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HP. Es sobre ti {Drarry} por amourtenttia

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"Mirando a la lejanía
Esperamos por el día en que la vida mejora."
 
Harry Potter subió a un avión por primera vez en años dos días después de su visita a Dursley.
A su primo le tomó dos días convencerlo de tomar los boletos para el tour en Francia, mismo que se efectuaría unos días más tarde.
"Ir solo por tres días nunca es divertido. En especial si solo darás vueltas sobre el bus... Pero. Si te paseas tú solo por la ciudad y dejas que la vida te lleve, puedo jurarte que te encantará"
Potter continua preguntándose cómo el más alto había madurado tanto en tan poco tiempo.
Desde la muerte de sus padres, quizá. Se respondió Harry, apenado.
Incluso cuando la relación con sus tíos nunca mejoró, no les deseaba el mal.
Cuando su vuelo aterrizó Harry no pudo evitar sentirse repentinamente preocupado.
Sacó su teléfono y abrió una aplicación que su primo había instalado en este.
"No seas bobo, Harry. Se supone que no debes hacer magia aquí, ¿no? Necesitas un móvil"
Fue imposible ganar esa discusión en los días pasados, y pronto se encontró a sí mismo caminando por una plaza comercial muggle.
Se había comprado tantas cosas ahí.
Ni siquiera sabía si todo lo que iba en su maleta era realmente necesario.
Aunque, sin varita...
"Ya estoy en Francia.
Tenías razón.
La vista es maravillosa"
El salvador del mundo mágico sabe bien cómo usar un teléfono. En una emergencia, no estaría totalmente perdido si fuese un móvil necesario, pero con todo y esto sigue sin acostumbrarse a ellos.
El sonido que alerta sobre que el mensaje ha sido enviado le asusta de pronto.
¿Cómo es que colocabas esa cosa infernal en silencio?
Guarda el teléfono y va por sus maletas. No le toma mucho tiempo alcanzarlas para luego tomar un taxi.
Harry agradece infinitamente que el conductor hable tan fluidamente en inglés.
—¿Es la primera vez que viene?—pregunta curioso el taxista, mirandolo por el retrovisor apenas.
Potter continúa observando a través de las ventanas. Todo parece tan... Elegante.
—Lo es—acepta
Como auror, Potter ha tenido oportunidad de viajar por el mundo, más nunca por placer.
Usualmente desconoce dónde tiene los pies puestos, y en los informes solo relata lo que considera oportuno.
Cuando llega al hotel donde permanecerá hospedado le agradece internamente a su primo por el gesto.
Está a unas cuadras del punto de donde tomará el tour dentro de unos días.
"No todos los taxistas hablan inglés" recuerda que le comentó él, y comprendió lo que se refería en ese momento que lo vio reservar una habitación de hotel en línea.
El auror se registró en la entrada y se dirigió a su habitación observando todo a su alrededor. Dejó sus maletas de lado, se dio una ducha rápida y, tras asegurarse de que su móvil tenía batería aún, tomó las llaves para salir del hotel.
Era apenas de tarde, y la puesta de sol teñía las calles con un magestuoso color.
Continuó caminando un largo rato, observado uno que otro establecimiento desde fuera.
La curiosidad lo mataba, deseaba entrar en cada uno de ellos, pero esa maldita barrera del idioma.
Quizá si hubiese aunque fuese un cartel en inglés.
Caminó más, y dejó escapar el aire de sus labios en cuanto identifico la imagen frente a él.
Sacó su móvil tan rápido que estuvo a punto de tirarlo. Apuntó la cámara y sonrió cuando escuchó el sonido de ésta.
Envió la foto a su primo.
 
Con ánimo renovado, Harry continuó caminando alrededor de la torre.
Se detuvo finalmente frente a un bar, pensando en que un trago en ese momento no le sentaría nada mal.
El cartel del "Clown" brillaba en un tenue color amarillo claro, invitándolo a relajarse dentro.
Harry solo deseaba que quien fuera que lo atendiese hablara inglés, porque usar un hechizo para ayudarse estaba fuera de sus opciones.
Su varita había quedado guardada en su baúl, en casa de Dursley.
Una campanilla sonó cuando entró al bar, y escuchó perfecto como dos voces decían al unísino.
"Bienvenido"
Sonrió para sus adentros, eso era inglés.
Se encamuminó hasta la barra y se acomodó en uno de los tantos asientos. Al fondo, un pequeño grupo daba un ambiente relajado mientras interpretaban una canción que Harry no había escuchado en mucho tiempo.
Estaba tan concentrado en observar a aquella mujer con voz de ángel que apenas y volteó cuando el chico detrás de la barra le preguntó qué deseaba tomar.
—Un whiskey de fuego—respondió, en automático, y se maldijo en voz baja cuando se oyó.
Se giró de inmediato al barman para corregirse y se encontró con una sonrisa divertida de parte del joven chico.
—Oh. Ustedes los ingleses tienen un extraño sentido del humor—declaró, y colocó un vaso frente a Harry.
Sirvió de su mejor Whiskey e invitó al recién llegado a probarlo.
—Muchas gracias—agradeció el moreno, avergonzado.
¿Cómo pudo ser tan despistado? Exponer el mundo mágico de ese modo...
El joven de ojos claros pareció notar su incomodidad por lo que dijo:
—Oh, no se preocupe... No es la primera vez que me piden algo así—mecionó, riendo.
Se alejó de Harry para atender otro pedido
Cuando el reloj marcaba las 9:45, notó que el joven que le había atendido se retiraba.
"Mi compañero continuará atendiéndolos en un momento, buenas noches" mencionó, para nadie en particular.
El de lentes no le prestó mucha atención, demasiado concentrado en la música.
Giró en cuanto escuchó como alguien comenzaba a moverse atrás de la barra, e hizo un gesto para pedir un vaso más.
Ningun sonido salió de su boca cuando observó a quien había tomado el lugar del joven barman.
Tras ellos, una nueva canción comenzaba a sonar. Casi al mismo tiempo en que los ojos color plata observaban los suyos.
   
Bajó la mirada inmediatamente. Sintiendo los colores aparecer en su rostro.
De entre todas las personas del mundo.
—¿Necesita otro trago?—cuestionó educadamente el rubio, y notó cierta nota de burla en su voz.
Nada parecida a la que usaba en el colegio, esa que pretendía humillarlo.
Esa voz.
Realmente sonaba divertido.
—Me has metido un susto de muerte, Malfoy—dijo, subiendo la mirada al tiempo en que el mencionado servía más alcohol en su vaso.
—Pude notarlo, Potter—respondió con una sonrisa el otro.
De entre todas las personas, nunca se imaginó que terminaría encontrándose cara a cara con su enemigo.
Y tampoco esperaba que ambos sonrieran, como alegrándose por ello.
No hablan más que lo necesario, el rubio demasiado ocupado con la repentina clientela que va siendo cada vez más.
Harry solamente le observa ir y venir detrás de la barra, sonriendo de tanto en tanto ante la expresión del otro.
Parece tan concentrado en lo que hace, parece disfrutar realmente su trabajo.
Una chica ha tratado de conseguir su número para verse luego, y el auror ha visto casi en primera fila cómo el rubio debe negar ante esto.
—Lo siento, señorita... Pero no tengo permitido salir con clientes.
—Entonces dejaré de venir—promete ella, segura.
—Sería una lástima, extrañaría su adorable presencia...
El de lentes ha tenido que morderse la lengua para no carcajearse ante la expresión de la chica. Pareciera haber visto como, cual tetera caliente, ha adoptado un color rojo intenso que se evapora al salir por sus orejas.
Ella se va prometiendo que regresará esa misma semana.
En cuanto Malfoy se acerca para servirle un vaso más Harry no puede evitar picarle.
—Había olvidado cuan buen actor puedes ser... Honestamente, Malfoy, ¿nunca te interesó el cine o algo?
El rubio le fulmina con la mirada.
—Cállate, San Potter—gruñe, en voz baja, pero la sonrisa discreta en sus labios no desaparece en ningún momento.
El resto del tiempo pasa volando para ambos, y Harry casi se siente triste cuando Malfoy se a acercado para decirle que falta poco para que cierren.
—Has tomado demasiado—observa el dragón, en cuanto el moreno se pone de pie.
Este ha hecho un gesto con la mano, restándole importancia.
—Estoy bien... No estoy tan lejos del hotel.
El rubio a alzado una ceja ante esto, y Gabriel, desde la caja, mira al par con suspicacia. Toda la noche el rubio se la ha pasado pululando alrededor de ese chico. Sabe que se conocen, puede notarlo, pero hay algo más ahí que no lo está dejando tranquilo.
—¿Tan lejos? No estarás planeando seriamente caminar hasta tu cuarto de hotel... Puedes simplemente aparecer ahí—menciona, en un susurro bajo.
Siguen siendo magos en el mundo no—mágico.
Harry sonríe apenas, y saca su móvil. Lo deja en la barra, como si esa fuese explicación suficiente. Draco se pregunta cómo es que el alcohol ha tardado tanto en golpear de ese modo la consciencia del moreno. Le mira con ojos entrecerrados, esperando algo más.
—Es peligroso usar magia sin varita... En especial si estoy tan mal como para verte doble. ¿Estás parado en la izquierda o en la derecha? Casi puedo apostar que los dos son una ilusión.
Draco realmente quiere golpearse contra la barra, o golpear a Harry contra la barra.
—¿Dónde te estás quedando?—cuestiona Malfoy, tomando el teléfono que se encuentra a unos metros de ambos—Te pediré un taxi...
—No es necesario... Realmente no estoy tan lejos~—canturrea Harry, apoyándose sobre la barra, repentinamente adormilado.
Quizá la combinación de casi dos botellas de alcohol y el cansancio propio de un viaje en avión no había sido la mejor de sus ideas... Eso sin contar las horas que llevaba paseando.
Su cuerpo, aunque trabajado, sigue estando demasiado acostumbrado a aparecer aquí y allá.
"Demonios, debería hacer más cardio" se dice a sí mismo, cuando siente su respiración alentarse.
—Oh no, no te dormirás aquí—advierte Malfoy, colgando.
¿Qué sentido tiene? El hombre no puede ni consigo mismo. Toma el móvil de Potter y le da un golpe en la cabeza que evoca recuerdos en el moreno. Casi siente un escalofrío ante el gesto del otro, fue como volver a Hogwarts... A esa clase de pociones...
Alza la cabeza de inmediato y mira a Malfoy indagar en su móvil. Parece tan acostumbrado a ello que no le toma demasiado tiempo dar con lo que busca. En la única conversación entre los mensajes de Potter está el nombre del hotel, lo reconoce, solo necesita el número de su habitación.
Harry observa a Draco alejarse hasta llegar con su jefe, y los ve intercambiar algunas palabras. El mayor asintió un par de veces, y pareció preguntar alguna cosa que incomodó un poco al rubio, pues su postura cambió de golpe.
—Era un compañero en el colegio, no es nada importante.
Gabriel le mira sin creerle ni media palabra, pero no insiste más.
—Si quieres tomarte el día libre mañana para que puedan ponerse al día, tampoco podría enojarme—comenta despreocupadamente.
—No puedo simplemente faltar—responde Draco, de inmediato.
—Es sábado, sabes que Julian puede cubrirte los fines de semana. Será bueno para los dos, realmente estuvo insistiendo para quedarse hasta tarde hoy, pero preferí que saliera temprano para que descanse también... Es un crío.
Malfoy no responde de inmediato. Gabriel es un hombre de edad avanzada. Fundó el bar hacía bastantes años, pero se las arreglaba para mantenerlo siempre con una vibra familiar que invitaba a cualquiera a pasar. Todos los que trabajaban ahí adoraban al viejo, pues, más que un jefe exigente (que lo era, realmente) era también una figura paterna, siempre preocupado por el bienestar de sus empleados.
Especialmente de los más jóvenes, como lo era Julian, o los que tenían menos tiempo ahí, como Malfoy.
—Bien... Pero si necesitan una mano, vendré inmediatamente—asegura el rubio, y Gabriel se ríe fuerte.
—Entiendo, entiendo. Anda, llévalo a casa. Sería maleducado no hacerlo...
Incluso si fuera un perfecto extraño, ambos hombres habrían procurado que el cliente llegara a salvo a su casa, aunque fuera en taxi (mismo que probablemente habría pagado alguno de ellos, para qué mentir), pero siendo un viejo amigo... Gabriel consideraba que eso debía tratarse personalmente.
—Hasta luego, señor Morandé—se despidió el rubio
—Hasta luego, dragón...
Desde que se presentase con él había optado por llamarle de esa manera, cosa que nunca molestó al menor. Su nombre seguía siendo algo que era raro oír... Especialmente por que durante los últimos años solo una persona le llamaba así.
Una persona que no volvería a ver.
Se acercó hasta Potter y lo ayudó a pararse de nuevo, el muy cabezota ya estaba dormitando sobre la barra de nuevo para cuando lo alcanzó. Harry no estaba lo suficientemente borracho como para no poder caminar, pero si lo suficiente como para no ver hacia dónde iba. Draco tuvo que ayudarle a llegar hasta la puerta de atrás, y una vez que se alejaron los pasos suficientes lo hizo quedarse contra la pared mientras sacaba el teléfono de Potter de su bolsillo.
—Muy bien Potter... En vista de que no puedes ni contigo ahora mismo te plantearé tus opciones... La primera,  y no por ello mi favorita, es que te lleve a mi casa. Puedo aparecernos ahí si está bien para ti... La segunda sería ideal, si me permites darte mi opinión... Si me das el número de habitación, puedo intentar aparecernos ahí.
Harry le miraba fijamente, demasiado concentrado en cómo el cabello de Malfoy se acomodaba al rededor de su rostro de un modo extraño. ¿Dónde habían quedado los kilos de laca que se colocaba durante sus años de estudiante? Era raro... Pero refrescante.
—Enviaste el nombre de hotel, pero tu increíble genio te impidió escribir el número de habitación—agregó, por lo bajo.
Malfoy miraba a su alrededor. Estaba comenzando a amanecer ya. Al no escuchar respuesta alguna por parte del más bajo se giró para observarlo de nuevo. Ahogo un suspiro al mirarlo de arriba a abajo, no estaba prestándole atención alguna.
 
—Ni siquiera me estás escuchando, ¿no es así? Demonios... ¿Qué tanto pudiste meterte antes de que yo llegara? ¿Ni siquiera conoces tus límites o simplemente estás tratando de hacerme enojar?—cuestiona con rudeza, como queriendo intimidarlo.
Necesita saber dónde demonios llevarlo.
Los ojos brillantes del moreno le observan, y Draco suspira.
No puede enfadarse con alguien en ese estado.
—Decidido, irás a mi casa—declara el rubio, tomando el brazo del moreno.
Harry siente la cabeza dándole demasiadas vueltas incluso antes de que desaparezcan en la calle. Se promete a sí mismo no beber así de nuevo, pero todo era culpa de Malfoy. ¡Bien pudo dejar de servirle cada que se le vaciaba el vaso, ¿no?!
Está por maldecir por el repentino viaje, pero no alcanza a decir nada cuando observa a su alrededor.  Todo luce tan... Hermoso. Abre la boca para decir algo, pero lo que está por salir no son palabras. Malfoy parece anticipar lo que pasará.
—Oh, no lo harás—declara con tono de ultratumba.
Ni siquiera sabe cómo logró arrastrarlo hasta el baño a tiempo. Malfoy se queda fuera mientras lo escucha vaciar el estómago. Suspira para sus adentros.
"Estúpido Potter" piensa, cansado.
Sin embargo, una sonrisa está pintada en sus labios.

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