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LA BODA/VKOOK. por Linlim

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JungKook mira por enésima vez su reloj de pulso, su corazón tamborilea, su respiración parece insuficiente para poder controlarlo.

Exhala con fuerza…por enésima vez.

—Señor  Jeon se ha comido un pajarito, se ve demasiado feliz. —Una chica rubia entra a su oficina
y le mira divertida.

JungKook sonríe apenado agachando un poco el rostro y pasándose la mano, disimuladamente –no tanto-la mano  por la boca para ocultar su sonrisa.


—Si…este…¿puede traerme el reporte de egresos del último mes por favor? —Dice lo primero  que se le viene a la mente para cambiar el tema.


—Claro pero ya casi va a ser la hora de la salida y mientras lo imprimo no creo que le de tiempo de revisar…siempre se va tan de prisa.


JungKook nuevamente sonríe, la verdad es que a las 5 en punto, cuando la jornada laboral culmina se apresura a llegar a su casa…no, a su hogar. Casi siempre lo están esperando unos cálidos brazos que lo envuelven y lo arropan haciéndolo sentir feliz, en demasía. A veces el que tienen que esperar es el, pero no importa, porque  cada vez que termine el día,  estarán ahí juntos. 



—Es verdad, casi es la salida. —Vuelve a checar su reloj, aunque sabe de antemano, casi con precisión matemática que hora es.

—Solo le traigo el reporte que redacté sobre los insumos que hacen falta en la oficina, falta su que lo apruebe  los firme.



—Claro —Lo observa  y entre leerlo y firmarlo transcurren los minutos necesarios para poder marcar su salida e irse.

 

 

Le entrega de vuelta el documento,  guarda algunos papeles en el cajón, ordena su escritorio. Observa el muñeco cabezón vestido con uniforme de beisbolista de la liga nacional coreana que   yace sobre su escritorio, con el dedo índice le da un golpecito y comienza a bambolearse. No importa cuantos años hayan pasado, siempre le parecerá gracioso.

 

Apresura sus pasos a la salida, frente al checador debe esperar un minuto más, la mayoría espera unos minutos mas para irse, incluso horas, pero el no.

Tiene prisa, es su aniversario. Observa el anillo  en su mano. Sonríe y los ojos se cierran un poco.


Pasa el minuto entre pensamientos, anhelos y suspiros.

Corre a su auto. Llega al supermercado, compra con prisa, pero eso no evita que se  cerciorare que los productos sean de buena calidad, las verduras frescas aunque mas caras, un buen corte de carne –la ocasión lo amerita-y por supuesto un vino, uno tinto para armonizar con todo.


A la salida, en la fila de pago observa el chocolate y su imaginación vuela, seria muy útil con esa fuente de chocolate que compraron  el día de su boda. Los anexa al carrito y casi lo saborea con las fresas que están en la nevera.


Llega a su hogar, deja a la entrada sus zapatos, los suelos de madera tibia le hacen sentir confortable. Deja su abrigo en el perchero, no quiere ser regañado por dejarlo en el sillón como muchas veces suele hacer. 


La cocina esta llena de sonidos y de olores, pica con poca eficiencia las verduras, casi se rasga un dedo pero no le importa, esta empeñado en preparar una suculenta cena, marina la carne, la miel le da un sabor dulzón, las especies un sabor profundo, la saltea, le añade curry mas algunas cosas mas que no esta muy seguro de entender, pero en el tutorial se mostraba muy apetitoso.


Mete al horno el guisado  mientras prepara la ensalada. Recuerda la fuente y la busca. No la encuentra. Recuerda que esta en una caja en un closet para evitar quite espacio en los estantes de la cocina, pues esta no es muy grande.


El closet esta en el pasillo, se hinca, varias cajas guardan artículos diversos, entre ellos ve una donde hay  un álbum, lo hojea, una foto llama su atención.


Una mano sostiene su barbilla mientras muestra una sonrisa peculiar, los lentes  le van muy bien. Ropas amplias, una boina, el cabello rubio.


¿Desde cuando te amé?
¿Hasta cuando te amaré?

Desliza su dedo en el contorno de la figura, el sol casi oculto, dando paso a la semi oscuridad, los tonos de arcilla  le daban un aspecto casi místico, casi etéreo. El bar  a su espalda es el marco lumínico que lo hace resaltar. Siempre resalta a donde quiera que vaya.


Un halo de nostalgia se desliza en su interior, pero rápidamente es sacudido, no debe pensar en ello.
El olor despierta su nariz.  Corre a  la cocina, abre el horno y el denso humo corre hacia el , abre la ventanilla para que se disipe un poco.
Su cena de aniversario se ha arruinado. Coloca la olla en el fregadero, deja que el agua corra.

Se siente triste y decepcionado.

El sonido de l agua no le permite percatarse que…


Alguien abrió la puerta,
Alguien caminó a la cocina,
Alguien se paró tras el,
Alguien le rodea con los brazos la cintura.
Alguien que posee todo su ser.


—¿Pasa algo?


—¡Vaya me has asustado!  —JungKook se toca el pecho intentando calmar su alertado corazón.


—Lo siento bebé.


Un suave beso en su nuca le provoca escalofríos. Se gira y no puede evitar agachar la mirada. —He quemado la cena de aniversario que pensaba preparar para ti.
—No importa podemos cenar fuera…


—Pero quería que fuera especial…es nuestro aniversario.


— Lo se,  te he traído esto, espero no ser demasiado cursi.


Unas mancuernillas en forma de corazón, relucientes.


—Vaya son hermosas, en cambio el mío es un desastre ahumado.


—Tu eres mi mejor regalo.

Enlazan sus manos y observan sus anillos que uno a lado de otro sobresalen.

El de JungKook tiene una piedra roja, simbolizando que ellos dos son uno mismo.
El  de TaeHyung es  algo simple, un anillo con un escudo y una fecha de graduación.

Los observa, besa los dedos de JungKook lentamente y luego toma su barbilla y la levnta, se pierde un poco en esa mirad profunda y oscura, observa con un poco de detenimiento  antes de inclinarse a esos labios rosas que le saben siempre a un poco de menta,  por la obsesión de JungKook de cepillarse los dientes. Hala su aliento, saborea el labio inferior con su lengua, lo succiona un poco, sus dientes mordisquen levemente, toma con ambas manos el rostro de su esposo .


Si su esposo.

Tal vez no sea legalmente reconocido en Corea, porque no se acepta el matrimonio de personas del mismo género.
Pero… ¿quien dice que no pueden casarse?


Cuando hace un año, en su visita a la isla de Malta una noche, a orillas del mar,  TaeHyung le colocó  un anillo   en el dedo anular de la mano derecha,  bajo la luz de la luna y las estrellas como un cliché, como una historia, como una promesa eterna, jurando  un amor eterno, como el que ya existía en su pasado, JungKook correspondió a esta, improvisando , intercambiando su viejo anillo de graduación, provocando una sonrisa y varias lagrimas.


Ambos dijeron sus votos prometiéndose el uno al otro, una vida en este mundo y en la otra si existe la reencarnación. No necesitaron escribirlos, ni reflexionarlos, porque nacieron desde lo mas honesto que son los sentimientos.


No necesitaron un ministro, ni un juez, ni testigos ni mucho menos invitados que necesitaran confirmar su unión.


Ellos eran y serian esposos por decisión, por voluntad, por necesidad, por amor.


¿Quien dice que la palabra del hombre amado pesa menos que las letras de los libros de leyes o un libro de sacramentos?

Porque cuando en la noche hacen el amor y se entregan sin reservas el uno al otro, se  confirma la  legitimidad de su amor,  no necesitan de la aprobación del gobierno.

Ni necesitan la bendición de un ser supremo, incorpóreo, pues en la profanidad de la habitación, la bendición misma es el amor del uno por el otro ¿Sacrilegio? Que importa, se aman, eso basta.


Se besan, lento, profundo, sensible, erótico, sensual, demasiado, la ropa estorba, las caricias faltan, el espacio no importa, son solo ellos en la intimidad de su hogar.


Yacen en la alfombra del living, Cuando la ultima prenda cae al suelo, cuando el cuerpo arde en deseos, las manos se escurren, buscando recovecos, hurgando, tentando, preparando para la entrega, la lengua saborea la piel, el ligero sabor salado, el calor anticipado , la exaltación total, no quieren esperar mas, uno toma el cuerpo del otro, lo llena, lo penetra, con cariño, con dulzura, con pasión, se besan desesperados, imitan sus ritmos, hay palabras de amor, pero también lascivas, producto de la excitación. 


Inundan sus  cuerpos, por dentro por fuera.  Quedan agotados, felices, hay caricias post-sexo, una charla ligera, emanan amor, es casi increíble como pudieron lograrlo, cada uno era escépticos, pero ahora no dudan, su fe se basa en el amor mutuo.

—¿Deberíamos salir a cenar ?


—Deberíamos. —Pero ninguno se mueve del lugar donde estan.


—¿Cena y baile?


—Ya me comí el postre, tal vez solo una copa, pero por el momento que tal una ducha juntos. — Se ríen, saben que volverán a hacer el amor.


Se levantan buscando la ropa que ha quedado regada desde la cocina hasta el living, pero es imposible mantener las manos quietas y los labios separados.


Pero el momento romántico es cortado por el sonido del celular de JungKook. TaeHyung levanta el teléfono que yace en la encimera de la cocina.  Lo mira preocupado.


—Es JiEun.









 

Notas finales:

El.final decidí dividirlo en dka + un extra.

 

 

 

Anniong!!


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