Rick estaba cada día mas confundido con las actitudes de su nieto. No es que le molestara que quisiera pasar tiempo con él, después de todo, y pese a su frialdad y cruel comportamiento, de cierta forma se podría decir que quería a su nieto. Cuestión que bajo ninguna circunstancia iba a decir en voz alta. Claro, muchas veces trato de reprimir sus sentimientos porque sabía que podrían hacerlo correr peligro a la hora de tomar decisiones, pero después de varios experimentos tratando de hallar la solución a su problema, concluyo que simplemente es algo básico y primitivo del ser humano. En fin, nada que hacer, tendría que lidiar con sus debilidades de la mejor forma: Siendo Rick Sanchez. Después de todo, era el ser vivo mas inteligente de todos los universos y galaxias.
Pero últimamente… Las cosas estaban fuera de su control, y ni siquiera su espectacular cerebro era capaz de descifrar que rayos estaba planeando el estúpido de Morty.
Todo comenzó con el incidente del garaje, cuando el adolescente repentinamente tomo su mano para hacer que lo agarrara por la cintura. La cuestión lo había tomado por sorpresa y lo mejor fue retirarse del lugar con dignidad. Quizá el mocoso estaba en plena pubertad y trataba de llamar su atención. Claro, debía ser eso. Decidió no darle mas vueltas al asunto. Pero… La cosa no termino ahí, pronto el muchacho empezó a hacer las cosas mas extrañas. Rick empezaba a perder la paciencia y era momento de descubrir que rayos estaba sucediendo.
En la soledad de su habitación, se levanto de la cama en plena madrugada y se sentó frente a su escritorio, tomo su libreta de notas y un lápiz, y empezó a enumerar la lista de incidentes. El primero fue fácil de recordar. El segundo… Si no se equivocaba, vino exactamente al día siguiente del primer suceso:
Rick se había levantado un poco mas tarde de lo normal debido a la borrachera. La cabeza le palpitaba de forma horrible y solo tuvo ánimos de ir al baño para lavarse la cara y cepillarse los dientes, después, arrastrando los pies, volvió a su habitación y se volvió a recostar, esperando que la resaca se fuera con mas horas de sueño. Sin embargo, su estomago rugía hasta mas no poder, y el no era capaz de volver a levantarse. Mientras divagaba en lo desastrosa que su vida era, escucho como alguien tocaba la puerta de su habitación, y sin esperar respuesta, la abrían. Estaba a punto de gritarle al imbécil atrevido, pero sus insultos solo quedaron en su mente cuando un exquisito olor a panqueques recién hechos inundaba la habitación. Se incorporo hasta quedar apoyado en el respaldo de su cama.
-Habitación, Luz de Resaca. –
-Luz de Resaca Activada. -Pronto una luz tenue se encendió, y pudo ver a su sobrino con una bandeja entre sus manos. Este le sonreía… Extrañamente. Se acerco hasta el y le dejo la bandeja sobre las piernas. En una esquina, había un vaso de agua con una pastilla para las migrañas. Por el otro lado, un jugo de naranja recién exprimido, y un te de hierbas perfecto para suavizar su estómago. Y en el centro, un plato con tres perfectos panqueques bañados en jarabe, y justo al lado, dos lonjas de tocino, por que lo salado no podía faltar.
-Vaya Morty… ¿Tratando de ganar pun-brup-tos con el abuelo para escoger la próxima aventura, pequeña sabandija manipuladora? -Rápidamente se llevo la pastilla a la boca y se tomo el vaso de agua al seco. Sin esperar demasiado, empezó a devorarse su apetecible desayuno. En tanto, su nieto se sentaba en la orilla de la cama.
-C-claro que no, Rick. –
-¿Ah, no? ¿Entonces quieres algún tipo de favor? Vamos, escu-brup-pelo, Morty.- En menos de dos minutos la comida hacia desaparecido de la bandeja, tan solo quedando el té de hierbas. Al acercarlo a su boca, pudo sentir un leve olor a lavanda, idóneo para relajarse. Eso, junto a la pastilla, lo tendría fresco como una lechuga dentro de un par de horas. Aun así, el mayor miraba con sospecha a su nieto. ¿Qué se traía entre manos?
-Geez, Rick, ¿A-acaso crees que no me preocupo p-por ti? -Claro, ahora todo tenia sentido, trataba de ganarse a su abuelo favorito. Después de todo, dentro de unas semanas llegaría Summer por las vacaciones, y seguramente no quería verse opacado por su hermana mayor. Pero lo que vino después, lo dejo ciertamente helado. Completamente paralizado y sin saber que hacer.
Morty había acercado su mano hasta la mejilla de Rick, y le estaba dando una leve caricia con el dedo pulgar. Poco a poco ese pulgar fue deslizándose hasta que llego a su boca, y lo único que hizo fue jugar con su labio inferior por apenas un segundo. Pero lo mas desconcertante era esa mirada de absoluta maldad en sus ojos.
-¿T-terminaste, Rick? -El aludido seguía congelado en su lugar, con la taza de té medio vacía en una de sus manos. Sin esperar respuestas, el castaño tomo la taza y recogió la bandeja para acto seguido salir de la habitación. Rick simplemente lo siguió con la mirada, y cuando por fin pudo reaccionar, se dio cuenta de lo acaloradas que estaban sus mejillas.
Rick termino de anotar las cosas que le parecían mas extrañas de esta situación en su libreta, y rápidamente empezó a recordar el tercer hecho.
Había sido apenas hacia tres días. La familia estaba sentada en el comedor a la hora de la cena. Beth, como nunca, se había puesto especialmente creativa con la comida, y había preparado varios tipos de ensaladas, lasaña con salsa blanca, e incluso había comprado un rico helado de chocolate y nueces para el postre. Por supuesto esto se debía a que con el imbécil de su marido habían discutido de forma épica en la mañana, y durante la tarde se habían reconciliado de la misma forma épica. Ahora no paraban de lanzarse miradas lascivas y tirarse indirectas, y el mayor de la familia cada tanto hacia muecas o sacaba la lengua en gesto de asco. Su hija y el idiota de Jerry fingían ignorarlo, y Morty, que estaba sentado a su lado, no hacia mas que reírse. Al final, el igual termino riéndose.
Si, una bonita y cursi cena familiar.
Bueno, hasta que Rick dio un pequeño salto en su lugar, lo cual provoco que su rodilla chocara con la mesa y todos los vasos se dieran vuelta, botando sus contenidos. Todos menos el de Morty, quien por algún motivo había previsto la situación y tenia su vaso de agua en su mano derecha, mientras que su mano izquierda, sin timidez alguna, apretaba uno de los muslos de su abuelo bajo la mesa. Mientras Beth iba por un paño para limpiar el desastre de la mesa, Jerry no hacia mas que burlarse de el por su torpeza. Y Morty, muy campante y como si no hubiese sucedido nada, aparto su mano y siguió comiendo en silencio.
Rick se llevo dos dedos a la frente y la empezó a masajear. Solo recordar y hacer una lista de los detalles lo hacia sentir extraño. Vio la hora y ya eran casi las cinco de la mañana. Se levanto de su lugar y bajo rápidamente a la cocina a buscar una gaseosa. No era su bebida favorita, pero el azúcar serviría para no quedarse dormido. Volvió a la habitación y siguió concentrándose en su tarea, era de suma importancia que no se le escapara nada.
Si recordaba bien, ayer en la noche igual había sucedido algo, pero no estaba muy seguro de si también contaba. La cuestión era que habían estado aproximadamente una hora viendo televisión inter dimensional, y ya eran casi las una de la mañana. Rick lucia mortalmente aburrido, y Morty soltó un largo bostezo que no se molesto en cubrir.
-Si tienes sueño ya vete a dormir, M-morty.- Dijo el mayor sin siquiera voltear a ver a su nieto, el también bostezo, pero de forma mas sutil. Planeaba irse pronto a la cama. Tenía ideada una misión en la mañana. Había unos repollos que solo florecían en las primeras horas del día, y necesitaba los pétalos para algo importante.
-T-tienes razón, Rick. Geez… Y-ya no lo aguanto más. - Y claro, ese debió ser el momento en que Morty se levantaba de su lugar, se despedía y subía las escaleras camino a su habitación. Pero en su lugar, solo se estiro volviendo a bostezar, se acurruco en el sillón, y apoyo su cabeza en el regazo de Rick. Este, un poco mas preparado a las salidas inesperadas de su nieto, si bien se sorprendió, aparento no estarlo, y en su lugar bajo la mirada con frialdad.
- ¿Q-que crees que haces, Morty? -Se lo quedo mirando fijo, en espera de una respuesta que nunca llego.- ¿E-en verdad esperas que me crea que te que-brup-daste dormido tan r-rápido, Morty? -Esta vez su tono de voz se había elevado un poco, se podía notar su enfado.- M-muy bien, pedazo de excre-brup-mento, prepárate para sentir las consecuencias. -Pero la amenaza no resulto. Morty se removió en su lugar revelando un pequeño hilo de baba en su boca y mentón. Al parecer, estaba realmente dormido y agotado. Rick pensó que quizá huir de esos sapos mutantes de otra dimensión debían ser la explicación para su cansancio. Y siendo sinceros, Morty es delgado, pero su resistencia es cero. Dio un largo suspiro resignado y con cuidado tomo a su nieto en brazos, subió las escaleras y lo deposito en su cama, quien lo viera pensaría que era el ejemplo de un buen abuelo. Salió de la habitación y cerro la puerta en silencio.
La lista estaba terminada. Dio un sorbo largo a su soda y apoyo su rostro en la palma de su mano. Una vez que ponías los hechos sobre la mesa, la cuestión se hacia bastante clara. Solo pudo llegar a una conclusión.
-El hijo de puta esta tratando de seducirme. – Se echo en el respaldo de su silla y miro el cielo raso de su habitación. Todo el asunto le parecía bastante enfermo incluso para él. No tenia ni idea de que era lo que pasaba por la mente de su nieto, ni por que estaba haciendo lo que estaba haciendo. Pero más enfermo le parecía el mismo por pensar que se veía adorable intentándolo. Necesitaba encontrar una forma de que parara antes de que todo el tema avanzara a algo mas serio. Empezó a hacer hipótesis: Lo más probable era que Morty estuviera confundiendo la admiración que sentía por su abuelo por enamoramiento, y que, al ser un estúpido adolescente incapaz de controlar sus hormonas, todas estas extrañas ideas hayan empezado a surgir en él. Aunque quizá… Si Rick le demostraba que correspondía sus sentimientos, o lo seducía de vuelta, Morty se asustaría al darse cuenta que se trataba de su abuelo y daría marcha atrás al instante, entonces el tema quedaría zanjado para siempre.
Volvió a ver el reloj y ya eran casi las seis de la mañana, el tiempo si que pasaba rápido cuando divagabas. Se levanto y fue hasta su cama, se recostó, por fin pudiendo dormir ahora que tenia un plan de acción.
Lo ejecutaría a la primera oportunidad.