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Nuestra Realidad por Silver Bullet

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Espacio en el Tiempo: Clasificado.

Ubicación: Clasificado.

Operación: J.A.R.E.T.

Nivel de Seguridad: Máximo.

Director: Clasificado.

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Tres secuestrados... se supone que solo eran tres los que habían sido secuestrados...

¿Cómo no cayeron en cuenta de un cuarto rehén?

Habían pasado varios días desde que llegaron a ese horrible lugar. No estaban seguros de cuántos, no había reloj o ventanas que les permitieran medir el tiempo, pero se había sentido eterno el suplicio.

El día que despertaron en ese horrible lugar, Kirina podía jurar que nunca lo olvidaría. Abrir los ojos en un lugar completamente desconocido, con un dolor de cabeza comparado únicamente con una migraña, desorientado completamente.

Mansaku estaba tirado a un costado de él, también estaba Ichihoshi.

Recordaba estar tan desorientado en aquel frío cuarto blanco, que no logró ponerse en pie. Tuvo que arrastrarse hasta Mansaku para removerlo hasta hacerlo reaccionar. Estaba igual o más desorientado que él, lo escuchó quejarse y parpadear supuso que tratando de enfocar la vista.

Luego fue el turno de Ichihoshi, su despertar fue mucho más brusco. Parecía un animal enjaulado a punto de atacar, hasta que logró reconocerlo.

Así había empezado este calvario, eran tres los que despertaron en ese infernal cuarto, eran tres los que pasaron hambre por horas dentro de ese cuarto, eran tres los que lidiaron con la ansiedad, el enojo, el miedo, la frustración de no saber qué pasaría, eran tres los que pasaron juntos la primera noche despiertos con insomnio, el único momento donde lograron tener idea del tiempo, solo porque el primer científico que entró tras la mugrienta puerta con barrotes, saludó sínicamente deseándoles que hubieran pasado una buena noche.

Luego de eso los minutos se sentían como horas, las horas como días...

Se puede decir que el primer día fue el más tranquilo de todos, los sacaran en solitario a cada uno de ellos, obviamente hubo resistencia, pero solo tomaron algunas muestras de sangre, saliva, cabello, nada perjudicial o demasiado invasivo.

Y así como los sacaron en medio de empujones, a empujones los regresaron a la celda.

Imaginariamente pasó quizás una hora... o dos, era difícil de decir. Antes de que un tipo corpulento, uniformado como militar con el típico cliché de las mil medallas colgadas del pecho, con marca de una cicatriz bajo la quijada y su mirada, no había humanidad en aquellos ojos. En pocas palabras, el tipo imponía terror y autoridad.

Se presentó como el "Coronel del Olvido", alegando que ellos no tenían la necesidad de conocer su verdadero nombre. Mansaku y Kirina saltaron a los reclamos, exigiendo saber ¿Dónde estaban?

Como si aquello no fuera con él, el hombre simplemente los ignoró y caminó rumbo a Ichihoshi. Que por detrás de los otros veía al coronel con ojo crítico, como aquel astuto zorro que analiza la situación antes de atacar.

El pobre ruso jamás se entero que aquella mirada selló su sentencia con aquel hombre.

El sujeto salió de la celda con una sonrisa que los tres recordarían en sus más negras pesadillas.

A los minutos la puerta fue abierta nueva mente y aquel podemos solo compararlo con la apertura de las puertas del infierno.

Entraron tipos con batas blancas y otros uniformados y con armas. Al ver que los apuntaban y les exigían mantenerse contra la pared, por más impotencia que sintieron, no lograron hacer nada cuando a la fuerza volvieron a sacar a Ichihoshi.

Lo escucharon gritar que lo liberaran mientras se alejaban por el pasillo. En ese momento no creyeron que fuera tan grave, después de todo, solo les tomaron un poco de sangre y algunas cosas más la primera vez que se los llevaron.

Tal vez era la negación inicial o la creencia de que esto NO estaba pasando. Porque el golpe de realidad llegó al retorno de Ichihoshi, fue arrojado a la celda completamente inconsciente, malherido, el pobre apenas respiraba.

Mansaku y Kirina se abalanzaron sobre el pobre. Apenas un toque y se quejó del dolor están inconsciente... o tal vez estaba tan cansado que no podía mantener los ojos abiertos. Fue difícil de decir, por más que lo llamaron no habló, no respondió preguntas, solo se quejaba y se dejó hacer.

Con extremo cariño y delicadeza recostaron la cabeza del peliazul en las piernas de Kirina, para que suavemente este le acariciara el cabello tratando de confortarlo. Mansaku le quitó los zapatos para mayor comodidad.

No le dijo nada a su compañero, pero descubrió horribles entradas en la planta de los pies, dejó al peliceleste en la cabaza para sobar la planta de los pies esperando aliviar su dolor.

Tener a Ichihoshi así lo hizo tomar una decisión, no dejaría que tocaran a Kirina. Era su amigo, su compañero y bajo esta situación él lo protegería solo por ser su superior.

No pregunten cuánto tiempo transcurrió hasta que regresaron a la celda. Mansaku se paró frente a los menores y Kirinia abrazó protectoramente a Ichihoshi.

Fue un cachazo con el mango de la una pistola lo que mandó al pelicrema al piso, un labio sangrante y la vista borrosa como resultados del golpe. Mansaku trató de incorporarse al escuchar los gritos.

Kirina estaba en el piso inmovilizado rogando que soltaran al ruso. Ichihoshi fue arrastrado fuera de aquel cuarto sin que ninguno de los dos lograra evitarlo.

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Pasaron horas antes de que regresaran al ruso. Al contrario de la primera ronda, esta vez Ichihoshi lloraba, suplicaba por piedad. Por más que trataron de explicaron que ya estaba a salvo, que nadie lo lastimaría, el peliazul lloró y lloró hasta caer dormido.

A pocos minutos de estar cuidando el sueño de Ichihoshi la puerta fue abierta, ni tiempo dio para ponerse en guardia. Arrojaron un pequeño botiquín seguido de la fría orden.

-Cúrenlo.

Y así como llegaron, se fueron.

Saliendo del shock, tomaron el pequeño y básico botiquín, para comenzar a curar al pobre de Ichihoshi. No es como que fueran doctores con grandes conocimientos médicos, pero lo básico podían hacerlo. Limpiaron con toda la calma y delicadeza que tenían, las heridas. Vendaron los pies y brazos del chico, preocupados por los agujeros y no hubo más por hacer que rezar porque eso fuera suficiente.

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Los tres despertaron por la puerta al ser abierta. No sabían que hora era, tampoco estaban seguros del momento en el que cayeron dormidos. Pero hasta Ichihoshi quedó alerta. Se aferró a Kirina, con miedo a que lo volvieran a llevar.

Mansaku fue arrojado al piso sin oportunidad de encararlos, gritaba exigiendo que se alejaran de los menores, Ichihoshi gritaba desde el piso pidiendo piedad. Y Kirina entró en pánico al sentir las manos sobre él.

Querían llevarse al peliceles, pataleó y gritó, opuso resistencia al punto de quedar agarrado del marco de la puerta. Fueron segundos, segundos suficientes para permitirle al mayor soltarse de su captor y golpear al desgraciado científico que trató de llevarse a su amigo.

El tipo cayó soltando a un aterrado peliceleste, que se escondió tras el de gorra. Más gritos, forcejeos, insultos y maldiciones. Un caos total en el pequeño cuarto. Únicamente retronó el silencio ante la aparición del "Coronel del Olvido" ...

Ichihoshi comenzó a temblar de terror. Por ese hombre había pasado las peores horas de su vida.

Mansaku frunció el ceño. Ese hombre solo significaba problemas.

Kirina miraba con miedo. Aquel hombre prometía dolor para los pobres que cayeran en sus manos.

El coronel venía a controlar todo y exigir que aceleraran la extracción del rubio. Pero bien dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo. La experiencia era algo que se gana con el tiempo, desarrolla tus instintos y te vuelve precavido... a veces.

-Traigan al de la gorra.

Única orden, cambio de estrategia... una prevención. Ese chico de gorra sería un problema a futuro... era mejor quebrarlo temprano.

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Kirina quedó completamente solo en el cuarto. Luego de llevarse a Mansaku, regresaron por Ichihoshi. Por más que se interpuso para que no se lo llevaran, gritó, pataleó, mordió y rogó, cuando no tuvo más solo rogó porque no se lo llevaran.

Por supuesto que fue cruelmente ignorado, quedó solo con aquellas cuatro paredes blancas.

Golpeó la puerta hasta cansarse. Llamó por su amigo y su compañero. No quería estar solo en ese horrible lugar.

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Regresaron a Manzaku con varias quemaduras en el cuerpo. Un quejido lastimero fue el saludo que recibió Kirina, al tratar de ayudar. Por suerte no se llevaron el botiquín, alivió en la manera que pudo el dolor de su amigo. Mansaku rogó por agua y fue la primera vez que pidieron comida.

Mansaku necesitaba recuperar energía, el peliceleste pidió y pidió, rogó esperando que le tuvieran lástima o se cansaran de escucharlo. Sea por el motivo que fuera, les trajeron pan y agua.

Fue un pequeño momento de alegría, la mejor comida que se podía pedir.

Un pequeño alivio antes de notar una realidad.

Ichihoshi no fue regresado...

No volvieron a verlo.

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Los siguientes días no mejoraban, ignoraban a Kirina, mientras llevaban a Mansaku. Eso estaba bien para el mayor, mientras no le pusieran una mano encima a Kirina, él resistiría ese martirio.

Por su parte el peliceleste estaba perdiendo la cabeza. Al inicio solo esperaba el momento en el que entraran a llevarlo, era una ansiedad que recorría su estómago cada vez que escuchaba la puerta abrirse.

Pero vez tras vez, pasaban completamente de él. Arrastraban a su superior fuera de aquel lugar, siendo lo peor de la situación que Mansaku no ponía resistencia.

El pelicrema prefería dejarse llevar, no quería que Kirina pasara por esto. No se lo perdonaría nunca si algo llegaba a pasarle.

Él junto al capitán siempre habían cuidado a los más jóvenes del equipo. Asuto y Kirina, eran esos amigos que tocaban el corazón con su manera de ser. Siempre estaban para celebrar los logros y apoyar en los momentos amargos. Básicamente eran esas sonrisas que querías proteger a toda costa. Ahora mismo, sabía o creía que Asuto estaba a salvo, pero Kirina estaba aquí atrapado con él.

Sabía que si el de ojos violáceos llegaba a pasar por alguna de las cosas que le hicieron a él... no se lo perdonaría nunca.

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Y esa era la rutina, veces los alimentaban, a veces dejaban agua, el botiquín era repuesto cada cierto tiempo, seguían sin saber de Ichihoshi...

Lo último era el sabor más amargo de toda la situación, sabían que tenían días sin verlo. La incertidumbre de no saber era lo que mataba por dentro, no saber si tenía una tortura eterna o si le daban momentos de descanso, no saber si lo estaban curando al terminar la tortura o lo dejaban a su suerte, no saber si lograba dormir, si lloraba, si tenía consuelo, si se quebró o seguía íntegro... no sabían.

Eran tres los que llegaron, lastimaron a Ichihoshi, luego lo desaparecieron, lastimaron a Mansaku, ignoraban a Kirina... y debían vivir con eso.

Rogando cada vez que cerraban los ojos, que esto no fuera más que una pesadilla. Hasta que despertaban por la maldita puerta, y entonces rogaban porque sus amigos vinieran a rescatarlos.

A ellos dos y a Ichihoshi, cuando los tres estuvieran a salvo todo estaría bien... si el rescate debería ser de tres...

Hasta que fue rota la rutina, Mansaku salía tranquilamente del cuarto, Kirina retaba a uno de los guardias para que lo llevaran a él... y un grito que no era de Ichihoshi se escuchó.

Mnasaku volteó a verlo y sorprendido reconoció al protegido de "Endo".

-Sakanoue – llamó incrédulo al chico que luchaba por soltarse al otro lado del pasillo.

Kirino escuchó y no lo creía, los guardas perdieron la cabeza.

Ellos no debían saber eso, Mansaku fue arrojado dentro de la celda sin fuerzas para pelear no se opuso a lo que sea que le inyectaron en el cuello.

Kirina fue arrojado contra la pared e inmovilizado, también fue inyectado.

Comenzaron los mareos y la vista borrosa, el último pensamiento antes de caer en la inconciencia, fue idealizar que no eran tres los secuestrados...

-Somos cuatro... - susurró Kirina antes de desvanecerse.

Continuará...

 

 

 

 

Notas finales:

 

El capítulo no es alegre, no da risa. Pero era importante, apenas se habían visto pistas de lo que pasaba y me di cuenta hace rato de que no solo estos chicos, sinó que varios lectores se olvidaron del cuarto secuestrado.
Yo sé que no le ven la importancia ahora, pero sí tendrá peso a futuro.

Otra cosa a recordar, para el próximo capítulo les dejo tarea (al que quiera o le falte) tratar de ver Inazuma eleven Orión capitulo 38 (ahí se ve el rescate de Asuto, en el que se hace referencia el capítulo pasado) Jaret va a viajar a ese momento. Es si quieren, sinó no pasa nada.

Título para el próximo capítulo... Amenaza

La única pregunta que dejaré en este capítulo es:

¿Por qué crees que Sakanoue está aparte de los otros chicos?

Fuera de eso, diré que no hay muchos diálogos porque este capítulo es una narrativa en general de lo que han pasado estas pobres criaturas en 7 días.

Ahora si, sin nada más que decir.
Acuérdense de mi y déjenme un comentario.

 

Nos leemos, hasta la próxima...


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