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Cosas de adultos ||Sterek|| por Dark_Ness

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Notas del capitulo:

Lo que Stiles siente en este capítulo lo he sentido yo xd. No es bonito.


Derek se sentía como un adolescente floreciente entre los brazos de Stiles.

El chico tenía un piel suave y tersa, lo cual le parecía curioso a que él estaba entrando en la adultez temprana. Derek recordaba fácilmente que él ya tenés musculatura cuando estaba en los dieciocho, casi diecinueve, junto a una gran altura y la apariencia general de un hombre; Derek, se podría decir, había encontrado el despertar viril temprano. Pero Stiles seguía teniendo los mismos rasgos delicados de siempre; sus labios suaves y rosados seguían teniendo esa suave curva inferior que tanto volvía loco a Derek, y sus ojos expresivos y preciosos le dejaban sin aliento como si fuera la primera vez que los veía. Incluso, sus manos, las cuales ya estaban agarrando una forma larga y grácil, seguían siendo suaves y cálidas.

Pero lo que Derek no veía, era que Stiles si cambió.

Tal vez no tenía la contextura ancha y tonificada de Derek, ni tampoco tenía ese ambiente de hombre imponente que lo acompañaba como una fiel sombra; pero no se podía negar que Stiles ya tenía el cuerpo de un hombre. El chico se estiró, como si quisiera tocar el sol con sus dedos, y se llenó de masa muscular que poco a poco fue tonificandose por aquí y por allá. Para ser sinceros, Stiles tenía la piel suave en las manos, pero el resto de su cuerpo poseía esa textura característica de cualquier hombre.

Stiles no era un niño pequeño.

Pero para todos, lo seguía siendo contra su voluntad.

Derek lo abrazo contra su pecho cuando el chico se movió y respiró aliviado. Los brazos se acomodaron de manera que ambos se quedaron entrelazados, respiraron el aire del otro. Derek beso el cuero cabelludo de su chico mientras sonreía.

Stiles era un monstruo de los abrazos.

Y eran esos momentos en donde el silencio se llenaba con la respiración tranquila de él, que Derek caía en cuenta lo afortunado que era. Y lo muy feliz que lo hacía haber elegido dar el paso con Stiles.

La calidez en su pecho solamente la había sentido cuando Paige lo abrazó aquella vez después de asegurarle que Kate no regresaría.

***

Sin embargo, las cosas no siempre fueron así de fluidas.

Derek se dio cuenta cuando su mamá lo invitó a una cena familiar el viernes por la noche.

Ellos sólo se reunían a cenar a final de mes.

Pero él, tan distraído como sólo él podía ser, aceptó sin ningún tipo de sospecha alterna que debió haber tenido.

***

El día llegó tan rápido como una apuesta de sol en la tarde, y Derek se hallaba arreglando el jersey que su tío Peter le había regalado para Navidad. Era uno grande, con hueco para sacar los pulgares, de un lindo color vino y hecho de lana; algo que a Derek le habría gustado hacía tal vez ocho años atrás, pero que por ser un lindo regalo familiar, lo usaba con frecuencia. Derek era más fanático de las franelillas y las camisas sencillas de algodón para salir en su tiempo libre; pero por insistencia de su madre, tenía que ir con algo presentable.

Aunque no entendía por qué la exigencia.

Todas las cenas que tenían siempre eran informales. Una vez Cora se sentó a comer con una toalla enrrollada en el cabello mientras vestía una vieja pijama de naves espaciales que Derek le había regalado a modo de chiste privado; y nadie le había dicho nada. Ni siquiera papá.

Pero ahora mágicamente tenía que ir vestido con algo presentable y bonito que no estuviera arrugado, sucio o roto.

Casi parecía que irían a comer a un restaurante.

Derek se detuvo momentáneamente ante la idea de comer en un restaurante... La idea no era fea; pero la última vez que estuvieron en un restaurante fue durante la presentación de la pareja de Laura, y no terminaron bien las cosas.

Entonces un escalofríos le recorrió la columna a Derek mientras agarraba las llaves de su Camaro. Pensar en presentar una pareja es una decisión tan seria que Derek estaba dispuesto a tomar con Stiles cuando ellos estuvieran preparados; pero sabía que en ese momento no sería adecuado. No cuando Stiles seguía siendo menor de edad.

Pero como Derek tenía la confianza de que nada raro sucedería esa noche, salió del loft sin ningún tipo de plan de contingencia por si algún improvisto se atravesaba, y se encaminó a la casa Hale en su flamante Camaro negro.

***

Cuando Derek llegó encontró a Cora sentada en la sala hablando con papá y James, el novio de Laura, a quien no había visto durante un largo tiempo. El hombre seguía tal como él lo recordaba, con su cabello castaño claro bien peinado, su sonrisa amable dibujada en su rostro y ese buen porte que había cautivado a su hermana en primer lugar; Derek tenía un aprecio considerable hacia aquel tipo, no era del todo malo si trataba como una diosa a su hermana mayor. James se levantó de su puesto en el sofá y saludó con un apretón de manos a Derek mientras le daba las buenas noches.

La presencia de él era extraña.

Pero Derek, cegado, lo saludó. Esta vez una pequeña alarma se disparó en su mente cuando notó que una persona aparte de la familia Hale iba a estar presente en la cena.

Derek saludó a todos en la sala con su usual "buenas noches, familia" mientras se encaminaba a buscar a su madre. Ella estaba en la cocina hablando por teléfono mientras sacaba algo del horno; algo que olía como pavo. Ellos sólo comían pavo el día de acción de gracias, y cuando acontecía algo sumamente importante en la familia —algo como un ascenso, la aceptación en universidades prestigiosas o las batallas judiciales que ganaba Laura.

Talía estaba imponente con su traje fluido hecho a la medida de color tierra. Era de ese que usó el día de la graduación de Laura en la universidad. Y se veía tan hermosa como poderosa, dejando entrever que tenía la capacidad de poner orden mientras cada uno de sus cabellos se mantenían en su sitio.

— ¡Te veo entonces! Buenas noches, Noah —Talia cortó la llamada y se quitó los guantes de cocina para abrazar a su muchacho. Derek recibió el abrazo gustoso mientras el olor lo embargaba lentamente—. Me hiciste caso. Nada roto, sucio o arrugado —dijo a modo de saludo. Derek colocó los ojos en blanco—, te ves tan hermoso como tu padre cuando tenía tu edad.

Derek se enrojeció un poco.

A pesar del carácter asqueroso que se cargaba su padre la mayoría del tiempo, el hombre era atractivo como el infierno. Era alto, como Derek, con unos hermosos ojos verdes claros que reflejaban el mundo tal como era y que observaba sin contemplación cada aspecto de el; su cuerpo era fornido, ancho y trabajado por los días duros que pasó en su juventud mientras que su apariencia apenas se veía tocada por la edad. Las canas en su cabello azabache le daban carácter, como si fuera parte de alguna mafia pesada, y la forma en como los huesos de su cara se ajustaban para darle ese aspecto definido fueron los causantes para que los descendientes Hale tuvieran ese aspecto de modelo esculpido con un cincel.

El tipo tenía la facilidad de ser la imagen de la asociación mundual de «sugar daddy»; y Derek no lo culparía si retiraba de los bienes raíces para vivir como modelo.

Y Dios, el pobre hombre mentiría si dijera que no quería envejecer igual que su padre.

—Ahora ayúdame a llevar todo esto al comedor —Talia sacó de sus reflexiones estéticas a Derek mientras señalaba los cuencos con comida que estaban esparcidos a lo largo de las encimeras en la cocina. El chico asintió mientras tomaba los planos vacíos primero. Era incluso la vajilla cara de su mamá, de esa que guardaba con celo absoluto de todos los miembros de la familia—. ¡Y no dejes caer ningún plato! No quiero tener que recoger vajilla cara cuando lleguen los Stilinski.

Por poco se le cae toda la vajilla valiosa y milenaria de la familia Hale al escuchar las palabras de su señora madre.

— ¡Derek! ¡Te estoy diciendo que no dejes caer ningún plato! —Talia le quitó los platos a su hijo y en medio de una nube e refunfuños los llevó hasta el comedor para posteriormente dejarlos con cuidado frente a cada silla. Ella no sea maniática del orden, pero tampoco le era atractiva la idea de dejar romper sus platos finos y caros— Dios, solamente te pido una cosa y pareciera que hicieras todo lo contrario a propósito.

Derek entonces logró encajar todas las piezas.

La cena repentina, el esmero en su apariencia, la presencia de James, el pavo, la porcelana fina, los Stilinski.

Derek se llevó las manos a la cara y suspiró pesadamente.

—Mamá...

Talía observó a Derek finalmente. Su mirada decía tantas cosas que Derek no podía entender.

— ¿Ya te diste cuenta? —preguntó con calma. Una calma tensa— ¿Cuándo pensabas decirmelo?

—Mamá yo...

Talía lo detuvo.

—Si John no me llama para preguntar sobre el paradero de su hijo, entonces no me entero de lo que está pasando en tu vida —el tono duro y dolido de su voz perforó el pecho de Derek. Esto era justamente lo que él quería evitar—. ¿Sabes lo furioso que está John? ¿Tienes la menor idea de lo furioso que estamos tu padre y yo al enterarnos por alguien más algo que tú tenías que decirnos primeramente?

Derek sentía que tenía quince años de nuevo.

Pero fue incapaz de responderle cualquier cosa a su madre gracias al sonido del timbre.

Esa cena sería, sin proponérselo, igual que la ocasión en donde James entró a la vida familiar Hale.

***

Decir que Stiles estaba enojado era un eufemismo.

El chico estaba colérico.

Cuando Talía abrió la puerta de la casa, todos los Hale se levantaron y recibieron con alegría y entusiasmo a la familia Stilinski. Laura invitó a pasar a John mientras que Stiles era escoltado por Cora hacia la sala; ellos estaban sonrientes y fueron muy amables con los Hale en general, hasta se llevaron bien con James. Incluso Stiles hizo chistes múltiples con el cuñado de Derek durante la cena.

Pero todo era genuino.

Una muestra de que los Stilinski eran personas racionales que sabían diferenciar al público con quién tenían malas relaciones.

Cuando Stiles miró a Derek, el hombre comprendió que tenían una larga charla por delante. Charla que sería secundada por el patriarca Stilinski.

Ambos estaban igual de molestos con él.

—Y dime, Stiles —comenzó el papá Hale, quien se había mantenido accesible toda la noche a todas las personas— ¿Cuánto tiempo llevas con Derek?

Pero claro, todo tenía un punto de quiebre.

La sala se sumió en un silencio tenso, en donde el único sonido era de los cubiertos chocar contra la lisa porcelana. Talía también estaba curiosa, pero ella no quería ser la "mala" de la noche en esa ocasión. Incluso Cora estaba sorprendida, porque ella tampoco sabía sobre la relación de su hermano con uno de sus mejores amigos en la secundaria.

—Pues... —comenzó Stiles sin mirar a Derek. Eso le dolió tanto— Estamos juntos desde el momento en que se dio la ceremonia de graduación, señor.

Derek se preguntó cuanto tiempo había pasado desde entonces. ¿Tres meses? ¿Cuatro tal vez?

El tiempo transcurría sin control mientras los momentos más felices tomaban las riendas como si fueran los jinetes de un veloz caballo. Derek se sentía desconcertado con esa información.

Era increíble como tantas cosas sucedieron durante ese plazo de tiempo.

— ¿Por qué de todos nosotros quien menos parece sorprendida es Laura? —Cora interrumpió un poco ofendida. Era para ella muy insultante ser la última en enterarse sobre una relación amorosa entre las dos personas a quienes más amaba. Pero era mucho peor que Laura se enterara primero que ella cuando ella carecía de la cercanía que Cora tenía, o creía tener, con Derek y Stiles.

—Porque yo los vi besarse en la cocina aquella vez —respondió sin más mientras engullía su parte del pavo. El sonido reprimido de impresión perforó cada vez más profundo en Derek; ahí se iba a otra historia hermosa que tenía que explicarle a los demás. Esperaba que nadie hubiera estado presente cuando Stiles decidió entregarse por primera vez a él en el loft, porque estaba seguro de que habrían muchísimos problemas—. Supongo que eso me dio muchas pistas entonces.

Sin embargo, el lado positivo fue que Laura no reveló la verdes naturaleza de ese salvaje beso.

—Ya veo por qué llegaste tan feliz a la casa después de la cena. —John miró a Stiles mientras hablaba, causándole un rubor en su rostro por la vergüenza de ser descubierto.

—Stiles —retomó la palabra el papá Hale, dejando atrás toda la impresión y los jaleos sobre aquella ocasión en la cocina—. Recuerdo que el día que vinieron a cenar, comentaste que querías estudiar en la universidad la carrera de medicina —Stiles asintió. No se veía incómodo—; ¿aún sigues teniendo esos planes?

Stiles asintió sin prisas.

Derek sabía que el chico estaba esperando la carta de aceptación para poder comenzar clases de nuevo ingreso en el otoño. Desde que se había graduado, no tenía mucho de lo que preocuparse excepto ese asunto. A veces lo acompañaba hasta la cede principal de la universidad, en los momentos que no estuviera de guardia, y pasaban a preguntar acerca de los resultados. Iban dos veces a la semana; y siempre recibían las mismas respuestas. "Las cartas de aceptación se entregarían dentro de poco".

Ese «dentro de poco» estaba teniendo una larga duración de al menos dos meses; y para ser sinceros, la ansiedad de Stiles lo consumía al pensar que no había sido aceptado y que no hallaban la forma de comunicárselo.

Derek no creía que eso fuera posible.

Pero por otro lado, era sumamente extraño que la dichosa carta no hubiera llegado.

—Ya veo. —respondió con calma—.

El silencio se extendió un poco más.

***

Pero después de unos minutos, James trató de romper el hielo. Y Dios —agradecía Derek—, que bien lo había logrado. Talía preguntaba a veces cosas al azar a Stiles; ella no fue tan dura como se lo habría esperado, tal vez porque había visto crecer al chico junto a Cora desde que estaba en la secundaria, o tal vez porque entendía que él no tenía malas intenciones. Talía recuerda todavía todo el infierno que vivió Derek en su adolescencia por los sucesos con aquella despreciable profesora, y mentiría si dijera que no seguía preocupada por el bienestar de su hijo; por eso, tal vez, se sintió escandalizada y dolida al saber que su hijo por fin había abierto su corazón hacia alguien más sin haberle comentado eso a ella.

Talía no estaba enojada por el hecho de que Derek estuviera con un menor de edad. Qué le hacía un poco de ruido, sí, no mentiría en ello; pero no estaba molesta por eso. Después de todo, ella entendía a su hijo, y sabía que después de todo lo acontecido él no sería igual que aquella mujer; Talía confiaba plenamente en Derek en ese aspecto. Sin embargo, la sensación de desconfianza era lo que le pulsaba y quemaba por dentro.

—Aún recuerdo cuando Stiles conoció a Derek en la estación —John comenzó a hablar entre risas después de una larga sesión de anécdotas contadas por parte de James. Todos estaban más relajados que al principio de la cena, y mientras poco a poco dejaban atrás el escándalo y las ganas de interrogar a Stiles, los temas de conversación salían a flote como madera en medio de un pozo—. Él tenía apenas trece años, y Derek era un novato recién egresado de la academia de policía. Stiles tenía la idea de querer ser un agente del FBI, por lo que se pasaba todo el día metido en la estación observando a los demás oficiales —Stiles enrojeció ante la mención de su acoso a los compañeros de su papá; y Derek sonrió recordado la curiosas viva en el cuerpo de aquel adolescente—; pero entonces se quedó prendado de uno en específico.

—Déjame adivinar —intervino Cora con su tono burlón—. Se quedó prendado de Derek.

Las risas no se hicieron esperar.

No eran risas despectivas ni burlonas. No estaban cargadas de malas intenciones. Ni tampoco hicieron sentir mal a ninguno.

Eran de ese tipo de risas que Scott compartía con Stiles cuando recordaban sus momentos vergonzosos y se daban cuenta de lo mucho que habían cambiado desde entonces. Eran risas de nostalgia; de esas que se sueltan en la tarde acompañada de una buena bebida y personas agradables.

Derek sonrió también ante la mención de Cora. Fue un gran momento para él.

—Desde entonces supe que Stiles no dejaría en paz a Derek, ni siquiera cuando creciera —completó John, con una sonrisa pequeña mientras terminaba de comer los últimos bocados de su cena—. Y después de cuatro años, aquí estamos.

Talía reconoció que esos cuatro años fueron tan rápidos que el cambio le seguía pareciendo espeluznante. Ver cómo su hijo dejaba atrás la adolescencia para convertirse en un adulto hecho y derecho no fue fácil; pero tampoco lo fue verlo sufrir.

Y ahora, que podía observar la sonrisa pequeña pero satisfecha en el rostro de su muchacho y ver su rostro ruborizado, comprendió que ese pequeño romance no era tan pequeño ni tampoco menos importante.

—Aquí es cuando Derek llora y suelta unas lindas palabras de agradecimiento —Laura palmeó la espalda ancha de su hermanito y se burló del pequeño gruñido disconforme que lanzó Derek—. Yo lo hice cuando James vino a comer. Es tu turno.

Derek colocó los ojos en blanco mientras se aclaraba la garganta.

—Sólo diré que... debí haber hecho esto antes. —concluyó con una pequeña sonrisa sin mirar a nadie en particular.

Derek no pudo ver como las mejillas de Stiles se tiñeron de rojo, ni tampoco vio la expresión de todos en la mesa.

***

—Te he lastimado otra vez —murmuró Derek mientras ayudaba a Stiles a quitarse el suéter negro que cargaba puesto—. Y estoy seguro que tu padre me si disparará en esta ocasión.

Stiles gruñó mientras se quitaba los zapatos. Seguía dándole la espalda a Derek.

—Pensé que les habías dicho —murmuró simplemente—. Y ni siquiera Cora sabía.

Derek sacó sus manos de encima de Stiles lentamente. No se sentía digno de tocarlo.

A pesar de que la cena terminó en paz y sus padres le dieron la bendición a la pareja, John y Stiles seguían disgustados.

Talía los invitó a quedarse a dormir esa noche con ellos en la casa; dándole una habitación de huéspedes a John. Ella no quería que Stiles se fuera sin haber hablado los problemas con Derek, puesto que sabía que eso traía secuelas graves.

— ¿Por qué no se lo dijiste? —preguntó una vez estaba vestido con su ropa para dormir. A Derek le dolió tanto ver qué Stiles usaba una simple camisa negra y no la que se había robado del armario de Derek.

Derek terminó sentado en su cama mientras reflexionaba la pregunta de Stiles. Aunque, esa era la pregunta que se hacían todos.

¿Por qué no lo había dicho?

Ni el mismo lo sabía.

— ¿Sabes? No importa ya —respondió Stiles con la voz cansada. El tono era indiferente, como si se hubiera dado por vencido en una pelea que ameritaba su urgente participación; y eso era tan extraño que se sentía incorrecto. Stiles nunca se rendía. Nunca. Y no era justo que la primera vez que dimitiera ante un desafío fuera contra una situación en la que involucraba a Derek—. Buenas noches.

Entonces Stiles tomó sus cosas y salió de la habitación sin ver a Derek a los ojos.

Él se quedó solo, sentado en medio de su cama mientras el sonido de la nada se hacía más y más notorio, recalcando la ausencia de Stiles en la habitación y tal vez, en su vida.

***

Esa noche Derek no pudo dormir.

Y no era para menos, no después de haber pasado por tanto como para perder contra algo tan... solucionable como eso.

Derek sabía que había fallado. Y ahora no podía lograr desentrañar como solucionar aquella situación.

———

 

Notas finales:

¿Qué nombre le puedo dar al "papá Hale"?


Me gusta el nombre Edward; pero creo que sería muy cliché colocárselo xd.


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