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Lo que llamas amor por Piscis no aphrodite

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Capítulo II

Cruda realidad”

-¿Por qué?- repetía constantemente un chico de cabellos dorados

-Lo sentimos mucho, pero no podemos hacer nada más- contestó un hombre de cabellos negros, sus atuendos eran un delantal blanco y una corbata celeste.

- Fue mi culpa…por que… le deje solo-

-No debes culparte, Edo- la mirada llena de compasión que le dirigió el doctor Mustang provocó que una sonrisa brotará de su entristecido rostro.

En ese momento la voz de una de las enfermeras provocó que el ambiente incomodo se volviera un alivio para el joven doctor.

-Doctor Mustang a cirugía- expresó tranquilamente la enfermera de cabellera rubia, nunca quitando su sonrisa picarona dirigida únicamente a los orbes azul-marinos del médico.

-Entiendo señorita Hawkeye, bueno Edo, te dejo-

-Entiendo, gracias por todo- contestó en un murmullo el chico de orbes doradas

El sonido que surgió en la habitación, únicamente fue el de la puerta cerrándose, los ojos azules se posaron en el bello rostro de la enfermera de turno, la señorita Hawkeye. Un suspiro brotó de los labios del medico, que hace unos días había tenido a cargo el caso de un joven de cabellos rubio claro y que aparentemente había perdido por motivo desconocido para ellos toda voluntad para seguir con vida.

Las manos del medico frotaron su frente que se encontraba sudando, las gotitas cristalinas caían de esta sin que él tuviera conciencia de ello.

-¿No le has dicho el resultado del examen, Roy?- preguntó tajante la chica de cabellos rubios.

- No…tuve el valor riza-

-¿Qué harás cuando lo sepa por si solo?-

-No lo se, es sólo que…-

-¿Es sólo que qué, Roy?-

-No puedo olvidarme de la mirada llena de dolor y angustia de ese chico, era como si la luz de sus orbes se hubieran apagado en cuanto lo miré directamente-

-Entiendo, pero… eso no es lo que realmente te tiene así de distraído- contestó la chica de cabellos rubios

-Jaja¿me conoces bastante bien eh?- y una sonrisa picara se clavo en su hermoso rostro

-Demasiado, y no me gustaría conocerte más- respondió burlesca la enfermera

-Deacuerdo tú ganas, me preocupa la salud mental de Edo- expresó el joven de orbes azules al tiempo que encendía un cigarro

-¿Su…salud mental¿de qué…estas hablando roy?-

-Edo…una parte de Edo murió esa noche, en que el cuerpo de ese chico caía al pavimento- y el humo que produjo su cigarro inundo el pasillo antes de llegar a la sala de cirugía.


Las manos le temblaban, estaban frías…demasiado frías.

El sonido que se escuchaba por la habitación de color blanco era una sinfonía llena de sufrimiento para el chico de cabellos dorados. La impotencia que sentía en ese instante no se comparaba con las innumerables dudas que pasaban a cada segundo por su cerebro.

Sus ojos dorados estaban puestos en la cama de un joven de cabellos rubios más claros que los suyos. Los cables de las máquinas le provocaban una sensación extraña.

La máquina que más detestaba en ese momento era la de el respirador artificial, conectada al centro de la cama, y que dejaba que el oxigeno pasara por una red de tubos hasta los pulmones de su mejor amigo, que en ese instante se hallaba en un profundo sueño.

Los orbes que en algún momento se encontraban siempre expresando alegría, habían perdido su brillo la noche en que un accidente automovilísto le había arrebatado en menos de un minuto la sonrisa de su mejor amigo. Del chico que le había dicho que le amaba por medio de un bezo. Su primer bezo.

-Al…-el lastimero gemido de Edward hacia eco con el ti ti de las demás máquinas, las cristalinas lágrimas que comenzaron a caer de un momento a otro, eran indicios de que no seria un buen día en el afamado centro médico.

-Odio ser tan débil- expresaba silenciosamente al momento en que se agarraba los cabellos con sus manos.

-Es que…yo…yo-

Odias admitir que fue tu culpa-decía una voz que nacía de su garganta pero que no era articulada por el concientemente.

Por que estabas tan embelezado mirando al chico de cabellos castaños

-No…o- y las lágrimas continuaban cayendo, cada vez mas seguidas

Es cierto, acéptalo. Fue tu forma de rechazarlo

-No…es verdad- la voz se entrecortaba cada vez más en su frágil garganta

¿Me lo negarás, si estabas tan feliz con el chico de cabellos castaños que te olvidaste que existía el mundo

-¡CALLATE¡DEJAME SOLO!-

Jajaaj, no puedo, soy tú –en ese momento un sonido metálico llegó hasta los oídos del peli-dorado. Una imagen que no podría borrar de su memoria seguiría atormentándole infinidad de veces, hasta que fuera capaz de asimilar lo que hace algunos días había tenido lugar en las solitarias calles de la ciudad de Munich.

Flash-back

Los orbes dorados del chico de cabellos de iguales tonos quedaron observando al joven de chaqueta rojiza.

Los cabellos castaños del joven se movían al compás del fresco viento que reinaba esa noche, su chaqueta tenía el símbolo de un alquimista estatal, cosa que fue bastante reconocible para el chico de cabellos dorados.

Sus orbes entre cafés y grises quedaron mirando estupefacto a Edward. En ese momento un audible grito de alegría brotó de los labios del dulce chico que representaba unos 4 años menor que él.

-¡NI-SAAANNN!- los brazos de alphonse elric enjaularon el cuerpo del chico de cabellos y orbes dorados, las lagrimas que caían de sus ojos chocaban con las mejillas ahora un tanto enrojecidas de Edward. El chico de orbes dorados le quedo mirando fijamente, como si lo que tenía en frente fuera una jugarreta más de su mente.

-NANIIII?- Edward aprisionaba cada vez más al chico de chaqueta rojiza

-Hermano, hermano-decía cada vez más fuerte este, al momento que frotaba sus mejillas con las de él.

Fue como si el tiempo se hubiera detenido para el chico de orbes dorados, no existía nada más perfecto en su universo, nada mejor habría podido pedir en toda su vida.

Su mayor deseo…su mayor sueño. Tener para siempre junto a él a su hermano. A Aru.

-¿Cómo…es posible?-no salía de su asombro el peli-dorado

-Es una larga historia ni-san, pero te la contaré luego¡no pensé encontrarte tan pronto!

- Déjame verte-los dedos calidos de su hermano delineaban un caminito por todo su rostro, por todo su cuerpo. Primero los labios delicadamente, luego las pupilas, y finalmente sus cabellos.

-Te has dejado crecer el cabello-

-Era…una forma de tenerte cerca de mí -respondió bastante tímido el de cabellos castaños.

-¿Tenerme cerca?-

-Si, es que exactamente cuando desapareciste hace 4 años, winry me mostró unas fotos tuyas, como tenias el cabello largo, pensé en dejármelo crecer y sentí…que una parte tuya estaba conmigo, siempre cuidando de mi- un sonrojo subió hasta las mejillas del chico de orbes cafés.

-Ya no nenecitas pensar en esas cosas, A R U-contestó un tanto juguetón Edward

-Eh ¿porque?-

-Por que… entonces el chico de cabellos dorados deposito un cálido bezo en su frente al momento en que bajaba su rostro para susurrarle al oído, -soy lo que nenecitas-

-O/O, hermano ¿Qué cosas dices!- el sonrojo fue aumentando cada vez más en el rostro del más joven.

Sin embargo…

Un grito desgarrador fue escuchado por los oídos de Edward, quien rápidamente giro su vista para ver que acontecía.

Sus ojos inspeccionaban como un gato, buscando el lugar de donde provenían esos gritos.

Entonces un escalofrío recorrió su cuerpo, la figura de su amigo corriendo, esquivando a todas las personas, le cayó como un balde de agua fría la verdadera realidad, el por que se encontraba en esas calles de Munich.

No quería alejarse del chico de chaqueta rojiza, pero…la mirada que puso, en la que trató de trasmitirle a Aru todo lo que esta pasando fueron suficientes para que fuera detrás de su amigo.

-Aru...Yo-

-Ve con él, yo te alcanzo luego-

-Eres el mejor- y el chico de cabellos dorados corrió detrás de él. Aumentando la velocidad de sus pasos.


El chico de cabellos castaños observó como su hermano se alejaba, un escalofrió recorrió por completo su espalda, la respiración se comenzaba a entrecortar, era el comienzo de la primera mala señal.

-¿Qué?- respondió este

-¡No es posible¡no llevo aquí más de tres horas!- exclamó al momento que subía la manga de sus ropas. Un miedo inmenso domino su mente, la sensación de volver a un oscuro y vacío lugar.

Y sus ojos castaños quedaron mirando estupefacto sus manos

Sus manos…que poco a poco comenzaban a desvanecerse.


¡ALPHONSE!- gritaba lo más fuerte que podía Edo, pero sus gritos no eran captados por el chico de cabellos rubios.

Las luces de las calles eran cada vez más molestas para su visión, le impedían llegar a donde Al.

Entonces el chico de cabellos rubios, cruzó rápidamente las calles, los autos transitaban. Los conductores se tornaban molestos.

!-¡Que haces chico¡Fíjate por donde vas!-eran unas de las tantas cosas que se lograban escuchar.

-Demonios, no puedo correr más rápido¡mi miembro de metal no puede más!

Un brillo causado en una de las ventanas impidió que el siguiera corriendo, en cuanto levanto su rostro, puedo ver como el camión de policía del oficial Hugges, perseguía un carro.

El semáforo que de un momento a otro cambio a rojo, el chico que no paró de correr, las lagrimas que caían, su sentimiento de rechazo, todo…todo fue captado en una décima de segundo dentro del pecho de Edo.

El impacto ocasionado por el carro al cuerpo de Alphonse.

La sangre que quedo impregnada en el vidrio del vehiculo.

Y el cuerpo del joven chico que cayó rodando del carro hasta el pavimento.

-Al…ALLLL!- apresuró el paso el chico de cabellera dorada.

Las manos de edo sujetaban delicadamente el frágil cuerpo de su amigo, sus dedos trazaban una línea al igual que lo hizo con su hermano, por el rostro de alphonse.

Unas lágrimas traslucidas surgieron de los ojos de Edo

Un movimiento involuntario provocó que alphonse recuperara poco a poco la conciencia, causada por el efecto del choque.

¿Qué es esto, es algo tibio, delicioso. Siento como cae a mis mejillas.

Pero…-un dolor punzante se produjo en su espalda y en todas sus piernas

Duele….me duele… ¡por favor que alguien me diga que pasa!

No puedo moverme, ni un solo milímetro.

¿Estas lagrimas?,

¿De quién son?,

¿Quién me sujeta?

¡Un momento¿cómo se que me esta sujetando alguien?

Estas manos…estos dedos ¡si, conozco estas manos, siempre he sido capas de reconocerlas. El contacto cálido de sus dedos, el suave roce que provocan sobre mi piel.

¡Espera¡es Edo!

Pero… ¿por qué,- en ese instante todo comenzó a tomar color frente a mis ojos.

La lluvia que caía en ese momento, los cabellos largos y sueltos de Edo. La manera en que sujetaba mi rostro…

Veo… que mueve sus labios.

¡Alphonse!

Pero…no soy capaz de escuchar lo que me dice.

¡No te atrevas, me escuchaste¡NO TE MUERAS!

Siento que pasa algo malo. Giro mi rostro.

Centenares de emociones recorren mi cerebro. Pero una en particular.

El miedo

Miedo por que no soy capaz de mover mis piernas

Miedo por que un mar de sangre esta bajo mi espalda

Miedo…por que comienzo a cerrar mis ojos.

El sonido agudo de una sirena llegó hasta Edo, muchas personas comenzaron a reunirse junto a los dos chicos de cabellera rubias. Un hombre joven de cabellos negros, intentó separar al chico de orbes doradas del Alphonse, pero…la reacción que tuvo lugar fue algo que no esperaron.

-¡ALEJATEEE!- los gritos sonoros que nacieron de su garganta se oyeron en la fría noche.

-Tranquilícese- decía amablemente el medico de turno. El doctor Roy Mustang.

-¡No me alejare de su lado!- exclamó el chico de cabellos dorados

-¡Necesita atención medica pronto!-

-¡Alphonse!- las lágrimas de edo continuaron cayendo

-¡Traigan a los paramédicos!-

-Al...Al... mírame... ¡mírame Al! …sólo a mi, no prestes atención a nada más- se aferraba a su cuerpo, y le obligaba a mantener los ojos abiertos.

Edo…, duele verte tan destruido…por mi culpa

-¡Sepárenlos!-dijo fríamente una de las enfermeras-

-¡No¡no me alejen de él!- forcejeaba Edo.

¡EDO, ayúdame, no te alejes de mi por favor

Pero…no puedo articular palabra, la voz no fluye de mi garganta

Veo como te aferras a mi cuerpo, como tus ojos se enrojecieron de tanto llorar por mi causa.

No logro hacer nada…soy un inútil

¡Necesito una camisa para este chico!-

-¡Enseguida doctor!-

¿Qué te hacen?qué se creen?

Forcejeas cada vez más, no te dejas sujetar por esos extraños, me sorprende la fuerza que tienes…lo descontrolado que estas

Y ese sentimiento que tengo aun permanece

Por el contrario yo…no tengo más fuerzas para continuar luchando.

-¡Doctor su pulso disminuye!

-¡Rápido, aplíquenle electroshoks!-

-¡Carga a 20!- gritó la enfermera de cabellera rubia

-¡No hay pulso, carga otra vez!-

-Nada-

-¡Auméntale a 300!- grito el medico

- ¡300¡Seria un choque circulatorio en su corazón!-

-Ese será el riesgo Hawkeye-

-Entiendo ¡300!-

- ¡PULSO!- fue el grito triunfal de la enfermera

-Llévenlo a la camilla-

-¡Esperen!- el grito desgarrador de Edo

-Niño es mejor que te vallas de aquí-

-No lo haré¡es mi amigo! me quedare con él¡Y NO LO INPEDIRAN USTEDES!-

La mirada que cruzaron fue directa, fría…decidida

-Súbete- dictó el médico

Un trayecto que se torno interminable, muchas calles, muchas luces. Hasta que la camilla de Alphonse fue dirigida al interior del hospital, tres días después era conectado a un respirador artificial, de quien no se despego ni un instante el chico de cabellos dorados.

Sin embargo la mirada castaña de un joven observaban dicho acontecimiento

Su corazón angustiado no le permitía acercarse…no quería provocar un sentimiento más desgarrador en el corazón de su hermano.

Aru ya tenía sus propios problemas.

Fin Del flash-back

-¿Edo?- escuchó una voz que me es familiar

- Mmm- no quiero levantar mi rostro…no sé por que

Siento que unas manos pequeñas me jalan, me obligan a ponerle atención. Levanto mi rostro, a pesar de que no quería hacerlo, en ese momento…un choque inmenso de emociones se acumulan en mi pecho. El rostro que tengo frente mío…esos ojitos castaños. Es el de mi hermano. Aru

-¿A...ru?- pregunté un tanto confundido

-Ni-san¿estas mejor?- preguntaste preocupado

Limpio mis ojos de todo rastro de lágrimas, no entiendo como llegaste al hospital, no recuerdo que estuvieras aquí anteriormente

-¿Estabas aquí todo el tiempo aru?-

-Todo el tiempo a tú lado ni-san-

-No…me di cuenta de ello-

Es natural edo, en esta situación nadie lo haría

-¿Aru¿por qué estas vestido así?- mis ojos quedan mirando atento a sus ropas, eran blancas, demasiado blancas. Bajó mis orbes hasta un lado de su camisa, en uno de los bolsillos, había una inscripción bastante explicable, estaba grabada con letras negras.

Doctor Alphonse Elric. “

Pero…un sonido me sacó de mi embelesamiento. El toser forzoso de alguien cerca de mío.

Veo como poco a poco comienza a respirar con mucha dificultad, como sus dedos se mueven sobre la cama.

-¡ALPHONSE!- corro hasta quedar cerca de él, ciento…ciento como se humedecen mis ojos nuevamente,…lo único que he hecho estos días ha sido llorar.

Llorar por lo impotente que me siento

Llorar por que sé, que no hay nada que pueda hacer en este mundo tan distinto al mío

Llorar…por que es lo que expresa mi alma.

Tomo su mano, la apreto con fuerza quiero que sepa lo que siento en este momento. Quiero disculparme con él.

Siento que alguien me jala la muñeca… una respiración que conozco…demasiado bien.

Realizo un intento en vano de levantarme, pero…simplemente no puedo.

Quiero que sea la persona que estoy pensando. Ese chico tan alegre y cariñoso. Ese por el que tantas veces moriría si me lo pidiera.

Quiero ver sus orbes doradas, lo deseo con toda mi alma.

Nunca había deseado nada tanto como ahora. El silencio es lo único que podría producir un murmullo. Con esa melodía que nadie alcanza a captar. Pero…mientas estuve en ese pasillo tan brillante, era lo único que escuchaba, ese pasillo del cual nunca lograba escapar…y del cual por fin he encontrado salida .

-..¿E...do?- escuché como pronuncia mi nombre…demasiado suave, tan suave que llega a asustarme

-Al…Al yo- no logró pronunciar nada, temo que pierda de nuevo el conocimiento.

Puedo sentir tu temor, tu miedo ante lo suave que pronuncié tu nombre, pero es que…no tengo el aire suficiente para hablar. Mi garganta me quema….me arde.

Entonces el chico de cabellos dorados aprisionó con fuerza el cuerpo del chico de orbes celestes. Sus manos acariciaban suavemente el rostro de este. Sus lágrimas cristalinas resbalaban ya por sus mejillas.

Poco a poco las pupilas celestes del chico de cabello rubio-claro se fueron abriendo. Recuperando la conciencia.

En ese momento el chico de cabellos castaños quedo observando desde lejos, desde el umbral de la puerta. El dolor que experimentaba era inmenso, pero tenía mejores cosas de que preocuparse, la primera mala señal en su cuerpo fue cuando comenzaron a desvanecerse sus manos. Debía darse prisa en revertir ese efecto secundario. Si quería permanecer junto a su hermano.

Entonces el chico peli-dorado acarició suavemente sus pupilas, pero…había algo extraño, algo…que provocó una ruptura en su frágil alma.

-Al- emitió el chico de orbes doradas, con la respiración entre cortada

-Edo- veo que comienza a mover su cabeza por todas partes, como buscándome…como si…no pudiera verme.

¡Donde, por favor, por favor, que esto sea una pesadilla, que sea un mal sueño.

¿Dónde estas¿Dónde están tus orbes dorados, tu suave piel?

En ese mismo instante sentí como mi corazón se destrozaba

Como miles de malos recuerdos provenían a mi mente, a mi memoria.

Era un dolor agudo, un sentimiento desgarrador.

Yo…, sentía como mi voz comenzaba a sonar entre cortada, como mi corazón se aceleraba. Todo se volvía del mismo tono. Negro

Negro, como el miedo que sentí en ese pasillo.

Negro, por que había perdido la visión.

-¡Kyaaaaaaaaaaa!- un grito agudo fue escuchado por ambos jóvenes que estaban presentes en esa blanca habitación.

Las manos de ambos intentaban en vano tranquilizar al chico de cabellos rubio-claro, sin embargo las de Aru no eran captadas por el chico de orbes celestes. Cada vez se desvanecían más, y esa visión devastadora quedo grabada en el corazón de Edward Elric.

La imagen del rostro de Alphonse descontrolado, y las miles de gotas de sudor que bajaban de la frente de su hermano, por que sus manos traspasaban el cuerpo de Alphonse.

Continuara-

Notas finales:

gracias por todos sus reviews, espero les siga gustando

 


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