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Predestinación por millennialsoul

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Notas del capitulo:

No, la nave no es de Thanos. (?)

Capítulo 6. Resistencia.


 


Existían muchas maneras de despertarse en la mañana. Sus favoritas eran aquellas en las que sus ojos se despegaban suavemente y su cerebro descendía con lentitud de la bruma del sueño para ser consciente de la tranquila respiración a su lado. Stephen aun durmiendo era un espectáculo imperdible para Tony. El hombre se veía como un ángel, tan relajado y vulnerable, con sus párpados cerrados y sus pestañas revoloteando un poco en su sueño. Luego de una observación profunda, de estudiar el ángulo de sus pómulos besados por la luz solar penetrando el ventanal e intentar que todos los detalles, hasta los lunares más insignificantes, quedaran grabados en su memoria, Tony solía acurrucarse junto a él y los brazos de Stephen lo envolvían inconscientemente.


Otro favorito personal era volver del mundo de los sueños al sentir cómo su cuerpo era presa del hambre matutina de cierto hechicero muy caliente y cariñoso, que lo tenía jadeando y retorciéndose de placer incluso antes de poder abrir los ojos.


Lo mejor era poder sentir tantas cosas hermosas desde los primeros segundos de consciencia. Fue un cambio más que bienvenido de aquellas mañanas en la que sus labios sabían a alcohol y vómito, o una (o varias) personas desconocidas yacían en sus sábanas y con quienes ya no quería tener ningún tipo de contacto físico o saber sus nombres siquiera. Los dolores de cabeza, la sensación de estar muriendo por paladio. La ansiedad en su más alto nivel, las pesadillas producto de sus temores, la no certeza de saber si estaba despierto en realidad. Los gritos asustados de Pepper y ver a uno de sus trajes arqueado sobre ella, y la amarga sensación de sentirse una amenaza aun estando dormido.


Con Stephen, él no tenía nada de eso. Despertarse con él era la gloria.


Despertarse por el sonido de una explosión y luego una alarma de emergencia, definitivamente no lo era.


La voz de Viernes, angustiada a pesar de no ser humana, le dijo que se trataba no de una, sino tres naves entrando en la atmósfera del planeta. A penas pudo procesar lo que su I.A estaba diciendo, la adrenalina comenzaba a apoderarse de su cuerpo al mismo tiempo que el pánico, que subía por cada miembro de su cuerpo y se instalaba en su estómago. Instintivamente estiró su mano para encontrarse con la de Stephen, pero su sorpresa creció aún más cuando éste se apartó en un brusco  movimiento para vomitar al costado de la cama. Tan impropio de él, siempre tan pulcro y elegante, que ni siquiera haya intentado correr al baño era otra cosa de la que alarmarse. Tony no podía cargar con todo ahora.


“Cariño, qué demonios…”, susurró impresionado cuando Stephen se volvió a inclinar para seguir vaciando el contenido de sus entrañas. Dividido entre qué era más importante, masajeó la espalda de su novio y le pidió a Viernes que le informe todos los detalles.


“Una de las naves está sobre la ciudad de Nueva York, hay otra sobre Porto Alegre, Brasil, y la última está flotando sobre Bremen, Alemania. Cada una lanzó un ataque de dos proyectiles al mismo tiempo, al parecer están sincronizadas. Se espera que se lance un tercero.”


“¿Son similares a las de la invasión del 2012?”, preguntó Stephen con voz ronca, limpiándose los labios con una toalla de papel. Eso era justamente lo que Tony quería saber.


“No, el diseño es completamente diferente”. Tras una breve pausa, Viernes agregó. “Acabo de enviar a Dummy a su habitación con el contenedor del nuevo arco reactor del Mark 50, Jefe. Todavía no hemos terminado con las pruebas pero el porcentaje de funcionalidad óptima está por arriba de los 92 por ciento.”


“Perfecto, Vie. ¿Estás bien, Steph?”, Tony estaba tan angustiado en esos momentos que lo único que quería era volver a la cama con su novio (esposo sin papeles, alma gemela, lo que fuera), y ocuparse de esa repentina enfermedad que lo tenía tan pálido y nauseabundo. En lugar de eso, estaba colocándose el nuevo reactor de nano-partículas en su pecho.


“Sí, sólo…”, Stephen lo miró fijamente, pareció a punto de decir algo y luego suspiró angustiado. “Estoy bien, tuve una pesadilla y luego estas naves aparecieron de golpe. Demasiado estrés a los pocos segundos de despertar pueden hacer vomitar a cualquiera”.


Fue el intento de broma más lamentable, y era obvio que estaba enmascarando una mentira, pero por desgracia no tenían tiempo para eso. Tony no era idiota, ni tampoco creía en las coincidencias. Intentó ahogar el mal presentimiento que invadía su sistema y se puso de pie, tenía trabajo por hacer.


No llegó a hacer dos pasos cuando las visiones de Wanda invadieron su mente con fuerza, el color rojo y el espacio exterior colorearon sombríamente su ansiedad, dándole fuerzas a la parte oscura de Tony que no necesitaba salir en ese momento. Su visión comenzó a apagarse y respirar se tornó violento, tenía calor y frió a la vez, pero el entumecimiento en sus extremidades no tenía nada que ver con la temperatura del ambiente.


“Pudiste salvarnos”, susurró alguien en su cerebro. Sonaba como Steve Rogers, pero también se parecía mucho a su propia voz. ¿Por qué demonios era tan difícil respirar?


“Mírame, cariño. Vamos…”


Stephen. Esa hermosa voz era como un sedante. En las oscuras cavernas que su mente, una pequeña luz apareció.


“Eso es, enfócate en mi… Respira. Vamos, Anthony. Estás conmigo…”, Tony aún no podía verlo, pero sí podía seguir su voz. La seguiría hasta el final de los tiempos.


El rostro de Stephen comenzó a aparecer frente a él, de a poco sus ojos se centraron. Unas manos cálidas tocaron brevemente su rostro, pero luego desaparecieron para poder darle su espacio.


“Muy bien”, dijo aquel cuando Tony pudo lograr un par de respiraciones seguidas. “Respira conmigo. Adentro, fuera. Muy bien, sólo tienes que hacer lo que yo hago”:


En algún momento de su ataque de pánico había quedado sentado en el suelo, y Stephen se encontraba sentado frente suyo. Para ir dejando atrás sus visiones se concentró en el hechicero, observó que ya estaba completamente vestido con su uniforme y la Capa yacía sobre sus hombros, pero sus esquinas se movían inquietas.


Pasaron segundos, tal vez minutos, y Tony se sintió estable por fin. Estaba sudoroso y sus miembros aún temblaban un poco, pero su cerebro ya tenía el oxígeno que necesitaba y al tocar las manos de aquel, pudo sentirse un poco más estable. Todavía tenía miedo, pero no iba a dejar que lo venza, iba a patear en el culo sus temores como siempre lo había hecho. Stephen acercó su rostro al suyo hasta que sus frentes se tocaron y permanecieron allí, Tony agradecía de todo corazón que aquel no le dijera nada, lo conocía demasiado bien y sabía que debía respetar su silencio.


“Vie”, habló finalmente, aunque con la voz bastante ahogada. “¿Qué sucede con las naves?”


“Ninguna ha vuelto a atacar, Jefe. Parecen estar esperando… algo.”


Bueno, quizás podría cruzar los dedos, ponerse asquerosamente optimista e interpretar eso como algo parecido a una buena señal. Stephen sonrió suavemente y lo besó con ternura. Sabía a menta, por supuesto que la magia podía sacarte el olor a vómito en segundos. Se pusieron de pie luego, Tony pensó que necesitaba un baño, pero no había tiempo para eso.


Tocó el centro de su arco reactor y los nanobots comenzaron a deslizarse de él, uniéndose entre sí para cubrir su cuerpo y moldearse a su antojo.


“Todo va a salir bien, Tony”, le dijo Stephen con convicción, él quería creerle, pero el miedo se filtraba en esos increíbles ojos verde-azules.


Tony tenía que creerle.




 


Voló alto, estudiando si la nave tenía algún punto débil en el grueso metal del que estaba construida. Estaba pensando de qué forma atacar la inmensa turbina central, cuando una nave pequeña salió de la parte inferior y comenzó a descender rápidamente. Envío un misil a la pequeña cápsula, pero estaba protegida por un campo de fuerza y el misil fue desviado inmediatamente.


Cuando aterrizó, Tony lo hizo también y se colocó a unos metros de lo que sin dudas era la puerta de salida. Stephen, Visión y Rhodey estaban detrás de él unos segundos después. El hechicero dio unos pasos adelante y se colocó justo a su lado. La ansiedad de Tony bajó un poco, la reconfortante presencia a su costado era al menos un pequeño recordatorio que él no tenía que cargar con todo solo, pero también representaba todo lo que Tony no quería perder.


Un hombre vestido con un traje verde brillante y con partes metálicas salió de la cápsula, parecía un humano normal, solo que su piel era azul. Extendió sus manos a los costados de su cabeza, como símbolo universal de no estar armado. Habló en un idioma completamente desconocido y se detuvo a medio camino para tocar algo en lo que parecía ser un panel en su antebrazo. Tony tenía sus armas apuntándole, al igual que todos los demás. Por el rabillo del ojo, pudo ver que los escudos de Stephen estaban más brillantes que nunca.


"Lo siento", dijo el alienígena, perfectamente entendible. "Había olvidado encender mi traductor. Venimos de la Gran Nube de Magallanes, somos nativos de Hala. No queremos hacerles daño, solo tenemos que llegar a un acuerdo".


"¿No quieres hacernos daño? ¿Qué demonios fue el ataque de hace un rato?" La voz de Stephen tembló un poco con ira. El comportamiento apenas controlado del hechicero era algo nuevo para Tony, y eso lo ponía aún más nervioso.


"Oh, digamos que fue una demostración. Una pequeña muestra de lo que nuestras naves pueden hacer. Seguro han notado que hay otras dos en distintos puntos de su planeta." El bastardo arrogante no parecía tener ni una pizca de miedo. Todo era tan cliché que realmente quería volarle los sesos con uno de sus cañones de energía.


"¿Y qué es lo que quieres, Neytiri? No tenemos ningún árbol brillante por aquí."


"No estoy buscando ningún árbol.” Contestó confundido el alien, pero continuó hablando. “Queremos refugio, solo eso. Estamos en guerra con otra raza, la cual nos rastreará y estará aquí en unos meses. Un planeta cercano y muchos menos civilizado que éste nos dijo que ustedes terranos se encargaron de un ejército Chitauri hace unos años. Bueno, eso es lo que buscamos. Déjenos vivir aquí por un tiempo, ocúpense de nuestros enemigos y nos iremos. Eso es todo."


Tony quería reírse, y lo hizo. Muy histéricamente, ruidoso y con las manos temblando de incredulidad. “¿Sabes qué? Jódete, maldito avatar.”


"Seríamos unos imbéciles si aceptamos algo así, ¿no crees?", Stephen habló, dando un paso adelante. "Nosotros no ganamos absolutamente nada, solo seríamos el blanco de otra raza extraterrestre y que pareciera ser más avanzada que ustedes. Mírate, les temes."


El hombre azul sonrió compasivo. No fue lindo, no era buena señal.


"No sentimos temor de nuestros enemigos, terrano, incluso los más poderosos necesitan descansar una vez. Por si no lo notaste somos kree, incluso para este apestoso planeta eso debe significar algo”. No, para Tony eso no significaba nada. “Te diré el panorama completo y luego les daré unas horas para que lo piensen. Nos estamos quedando sin combustible, eso es todo. No podemos seguir huyendo, nuestro planeta aún está muy lejos y necesitamos un lugar en donde poder quedarnos hasta que alguna nave de rescate pueda venir, y dada la situación bélica de nuestro planeta, dudo que lo hagan pronto. Puede que ustedes tengan tecnología, pero aún son bebés ante nuestros ojos. Nuestras armas funcionan a la perfección, aún con escaso combustible. Si aceptan el trato los ayudaremos a combatir a los Skrulls y compartiremos algo de nuestra tecnología con la de ustedes. ¿Lo ven? Todos ganamos."


“Lo que nos estás pidiendo es una locura”, Tony no podía creer lo que escuchaba, su voz sonaba áspera del desconcierto. “Son unos hijos de-”


“Lo que nosotros estamos haciendo es conocido como 'cortesía'. No creas, ni por un segundo, que no somos capaces de usar nuestras armas y obligarlos a cooperar para nosotros, no nos costaría absolutamente nada reducirlos a un número pequeño y operacional para nosotros. Lo único que necesitamos es un poco de potencia extra, y sé que podemos lograr eso con solo dejar vivos algunos terranos para operar las armas. Estamos dándoles una opción aquí. Eso es mucho más de lo que le hemos dado a otros planetas… Que por cierto ahora son sólo un conjunto de escombros y rocas orbitando por ahí.”


Tony cruzó una mirada con Stephen, había demasiados pensamientos corriendo detrás de sus ojos, y el cerebro de Tony estaba saturado de información e intentaba armar velozmente algunas estrategias que iba descartando al segundo.


El sonido familiar de unos motores lo sacó de su trance. El hombre azul frente a ellos observó hacia arriba sin inmutarse siquiera. El quinjet aterrizó a unos metros de Tony y los demás, y Fury y María Hill descendieron de él.


“Stark, vamos a aceptar su oferta”. Fue todo lo que dijo el ex director, mirándolo fijamente con su ojo bueno.


“Vaya, alguien con un buen sentido de supervivencia al fin”, expresó el kree.


Stephen frunció el ceño con fuerza, disgustado. “Supongo que hay micrófonos en todas partes”, escupió.


Antes que Tony pueda agregar algo a eso, Fury habló con una fingida calma que no pasó desapercibida para Tony, evidentemente él sabía más de lo que creían. Se dirigió al invasor.


"Ya hemos tenido un encuentro con tu gente hace muchos años atrás. Ustedes tienen que recordar a Vers…"


¿De qué demonios está hablando Fury?


El kree pensó unos segundos. "No, ese nombre no es familiar. Me apena decir que hemos estado fuera de nuestro planeta por más de 30 años, la Inteligencia Suprema nos envió a proteger una colonia fuera de nuestro sistema."


El rostro de Fury cambió, pero no podía decir si se había relajado un poco o si en realidad estaba más tenso. "Ella era una gran guerrera Kree y también de la Tierra, nos ayudó mucho en el pasado. Será un placer hacer lo mismo por ustedes."


Tony estaba al borde del colapso mental.


“Fury, qué carajos estás haciendo...”


“Confía en mí, Stark,” susurró con la vista al frente, luego continuó su charla con el otro sujeto. “Sólo tienes que darme varias horas para convencer al resto de nuestros líderes y tendrás tu trato. Sin ataques de ningún tipo, tu gente y tú se quedarán en sus naves hasta que pueda convencer a los gobiernos del mundo”.


“Me parece justo”, dijo el hombre azul, sonriendo satisfecho. “No quiero ninguna sorpresa luego. Recuerden que nuestras armas funcionan a la perfección.”


Tiempo después, todos veían como la pequeña cápsula entraba en la nave gigante, que permanecía allí flotando espeluznante.


Fury suspiró audiblemente y Tony estaba anonado con el acuerdo de Fury.


"Empieza a hablar", siseó Stephen, caminando hacia él. El millonario se le unió.


"Es una larga historia, ya te envié todos los archivos de lo que pasó en el noventa y cinco. Estamos en un problema grave aquí, y antes que comiencen todos a perder su mierda, no, no estoy de acuerdo en dejar que esos malditos se queden aquí, sólo nos compré algo de tiempo."


Fury sacó de su abrigo negro una especie de viper retro, algo modificado para ser de los noventa. Apretó un par de botones, frunció los labios y volvió a guardarlo.


"Lean los archivos, nos reuniremos en el Compuesto para armar una estrategia. Los Acuerdos van a ser un dolor enorme en el culo."


Más de una hora después, Tony y Stephen ya estaban al tanto de lo que había pasado en el año 1995 y de quienes eran los Kree, los Skrulls y Carol Danvers. Resultó que al final las aventuras del tesseracto en la tierra eran más abundantes de lo que Tony imaginaba. Stephen convocó un portal a la biblioteca de KamarTaj, pero no volvió muy pronto y cuando lo hizo Wong estaba con él. Los hechiceros discutían si debían intervenir en gran número o esperar que la emergencia realmente se desate, como Hechicero Supremo debía tomar una sabia decisión, e involucrar a su gente en algo no místico y perder el anonimato eran cosas serias.


Cuando Stephen no estaba en su campo de visión Tony descubrió que la sensación en su estómago crecía aún más, al punto de ser insoportable, y al verlo regresar el alivio recorría su cuerpo. Sin embargo, el horrible presentimiento nunca lo dejó, y no sabía si la sensación se debía al enorme pánico de perder a la persona más importante de su vida, o si estaba relacionado con esa conexión única entre sus almas.


Stephen se veía inquieto. Tony lo conocía demasiado bien, ya lo había visto en acción y por más horrible que fuera la situación, siempre se mantenía calmado y racional. Este no parecía ser el caso. Él no estaba mejor, después de todo había tres naves orbitando por ahí con una potencia desconocida en sus cañones, y quizás era por éste momento que Tony tenía pesadillas en las noches. Él no iba a dejar que el temor se adueñara de su ser, pero mantener la cabeza fría y pensar se estaba volviendo un trabajo increíblemente difícil.


Los preparativos apenas comenzaban y ya le dolía la cabeza, iban a ser horas realmente agitadas.




Fury, Maria Hill y un puñado de agentes ya se encontraban en la sala de conferencias del Compuesto, y el ex director discutía con los hologramas del Secretario Ross, el rey T-Challa y los demás miembros de la ONU. Vision y Rhodey estaban allí también, sentados en la gran mesa y dejando en evidencia la cantidad de asientos vacíos. Eso era lo que quedaba de los Vengadores ahora.


El Hechicero Supremo fue el primer blanco de preguntas y reproches, ya que durante meses Tony y él se habían burlado del gobierno al modificar todas las grabaciones en las que Stephen era atrapado en acción o simples imágenes de ellos dos yendo a cenar. No querían arrastrar todo el asunto de las Artes Místicas a los Acuerdos, así que cada vez que salían en público su novio lanzaba un hechizo para que se viera como una persona completamente diferente ante los ojos de los demás.


Stephen les dio una breve explicación de quienes eran los Maestros de las Artes Místicas y se encargó de desplegar toda su energía dominante sobre los demás, dejando en claro era la máxima autoridad en cuanto a amenazas mágicas, y que estaba dispuesto a prestar su ayuda pese a no ser su área. Aclaró que si decidía firmar los Acuerdos de Sokovia para terminar cuanto antes con el asunto de las naves kree, iba a hacerlo bajo términos diferentes y poner condiciones, ya que el anonimato era su primera línea de defensa. Algunos miembros de la ONU querían seguir discutiendo, pero Stephen no estaba teniendo nada de eso y fue más que capaz de reenfocar el tema en lo que realmente importaba, haciendo que los demás se sientan como idiotas. Tony quería reírse de sus rostros abatidos, Stephen contra el gobierno era ahora una de sus cosas favoritas (y por supuesto que lo encontró caliente como el infierno).


Fury desvío el foco de atención hacia su persona, poniendo al tanto a algunos miembros del consejo que no sabían sobre la raza kree. La reunión duró varias horas, Tony gritó bastante, Fury insultó a Ross, Stephen amenazó a un par con enviarlos al Everest. Todo muy pintoresco y predecible.


Resultó que nadie confiaba en que la ayuda de Fury llegara pronto, ni el mismo Fury podía dar un tiempo estimado, así que la solución que los representantes de los países estaban votando era la misma que en el 2012, pero los misiles estarían dirigidos a las naves esta vez, y Tony se preguntó si alguien había destrozado la creatividad de estas personas cuando eran niños. Rhodey intentaba que entren en razón, recordándoles que nadie estaba seguro de qué tan grueso podía ser su escudo protector ni que devastador podía ser su contraataque. Tony estuvo de acuerdo, ya había encontrado unas catorce fallas a ese plan en un par de segundos. Por supuesto que las enumeró cuando se las dijo una por una.


El tiempo pasó y no parecían llegar a ningún acuerdo. Cada plan tenía sus pros y sus contras, pero para Tony solo eran muchas formas de fracasar. Si la infame Carol Danvers era tan poderosa como rezaban los archivos, quizás podrían llevar al cabo un contraataque sin arriesgar a los civiles, ya bastante bueno era saber que el ataque de los krees hace unas horas sólo había dejado un puñado de heridos en cada ciudad.


Finalmente la opción ganadora fue esperar, y el tiempo límite decidido fueron unas ocho horas. Comenzarían a evacuar a la población, y si Danvers no aparecía para ayudar, se dividirían en tres equipos y lanzarían un ataque en conjunto. El plan era una completa mierda, pero a nadie se le ocurría algo mejor. T-Challa les brindaría sus naves con tecnología de invisibilidad, se acercarían rápidamente a los objetivos mediante los portales de Stephen y su gente, y arrojarían las bombas más poderosas de Tony, las cuales mantenía ocultas luego de la invasión de New York. Esperaba que el poder combinado de lo que quedaba de los Vengadores, la fuerza de Kamar-Taj, el no extinto SHIELD, Wakanda y la ONU fueran suficientes.


Toda persona dispuesta a pelear se encontraría en tierra y bien preparada para un enfrentamiento, ya que los kree no parecían guerreros fáciles de matar, Tony dudaba que tuvieran mentalidad colmena como los Chitauri y que bastara con derribar la nave nodriza. Pensó en el Capitán, en Nat, en Clint, en Wanda y los demás, deseando que en donde quieran que se encontraran supieran de la situación y estuvieran dispuestos a ayudar. Thor y Bruce ni siquiera estaban en la Tierra, y eran sus bateadores más fuertes.


Cuando la reunión terminó y el temporizador de ocho horas comenzó a correr hacia atrás, Tony deseó que Danvers aparezca pronto y que puedan modificar dicho plan por uno más esperanzador. Pensó en Peter y de lo mucho que odiaba no poder decirle que se vaya a su casa, porque según Viernes el niño ya se estaba dirigiendo al complejo y por Dios, él sabe que necesitan toda la ayuda posible. Quizás Stephen pueda llenarlo de runas y hechizos protectores, y Tony le entregaría finalmente el traje 17-A, que ya estaba listo para el niño desde hace tiempo.




 


 “Viernes, necesito que sigas estudiando la estructura de las naves y la naturaleza de esos campos de energía que las cubren. He estado investigando y no son iguales a los de Wakanda, por cierto, envía los datos que recopilaste a la princesa Shuri. Necesitamos encontrar un punto débil, dame algo con lo que trabajar, Vie.”


“A la orden, jefe”, respondió ella de inmediato.


Tony se levantó de la mesa y se frotó los ojos por el cansancio de tener la mirada fija en sus hologramas. Ya había reforzado su traje y el del niño, y la evacuación discreta de la ciudad ya estaba finalizando. Aun faltaban tres horas para que la cuenta atrás finalice, y no había señales de Danvers. Realmente no quería llevar a cabo el infame plan B, pero tampoco estaba acostumbrado a esperar que otros solucionaran sus problemas así que si debían pelear, al menos iban a dar una buena pelea.


El tiempo de espera era cada vez más insoportable y tanto Stephen como él no habían parado de estudiar la situación, de buscar información, de idear maneras de lidiar con situaciones hipotéticas, de realizar arreglos y Stephen entraba y salía de portales constantemente abiertos a Kamar-Taj, hasta que al parecer ya no supo qué más hacer al igual que Tony y entró al Compuesto nuevamente para cerrar dicho portal detrás de él. Vio que se quitó el anillo y lo guardó en uno de sus bolsillos, llevarlo puesto tanto tiempo seguramente habrá hecho que sus frágiles dedos dolieran un poco.


Solo estaban Stephen, Peter y él en su suite personal del Compuesto. Hacía mucho tiempo que no se quedaba en ese lugar, se sentía un poco surrealista. Aun cuando los Vengadores existían, tampoco pasaba mucho tiempo allí. Stephen estaba en la cocina, cortando algunas verduras con magia, perdido en sus pensamientos. Tony se acercó y presionó su frente en el bíceps de su amado, quien dejó lo que estaba haciendo para rodearlo con sus brazos.


“Adoro verte cocinar, eres como una gran Matilda”, le dijo y Stephen se rió entre dientes, inclinándose un poco para besarlo castamente en la frente. Tony sintió ese familiar aleteo en su estómago por la dulzura de aquel hombre. “¿Crees… crees que Danvers llegará a tiempo? Quizás podamos negociar un par de horas más si no lo logra...”


“No lo sé, Anthony. Espero que así sea, y que sea tan poderosa como Fury dice que es”. Stephen se mordió nerviosamente los labios, Tony no entendió bien cómo ni por qué, pero sabía a la perfección que Stephen le estaba diciendo que no tenía un buen presentimiento, al igual que él. Una mirada a sus bonitos y preocupados ojos lo confirmó, y lo único que pudo hacer fue estirarse un poco hacia arriba y adelante.


Se besaron lento y con suavidad, los labios y las narices acariciándose con ternura. Todo su ser se derretía cada vez Stephen lo besaba así, como si no existiera nada más importante que la íntima danza de sus bocas expresando sin palabras lo mucho que se amaban. Una de sus manos se posó en uno de esos pómulos filosos, y la otra mano sobre su corazón. Stephen por su parte rodeo su cintura y enterró los dedos en su cabello. Cuando el beso terminó Tony posó su rostro en el pecho del otro hombre, escondido en un abrazo que necesitaba con desesperación y que sabía que Stephen también necesitaba.


“Todo va a salir bien, chicos.” La voz de Peter los sacó de su trance, y la pareja se volteó para encontrar al adolescente sentado sobre uno de los taburetes del desayunador. Todo su lenguaje corporal indicaba ansiedad y aunque creía estar haciendo un buen trabajo ocultándolo, los dos adultos lo conocían mejor.


“Ven aquí, pequeña araña”, le ordenó Tony, despegándose un poco de Stephen para hacerle un lugar. Peter no vaciló un segundo y se pegó a ambos, quedando atrapado en el abrazo asfixiante de la pareja. “Por supuesto que va a salir todo bien.”


Tony besó fugazmente una de sus mejillas sin dejar de abrazarlo y Peter sonrió, Stephen los apretó más fuerte a ambos y deslizó su nariz por el cabello del muchacho. Permanecieron así por varios segundos, en un cómodo silencio y Tony se sintió inmensamente feliz. Sus dos personas más amadas lo sujetaban con fuerza, ¿qué más podría pedir que un alma gemela y un hijo tan perfecto como Peter? Por primera vez en su vida se sintió afortunado.


Lanzó un rápido vistazo a los paneles holográficos para ver que Viernes aún continuaba con su tarea y no parecía acabar pronto, así que pensó que quizás podrían aliviar un poco de tensión ayudando a Stephen a cocinar. Lo encontró divertido, un momento inesperadamente tierno entre los tres, Tony se llenó los ojos con la vista de Stephen mostrándole a Peter cómo cortar verduras correctamente.


Estaban a punto de comer cuando la voz de Viernes los interrumpió.


“Jefe, llamada entrante de Wakanda, parece ser urgente”.


Shuri apareció en una pantalla, lucía demasiado exaltada y todas las alarmas en la cabeza de Tony se dispararon.


“Stark, con los datos que me envió pude ser capaz de encontrar una manera de desencriptar los sistemas defensivos de la nave más cercana y las tres están enlazadas en un solo hardware. Es increíblemente complejo, son capas y capas de firewall, pero pude entrar…” Shuri palideció un poco más antes de continuar, sólo se tomó un segundo pero Tony lo sintió como minutos en los que contuvo la respiración. “Y ellos… Han estado interfiriendo en nuestras comunicaciones hace una hora, ya saben lo que estamos planeando, y su sistema de armas es… ¡por Bast!¡Ellos acaban de detectarme! ¡Todos tienen que-”


La comunicación se cortó abruptamente y varias cosas pasaron en unos segundos, todas a la vez, cada una peor y más aterradora que la anterior.


Las ventanas se iluminaron con un resplandor blanco y los tres corrieron al ventanal para observar con horror que la nave sobre ellos estaba brillando cada vez más, hasta llegar a un punto en el que mantener los ojos abiertos sin que ardieran era imposible.


“¿Viernes?” Preguntó Tony en un susurro asustado, y la IA no llegó a responder porque dicho resplandor pareció dispararse a modo de onda expansiva, Tony cubrió su rostro con el antebrazo, escuchó el sonido de las extrañas olas de energía y de los miles de vidrios rotos, sintió los cristales golpeando su ropa. Abrió los ojos lentamente, su cerebro trabajando como una máquina descarrilada intentando averiguar qué había sido eso.


Fue cuando tocó el arco reactor de su pecho que lo entendió, y sintió como si una enorme piedra hubiese caído en su estómago, el horror deslizándose por sus extremidades, tocando el reactor una y otra vez y nada sucedía porque el maldito objeto estaba completamente muerto. Miró a sus alrededores y las luces estaban apagadas, la única iluminación provenía del atardecer afuera. La realización lo golpeó fuerte cuando entendió que los kree habían lanzado una especie de ataque de pulso electromagnético mucho más poderoso que el terrestre, y Tony ya no podía usar su traje. Eso significaba que Peter tampoco. Sin comunicaciones, vehículos, armas sofisticadas, nada.


“Tony, ¿qué está pasando?”, preguntó Stephen sacudiéndose los vidrios de sus vestiduras, los ojos muy abiertos y las manos temblando mucho más que de costumbre.


Peter gritó algo muy fuerte, Tony se volteó hacía él y observó con profundo miedo y como si el tiempo transcurriera en cámara lenta, como un rayo enorme de energía  proveniente de la nave atravesaba la sala y todo explotó por los aires. Los disparos fueron continuos y solo bastaron un par para destruir por completo el Compuesto. Todo en unos malditos segundos.


El humo, la tierra, el fuego y los escombros era todo lo que lo rodeaba, trozos del cielorraso derribado sobre él, el estruendo de los cañones alienígenas que continuaban disparando. La cabeza de Tony sangraba y dolía, su cuerpo yacía doblado en una incómoda posición, su conciencia iba y venía, y entonces otro derrumbe lo cubrió por completo.


Él estaba vivo, pero uno de sus pies estaba atrapado entre las rocas y en estado de shock, intentaba sacar su extremidad de los escombros.


Stephen. Peter. Stephen. Peter. Stephen. Peter.


Ese era su mantra ahora, el dolor no era nada comparado con el miedo que estaba sintiendo. Gritó los nombres de ambos pero ninguno respondió, el sonido de los impactos y explosiones hacía que su voz no se escuchara lo suficiente alto.


Tras un tirón bastante fuerte al fin logró sacar su pie, empujó una roca que estaba presionando contra sus costillas (estaban rotas, estaba seguro), y se levantó para buscarlos. Ellos tenían que estar bien, ellos iban a estar bien. Sólo un par de lesiones, ellos podían salir de eso.


Intentó no mirar a sus alrededores, pero falló miserablemente. El lugar era irreconocible, no quedaba casi nada de las estructuras, todo el verde césped de los jardines había sido cubierto con escombros y fuego. A penas podía caminar, pero vaya que podía usar sus pulmones. Se deslizó arrastrando su pie derecho, que sangraba, mientras buscaba alguna señal del niño y su amado. Gritó desgarrado sus nombres, no podían estar lejos, ellos tenían que estar en algún lugar cercano entre todos los restos del edificio.


Una pila de rocas comenzó a moverse, Tony arrastró su pie y luego saltó hasta que pudo llegar y se abalanzó sobre ellas, sacando las más superficiales. La mano de Peter se asomó entre ellas y el corazón de Tony se sacudió con violencia, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras lo ayudaba a salir. El muchacho empujó una roca enorme que él jamás podría haber movido, y eso indicaba que a pesar de la herida en sus labios y nariz, el niño estaba bien. Peter se abalanzó sobre él al segundo, abrazándolo, también con los ojos húmedos del miedo.


“Señor Stark, nuestros trajes… ¿Dónde está el señor Strange?”, preguntó temeroso, Tony no pudo contener un sollozo. ¿Por qué no podía ser más fuerte?


“En algún lugar de aquí, ayúdame a buscarlo.” Peter se incorporó inmediatamente, su visión se movía con rapidez en los alrededores, su cabeza se inclinaba mientras buscaba y Tony sabía que estaba intentando hacer uso de sus sentidos arácnidos.


“¡Allí!”, gritó, y corrió hacia una pila de rocas y columnas derribadas no muy lejos de donde ellos se encontraban. Tony lo siguió, lo más rápido que pudo con sus lesiones. Había un enorme agujero más adelante, el sonido de otra explosión sonó bastante cerca e hizo retumbar los cimientos una vez más. Algo rojo y pequeño se movía entre las rocas, conteniendo el aliento vio que se trataba de la Capa de Levitación.


Peter levantó sin mucha dificultad las rocas más grandes, Tony se sentía tan impotente sin su traje y las heridas, teniendo que ver al niño cargar con todo sin poder ayudar. Instantes más tarde, la Capa salió disparada del lugar, manteniendo a su maestro envuelto como un burrito. Flotó hasta estar al lado de Tony y depositó a Stephen en el suelo. Tenía una herida bastante fea en la nuca, pero al parecer eso era todo, la reliquia lo había protegido de peores daños al parecer. Sin embargo, estaba inconsciente.


No muy lejos se escucharon gritos y disparos, seguramente los kree ya habían bajado y estaban luchando con los agentes de SHIELD que aún estaban con vida y los discípulos de Stephen que él había traído horas antes para ayudarlo con el ya imposible plan B. Pensó en Rhodey y Fury sepultados en algún lugar de los escombros, deseó que Vision esté bien para ayudar con la lucha.


Palmeó las mejillas del hechicero, hasta que la urgencia hizo que tuviera que abofetearlo con fuerza y por suerte funcionó. Stephen se incorporó, Tony sintió que el aire volvía a entrar en sus pulmones una vez más. Todo lo que quería era abalanzarse sobre él y abrazarlo, pero aquel se puso de pie rápidamente, evaluando los daños con una mirada de devastadora desesperación.


“Tenemos que ir a Kamar-Taj, ahí estarán seguros. Sin sus trajes…”, buscó entre sus túnicas rotas y palideció mucho más al no encontrar el anillo. “Debe haberse caído cuando me derrumbé con el primer disparo, antes que la Capa me envuelva”.


“Uh, ¿chicos?”, susurró Peter, ambos hombres se voltearon para ver que un grupo de al menos cinco krees que acercaban corriendo hacia ellos. Pequeñas naves volaban en el cielo, más allá todo era un campo de batalla y Tony creyó haber visto a Vision volando entre las naves. Un segundo después ellos estaban disparando y Stephen logró convocar un escudo delante de los tres. Los guerreros extraterrestres se movieron demasiado rápido, Tony observó con horror como uno de ellos saltaba imposiblemente alto hasta aterrizar por detrás del escudo de Stephen y Peter comenzó a luchar con él cuerpo a cuerpo. El tipo era bastante grande, pero su niño no era débil, y le propinó patadas y golpes hasta que el arma que estaba cargando se soltó de su espalda. Tony se abalanzó a ella y la tomó entre sus manos, le tomó una milésima de segundo averiguar cómo funcionaba hasta que comenzó a disparar al resto del grupo que ya estaba frente suyo, se refugió detrás de lo que quedaba de una pared. Intentó comunicarse con Fury o quien fuera que pueda servir de apoyo, pero por supuesto las comunicaciones estaban fritas.


Stephen convocó un cuchillo de energía naranja en una mano y un látigo en la otra, comenzó a pelear con tres guerreros mientras Tony les disparaba y esquivaba los disparos. Peter llamó su nombre y le lanzó a otra arma, que rápidamente levantó del suelo mientras esquivaba otro ataque.


Una mujer azul se acercó a él, sabía que estaría perdido en un combate cuerpo a cuerpo, así que utilizó ambas armas a la vez para lograr un disparo certero. Su puntería era buena pero ella era rápida y resistió a unos cuatro disparos, entonces otro guerrero corrió rápidamente hacia él y traspasó con su cuerpo la pared que estaba sirviéndole de fuerte, lo tomó por su ropa y lo lanzó por los aires. Cayó como un saco de patatas sin gracia, sólo el arma más pequeña cayó lo bastante cerca, y con gran dificultad se estiró para tomarla. La mujer pisó su mano y golpeó su rostro, un dolor sordo invadió su cara, junto con un zumbido en sus oídos y estrellas en su visión. Oyó a Stephen gritar su nombre y giró su rostro hacia él, vio que Stephen hacía un gesto con su brazo y decía algo inaudible para él, el hombre azul lo pateó en sus costillas rotas. Justo antes de otro golpe, la Capa se deslizó delante de él y se envolvió sobre la cabeza del enemigo, la mujer se distrajo con la reliquia e intentó ayudar a su compañero. Fue el movimiento que Tony necesitó, tomó el arma del suelo y disparó a la mujer en el pecho reiteradas veces hasta que logró derribarla. Stephen y Peter estaban luchando unos metros más allá contra media docena de krees, uno de ellos era grande como Hulk y tenía una lanza, la situación no pintaba para nada bien, el niño sólo tenía su fuerza y Stephen no tenía ni su anillo y ni su Capa puesta ya que decidió proteger a Tony con ella, que aún intentaba ahogar al tipo. Quiso ayudarles cuando notó que el arma ya no tenía disparos.


En ese momento un fuerte estruendo se escuchó en el cielo, seguido por un resplandor dorado y todos miraron hacia arriba. Algo voló hacia la nave alienígena a toda velocidad, dejando una estela luminosa en su vuelo y entonces atravesó el escudo sin problemas, así como también a la misma nave. Estalló en una explosión, entonces ese alguien volvió a desplazarse a través de ella para continuar despedazándola. Esa debía ser Carol Danvers, Tony se rió como un desquiciado ante la mirada de horror de los kree. Stephen aprovechó ese instante de distracción y conjuró un rayo púrpura bastante poderoso que barrió al menos a cuatro de ellos, pero eso llamó la atención de otros que estaban cerca y comenzaron a disparar. Observó que la única columna enorme que permanecía en pie estaba siendo atacada hasta que finalmente comenzó a caer sobre él. Peter apareció justo a tiempo para sujetarla con sus manos desnudas, pero el niño temblaba de pies a cabeza, probablemente ya estaba herido. La Capa pareció vacilar por unos instantes entre ir hacia su maestro o quedarse allí con ellos, pero finalmente se extendió delante de Tony y Peter para cubrirlos de más disparos.


Peter logró lanzar hacia un costado la columna, haciendo retumbar el suelo, luego cayó de rodillas, jadeando muy cansado. Tony estiró el cuello sobre la tela roja para observar a Stephen peleando y deseó con desesperación poder tener su traje, el hechicero no era especialmente bueno en ataques de corto alcance, más aun con tal cantidad de enemigos que no paraban de llegar. El hechicero hizo un movimiento con sus manos y el collar que siempre solía llevar en su cuello se abrió revelando una luz verde (la piedra del Tiempo, recordó de sus muchas charlas), pero un guerrero se lanzó hacia adelante golpeándolo con fuerza, Stephen cayó y el collar volvió a cerrarse. Los golpes de los enemigos eran demasiado rápidos como para dejarlo convocar hechizos libremente. La Capa voló hacia su maestro y atacó al que estaba sobre él.


“Debemos ayudarlo”, dijo Peter con un hilo de voz, poniéndose de pie con dificultad. Tony necesitaba llegar a él, necesitaba un arma, necesitaba-


“¡Allí están los otros terranos!”, gritó una enemiga.


De fondo, todos sintieron a la nave gigantesca impactando contra el suelo, pero no hubo tiempo de distraerse, ya que un objeto metálico y con luces rojas fue arrojado en donde se encontraban Tony y Peter, inconfundiblemente se trataba de una granada. Apenas pudo reaccionar, todo lo que hizo fue mirar a Stephen que aun yacía en el suelo, a varios metros suyo.


Sus ojos eran puro miedo, crudo terror dibujándose en sus facciones y Tony no quería morir así, con la vista aterrorizada de Stephen como última imagen. Sólo que no murió. El hechicero realizó un rápido movimiento de sus manos y un campo de fuerza los cubrió a Peter y a Tony en una burbuja naranja de magia que brotaba de sus manos en un flujo constante. La granada explotó y todo estalló en llamas a su alrededor, pero ellos estaban ilesos. Stephen estaba poniéndose de pie con dificultad, la mano aún extendida y alimentando los campos de fuerza para que el fuego no alcance a ninguno de los dos, cuando la misma kree de antes gritó:


“No tenemos tiempo para esto, hay que buscar a quien destrozó nuestra nave”, y apuntó al hechicero con su arma. La Capa se abalanzó sobre la mujer pero el disparo igualmente se efectuó y aunque estaba destinado a la cabeza de Stephen, la desviación logró darle en la mano que mantenía los escudos protectores de Peter y Tony.


Stephen gritó, un chorro de sangre brotó de la palma de su mano y los escudos desaparecieron. El estómago de Tony se contrajo en la sensación más horrible de su vida, el mal presentimiento que había tenido todo el día aumentó en ese instante a un nivel imposible. El fuego los envolvió a ambos, Tony intentó correr hacia adelante pero su pie lastimado se lo impidió, Peter tomó su brazo y cargó con su peso, corriendo lo más rápido que podía a través de las llamas.


Al salir de ese infierno de fuego, Tony observó que Stephen aún continuaba peleando con una sola mano buena y el rostro cubierto de sangre con el kree que tenía la lanza, mientras que la Capa se encargaba de otros dos más pequeños, y parecía no poder manejar bien la situación. Peter lo depositó en el suelo con cuidado y corrió hacia Stephen, sin embargo, a pesar de la velocidad inhumana del muchacho no logró llegar a tiempo y Tony presenció el espectáculo más desgarrador y grotesco de su vida.


El tipo grande y azul levantó su lanza y con un movimiento furioso y veloz, atravesó el pecho de Stephen justo en su corazón. Peter gritó y saltó hacia adelante para patear salvajemente al alienígena, Stephen se desplomó en el suelo sin gracia, inerte.


La realidad alrededor de Tony pareció disolverse. No podía escuchar nada, todo estaba ahogado con el zumbido que apareció retumbando en su cabeza, mientras que se arrastraba hacia el amor de su vida, que no había vuelto a moverse. Sintió como si estuviera muy lejos, más ondas de energía estaban siendo lanzadas por encima de su cabeza y por el rabillo del ojo vio un destello dorado que se movió con rapidez. El siguió arrastrándose y gateando hacia adelante, nada más que eso importaba, hasta que sus manos hicieron contacto con la sangre espesa y caliente que crecía como un pequeño lago siniestro y oscuro alrededor de Stephen.


Un sordo dolor en su pecho lo dejó sin respirar cuando al fin sus manos se posaron sobre el torso del Hechicero, que apenas se movía y no era para nada coordinado, como si el aire ya no llegara a sus pulmones. Tony temblaba, miró el rostro cubierto de sangre de su amor, de su todo, y pudo ver que la vida lo estaba abandonando demasiado rápido. El ancho de la lanza era más grande que su puño y estaba empalado justo en donde su corazón se supone que debe estar.


"Yo...", dijo Stephen con un hilo de voz, la sangre que brotaba de su boca lo estaba ahogando. "vol-volveré a encontrarte".


Y entonces, en un instante que duró tal vez una eternidad, dejó de respirar, de moverse.


Su mirada verde-azul estaba enfocada en la nada, sus ojos antes profundos y llenos de amor ahora estaban vacíos, y ningún atisbo de aliento cálido salía de su boca ligeramente abierta. Temblando y con más terror del que nunca presenció en su vida, dirigió dos de sus dedos a su elegante y blanco cuello de cisne, sólo para encontrar que ya no había pulso, ya nada corría por sus venas. 


Todo esto tenía que ser una horrible pesadilla, la peor de su vida, sólo quería despertar y sentir a Stephen a su lado, envolviéndolo con sus fuertes brazos, secando sus lágrimas mientras le decía que nada era real, que siempre iba a estar a su lado sin importar qué. 


Tony sintió que esa misma arma que había atravesado el corazón de su Stephen ahora estaba clavada en el suyo, y gritó con todas sus fuerzas mientras las lágrimas nublaban su visión, mientras su alma se retorcía en infinita agonía.


 

Notas finales:

Se viene angustia de la pesada, pero aun quedan cuatro capítulos más y todo puede suceder. ¡El verdadero drama apenas comienza!
Déjenme saber qué les pareció esto, ya que no fue fácil de escribir.
Gracias por leer! 
Reviews y kudos son inspiración. ♥


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