Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Medicina Experimental (Editado) por Izuspp

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—¡En serio eres tan distraído Pete! — Exclamó el doctor, sonriendo tan vigorosamente como nunca. —En todo caso, este no es el momento ni el lugar para hablar de eso, o al menos no a esta hora cuando todo ha acabado.

—No entiendo a qué se refiere, si pudiera ser un poco más claro por favor…

—Dije que este ya no es el momento para tocar ese tema Pete. Te veré a las ocho de la mañana frente al lago mañana. ¿Te parece? — El doctor rápidamente volvió a mostrarse estoico, como lo hacía normalmente.

—De acuerdo. Pero, me pregunto qué puede ser tan importante, como para no poder hablarlo ahora mismo. — Se le escapó decir.

—¡Los citadinos son tan desesperados! Debes aprender que hay un momento y lugar para todo— Sermoneó el mayor.

—Entiendo, entiendo. No tiene que regañarme, doctor.

—Te veré mañana Pete, no llegues tarde. —Sentenció. —Me gustaría que desayunáramos juntos luego de nuestra charla; así que procura ir en ayunas. — Luego de sus instrucciones, el hombre se despidió de Pete con un gesto educado y subió por las gradas de piedra hasta desaparecer de su vista.

—¿En ayunas? ¿Pretende hacerme un examen médico o qué se trae entre manos? ¡Qué hombre tan exasperante puede llegar a ser!

El granjero quedó muy confundido. Por más que le daba vueltas al asunto, no se le ocurría nada que el doctor pudiera hablar con él, que fuese tan importante como para haberlo invitado a ese festival solo para contárselo. Y de todos modos ¿Qué demonios les pasaba a todos allí? ¿Ahora él iba a ser el confesionario del pueblo? Se preguntaba con desesperación.  Primero tuvo que escuchar a Kai. Además, para su desgracia, el doctor también tenía algo importante que decirle y se lo perdió por ser tan tonto y no haber entendido su invitación.

Como ya se le había hecho costumbre, no pudo dormir nada bien, entre intentar adivinar qué pasaría al día siguiente y pensar en lo apuesto que se veía el doctor esa noche. Moría de felicidad al hacerse la ilusión de pensar que el doctor se había arreglado tan bien, solo para pasar el festival con él. Aunque luego se dio cuenta de que parecía una adolescente enamorada y descartó todas sus tontas ideas.

Al día siguiente comenzó con sus típicas labores cotidianas. Tenía bastante hambre, pero no iba a desaprovechar la oportunidad de ir a comer con el doctor. Acercándose la hora del encuentro el granjero se limpió y se cambió de ropa; a pesar de ser tan temprano ya se había ensuciado y había sudado luego de trabajar en el campo. Salió camino a la montaña, pensando en que era un lugar extraño para encontrarse; pero de todas formas el doctor era un hombre bastante extraño, así que le quedaba de maravilla.

Cuando Pete llegó, se percató de que el doctor ya se encontraba allí y miraba distante el lago; como si estuviera completamente perdido en sus pensamientos.

—¡Buen día, doctor! — Saludó Pete enérgicamente al llegar a su encuentro.

—Pete, ¿cómo estás hoy?

—Estoy muy bien, como siempre. ¿Qué hay de usted? — Pete continuó el protocolo de saludo, pero estaba ansioso por llegar al meollo del asunto.

—De maravilla — Contestó el mayor. Aunque su mirada no se apartó del lago y ningún músculo de su rostro se movió ni un poco, ni siquiera para simular que se sentía como lo describía.

El silencio reinó en ese momento, no había nadie allí salvo ellos dos. Entonces Pete cayó en cuenta de que esa era la razón por la cual el doctor quiso hablar allí. Ninguna persona entrometida lo escucharía, fuera lo que fuera que le quería contar.

—¿Doctor? ¿Qué era eso tan importante que iba a decirme ayer? — Preguntó Pete un poco nervioso. —¡Estoy aquí para escucharlo! — Añadió con entusiasmo, tratando de darle ánimos al hombre para hablar.

El doctor suspiró y retiró su vista de las cristalinas aguas del lago, para voltear a ver al menor. Clavó su frío mirar en la figura enclenque del granjero que tenía frente a sí, e inexpresivo como siempre, comenzó a hablar:

—Mi madre y mi padre fueron médico y enfermera. Cuando yo era pequeño ellos no tenían tiempo para estar conmigo, siempre me sentía muy muy solo, pero al mismo tiempo los admiraba porque ellos todo el tiempo trabajaban duro por el bien de todos en el pueblo. Sin embargo, juré que cuando creciera y tuviera hijos no sería igual que mis padres. Pensé en que les daría a mis hijos todo el tiempo que quisieran para que nunca llegaran a sentir la soledad por la que tuve que pasar…1— Comenzó a relatar el hombre, mostrando un semblante sombrío y melancólico.

"Nunca creí que llegara a contarme este tipo de cosas…" pensaba Pete, quien estaba sumamente sorprendido de que el doctor se abriera con él de esa forma; al punto de compartirle algo tan personal. El granjero se preguntaba por qué el doctor estaba contándole todo aquello, pero no se animó a interrumpirlo para averiguar.

—Sin embargo, al crecer y convertirme en médico me di cuenta de que todo era distinto a como yo creía. Estando en esta profesión, tu tiempo no es tuyo en absoluto; tienes que estar atento a cualquier emergencia. Y más en un pueblo como este, en donde no tenemos demasiados adelantos médicos ni científicos. Es imperativo mantenerse constantemente estudiando e investigando, sobre cómo tratar las enfermedades de manera natural. Entonces me di cuenta de que no podría nunca cumplir con mi propia promesa. Si llegaba a tener hijos ellos pasarían el mismo abandono que tuve que soportar en mi niñez.

—Doctor...

—Al percatarme de ello, me hice una nueva promesa: dedicarme de lleno a mi profesión y a las personas que dependen de mí. Y no enamorarme nunca, o al menos no de una enfermera, aunque cualquier otra mujer no haría la diferencia. Y hasta el día de hoy he podido cumplir mi promesa. Estoy completamente consciente de los sentimientos que Elli tiene hacia mí, pero nunca podré corresponderla. Tanto porque ella es una enfermera, como por la promesa que me hice y lo más importante; porque a pesar de que es una excelente persona, nunca llegaré a tener sentimientos por ella.

—Eso, es un poco cruel para Elli. — Afirmó Pete.

—Lo sé, pero no la aceptaré solo para corresponder a sus sentimientos. No sería justo para ninguno de los dos. Supongo, que me obligué a mí mismo a ser incapaz de enamorarme o querer a alguien. Me es difícil también, expresar mis sentimientos de manera adecuada, y aunque los aldeanos me respetan mucho; no hay casi nadie a quien yo pueda considerar un amigo. Me sentía realmente afligido por todo esto, a estas alturas de mi vida no tener a nadie con quien conversar. Y en ese momento en donde me sentía realmente perdido, llegaste al pueblo Pete. — Al decir esto, el hombre sonrió levemente y su semblante daba la impresión de que estaba recordando algo muy preciado para él.

—¿Yo?

—Sí. — Prosiguió el doctor, ante un asombrado granjero que no estaba entendiendo nada de lo que escuchaba. —Justo cuando pensaba que no tenía ni un amigo, llegaste tú. Eras una persona tan distinta de todos aquí, que simplemente pude abrirme contigo y tratarte como no he podido hacerlo con nadie más. Y comencé a sentir que realmente tenía un amigo, que podía llegar a tener alguien en quien confiar finalmente.

—Me alegra que piense eso doctor. Yo también lo he llegado a considerar como mi mejor amigo en Mineral Town, o mejor dicho, mi mejor amigo en todo el mundo; ya que no cuento con muchos amigos fuera del pueblo de todas formas. — Expresó torpemente.

—He ahí el problema Pete. Al principio no quería admitirlo, pero tú tienes "algo" que no sé explicar. Tampoco pude entender lo siguiente que comencé a sentir, porque era algo que jamás nadie me había hecho experimentar, y aunque fuese en muy poco tiempo; me di cuenta de que por vez primera en mi vida Pete, estaba enamorándome de alguien.

—¿Enamorándose? ¿De quién? ¿Y qué tiene que ver eso con nuestra amistad? — Cada vez más incógnitas se formaban en la cabeza de Pete, quien no comprendía nada de lo que el doctor le estaba diciendo.

—Sabía que eras lento de entendimiento Pete, pero no que era tan serio tu problema. — Pete no supo si estaba haciéndole una broma, burlándose de él o diagnosticándolo; puesto que el hombre no daba expresión alguna. —Estoy consciente de que te va a parecer una locura. Pero Pete, escúchame bien, ya que no lo repetiré dos veces y quiero que lo entiendas…

—Lo escucho.

—Luego de mucho analizarlo, finalmente he aceptado que me he enamorado de ti.

No hubo respuesta por parte de Pete.

—Sé que esto es algo que te puede parecer repugnante o antinatural. Yo mismo no me lo explico, pero estoy convencido de mis sentimientos. — Por vez primera, Pete pudo ver la pálida piel del doctor tomando un exquisito tono rosa, al sonrojarse producto de su confesión. Al parecer, le fue difícil declararse, aunque hubiese hablado con tanta seriedad.

Por su parte Pete no podía creer lo que escuchaba, todo era tan surreal, que quería asegurarse de que no era uno de sus extraños sueños de siempre. Pero su mano no se movió para poder pellizcarse o hacer algo. Estaba inmóvil, mudo y con los ojos muy abiertos.

—Disculpa que te diga todo esto Pete, pero no pude resistirlo más. Tenía que contártelo y sacarlo de mi mente. Quise aprovechar el festival de la playa para hacerlo, y cuando me contaste que estuviste con Kai, me puse bastante triste. Pero a la vez, me alegré al pensar que, si no tenías problema en estar con un hombre, tal vez llegaría mi oportunidad. — El doctor rio ligeramente, sintiéndose bastante ingenuo y avergonzado, al estar confesando todos sus pensamientos. —Luego dijiste que era solo un amigo, y al reaccionar de esa forma me di cuenta de que estaba siendo un tonto infantil y que mis sentimientos nunca serían correspondidos. Solo quería contártelo, porque a pesar de todo, eres la única persona a quien puedo llamar amigo en este lugar o en cualquier otro Pete.

—Doctor, yo…

—Solo te pido que no me odies, sé que puede parecerte de muy mal gusto y tal vez nunca me vuelvas a ver del mismo modo. Pero por favor no me…— el doctor no tuvo oportunidad terminar su frase, puesto que Pete, en un impulso se lanzó sobre él rodeando su torso con sus brazos, atrapándole en un fuerte abrazo. —¿Pete? — El mayor estaba anonadado y confuso con respecto a la reacción de Pete.

—¿Cómo podría odiarlo doctor? ¡¿Cómo podría, siendo que usted es la persona más importante en mi vida?! — El granjero, por segunda vez obedeció a su naturaleza impulsiva e impaciente. Poniéndose de puntillas logró alcanzar los labios del mayor con los suyos, profiriendo de ese modo sus sentimientos hacia él.

El doctor estaba tan sorprendido, que no reaccionó hasta segundos después. Correspondió el beso durante poco tiempo, para luego apartar a Pete y quedársele viendo de manera interrogativa

—Le estoy diciendo que yo también estoy enamorado de usted doctor. No pensé en confesárselo jamás, porque creí que usted nunca me correspondería. Tenía miedo de que me dijera que era una "loca idea citadina" o algo así; pero agradezco que usted sea más valiente que yo.

—Disculpa Pete… — El doctor titubeó por vez primera, desde que Pete le conocía. —Esto, cambia totalmente toda mi idea de lo que me imaginaba que iba a pasar de ahora en adelante. — Calculador por naturaleza, el doctor ya había planeado las acciones a tomar dependiendo de las diferentes reacciones que Pete podría llegar a tener luego de su confesión; pero jamás se planteó el hecho de que este, estuviera sintiendo lo mismo por él.

—Pero, entonces ¡es perfecto! ¿No lo cree así? Yo nunca había sentido tanta felicidad en mi vida.

—Creo que puedo decir lo mismo Pete, pero esto únicamente empeora las cosas. — La sombría expresión volvió al rostro del mayor.

—¿A qué se refiere? – Pete no comprendía porqué el otro hombre no estaba a punto de lanzarse al lago de felicidad; justo como él estaba sintiéndose en ese momento.

—En un pueblo como este, una relación de ese tipo no puede entenderse Pete.

—Pero ¿qué hay de Kai? A él nadie le dice nada, están enfadados con él todo el tiempo; pero aun así solo le dejan ser.

—Eso es porque nadie por aquí siente que Kai sea parte del pueblo. Todos lo ven solo como un excéntrico, que se queda durante unos cuantos meses al año y eso es todo. Pero el que dos hombres tengan públicamente una relación como esa, intentando que sea normal para los demás, es algo imposible Pete.

—Pero ¡es que no puede ser! Justo cuando me sentía tan feliz. — Pete entró en un estado de shock tal, que comenzó a soltar frases sin pensarlo. —¡Escuché al fin las palabras que durante tanto tiempo creí que nunca llegaría a oír! Esto no puede quedarse así doctor. Simplemente, no puedo aceptar el que los dos tengamos ese tipo de sentimientos, y que solo por lo que el resto piense; no podamos estar juntos— Los ojos de Pete, se inundaron de lágrimas. No podía creer que la euforia de hacía unos instantes, se convirtiera en una miseria tan profunda y a pesar de ser alguien que rara vez lloraba; el llanto comenzó a salir solo.

—Te comprendo Pete. Yo mismo aún estoy asimilando que lo que sentimos es recíproco. Pero este es un pueblo muy pequeño, y yo soy el único médico que hay por aquí…— Al ver que sus palabras solo hacían que el llanto de Pete acrecentara, el doctor fue esta vez el que estrechó al granjero entre sus brazos. —De acuerdo, lo haremos al modo citadino.

—¿De qué habla?

—Te estoy diciendo que intentemos esto, hasta donde podamos, hasta donde seamos capaces de guardar apariencias frente a los demás.

—¿Lo dice en serio?

—¿Alguna vez he dejado de ser serio en lo que digo? — Dicho esto, el doctor aprisionó los labios contrarios en un dulce beso; queriendo con este transmitirle confianza y que Pete se diera cuenta de que estaba siendo muy serio en su proposición. Tomando en ese momento la resolución de que, tenía derecho a intentar ser feliz ahora que había encontrado a la persona que amaba. Pensando en que la diosa había sido demasiado generosa, al enviarle a Pete a ese pueblo, al enviar a la persona capaz de sacarlo de su soledad. Y finalmente, decidiendo que ya les había dedicado suficiente de su vida a los aldeanos y era hora de comenzar a pensar en él mismo.

— ¡Gracias! Prometo que daré lo mejor de mí para que nadie nos descubra. — Pete limpió sus lágrimas y sonrió nuevamente. Tan repentino cambio de emociones le había dado un poco de dolor de estómago lo que le hizo recordar que no había comido nada aún. —Espero que realmente no haya desayunado doctor, porque yo no lo hice y muero de hambre.

—¡Pues vamos a desayunar! — El doctor se sorprendió de lo enérgico que era el granjero, y se convenció de que, su vida iba a ser a la mar de interesante de ese momento en adelante.

Ese día cuando se levantó, no se hubiera podido imaginar que las cosas iban a salir de ese modo. Sin embargo, nada era color de rosa. Estaban metiéndose en algo muy serio y todo sería justo como cuando creaba sus medicinas: experimentar y ver qué pasaba. Probarían suerte y si alguien los descubría, solo la diosa sabía que podía ocurrir después.

Ya en la posada de Doug, Pete pidió huevos revueltos, tostadas con mantequilla, y jugo de naranja para ambos. Ann y su padre además de quienes estaban en la posada; se sorprendieron mucho de ver al doctor allí. Casi nunca salía de la clínica y más extraño aun, era verlo en la posada, desayunando con el torpe de Pete; eso era ya motivo suficiente para llamar la atención de todos.

El doctor pensaba en que habían comenzado esa relación con el pie izquierdo, aunque tal vez todos se lo tomarían como que al fin había encontrado a un buen amigo, de momento no había razón para alarmarse y creer que de inmediato todos iban a adivinar qué era lo que había entre ellos.

Desayunaron tranquilamente, el doctor no podía evitar sentirse feliz al ver el iluminado rostro de Pete, a quien le era imposible ocultar sus sentimientos. Ahora que lo pensaba, él mismo había sido un gran estúpido al no darse cuenta de los sentimientos de Pete. Probablemente estaba tan ocupado pensando en su desgracia, que no podía enterarse de lo que estaba pasando frente a sus ojos.

 Por su parte Pete, aunque sentía que iba a estallar de alegría, estaba un poco temeroso, puesto que, a como era el doctor de inexpresivo; no podía darse cuenta si estaba realmente feliz con todo eso. Incluso tenía temor de que estuviera enfadado y que hubiera sentido que llorando lo obligó a arriesgarse de esa manera.

—Gracias por aceptar esto doctor, sé que ha de ser muy difícil para usted.

—Es difícil, ¡pero vale la pena! Después de todo, fui yo quien inició con esto en primer lugar. Pero Pete…— el hombre se acercó al granjero, para murmurar a su oído como ya lo había hecho en un par de ocasiones. —deja de ser tan formal conmigo, y por favor llámame por mi nombre también.

—Ah…— el color subió rápidamente a las mejillas de Pete, no por el hecho de la petición del doctor, sino porque no hallaba la manera de decirle que no tenía la más mínima idea de cuál era su nombre. ¿Cómo era posible que no supiera ni como se llamaba la persona que amaba? En ese momento se sintió realmente patético.

—No tienes que ponerte así. — Como si pudiera ver a través de él y saber exactamente lo que estaba pensando, el doctor se acercó una vez más. —Mi nombre es Trent2

—Trent…—repitió el granjero en un tono casi inaudible. Pensaba en que era un nombre que le iba muy bien al mayor: firme y serio, justo como su personalidad. —Creo que me será un poco difícil llamarlo por su nombre, pero lo intentaré.

—También puedes dejar de tratarme de "usted"— Añadió el doctor para empeorar la situación.

—Eso, va a ser mucho más difícil doctor.

—Tómate tu tiempo Pete, aunque espero que no te incomode si en algún momento comienzo a llamarte "amor"— Le dijo nuevamente al oído, lo que hizo que la cara de Pete tomara el color rojo más vivo que hubiese mostrado nunca. El doctor comenzó a reír quedo, y unos segundos después Pete se unió a su risa. A pesar de que obviamente era una broma, pensaba en que, en adelante, Trent iba a cambiar mucho. Tal vez poco a poco dejaría por completo de ser un hombre inexpresivo y serio y comenzaría a ser bromista, alegre y amoroso. Eso le hacía muchísima ilusión a Pete.

—Es hora de irnos, yo pagaré la cuenta esta vez Pete, sé que el dinero no te sobra.

—Se lo agradezco. — Pete sabía que no ganaría nada contradiciendo al doctor y además, era cierto que necesitaba ahorrar todo el dinero que pudiese.

Los dos hombres salieron de la posada y como quedaba cerca, Pete acompañó al doctor a la clínica.

—Bien Pete, espero que pases un buen día.

—¡Usted también!

—Por cierto, será lo mejor si no te pasas por aquí pronto, creo que con dos o tres semanas será suficiente para guardar apariencias, sería muy extraño si de pronto comenzamos a vernos todos los días. — Sugirió el doctor seriamente.

—Pero… de acuerdo, lo entiendo. — El granjero no tenía nada que objetar. Era mejor seguir los consejos del doctor al pie de la letra, a fin de no arriesgar lo que estaban comenzando y además; él conocía a la gente del pueblo y sabía cómo manejarla. —Entonces lo veré en unas semanas. — Dijo sin lograr ocultar su decepción en absoluto.

—Pete.

—¿Si?

—Te quiero, gracias por darme esta oportunidad. —El doctor entró a la clínica dejando a Pete paralizado frente al lugar. Preciosas palabras acababan de escuchar sus oídos, y se aseguraría de no olvidarlas nunca, se aseguraría de atesorar durante el resto de su vida, aquella dulce frase que fue capaz de parar su corazón por unos instantes.

El granjero regresó a su casa, pensando durante todo el camino en lo que recién había ocurrido. No podía creerlo aún, pero era verdadero. Real, como esos extraños enanitos, definitivamente lo mejor que pudo haberle pasado en la vida era haber llegado a ese mágico lugar. No tenía idea de qué iba pasar en adelante, pero fuese lo que fuese continuaría esforzándose y mucho más porque ahora tenía una razón más grande para quedarse en ese pueblecillo.

Casi al llegar a su granja, Pete pudo ver dos personas que tomaban el camino hacia la granja avícola, al ponerles atención logró darse cuenta de que eran nada más y nada menos que Gray, siendo halado a la fuerza por Kai.

—¡Vamos pelirrojo! Estoy a punto de marcharme en unos días, tenemos que divertirnos un poco más. — Le instaba Kai, riendo alegremente.

—Pero Kai, de verdad que tengo cosas que hacer ¡Déjame ir por favor!

Al notar esa penosa escena y en las condiciones de humor en las que se encontraba, brotó de Pete una nueva valentía. Rápidamente se acercó a la pareja y tomando a Kai por el brazo, pronunció confiado sus palabras:

—Déjalo Kai, ya te ha dicho que no quiere ir contigo. — El pelirrojo, con los ojos abiertos a más no poder, dirigía su mirada de Pete a Kai una y otra vez. Mientras tanto, el moreno también se sorprendió, mas en unos instantes volvió a su pícara sonrisa y comenzó a reír a carcajadas.

—¡No te pongas celoso Pete, si quieres podemos jugar los tres juntos!

—No gracias. Gray tiene que venir a mi granja a llevarse unas herramientas, así que déjalo trabajar por favor.

—Haberlo dicho antes…— el moreno se encogió de hombros y soltó a Gray. –pensé por un momento que te unirías a la diversión. Ustedes son unos adictos al trabajo ¿sabían? En fin, espero que podamos jugar otro día antes de que deje el pueblo. — Kai les sonrió de una manera extrañamente dulce y salió del lugar.

—Pete, yo…

—No tienes que agradecer Gray, te la debía por haberte dejado abandonado la otra vez.

No hubo respuesta por parte de Gray.

—¿Te gustaría venir a mi casa? Realmente tengo algunas herramientas que me gustaría que revisaras. — Pete mentía, pero pensaba que era buena idea llevar a Gray a su granja, solo por si a Kai se le ocurría regresar a comprobar si estaban trabajando. Además, desde la última vez que se vieron, tenían una charla pendiente.

—Claro.

Continuará…

 


Notas finales:

Notas:

1 La primera vez que leí el discurso que el doctor le da a Pete sobre enfermeras y doctores, no sabía nada de inglés por lo que no entendía mucho y también fue como 8 años antes de que escribiera este fic originalmente (o sea, hace como 16 años xD), así que no tenía muy claro cómo era exactamente. Aparte de eso, en ese entonces no era muy diestra usando internet y nunca se me ocurrió buscar el diálogo. Para esta edición, lo busqué y me sorprendí de que no era tan distinto a lo que yo había escrito, así que decidí dejarlo exactamente como lo escribí en el original.

 

2 Con respecto al nombre del Doc, en el tiempo en el que escribí el fic, me debatía entre Tim (su nombre en HM Back to Nature) y Trent (su nombre en otras versiones). En aquel entonces no sabía mucho inglés tampoco, entonces no podía googlear bien sobre él. En HM FoMT y MFoMT, el doctor se presenta a sí mismo como “Doctor”. Recientemente, según varios artículos que leí en las wikis, dice que su nombre real es Tim como en BTN y Trent vendría a ser su descendiente. Sin embargo, decidí conservar el nombre de Trent, ya que Tim nunca me gustó, no le va a su personalidad. Y como este fic está basado en varios HM, es un detalle que realmente no tiene tanta relevancia.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).