Como todos los días desde hace unos meses al salir de mi turno de mediodía del trabajo voy al mismo parque. Un simple parque sin nada en especial, pero que hace que mi mente vuele, a veces para bien y otras, para mal. Desde que me dejaste no he vuelto a ser el mismo, algunos pensarán que es absurdo, que solo es un ruptura más de una larga lista de rupturas. Pero no es así, tú fuiste el primero al que entregue mi corazón por completo, sin reservas. Y el primero en romper ese corazón, lo tomaste entre tus manos, lo hiciste añicos, lo tiraste y pisoteaste. Burlándote del amor que te dí, sí, es una simple ruptura, pero para mí ha sido el peor momento de mi tranquila vida.
Ahora ya no puedo confiar en la gente, ¿por qué hacerlo? Si cuando menos te lo esperas se ríen de ti, te traicionan y te abandonan como algo viejo y usado. Lo sé, reconozco que exagero, que todo el mundo no es él, pero esto es lo que suele venir a mi mente mientras estoy sentado en este banco mirando hacia la nada. Otras veces me animo a venir con mis adorables perritos, esos días, suelo estar más alegre. Suelen venir a mi mente bonitos recuerdos de cuando éramos más jóvenes y las cosas entre nosotros eran diferentes, aunque al final de todo, siempre es el mismo resultado, yo triste llorando a la nada, intentado que nadie se fije en lo patético que soy.
Tras contemplar la nada durante un tiempo, y compadecerme vuelvo a casa, vivo a unas cuantas calles del parque, por lo que no me cuesta más de quince minutos llegar a mi simple apartamento.
Al llegar tomo una ducha y si esa noche no tengo que ir a trabajar, me pongo ropa cómoda, un viejo par de pantalones de chándal y una camiseta cualquiera. Me encanta la moda, se diría que soy un fanático, pero cuando estoy en casa relajado, me da toda la pereza del mundo preocuparme por esas cosas, por lo que siempre acabo con cualquier cosa puesta. Preparo la cena y paso el resto del día viendo la tele, leyendo o navegando por internet. Si en cambio, me toca turno de noche en el restaurante, mi rutina es al revés, vagueo durante la mañana en la casa, por la tarde voy al parque y de ahí directo al restaurante.
Hoy no me apetece hacer gran cosa, por lo que voy a ver que se cuece últimamente por el mundillo de la moda, hace varios días que no cotilleo, enciendo la tele y la pongo en un canal dedicado especialmente a la moda, mientras preparo la cena. Cuando una noticia llama mi atención.
EL MODELO COREANO LEE TAEMIN ARRASA EN MILÁN
Lee Taemin, conocido en corea como la joven promesa del modelaje ha iniciado su carrera de forma internacional. Hace unas semanas viajo hasta Milán, la capital de la moda, para realizar unas sesiones de fotos y varios desfiles. Con sólo unos días, el joven modelo coreano supo ganarse al público italiano. Ha sido uno de los más aclamados por el público, hasta incluso solicitaban su participación en todos los desfiles. Esto se debe a que el joven, siempre suele acompañar sus desfiles con algunos movimientos de baile, que hace que el público se vuelva loco. Eso junto con su carisma y talento natural, hace que las masas se rindan ante él.
Tras este gran éxito grandes marcas han querido firmar contratos exclusivos con él , hasta el momento sólo sabemos de varias marcas como Luis Vuitton, Armani y Valentino que ya han firmado contrato para sus nuevos proyectos. Pero se prevee que en un futuro firme con varias marcas más.
Mientras el presentador daba la noticia mostraban imágenes del modelo en concreto. El chico no estaba nada mal, soy un gran fan suyo desde que empezó su carrera, se notaba que le gustaba lo que hacía y le ponía pasión, había nacido para eso. Una mirada por aquí, una sonrisa por allá y parte del público del desfile que estaban mostrando estaba babeando por él. No me extraña, yo también lo haría si me dedicará una de esas sonrisas sexys. Me rio de solo pensarlo, pues sería de risa que alguien como Lee Taemin se fijará en alguien insignificante como yo.
Al acabar de preparar la cena, me siento en el sofá con mi cena y pongo una de mis películas de amor favoritas, Orgullo y Prejuicio. Y así finaliza otro de mis rutinarios días. A la mañana siguiente después de sacar a Garcons y Kkomde me marcho al trabajo.
- Key, hoy te toca la sección de ensaladas - dice mi encargado nada más entro por la puerta.
- Hola a ti también Minho - digo con sarcasmo mientras me dirijo a la cocina.
Lo bueno de este trabajo, a parte de los horarios que no son muy agotadores, es que trabajo con amigos, uno de ellos es Minho, el encargado, somos amigos desde la infancia, hemos crecido juntos. Él fue uno de los primeros en advertirme de que no me fiara de Ray, mi ex, pero yo tonto y ciego enamorado no le hice el más mínimo caso. Es más, durante un tiempo estuvimos sin hablarnos, porque sólo hacía que hablar mal de él y decirme que abriera los ojos, y yo sólo me enfadaba y le gritaba que era un celoso por verme feliz.
Aquella época en el trabajo fue insoportable, al final me acerque un día al acabar el turno y le pedí que habláramos, no quería perder su amistad, es alguien muy importante en mi vida, llegamos al acuerdo de no discutir más, él no me hablaría de Ray y yo no lo obligaría a que quedáramos todos juntos. Y así funciono muy bien, hasta el día en que Ray me dejó, Minho fue el primero en darse cuenta de que algo me pasaba, y como buen amigo ni siquiera menciono un te lo dije, sólo me dio su apoyo incondicional y me permitió llorar con él.
De eso ya ha pasado más de seis meses, ya he pasado la etapa depresiva en la que caí tras la ruptura, y sólo me permito los ratos de melancolía en el parque para llorar. Aunque no he conseguido ser el mismo de antes o eso dicen mis amigos, pero lo estoy intentando.
Al terminar el turno me despido de mis compañeros y de Minho, prometiendo que este fin de semana saldremos por ahí. Y voy directo a mi santuario, el parque, me siento en el mismo banco que ayer y contemplo todo a mi alrededor. Estoy perdido en mis pensamiento cuando veo a un chico que va caminando por el parque, me resulta familiar, aunque no sabría decir de donde. Cuando llega a mi altura puedo ver que me mira de reojo pero no se detiene y entonces es cuando caigo en cuenta de quien es, o por lo menos quien parece que es. Con una extraña sensación me marcho a casa pensando en sí realmente el chico que he visto pasar es Lee Taemin o sólo es un chico que se le parece mucho.
Al día siguiente, vuelvo a sentarme en el mismo banco de siempre, estaba pensando en que excusa podría ponerle a Minho para no salir esté fin de semana, cuando el mismo chico de ayer se acerca al banco y me sonríe antes de sentarse a mi lado. No lo puedo evitar y le devuelvo la sonrisa, quiero preguntarle si realmente es el modelo, por lo que no dudo y le pregunto.
- Perdona la pregunta, pero, ¿eres Lee Taemin, verdad? - me siento algo tímido y no soy capaz de mirarle a la cara, si realmente es él, pensará que soy un acosador.
- Sí - contesta, lo miro y veo que esta sonriendo- y ¿tu eres?, digo, me resulta raro cuando la gente sabe mi nombre y yo no se como llamarlos - vuelvo a sonreír, me ha hecho gracia tu forma de querer saber mi nombre. Además, sigo sin salir de mi asombro, estoy hablando con el famoso Lee Taemin, parece ser un sueño.
- Kibum, Kim Kibum - digo ofreciendo mi mano, y puedo sentir como una corriente, un cosquilleo en nuestras manos, observo tus ojos y veo cómo tu también lo has sentido y ambos sonreímos.