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Habits of My Heart. por PinketDiana

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Todo está casi exactamente igual que cuando se fue.

Algo diminuto pincha en su pecho ante eso, pero hace todo lo que puede por ignorarlo mientras sube las escaleras. Cuando Sasuke abre la puerta lo recibe un montón de papeles esparcidos por todas partes, de alguna manera, a pesar del reboltijo que hay frente a él, se ve perfectamente en armonía, ordenado. (Naruto sabe que si Sasuke perdiese algo, por mínimo que fuese, cuando es tan sumamente ordenado, él perdería la cabeza. Casi de forma literal, porque se la arrancaría él mismo) Se adentra un poco más en el piso, caminando detrás del mayor, y prácticamente se detiene en seco al ver como Sasuke está tomando café en su taza. Su tasa, la que olvidó cuando salió corriendo del piso. Al lado de esta hay dos libros de texto grandes, con marcadores cadas pocas páginas. Naruto tiene que morderse la lengua para preguntar si está comiendo de forma adecuada, o si aún se sigue olvidando de hacerse la comida cuando llega la época de estudia-hasta-la-muerte.

Se cuestiona, mirando a Sasuke de forma perdida, si ella aguantará ese desorden tan ordenado. Si le irritará el comportamiento estricto de Sasuke respecto a sus papeles y a su método sistemático.

¿Aguantará ella eso? ¿Tan bien como él lo hizo?

Niega con la cabeza, y cierra los ojos. Cuando los abre, su mente mínimamente más clara, Sasuke lo está mirando atentamente.

"¿Cómo ha ido tu cita?" Se miran por unos segundos antes de que Naruto pueda respirar nuevamente y contestar.

"¿Mi cita?"

"Por supuesto. Has salido. Has peinado tu cabello para atrás, de esa forma que hace que algunos pelos queden revueltos, y no has intentando aplastarlos con gomina ni ordenarlos demasiado. Te gusta que quede a esa altura porque hace que tus rasgos sean más suaves y que tus marcas de las mejillas se noten menos. Siempre hacías eso cuando salíamos en alguna cita. También llevas tus 'zapatos de vestir', y odias ponerlos porque te molestan, así que debía ser una situación importante. Y..." Su voz se apaga de pronto, el silencio pesado entre ellos, como si de una tercera persona se tratase. "Llevas tu chaqueta favorita también, la que llevaste en nuestro primer aniversario, cuando fuimos a aquel restaurante del centro que acababan de abrir y fuimos a comprar ropa adecuada porque 'Sasuke, ahí no podemos ir vestidos de cualquier forma y es nuestro aniversariooooo'. Así que, peinado cuidadoso, zapatos elegantes y chaqueta favorita. Has tenido una cita." Por un segundo, un minúsculo momento, han vuelto atrás. Han vuelto a hace meses, cuando ese comentario de Sasuke imitando su voz (de forma demasiado aguda) haría que Naruto riese hasta no poder más, doblado sobre sí mismo, para después besar al que era su novio para decirle que era tonto (muy, muy teme). Sin embargo, ahora duele, profundo y certero.

Respira con dificultad, como si alguien le hubiese golpeado el estómago. ¿No lo ha hecho Sasuke, de alguna manera?

"Ha... Ha estado bien." Se aclara la garganta y evita la mirada del mayor. "Ella es muy amable." Pero no eres tú y aún no estoy preparado.

La cara de Sasuke se cierra casi por completo, alejándolo, ocultando cualquier expresión, salvo porque sus ojos se oscurecen aún más, un cambio rápido, como una sombra que desaparece en el agua. Naruto se pregunta si alguna vez fue capaz de realmente leerlo (él apuesta todo lo que tiene a que antes lo hacía).

Sin ser consciente de ello, camina hacia atrás y se sienta en la que era (¿es?) su silla, recostándose en ella. Siente algo blando bajo y él y su boca se abre.

"Oh, al final la compraste." Susurra, girando su cuerpo para coger la almohada que está detrás de él.

"Sí. La querías, y era... bonita, a su manera." Es todo lo que dice Sasuke, aún parado en mitad del salón. La situación es insólita e incómoda y Naruto no sabe qué hace en el piso de nuevo, y sin embargo, ahí está. La almohada que tanto le pidió a Sasuke ahora en sus manos (blanca, con espirales azules) y su corazón se calienta sin previo aviso.

¿Qué dirá ella de esa almohada?

La vio en un escaparate cuando volvían de la playa. Sasuke quería estudiar algo sobre los cambios en la marea por la tarde y Naruto simplemente quería hacerle compañía, y finalmente acabaron pasando una grandiosa tarde, con muchos besos en la orilla, paseos acompañados de la puesta de sol y muy, muy poco estudio. A la vuelta, cruzando una calle y girando la esquina, descubrió la tienda y se quedó embobado con aquella almohada. Insistió varias veces en que Sasuke la comprase para el piso porque era preciosa y la necesitaban (Naruto, realmente) más que nada el mundo. Sasuke le dijo que lo pensaría, pero luego todo pasó y nunca pudo ver si Sasuke realmente había pensado en ello. Ahora sabe que sí, y sin embargo, no opaca el dolor que siente.

Él tiene que preguntar, o la incertidumbre se lo comerá vivo.

"¿Y tú... qué? ¿Cómo está... Sakura?" Hace una pausa tras el nombre, aún sonando punzante en su lengua. "¿Ella también termina este año, verdad?" Sasuke vuelve a mirarlo.

"¿Sakura?" Pregunta, confundido. Su vista se posa en la ventana por un momento, antes de volver a Naruto. "Supongo que ella está bien. ¿Por qué?"

Naruto intenta sonreír y toma todo el esfuerzo que queda en él. Asume que se ve tan incómodo como se siente. "¿Debo ser educado, no?" Respira profundo, ante la sonrisa crítica del mayor. "¿Os va... bien?" Se detiene e intenta levantarse de la silla, repentinamente consciente de que ese no es su lugar nunca más. Quiere irse.

"Ambos estamos... sí. ¿Ambos estamos bien?" Susurra el mayor, dando un paso hacia Naruto, como si no entendiese de qué está hablando el menor.

Naruto supone que 'hablar con tu ex' no es algo en lo que Sasuke alguna vez sea bueno.

"Increíble. Genial. Maravilloso." Dice, antes de poder detenerse. Y Naruto tiene que obligarse a callarse antes de poder sonar aún más irónico. El nudo pesado en su estómago se acentúa.

¿Qué narices estoy haciendo?

"Sasuke, tengo que...-"

"Naruto, qué..."

Ambos tartamudean hasta detenerse, sus frases unidas y sin sentido, enrevesadas en la voz del otro. Naruto se siente terriblemente agotado de nuevo, su cuerpo pesado y la tensión en sus hombros haciéndose dolorosamente presente. Está ahí, en la casa que era su hogar. Con quien él creía que era su persona correcta. Viene todo de nuevo, el "ÉL" se abre, golpeándolo (lo siente físicamente) con todos y cada uno de los recuerdos que ha ido barriendo bajo esa alfombra imaginaria. El tono exacto de piel, su pelo sedoso, la esbeltez de su cuerpo, las sensaciones que le produce al estar justo en frente de él, la línea marcada de su mandíbula, la curva de sus labios... y todo es demasiado.

"Será mejor que me vaya."

Sasuke no objeta nada ante eso, por lo que lo toma como una señal de seguridad a la que necesita aferrarse mientras camina hacia la salida. Y sin embargo, cuando está a punto de cruzar el umbral...

"Naruto."

A lo largo de su relación, siendo amigos o pareja, Naruto ha perdido la cuenta de cuántas veces ha escuchado su nombre (o apodos), acompañados de diferentes tonos. Está el soso, casi desdeñoso, cuando está concentrado en algo y no quiere que lo moleste. El malhumorado, cuando se olvidaba de recoger algo y Sasuke llegaba gritando que así no podían vivir, porque no eran animales. El exigente, cuando le tocaba hacer la compra a él, y sin embargo, era Sasuke el que subía cargado con las bolsas. El cariñoso, cuando Naruto había tenido un mal día o simplemente, el día parecía no tener fin. El tono de cuando pide atención, queriendo que Naruto se siente con él o busca un beso, un tono más tranquilo, suave, y bajito, el tono de cuando quería más, un susurro cargado en una distancia ínfima, que provocaba en Naruto unas ganas de besarlo hasta que ambos estuviesen sin aliento.

Sin embargo, este es diferente.

Hace que Naruto recuerde de nuevo. En esas noches y en las mañanas, bien temprano en la cama, perezoso, como si no pudiese articular otra palabra que esa, como si su cerebro se hubiese olvidado de todo el vocabulario de la lengua y lo único que recordase era su nombre.

Cuando Naruto escuchaba eso, no podía hacer más que inclinarse, él también medio dormido, y besarle la frente.

Sin embargo, ahora se queda estático debajo del umbral de la puerta, con el agarre firme de Sasuke en su manga.

Y vuelve a pronunciar un nuevo:

"Naruto." Y antes de que Naruto pueda pensar algo más, algo sobre como ese 'Naruto' era necesitado, el cariño y la necesidad desbordando sus labios, se están besando. No sabe quién empezó el beso, quién dio el paso de unir sus labios o de quién acercó a quien.

Pero hay algo que sabe.

Se siente en casa.

Y su corazón se rompe un poco más si eso es posible.


Cuando Naruto quiere recordar el mes en el que terminó, todo lo que puede pensar es en llovía.

Ese mes estuvo repleto de agua en la mayoría de los días, un pestañeo fino y rápido que sólo humedecía, o una tromba de agua que no te dejaba salir a la calle. Acompañados de truenos que se deslizaban por las paredes de su piso, y que provocaba que algunas noches tuviesen que apagar la electricidad y quedarse sentados en el sofá con algunas velas encendidas.

Llovía, y mucho.

Y aunque Naruto siempre había adorado la lluvia, ahora sólo traía recuerdos amargos y picor a sus ojos.

La historia terminó tal y como empezó, ironía del destino: Con un mensaje de texto.

"Iré a visitar a unos amigos, en la Universidad de la ciudad. Estaré fuera un mes o así. No olvides regar las plantas y ordenar el piso, dobe."

Al principio, negó con la cabeza y rodó los ojos, el comportamiento típico de su novio cuando salía algo que no había planeado. Después, se sorprendió. ¿Un mes fuera? ¿Para ver un amigo? Si bien no era extraño el echo de salir a ver a un amigo, sí era verdaderamente raro si venía de parte de Sasuke pues no era conocido por sus habilidades... fraternizando con la gente.

Él nunca había mencionado a un amigo, y Naruto no había preguntado demasiado. Sasuke siempre ha sido reservado y Naruto lo ama por ello, respetando su espacio, y dándole tiempo. Si él quiere hablar de algo, lo hará cuando se sienta preparado. Y eso siempre había funcionado con ellos.

(O eso había creído el rubio)

Así que responde a ese mensaje con un:

"Ten cuidado y no molestes demasiado a tu amigo."

La primera semana, se mandan mensajes todos los días, Sasuke preguntando si está cuidando bien de la casa y haciendo preguntas aleatorias, acompañados de algunas llamadas por la noche. Gradualmente se reducen a algunos mensajes al día, a dos o tres, y antes de que pueda darse cuenta, se están escribiendo un mensaje cada dos días.

Sin embargo, Naruto intenta no pensar demasiado en ello. Si Sasuke ha ido a ver a un amigo, Naruto no está esperando a que Sasuke se pase todo el día con el móvil en la mano, además, Sasuke se distrae con facilidad cuando algo le interesa, y según había escuchado, la Universidad de la ciudad tenía un plan de estudios increíble que seguro atraparía a Sasuke completamente. De alguna manera, imaginarlo divirtiéndose con sus amigos (más entusiasmado por las distintas ramas de estudio que por salir a beber) hace reír a Naruto. Y todo está bien.

Entonces, un día recibe un mensaje de un número desconocido.

"Así que tú eres Naruto."

Tiene que leer el mensaje hasta cuatro veces antes de responder.

"¿Quién eres?"

"Acompañante de Sasuke. ¿Tú su novio, verdad? Qué adorable."

Aprieta los dedos en un puño, un ruido sordo a su alrededor, en mitad de la conferencia en la clase. Naruto se siente congelado en su lugar, pegado a su silla.

"¿Eres a quien está visitando este mes?"

Pregunta, sus dedos temblorosos golpeando la pantalla.

"¿Así es como se le dice ahora? ¿Visitar?"

Antes de que pueda darse cuenta está saliendo de la clase en mitad de la charla.

"Apuesto a que tu novio es un polvo increíble. Debe ser ruidoso en la cama. Nunca se calla."

No puede responder a esos mensajes, y no sabe qué hacer, así que él le manda un mensaje a Sasuke después de intentar llamarlo dos veces, sin recibir respuesta.

"¿Sasuke, estás bien? Llámame en cuanto leas este mensaje."

Cuando se tranquiliza, regresa a la clase, y sus amigos le prometen que le pasarán las notas de todo lo que se ha perdido. Hay un peso muerto en su pecho y estúpidamente se pregunta, sin prestar demasiada atención a la clase, si un elefante se ha materializado y está sentado sobre él.

Su móvil vibra en su bolsillo izquierdo:

"Todo está bien, dobe. Estoy ocupado, eso es todo."

Y de repente, siente que no puede respirar.

(...)

La Universidad de la ciudad es mucho más grande lo que él espera, con flora por todas partes, bonitas vistas y demasiado grande.

No recuerda una sola cosa del viaje en tren, salvo estar sentado en su asiento sin poder dejar de mirar el móvil, el peso muerto aún en su pecho. Le había dicho a sus amigos que necesitaba ir a ver a Sasuke y que tenía que salir ese mismo fin de semana. Pero a partir de ahí, del momento en el que cogió la maleta, sus recuerdos son borrosos.

Le envió dos mensajes más a Sasuke, sobre que él iría de visita y si eso estaba bien. No recibió respuesta, y el lo tomó como un sí.

Por supuesto, no sabe dónde se está alojando Sasuke y cree que no conoce a sus amigos. ¿Quizás alguna vez le presentó a un muchacho llamado Gaara? Le suena como algo lejano, un pelirrojo con un humor pesado y siempre intentando burlarse de Sasuke, quien sólo rodaba los ojos y sonreía con sarcasmo para devolverle las bromas.

No está demasiado seguro hasta que no levanta la vista y todo se detiene. Junto con un grupo de estudiantes, al fondo, está Sasuke. Naruto levanta la vista, aturdido, intentando enfocarse para estar seguro de que a quien está viendo es a su novio y no a alguien que se le parece. Estrecha los ojos y todo se detiene. Una mano pálida está apoyada en una mejilla sonrosada. El cabello oscuro dolorosamente familiar. Frente a frente con una muchacha de pelo rosa y uniforme. Ambos alumbrados por los rayos de sol de la mañana, como si de una comedia romántica se tratase.

(Sin embargo, en las comedias romántica no suele haber alguien con un corazón roto)

Naruto aprieta sus ojos, ahora cerrados con fuerza y desea que todo eso sea un sueño.

A su lado, efectivamente, se encuentra el chico peligroso, rodando sus ojos hacia ellos y, por su expresión, haciendo algún comentario malhumorado.

Por un momento, todo se mantiene igual. Nadie se mueve a su alrededor, e incluso parece que si no respira durante ese instante, no pasa nada. Porque todo está pausado. Mientras todo se detiene, sigue estando bien. Aún sigue siendo el mundo que él conoce.

Vuelve a abrir los ojos y sucede. Sasuke se envuelve alrededor de la chica de pelo rosa, y se ríe, con sus cabezas inclinadas cerca.

Hay un hombre detrás de ellos, alto, serio y de pelo oscuro. Sasuke y la chica se vuelven hacia él y dicen algo, asintiendo, ahora serios. Cuando el hombre asiente, inseguro, ambos se inclinan y sonríen. Un movimiento rápido, pero que, ahora sí, hace que el mundo de Naruto se rompa en tantos trozos que se pregunta si alguna vez será capaz de unirlos y no sentirse un extraño en su propia vida.

"Sasuke..." La palabra lo deja, saliendo de él casi sin energías. Sin embargo, el chico pelirojo, (Naruto jura que es él, Gaara) se vuelve hacia él y le dice algo a Sasuke quien se gira como alma que lleva el diablo. De alguna manera, en un abrir y cerrar de ojos, está a menos de cinco pasos de distancia. Con el hombre en frente de él, la chica con sus ojos abiertos, Gaara con su cabeza baja y Sasuke... Sasuke está totalmente perdido.

La chica de pelo rosa se separa rápidamente de Sasuke y el hombre mayor la mira con sospecha. Antes de que pueda pasar nada más, Naruto se gira y todo está dando vueltas y él siente como que va a vomitar.

Necesita salir de ahí.

"¡Naruto!" Grita Sasuke, su tono alegre y brillante cuando lo ve. Sigue algo perdido y confuso. Y Cuando Naruto se da la vuelta, hay un tono rojo claro en su mejilla, el mismo color que la muchacha lleva en sus labios.

Cuando Naruto no contesta, Sasuke se acerca más a él.

"¿Qué haces aquí? ¿Por qué has venido? ¿Estás bien?" Vuelve a cuestionar, y es la primera vez que Naruto realmente escucha su voz en un mes. Aprieta sus puños y hace todo lo que puede para mantenerse en pie y no caer sobre sus rodillas.

El hombre pregunta quién es y Sasuke, con un deje de duda, responde que es un amigo suyo, y le hace un gesto a Naruto que se ve como un guiño y Naruto realmente quiere gritar, y llorar y... desaparecer.

Mas, él sólo puede articular: "¿Quién es ella?"

Sasuke vuelve a darle esa mirada a Naruto, como si estuviese cargada de secretos y promesas. Antes de contestar, vuelve a dar un paso más en su dirección y pone una mano sobre su hombro.

"Esta es Sakura, y este es su padre. Este es Gaara, lo conociste hace un tiempo, aquella vez en el bar." Responde, y aunque Naruto intenta escuchar las palabras que salen de sus labios, todo lo que puede ver es la mancha de pintalabios y como su mundo gira sin detenerse.

"Oh." Es todo lo que dice, su rostro torcido en una sonrisa forzada.

"¿Naruto? ¿Por qué..."

"¿Y por qué estás aquí? ¿Qué es lo que necesitas hacer aquí, durante un mes completo?" Respira, su voz se vuelve más baja. Cuando levanta la cabeza, sólo están Sakura, Sasuke y él. La chica camina hacia él, y algo sube por la garganta de Naruto. "¡Cállate!" Grita, antes de que ella pueda decir nada. En el arrebato, golpea la pared.

La multitud se ha callado a su alrededor, ahora todo el mundo girándose para enfrentarlos, curiosos del alboroto.

"Naruto, tú..." Se detiene y cierra los ojos. Aún se ve confuso por toda la situación y extrañamente dolorido. Eso enfurece a Naruto. "Tu mano está sangrando."

"Dime, Sasuke." Dice, su tono muerto y vacío. No puede soportar mirarlo a los ojos. La presión en su garganta apenas lo deja hablar. "Qué está pasando."

"Es sólo un... experimento." Dice, confundido, sin saber qué más decir.

Naruto no puede evitarlo y empieza a reír, una risa hueca.

"Por supuesto que sí. Todo es un experimento para ti, ¿verdad? Un estudio, unos resultados." Da un paso hacia atrás. "Máquinas. Piezas. ¿Soy una pieza para ti?"

"Naruto, por favor..." Camina hacia él y levanta la mano para tocarlo, pero Naruto no puede soportar ese gesto. Hay una ola de furia que permanece en su estómago y el rubio no puede respirar, mucho menos soportar ser tocado por Sasuke en ese momento. Se da la vuelta, evitando a Sasuke por completo. Golpea sus nudillos contra el ladrillo e intenta respirar nuevamente.

"Déjame." Es todo lo que dice. El propio Naruto no reconoce su voz. Está rota, entrelazada con respiraciones agitadas y sollozos que se niegan a ser escuchados. "Déjame en paz."

Lo último que recuerda de ese día, es la cara de Sasuke, la incertidumbre en su mirada, la duda bañando su rostro, agonizante, un corazón (dos) completamente roto, una habitación fría y oscura y el sonido de la lluvia.

Al día siguiente, salió del piso.


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