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Te odio, te amo por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark.

Aclaraciones y advertencia: Romance, algo de Ooc, omegaverse y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

Beta Reader:

 

Resumen: Tony se ofrece a casarse para que el reino Místico se una a la alianza conocida como los Vengadores, siendo un omega mayor, sus oportunidades de tener una familia son casi nulas, está podría ser su última oportunidad de ser feliz, aunque viva en un matrimonio sin amor, pero tal vez su nueva vida le dé más libertad de la que soñó jamás.

 

—f

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Te odio, te amo

 

 

Capítulo 13.- Rey omega que se respeta parte II

 

 

Tony contempló su obra finalizada. No había perdido el tiempo; gracias a Ancestral y después a Stephen, logró aprender alquimia, guiado por los mejores maestros.

Una brillante armadura roja y dorada era el fruto de su arduo trabajo; creada con el metal que Clea le regaló la primera vez que se conocieron. Algo faltaba. Usó la misma técnica con la que daban vida a los dragones, pero la fuente de poder terminaba por quemarse o se agotaba en cuestión de horas, ¿por qué? Una montura pesaba una tonelada más que su traje y aun así…

 

—Es magnífico —Tony se sobresaltó. Strange le pidió perdón por ingresar a su taller sin permiso, pero pronto se haría la selección de los emisarios que serían los encargados de llevar los mensajes de nuevas alianzas a los países barbaros. —El maestro Banner me ha contado tus grandes avances en la alquimia, pero su reporte no hace justicia a tu trabajo. La armadura es magnífica.

 

El omega suspiró. Él no creía que fuese tan buena, después de todo no había logrado descubrir la falla con la fuente de poder.

 

—Eso es porqué la batería de las monturas está diseñada para durar solo un año y sus movimientos son limitados —dijo el hechicero al tiempo que abrazaba a Tony por la espalda. Acomodó su barbilla en uno de los hombros del omega —. ¿Qué funciones planeas darle?

 

Tony quería una armadura que pudiera volar grandes distancias en poco tiempo, que pudiera lanzar ataques como si fuesen hechizos.

 

—Necesitas una Animae naturam Stone.

 

Las piedras del alma elementales eran un bien muy preciado en el reino Místico; solían comerciarse con otros países de Ether; eran fuentes de energía capaces de alimentar ciudades enteras, aunque solo podían ser usadas por magos, brujas o alquimistas y en menor medida por hechiceros.

Existían 5 tipos distintos, cada uno representando a un elemento: fuego, viento, agua, tierra y rayo, aunque algunos comentaban que existía un sexto, pero era un secreto muy bien guardado por el monarca, pero eso era tema para otro momento.

 

—Extiende tus manos —Tony lo hizo y al instante, una hermosa caja de caoba, dentro había un gran diamante blanco (o al menos lo parecía), y 2 pequeños de color rojas, 2 grises y 2 azules.

—Majestad, ¿es qué cree que puede comprarme con joyas? —cuestionó en tono bromista. Como respuesta, Stephen le dio un beso en la mejilla.

—Son Animae naturam Stone, la grande es del rayo, las rojas son de fuego y las azules son del agua. Planeaba dártelas dentro de seis días en tu cumpleaños —le explicó. Tony sonrió ligeramente no se esperó que el alfa recordara algo así, era usual que los de su casta no se preocuparan por ninguna fecha que para un omega era importante pero una vez más debía recordar que ya no estaba en Egos.

—Gracias. Son hermosas —Strange estuvo a punto de decir que ninguna joya podía igualarse a su belleza, pero prefirió callar, no quería arruinar lo que comenzaban a construir. —Aunque eso no significa que te salvas de darme un regalo.

 

Stephen pronunció unas palabras en su lengua madre que se podía traducir como: Te daré el mundo si así lo deseas.

 

Tony frunció el ceño, confundido. Odiaba cuando no podía comprender las cosas y el idioma de los pueblos de Ether era una de esas. Sin importar cuanto se esforzará en aprender, no era capaz de hacerlo.

 

—Prueba con las piedras. Si no funciona entonces buscaremos otra alternativa —dijo. Stephen olfateo el cuello de Tony —. Hueles bien. Delicioso —ronroneó gustoso al recibir un gemido en respuesta.

 

Se besaron.

Despacio.

Tímido.

 

Desesperado.

Hambriento.

 

La necesidad de sentir el cuerpo ajeno se hizo tan agobiante que las ropas comenzaron a ser arrancadas con desesperación. El calor aumenta. El celo ha llegado.

 

—Tony… los supresores… no los tomaste —en respuesta, Stark jadea, excitado. Ha estado tan ocupado que se olvidó por completo de su medicamento, pero no importa, en verdad quiere esto. Lo necesita.

—Cama. Ahora —dice segado por la lujuria y por supuesto que su alfa lo complace. Transporta a ambos a su habitación donde se amarán sin restricciones.

 

 

 

Mordo gruñe molesto. Maldice al omega humano y le desea lo peor. Hace unos minutos se les anunció de la suspensión de todas las reuniones con sus Altezas, pues el rey consorte había entrado en celo.

 

—Ese bastardo lo hizo apropósito —bufa. Loki está a su lado. Son los únicos que permanecen aún en el Gran Salón donde las reuniones suelen tener lugar. El General Invierno no está preocupado; en ausencia de los reyes, el Enviado Celestial Wong se hará cargo del reino.

—Están casados desde hace un año, es normal que busquen tener cachorros —dijo mientras observaba sus uñas.

—¡Es muy pronto! —respondió el moreno —. Las reinas Ancestral y Stephanie esperaron 80 años antes de tener a Stephen.

 

Loki puso los ojos en blanco. Por supuesto que ellas (como cualquier otro hechicero), podían darse el lujo de esperar unos cuantos años o algunos pares de siglos antes de decidir tener descendencia; sin embargo, no era lo mismo para todos los otros seres vivos.

 

—Stephen sabe que su omega solo tiene unas cuantas décadas de vida y su fertilidad no durara tanto —Loki se encogió de hombros —. Deberías olvidarte de él. Jamás te va a ver de la forma que tú quieres.

 

Mordo le dedicó una gélida mirada a su compañero. Si Loki desea pasar la vida solo ¡bien por él!, pero no es su caso. Quiere a Stephen. Su alfa. Necesita recuperarlo de las garras de ese usurpador, de ese traidor.

 

—No puedo creer que le perdonara tan fácil —Loki levantó una ceja, inquisitivo —. Ese asqueroso humano besó al alfa que gobierna el reino del que vino. Antes de la boda.

—¿Su Alteza lo sabe? —Mordo rio. Mordaz. Por supuesto que se lo dijo, pero Stephen era demasiado honorable para romper el compromiso.

 

Disfrutó de ver cómo Stephen trataba a la pequeña puta. Duró tan poco. Después de la muerte de Ancestral, el alfa comenzó a ser considerado con el humano, se llevaban bien. Eran cariñosos.

 

—Quizás mal interpretaste lo sucedido —Loki se encogió de hombros —. Stephen y Stark son soulmate, nada de lo que hagas podrá cambiarlo.

 

Mordo golpeo la mesa con los puños cerrados. No era justo. No lo era. Él había permanecido al lado de Stephen por años, ¡décadas! Esperando una oportunidad que jamás llegará.

 

—Dices eso porque no amas a ningún alfa —Mordo le recrimina Loki le mira sin expresión, no lo desmiente, es verdad. Pasó mucho tiempo aborreciendo a esa maldita casta ‹‹en parte aun lo hacía››, le daba asco ser tocado por ellos, a penas y soportaba el contacto con Wanda y Stephen. Los únicos en quienes confiaba.

—Ten cuidado. La oscuridad asecha en cada rincón —el moreno quiso protestar, pero le fue imposible; sus dos compañeras generales hicieron acto de presencia.

 

Hope cuchichea. Esta emocionada por el futuro príncipe o princesa. Le dice a Wanda que está segura que en esta ocasión habrá un heredero. Ella le cree, después de todo las mujeres betas y omegas suelen ser muy empáticos en esas cosas.

 

—Espero que sea una niña, ¿te imaginas? —comenta Hope —. Una pequeña con grandes ojos como los del rey Stephen y las facciones del rey Tony…

—Deja de hablar tonterías, ¡por los Vishanti! —bufó Mordo. Odiaba tanto que le restregara en la cara lo que no podía tener.

 

Wanda observa al General. Ella sabe lo que su compañero siente por Stephen, a diferencia de su amigo, no es tan distraída, puede ver el amor enfermizo que el moreno siente. No. Decir amor a la obsesión de Karl es una tontería; comprende la necesidad del menor, después de todo Strange fue quien lo salvó del infierno en el que los omegas de Egos viven, fue su salvavidas.

La alfa se preguntó qué fue lo que tuvo que sufrir Mordo para tratar de aferrarse de Stephen con tanta desesperación; ciertamente no tan traumático como lo que pasó Loki: violado, torturado y obligado a ver morir a sus seres queridos sin poder hacer nada para salvarlos.

 

—¿Qué haremos mientras esos dos están indispuestos? —cuestionó Loki para tratar de cambiar el tema.

—Reforzar las fronteras —dijo Wanda —. Dormammu ha estado inactivo desde la muerte de la reina Ancestral, pero no podemos bajar la guardia.

 

Todos están de acuerdo. Aunque el reino Místico no pasó demasiado sin un gobernante, aun así, la ausencia de uno causó inestabilidad que, si bien no parecía grave, no podían dejar nada a la suerte.

 

Los Generales se reunieron con Wong. El celo de Tony fue inesperado y Stephen no tuvo oportunidad de designar a un encargado, pero Wanda sabía que el Enviado Celestial era la mejor opción.

 

 

 

 

Una semana después, con el celo finalizado. Tony ordenó a Yao ir a los reinos de Asgard y Brooklyn, los únicos que parecían dispuestos a escuchar. Por supuesto que Steve acepto de inmediato reunirse con ellos para reiniciar la alianza, lo mismo sucedió con Thor quien en secreto esperaba poder volver a encontrarse con Loki y si las cosas resultaban bien, poder cortejarlo.

 

Las cosas en Egos no estaban resultando bien. Por un lado, catástrofes naturales y por el otro, asedios de Hydra. Quien pensaría que esos malditos no se detendrían aun sin la ayuda de su más fuerte aliado.

 

—Todo está listo, Sus Majestades —Yao fue el encargado de arreglar la reunión con Steve y Thor. El viejo hechicero resultó ser un excelente diplomático pues había logrado conseguir una entrevista con Wakanda y la tribu de la araña, algo que Tony creyó imposible.

—Gracias tío —dijo el omega sonriendo. El anciano hizo una reverencia antes de dejar a Stephen y a Tony. Los dos estaban vestidos para la ocasión; el omega usaba su armadura: roja con el casco con tres puntas a modo de corona; la gran piedra elemental del rayo se encontraba en el pecho, las piedras grises que eran viento a cada lado, las dos de fuego en los dorsos de sus manos, mientras que las azules adornaban sus hombros. Por otro lado, Strange usaba una túnica azul con varios cinturones y la capa roja.

 

Yao hizo una reverencia y se retiró dando privacidad a la pareja.

 

—¿Crees que sea correcto que use esto? —preguntó Tony. Se sentía nervioso y preocupado, ¿qué tal si los reyes humanos consideraban su atuendo como una falta de respeto?

—¿Por qué? —Stephen le miró confundido. Su omega se veía hermoso, poderoso con esa armadura. —Eres el gobernante del reino Místico, uno de los más importantes de Ether. Debes mostrarle a esos insignificantes humanos que tu voz debe y tiene que ser escuchada.

 

Tony sonrió. Se acercó al alfa y le dio un rápido beso en los labios.

 

—Gracias.

—No tienes nada que agradecer —dijo Strange —. Tengo un regalo para ti —extendió ambas manos y al instante apareció una hermosa espada, en la empuñadura carmesí portaba una piedra ópalo, la hoja parecía estar hecha de cristal, el pomo era una gema roja.

—Es hermosa —Tony estaba intrigado por la piedra en la empuñadura, pues a todas luces se trataba de una piedra elemental.

—Era de mi madre alfa —explicó el hechicero —. El ópalo es una fusión de varias piedras elementales. Fue creado por la princesa Hadish, al igual que la espada y ha pertenecido a los reyes consortes generación tras generación.

—Gracias, pero no puedo aceptarlo. Es un recuerdo de tu madre —Stephen le sonrió recordándole que era una tradición que debía seguir, además, la espada le daba ese toque intimidante que necesitaba para enfrentarse a esos idiotas. —No sé usarla.

—Te enseñaré y cuando no me sea posible, Rhodes o Clea se encargarán. Eres un genio y estoy seguro que aprenderás pronto.

 

 

 

 

Y llegó el momento. La reunión se llevaría acabo en el reino de Steve. Natasha y T’Challa no estaban muy contentos de reiniciar la alianza con los hechiceros, pero la situación no estaba para ponerse exigentes.

 

Entre desastres naturales, la guerra y ahora las enfermedades y hambruna, se encontraban en una situación demasiado difícil.

 

—¿Cómo podemos saber que ellos no son responsables de todo el mal que nos aqueja? —dijo Natasha. Los Avengers decidieron tener una reunión previa al arribo de los reyes de Místico —Hasta donde sabemos la magia puede controlar los elementos.

—¿Qué ganarían con eso? —cuestionó Thor —. Lo único que obtuvieron fue un omega para el actual rey.

 

Ninguno pudo refutar. Era cierto, el reino Místico jamás obtuvo algo de la alianza, más allá de un compañero para su gobernante, ¿entonces por qué los ayudaron?, ¿por qué si quiera querían volver a tener relaciones con ellos?

 

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un criado que anunció la llegada de los reyes Stephen y Tony. Llegaron antes de lo esperado. Los hicieron pasar. Al ver al omega, Steve quedó embelesado y preocupado por partes iguales; sabía que el último Stark era un ser excepcional, aun así no creía correcto que alguien de su casta usara una armadura y peor, llevara una espada con él.

 

—Antes que iniciemos, les advierto que yo, el rey Anthony Stark… Strange, estaré en todas y cada una de las reuniones y exijo el mismo trato y respeto que cualquiera de ustedes —Nathasha y T’Challa estuvieron a punto de replicar, pero él no lo permitió —. Puede que sean alfas, la casta mas “fuerte” de todas, pero deben entender que, si yo lo decido, esta alianza finaliza. ¿Dejaran que sus reinos perezcan por su arrogancia?

 

Los monarcas miraron a Stephen como esperando que castigara al omega insolente, sin embargo el hechicero tenía una gran y radiante sonrisa.

 

—Dama. Caballeros. Siento decirles que la idea de la alianza es de mi esposo y será él con quien traten más —dijo Strange con burla.

—¡Es un omega!

—Cierto. Soy un omega, pero, sobre todo. Soy un rey —sentenció al tiempo que tomaba asiento en la cabecera de la mesa para dar énfasis a sus palabras. —¿Iniciamos?

 

Thor no pudo evitar contener la risa. Algo le decía que ese hombre les ayudaría a salir de las tinieblas a la que estaban acostumbrados.

 

Continuará…

 

 

….

 

 

Creo que pronto finalizaré este fic, o tal vez de para unos 10 capítulos más, aun no estoy segura.

 

Por cierto. Necesito nombres de bebés. Nos vemos en la siguiente.

 


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