: Creo que podría amarte, ttebayou.

El brazo de Sasuke apretado alrededor de mi cuerpo desnudo mientras besaba mi mejilla enrojecida. —Te lo dije, dobe.

—No es lo que esperaba como una respuesta, teme.

Él rió entre dientes, rodando sobre su lado, en mí, realmente. —Mi apuesta, gané. Te dije que me dirías que me amas durante el Día del Año nuevo.

Enlazando mis brazos alrededor de su cuello, sacudí mi cabeza. — No. Tú perdiste, ttebayou.

Sasuke frunció el ceño. —¿Cómo crees?

—Mira la hora, teme. —Incliné mi barbilla hacia el reloj—. Es pasada la medianoche. Es el segundo de enero. Perdiste, bastardo.

Durante varios momentos él miró fijamente el reloj como si fuera un Arum que estaba a punto de estallar en el siguiente condado y luego sus ojos negros encontraron los míos. Sasuke sonrió. —No. No perdí. Aun así gané, dobe.

Continuará...

Notas finales:

He contado bien y con este capítulo actualizado nos hace falta 4 capítulos más para llegar al final de esta segunda temporada.

¿Nos leemos pronto?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).