NO ONE'S P.O.V.
Un rubio y un pelinegro se encontraban sentados en el sofá del apartamento que rentaban los tres, una película de acción se reproducía en la pantalla mientras aquellos chicos se tomaban de las manos. El tercer miembro de aquella “peculiar” relación entró en la sala con un pote lleno de palomitas de maíz.
Los mayores le miraron con una leve sonrisa en sus labios y le hicieron un lugar entre ellos.
Las cosas eran así desde que se habían mudado juntos hace unos meses.
Ellos se sentaban mientras el peliceleste preparaba algún bocadillo o botana y luego les acompañaba sentándose entre ambos o sobre las piernas de alguno de ellos.
-Tengo que decirles algo.-comenta el menor sonrojado al término de la película y las miradas de sus parejas se clavan en su persona.
-¿Qué sucede Tetsuyacchi?/ ¿Sucede algo cariño? –ambos preguntan preocupados.
-E.Estoy embarazado.-anuncia sonrojado y acaricia su plano vientre. Sus parejas le miran impactados, Kise deja caer su vaso de refresco y Kasamatsu parece no poder salir de su estupor.
-¿Seremos padres?-Pregunta el rubio tratando de procesar lo que su pequeño peliceleste acababa de decir.
El menor asiente.
-¿En serio cariño?-pregunta el pelinegro sin poder salir de su asombro.
El menor vuelve a asentir ante la atónita mirada de sus novios.
- ¿Están molestos?-pregunta bajando la mirada, el silencio reinó en la habitación por algunos segundos hasta que el peliceleste decidió volver a hablar. – S.si no quieren… no tienen que hacerse res.-sus palabras se vieron interrumpidas por la mano del as de Kaijo sobre sus labios.
-No digas eso Tetsuyacchi.-pide retirando su mano lentamente de la boca del menor.
El pelinegro levantó su rostro y depositó un tierno beso sobre los labios del fantasma de Seirin.-No vuelvas a decir eso cariño.-pide uniendo su frente a la del menor.
El rubio toma la mano del peliceleste entre las suyas y lo abraza por el costado, acaricia su mejilla y le da un beso cargado de cariño. –No te dejaríamos hacer esto solo. Nos tomaste por sorpresa, eso es todo.-dice depositando leves caricias sobre los cabellos del menor. Se separan lentamente y los mayores se miran entre sí sabiendo lo que tenían que hacer.
Cuidar de su Tetsuya más que nunca.
Kise levantó al peliceleste y lo cargó al estilo princesa para llevarlo a su habitación mientras el pelinegro se quedaba abajo limpiando la sala.
Kasamatsu limpiaba pero su mente estaba en otra parte. Iban a ser padres, le costaba un poco asimilarlo, pero una calidez increíble se formaba en su pecho con tan solo imaginar el poder formar una familia con sus amados novios.
Kise baja las escaleras un par de minutos después anunciando que Tetsuyacchi se había quedado dormido. Ese era el momento perfecto, tenían que hablar seriamente sobre su paternidad. Tenían que dejar en claro qué es lo que harían para darle lo mejor posible a su lindo peliceleste.
En la habitación principal se encontraba el más pequeño de los tres, había logrado mantenerse despierto para poder escuchar lo que sus parejas dirían respecto a la “situación”.
No le gustaba la idea de mentirle a sus parejas pero habían jugado verdad o reto en el gimnasio durante la semana y no tenía opción. Todos en el equipo sabían que el jugador fantasma tenía pareja y que el amado de la sombra era hombre, por lo que decidieron usar eso en su contra cuando escogió reto.
“Dile a tu pareja que estás embarazado” fue lo que su luz le retó a hacer. “Recuerda que el castigo por no cumplir es comer la comida de la entrenadora por dos semanas”. Y eso fue lo que lo obligó a cumplir, no quería morir siendo tan joven.
Salió de la habitación tan silencioso como de costumbre y escuchó atentamente las palabras de sus parejas.
Los jugadores de Kaijo estaban sentados en la mesa de la sala, al parecer, habían apagado la televisión demostrando la seriedad del asunto.
-Lo último que nos queda por discutir es la distribución de las tareas que hace Tetsuya.-comentó el pelinegro.-Una persona en su estado no tiene que hacer mucho.
-Tienes razón, pero no podemos repartir todas. Tetsuyacchi es muy independiente, no le gustará que hagamos eso y se enfadará con nosotros.-acota el rubio.
El peliceleste asintió detrás de la pared.
-Bien, le dejaremos cocinar.-dice el pelinegro.-es menos peligroso y agotador que limpiar toda la casa.-sugiere pensativo.
-Eso suena bien.-admite el as de Kaijo. Kuroko se siente alegre al ver que sus novios se preocupan por el y por su estado. Sin embargo, no podía evitar que la culpa lo invadiera, el no estaba embarazado y sus parejas estaban pensando como sobrellevar esa complicada “situación”.
Los mayores se levantaron de sus asientos, se dieron un tierno beso en los labios y unieron sus frentes unos cuantos segundos antes de comenzar con la limpieza de la casa y la preparación de la cena.
El resto del día transcurrió con normalidad, salvo por el hecho de que sus parejas lo mimaban más que de costumbre. Un abrazo por parte del rubio, un beso por parte del azabache. Una caricia en sus manos y otra sobre sus cabellos.
Sus parejas lo trataban con total devoción y aunque le encantara, la culpa no lo dejaba tranquilo. No es que antes de aquella mentira los mayores no fueran cariñosos con el, porque ciertamente nunca pasaban más de 10 minutos sin que alguno estuviese tomándolo de la mano o depositando un beso en sus labios.
El lunes llegó y con ello el caos.
-Ten cuidado cariño, si te sientes mal nos llamas.
-Eso mismo Tetsuyacchi, si sucede algo, cualquier cosa, llama y estaremos ahí de inmediato.
-No olvides no sobre exigirte en el entrenamiento.
-No corras por los pasillos ni cuando vayas por las escaleras.
-Si te sientes cansado ve a la enfermería y duerme.
-Si tus libros te pesan pídele ayuda a Kagamicchi.
Y la lista de recomendaciones no terminó hasta que la hora de salir se hizo presente. Kise y Kasamatsu querían ir a dejarlo a la puerta de Seirin, pero el menor negó alegando que ellos llegarían tarde; tuvo que convencerlos de que lo mejor para todos era llegar temprano y, a regañadientes, los mayores terminaron por aceptar. No sin recordarle a Tetsuya la extensa lista de recomendaciones.
Las clases transcurrieron normales al igual que el entrenamiento. Faltaban pocos minutos para la finalización del mismo cuando su luz se acercó a el.
-Kuroko ¿Le dijiste a tu pareja de tu embarazo?-Pregunta un pelirrojo rodeando su cuello con uno de sus brazos.
Asiente.-No se qué hacer. Se lo tomaron muy bien.-dice sintiéndose culpable por haberle mentido a sus novios.
-¿Tomaron?- el equipo rodeó al peliceleste curioso.
El de menor estatura asiente y antes de que pueda decir algo las puertas del gimnasio se abren dejando ver a Kasamatsu Yukio y a Kise Ryota. Ambos jugadores de Kaijo se aproximaron a su pareja.
-¿El as y el Capitán de Kaijo? ¡¿Es enserio Kuroko?!-Pregunta Kagami alterado.
Los mencionados lo ignoraron y se dedicaron a interrogar a su pareja.
-¿Te golpeaste?
-¿Te sobre exigiste?
-¿Comiste?
-¿Te sientes bien?
-¿Estás cansado?
-¿Te pesaron tus libros?
El equipo de Seirin veía la escena asombrado. Aquellos jugadores de Kaijo trataban a su sombra como si fuese más delicado que el cristal y más valioso que cualquier joya en el mundo.
El interrogatorio de los mayores se vio interrumpido cuando el fantasma se paró en puntas de pie y besó a cada uno. La escena era extraña, pero no dejaba de ser tierna.
-No deben de preocuparse.-dice suave y acaricia las mejillas de los mayores.-Mis compañeros deben decirles algo.-su voz era dulce e inocente, sin embargo, el aura que emanaba de su cuerpo era aterradora.
-B.bueno verán.-Kagami hace uso de toda su fuerza de voluntad para hablar ganando la atención de los jugadores de Kaijo. –Kuroko no está embarazado, t.todo fue por un juego.-dice cerrando sus ojos.- ¡Lo siento!- junta sus manos y grita una disculpa.
Los mayores suspiran.-Ya lo sabíamos.-Tetsuya los mira sorprendido.
-¿Cómo…?-pregunta sorprendido.
-Cariño.-acariciando la mejilla del menor.-nosotros siempre usamos protección.-comenta haciendo que un sonrojo se instale en el rostro de todos los miembros de Seirin.
-Además, se te notaba culpable y nervioso.-agrega el rubio.
-No estamos molestos.
-Pero no vuelvas a jugar con eso Tetsuyacchi.
Concluyeron los mayores mirando al peliceleste.
-Lo siento Yukio-kun, Ryota-kun.-se disculpa cabizbajo.
Los mayores se miran, se sonríen, alzan el rostro del menor y depositan un beso en cada mejilla.-No te preocupes Tetsuya.-dice tranquilo.-No es nada que no podamos arreglar en casa.- susurra seductoramente en su oído.