Todavía estaba en el escenario dando algunas canciones que igualmente eran cantadas en coro por los demás. Tom estaba sentado en el taburete del lugar, bebiendo tragos largos de vodka, ron, vino, etc. con tal de distraer su mente de la imagen que daba el moreno.
Su secretaria estaba por algún lado y nadie se le acercaba a darle alguna explicación de lo que ocurría, porque sabía que los demás ya estaban enterados de que Bill se presentaría esa noche.
Dos hombres lo miraron y hicieron señas para que los siguieran hasta la zona VIP. Sin nada que perder tuvo que hacer caso.
- ¿Thomas Kaulitz? -preguntó el rubio con gafas, asintió sin ganas tomando asiento en el sofá- un gusto, somos Gustav Schafer y Georg Listing, un gusto.
Se atoró con el trago que tenía en mano, logró disimularlo con dificultad para estrechar sus manos, eran los dueños de la empresa que organizaron la reunión. Al igual que él eran jóvenes y su empresa era muy exitosa, había deseado hacer algún trato con ellos por mucho tiempo sin embargo no podía contactarlos por su apretada agenda- el gusto es mío.
Ambos sonrieron- nos informaron que tenías un trato para con nosotros, también que tus empleados necesitaban un poco de diversión.
- Las cosas han estado tensas -explicó- pero sí los veo animados -notaba como se divertían entre tragos y conversando con Bill, que había bajado y se ponía al día con ellos.
El rubio tomó la palabra- sí, nosotros nos tomamos un descanso de vez en cuando viniendo aquí.
- Nuestro niño nos pidió que lo hiciéramos, no dejaba de pensar que había abandonado a sus compañeros -le interrumpió el castaño.
Cuando iba a preguntar por el apodo se sentaron en las piernas de este y lo abrazaron- ¿Te diviertes? Espero que ya nos perdones por el incidente en la cocina.
- Perdonados -besó las mejillas de ambos.
Tom miraba incrédulo lo cariñoso que se comportaba el moreno con esos dos, tosió para hacerse notar.
Gustav rio y palmeó la cadera del moreno- se nos olvidaba -el moreno se acomodó entre los dos y por fin logró mirarlo, sus ojos parecieron brillar cuando ambos se conectaron- cariño no te habrás olvidado del señor Kaulitz -lo abrazó por los hombros cariñosamente atrayéndolo hacía él.
- Claro que sí -respondió coqueto.
- Que bueno que me recuerdes -respondió lleno de celos por lo que veía. Verlo siendo tocado por otros hombres mientras no podía hacer nada por evitarlo.
Georg le susurró algo al oído y este se rio- será mejor que los deje -apoyó ambas manos en las piernas de los chicos para levantarse- los veo luego.
Le dio una ojeada; esos pantalones eran perversos, parecía ser una segunda piel, resaltaba perfectamente con la forma de sus piernas, posaderas y cintura. La ropa era perfecta en su cuerpo.
- Guapo ¿verdad? -sugirió uno de ellos, sabiendo bien que no iba a negarse por lo que vio hace unos segundos. Bill siempre había tenido un cuerpo etéreo y gracia natural, solo que era opacada con el tipo de ropa que usaba en el trabajo, además de las grandes gafas que cubrían su dulce mirada- desde siempre ha tenido el gusto por vestirse así de extravagante. Sin embargo logra verse bien y sexy, parece un don.
- No lo sabía -respondió estupefacto- yo lo conozco de ropa suelta y camisas formales.
El castaño rio imaginando a su Bill así, aquel que siempre se quejaba de que algo no combinaba con su ropa y maquillaje- eso sí es increíble, Bibi adora maquillarse y tener ropa ajustada.
- Dejemos eso y vamos a los negocios -frotó sus manos con emoción.
***
Habían terminado de hablar sobre el trato que el día lunes formalizarían, sentía un peso menos pero se sentía ansioso, no por el negocio. Bill estaba cerca a él con una botella de agua charlando con unos compañeros de su empresa, sonreía y se mostraba amable, como siempre, como antes de irse.
Se acercó confiado hasta ellos, de inmediato empezaron a despedirse del moreno quien les veía confuso hasta que notó su presencia- tenemos que hablar -ordenó agarrándolo de la muñeca.
Lo arrastró hasta la parte vacía que quedaba al fondo, habían unas puertas que no identificó pero no importó, abrió una de ellas y los metió a ambos, cerró con fuerza y le puso seguro.
- Explícame qué haces vestido así siendo tan cariñoso con esos dos, mejor ¿De dónde los conoces? ¿Qué pretendes haciendo esto? ¿Acaso es un tipo de…? -chocó contra la puerta, el moreno estaba de puntas sujetándolo de la nuca mientras lo besaba.
Había pasado tiempo desde que no probaba esos carnosos labios, suaves y adictivos. Siguió el juego pasando sus manos por su cintura, bajando para apretar sus nalgas saña, Bill gimió ante la acción, abrazándose a su cuello- hablas mucho ¿Sabías? -sonrió luego de cortar el beso.
- Tú no hablas mucho -objetó ante los acontecimientos resientes- tienes demasiado que explicar.
Se poyó en su pecho, acurrucándose y volviendo a aspirar su aroma sintiéndose protegido- bien, no te conté todo acerca de mí.
Resulta que de pequeño yo era un poco vándalo, me empecé a maquillar y mi ropa era casi como la que ves ahora pero un poco menos traslucida. Georg y Gustav son mis mejores amigos desde siempre, teníamos un grupo que tocaba en un bar en Alemania por la noche. Luego de mudarme y empezar a trabajar contigo me era difícil hablarles y mucho mas verlos. Yo les hablé de que querías hacer un trato con ellos, entonces surgió la idea de una fiesta para ver de nuevo a los chicos y… -se sonrojó- verte una vez mas.
- Casi olvidaba que son alemanes, y sobre vernos -levantó su mentón- eso jamás sería un problema. Sé que me equivoqué, realmente lamento haberte tratado como lo hice; no puedo seguir un día más sin tenerte entre mis brazos luego de esto. Dame una oportunidad más -pidió cerca de sus labios.
Aguantó las lágrimas de la emoción- sólo bésame.