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Mil años por Kaiku_kun

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Lo que pasó los días siguientes fue justo lo que Mary no quería: Alyssa empezó a frecuentar su grupo de amigos con la excusa de ver a su primo más a menudo. Robbie pensó que era ella la que se había dado el golpe con un ladrillo, no él. Dylan sólo miraba suspicazmente a Mary de vez en cuando, y ella quería esconderse bajo las piedras como consecuencia.


La prima de Robbie le contó a Mary que si apenas dos contactos habían llamado la atención de Freya, pasar tiempo en grupo quizás la haría enfadar lo suficiente como para intentar separarlas.


—Y entonces es cuando hay que rogarle que nos deje intentar disculparnos, o conocer el motivo de nuestro castigo por lo menos.


—¿Y si no quiere escucharnos?


—Lo hará. Casi han pasado mil años. La Ástrid original murió el 1025. Estamos en 2019. Lo más probable es que el castigo empezara unos años antes de su muerte.


—Freya me dijo que mi castigo no había terminado.


—Entonces debemos estar muy cerca. Te lo dije, los dioses no hacen nada de esto sin que aprendamos algo por el camino, y no hemos aprendido nada aún.


Mary no estaba nada convencida. Es decir ¿atraer a una diosa de la guerra haciéndola enfadar y desafiándola para poder, casi de forma milagrosa, huir de su muerte? Era tal y como Alyssa lo estaba planteando.


Pero por otro lado, no podía impedir que las cosas pasaran, porque siguió recibiendo sueños, cada vez más troceados, sobre la historia entre Mérida y Ástrid. Mary se vio combatiendo en aldeas, derrotando criaturas salvajes más grandes de lo común en bosques con su arco. Ástrid no aparecía en ninguno de ellos excepto en uno: yacía en una cama, herida y débil, pero consciente. Mary dio por sentado que en ese último sueño ya eran algo más que amigas, porque se cogían de la mano sin ningún miedo. Y Mary sabía que ella era bastante tímida para estas cosas.


Alyssa le solía preguntar sobre si había tenido sueños, pero nunca preguntaba por su contenido. Mary no era especialmente avispada en ese tema, pero hasta ella notaba que a su nueva amiga le avergonzaba hablar sobre lo que ocurría en ellos. Aunque siempre le decía que la voz de Freya amenazaba y advertía en todos los sueños en los que salían juntas y en batalla.


—Has cogido un tic de Mérida —le dijo un día, hablando de esos sueños.


—¿Eh?


—Sí, eso de meter los dedos entre tus rizos para rascarte la cabeza cuando estás nerviosa. Antes no lo hacías. —¡Y encima iba sonriendo la tía!


—Será porque no dejamos de hablar del tema. Y los sueños son cada vez más frecuentes.


Mary tardó un buen rato en procesar que Alyssa la había estado observando lo suficientemente de cerca para darse cuenta de un detalle que sólo había sucedido en sueños. Por suerte, estaba sola cuando quiso morirse de la vergüenza.


A ver, había que ser sinceros en esa cuestión: si descubres que tu antepasada era pareja con la antepasada de tu amiga, y encima no dejas de soñar con esa especie de aventura rocambolesca, luego no vas y haces como si nada con esa amiga. Mary dejó como imposible que no sintiera absolutamente nada al respecto, y tuvo que admitir que se sentía de alguna forma conectada a Alyssa por ello.


Para ser más directos: Mary no conectaba con nadie que no fuera su familia. Quizás se debía a su personalidad solitaria e individualista, pero con los amigos tenía otro tipo de relación que normalmente no involucraba tal cantidad de emociones. Eran mucho más frías, siempre destinadas a las risas, o al trabajo, o a hacer tonterías. Alyssa no era una amiga, porque estaba claro que el pasado le gritaba “no hay sólo risas y tonterías”.


Además, no dejaba de ver a Ástrid en ella y la estaba volviendo loca. ¿Le pasaría lo mismo a Alyssa con ella?


Evidentemente hubo uno que se dio cuenta antes que nadie de lo que estaba pasando.


—Así que la prima de Robbie ¿eh? —Dylan el cotilla avispado.


—¿Qué? ¿Qué pasa con ella?


—Tú eres lo que le pasa —se rio—. ¡Te has puesto roja!


—Te odio.


—A ver, es que es muy guapa. No sé qué rollo os traéis desde el primer día, pero ha sido muy divertido seguirlo. Lástima que Robbie sea tan cegato para estas cosas. —Mary iba a protestar, airada, pero Dylan se avanzó—. Y le gustas, créeme.


—¿De verdad? —preguntó, incrédula. Había pasado a cara de sorpresa total.


—Otra inocentona —siguió riéndose. Mary le pegó un puñetazo en el hombro—. ¡Au! Sí, pero intenta ocultarlo todo lo que puede. En cambio tú rezumas endorfinas cuando ella está cerca.


—¡Que te doy otra vez, ¿eh?!


—Eh, yo sólo digo… ¿Seguro que no has visto ninguna señal de ella? Apuesto a que sí. —Mary recordó lo de los rizos al instante—. Esos ojitos pensativos son un sí. Pues ahora sólo espera.


—¿Esperar a q           ué? —“¿A que Freya me parta en dos por gustarme Alyssa?”, pensó para sus adentros.


—A que haya un momento tan tenso que sólo se pueda resolver de una manera.


Dylan sonrió y no dijo nada más. Mary no tardó mucho en saber de qué estaba hablando, y quiso quejarse, pero el rubio ya había cerrado el tema y estaba concentrado en sus propios deberes. Ah, sí, es que estaban en una hora muerta en la que se suponía que avanzarían trabajo, y se habían puesto a hablar de amores.


Al día siguiente, Alyssa quiso quedar a solas con Mary, fuera del campus, lo que disparó todas las alertas en la pelirroja (y todos los nervios también), pero se le pasó totalmente cuando la vio. Tenía unas ojeras enormes y tenía cara de enferma, pero intentaba conservar su porte, como si una buena imagen fuera lo último que le quedara.


—¿Pero qué te ha pasado? Estás hecha un desastre.


—Apenas he dormido. Los sueños son cada vez peores y no me dejan dormir.


—Necesitas descansar.


—Igualmente no podré dormir, así que he preferido quedar contigo —le rebatió. Mary se puso roja, pero algo le decía que no era para algo romántico—. Creo que ya sé cómo por fin llamar la atención de Freya para que nos escuche.


—¿Cómo?


—Nuestras antepasadas siempre se metían en conflictos o los creaban, ¿no?


—No me digas que te vas a ir a la guerra.


—¡No! Vamos ahora mismo la manifestación para la independencia de Escocia.


Mary ni siquiera sabía que había manifestación. Es más, ¿no era la presidenta de Escocia del partido independentista? ¿Qué necesidad había de seguir manifestándose? Pero Mary tenía otras cosas más importantes en la cabeza, como por ejemplo la mano que Alyssa le había agarrado, con las prisas. Estaba calentita, sudada, y, joder, era muy agradable sentir la cercanía. No necesitaba buscar mucho para sentir el motivo.


—¿Te ha hablado Freya? —le preguntó Mary, intentando volver al tema serio.


—En sueños, constantemente. Pero en la vida real, nada.


—Parece que te haya estado hablando todo el tiempo.


Alyssa no dijo nada, aunque aminoró su paso, como si se hubiera cansado de golpe. No soltó la mano de Mary en ningún momento, y prácticamente fue un paseo de pareja hasta la manifestación. La rubia no quiso admitir que lo estaba pasando peor de lo que decía, pero Mary lo sabía. Quizás Freya la había estado hablando todo el rato porque había sido ella quien se había acercado a Mary y había hecho los planes y todo. Mary prácticamente había escuchado y asentido en todo lo que decía su amiga.


—Sólo quiero que se termine esto —dijo Alyssa al cabo de un rato.


Mary le apretó un poco la mano para hacerle entender que estaba de su lado.


Pasaron poco más que unos minutos de silencio tenso, cuando por fin oyeron los pasos y el escándalo de la manifestación. Cortaba una calle que conectaba los dos lados de Glasgow a través del río, y en frente de ellos había un despliegue policial en toda regla. Parecía que en cualquier momento fuera a haber una carga por parte de los policías. Los manifestantes se habían sentado en el suelo.


Alyssa y Mary intentaron colarse por el centro de la manifestación y avanzar filas, a ver hasta donde llegaban a sentarse. Cuando por fin encontraron un sitio al lado de un puente, la rubia confesó:


—Freya me amenazó ayer con llevar esta manifestación hacia la universidad si no presentábamos hoy batalla aquí. Dijo que sería mucho peor allí.


—Entonces es cuestión de tiempo que nos hable. —Alyssa asintió—. Pues más vale que sea pronto.


La policía empezaba a avanzar. Los manifestantes reaccionaron a gritos de libertad y de opresión, pero ninguno se puso violento. Alyssa y Mary sólo esperaban, allí sentadas. Igual que todos los que estaban a su alrededor, no iban a irse así sin más, sólo que ellas dos tenían otro objetivo.


Los policías se abalanzaron sobre la primera línea de manifestantes, intentando arrancarlos de una larga cadena que habían formado para impedir que se los llevaran. Algunos de los policías se frustraron rápidamente y ordenaron detenciones o que disgregaran la manifestación. Ante la negativa, muchos de ellos empezaron a repartir mamporrazos.


Sé perfectamente lo que tramáis. Queréis deshaceros del castigo. ¿Os creéis que sois las primeras en intentarlo?


Mary y Alyssa se miraron, intentando contener la tremenda voz ensordecedora dentro de sus cabezas. Mary balbuceó que querían saber qué pasó, entre el ruido de los manifestantes y los policías. Oyó a Alyssa decir que para qué les había convocado aquí si no era para hablar, que hubiera resultado más fácil dejar que cayeran en la trampa.


Los policías estaban a punto de llegar a ellas. La cadena de manifestantes se había roto y algunos huían, defendiéndose de la carga policial con todo lo que encontraban a mano.


Oh, siempre quieren saber qué pasó. Pero la rubia tiene razón. Me habéis demostrado una vez más que no tenéis miedo a entrar en un campo de batalla incluso si está perdido. Hagamos un viajecito en el tiempo.


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