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LA MAQUINA DEL TIEMPO por juda

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Cuando JP pudo caminar sin que le temblaran las piernas, fue al laboratorio para ver si alguno de los padres se había llevado al pequeño B a la casa.

El peliceleste entró al baño, se dio una ducha con una sonrisa boba en la cara y cuando abrió la puerta para salir, encontró a un hombre de cabello blanco dentro de su habitación.

Se asustó.

No logró verlo bien porque el cuarto estaba en penumbras.

El hombre volteó a verlo, sorprendido y desapareció.

A B le latía el corazón entre los ganglios, había una nueva carta en la mesita que estaba junto a la cama. Era el viajero!!! ¿Qué le quería decir esta vez? ¿Tenía nuevas malas noticias? ¿Lo incitaría a ir hacia otro tiempo? ¿En esta dimensión también perdería a su JP?

Tembló.

No lo soportaría.

No soportaría perderlo nuevamente, y mucho menos de la misma forma en la que lo había perdido la última vez. Prefería morirse a que lo mataran de nuevo frente a sus ojos.

Camino tropezando, se sentó en la cama y tomó la nota.

"B, esta será la última carta que recibas de mi. Es momento que te deje ser feliz.

Construye la máquina, B!

Viaja, conviertete en un viajero, navega el cosmos junto a tu amor, sé que serás feliz.

Sé que ya mismo lo eres!

Te daré las coordenadas para que regreses una vez más al futuro, debes ir 22 años hacia adelante. Tus padres están separados (Oscar no logró perdonarle a Marcela el haberte perdido) y Marcela llora todos los días tu partida. Ayúdala. Sé que la amas. Visítala, no la abandones, perdónala, ella espera, ella añora tu perdón. Hazle saber que conseguiste ser feliz. No te olvides de ella. Qué sea tu primer viaje, sana tu alma para que dejes de tener las pesadillas, porque no lograrás detener esos sueños ni aun durmiendo con tu amor. 

Para calmar el dolor de tu mente, debes regresar al futuro y perdonar.

Soy un viajante que vivió plenamente, pero para vivir feliz, tuve que bucear en los tiempos hasta encontrar el punto exacto donde comenzar y seguir, tal como lo has hecho ahora tu.

Estoy casi al final de mis días, ahora navego solo, mi compañero murió hace un par de años y ya no tengo fuerzas, creo que dentro de poco iré tras él y estoy seguro que seguiré viajando por otras vidas a su lado.

Feliz vida, viajero.

Constrúyete. Construye. Ama. Ríe. Vive!

Firma: El sombrerero"

El viajero le decía que él también había tenido que viajar para encontrar la felicidad... ¿¿quien era el Sombrerero?? ¿¿¿quien más tenía la capacidad de crear la máquina??? ¿¿¿Podría ser papá Oscar??? Él también tenía una mente extraordinaria tal como papá Martín, tal vez siguió con su trabajo solo para regresar al tiempo en el que Marcela no se había convertido en una asesina.

Marcela!!!

Llevó la nota al pecho y lloró.

Lloró por esa linea del tiempo en donde JP estaba muerto y su madre, por amor, era ahora una asesina, no quería regresar a esa época, pero debía hacerlo, le había prometido a papá Oscar que regresaría a visitarlo.

Martín estaba entusiasmado con la máquina del tiempo, con su mente y la de su padre, la armarían fácilmente. Viajaría. Tomaría un bolso y se convertiría en un viajero del cosmos. Sería como esos mochileros que uno ve por las rutas, sólo que él usaría rutas distintas y no lo haría solo. Su amor iría con él, lo protegería en todos los tiempos, el pasado presente y futuro se concatenarían para ser el hogar de ambos. Viviría para hacerlo feliz y que nadie se lo quitara.

Había visto la letra del viajero, había notado lo irregular de su escritura y supuso que era un hombre mayor, no se había equivocado. El viajante era un hombre viejo. Seguramente un viajante experimentado.

Se recostó en la cama, temblando, llorando, hipando ante la ansiedad de viajar y ver a Marcela para abrazarla, estaba tan absorto en sus pensamientos que no escuchó cuando la puerta se abrió despacio y no lo sintió hasta que un pequeño peso se hizo lugar en el colchón.

-¿Por que lloraz?

La vocecita aguda lo asustó, se sentó de golpe y lo miró.

Escuchaba afuera la voz de JP

-Martín, ¿Gus ya se llevó a B?

-Gus? Gus no está en el edificio, pensé que tu estabas con B! Me dijiste que estarías con él!

-Te dije que estaría con B pero no con B pequeño!!!

-Fijate en el tercer piso, que no vaya a tocar la máquina!!! yo iré a la planta baja!!!

-Cuando como mucho chocolate me duele la panza y lloro, te duele la panza? -susurró el niño, absolutamente consciente que lo buscaban fuera de la habitación y no quería que lo encontraran.

B tragó saliva, el niño era precioso y las manitas gorditas descansaban sobre un libro de cuentos.

-No, no me duele la panza.

-Eztaz trizte?

-Un poco.

-¿Por qué? ¿A voz también te quieren mandar a bañar? yo lloro cuando mi papi Gus me quiere bañar.

B sonrió.

Se hizo un pequeño silencio.

El pequeño movía las piernitas y tamborileaba los dedos sobre su librito, mirando la habitación, buscando algún tema de conversación para ir conociendo al extraño de pelo chistoso.

-¿Voz también vaz a zer mi tío?

-No sé, supongo que si!

-¿Cómo te llamas?

-B!

El pequeño B puso los ojos en blanco mientras se pegaba con la manito en la frente.

Suspiró. 

Cruzó las piernitas y los bracitos, B grande se llevó una mano a la boca para no soltar la carcajada. El B pequeño suspiró nuevamente mientras negaba mirando el piso, luego lo miró.

-No puedez llamarte B, yo zoy B. Ni Baztian, yo también zoy Baztian. Tampoco puedez llamarte BatyBaty porque el tío tonto Oscar ze lo puso al mono.

B al borde de las lágrimas por la risa contenida le pasó la mano por el cabello y le acarició el rostro.

Le impresionaba estar ante él mismo. El contacto con el niño le produjo electricidad en la mano.

-No sé como más podría llamarme. ¿Quieres ponerme un nombre tu? Me llamaré como tu quieras llamarme -le prometió mientras le tocaba la naricita.

B llevó la manito al mentón y pensó, luego abrió grande los ojitos e hizo una sonrisa rectangular que dejó sin aire al B mayor.

-Ya sé!!!! -abrió su librito de cuentos preferido: Alicia en el país de las maravillas, buscó la hoja, encontró la escena dibujada de Alicia tomando el té con un personaje que el pequeño adoraba y lo señaló con su manito toda regordeta -ya no zeras B, zino el ZOMBRERERO!

B aspiró aire y se llevó la mano al pecho. Tembló en el lugar.

Todo encontró su encastre.

Miró al niño, se tapó el rostro y comenzó a llorar.

La puerta se abrió de golpe y entraron Martín y JP asustados.

El pelinegro se apresuró a abrazar al peliceleste.

-B!!! -susurró mientras lo apretaba contra su pecho.

Martín alzó a su hijo, pero el niño no quería estar en sus brazos, se escapó de él y le tocó el hombro al tío JP.

-Dejalo tío, ezta trizte, ya se le va a pazar, le diré a papá Gus que no lo bañe... y no le digas B, el ahora se llama: El Zombrerero.

***

La sombra de lo que fue Marcela se paseó por las escaleras hasta su habitación, llevaba una taza de café que no tomaría.

La dejó en su mesita de luz, se acostó y repitió el ritual de todas las noches: tomó una foto de B todo sonriente junto a ella. Era un B con el pelo castaño en su fiesta de egreso del secundario. Vestía una toga y se lo veía hermoso... como siempre. Lloró mirándola, alejándola de su pecho para que las lágrimas no fueran a dar con el papel porque debía proteger esos recuerdos. Su B no estaba y no había manera de crear nuevas fotos con él.

Oscar le había dicho que su niño había viajado en el tiempo, tenía la esperanza de verlo algún día. Por eso no se mataba, porque esa esperanza la mantenía con fuerzas para seguir transitando esa estúpida vida insípida. Se secó el rostro con la manta que la cubría y cuando estuvo segura que no había ninguna lágrima, recién besó la foto y la guardó.

Se durmió llorando, como todas las noches desde que su niño había decidido abandonarla.

Lo soñó como cada noche, le acariciaba el rostro, pero sus caricias ahora se sentían tan reales!!! Las manos de dedos largos le acomodaban el cabello y le ponían bien las mantas sobre su cuerpo marchito. Abrió los ojos y él la miraba sonriente, como cada vez que despertaba y creía verlo, pero estaba vez cuando parpadeó, la imagen no desapareció.

Se incorporó y lo vio sonreír rectangularidades entre lágrimas.

-B? -preguntó incrédula mientras extendía la mano, con miedo de que su imagen desapareciera.

-Hola mamá -le respondió su voz grave, mientras tomaba su mano entre las suyas, y la besaba.

 

 

FIN


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