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LA MAQUINA DEL TIEMPO por juda

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JP bajó las escaleras, se metió a su cuarto e iba a cerrar la puerta cuando el cuerpo del peliceleste se coló con velocidad.

-Perdón, no pude controlarme, no volverá a suceder -rogó el pelinegro, el menor se acercó.

-No tienes que disculparte por eso pero me gustaría que madures un poco, no era necesario que salieras corriendo como nenita, quiero mostrarte lo que encontré en las plaquetas y los glóbulos rojos, pareciera que yo soy el mayor -le dijo acercándose demasiado, JP retrocedió. -Vamos al laboratorio.

De manera inconsciente el pelinegro se cubrió con una mano la entrepierna del pantalón, B bajó la mirada y sintió la agitación de JP que delataba lo excitado que estaba. 

-Necesitas tiempo para hacerte una paja? Te daré tiempo! -le dijo sonriente y se recostó en la cama, cruzando los brazos por detrás de su cabeza y observándolo divertido.

El pelinegro se mantuvo mirándolo, confundido.

-Tío JP, quiero trabajar en las hipótesis que sacamos sobre el viaje en el tiempo, esta semana será dura por la universidad, me gustaría aprovechar ahora que dispongo de unas horas, siéntete libre de entrar al baño y masturbarte para que podamos continuar trabajando. -volvió a sonreírle, pero esta vez se pasó la lengua por los labios.

JP casi se ahoga con la saliva.

Se dio media vuelta y entró al baño.

B tenía razón, debía dejar de comportarse como un adolescente hormonal. Se fue hasta el inodoro, sacó la pija dura y comenzó a bombearsela con fuerza mientras imaginaba al peliceleste desnudo. Se mordió los labios para no producir ningún ruido y casi se cae de rodillas cuando la puerta se abrió y entró B, bajándose la bragueta.

JP intentó meter la pija en el pantalón y el peliceleste se arrimó a él con premura.

-No! vine a hacer lo mismo. Si nos descargamos, podremos concentrarnos en los estudios de la sangre en un 100%. Sigue masturbándote, yo haré lo mismo -dijo y se paró a su lado mientras comenzaba a masturbarse lentamente, con los ojos cerrados.

-¿Qué intentas hacer? -preguntó en un susurro porque la voz no le salía lo suficientemente fuerte como para hablar con normalidad.

B se mojaba los labios con la lengua y por ratos se los mordía.

-Pajearme, eso intento -se aproximó despacio, tomó la mano de él que estaba en su pija cuando intentó guardarla en el boxer, la apartó con cautela sin dejar de mirarlo a los ojos, tomó la pija de JP, se juntó aun más a él, puso su propia polla elevada de manera vertical junto a la del pelinegro, las tomó con la mano y comenzó a masturbarlas juntas.

JP hizo el intento de apartarse y B se apresuró a sujetarlo por la cintura con el brazo libre.

-Tranquilo, solo nos estamos masturbando. Supongo que esto también se hacía en tu época.

-Así no -gimió tragando saliva, cerrando los ojos ante el contacto de la mano de B con su pija.

-Lo hacían de otra forma? -susurró y JP supuso, por el calor de su aliento, que estaba muy cerca suyo.

-Uno debe masturbarse en solitario -aclaró con un hilo de voz, totalmente entregado.

-No abras los ojos, mantenlos cerrados y piensa que es tu mano la que te masturba, a menos que quieras hacerlo solo. ¿Quieres que me vaya? -preguntó agitado, con voz gruesa.

JP negó. Lo sintió moverse y cuando la mano dejó su pija y lo suplantó una boca abrió grande los ojos y lentamente los bajó para encontrar la escena más pornográfica que había visto en toda su vida. El pequeño B, ahora ya no tan pequeño, ahora mucho más hermoso, estaba de rodillas ante él y no sólo se metía la mitad de la pija en la boca y luego la sacaba para lamerla, sino que se había levantado la remera y se pellizcaba los pezones mientras se dedicaba a hacerle la mamada.

-Ffffffffffffffffuck -gimió y comenzó a mover levemente las caderas, ayudando a que entrara más hondo en esa boca de labios rojos.

B le dio unas cuantas lamidas más y se paró mientras iba levantando la playera del pelinegro y le daba pequeñas mordidas por todo el pecho.

Cuando nuevamente estuvo parado, lo tomó por el brazo, lo volteó hasta ponerlo frente al inodoro, él se puso atrás apoyando su mentón en su hombro (eran de la misma estatura y podía lamerle la parte trasera del oído sin problemas), le bajó el boxer lo necesario como para que quedara el culo expuesto, le apoyó la pija que ya comenzaba a babear líquido preseminal, pasó la mano hacia adelante y mientras refregaba su pija por el culo, lo masturbó.

JP tiró las manos hacia atrás y lo agarró por la cadera para apretarlo con fuerza contra él mientras bajaba el rostro y veía la mano del peliceleste, subiendo y bajando en su pija.

No pudo resistir mucho, estaba temblando entero. B lo supo, lo anticipó. Apuró la bombeada y JP eyaculó entre sus dedos dando un grito ronco. Nuevamente lo tomó del brazo y lo volteó, el pelinegro obedeció, cuando estuvieron frente a frente, el peliceleste levantó la mano llena de semen y se la ofreció para que la lamiera, el pelinegro agitado aun con el orgasmo desarmando sus músculos, sacó la lengua y lamió, lo mismo hizo B, entre los dos limpiaron los dedos mientras se cruzaban las lenguas. JP aprovechó para masturbarlo y cuando B acabó entre sus dedos, repitió el ritual.

-Mierda -gimió B dejando caer la cabeza en el hombro del pelinegro mientras se acomodaba la ropa -esto podría ser altamente adictivo.

JP sonrió con los ojos cerrados mientras él mismo se acomodaba el pantalón.

-Vamos al laboratorio ahora? -preguntó el peliceleste saliendo del baño.

El pelinegro no contestó, B volteó a verlo. Estaba sonriente parado en el marco de la puerta.

-No desayuné, y aunque tu leche y la mía deben tener bastantes proteínas, aun sigo con hambre, necesito un café con leche!

B regresó sonriente (¿cómo podía sonreír como si nada hubiese pasado? cómo podía ser tan brillante? cómo podía haber sido aquel niño malcriado que se metía el dedo en la boca y lloraba a cada rato?) le puso los brazos al cuello y lo besó.

Lo besó con tanta delicadeza y a la vez profundidad, que JP dejó sus labios quietos solo para poder sentir todo lo que B provocaba. El beso era muy húmedo, los labios carnosos y suaves no solo se apropiaban de su boca sino se arrastraban por su mentón y por el cuello. De manera inconsciente llevó los brazos en torno a su cuerpo y lo abrazó con delicadeza, acariciando su espalda.

-Salgamos, te invito a desayunar -le dijo sobre los labios y JP volvió a sonreír.

¿Quien pensaría que el crío malcriado que lloraba a los gritos con una voz aguda se convertiría en ese adonis de cabello celeste que le hacía perder la cordura, la inteligencia, la capacidad de racionalizar? Con B al frente, pasaba de ser un homo sapiens a un poco de gelatina inconsistente, a un paso de ser un charco para las hormigas.

-Te voy a llevar a un lugar que te va a gustar -le aseguró mientras le tomaba la mano y lo guiaba por la casa hasta llegar al garage. B entró al auto por el lado del copiloto y JP se quedó estático.

-Entra -le grito sacando la cabeza por la ventanilla, sonriente. Era la misma sonrisa del B de cinco años, mostraba los dientes, todos, el labio superior se levantaba entero formando una caja. Era la misma sonrisa de BatyBaty el monito. Era la sonrisa que siempre lo había hipnotizado. Hace más de un mes porque pertenecía el pequeño B que llegaba con su voz aguda y destruía la seriedad del trabajo, ahora porque le pertenecía a la misma persona, pero ya transformado en hombre y le hacía latir el corazón en un ritmo peligroso.

Subió al auto.

B le enseñó con paciencia a colocar la dirección en el GPS y partieron.

-Vamos a ir a un bar que está a unas dos horas de aquí, pero que sé que te va a fascinar -le explicó y se pasó hacia los asientos traseros, el pelinegro giró la cabeza y lo observó.

El peliceleste se sacó la remera, el pantalón, el boxer y se recostó a lo largo del vehículo.

El pelinegro observaba en silencio. Tener al adonis de piel tostada y cabello celeste desnudo y expuesto era la octava maravilla y en ese momento era el único espectador.

-Tenemos tiempo, me calientas, te veo y quiero meterte mano constantemente así que jugaré un rato conmigo mismo. Necesito acabar de nuevo o terminaré violándote. Si lograste sacarme de tu cabeza como si todavía fuese un niño, podrías venir y acompañarme. -y le extendió la mano.

JP observó los dedos largos y los acarició.

No, no se parecían a las manos regordetas de su pequeño B.

No estaba haciendo nada malo, quería tocar a ese hombre y no tenía 5 años, ahora era un adulto. No estaba cometiendo una aberración.

Se pasó a los asientos traseros, se sentó y puso las piernas de B sobre las suyas para que el peliceleste pudiera estar acostado sin inconvenientes.

-Masturbate, quiero ser espectador.

B cerró los ojos y comenzó a bombear la pija mientras sacaba la lengua, dobló una rodilla, con la mano derecha se masturbaba, con la izquierda se pellizcaba los pezones, se acariciaba el pecho, descendía y se metía un dedo en el culo.

Escuchaba la respiración agitada de JP.

El pelinegro tomó la rodilla que estaba levantada y la llevó hacia un lateral para que su agujero pudiese quedar expuesto, sacó su propia pija y comenzó a masturbarse mientras veía como B se metía los dedos y simulaba una follada.

-Me gustas mucho B -susurró sin sacar los ojos de ese agujero ultrajado por los dedos.

-Me gustas mucho JP -contestó él.


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