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Te odio, te amo por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark.

Aclaraciones y advertencia: Romance, algo de Ooc, omegaverse y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

Beta Reader:

 

Resumen: Tony se ofrece a casarse para que el reino Místico se una a la alianza conocida como los Vengadores, siendo un omega mayor, sus oportunidades de tener una familia son casi nulas, está podría ser su última oportunidad   de ser feliz, aunque viva en un matrimonio sin amor, pero tal vez su nueva vida le dé más libertad de la que soñó jamás.

 

—f

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Te odio, te amo

 

 

Capítulo 8.- Secreto

 

—Lo amas —dijo Stephen después de un largo silencio. La expresión de Tony se volvió una mezcla de tristeza y confusión.

¿Acaso el alfa estaba celoso? ¡imposible! Ese príncipe idiota había dejado muy claro con sus acciones que no lo soportaba, ¿entonces?

—¿Amas a ese humano? —Stark no sabía qué decir, Strange lo había tomado desprevenido —¡Responde! —exigió haciendo que el omega y aun, la misma habitación, temblaran.

—Lo amaba —respondió una voz femenina. Los hombres miraron a la persona que los había interrumpido; era una mujer alta y esbelta que se encontraba parada en el umbral de la puerta. Tenía largos cabellos negros; se balanceaba ligeramente. Sus ojos eran por completo negros, sin una sola pizca de blanco; tenía, además, dos largos y delgados apéndices que parecían funcionar como antenas.

 

—Mantis —dijo Strange con molestia —. ¿Es qué acaso tu creador no te enseñó a no interrumpir las conversaciones ajenas?

 

Ella se limitó a hacer una mueca a modo de sonrisa; se acercó a Tony, lo tomó de las manos. La punta de sus antenas brilló.

 

—Tú. Estás lleno de compasión, amor… también de tristeza… tenías esperanzas que se han roto… te sientes solo… enojado —ella ladeó la cabeza —. Crees que tu esposo es un idiota.

 

Aquella declaración causó que Tony estallara en risas, mientras que Stephen miraba ofendido al par.

 

—Me agradas —confesó el omega, que comenzaba a sentirse relajado con la presencia de aquella extraña mujer —. Soy Anthony, dime Tony —se presentó —. ¿Cómo te llamas?

—Ella es Mantis. Un homúnculo creado por un antiguo líder regional fallecido hace un par de siglos.

—Fui creada por Eugene. Su tío —señaló a Strange —. Él usó el cadáver de su hija para mi nacimiento.

 

Stephen frunció el ceño ante la mención del hombre. Sus instintos tomaron el control de él; alejando a su omega de Mantis.

Eugene era el hermano mayor de su difunta madre alfa; fue un hombre de grandes principios y buen corazón, al menos hasta que su amada hija se suicido por culpa de un amor no correspondido. Enloquecido por el dolor, y siendo un alquimista talentoso, usó sus conocimientos para romper la ley más sagrada:

 

No revivir a los muertos.

 

Sus retorcidos experimentos trajeron sufrimiento a incontables personas que tuvieron la desdicha de caer en sus manos. Seis homúnculos fueron el resultado de su ominoso trabajo, siendo Mantis, la única que contaba con ciertas habilidades que se asemejaban a la magia; podía percibir las emociones de las personas, era una empática nata, pero, como no era un ser vivo, no las entendía del todo.

 

Al final, fue la misma Stephanie quien acabó con el reinado de terror de su hermano y sus creaciones, pasaron al cuidado de la familia gobernante.

 

Stephen no consideraba a Mantis como una amenaza, pero, habiendo sido creada por Eugine… prefería no exponer a Tony a un posible peligro.

 

—Te gusta —dijo el homúnculo —. Tu magia sabe algo que tú no —agregó con una sonrisa deformada que pretendía ser divertida.

—Es un humano —respondió Strange tratando de sonar indiferente. El comentario lastimó a Tony, pero el alfa no se dio cuenta, pues en ese momento le daba la espalda.

 

Stephen dijo “traidor” en el idioma natal del reino Místico; Mantis negó con la cabeza.

 

—Quiere intentarlo —agregó ella. Stephen miró a Tony; su corazón se estrujó; parecía tan vulnerable, tan… herido. Su alfa interno se retorció, gruñendo, molesto por ser el responsable del estado en el que se encontraba su omega.

 

Strange suspiró. Su magia vibraba, ansiosa, quería alcanzar a su pareja de enlace. Se rindió.

 

—Perdóname —Tony lo miró sorprendido, no solo por el hecho de escucharlo, a él, un alfa, disculpándose con un omega, ¡si no que él se arrodilló ante su presencia!

 

Stephen había apoyado las manos y la frente al suelo; cualquiera fuera del reino Místico, consideraría aquello como el mas bajo acto de humillación que un alfa podría cometer y sí, podría ser degradante, pero también era un acto de humildad que solo se hacía cuando se había cometido un grave error. Muchos gobernantes lo habían hecho ante su pueblo, incluida Ancestral.

 

—No hagas eso —pidió Tony ayudando al príncipe a ponerse de pie —. No me debes nada.

—Eres mi esposo. Mi omega —Stark sonrió con tristeza. —Podemos iniciar siendo amigos —él asintió con la cabeza.

—Sí, eso me agradaría —hizo una pausa —. Steve me besó… yo…

—No tienes que decirlo si no quieres, yo no debí actuar así —Tony negó con la cabeza. Ambos se merecían ser honestos, si es que querían tener un matrimonio o por lo menos, una buena relación de amistad.

—Sí, amé a Steve en su momento, pero… —suspiró pesadamente —, él siempre se preocupó más por lo que el consejo, los nobles o cualquier otro pensaran. Yo no soy exactamente el modelo de lo que un buen omega es y eso…

—Eres un perfecto omega —lo interrumpió Stephen —. Mantis tiene razón. Tienes un cálido corazón y debí hablar contigo desde el primer momento que Mordo me enseñó el beso entre ese humano y tú.

—Supongo que no le agrado al General —comentó tratando de sonar gracioso, pero realmente creía que no era del gusto del hechicero de piel morena, pues se había dado cuenta que éste, sentía algo por Stephen.

—Mordo es una buena persona, nunca he conocido a nadie que sea merecedor de su rencor; él solo creyó que me estaba protegiendo de algún modo —Mantis rio, mientras Tony suspiraba. Los alfas eran unos idiotas, ¿acaso Stephen no se daba cuenta de lo enamorado que el General estaba de él?

 

 

 

 

Los días transcurrieron tranquilos luego de esa discusión. Mantis (para disgusto de Strange), se había convertido en una presencia recurrente pues, a Tony parecía agradarle el homúnculo, disfrutando principalmente, del efecto que causaba en el alfa.

 

Tony observó la gran pintura que adornaba el salón principal; un hombre y una mujer de sublime belleza. sus cabezas estaban coronadas con tocados de oro, pero también con otra clase de material que lo hacía lucir como si fueran cuernos, incluso el efecto era tal, que el omega pensó por un momento, que nacían en sus frentes.

 

Sus rostros pintados a modo de escamas. Estaban vestidos con armaduras de guerra; dos espadas adornaban sus cinturas; entre ambos cargaban un objeto ovalado de textura irregular.

 

‹‹Es un huevo de dragón››.

 

El autor del cuadro era un verdadero genio, Tony casi estaba seguro que podía verlos respirar.

 

—Son mis ancestros. Los Vishanti: Hoggoth y su esposa Oshtur —dijo Strange al tiempo que le entregaba una copa que contenía vino. Peter se había quedado dormido en uno de los sillones, cansado de tanto jugar con sus padres —. Nadie sabe realmente de donde vinieron, pero ellos dieron origen a nuestra especie…

—¿Especie? —interrumpió el omega —. Espera, ¿quieres decir que realmente no eres “humano”? —Stephen asintió con la cabeza. —¿Qué eres exactamente? Lo siento, yo… no quería… —su pregunta no tenía la intención de ser ofensiva o descortés, por suerte, el alfa parecía no haberse molestado.

—Está bien, comprendo tu inquietud. Mordo y Loki también nos hicieron esa misma pregunta a Wanda y a mí —Tony asintió —. Es difícil de explicar. No somos humanos, sin embargo, tampoco podemos clasificarnos como bestias, pues tenemos ambas formas.

—¿A qué te refieres? —cuestionó confundido. Stephen le sonrió. Lo que estaba a punto de decir, era el secreto mejor guardado de su reino, incluso mayor que la creación de las monturas draconicas.

 

Los habitantes del reino Místico ‹‹al menos los ciudadanos originales››, tenían vidas extremadamente longevas, incluso aquellos que no tenían algún tipo de poder mágico. Poseían, además, una forma animal: caballos con un largo cuerno sobresaliendo de sus frentes o con alas, serpientes monstruosas y muchas otras criaturas que escapaban a la imaginación humana.

Pero de entre todas ellas, eran los dragones los más imponentes y poderosos.

 

—Entonces, los Generales Loki y Mordo…

—Ellos no tienen una segunda forma, sin embargo, tampoco pueden catalogarse como humanos —dijo Strange. Tony le preguntó la razón —. Ustedes, tienen un promedio de vida de no mayor a setenta años, llegar a los cien, es poco probable. En cambio, nosotros podemos alcanzar los milenios antes de ser llamados por nuestros ancestros, en contraste, personas como Loki y Mordo, vivirán algunos siglos.

—¿Eso significa que personas como Peter y yo, moriremos y tú seguirás sin cambio? —Tony miró al niño que dormía ajeno a la conversación de los adultos; era tan triste saber que Peter crecería, se haría anciano, mientras que su padre permanecería igual durante quién sabe cuánto tiempo.

 

Era tan injusto.

 

Abrazó a Stephen, tomándolo por sorpresa; aguantó las terribles ganas de llorar. Le dolía el corazón, no por él, pero sí por el alfa; no podía, ni quería imaginarse el dolor que significaba saber que tarde o temprano iba a perder a su hijo.

 

—Tranquilo. Todo está bien —Strange envolvió a Tony con su aroma, tratando de calmarlo, pero solo logró que terminara llorando.

 

Pasaron algunos minutos antes de que el omega se calmara. Pidió disculpas por su comportamiento y como respuesta, recibió un casto beso en los labios. Últimamente, ambos se habían vuelto un poco más cariñosos, quizás era por su naturaleza alfa/omega, sea cual sea la razón, a ninguno de los dos les importaba.

 

—¿Es por eso que Peter no puede aspirar a convertirse en rey? —Strange asintió. Acunó al omega entre sus brazos; la pareja se había acomodado en un amplio sofá, frente al sillón donde el niño descansaba

—Todo reino necesita de un gobernante, ¿cierto? —Tony asintió con la cabeza —, también es cierto aquí, sin embargo… este país depende de la magia de su rey, mientras mas tiempo permanezca en el trono, sus tierras son más fértiles y su gente no pasa hambre…

 

Ambos guardaron silencio, tan solo disfrutando de la presencia y el olor de su pareja.

 

 

 

Ancestral desmontó del dragón, con ella iba Wanda y Loki. Saludó a los líderes de la alianza.

 

La guerra parecía estar por terminar, después de todo, Hydra seguía perdiendo territorios, tras territorio y aún, no había rastro de Dormammu, ¿acaso decidió abandonar a su facción? Poco probable; la reina sabía que tramaba algo, pero, ¿qué?

 

—Si avanzamos por el paso Ghekre, les cortaremos el paso al enemigo los acorralaríamos a orillas del Mar vacío —dijo T’challa. Los reyes asintieron, aunque Ancestral y los dos Generales no estaban del todo seguros. Hydra se replegaba, sí, pero parecía que los estaba conduciendo precisamente a esa zona.

—Quizás deberíamos analizar otras opciones —sugirió Ancestral, pero ninguno de los alfas humanos le prestó atención, ella era, después de todo, una simple “beta”, ¿cómo podría saber más que la casta más fuerte e inteligente?

—Deberíamos, al menos tener un plan de reserva —agregó Loki, pero, de nuevo, los reyes les ignoraron.

—Ustedes serán el plan de reserva junto con el ejército de Rogers —dijo Natasha —. Permanecerán en la retaguardia, mientras T´challa, Thor y yo, llevamos a Hydra al Mar vacío y así, les cortaremos cualquier vía de escape.

—Esto es demasiado fácil —agregó Wanda, y esta vez, los reyes parecieron meditarlo, después de todo, era una alfa, una igual, la que hablaba.

—Hay reportes que es Cráneo Rojo, quien los comanda, luego de matar a Killmoger y hacerse con sus tropas —dijo Steve. T´challa bajó la mirada, Erick fue su primo y aunque su rivalidad y odio siempre les impidió conocerse, sentía tristeza por su fallecimiento, al menos ahora, ya estaba en paz.

—Ellos mismos se matan entre sí, ¿qué se puede esperar de tan baja especie? —dijo Loki en el idioma madre del reino Místico, para que solo las dos mujeres pudieran entenderle.

 

Pasaron un par de horas más discutiendo la estrategia. Al final, se decidió que seguirán el plan inicial, pero tarde comprenderían que aquello sería el mas grande error que cometerían durante la batalla.

 

 

Continuará…


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