Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Strunz por Momino

[Reviews - 342]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Ahhh! Al fin. Este capítulo está sumamente tranquilo e íntimo.

Lean mis chiquititxs.

Capítulo 5

Kiba gritó mientras daba vueltas para alejarse de los cristales rotos. —¿Qué diablos pasa?

Envuelto por el horror absoluto, me quedé inmóvil. El castaño sacudió sus brazos y más vidrios se desprendieron de su ropa. Pequeños trozos se deslizaron por su cabello, algunos caían y otros se quedaron enredados en sus ondas enmarañadas. Mi brazo se sentía como si alguien me hubiera pellizcado, y sabía que la camisa de Sai estaba desgarrada.

Otra ventana se rompió. No sabía cómo controlarlo. Hubo otro fuerte crujido.

Retrocediendo, la mirada de Kiba se posó en las ventanas y después a mí. Sus ojos vidriosos se ampliaron. —Tú...

No podía respirar. Había un resplandor rojizo afectando mi visión. La ventana en el segundo piso vibró.

Con el rostro pálido, se tropezó con sus propios pies, cayendo al suelo. —Eres... estás brillando. ¡Eres... eres un fenómeno!

¿Estoy brillando? —No. No lo estoy, ttebayou. No sé qué está ocurriendo, ¡Pero no estoy brillando, de veras!

Se levantó, y di un paso hacia él. Levantó sus manos y se tambaleó.

—¡Aléjate de mí! Sólo aléjate de mí.

Incapaz de hacer nada, lo observé tambalearse alrededor de la casa. La puerta de un coche se abrió y un motor rugió a la vida. Una parte distante de mi cerebro me dijo que tenía que detenerlo, porque obviamente él se encontraba demasiado borracho para conducir.

Pero entonces la ventana de arriba estalló. Sintiéndome asqueroso, cubrí mi rostro mientras el cristal llovía, cayendo al suelo y sobre mí. Contuve mi respiración hasta que la última pieza de vidrio aterrizó. Me quedé allí, avergonzado y asustado por lo que hice. No sólo expuse mis habilidades otra vez, si no que casi use al Inuzuka como un alfiletero. Mierda, estaba tan jodido.

Pasaron varios minutos antes de enderezarme y bordear mi camino por los cristales rotos, haciendo mi camino entre la pesada línea de árboles. Una fina capa de sudor frío salpicaba mi frente y un miedo residual se mantenía pateando en mi estómago. ¿Qué hice? Cuando mi casa estuvo a la vista, sentí el familiar cosquilleo en mi cuello. Ramas y hojas crujieron, y me giré.

Sasuke desaceleró sus pasos cuando me vio. Empujó una rama que colgaba a un lado mientras se acercaba. —¿Qué estás haciendo aquí afuera, Naruto?

Pasaron varios minutos antes de que pudiera hablar. —Hice estallar un montón de ventanas, ttebayou.

—¿Qué? —Sasuke se movió más cerca, sus ojos se ampliaron—. Estás sangrando. ¿Qué ocurrió? —Hizo una pausa—. ¿Dónde están tus zapatos?

Bajé la mirada a mis pies. —Me los quité.

En un parpadeo, Sasuke estuvo a mi lado, quitando los pequeños trozos de vidrio. —Naruto, ¿Qué...?

Levantando la cabeza, tomé una fuerte respiración. Todo el pánico se concentró en mi pecho. —Estaba caminando y me encontré con Kiba...

—¿Él te hizo esto? —su voz era tan baja que envió un escalofrío a través de mí.

—No. ¡No! Yo me encontré con él, y estaba molesto contigo, dattebayou. —Me detuve, mis ojos buscando los suyos—. Dijo que tú le diste una paliza, teme.

—Sí, lo hice —No había disculpa en su voz.

—Sasuke, no puedes golpear a los chicos sólo porque hablen mal de mí.

—En realidad, sí puedo, dobe —Su mano se volvió un puño a su costado—. Se lo merecía. No voy a mentir. Lo hice porque no me gustó lo que él andaba diciendo. Era una mentira.

No sabía qué decir. Me quede sin palabras.

—Sabía lo que hizo, lo que intentó hacer, y retorció la verdad en cuanto a ti, usuratonkachi. —Los ojos de Sasuke revolotearon a las sombras que se filtraban entre los árboles—. No voy a dejar que esa basura humana hable de esa manera de ti, especialmente él o sus amigos.

—Wow —murmuré, parpadeando rápidamente. A veces olvidaba lo protector que puede ser Sasuke... o cuan francamente aterrador—. No creo que debería decirte gracias, porque eso parece mal, pero, eh, gracias, en serio.

—De todos modos, eso no es importante. ¿Qué ocurrió?

Tomando varias respiraciones profundas, dejé que las palabras salieran apresuradas. Cuando terminé, Sasuke pasó un brazo alrededor de mí, jalándome contra su pecho. No me resistí, presioné mi rostro contra él y lo abracé, sintiéndome más seguro en sus brazos que en ningún otro lugar más. Y no podía culpar a la conexión por esto. Incluso antes de que existiera, sus brazos siempre fueron un tipo de santuario.

—Sé que no lo hiciste a propósito, Kitsune —Su mano hacía suaves círculos contra mi espalda—. Kiba estaba borracho, así que hay una gran posibilidad de que ni siquiera lo recuerde. Y si lo hace, nadie le creerá.

La esperanza creció. —¿Eso crees, Sasuke?

—Sí. La gente pensará que está loco, dobe —Sasuke se echó hacia atrás, bajando la cabeza, así que nuestros ojos estuvieron al mismo nivel—. Nadie le creerá, ¿De acuerdo? Y si comienza a hablar, yo voy a...

—Tú no harás nada, dattebayou—Me aparté de sus brazos, respirando fuertemente—. Creo que ya has traumatizado al chico de por vida, de veras.

—Obviamente, no —murmuró—. ¿Pensabas regresar aquí? Estabas molesto. ¿Por qué?

El calor se concentró en mis mejillas, y comencé a caminar a mi casa.

Sasuke dejó escapar un largo y sufrido suspiro. Estuvo justo a mi lado. —Naruto, habla conmigo.

—Puedo regresar a casa sin tu ayuda, muchas gracias, en serio.

Apartó una rama fuera del camino para que yo pudiera pasar debajo de ella. —Espero que así sea. Está justo allí, dobe.

—¿No deberías estar besuqueándote con Ino justo ahora, de todas maneras, ttebayou?

Me miró como si me hubieran crecido dos cabezas. Reconocí mi error de inmediato.

—¿De eso se trata todo esto, dobe?

—No. Esto no tiene nada que ver contigo... o con ella.

—Estás celoso —Parecía satisfecho—. Estoy a punto de ganar esta apuesta, usuratonkachi.

Mis pasos se hicieron más fuertes. —¿Yo? ¿Celoso? Te estás volviendo loco, bastardo. No soy yo quien intentó asustar a Pain.

Agarró mi brazo, deteniéndome justo cuando mi pórtico estuvo a la vista. —¿A quién le importa Pen?

—Pain, ttebayou—Corregí.

—Como sea. Pensé que yo no te gustaba.

Intenté apartar mi brazo. No hubo manera en que pudiera romper su agarre. —Tienes razón. No me gustas, teme.

La ira llameó en sus ojos. —Estás mintiendo... tienes las mejillas sonrojadas.

El peor caso de diarrea verbal ocurrió. —Me besabas hace unos días y ahora estás divirtiéndote con Ino. ¿Eso es lo que normalmente haces, dattebayou? ¿Saltas de chico en chica?

—No —Me soltó el brazo—. Eso no es lo que hago. No lo hice, dobe.

—Sí, odio tener que decírtelo, Sasuke,  pero es lo que estás haciendo —Y eso fue lo que yo hice. ¿Qué estaba haciendo? No podía estar cabreado con él cuando yo hice lo mismo, pero lo estaba. Era ridículo—. Por Kami, estoy siendo tan quejumbroso. Olvida lo que he dicho, ttebayou. Puedes hacer lo que quieras, y yo no tengo ningún derecho...

Sasuke maldijo, dejando caer mi brazo. —De acuerdo. No tienes idea de lo que sucedía entre Ino y yo. Sólo íbamos a hablar. Sólo jugó contigo, Naruto.

—Como sea —Me di la vuelta, caminando nuevamente—. No estoy celoso, de veras. No me importa si tú e Ino hacen bebés alíens juntos. No me importa. Y honestamente, si no fuera por esta estúpida conexión, tú ni siquiera disfrutarías besarme, ttebayou. Es probable que ya no lo hagas, ¡en serio!

Sasuke estuvo de pronto frente a mí. Di un paso involuntario hacia atrás. —¿Crees que no me gusta besarte? ¿Qué no pienso en ello cada segundo desde entonces? Y yo sé que te pasa lo mismo. Sólo admítelo, dobe.

En la boca de mi estómago, mis entrañas se revolvían. —¿Cuál es el punto de esto, teme?

—¿Lo sientes?

—Oh, por una mierda, sí, lo siento. ¡Lo hago! ¿Quieres que te lo escriba también? ¿Te envió un e-mail o un mensaje de texto? ¿Eso te haría sentir mejor, dattebayou?

Sasuke arqueó una ceja. —No necesitas ser sarcástico, dobe.

—Y tú no necesitas estar aquí, teme. Ino está esperándote.

Ladeó su cabeza, exasperado. —¿De verdad crees que voy a regresar con ella?

—Uh, sí, lo creo, en serio.

—Naruto —Sacudió su cabeza, su voz una suave reprimenda.

—No importa, dattebayou —Tomé una respiración profunda—. ¿Podemos olvidar esto? ¿Por favor?

Sasuke alisó con un dedo su ceño fruncido. —No puedo olvidar esto y tú tampoco.

Frustrado, giré sobre mis talones y me alejé en dirección a mi casa.

Casi esperé que me detuviera, pero después de avanzar algunos pasos comprendí que no iba a hacerlo. Tuve que luchar contra el deseo de no darme la vuelta para ver si aún seguía allí. Pero ya me había humillado lo suficiente esta noche. Hice un berrinche por culpa de Ino y Sasuke, me fui de la fiesta y casi decapité a Kiba. Todo antes de la media noche. Asombroso.

 

 

Cumplir dieciocho años no fue tan emocionante como pensaba que sería cuando era un niño, pero sucedieron algunas cosas muy buenas. Logré pasar todo el día sin preocuparme por lo que sucedió la noche anterior. Pain llamó para charlar, y recibí un ordenador portátil nuevo y brillante ya configurado y con todo instalado.

Antes de hacer cualquier otra cosa, me conecté a mi blog y escribí una rápida entrada de "¡Estoy de vuelta!". Una parte enorme de mi vida que había estado ausente regresó. Mamá tuvo que apartarme de la computadora portátil con bastante rapidez, sin embargo. Me pasé el resto del día recorriendo una gran distancia con mamá para conocer a Jiraiya en el más próximo restaurante.

Jiraiya era del tipo sensiblero.

No estaba seguro de cómo sentirme. Ni una sola vez quitó su mano de la de mi madre durante la cena. Era lindo, encantador y guapo, pero era raro verla con otro hombre. Más raro de lo que había pensado que sería. Pero me dio una tarjeta de regalo para la librería local. Puntos extras allí.

El pastel helado de costumbre fue diferente este año. El peliblanco se nos unió en casa para eso.

—Aquí —dijo, tomando el cuchillo de mamá—. Si lo pasas bajo el agua caliente, es más fácil de usar.

Mamá sonrió hacia él como si acabara de descubrir la cura para el cáncer. Charlaron mientras yo me senté en la mesa, tratando de no rodar los ojos.

Él colocó un trozo frente a mí. —Gracias, ttebayou —dije.

Sonrió. —No hay problema. Me alegro de que estés completamente recuperado de la gripe, muchacho. Nadie quiere estar enfermo en su cumpleaños.

—Yo secundo eso, ttebane —dijo mamá.

Ella no apartó los ojos de él hasta que fue casi la hora para que se preparara para su turno en el hospital. El peliblanco se quedó en la cocina conmigo, terminando lo último de su pastel, mientras el silencio entre nosotros creció a un nivel incómodo de proporciones épicas.

—¿Has estado disfrutando de tu cumpleaños hasta ahora, Naruto? — preguntó, colgando el tenedor de sus largos dedos.

Tragué lo último de la parte crujiente, la cual era la única sección de la torta helada que yo había comido. —Sí, ha sido muy agradable, de veras.

Él levantó su vaso, inclinándolo hacia mí. —Bueno, brindemos por muchos más en el futuro —dijo. Tomé el mío, golpeé el suyo. Sonrió, arrugando la piel alrededor de sus ojos—. Mi plan es estar aquí para compartir contigo y tu madre.

Poco seguro de cómo sentirme acerca de él estando aquí un año a partir de ahora, asenté mi vaso y me mordí los labios. Una parte de mí quería ser feliz por mamá, pero la otra parte sentía que traicionaba a mi padre.

Jiraiya se aclaró la garganta, inclinando la cabeza hacia un lado mientras me miraba. Diversión brilló en sus ojos, eran casi negros. —Sé que probablemente no te gusté como suena eso. Kushina me dijo cuan cercano eras a tu padre. Puedo entender tu renuencia a tenerme cerca.

—Yo no soy reacio a la idea, dattebayou —le dije con sinceridad—. Sólo es diferente, en serio.

—Diferente no es malo. Tampoco lo es el cambio, muchacho —Tomó un trago, mirando hacia la puerta—. Tu madre es una gran mujer. Lo pensé desde el momento en que llegó a trabajar en el hospital, pero fue la noche en que fuiste atacado que las cosas pasaron de una relación de trabajo profesional a algo más. Me alegro de haber podido estar ahí para ella.

Hizo una pausa y su sonrisa se extendió. —Es extraño como algo bueno puede provenir de algo horrible.

Mi ceño fruncido. —Sí... es extraño, de veras.

Su sonrisa se hizo más amplia, casi condescendiente. Mamá regresó, poniendo fin a su intento totalmente extraño de vincularse conmigo... o marcar su territorio. Se quedó hasta el momento que ella se fue a trabajar, absorbiendo su tiempo. Fui a la ventana, viéndolos besar antes de que entraran en coches separados. Asqueroso.

Con la puesta de sol afuera, escribí una rápida reseña para el lunes y luego una más larga para el martes. La más larga fue porque no podía detener la efusividad. Creo que tenía un nuevo novio ficticio y su nombre era Kurama. Para chuparse los dedos.

Puse en la televisión una de esas estaciones generalmente molestas que únicamente tocan música en una pantalla en blanco. Parando en un canal que ofrecía los éxitos de los años ochenta, lo subí lo suficientemente alto para no oír mis propios pensamientos. Había colada que necesitaba ser hecha y una cocina que debía tener una buena limpieza. Era demasiado tarde para sacar las plantas muertas de la cama de flores. La jardinería era algo que siempre me ayudaba a aclarar mis pensamientos, pero el otoño y el invierno, apestaba para eso. Me puse unos cómodos pantalones cortos de dormir, medias cubiertas con renos que llegaban a mis rodillas, y una camiseta térmica de manga larga.

Lucía como un completo desastre.

Corriendo a través de la casa, recogí toda la ropa, deslizándome a veces en los pisos de madera. Me deshice de una carga en la lavadora y empecé a cantar junto a una de las canciones.

Me deslicé fuera del cuarto de lavandería y salté por el pasillo, con los brazos volando alrededor de mi cabeza.

Calor se extendió por mi cuello.

—Vaya, hubiera matado por tener una cámara.

Sobresaltado por la voz profunda, grité y di media vuelta. Mi pie se resbaló en una sección de la madera bien limpia y mi trasero golpeó en el suelo.

—Mierda—jadeé, agarrándome el pecho—. Creo que estoy teniendo un ataque al corazón, ttebayou.

—Yo creo que te rompiste el culo, dobe —La risa llenó la voz del Sasuke.

Me quedé tendido en el estrecho pasillo, tratando de recuperar el aliento. —¿Qué demonios? ¿Tú tan sólo entras en las casas de la gente, dattebayou?

—¿Y escuchar a la gente bailar solos en sus casas? Bueno, sí, tengo esa costumbre. En realidad, llamé varias veces, pero vi tu... baile por la ventana y la puerta estaba sin llave. —Se encogió de hombros—. Así que me concedí el permiso de entrar.

—Puedo ver eso, teme —Me puse de pie haciendo una mueca—Demonios, tal vez sí me rompí el culo, ttebayou.

—Espero que no. Tengo un tipo de debilidad por tu trasero, dobe —Hizo brillar una sonrisa—. Tu cara está muy roja. ¿Seguro que no te golpeaste eso en tu camino hacia abajo?

Gruñí. —Te odio, idiota.

—No, no creo que lo hagas. —Su mirada fue sobre mí, hasta los dedos de los pies. Sus cejas se arquearon—. Bonitos calcetines.

Me froté la parte trasera. —¿Necesitas algo, Uchiha?

Se apoyó contra la pared, metiéndose las manos en sus pantalones vaqueros. —No, no necesito algo.

—Entonces, ¿por qué entraste en mi casa, dattebayou?

Se encogió de hombros otra vez. —Yo no forcé la entrada. La puerta estaba abierta y vi tu baile. Supuse que era el único aquí. ¿Por qué estás lavando ropa y bailando canciones de los ochenta en tu cumpleaños, dobe?

Ahora la sorpresa me golpeó al revés en la cabeza. —¿Cómo... cómo sabes que es mi cumpleaños, teme? Ni siquiera creo habérselo dicho a Sai, de veras.

Sasuke se veía demasiado engreído para su propio bien... o el mío.

—¿La noche en que fuiste atacado en la biblioteca y yo fui al hospital contigo? Cuando les diste tu información personal, te escuché.

—Cierto —le dije, mirándolo fijamente—. ¿Y te acordaste, ttebayou?

—Sí. De todos modos, ¿por qué estás haciendo los quehaceres en tu cumpleaños, usuratonkachi?

No podía creer que lo había recordado. —Soy, obviamente, así de patético, dattebayou.

—Eso es bastante patético. Oh, ¡escucha! —Deslizó sus ojos brillantes en la dirección de la sala de estar—. Es “Eye of the Tiger". ¿Quieres cantar junto a eso? ¿Tal vez correr por las escaleras y levantar tus puños en el aire, Kitsune?

—Sasuke —Me arrastré por delante de él con cuidado, entré en la sala de estar, y tomé el control remoto, bajando el volumen de la canción—, en serio, ¿qué quieres?

Él estaba justo detrás de mí, obligándome a dar un incómodo paso atrás. Estar así de cerca de él me producía raras, y malas cosas.

—Vine a disculparme, dobe.

—¿Qué? —Me quedé muy sorprendido, impresionado y un poco más sorprendido—. ¿Vas a disculparte otra vez? Ni siquiera sé qué decir, ¡de veras!

Sasuke frunció el ceño. —Sé que parece una gran sorpresa para ti que yo tenga sentimientos y por lo tanto me sienta mal a veces por cosas que yo pueda haber... causado, usuratonkachi.

—Espera. Tengo que grabar esto. Déjame tomar mi teléfono, teme—Me volví, explorando las mesas por el objeto brillante básicamente inservible que nunca conseguía una recepción clara aquí.

—Naruto, no estás ayudando. Estoy hablando en serio. Esto es... difícil para mí.

Rodé mis ojos. Por supuesto que pedir disculpas sólo sería difícil para él. —Está bien. Lo siento. ¿Quieres sentarte? Tengo torta. El pastel debería suavizar un poco tu carácter, dattebayou.

—Nada me puede suavizar. Soy tan frío como el hielo.

—Ja. Ja. Está hecho de helado y tiene la parte del medio deliciosamente crujiente, en serio.

—Bueno, eso puede funcionar. La parte crujiente del medio es mi favorita.

Luché contra la sonrisa que tiraba de mis labios. —Muy bien, entonces vamos, ttebayou.

Fuimos a la cocina en un incómodo silencio. Tire mi cabello hacia atrás. —¿Qué tan grande quieres tu trozo? —Saqué el pastel del congelador.

—¿Qué tan grande puede ser el trozo del que estás dispuesto a desprenderte, dobe?

—Tan grande como quieras, teme. —Agarré un cuchillo del cajón y calibré lo que pensé que sería un pedazo adecuado para él.

—Más grande. —Se cernía sobre mi hombro.

Moví el cuchillo a un lado.

—Incluso más grande.

Rodé mis ojos y lo moví un par de centímetros.

—Perfecto, dobe.

El cuchillo se negó a cooperar cuando traté de cortar la mitad de la torta. Conseguí un centímetro hacia abajo y no pude seguir. —Odio cortar estas malditas cosas, ttebayou.

—Déjame intentar, dobe. —Llegó a mi lado y nuestras manos se rozaron cuando tomó el cuchillo de mí. Electricidad bailaba sobre mi piel—. Hay que pasarlo bajo el agua caliente. Luego, cortas.

Haciéndome a un lado, lo dejé tomar el relevo. Hizo lo mismo que Jiraiya había hecho antes, y el cuchillo atravesó de la torta. La camisa con botones que llevaba tiró sobre sus hombros cuando se inclinó y pasó el cuchillo bajo el agua caliente de nuevo antes de cortar un pedazo más pequeño. —¿Ves? Perfecto —comentó.

Mordiéndome el labio, tomé dos platos limpios y los coloqué sobre el mostrador. —¿Quieres algo para beber, teme?

—La leche siempre es buena ¿tienes un poco?

Saqué la leche, serví dos vasos altos. Agarré los cubiertos e hice un gesto hacia la sala de estar.

—¿No quieres comer aquí, dobe?

—No. No me gusta comer en la mesa de la cena. Parece formal, dattebayou.

 Sasuke se encogió de hombros y me siguió hasta la sala de estar.

Me senté en el sofá y él se sentó en el otro extremo. Empujé la torta, realmente no hambriento en absoluto. Mi estómago lleno de nudos.

Se aclaró la garganta. —Lindas rosas. ¿Fue Peine?

—Pain —No había pensado un segundo en Pain desde que Sasuke se presentó en mi pasillo—. Sí, son bonitas, ¿no?

—Lo que sea, dobe—se quejó—. Entonces, ¿por qué estás pasando esta noche por tu cuenta? Es tu cumpleaños.

Fruncí el ceño ante su recordatorio flagrante. —Mi madre tenía que trabajar, y yo no tenía ganas de hacer nada, dattebayou—Hurgué en la torta un poco más—. No es tan malo como suena, de veras. He pasado muchos de ellos por mí mismo.

—Supongo que, probablemente, hubieras preferido que no me hubiese pasado a saludar entonces, ¿eh?

Levantando la mirada, vi que apuñaló su pastel con el tenedor hasta que separó el helado de la galleta del medio. Le dio un mordisco a la parte crujiente. —Realmente vine a disculparme por lo de anoche, Naruto.

Coloqué a un lado el plato y tiré mis piernas por debajo de mí. — Sasuke...

—Espera —Levantó el tenedor—. ¿Está bien?

Sentándome hacia atrás, asentí con la cabeza.

Bajó la mirada hacia su plato, su mandíbula tensa. —No pasó nada entre Ino y yo ayer por la noche. Ella sólo estaba... jugando contigo. Y sé que es difícil de creer, pero lo siento si te hizo daño. —Sasuke respiró profundo—. Contrariamente a lo que piensas de mí, no salto de chico en chica. Me gustas, así que no me metería con Ino. Y no lo he hecho. Ella y yo no hemos hecho nada durante meses, incluso antes de que tú vinieras acá, usuratonkachi.

Hubo un peculiar aleteo en mi pecho. Nunca en mi vida había tenido un momento tan difícil entendiéndome a mí mismo como lo hago cuando se trata de Sasuke. Entendía los libros. No entendía los chicos, especialmente los chicos alienígenas.

—Las cosas son complicadas entre Ino y yo. Nos conocemos desde que llegamos aquí. Todo el mundo espera que estemos juntos. Especialmente los ancianos, ya que estamos en “la mayoría de edad.” Es hora de empezar a hacer bebés. —Se estremeció.

Era oficial. Me gustó el sonido de eso aún menos esta segunda vez.

—Incluso ella espera que estemos juntos —Sasuke continuó apuñalando su torta—. ¿Y todo esto? Sé que está haciéndole daño. Nunca quise hacerle eso. —Hizo una pausa, luchando por lo correcto a decir—. Nunca quise hacerte daño a ti, tampoco, dobe. Y he hecho ambas cosas.

Dos manchas rojo brillante florecieron sobre sus mejillas. Pasé mi mano por encima de mi pierna y desvié la mirada. No quería que supiera que lo vi sonrojarse.

—No puedo estar con ella de la manera que ella quiere, en la forma en que se merece. —Se detuvo, exhalando—. De todos modos, quería disculparme por lo de anoche, dobe.

—Yo también, ttebayou —me mordí el labio—. No debería haberte hablado como lo hice. Supongo que toda la cosa de la ventana me asustó, de veras.

—Lo que hiciste ayer con las ventanas... Bueno, eso fue una exhibición de un poder atroz del que no tienes control, dobe—Me miró, bajó las pestañas—. He estado pensando en ello. Y sigo pensando en mi hermano mayor y Deidara.  En esa noche cuando regresaron de excursionismo, y él estaba cubierto de sangre. Creo que el doncel pudo haber resultado herido.

—¿Y lo curó, ttebayou?

—Sí. No sé más. Ellos... ellos murieron un par de días después. Supongo que es como la división de dos fotones, separados pero juntos. Eso explica cómo podemos sentirnos uno al otro. —Se encogió de hombros—. No sé. Es una teoría.

—¿Crees que lo que sea que está sucediéndome vaya a parar, Sasuke?

Recogió lo último de su pastel y luego colocó el plato en la mesa de café. —Puede que tengamos suerte. Lo que estás haciendo puede desaparecer con el tiempo, pero tienes que ser cuidadoso. No hay presión, pero es una amenaza para todos nosotros. No estoy tratando de ser... cruel. Es la verdad, dobe.

—No, lo entiendo. Podría exponerlos a todos, dattebayou. Casi lo he hecho varias veces, en serio.

Se recostó en el sofá en una perezosa y arrogante pose que hizo que mis dedos se doblen. —Estoy averiguando si alguien ha oído hablar de que esto ocurra. Tengo que tener cuidado, sin embargo. Demasiadas preguntas darán paso a la sospecha.

Me toqué el collar mientras Sasuke se volvió hacia la televisión y sonrió. Una banda melenuda de los ochenta tocaba, chillando sobre un amor perdido y encontrado, que sólo se perdió de nuevo.

—Después de ver tus habilidades de baile antes, te habrías mezclado perfectamente con los ochenta —dijo.

Rodé mis ojos. —¿Podemos no mencionar eso otra vez, dattebayou?

Sonrió y se volvió hacia mí, una mirada pícara en su rostro. —Tú estabas tan cerca de echar a perder toda una generación abajo.

—Eres un cabrón, Uchiha.

Sasuke rió. —¿Sabías que tuve un peinado mohicano morado?

—¿¡Qué!? —Me reí, ni siquiera capaz de imaginar eso, especialmente sobre a esas partes—. ¿Cuándo, dattebayou?

—Si, morado y negro. Fue antes de mudarnos aquí. Estábamos viviendo en Nueva York. Creo que pasé por esta fase. Me perforé la nariz y todo —dijo, sonriendo.

Rompí a reír y me tiró con una almohada. La recogí y la puse en mi regazo. —Eras un chico del skate, ¿eh?

—Algo como eso. Kakashi estaba con nosotros. Se convirtió en nuestro tutor en esta clase de cosas. No tenía la menor idea de qué hacer conmigo.

—Pero Kakashi... él no es mucho mayor, dattebayou.

—Es mayor de lo que parece. Tiene alrededor de treinta y ocho años.

—¡Wow! Está envejeciendo bien, de veras.

Sasuke asintió. —Llegó al mismo tiempo que nosotros, en la misma zona. Supongo que pensó que él era responsable de nosotros, siendo el más mayor de todos.

—¿Dónde ustedes... ? —¿Cómo diablos iba a decir esto? Sin éxito, hice una mueca—. ¿En dónde todos ustedes aterrizaron?

Estirándose, tomó un pedazo de pelusa de mi térmica. —Aterrizamos cerca de Skaros.

—¿Skaros? —Arrugué mi cara—. Uh, ¿está incluso en la Tierra, ttebayou?

—Sí. —Sonrió ligeramente—. En realidad es una pequeña isla cerca de Grecia. Es conocida por esta región rocosa donde una vez hubo un castillo. Me gustaría volver algún día. Es algo así como nuestro lugar de nacimiento, supongo.

—¿Cuántos de ustedes aterrizaron allí, ttebayou?

—Un par de docenas, o por lo menos eso es lo que Kakashi nos ha dicho. Yo no me acuerdo de nada del principio. —Sus labios fruncidos—. Permanecimos en Grecia hasta que tuvimos alrededor de cinco, y luego vinimos a Japón. Había unos veinte de nosotros, y tan pronto como llegamos, el DOD estuvo allí.

No me podía imaginar lo que debió haber sido para él y los demás. Para ser tan joven, ser de otro mundo, y luego ser empujado directamente en las manos de un gobierno extranjero, tenía que dar miedo. —¿Cómo fue todo eso, dattebayou?

Me miró. —No muy bien, Kitsune. No sabíamos que los seres humanos eran conscientes de nosotros. Todo lo que sabíamos era que había Arums alrededor, pero el DOD llegó como una gran sorpresa para nosotros. Al parecer, sabían de nosotros desde el momento en que llegamos. Detuvieron a cientos que habían llegado a Europa otros a Estados Unidos.

Me volví hacia él, agarrando la almohada contra mi pecho. —¿Qué hicieron con ustedes?

—Nos retuvieron en una instalación en Nuevo México.

—No jodas —Mis ojos se abrieron de par en par—. ¿El Área 51 es verdadera realmente, ttebayou?

Me miró, diversión arrastrándose en sus ojos.

—Wow —Dejé esta para asimilar. Todos esos locos tratando de entrar en el recinto tenían una buena razón—. Pensé que toda la cosa del área 51 era un mito, de veras.

—Mi familia y amigos llegaron hace quince años, pero eso no significa que los Luxen no vinieran antes de eso. —Se rió al ver mi expresión—. De todos modos, nos mantuvieron allí durante los primeros cinco años. Ellos, el DOD, habían estado asimilando los Luxen durante años. Aprendimos mucho acerca de los seres humanos durante ese tiempo, y cuando fuimos... considerados listos para asimilar plenamente, nos dejaron ir. Por lo general, con un Luxen mayor que podría hacerse cargo de nosotros. Dado que Kakashi tenía una relación con nosotros, nos pusieron con él.

Hice un cálculo rápido en mi cabeza. —Pero ustedes habrían tenido sólo diez años, ttebayou. ¿Viviste con Kakashi hasta hace poco?

—Lo creas o no, maduramos de manera diferente que los humanos. A los diez podría haber ido a la universidad. Nos desarrollamos mucho más rápido, el cerebro y otras cosas. En realidad, soy más inteligente de lo que parezco. —Otra sonrisa fugaz agració su rostro—. Kakashi vivió con nosotros hasta que nos mudamos aquí. A los quince años, éramos adultos más o menos. El Departamento de Defensa nos colocó con una casa y dinero.

Bueno, eso probablemente explica parte de nuestra deuda nacional. —Pero ¿qué pasa con las personas haciendo preguntas sobre sus padres, dattebayou?

 Sasuke me miró de soslayo. —Siempre hay un Luxen mayor que puede hacerse pasar por nuestro padre, o podemos transformarnos en una versión mayor, dobe. Tratamos de evitar la transformación debido al rastro.

 Sacudiendo la cabeza, me acomodé en el sofá. Dirigiendo sus propias vidas desde que tuvieron quince años, con sólo al peliplateado orientándolos. No debería estar tan sorprendido. Mi propia vida era un poco de esa manera, con mi mamá trabajando mucho desde que papá murió.

Sasuke me observaba intensamente cuando lo miré. —¿Quieres que me vaya, dobe?

Era mi oportunidad de decirle que se fuera. —No. No tienes que hacerlo, dattebayou. Quiero decir, yo no estoy haciendo nada y si no tienes nada que hacer, te puedes quedar o lo que sea, teme... —O yo sólo tenía que callarme.

Sus ojos sostuvieron los míos un minuto, y una hinchazón creció en mi pecho, amenazando con consumirme entero. Su mirada se trasladó a mi ordenador portátil de color rojo brillante apoyado en la mesa de café. — Veo que alguien consiguió algo por su cumpleaños.

Sonreí. —Sí, mamá me lo compró. Me había quedado sin... bueno, desde entonces, ttebayou.

Se rascó la mejilla. —Sí, no me disculpé por eso, ¿no?

—No —suspiré. De vuelta a la conversación incómoda. Y no sólo eso, recordé cómo había perdido mi último portátil.

Sasuke se aclaró la garganta. —Eso nunca había sucedido antes, todo la parte de explotar cosas.

Mis mejillas se calentaron mientras miraba a mi ordenador portátil. — Lo mismo digo, bastardo.

Su mirada se centró en la TV otra vez. —Sucedió con Itachi, en cierto modo. Fue así como Deidara lo descubrió —Hubo una pausa y contuve la respiración. Rara vez hablaba de su hermano mayor—. Él estaba besándose con el doncel y perdió el control. Se convirtió en Luxen completo, mientras lo besaba.

—Uff. Eso tuvo que ser...

—¿Embarazoso?

—Sí, embarazoso, ttebayou.

Se hizo el silencio entre nosotros, y no pude evitar preguntarme si estábamos pensando lo mismo. Cómo se sintió al besar... tocar. Piel demasiado caliente, busqué algo seguro para hablar. —Sai dijo que ustedes se habían mudado mucho, dattebayou. ¿Cuántos lugares distintos?

—Nos quedamos en América por un tiempo, luego nos mudamos a Europa. Luego nos mudamos a Japón, Ottawa,  antes de venir aquí. Siempre fui el que provocó el cambio de escenario. Es como si estuviera buscando algo, pero ninguno de esos lugares lo tenía.

—Apuesto a que Estados Unidos era tu lugar favorito, dattebayou.

—En realidad, no lo es. —Un poco de sus dientes se mostraron en su leve sonrisa—. Es aquí.

Sorprendido, me reí. —¿En Konohagakure no Sato?

—No es tan malo. Hay muchos de nosotros aquí. Más que en cualquier otro lugar. Tengo amigos con quienes puedo estar, toda una comunidad, realmente. Eso es importante, dobe.

—Puedo entender eso, teme —Apretando la almohada a mi pecho, apoyé la cabeza en ella—. ¿Crees que Sai es feliz aquí? Él lo hace parecer como si no pudiera salir. Como, nunca.

Sasuke cambió, trayendo sus piernas sobre el sofá. —Sai quiere abrirse su propio camino en la vida, y no puedo culparlo por eso.

Abriendo su propio camino logró terminar teniendo relaciones sexuales con Gaara. Me pregunté si él todavía tenía sueños de ir a la universidad en el extranjero.

Sasuke se estiró como si estuviera tratando de deshacerse de algún tipo de tensión que se había instalado de repente sobre él. Me deslicé lejos, dándole más espacio. —Si no lo has notado todavía, hay más varones que hembras y donceles. Así que ellos se emparejan muy rápido y son protegidos sobre todo.

Hice una mueca. —¿Emparejados y apareados? Lo entiendo, necesitan reproducirse, ttebayou Pero Sai no puede ser forzado a hacer eso. No es justo. Deberían controlar sus propias vidas.

Me miró, sombras en los ojos. —Pero no lo hacemos, Kitsune.

Negué con la cabeza. —No es justo, ttebayou.

—No lo es. La mayoría de los Luxen te presionan si escoges cualquier otra cosa diferente. Itachi lo hizo. Amaba a Deidara. —el pelinegro exhaló entrecortado—. Estábamos en contra del doncel. Y yo pensaba que era estúpido por enamorarse en un ser humano. Sin ánimo de ofender, dobe.

—No lo has hecho, teme.

—Fue duro para él. Nuestro grupo estaba molesto con él, pero Itachi... él era fuerte. —Sasuke sonrió, sacudió la cabeza—. No cedió, y si la colonia hubiera descubierto la verdad, no creo que lo hubieran cambiado.

—¿No pudo haberse ido con él, escaparse del DOD? ¿Tal vez eso es lo que pasó, dattebayou?

—Mi hermano amaba estar aquí. Le gustaba el senderismo y la vida al aire libre. Estaba en toda la cosa vida-rústica, dobe —Sasuke me miró—. Nunca se habría ido, sobre todo sin decirle a Sai o a mí. Sé que ambos están muertos. —Sonrió de nuevo—. Te hubiera gustado Itachi. Lucía justo como yo, pero era un tipo mucho mejor. No un cabrón, en otras palabras.

Un nudo en la garganta. —Estoy seguro que así hubiera sido, pero tú no eres tan malo, Sasuke.

Arqueó una ceja  negra.

—Está bien, eres propenso a momentos de gran imbecilidad, pero no eres malo, ttebayou. —Me detuve, abrazando fuerte a la almohada—. ¿Quieres saber lo que pienso honestamente, Sasuke?

—¿Debería estar preocupado?

Me eché a reír. —Hay un tipo muy agradable bajo el idiota. He visto atisbos de él, de veras. Así que, aunque la mayoría del tiempo quiera darte una golpiza, realmente no creo que seas una mala persona. Tú tienes una gran responsabilidad, en serio.

Sasuke inclinó la cabeza hacia atrás y soltó una risita. —Bueno, supongo que no está tan mal, dobe.

Me encogí de hombros. —¿Puedo hacerte una pregunta y me dices la verdad, ttebayou?

—Siempre —juró.

Alcancé mi cuello y tiré de la delicada cuerda. El topacio apareció a la vista, y yo la tenía en la mano. —El DOD es una preocupación más grande que el Arum, ¿no es así?

Sus labios apretados, pero no mintió. —Sí.

Pasé un dedo por el cuero torcido en la parte superior del cristal.

—¿Qué harían si supieran que estuve moviendo las cosas como tú, dattebayou?

—Probablemente harían lo mismo que harían con nosotros si lo supieran. —Sasuke se estiró y tomó mi mano que sostenía el topacio.

Puso su dedo sobre el mío, deteniendo mis movimientos—. Te encerrarían... o peor. Pero no voy a dejar que eso suceda, dobe.

Mi piel se estremeció, donde hizo contacto con la suya. —Pero ¿cómo puedes vivir así? ¿A la espera de que se enteren de que hay más como ustedes, dattebayou?

Sus dedos se cerraron alrededor de los míos, encerrando el colgante hasta que los dos lo sostuvimos en nuestras manos. —Es todo lo que he conocido, es todo lo que cualquiera de nosotros ha conocido.

Parpadeé alejando la súbita oleada de lágrimas. —Eso es muy triste, de veras.

—Es nuestra vida, Naruto—Hizo una pausa—. Pero no te preocupes por ellos. Nada te va a pasar.

Nuestros rostros estaban a separados sólo centímetros. Su mano todavía aún alrededor de la mía. Algo me llamó la atención entonces. — Siempre estás protegiendo a los demás, ¿verdad, Sasuke?

Me apretó la mano y luego la soltó. Apoyado en el sofá, extendió un brazo hacia atrás y apoyó la cabeza en el codo curvo. No respondió a mi pregunta. —Esto no ha sido una conversación de cumpleaños muy amigable, dobe.

—Está bien, teme. ¿Quieres más leche o algo?

—No, pero me gustaría saber algo.

Fruncí el ceño y estiré la pierna derecha en el pequeño espacio que no ocupaba. Él era bastante grande, por lo cual no dejaba mucho espacio. —¿Qué, ttebayou?

—¿Con qué frecuencia corres por la casa bailando? —preguntó seriamente.

Le di una patada, pero él agarró mis dedos de los pies. —Puedes irte ahora, Uchiha.

—En serio, me encantan estos calcetines.

—Devuélveme mi pie, bastardo —ordené.

—No es tanto el hecho de que tengan renos o que lleguen hasta las rodillas —Como si eso fuese una especie de gran distancia—. Pero es el hecho de que son como manoplas en los pies.

Rodando los ojos, moví los dedos de los pies. —A mí me gustan así. Y no te atrevas a criticarlos o te echaré a patadas de este sofá, de veras.

Levantó una ceja y siguió inspeccionándolas. —Calcetines manoplas, ¿eh? Nunca vi nada igual. A Sai le encantarán.

Tiré de mi pie, y me soltó. —Lo que sea. Estoy seguro de que hay cosas más geniales que mis calcetines, dattebayou. No me juzgues. Es la única cosa que me gusta de la época navideña, en serio.

—¿La única cosa? Me imaginé que eras el tipo de persona que quiere el árbol de Navidad armado antes de Acción de Gracias.

—¿Ustedes celebran la Navidad?

Sasuke asintió. —Sí. Es una cosa humana que hacemos. Sai ama la Navidad. En realidad, creo que sólo le encanta la idea de los regalos.

Me eché a reír. —Yo solía amar las fiestas, ttebayou. Y sí, realmente me gustaba el árbol de Navidad cuando papá estaba vivo. Lo armábamos mientras mirábamos el desfile de Acción de Gracias.

—¿Pero?

—Pero ahora mamá nunca está en casa en las fiestas, ttebayou. Y sé que ella no va a estar este año, ya que es nueva en el hospital, le darán el hueco. —Me encogí de hombros—. Siempre estoy solo en las fiestas, como una especie de anciano mayor con gatos, de veras.

No respondió, pero me miró fijamente. Creo que sintió lo incómodo que me hizo admitirlo, porque cambió de tema. —Así que, este tipo Paco...

—Su nombre es Pain, y no empieces, Sasuke.

—Está bien. —Sus labios elevados—. No es un problema de todos modos, dobe.

Mis cejas fruncidas. —¿Qué se supone que significa eso, teme?

Sasuke se encogió de hombros. —Estaba un poco sorprendido cuando estuve en tu dormitorio mientras te encontrabas enfermo, dobe.

—No estoy seguro de querer saber sobre qué, dattebayou.

—Había un cartel de Bob Dylan en la pared. Esperaba a los Jonas Brothers o algo así, dobe.

—¿Hablas en serio? No. No soy fan de la música pop, de veras. Soy un gran fanático de cosas más viejas, como Dylan, dattebayou.

Pareció sorprendido, pero luego se lanzó a una discusión acerca de sus bandas favoritas, y nos sorprendió que tuviéramos los mismos gustos.

Discutimos sobre qué película de El Padrino fue la mejor y cual reality show era el más estúpido. Pasaron las horas, y aprendí más sobre Sasuke. Y allí estaba ese lado diferente de él, el que vislumbré un par de veces en el pasado. Estaba relajado, amigable y juguetón incluso sin hacer que me den ganas de golpearlo en la cabeza. Sí discutimos sobre algunas cosas, un poco acaloradas, pero no fue un imbécil.

Todo de repente se sintió agradable, y eso me asustó como la mierda.

Eran más de las tres de la mañana en el momento en que noté lo mucho que habíamos estado hablando. Aparté mi mirada cansada del reloj y lo miré. Sus ojos se habían cerrado y su pecho subía y bajaba de manera regular.

Sasuke se veía tan... pacífico. Como no quería despertarlo, tiré de la manta de la parte trasera del sofá y la extendí con cuidado sobre él.

Cogí una manta pequeña y la metí entre mis piernas. Podría haberlo despertado, pero no fui capaz. Y sí, había una parte pequeñísima, diminuta de mí que no quería que se fuera. No sabía lo que eso significaba para mí.

Y no puse demasiada importancia a eso. No en este momento. No cuando estaba seguro de que mi cerebro tomaría un giro obsesivo en el territorio del chico.

—Gracias, dobe —murmuró perezosamente.

Mis ojos se abrieron. —Pensé que dormías, dattebayou.

—Casi, pero estás mirándome.

Me sonrojé. —No lo estoy, teme.

Sasuke abrió un ojo. —Siempre te sonrojas cuando mientes, usuratonkachi.

—No lo hago, bastardo —Sentí el rubor extenderse por mi cuello.

—Si sigues mintiendo, creo que me voy a tener que ir —Amenazó con poco entusiasmo—. No siento como que mi virtud es segura, dobe.

—¿Tu virtud? —Resoplé—. Lo que sea, ttebayou.

—Yo sé cómo lo consigues—Sus ojos se cerraron.

Sonriendo, me acurruqué en mi rincón del sofá. Nunca cambiamos el canal. Algún tiempo después me acordé de algo que había dicho antes. — ¿Lo encontraste? —le pregunté adormilado.

Su mano se deslizó sobre su pecho. —¿Encontrar qué, Kitsune?

—¿Lo que buscabas, ttebayou?

Los ojos de Sasuke se abrieron y me sostuvo la mirada. La hinchazón regresó en mi pecho, extendiéndose a través de mi cuerpo. Hubo un aumento de algo ¿entusiasmo? en mi bajo vientre mientras el silencio se prolongó durante lo que pareció una eternidad. —Sí, creo que lo hice, dobe.

Continuará...

Notas finales:

Ando de paso, les estaré contestando sus mensajes en el transcurso de los días, lo prometo. Los amo por esperarme siempre.

¿Nos leemos pronto?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).