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LA MAQUINA DEL TIEMPO por juda

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Bajaron del vehículo.

En medio de una zona casi desértica se encontraba un edificio de aproximadamente 7 metros de alto, parecía una estructura industrial.

Cuando entraron JP se encontró en un salón gigantesco con escasa iluminación, las mesas se encontraban diseminadas por todo el recinto, la música de Jazz le daba un aura de tranquilidad. En lugar de sillas, había sillones con el espaldar reclinado.

B tomó asiento y le hizo una seña para que el pelinegro se sentara junto a él.

Tomó una tablet que había sobre la mesa, hizo el pedido y se recostó mientras tomaba del brazo a JP y lo obligaba a hacer lo mismo, cuando lo hizo y miró hacia arriba, encontró el porqué de la disposición del espaldar de todos los sillones: en el techo, realizado con lo que parecía un holograma, había una vía láctea. Se podían ver los meteoritos cruzar y los cometas. B le alcanzó unos lentes para captar la tridimensión y cuando se los puso, todo el lugar cambió. Estaba en el cielo, flotando entre las galaxias, escuchando música de Jazz y con el cuerpo de su peliceleste junto a él, rozándolo.

Sintió vértigo y buscó la mano de B, cuando la encontró se aferró a ella y sintió cuando su niño se encogía en el asiento, subiendo las piernas para hacerse un ovillo junto a su cuerpo, suspirando mientras lo abrazaba.

¿Qué era esto?

¿Qué era lo que sentía en el pecho?

¿Qué significaban esas cosquillas?

Pasó el brazo alrededor de B para abrazarlo mientras se sostenían la mano fuertemente con el otro brazo libre.

Se descubrió mirando las galaxias con una sonrisa estampada en la cara.

¿Qué era?

Dios! Eso era tan cercano al sentimiento de felicidad, que se le pusieron los pelos de punta.

Una luz roja llegó desde abajo y cuando desvió la mirada hacia el lugar desde donde provenía, descubrió que era la mesita donde ya se encontraba lo que B había ordenado para comer.

***

Cuando regresaron eran las 6 de la tarde.

-Ve al laboratorio, tomaré agua y subo -le dijo B mientras bajaban del vehículo en el garage.

JP lo frenó agarrándolo del brazo y el peliceleste volteó a verlo.

-Gracias por lo de hoy! -susurró sonriente de nuevo (¿por qué ahora necesitaba sonreír tanto? ¿qué le pasaba? ¿qué era eso que estaba sintiendo?).

-De nada -le respondió acercándose para besarlo en la boca.

JP salió del vehículo y se fue directamente al laboratorio, se cruzó con Oscar que lo saludó sin levantar demasiado los ojos de los informes de sus alumnos.

B fue a la cocina. Marcela estaba tomando un café, sentada a la mesa.

-¿Dónde andabas bebé? -le preguntó luego que el peliceleste le besara la cabeza y pasara directamente hacia el refrigerador.

-Llevé a JP a conocer el bar galáctico, estuvimos ahí comiendo y regresamos -le explicó mientras tomaba agua directamente de la botella.

Marcela mientras bebía su café había estado leyendo un libro y lo bajó para observarlo por arriba de sus lentes de lectura.

-¿Cómo van con esa máquina del tiempo? -preguntó fingiendo una sonrisa.

-Estamos en eso! ahora iré con él para ver una diferencia que encontré entre las células del blastocito. Creo que podría ser un hallazgo!!! -B estaba emocionado y tenía un brillo extraño en los ojos, antes de salir corriendo le sonrió.

Marcela lo observó hasta que desapareció de su campo de visión.

Marcela había conocido a B cuando tenía dos años. Se había puesto de novia con Oscar y a través de él se hizo amiga de Martín, Gus y JP.

Cuando sus padres murieron, Oscar y Marcela se hicieron cargo de B sin pensarlo dos veces.

Para Marcela, B era su hijo. No compartían genes, pero eso era lo de menos... era su hijo!

Y está de más aclarar que lo conocía a la perfección.

Ella lo había criado.

Por eso cuando su niño habló y dijo "JP", al instante descubrió la diferencia. Anteriormente siempre había sido "Tío JP", ahora no era su tío, ahora era su par y estaba segura que algo había sucedido para provocar ese cambio. No era tonta, seguramente Oscar no se daba cuenta de nada, pero ella si. Había notado como la tensión crecía entre esos dos y estaba segura que era tensión sexual.

JP había pasado de ser tío a solo JP y eso no le agradaba.

Aceptaba a Rafa porque tenía la misma edad de su pequeño B, pero JP tenía su edad! por más que se viera como un jovencito de casi treinta, en realidad tenía su edad, o al menos había cargado en sus brazos a su pequeño B.

¿Se habría atrevido a tocar a su hijo? Era un hombre grande, por Dios! Lo había hecho dormir innumerables veces, es más, lo había visto dándole el biberón cuando Gus estaba muy ocupado... JP había sido tan padre como Martín desde que B nació hasta los 5 años!!! 

¿¿¿Ese hombre se había atrevido a tocar el cuerpito de B??? ¿¿Acaso no se daba cuenta que era una aberración??

Se levantó despacio y lentamente subió las escaleras hacia el laboratorio.

Antes de entrar acercó el oído a la puerta, B hablaba emocionado de su descubrimiento.

Abrió. 

JP estaba inclinado en el microscopio y B se encontraba muy cerca (demasiado?) con una mano puesta en su espalda. El peliceleste la vio entrar y se apartó del pelinegro. 

Si la mano en la espalda era un gesto amigable... ¿por qué su hijo la había sacado al verla?

-Mamá -exclamó -qué haces aquí? -e hizo esa sonrisa que ella conocía. Era la sonrisa de B haciendo travesuras. B había hecho algo que no debía y ahora tenía esa sonrisa picarona. ¿JP habría aceptado la travesura de B?

-Estaba aburrida y vine a visitarlos, puedo, verdad?

El pelinegro había dejado de mirar a través del microscopio y ahora la miraba sonriente.

Intentó leer entre lineas pero no conocía lo suficiente a JP, en realidad era amigo de Oscar cuando desapareció. Marcela solía frecuentar al grupo de científicos hacía 20 años atrás pero sólo cuando salían a cenar juntos.

-¿Están concentrados en la máquina? ¿descubrieron algo más?

-Si mamá, pero no te lo voy a explicar porque no lo entenderás.

Marcela sonrió a su hijo y caminó por el laboratorio, con su taza de café en la mano. Se acercó a JP que había puesto nuevamente su atención al microscopio y hacía anotaciones en una libreta.

-¿Te gustó el bar galáctico? -le preguntó.

El pelinegro levantó la vista sonriente, ¿había cambiado algo? ya hacía más de un mes que estaba con ellos... ¿siempre había sonreído así?

-Es un lugar extraordinario!!!!

-Me alegro que andes con B, de esa forma puedes cuidarlo. Yo no puedo estar toda la hora junto a él. Tu disfraz de jovencito te ayudará a meterte en su mundo -le dijo con una carcajada fingida.

-¿Disfraz? -cuestionó B dándose media vuelta, había estado anotando unos datos en una pizarra blanca que se ubicaba en un lateral del laboratorio. -JP no tiene ningún disfraz, en realidad ES un jovencito -el peliceleste se puso en guardia, ya sabía a que había subido su madre, la conocía.

-No B!! JP tiene mi edad, te vio cuando eras un bebito. ¿Recuerdas cuando le dabas el biberón, JP? ¿o cuando llegaba al laboratorio llorando y tu lo hacías dormir mientras lo paseabas por todos lados? Oscar solía contarme que B te seguía mucho, eras su mejor tío. Es una suerte tenerte de nuevo para que cuides a mi hijito.

JP no decía nada pero se había puesto colorado y eso no le gustó a Marcela.

-Porque me imagino que lo estás cuidando... ¿verdad?

-Nadie me tiene que cuidar, mamá, soy un hombre grande!!! -gritó B perdiendo la paciencia.

-No B -le contestó sin sacar los ojos de JP -no eres grande, todavía necesitas que te haga tu chocolatada a las mañanas y te despierte para ir a la universidad. Eres un niño, B. Y tampoco estoy diciendo nada malo, no sé por qué reaccionas así. ¿Verdad JP? ¿Tu crees que estoy diciendo alguna tontería? Tu me debes entender, eras como un padre para B!!

JP seguía mudo, tragó saliva.

-MAMÁ! -gritó B -Me hiciste un escándalo cuando hablé de irme de casa para trabajar y estudiar, soy un hom...

La puerta se abrió de golpe y entró Oscar.

-¿Se puede saber a qué se deben tantos gritos? -gritó él también y JP se encogió aun más junto al microscopio.

-Es tu hijo que me está faltando el respeto, vine a conversar y se puso a la defensiva!!

-No me puse a la defensiva, estás hablando tonterías de que JP es como mi padre cuando en realidad no lo es. Soy un hombre grande. JP pudo verme cuando era un niño pero por un motivo extraordinario y atípico ya no está en esa época y yo ya no soy ese bebé.

-¿Y qué tiene que ver JP con que B ya no sea un bebé? -cuestionó Oscar mirando a Marcela y B, estaba acostumbrado a mediar entre ellos cuando comenzaban a discutir.

-Nada Oscar -dijo Marcela elevando la mano como para imponer calma -ya está, es tu hijo que es un malcriado y un irrespetuoso. ¿Te das cuenta JP? No ha cambiado. ¿Recuerdas cuando decías que el pequeño B era un malcriado de todos ustedes y por eso se comportaba así? ¿Te das cuenta que no ha cambiado y sigue siendo un bebé? Espero que te des cuenta. -sentenció mirándolo fijamente a los ojos, luego hizo a un lado a Oscar y se fue.

Oscar miró enojado a su hijo.

-Tu madre seguramente vino a charlar y te pusiste a gritarle. Es tu madre! Tienes que ser respetuoso!

-Pero papá, ella...

-Pero papá NADA! es tu madre y le debes respeto!!! -gritó Oscar -Perdona todo esto JP. A veces B se comporta como un crío, Marcela tiene razón en eso.

JP intentó una sonrisa y regresó su mirada al microscopio, pero en realidad lo que quería hacer, era desaparecer: Marcela, con solo mirar a su hijo, se dio cuenta de que había pasado algo entre ellos.


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