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Goreoctober por black_leger

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Notas del capitulo:

Fandom: Eddsworld

Parte 1: 2. Stitches 
Parte 2: 5. Supernatural/ Urban legend 
Parte 3: 13. Bruises/ Minor cuts 
Parte 4: 20. Ritual 
Extra: 6. Possession 

Escarbar en una tumba estaba lejos de ser lo que la televisión mostraba, simple no podías llegar con una pala, hundirla en la tierra y comenzar a sacar palada tras palada de tierra hasta llegar al ataúd, jodida estupidez, para empezar, es endemoniadamente difícil hundir la pala más allá de unos cuantos centímetros en la primera capa de tierra, la tierra simplemente se encuentra demasiado comprimida como para cavar directamente (incluso si la tumba que buscas excavar tiene menos de 48 horas de haber sido cubierta), así que pasas cerca de una hora y media removiendo la tierra con un azadón buscando aflojar la capa superficial y todo ese esfuerzo para que… bueno, simplemente para ser capaz de emplear finalmente la pala. 

La segunda gran exageración televisiva, los personajes, los estúpidos personajes capaces de abrir un agujero de poco más de dos por un metro sin sudar una gota, detenerse o siquiera manchar su ropa, no te consideras un deportista exactamente pero siempre te has preocupado por mantenerte en forma, aun así, eso no evita te sientas agotado a un punto en que te mueves más de forma automática que consciente, si sobrevives a esto estas completamente seguro de que serás incapaz de levantarte de la cama por los próximos días, los calambres en tus brazos y los dedos entumecidos hacen que desees con todo el corazón soltar la pala, dejarla de lado y mandar todo a la mierda, tus apaleos se vuelven más torpes y agonizantes conforme la profundidad del agujero comienza a aumentar; la noche es realmente fría pero apenas puedes percibir la baja temperatura y sientes que tu cuerpo arde producto del trabajo que has estado haciendo las ultimas horas, el calor es realmente más insoportable que el frío piensas mientras usas tu camiseta para limpiar una vez más tu rostro cubierto de tierra y sudor, realmente te arden los ojos y apenas puedes recordar cuantas veces los has tallado intentando aliviar esa molestia constante producto de la tierra, por un momento te detienes solo para tomar aire, tu ropa este hecha un asco y al parecer solo tu chaqueta es la única prenda limpia que conservas y solo porque la descartaste desde un principio y se encuentran olvidada sobre alguna tumba cercana.

La tercera exageración televisiva, la rapidez con que cavan una tumba en los shows televisivos, te tomo poco más de dos horas golpear la caja de madera con un ruido sordo de la pala y unos cuantos minutos más despejar completamente el ataúd de la tierra, tu respiración es agitada y te recargas en el borde de la tumba para tomar un respiro.

Finalmente has terminado y con un suspiro de alegría arrojas la pala fuera del agujero y te dejas caer sentándote sobre el ataúd y recargándote contra una de las paredes de tierra.

Bueno, esta noche acabas de profanar la tumba de tu amigo y a decir verdad no es lo peor que has hecho hasta el momento o que le has hecho, siendo franco, profanar una tumba ni siquiera será lo peor que harás a partir de este momento, en realidad vas a condenar tu alma y asegurar tu lugar en el infierno, no es como si no lo estuviera ya, es decir, eres orgulloso, terco y en más de una ocasiona has llegado a extremos poco saludables con tal de probar un punto, pero con el pecado que cometerás en algunos minutos cualquier esperanza que tuvieras de encontrar redención estará fuera de tu alcance, es fantástico que nunca has aspirado a ella en primer lugar.

Pero que otra opción tienes, recurrir a la nigromancia por más terrible que suene es la mejor opción y posiblemente la única, quieres recuperar a Jon, no traer de regreso un maldito zombi con solo pequeños vestigios de conciencia y al parecer la magia negra es lo único que te permitirá una resurrección completa y si, estas completamente consiente que habrá severas consecuencias por tus acciones y que tendrás que ofrecer algunos sacrificios como retribución de tus acciones pero lo que obtendrás supera por mucho cualquier pago que tengas que ofrecer por lo que estas completamente dispuestos a pagar el precio.

Sabes que resulta un poco hipócrita de tu parte recurrir a algo como la magia después de todos los años que pasaste burlándote de Jon por creer en ella, aunque era mejor que continuara creyendo que se trataba de una fantasía a que conociera lo que en verdad era la magia, dios, incluso tu llegaste a dudar de ella, es decir, fue algo que descubriste durante tu etapa de rebeldía durante la secundaria (una etapa que siempre negaras que sucedió y con la que Mark aun te suele molestar), siempre te preguntaste porque ni Mark, ni Jon se cuestionaron sobre la razón por lo que un demonio te tenía en su lista o cómo es que lograste deshacerte de él, ¿por qué la estúpida cosa no se pudo quedar en la casa de Edd? Ser atormentado por un tiempo era lo mínimo que merecía después de dejar que su estúpido amigo destruyera sus casas y matara a Jon, ¿por qué tuvieron que suceder las cosas de esa manera? ¡No era justo!

-Suficiente descanso –te dices a ti mismo sacudiendo la tierra de tu ropa aunque no es como si ayudara mucho.

La tapa del ataúd resulta mucho más pesada de lo que aparenta, la próxima vez no piensas dejar que Mark escoja féretros, ¿por qué tuvo que escoger algo tan pesado?, por supuesto, se suponía que encontrabas en estado de shock y tuvo que realizar los trámites necesarios del entierro, al menos fuiste capaz de interferir para evitar una autopsia, lo cual fue suficiente para acelerar el funeral y realizar el entierro casi de inmediato, si no fuera porque necesitabas que el cuerpo fuera enterrado hubieras preferido no hacerlo y solo robar el cadáver de Jon de la morgue.

-Felicidades Jon, finalmente lo hiciste, siempre te advertí que morirías por ser un jodido idiota y mira, lograste morir exactamente por serlo y lo fuiste hasta el último jodido momento –tomando en cuenta lo mucho que lamentaste su muerte, te sorprendes a ti mismo de que lo primero que salga de tu boca sea un reclamo, pero como siempre, tu orgullo es el primero en hablar.

Jon realmente parece dormir dentro del féretro y si no lo hubieras visto morir incluso dudarías que en verdad lo estuviera, unas cuantas heridas adornan su rostro y las cuencas de sus ojos se notan un poco hundidas permitiéndote notar con mayor detalle las ojeras que hasta ahora finalmente pareces notar, el traje negro con camisa azul que viste realmente le sienta bien y te preguntas si es nuevo o simplemente jamás tuvo la oportunidad de usarlo antes, ríes un poco ante el hecho de que esta es la primera vez que le has visto en un traje formal y eso que llevan años de conocerse, es una verdadera lástima que tengas que arruinar su ropa.

Te acomodas con cuidado sobre su cuerpo y empiezas deshaciendo el nudo de la corbata hasta lograr desatarla y la guardas con cuidado en el bolsillo de tu pantalón, simplemente no quieres perder aquella prenda por alguna razón, procedes a desabotonar su saco y la camisa, aunque la tarea se vuelve más complicada de lo debería por tus dedos aun entumecidos, finalmente logras exponer el pecho de Jon que luce aún más pálido de lo usual por la falta de sangre, la luz de la lámpara que has mantenido sobre la tumba te permite apreciar las heridas de Jon con un detalle que hubieses preferido no conocer, no es justo que esto le sucediera a él de todas las personas.

Deslizas tus manos temblorosa sobre su tórax desnudo, sus costillas se sienten rotas, recorres con cuidado el resto de su pecho examinando sus heridas, es desagradable y doloroso recorrer esa piel helada y ver aquella expresión irónicamente tranquila para una muerte violenta, quien pensaría que hace apenas unos días podías sentir su piel cálida y llena de vida en aquellas muestras de afecto que siempre consideraste un fastidio, comienzas a sentirte incómodo ante el pensamiento de lo cercana que esta situación se encuentra de la necrofilia, básicamente estas acariciando el pecho desnudo del cadáver de tu amigo, ríes con nerviosismo ante ese pensamiento y te consuelas a ti mismo diciéndote que nunca jamás volverás a estar en una situación como esta con un cadáver.

Arreglas con cuidado el cabello Jon, joder, realmente eres más amable con su cadáver que con él mientras estaba vivo. Si realmente logras traerlo de regreso, te juras a ti mismo que serás más amable de ahora en adelante.

Sales de la tumba con un poco de esfuerzo y te levantas con algo de dificultad, tal vez tomar un descanso tan largo no fue tan buena idea, pero en fin, el trabajo pesado ha terminado y es tiempo de comenzar con la verdadera proeza.

Buscas en el bolso que has mantenido contigo los últimos dos días y comienzas a sacar todo lo que requieres para el ritual dejándolo sobre el pasto, es realmente exagerado lo que la gente cree que alguien necesita para realizar un ritual pero no es algo de lo que les puedas culpar después de todo los mitos y las leyendas tienden a exagerar las cosas, velas, símbolos raros y complicados, materiales cuya existencia puede caber en duda, todo es bastante exagerado la realidad es mucho más simple que eso, tal vez lo único en lo que las leyendas han logrado acertar correctamente es en la importancia que tiene el tiempo sobre cualquier ritual.

Consultas el reloj, 2:46 a.m., catorce minutos antes de comenzar.

Te agachas y tomas el viejo libro de cuero que te ha acompañado por años, con cuidado comienzas a hojear el tomo hasta encontrar la página que necesitas, quien escribiera aquel libro realmente puso su empeño en esas páginas, tienes que reconocer que los dibujos son hermosos pese a las terribles imágenes que algunas de las ilustraciones describen.

Si Jon hubiera tenido una muerte natural no podrías hacer nada respecto a su muerte pero con una vida robada siempre es posible hacer algunas excepciones a las reglas, si el idiota no te hubiera empujado seguirá vivo y no tendrías que traerlo de regreso.

Dejas el libro de regreso en el bolso donde lo mantenías guardado, para tomar las únicas dos cosas que necesitas, una copa de plata y un bisturí, nada difícil ni imposible de conseguir.

Regresas de nuevo al interior de la tumba y te acomodas con cuidado sobre el cuerpo de Jon, la alarma de tu reloj comienza a sonar anunciando las tres en punto de la madrugada, la apagas y retiras el reloj de tu muñeca arrojándolo descuidadamente fuera del agujero, necesitarás tus brazos libres para lo que viene.

Hundes el bisturí en el pecho de Jon al tiempo que comienzas a recitar las palabras que tanto te costó memorizar, tus manos no tiemblan ni dudan en ningún momentos mientras comienzas a trazar con suavidad algunos símbolos, las heridas no sangran y la carne se abre con facilidad, continuas recitando las palabras del libro y finalmente te percatas que tu voz se ha convertido en un cántico suave y rítmico mientras hundes con mayor fuerza el bisturí en Jon, has perdido el control de tu cuerpo y no puedes evitar sentirte un poco aterrado por esto, esto es algo que sabias que pasaría pero una cosas es saber que pasara y otra cosa sentir con horror como has dejado de tener el control sobre ti mismo, tus manos entumidas se deslizan con facilidad exponiendo cada vez más los órganos internos de Jon con cada nuevo corte, sin embargo hay algo aun peor que perder el control de tu cuerpo y eso es el dolor, el dolor definitivamente es la peor parte, sientes cada corte en tu propio pecho y sientes como eres desgarrado por dentro, es un dolor fantasma del que no encontrarás alivio hasta que termines el ritual o mueras en el intento, pero has llegado demasiado lejos como para morir ahora.

Introduces ambas mano en la caja torácica de Jon, los sonidos son repulsivos y la sensación de la carne fría es una de las cosas más desagradables que has sentido hasta el momento pero eres incapaz de detenerte, cortas con facilidad las venas que conectan con el corazón y tiras del órgano hasta arrancarlo de su cuerpo, tus ojos se llenan de lágrimas, el dolor es demasiado y te sientes mareado y con ganas de vomitar aunque sabes que no lo harás, al menos podrás presumir que sabes perfectamente que se siente que alguien arranque el corazón de tu pecho de manera literal, aunque no puedes evitar felicitarte a ti mismo de no haber interrumpido en ningún momento el cántico. Depositas el órgano frío dentro de la copa y procedes a cortar tus brazos, intentas que los cortes verticales no sean tan profundos como para llegar a lastimar tus brazos permanentemente pero si para permitir que te desangres, la sangre cálida comienza a caer llenando la copa con lentitud y comienzas la segunda parte del cántico, no te puedes permitirte el lujo de desperdiciar ni una sola gota, si llegas a perder más de dos litros dudas que algo pueda llegar a salvarte y de nada habrá servido condenarte.

Retiras tus manos una vez que la copa está cerca del borde y finalizas con las últimas palabras del conjuro.

El silencio es agobiante y tu respiración cada vez más pesada es lo único que irrumpe el silencio, el órgano comienza un movimiento antinatural como si intentara respirar, expandiéndose y contrayéndose con movimientos parsimoniosos mientras comienza a retomar su color.

No estás seguro del tiempo que le toma al corazón comenzar a palpitar pero te resulta una eternidad esa es la señal has estado esperando para ser capaz de continuar, sacas el órgano de la copa con cuidado tratando de no derramar demasiada sangre en el proceso, los latidos se aceleran y te sientes en la obligación de decir algo, comienzas con un simple saludo que es lo único en lo que eres capaz de pensar por el momento, tu voz sale dolorosamente áspera de tu garganta como si hubieras estado gritado por horas pero aquel órgano actúa como si reconociera tú voz disminuyendo su ritmo, no te sorprendería si en verdad te estuviera reconociendo.

Devuelves el corazón a su lugar, es una imagen chocante ver aquel órgano rebosante de vida mientras todo a su alrededor permanece inerte, pero no es el momento de admirar aquello o vas a terminar desangrándote; llevas la copa a tus labios y comienzas a beber el resto de la sangre, el líquido está helado y entumece tu lengua en el proceso, por fortuna aquello evita que tengas que saborearlo.

Recitas la última parte del rito mientras llevas tus brazos a tu estómago, es como sentir que hay algún animal vivo retorciéndose y clavando sus garras desesperado por salir y mientras pronuncias las últimas palabras, aquella cosa en tu interior empieza a subir a través de tu garganta, comienzas a tener arcadas sintiendo lo que parece una maraña de pelo en tu boca, “tan desagradable” piensas antes de vomitar una bola de hilos rojo brillante que te recuerda con amargura a aquel sujeto que destruyó su hogar.

La madeja se mueve perezosamente como si poseyera vida propia pero no pierde el tiempo en enredarse entre tus dedos inmovilizándolos, aquella cosa se apodera de tus manos que ahora se encuentran sometidas a su voluntad, comienzas a coser las venas conectando el corazón y retiras tus manos de inmediato, las palpitaciones del órgano aumenta su ritmo, es fascinante ver como el órgano comienza a forzarse a sí mismo a palpitar de manera cada vez más acelerada, es como ver un pequeño motor forzándose para encender una máquina entera, pero no puedes perder más el tiempo, te mueves con rapidez y comienzas a coser la piel de Jon para cerrar todas las heridas que provocaste.

El hilo rojo se hunde dentro de la piel como si estuviera unido a una aguja y nuevamente eres capaz de sentir cada puntada sobre ti mismo pero por fortuna las puntadas son menos dolorosas que los cortes.

Dentro y fuera, el hilo se hunde con facilidad dentro de la carne, tus manos se mueven sin descanso cosiendo a Jon como si fuera un muñeco de trapo, dejas un rastro de sangre sobre su pecho que el hilo parece absorber con avidez. Te sientes más entumecido mientras el hilo parece acabar, cuando das la última puntada el hilo se corta sin necesidad de que tú lo hagas; tomas el restos del hilo entre tus dedos entumecidos, debes actuar con rapidez, hundes la punta del hilo en tu brazo derecho y comienzas a coser, cada puntada es como sentir metal ardiendo contra tu piel pero eso no importa por el momento y continuas con tu brazo izquierdo, tus puntadas son terriblemente burdas, nada comparado con las del cuerpo de Jon, pero hacen su trabajo, tus mano se sacude con violencia en espasmo agonizantes una vez que terminas. Intentas no llorar pero duele demasiado y sueltas un par de sollozos, sacas fuerzas de algún lugar para salir de aquel hoyo, quieres que Jon tenga espacio una vez que despierte.

No hay ninguna gracia alguna en la forma en que te arrastras fuera de la tumba y ruedas hasta quedar sobre tu espalda, te cuesta respirar y todo parece dar vueltas, cada fibra de tu cuerpo se retuerce en agonía, te encuentras adolorido y agotado a un límite al que nunca imaginaste llegar pero pese a todo no te arrepientes de absolutamente de nada, ni sueltas queja alguna, solo permaneces llorar en silencio esperando a que el dolor disminuya aunque sea un poco.

Un jadeo apenas audible capta tu atención después de lo que parecen horas, desconoces el tiempo exacto que ha pasado y estas casi seguro de que te desmayaste en algún momento, te pones de rodillas y gateas hasta asomarte por el borde de la tumba abierta, incluso gatear se siente como un esfuerzo sobrehumano.

Jon se retuerce incomodo dentro del féretro abierto moviendo sus manos torpemente intentando aferrarse a algo que no está ahí, parece no coordinar correctamente sus movimientos o tal vez sus músculos y su sistema nervioso apenas comienzan a conectarse nuevamente, en cualquier caso no te has sentido más feliz en tú vida.

-Al fin despiertas, estaba empezando a preocuparme –saludas captando la atención de Jon que intenta enfocar su mirada en ti.

-¿Eduardo? –su voz es apenas audible y suena casi tan áspera como la tuya.

-¿Puedes levantarte?

-Creo… creo que sí –responde dudoso mientras trata de apoyarse buscando sentarse.

Le toma varios intentos lograr ponerse de pie, pero finalmente lo logra sosteniéndose del borde para evitar caer mientras sus piernas tiemblan amenazando con hacerlo caer nuevamente.

Milagrosamente no fue tan complicado ayudar a Jon a salir de su propia tumba pero ambos caen con torpeza al suelo completamente agotados, les toma tiempo a ambos incorporarse lo suficiente para ser capaces de quedar sentados uno frente al otro, la confusión de Jon es palpable mientras te mira confundido.

-¿Qué… qué pasó? –su voz duda mientras pregunta como si no quisiera saber la respuesta.

Puedes notar como la confusión da paso al terror cuando los ojos de Jon miran a su alrededor notando las tumbas que los rodean, ahora parece estar más consciente del lugar en que se encuentra y del lugar en el que despertó.

-Creo que te enterramos vivo por accidente –no estás seguro del porque lo primero que viene a tu mente es mentir, pero de alguna forma crees que eso es mejor que admitir la verdad.

-La explosión… morí, se supone que estaba muerto, ¿cómo?

Te mira suplicante y confuso con los ojos llenos de lágrimas, mierda, ¡mierda!, esto está mal en muchos sentidos, hacerlo llorar es lo último que querías, ¡acabas de regresarlo de la muerte, por dios!, debería estar más feliz que nunca, ¿por qué demonios tiene conciencia de su muerte de todas formas?, no… se supone que no debería estar consciente de su muerte.

-No pareces muerto para mí, estás respirando ¿no? y tienes pulso –le dices intentando sonar seguro mientras llevas una de tus manos a su cuello sintiendo el pulso bajo tus yemas, sintiendo como te relajas tras comprobar aquella señal de vida.

-Vi cuando me enterraban… tú… tú y  Mark me dejaron aquí, luego… no lo sé –su voz se rompe y comienza a llorar nuevamente con más fuerza que antes, su llanto te estremece y te llenas de pánico, tiemblas sin saber cómo reaccionar apropiadamente ante la situación y es aquí donde maldices tu carencia de tacto –estaba perdido, no… no podía encontrarlos…

Lo abrazas sin estar seguro si debes hacerlo o no, joder, se supone que debes consolarlo pero no tienes idea de cómo actuar o que decir, pero continuas sosteniéndolo en tus brazos mientras continua sollozando diciendo frases que muy apenas puedes entender, por un momento te preocupas por algo tan frívolo como el hecho de que te encuentras cubierto de sudor, tierra y sangre pero Jon solo se aferra más a ti cuando siente que intentas separarte.

Estás confuso, no debería tener conciencia de nada después de su muerte, intentas recordar si acaso el libro mencionaba algo sobre esto pero nada parece venir a tu mentes hasta que llegas a una conclusión extraña, él dijo que había visto como tú y a Mark lo enterraban, ¿cierto?, oh, no podía ser eso o ¿sí?

-¿Eras un fantasma? –tu voz es apenas audible pero parece haberte escuchado.

-No… creo, creo que sí.

Se separan por un momento mirándose entre sí, él parece querer cualquier explicación, cualquier respuesta que le saque de su confusión, tal vez no tenga mucho sentido seguir mintiendo, después de todo esta consciente de haber muerto.

-Te traje de regreso –susurras como si admitieras tu culpabilidad por haber hecho algo malo.

-¿Soy un zombi?

-Claro que no idiota –respondes con exasperación antes de reprenderte a ti mismo, se suponía que ibas a intentar tratarlo mejor –no eres un zombi, estás completamente vivo, resucitar es distinto a volver de la muerte –te callas dándote cuenta de lo estúpido que suenas intentando explicar las diferencias entre resucitar y volver como un no muerto, ambas cosas parecen casi lo mismo aunque no lo sean pero tu mente aun esta lo suficientemente estresada como para impedirte pensar con claridad. –Olvídalo, regresaste a la vida y eso es lo que importa, estas aquí y estas a salvo.

-¿Cómo...?

-Magia –lo interrumpes con brusquedad antes de que pueda terminar la frase, decir que fue gracias a la ciencia, vaya broma, han tenido suficientes invasiones de zombis en los últimos años como para saber eso.

-Dijiste que la magia no existía.

Ruedas los ojos, era obvio que aquel reclamo aparecería en algún momento, pasaste años burlándote de él por eso, aunque lo hacías por su bien.

-La dulce y estúpida magia de tus cuentos no existe, la magia real es una mierda desagradable y jodidamente enferma que posible termine arruinándote la vida –le adviertes en un intento de disuadirlo de hacer mas preguntas.

-Pero me trajiste –murmura sin mirarte a la cara.

-Jon, no importa cómo te traje de regreso, estás vivo y eso es lo único que importa, solo... solo no hagas más preguntas sobre esto ¿sí? –tu tono de voz casi suena como una súplica, algo que resulta extraño incluso para ti pero le deja más que claro que no quieres continuar con aquella plática, ni volver a tocar el tema.

Permanecen abrazándose un tiempo más, sin duda disfrutas de la sensación de su piel que poco a poco comienza a recurar su temperatura.

Finalmente se separan después de lo que parece una eternidad, todo parece más luminoso ahora y no solo por el hecho de que el cielo comienza a clarear, incluso sientes tu cuerpo un poco más ligero que antes.

No hay necesidad de decir nada, pero ambos entienden que es mejor irse del lugar, no tienes deseo alguno de explicar porque o como desenterraste una tumbas y porque ambos se encuentran cubiertos de heridas y suciedad, te colocas tú chaqueta que al parecer permaneció en el suelo todo el tiempo, solo recoges el bolso con el viejo libro en su interior aunque no importaría si dejaras aquel tomo abandonado en el lugar, esa cosa encontraría su camino de regreso a ti y lo has comprobado en más de una ocasión.

Ninguno de los dos se imaginó que el camino de regreso a su auto se volvería un verdadero suplicio y les queda más que claro que intentar conducir de regreso a su nuevo hogar no es una opción viable, demonios, sería más seguro conducir completamente ebrio que en tu estado actual pero al menos los asientos y la calefacción son un alivio para sus cuerpos agotados.

Tomas el teléfono que dejaste abandonado desde hace dos días y lo enciendes, la pantalla se llena de alertas de mensajes y llamadas perdidas, no solo es el contacto de Mark el que aparece en la pantalla sino también los de tus tres vecinos. No le toma mucho tiempo al teléfono comenzar a vibrar por una nueva llamada entrante del número de Mark, ¡por Dios!, son 5:20 de la mañana y la ultimas llamada se realizó hace menos de una hora, contestas sin muchas ganas colocando el altavoz, estas demasiado cansado como para discutir con Mark pero seguramente está preocupado por ti.

-Eduardo.

-¿Qué hay? –respondes cansado.

-¿Dónde has estado?

-Desenterrando a Jon.

Intentas no reír ante el grito de Mark y los otros gritos que le hacen coro, al parecer está en compañía de los que parecen ser tus vecinos que parecen discutir por intentar apoderarse del teléfono.

Jon sonríe ante aquello y le guiñas un ojo indicándole que te siga el juego, él solo asiente y permanece en silencio.

-Jon murió Eduardo.

-Pues a mí me parece muy vivo, incluso está en el auto conmigo.

-Lo… desenterraste –esta vez es Edd el que habla e intentas no soltar una carcajada ante su horrorizada voz.

-Tenía que hacerlo, dudo que le quedara mucho tiempo de aire estando bajo tierra.

-¡Estas jodidamente loco! –Tom grita furioso a través del aparato y cada vez te parece más difícil seguir conteniendo tu risa.

-No lo creo, ¿quieren hablar con él?

El silencio es palpable desde el otro lado de la línea y Jon toma el aparato entre sus manos.

-¿Pueden venir por nosotros? No creo que podamos conducir –su voz es más suave y menos áspera que antes, eso es una buena señal.

El silencio es sepulcral y por un momento crees que la línea se ha cortado e incluso consideras cortar la llamada y volver a marcar.

-¿Jon? –la voz de Mark llega del otro lado aún demasiado incrédulo de lo que acaba de escuchar.

-¿Si?

-¿Cómo estas...?

-Te lo dije ¿no? –interrumpes antes de que pregunte. –Parece que no estaba tan muerto después de todo.

-Vamos de inmediato, ¿dónde están?

-Frente al cementerio.

La línea se corta sin más y ambos se relajan en sus asientos.

La luz del día comienza a imponerse sobre la noche permitiéndoles ver con mayor claridad el desastre que ambos se encuentran hechos, sus ropas están llenas de sangre seca y tierra, y sus cuerpos cubiertos de heridas.

Miras como Jon recorre con cuidado las suturas rojas en su pecho cubierto de moretones y te preguntas si acaso no le molestan sus costillas rotas, aunque ahora que lo recuerdas no se sentían rotas cuando se abrazaron en el cementerio, tal vez revivir ayudo a sanar sus heridas más severas.

Observas tus propias suturas, el libro no mencionaba si serian permanentes o desaparecerían con el tiempo pero es algo que podrán averiguar después, no quieres que aquellas marcas en tus brazos sean permanentes pero no piensas quejarte si así fuera.

-¿Te duelen?

-Parecen vías de tren.

Aquel comentario es realmente bobo pero te hace reír casi al borde de las lágrimas, no recuerdas la última vez que te sentiste tan feliz.

-Mejor cúbrete, no creo que a Mark le haga mucha gracia ver que hice eso.

-¿Tú lo hiciste?

-Eso y más, ¿te molesta?

-No, está bien, creo incluso me gustan cómo se ven –te dice dándote una sonrisa infantil.

Enserio, no puedes con este sujeto tan jodidamente sincero hasta el punto de la estupidez, es completamente lo opuesto a ti en casi todo sentido, pero sabes que lo adoras por alguna razón que incluso desconoces aunque jamás será algo que admitirás en voz alta o ante cualquier persona.

Mierda, mientras más le miras menos te arrepientes de haber condenado tu alma y sabes que no te arrepentirás de todas la atrocidades que vas a cometer por traerlo de vuelta, es casi gracioso pensar en lo poco que te importa lo que sucederá contigo a partir de hoy.

Cierras los ojos, estas agotado y tal vez puedas descansar unos cuantos minutos antes de que Mark y seguramente tus vecinos lleguen y te veas ahogado en un mar de preguntas que no tienes muchos ánimos de responder.

Te encuentras tan cansado que apenas reaccionas cuando Jon toma tu mano entre las suyas y solo le das una sonrisa agotada a un con los ojos cerrados.

Solo dormirás unos minutos hasta que los demás lleguen.


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