Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Medicina Experimental (Editado) por Izuspp

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Pete y el joven aprendiz de herrero entraron a su casa. Gray estaba sumamente incómodo, ya que todo ese tiempo había estado intentando evitar a Pete por todos los medios; tanto así al punto de llegar a abstenerse de ir a la biblioteca, para no correr el riesgo de encontrarlo allí. Estaba aún demasiado avergonzado de lo que había presenciado el granjero la vez anterior, aunque no fuese del todo su culpa y hubiesen pasado ya algunos meses de eso.


—Gray, mentí, en realidad no tengo ningunas herramientas para que revises, solo quería ayudarte porque vi que estabas en un aprieto. ¿Estás bien con eso?


—¿Eh? ¡Sí! Gracias Pete, de verdad que me salvaste. — Pudo decir, mientras se ocultaba tras la visera de su gorra.


—Pero también hace bastante que no nos vemos y de verdad quería hablar contigo.  — Pete le mostró la mejor sonrisa que pudo, a pesar de que se estaba sintiendo bastante incómodo también.


—¿En serio? ¿Y de qué quieres hablar?


—Primero, ¡ponte cómodo! ¿Quieres algo de beber? No tengo mucho que ofrecer, pero tengo algo de té si quieres.


—Sí, gracias.


—Verás, sé que esto es incómodo para los dos, pero…— el granjero le sirvió una taza de té a Gray y sirvió una para sí mismo, en la mesita de comedor de su pequeña sala, para luego tomar asiento frente a él — creo que tenemos que aclarar ciertas cosas que han pasado, con respecto a Kai y lo que vi la vez anterior.


El pelirrojo no sabía qué hacer. Deseaba que la tierra se abriese y se lo tragara en ese momento, no tenía idea de qué le iba a decir Pete; pero moría de la vergüenza de imaginar que le iría a reclamar por ser un sucio que se acostaba con el loco de Kai.


—Quiero que me perdones. — Pronunció Pete seriamente.


—¿Eh? ¡¿Por qué?! — Gray no cabía en sí del asombro, no se esperaba que Pete le pidiese disculpas, y tampoco comprendía el motivo.


—Porque la vez anterior estabas en un aprieto peor y no fui capaz de ayudarte. Me limité a huir cobardemente y sabiendo como es Kai, me puedo imaginar que fue lo que pasó después de que me fui.


—Pete, no fue tu culpa. El error fue mío al ir al restaurante de Kai solo. Pero tampoco tienes que preocuparte por eso, ya que no es la primera vez que pasa. — Gray pronunció las últimas palabras muy bajo, sintiendo que el calor subía hacia su rostro.


—¿No es la primera vez? — Pete sintió que no estaba enterado de nada de lo que ocurría en ese pueblo y ahora que lo pensaba; realmente era un idiota al creer que Kai no hacía ese tipo de cosas desde muchos años antes de que él llegara al pueblo. ¿Cuántos años de sufrimiento y acoso habrá tenido que pasar el pobre de Gray? Se preguntaba.


—No, ya ha pasado anteriormente. — Reafirmó. —Pero Pete, por favor no pienses mal de Kai. Sé que todo el mundo lo ve como un malvado, pervertido y que todos lo odian; pero eso es solo su manera de hacer las cosas. Él tiene un modo muy interesante de ver la vida, y en realidad yo lo admiro bastante, es tan libre y capaz de hacer todo lo que quiere. Yo en cambio estoy atado a lo que mi abuelo me dicte, nunca tomo la iniciativa de hacer algo distinto o emocionante; soy conformista y estoy bien con solo hacer el mismo trabajo todo el tiempo. Él me ha ayudado a ver la vida de un modo distinto y a plantearme hacer algo diferente con mi propia existencia.


Esta vez, fue el turno de Pete para sorprenderse. Primero que todo era la primera vez que escuchaba a Gray hablar tanto y tan seguido. Segundo, Gray estaba defendiendo a Kai, pidiéndole que no pensara mal de él, justo como Kai lo había hecho la noche anterior. Le hizo pensar en que, en realidad esos dos se conocían muchísimo mejor de lo que él imaginaba.


—Yo sé que es una persona difícil que hace lo que quiere, pero en el fondo no es malo. Así que te pido que no pienses mal de él y si pudieses ser su amigo, sería muy importante para él.


—Nada de eso. De hecho, tengo un buen concepto sobre Kai, estoy seguro de que es todo lo contrario a lo que los hombres del pueblo me contaron que era. — Pete sonrió, tratando de mantener el ambiente de confianza que había logrado crear en ese momento.


—Ya veo ¡Eso es genial!


—Pero Gray, ¿eso quiere decir que…—Pete se lo pensó un momento, antes de ventilar la duda que se había formulado en su cabeza — tú y Kai llevan una relación de ese tipo?


—¡¿Qué?!— Gray, que en ese momento se le había ocurrido sorber un poco de té, terminó escupiéndolo todo directamente en la cara de Pete, de la gran impresión que le causó esa pregunta tan directa y tan incómoda. — ¡Disculpa Pete! — El pelirrojo, cuyo rostro nuevamente tenía un color a juego con su cabello; tomó su pañuelo y se precipitó sin darse cuenta a limpiar el rostro de Pete.


—¡No te disculpes! Fue mi culpa por haber preguntado algo tan imprudente. — Pete nuevamente le sonrió a Gray, quien en ese momento se dio cuenta de lo que estaba haciendo y ya no pudiendo aguantar más la vergüenza se desmayó sobre el pobre de Pete.


—¿Gray? ¡Gray! — Pete, que no era una persona a quien se le pudiera describir como delicado, sentó al desmayado pelirrojo sobre la silla, y tomó un vaso con agua arrojándoselo al rostro. De inmediato, Gray reaccionó casi ahogándose, puesto que algo del agua había entrado por su nariz. —¿Estás bien? — preguntó Pete de una manera bastante estúpida.


—Sí. Lo lamento, no sé qué me pasó…—Pudo contestar luego de reponerse del desmayo, el susto y el agua dentro de su nariz.


—No te disculpes. Creo que deberías ir a ver al doctor, esos nervios tuyos te van a terminar matando. —Pete rio nerviosamente. — De todas formas, el que tiene que disculparse soy yo, no tuve que haber preguntado eso.


—¡No! Está bien Pete, creo que contigo no hay problema que te cuente la verdad ya que eres de la ciudad como yo, y entiendes más este tipo de cosas.


—Gray…—el granjero estaba impresionado con la respuesta del contrario. ¿En realidad iba a admitir que tenía una relación con Kai?


—Mira, no es que nosotros tengamos ese tipo de relación. Pero aunque no lo creas, desde hace algunos años, cuando vine a vivir aquí con mi abuelo, y conocí a Kai, él me ha ayudado en muchas ocasiones. Su manera de ser tan distinta a la mía, me ha ayudado a cambiar ciertas cosas de mi actitud y a sobreponerme a algunos problemas a lo largo de este tiempo que tengo de conocerlo. Y bueno ya sabes cómo es, sus gustos extraños, y yo por mi parte, aunque no me gustara y me pareciera repugnante; jamás pude negarme a nada de lo que él hiciera conmigo y simplemente me fui acostumbrando.


—Entiendo…— Era mentira, Pete no podía entender lo que el otro le estaba contando. Estaba admitiendo abiertamente que Kai hacía lo que quería con él y él solo dejaba que todo pasara. Era cierto que la otra vez, él mismo no había podido hacer nada en contra del beso que el moreno le dio, pero de un simple beso a lo demás; había un gran trecho.


—Es difícil de entender lo sé. Digamos que es como en la ciudad dicen "una amistad con beneficios". — Terminó de decir Gray, intentando infructuosamente de fingir que no moría de vergüenza.


—Entiendo Gray, pero solo una cosa más: ¿cómo es que nadie nunca se ha enterado de esto?


—Bueno, esa es la ventaja de que sea Kai. Todos prefieren ignorarlo y odiarlo, antes de tomarle importancia. Y yo por mi parte soy tan nulo en este pueblo, que simplemente nadie se toma la molestia de darse cuenta de que existo. Salvo Mary por supuesto.


—Así que eso era. — Pete se desilusionó ya que, por un momento pensó que obtendría una respuesta a su problema con el doctor; pero al parecer no iba a ser tan fácil después de todo.


—Pete, espero que tu manera de verme no haya cambiado al contarte esto. — continuó Gray.


—¡Para nada! Al contrario, me hace muy feliz que me tengas la suficiente confianza para contarme este tipo de cosas. De verdad me alegra que me consideres digno de ser tu confidente. Prometo que esto quedará entre tú y yo. Aunque he de admitir que me tomó por sorpresa, jamás me imaginé que de verdad te llevaras tan bien con alguien como Kai, desde te conocí creí que estabas enamorado de Mary y que incluso terminarían casándose.


—Bueno, eso es una posibilidad…— admitió Gray quedo.


—¿A qué te refieres?


—Pete, llega un momento en la vida de todo hombre en el que debe tomar responsabilidades. Probablemente yo termine pidiendo la mano de Mary en matrimonio algún día. Ella es una persona con la que puedo pasar el resto de mi vida y mi abuelo la aprueba. — Para Pete todo eso era como un deja vu. Era exactamente lo mismo que Kai le había dicho. ¿Qué todos en ese pueblo pensaban del mismo modo? Se preguntaba.


—Es cierto que el objetivo de la mayoría de las personas, es casarse y formar una familia, pero hay otras cosas aparte de eso Gray.


—Yo pienso en mi futuro solamente. Al final de mi vida me gustaría tener hijos y nietos que cuiden de mí, tampoco me gustaría pasar el resto de mi vida haciendo lo que me venga en gana, un día solo tendré que madurar, y sentar cabeza.


—Tienes razón. — Tal vez, solo tal vez, todo lo que Kai le había dicho anteriormente, era producto de las palabras que Gray alguna vez le pudo haber dicho al moreno. Posiblemente, ellos tuvieron alguna vez una conversación sobre sus futuros. Todo eso rondaba la cabeza del granjero en ese momento.


—Creo que ya no hay moros en la costa. Gracias por todo Pete, me alegra que hayas venido a vivir a este pueblo. ¡Nos veremos pronto! — Gray le dedicó una cordial sonrisa a Pete y salió de su casa.


El granjero se quedó pensando seriamente en todo lo que Gray le había dicho y preguntándose si en serio, todos los hombres de ese pueblo eran así. Tal vez amaban a otro hombre, pero por el bien de su futuro, preferían quedarse con una mujer a la que no amaban. Se conformaban con que la mujer fuese buena, que los comprendiera o que sus familiares le aceptaran; ignorando todo tipo de sentimientos que hubiesen de por medio. ¿En realidad todavía existía en el mundo gente con ese tipo de pensamiento? Aunque si se ponía a analizar, era lo más razonable: tener hijos y nietos que sigan con su legado y que cuiden de ellos cuando no puedan hacerlo por sí mismos.


—Eso quiere decir que ¿no tenemos futuro doctor? — Pete suspiró profundamente. Ese día había sido agotador, demasiadas emociones en muy poco tiempo. Ahora se encontraba profundamente deprimido.


Mil preguntas rondaban su cabeza: ¿Sería posible que el doctor algún día llegara a pensar como Kai y Gray?, ¿Lo dejaría algún día para casarse con Elli y tener la dichosa familia que todos desean? Todo esto comenzaba a atormentar a Pete, pensaba en que simplemente estaba robando un maravilloso futuro. No había problema si él mismo se quedaba viejo y solo, pero ¿cómo podría hacerle eso al doctor? Tratar de condenarlo a no dejar descendencia alguna, y de todas formas; siquiera podrían nunca llegar a vivir juntos o tratar de simular aunque fuese un poco, ser una familia.


Era cierto que esos pensamientos eran demasiado precipitados, siendo que justo esa mañana apenas habían acordado en tener una relación. Pero todo era una posibilidad, si les resultaba el juego, pasarían los años y su amor el uno por el otro crecería, y finalmente el único resultado sería que los dos estarían infelices el resto de su vida. Desperdiciando la oportunidad de crear una buena y amorosa familia, junto a una dulce esposa, como todos los demás planeaban.


—¿Realmente vale la pena esto? — Pete decidió que no quería quedarse torturándose a sí mismo, con todos esos pensamientos el resto de la tarde. Por lo que luego de lavarse salió de su casa, tomando el camino de la granja avícola. Allí pudo ver a Popuri quien estaba alimentando a las gallinas, la chica le regaló una enorme y dulce sonrisa al verlo pasar, a lo que Pete le respondió con un gesto con su mano. El verla solo le recordaba la situación de Kai y Gray, y por lo tanto la deplorable realidad propia. Continuó caminando hasta llegar a la Plaza de la Rosa, y luego directo hasta la iglesia. Pensó que sería buena idea entrar a ese lugar calmo a reflexionar un poco.


El recinto estaba casi completamente vacío salvo por Cliff que, como era de esperarse, se encontraba en un lamentable estado depresivo. Sentado en la primera banca de la iglesia, haciendo absolutamente nada por su vida. O al menos eso era lo que Pete pensaba, el joven en cuestión nunca había hecho caso de sus intentos para acercarse y entablar una amistad. El granjero al final, terminó creyendo que Cliff era una de esas personas a las que les gusta que todo el mundo les tenga lástima, y que creen que su vida es un asco pero no hacen nada para remediarlo; ni siquiera aceptar ayuda de los demás.


Pero de todas formas, Pete se acercó a él en un nuevo intento por hacerlo conversar. Después de todo le había prometido a Ann que, a como fuera se haría amigo de Cliff. Aunque, realmente no recordaba haber hecho esa promesa, pero si recordaba haberse embriagado unas cuantas veces junto a Duke y Basil; por lo que era muy probable que Ann lo hubiese hecho prometer eso en alguna de las borracheras.


—Hola Cliff, está muy tranquilo por aquí ¿no lo crees así?


Cliff ni se inmutó.


—Sabes, últimamente me han pasado muchas cosas, y estoy un poco confundido, pero espero salir adelante. Me concentraré en trabajar duro para no tener que dejar el pueblo. — Ante estas palabras, el joven de cabello largo volteó a ver a Pete con mirada sorpresiva. Al parecer algo en lo poco que Pete había dicho le alarmó. —¿Qué ocurre Cliff?


—No, no es nada. Solo me parecieron muy adecuadas tus palabras. Si buscabas a Carter, está en el confesionario en este momento.


—No, en realidad yo…— Pete pensó que era una buena idea ir al confesionario después de todo, de manera que se levantó de su asiento y abrió la puerta del dichoso lugar, entrando en el. Era una habitación bastante oscura que daba a una ventanilla.


—Hola hijo, ¿en qué puedo ayudarte esta tarde?


—Hola. — Pete ahora se daba cuenta de que eso era un tanto estúpido. Todos en el pueblo sabían que Carter era el que se encontraba del otro lado de la ventanilla, por lo tanto, en efecto el sacerdote debería ser la persona que sabía acerca de todas las intimidades de todos en el pueblo. ¿Era realmente de fiar esa persona? Dudaba. Pero luego pensó que no tenía a nadie más a quien recurrir, y tampoco iba a contarle directamente y con lujo de detalle lo que estaba pasando.


—¿Deseas confesar algún pecado? — Continuó Carter, al ver que Pete no se decidía a comenzar a hablar.


—¡Sí! Bueno no, no es un pecado, en sí, ¿o tal vez lo es?¡No lo sé! — El pobre de Pete se encontraba realmente confundido.


— Estoy para escucharte, entre los dos decidiremos si es un pecado o no.


—Bien, el caso es que… Estoy pues, enamorado...—titubeaba —de una persona de la cual no debería. — Finalizó, sintiendo que moría de vergüenza.


—Comprendo. El amor es un sentimiento noble y puro. ¿Por qué dices que no deberías amar a esa persona?


—Es algo complicado pastor.


—¿Es acaso una persona casada?


—¡No, claro que no!


—¿Es algún tipo de delincuente? ¿O una mala persona?


—¡Tampoco! Es una excelente persona. De las mejores personas que se puedan encontrar en este mundo. Jamás le haría daño a nadie; de hecho, su vida la dedica a ayudar a los demás.


—¿Es acaso una persona demasiado joven entonces? — Continuó interrogando Carter.


—¡No! — Casi gritó Pete, al darse cuenta de que el pastor le estaba insinuando ser un pedófilo.


—Entonces ¿por qué dices que no deberías amar a esa persona? Por lo que dices es alguien especial, y una excelente persona en todo sentido. Yo no veo el motivo por el que creas que tu amor es pecado.


—No es tan sencillo pastor…


—¿Sabes una cosa? Amor verdadero, venga de donde venga y vaya a donde vaya, es muy escaso en este mundo. Si tus sentimientos son sinceros, ten seguro que serás recompensado. No hay nada de malo en querer a alguien, aunque los demás no lo aprueben, siempre y cuando lo que sientes sea sincero.


—Ya veo…


—Los seres humanos no somos nadie, para juzgar que es lo realmente correcto y que no lo es. Siempre y cuando no estés haciéndole daño a nadie, tus acciones no están mal, mucho más si estás intentando hacer feliz a la otra persona.


—Entiendo ¡Muchas gracias!


—Que la diosa te acompañe.


—¡Gracias Carter, me fue de mucha ayuda! — Dicho esto, y mucho más animado, Pete salió del confesionario y luego de despedirse de Cliff, salió también de la iglesia.


—Se supone que no debías saber que era yo Pete…— Pronunció Carter, solitario dentro de su lado del confesionario.


Las palabras del pastor le dieron nuevos ánimos a Pete, tenía bastante sentido, aunque fuese en ese momento de sus vidas, él solo estaba intentando ser feliz junto al doctor: que los dos fuesen felices. ¿Qué había de malo en eso? Aún quedaba todo ese asunto del futuro, pero también pensó en que, al final de sus vidas, tal vez era mejor ver hacia atrás y darse cuenta de que tuvieron una vida maravillosa juntos, y no arrepentirse por haberse conformado con una vida simple y normal como la de todos los demás y sobre todo absteniéndose de dar su amor a la persona que realmente amaban.


—Este día me está matando. —Suspiró. Y es que había sido el día más intenso que había vivido desde que estaba allí. Con tanto cambio de sentimientos, estado de ánimo y manera de pensar. Corrió prácticamente hacia su casa, poniéndose su pijama y cayendo exhausto sobre su cama. Tan cansado estaba que ni siquiera soñó y durmió el resto de la tarde y toda la noche como no lo había hecho nunca desde que había llegado a ese pueblo.


************************************


En los días siguientes, pasaron un par de cosas importantes para Pete: La primera fue, que el granjero al fin fue capaz de ahorrar el dinero suficiente para comprar la dichosa vaca, que tanto anhelaba. El viejo Barley, fue en persona a dejar a la vaquilla hasta el establo de Pete y le mostró la manera adecuada de cuidarla. Si la cuidaba bien, en pocos días podría ordeñarla.


—¡Al fin! Mi sueño se hará realidad. Solo espere doctor, ¡muy pronto probará la mejor leche de su vida! — Exclamó para sí mismo mientras cepillaba a su nueva vaca, en cuanto Barley se hubo ido.


—¿Pete? — El granjero quedó petrificado, al escuchar la vocecilla que pronunció su nombre a sus espaldas, justo después de que él hiciese ese comentario. Al voltearse pudo ver a la pequeña May, la nieta de Barley.


—May ¿qué haces aquí?


—Es solo que mi abuelito olvidó darte esto…— la niña le mostró a Pete una reluciente campanilla dorada y la colocó en sus manos. –es para llamar al ganado, si sacas a pastar a tu vaca y no puedes hacerla entrar de nuevo; la campana es muy útil. Solo tienes que hacerla sonar y el ganado acudirá en seguida. —Explicó la pequeña con una sonrisa.


—¡Muchas gracias! Estoy seguro de que me será muy útil. — Dijo el granjero con una enorme sonrisa, pero aún nervioso.


—¿Pete?


—Dime…


—¿Por qué quieres darle leche al doctor? — Preguntó la niña inocentemente.


—¡Ah! Eso es porque, verás…— Pete se puso más nervioso —el doctor es mi mejor amigo, y escuché que le gustaba mucho la leche; así que quiero regalarle un poco. Él me ha ayudado mucho desde que llegué al pueblo y quisiera agradecerle. — Después de todo, lo que dijo no era del todo falso.


—Entiendo. ¿Sabes? el doctor me da un poco de miedo. Es muy serio, nunca sonríe y tiene unas agujas enormes que duelen.


—Es cierto que es un hombre extraño y que casi nunca ríe; pero May, recuerda que él vela por el bien de todos en el pueblo, y tenemos que agradecerle que cuide de nosotros cuando estamos enfermos.


—¡Tienes razón Pete! Bueno, es mejor que regrese antes de que mi abuelo se preocupe. — Sonrió la pequeña.


—¡Gracias May! Dale las gracias a tu abuelo también por favor.


—¡Sí! Ah y Pete, me alegro de que seas amigo del doctor, porque, él siempre está triste. — Dicho esto, la pequeña niña salió del establo y de la granja.


A Pete le sorprendió muchísimo ese comentario por parte de la niña, se preguntaba por qué tenía esa impresión, pero más que todo; eso le ayudó a tomar una resolución importante:


—Prometo, que nunca más volverá a estar triste doctor. Haré todo lo posible para que sea feliz. — Más que una promesa hacia el doctor, era una promesa para sí mismo.


Lo segundo que ocurrió, fue aún más extraño. Eran los últimos días de la estación de verano, por lo que Pete no tenía mucho qué hacer. No tenía razón para cuidar los cultivos, que pronto morirían por el cambio de estación, por lo que unos días atrás ya los había cortado. De modo que, ese día decidió dar un pequeño paseo por el pueblo y conversar con sus vecinos. Llegó a la playa, y pensó en tomar el sol un rato, y se le ocurrió que en lugar de acostarse sobre la arena, era mejor idea subir al techo del restaurante de Kai como la vez anterior.


Asegurándose que no había nadie observándolo, subió por las escaleras y llegó al tejado en donde se acostó. Luego de un rato por poco se queda dormido, pero el sonido de unas voces lo hizo despabilar. Se asomó un poco para ver de qué se trataba, y cuál fue su sorpresa al ver que nuevamente se trataba de Kai y Gray, quienes iban a entrar al restaurante del moreno.


—¡Ya verás que con esto, me recordarás por mucho tiempo Gray! Ni tiempo tendrás de extrañarme.


—De todas formas, creo que me harás algo de falta. — Respondió Gray, que aún desde donde Pete se encontraba, se podía notar que estaba avergonzado al decir eso.


—No te pongas así pelirrojo. Sabes muy bien que ese es mi tipo de vida. Odio el frío y no puedo quedarme aquí más que solo en el verano, y de todas formas nadie quiere que me quede.


—Yo querría que lo hicieras, y de seguro Popuri también.


—Tienes razón, pero Popuri no es mi esposa y…— el moreno se acercó y tomó a Gray por la nariz— …aunque me gustaría lo contrario, tú no eres mi esposo. — Gray se apartó de Kai, muerto de vergüenza al escuchar esos disparates. —¡Vamos! Mejor disfrutemos el tiempo que nos queda, mañana partiré y nos volveremos a ver hasta dentro de un año.


—Sí, tienes razón…


—Asegúrate de cerrar la puerta al entrar, no me gustaría que pasara lo mismo de la otra vez con Pete. Es incómodo tener que comenzar a calentar de nuevo. — Kai rio alegremente.


—Sí…— Tras entrar, se escuchó el cerrojo de la puerta siendo cerrado. Pete no dudó ni un momento en bajar rápidamente del techo y correr lejos de la playa.


—¿Por qué solo a mí me pasan este tipo de cosas? — Sin embargo, Pete sonrió al ver que algo como eso estaba ocurriendo sin novedad en ese pueblo. Tal vez la decisión que él y el doctor habían tomado días atrás, era la correcta después de todo. Solo le quedaba seguir adelante, trabajando duro y ver que le deparaba el futuro.


Continuará….


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).