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LA MAQUINA DEL TIEMPO por juda

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Oscar llevó a JP al segundo piso, Marcela ya había acondicionado un cuarto sólo para él.

El pelinegro aun estaba intentando asimilar toda la información, más allá de los 20 años en el futuro, lo que más le estaba afectando es haberse enterado de la muerte de sus dos más queridos amigos.

Cuando lo dejaron solo en la habitación, se sentó en la cama a llorar.

¿Cómo es que todo se había ido a la mierda en sólo unos segundos?

Para él había durado un parpadeo y todo a su alrededor había cambiado, en esos momentos, esa existencia era mas atroz que la muerte. Cuando se acostó en el escaner pensó que lo peor que le podía suceder era que el experimento fallara y perdiese la vida, pero ahora podía comprobar que había cosas peores.

No quiso almorzar, se disculpó con Marcela, pero aun tenía el estómago lleno por el desayuno que había ingerido unas horas antes... hace 20 años atrás.

Entró al baño que tenía su cuarto, se dio una ducha y cuando salió se encontró con B sentado en la punta de su cama. Tenía un pequeño bolso en las manos.

Se miraron unos instantes, aun le costaba creer que ese hombre era el pequeño B.

-Tío, por favor, no te enojes. Me dijiste que podía sacarte sangre. Yo sé que necesitas descansar pero entiendes que necesito cuanto antes esta prueba, ¿verdad? -el muchacho de cabello celeste hablaba en voz apenas audible y supo que estaba ahí sin el permiso de su padre.

JP sonrió y se sentó junto a él.

B sacó del bolso los instrumentos, le ató una banda de goma arriba del codo, buscó la vena, palpó la zona, sintiendo la piel, absorbiendo la información que estaba tocando a un hombre del pasado, le introdujo la aguja y extrajo la sangre. Una vez que guardó todo, lo observó desde el piso donde estaba arrodillado.

-Es increíble, estás tal cual en las fotos.

-¿En las fotos? ¿No me recuerdas de cuando jugábamos?

-Muy poco. Era muy chico, creo que tenía 5 años! Pero te he visto en cientos de fotos. Esto será un gran hallazgo, eres la prueba viviente de que podemos trasladarnos en el tiempo.

-Si, y eso es una mierda B. -dijo tragando duro. -Estoy en una mundo y en un tiempo que no es el mío, todo a mi alrededor ha cambiado tanto que no sé si podré acostumbrarme. Estuve pensando mientras me bañaba: Tenemos que hacer funcionar nuevamente el escaner y ver si podemos regresarme en el tiempo.

El muchachito abrió grandes los ojos.

-Tendremos que analizar todo, tío. Piensa que un error y podrías trasladarte a cualquier otro tiempo donde ya no quede nadie que te conozca!

En su desesperación JP no había pensado en esa opción.

Lo miró a los ojos. Eran los ojos de Martín y sintió que el estómago se le encogía.

Se tapó el rostro con las manos y comenzó a llorar, impotente, desesperado, abatido, el muchachito se desesperó, se sentó a su lado y lo abrazó.

-Tío, yo te ayudaré. Le pediremos a papá Oscar que nos de todos los registros que dejó mi papá Martín y entre los dos descubriremos qué salió mal. Yo te ayudaré, no te sientas mal!

El muchacho lo abrazaba fuerte y le pasaba la mano por la espalda hasta que el hombre comenzó a calmarse.

El pelinegro se apartó y lo miró.

B sonrió con toda la boca, formando la rectangularidad que le había valido el nombre de BatyBaty a un monito y él también sonrió. No pudo reprimir el impulso de tocarle el rostro, dibujó esa sonrisa con un dedo.

-Es irreal que me estés consolando!! Siempre era yo el que tenía que alzarte y pasearte por todo el laboratorio para que dejaras de llorar.

-Lamento no poder cargarte, creo que se me quebraría la espalda -contestó el muchacho y el pelinegro le pasó la mano por el cabello, despeinándolo.

-Solías tener tu pelito negro.

-Debajo de este tinte aun hay pelo negro! Bueno, en realidad, no! está decolorado, pero las raíces nacen negras!!!

Nueva sonrisa rectangular.

-Eras tan chiquito B!!! todo un ángel travieso!!!

-Creo que todavía puedo ser un ángel! -respondió y JP no pudo resistirse a pensar que el niñito se había convertido en un hombre hermoso. No podía dejar de mirarlo. Era surrealista, su pequeño B, su pequeño y travieso B era ahora un hombre extraordinariamente hermoso!

-Mi padre ya se fue a la universidad y mamá está en la planta baja leyendo, me gustaría que vieras a alguien, sé que te hará sentir mejor.

-A quien?

-Me seguirías? -B lo tomó del brazo y lo condujo hacia un tercer piso.

Entraron a un cuarto amplio que funcionaba como laboratorio y apenas prendieron la luz, lo vio.

Estaba recostado en una hamaca paraguaya mientras jugaba con un celular, había envejecido pero juraba que era igual al que él usó en algunos experimentos.

B se apresuró a levantarlo y el babuino se abrazó a su pecho.

-Es él? -preguntó sorprendido.

-Si! es BatyBaty!

JP se acercó pero el monito se aferró aun más al torso de B.

-Recuerdo cuando me dijiste como se llamaba. Me enojé porque le habían puesto mi nombre al mono. Y tu me dijiste que mi papá Oscar había sido -le dijo riéndose.

-¿Te enojaste? Me pateaste y luego me golpeaste con ese libro de cuentos que cargabas por todos lados -le aclaró Jp -eras un malcriado!!!

B largó una carcajada.

JP tragó saliva, ¿cómo era posible que la voz aguda y chillona de su pequeñito ahora fuera tan grave y suave a la vez? ralentizaban las pulsaciones, la voz de Bastian ahora daba tranquilidad.

-No recuerdo eso. Pero supongo que todos me malcriaban, no era mi culpa.

JP lo observó un momento.

-B, lamento lo de tus padres.

-No te preocupes, tío. Fallecieron hace muchísimo. Casi no los recuerdo. Si no fuera por mi papá Oscar que siempre me cuenta sus historias y me muestra fotos, creo que ya los habría olvidado.

Y ese dato le provocó una oleada de angustia que lo hizo temblar, tragó duro intentando no llorar, pero no pudo. ¿Cómo era posible que el pequeño B, que amaba con alma y vida a Martín y Gus, los hubiese olvidado?

Le acarició el cabello celeste mientras lloraba en silencio.

El muchacho se sintió mal, el tío representaba todo el pasado que había quedado reducido a unas fotografías guardadas en una memoria vieja de 64 gb.

-No llores, tío -le rogó.

-Mi pequeño B, lamento que te hayas olvidado de ellos. Eran los mejores.

-Pero mi papá Oscar también es excelente.

-No estoy diciendo lo contrario, solo me da pena todo esto. Siento que todo es mi culpa.

-¿Por qué tu culpa?

B no sabía que su padre se había suicidado.

JP negó con la cabeza.

-No sé, tal vez si hubiese estado, tal vez habrían cambiado algo las cosas.

El muchacho nuevamente lo abrazó y esta vez se dejó consolar por más tiempo. Apoyó la cabeza en el cuello del pequeño B que ahora ya no era tan pequeño y tenía su misma estatura, y se dejó acariciar el cabello.

-Yo te ayudaré, Tío. Y si no podemos regresarte a tu hogar, haré que te sientas como si estuvieses en el tuyo.

La puerta se abrió y entró el castaño que había visto en un primero momento con B.

Venía con un maletín y cuando los vio se quedó parado en la entrada.

JP se secó el rostro y le sonrió.

-Te presento a mi amigo y compañero de universidad, Rafa. Rafa, él es mi tío.

El castaño se acercó sonriente y le estrechó la mano.

-¿Ya le sacaste sangre? -preguntó tímidamente.

B asintió y le señaló el bolso.

El castaño sonrió.

-Haré unas pruebas a la sangre. Ustedes sigan conversando -le dijo a JP, pero el pelinegro notó que había tomado de la cintura a su pequeño B y lo sostenía de manera posesiva.

¿Eran algo?

¿El pequeño B tenía novio?

¿No era demasiado chico para esas cosas?

¿Cómo es que Oscar lo permitía?

Era B!!! El pequeño B!!!

Arrugó el ceño y miró el brazo del muchacho, B se dio cuenta y se sintió intimidado, hizo una regresión en el tiempo sin quererlo y se sintió un niño haciendo alguna travesura de manera que se deshizo de la mano de su amigo que le rodeaba la cintura y sonrió tímido.

A Rafa no le gustó, pero no podía objetar nada. Ese hombre era el tío favorito de su amigo y no le convenía ponérselo en su contra o podía perder todo lo que había adelantado en la cuasi relación que mantenía con el peliceleste así que se aclaró la voz, pidió permiso y se fue a la parte trasera del laboratorio para hacer el análisis.


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