Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Gift por midhiel

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Este capítulo está dedicado a KiKaLoBe    ¡Muchas gracias por tu ayuda y consejos cuando me atoré!

 

 

La portada es un trabajo genial de SamiKim9¡Muchas gracias! Sabes cuánto valoro tu talento y esfuerzo.

 

The Gift

 

Capítulo Siete

 

Finalmente todos abordaron el avión. Erik dejó a Emma sentada junto a la ventanilla con la pierna herida apoyada en el asiento enfrentado y le abrochó el cinto de seguridad. Pero no le quitó el collar inhibidor. No iba a permitir que utilizara sus poderes. Emma lo observaba atentamente mientras él la acomodaba y le ajustaba el cinturón. Sus pupilas se movían sin perder ningún movimiento de Magneto. Seguía fascinada con él y ese odio que le guardaba Erik solo había acrecentado su deseo.

 

Sin embargo, el mutante ya estaba bastante molesto con tenerla en el jet y de viaje a Westchester así que una vez que la hubo acomodado, se marchó bien lejos al fondo de la nave para ignorarla. Jean, por el contrario, estaba intrigada con sus propias emociones: el resentimiento que había alimentado hacia Emma desde que supo la verdad sobre su origen era profundo, pero también el anhelo por ayudar y salvar mutantes. Era la parte rencorosa de Erik luchando con la empática de Charles. Cuando despegaron, la joven se sentó junto a Scott pero, ya en pleno vuelo, se desajustó el cinto y se levantó para acercarse a Emma. Erik estaba concentrado, platicando con uno de los mutantes que acababan de rescatar y no notó lo que hacía su hija.

 

Emma Frost podía estar inhibida en cuanto a su telepatía pero sabía cómo manipular con su poder o sin él. Jean era joven y tenía el corazón sensible. Cuando notó que la muchacha se sentaba cerca, volteó hacia la ventana para mirar las nubes distraídamente.

 

-Gracias, Jean – murmuró y se volvió hacia la joven -. Ese es tu nombre, ¿cierto?

 

-El nombre que me dieron las personas a las que engañaste para separarme de mi verdadera familia – contestó Jean, tratando de sonar calmada pero se le notaba el temblor en el tono -. Actualmente soy Jean Wanda Lehnsherr-Xavier.

 

Emma simplemente asintió.

 

La muchacha sacudió la cabeza.

 

-No sientes ni una pizca de remordimiento por lo que hiciste.

 

-No – admitió Emma -. Admiraba a Magneto y habría hecho lo que fuera por salvarlo.

 

-Lo querías para ti – corrigió Jean manteniendo la calma -. No quisiste ayudarlo sino separarlo de mi padre y de mí. No podías soportar la idea de que no fuera tuyo.

 

Emma volteó hacia el sitio donde Erik estaba.

 

-Observa a tu padre, niña – le ordenó con desprecio.

 

Jean giró la vista hacia allí. Ajeno a las miradas, Erik ahora se encontraba solo en un rincón y se estaba quitando la ropa abrigada. Para despojarse del pullover, estiró los brazos y la camisa interna se le subió un poco, dejando ver la cicatriz antigua en su abdomen. Las marcas blancas distorsionadas se unían y desunían en diferentes partes, podían notarse los puntos profundos que había dejado el alambre cuando Ink trató de cerrar la herida, y se veía perfectamente que el corte no había sido uno sino tres porque había tres líneas gruesas que le atravesaban el vientre de punta a punta. Una prueba clara y contundente de la masacre que el inexperto mutante le había hecho al abrirlo. A eso se sumaba que para extraerle la criatura tenía que haberle separado la cavidad, cortarle la bolsa y revolverle las entrañas. Toda la operación sin anestesia.

 

La joven pasó saliva. No podía quitarse la idea del sufrimiento que debía haber padecido su padre y, sin querer, sintió remordimiento por habérselo provocado inocentemente.

 

Emma lo notó.

 

-Quise salvarlo de eso y él se negó a escucharme. Lo intenté dos veces y las dos veces prefirió esa salida.

 

Jean recordó las escenas que había vivido cuando Erik intentaba comunicarse con ella tres años atrás.

 

-Primero se lo sugeriste cuando comenzaban a escasear los insumos – rememoró la joven con la voz temblorosa. Emma asintió -. Luego cuando yo iba a nacer – Jean se pasó la mano por la garganta porque recordaba la sensación de ahogo y muerte que le habían provocado las contracciones -. Querías que me asfixiara adentro de su vientre para que de esa manera él sobreviviera.

 

-Se nota que estudiaste biología mutante en la escuela – sonrió Emma burlona -. Una de las características del embarazo masculino es que si no se llega a extraer el feto a tiempo, este fallece asfixiado por las contracciones y el mutante gestante puede sobrevivir. Horas más tarde, su propio organismo produce células que van absorbiendo el cadáver fetal hasta hacerlo desparecer de su cuerpo. Yo averigüé esa teoría cuando se acercaba la fecha del parto y descubrí que Magneto ya la conocía – suspiró poniéndose seria -. Sin embargo, sabiendo que existía esa opción, Magneto eligió sellar su destino.

 

-¡Él jamás iba a hacerte caso! – exclamó Jean enojada. Era un mecanismo de defensa para combatir el remordimiento que le aumentaba más y más.

 

Emma lo notó.

 

-Sientes culpa, jovencita – advirtió, dañina -. Tienes razón en sentirla. Dices que hice de todo para separar a tus padres pero a fin de cuentas fuiste tú quien los separó con tu llegada. Si Erik hubiera sobrevivido.  .  .

 

-¡Él sobrevivió!

 

-No – contestó Emma con calma -. No lo hizo. Falleció, yo misma vi su cadáver y estuve presente cuando lo enterraron. Por eso se separó de Xavier. Piénsalo, me acusas a mí de haberlos separado cuando yo no hacía más que buscar salvarlo. Si me hubiese hecho caso, habría sobrevivido esos meses de asedio y habría regresado a Westchester para unirse a tu otro padre.

 

-¡No! – Jean se cubrió la cabeza, negándose a reflexionar.

 

-Fuiste tú, Jean, Wanda o como te llames – concluyó la mutante fría y cruel -. Por tu culpa se separaron, por tu culpa Magneto sufrió una tortura inconcebible. Tus padres dicen que te aman, estoy convencida de que te lo dicen, pero estoy convencida, también, que en el fondo sufren y te odian por el tiempo que los mantuviste alejados y por la agonía que causaste en Magneto.

 

-¡Basta! – gritó la joven y brincó del asiento.

 

Todos los pasajeros voltearon hacia ella. Scott corrió a ayudarla y Erik llegó hasta ellos con una furia mal contenida.

 

-¿Qué ocurre aquí? – reclamó Magneto imperante.

 

Jean estaba llorando abrazada a Scott.

 

-¿Qué te hizo? – preguntó Erik a su hija, enojado -. ¡Dime qué te hizo, Wanda, y juro que voy a arrojarla de la nave!

 

Kurt, Ororo, Rogue y Bobby se aproximaron y rodearon a su joven amiga. No iban a permitir que Magneto asesinara a una de ellos pero tampoco iban a permitir que Emma lastimara a Jean.

 

-Wanda, responde – ordenó Erik suavizando el tono.

 

La muchacha apartó apenas la cabeza del pecho de Scott y miró a su padre a los ojos. Sabía por su semblante que si se lo contaba cercenaría la cabeza de Emma ahogándola con el collar inhibidor que todavía llevaba puesto. No quería que su progenitor se volviera un asesino y, además, para su dolor, Emma le había dicho una terrible verdad.

 

-No pasa nada, padre – contestó y se frotó la nariz.

 

Erik miró a Emma.

 

-Te juro que no llegarás viva a Westchester – amenazó colérico.

 

Emma sintió presión en el collar y se llevó las manos al cuello, desesperada.

 

-Papá, por favor – suplicó Jean y corrió a abrazar a su padre -. Déjala, no me hizo daño. Soy yo, solo yo que a veces me pongo nerviosa y no sé contener mi poder y, por favor, detente.

 

Erik dejó de ejercer presión en el metal y miró a su hija a los ojos.

 

-¿No te dijo nada? Es manipuladora y le fascina provocar daño.

 

-No, solo fui yo, papá.

 

-¿No me estás mintiendo? – Jean bajó la mirada y sacudió la cabeza. Erik no se convenció -. Wanda, dime la verdad. Mírame a la cara y dime que Emma Frost no te dijo nada.

 

La joven usó todo su poder de concentración. Odiaba mentir pero consideraba necesario hacerlo esta vez por la seguridad de todos. Miró a su padre a los ojos y volvió a negar con la cabeza.

 

-No me digo nada, padre. Yo me puse nerviosa porque estas misiones me alteran. Ya sabes, ver a nuestros hermanos sufriendo es demasiado para mí.

 

Erik miró a Emma.

 

-Apenas puedas caminar, vas a dejar Westchester.

 

Emma asintió.

 

Magneto tomó a su hija del brazo y se la llevó con él, bien lejos de la peligrosa mujer telépata. Scott y los demás regresaron cada uno a su asiento.

 

 

……………………..

 

Charles aguardaba expectante al jet en la pista de aterrizaje que era la cancha de baloncesto. En cada misión bajaba hasta allí para recibir a su familia y a sus pupilos pero esta vez estaba nervioso por la presencia de Emma. Como Erik, le guardaba un resentimiento profundo y de a ratos se planteaba si Magneto no había tenido razón al querer abandonarla. Pero, claro, su espíritu caritativo que había legado a Jean le aseveraba que había tomado la decisión correcta. A pesar del daño que había causado, Emma Frost merecía ser rescatada y atendida como cualquier otro mutante.

 

Finalmente el techo de la cancha se abrió y el avión descendió con las maniobras expertas de Hank. Minutos más tarde, el equipo X-Men bajó acompañando a los cuatro mutantes rescatados. Después de ellos, apareció Beast con Emma Frost en brazos, y, últimos, Erik junto a Jean y Scott. Los jóvenes bajaron la escalinata tomados de la mano.

 

Magneto besó a Charles en los labios y Jean lo abrazó efusivamente. Así se saludaban al regresar de las misiones. Como otras tantas veces, Charles percibía la mente aturdida de los recién llegados, especialmente de los mutantes rescatados, llena de confusiones, miedo y ansiedad. Estaba acostumbrado a sentirlas y solía bloquear su cabeza para evitarlas si eran muy intensas. Por eso no captó la culpa que acosaba a Jean ni la perversa alegría de Emma por habérsela provocado.

 

-Me alegra que estén bien – sonrió Charles a su amante y a su hija. Estos asintieron -. Subamos a descansar. Queridos hermanos – se volvió hacia los mutantes que habían rescatado -. Bienvenidos a casa.

 

-Vengan conmigo – invitó Hank a los cuatro recién llegados, mientras acomodaba a Emma en sus brazos -. Voy a examinarlos rápidamente en el laboratorio y después subiremos a comer algo. Deben tener hambre.

 

-Hace dos días que no pruebo nada, amigo – comentó uno -. Pueden darme la cal de las paredes y aceptaría.

 

Los otros tres sonrieron, felices de encontrarse a salvo y rodeados de gente como ellos.

 

………….

 

Jean se retiró a darse un baño. Scott la había invitado a salir a cenar al mall para disfrutar después de alguna película. Eso hacían comúnmente al regresar de las misiones para distenderse y olvidar la tensión. Mientras el agua le caía por el rojo cabello enjabonado con shampoo, la joven parpadeó varias veces para quitarse la imagen de la espantosa cicatriz que había visto en Erik. Pero no podía hacerlo, allí estaba, impresa en su retina como un recuerdo de lo que el mutante había sufrido por su culpa. Pensó que Emma tenía razón: ella y solo ella había separado a sus padres. Recordó los años que había visto a Charles triste, cuando todavía lo consideraba únicamente su mentor, y se planteó si, en el fondo, hoy Charles no la culpaba de la depresión que había sentido.

 

Magneto, por su parte, era un sobreviviente, de hecho, había padecido el infierno de Auschwitz siendo un niño. Pero la idea de una cirugía tan horrenda la estremecía y le hacía preguntarse si ese dolor no había sido mayor que todo lo sufrido en el campo.

 

Llorando amargamente, la joven se sentó dentro de la tina y se fue haciendo un ovillo.  El agua la mojaba junto con las lágrimas. Tan grande era el dolor, que no pudo detener su poder e hizo estallar el foco del baño. Inmersa en la oscuridad continuó sollozando, mientras se planteaba por primera vez si su existencia era una bendición o una desgracia para su familia.

 

……………………………

 

¡Hola! Prometí que sería el último capítulo pero todavía le queda un poquito más. Espero que les siga gustando el drama.

 

¡Gracias por leer!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).