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Almas Gemelas © (Marvel Boys Love) por lilibel vangarret

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Notas del capitulo:

Quedan 4 capítulos para el final (sin contar este)

 

 

 

Tony siempre fue el representante legal de Peter y la única figura paterna a los ojos del mundo. Las veces que Steven Rogers iba a alguna reunión, lo hacía fungiendo como amigo y compañero heroico de Iron Man. En ningún momento como amante, padre o esposo. En esta ocasión, afrontaría su unión sanguínea con ese inteligente jovencito que igualmente tenía una doble vida de superhéroe. Sin embargo, estaba nervioso.

–Es lindo el colegio. No es por desmeritar tu crianza como padre ni muchos, Cap, ¿no habría sido mejor aprovechar su intelecto en un colegio de elite? –opina caminando tras el rubio, bajando sus lentes para observar el entorno–. Bueno, lo digo con experiencia con mi Peter y su gran mentalidad para crear y así. Él se parece a mí, incluso los chicos bromeaban con eso. ¿Ya te aclaré que no es mi hijo, verdad?

–Lo hiciste. Despreocúpate. Hay otras cosas más importantes. –exhala avanzando por los pasillos libres de estudiantes–. No sé por qué te deje venir conmigo. Debías esperar en el auto.

–Quiero conocer a tu hijo.

–Ya lo conoces. Ahm... Preferiría que esperes en el auto. Es enserio, Tony.

–Bien. –rueda sus ojos, regresando en sus pasos. Camuflaje estándar, según las bromas de Bucky. Gorra, chaqueta con capota y lentes oscuros–. No demores demasiado.

 

 

 

 

Cap10 Ellos y Nosotros.

 

 

 

 

–Peter, ve al auto. Necesito hablar con tu amigo. –pide Steve cuando estuvieron fuera de rectoría luego de recibir los consejos y algunas condolencias del rector. Mayormente pésames–

La presencia de Steve distrajo la atención de la ausencia de familiar o tutor legal del jovencito rubio. Más no evitó la sanción de ambos. 2 días y un extenso trabajo sobre el compañerismo y “No golpear a mis compañeros”, eso sí, evitando manchar su expediente.

–Papá, él no tiene nada que ver.

–Peter. Simplemente hablaré con él. No le haré nada malo, por quién me tomas.

–Por el Capitán América. No tienes el escudo pero si Mjolnir. ¡Eso es más peligroso!

–Ve al auto. Hay alguien que quiere verte. –aprieta su hombro, sonrisa gentil. Por qué las personas se amedrantaban con su presencia ¿Daba tanta intimidación?–. Ve.

–Harley, si él te hace algo. Grita o manda un mensaje. Estaré pendiente. No, enviaré a Spider-Man lo más rápido posible sí es necesario.

–Peter. –advierte, dándole un amistoso empujón–

Steve se asegura que su hijo verdaderamente abandonara el lugar. Girando después en dirección del rubio más chico, advirtiendo en el visible moretón debajo de su labio con una bandita, frotando frenéticamente sus manos en la correa de su maleta.

–En medio de las condolencias y sorpresas del rector por saber que soy padre de Peter, dude en preguntarte y matar mi curiosidad del por qué tu rostro me era familiar. Solo que no quería comentarlo delante de Peter…, Harley ¿no?

–Capitán. Ahm… Señor Rogers, yo puedo explicarlo. No es lo que está pensando.

–Según tú, qué es lo estoy pensando. –cruza sus brazos a su pecho, ladeando su cabeza–. Por cierto, llámame Steve. Quién te envió. Anda, dilo. No me molestaré.

–El Señor Stark me envió. Una video-nota, en realidad, pidiéndome que fuese el consuelo para Peter. ¡Pero le prometo que no me estoy aprovechando de su hijo! ¡Él me agrada!

–Que Tony hizo qué? –parpadea confuso–

–Sí, él era mi tutor desde aquella vez y… es lo mínimo que puedo hacer en agradecimiento. Proteger a su hijo mayor.

–Sí. Lo sé. El mismo Tony me contó su tutoría contigo. Pero me ha tomado por sorpresa el hecho que te haya dejado a ti a cargo de cuidar el bienestar de mi hijo... Lo agradezco, Harley.

–Ehm… No tiene por qué. –resta importancia, abochornado–. Él es un chico increíble y de buen corazón. Demasiado amable y muy valiente. Me cae muy bien.

–Creíste que sería engreído como su padre? –tienta–

–Algo así. –sonríe tímido–. Las apariencias pueden engañar. –opina. Tony, el mejor caso de comparación–

–Hay algo de mí en Peter. “Gracias al cielo” –piensa lo último– Bien, sigue así. Confió en ti. Solo evita mentirle por más tiempo y meterte en demás peleas.

–Gracias, Señ- Steve. Le contaré la verdad. Lo prometo.

–Confiaré en tu palabra.

Menos tenso va Steve hasta el auto. Esperando ver a un par de genios entregados en comentar sobre formulas o experimentos. No obstante, encuentra solo a Peter en la parte trasera.

–Dónde está Tony?

–Dijo que iría a caminar. ¿No fue contigo?

Abandona Steve el auto, buscándolo con su mirada. Alcanzando a ver la figura de Tony a varios metros. Corre, sujetándolo gentilmente por sobre el codo.

–Tony, a dónde vas.

–Lejos de tus mentiras, Steve. –aleja su extremidad con un tirón, encarándolo–. Cuándo pensabas decirme sobre el pequeño detalle sobre Peter ¡Es mi hijo!

–No. NO lo es. Es mío y de mi difunto Tony.

–Date cuenta de una vez por todas que somos la misma persona! ¡No puedes aceptarme ya!

–No quiero hacerlo! –vocifera igual de molesto–. Si así fuese, tú y yo no somos nada. ¡Pepper es tu actual pareja y madre de tu hija ¡¿Ves lo complicado que es esto?! ¿Poner mi felicidad por la tristeza de una niña inocente? No, Tony. Ya dejaré de pensar en los demás.

–Por eso me alejas de tu vida?

–Tony, no soy perfecto ni inocente, pero deseo lo mejor para ti. Por eso evito que salgas lastimado en la mía. ¿Vienes? –señala en dirección del auto. Peter asomado veía–

–Tú eres lo mejor para mí. –promete, bajando su mirada–. No. Caminaré. –niega. Alejándose, manos en los bolsillos de su pantalón–

Exhala Steve y parpadea repetidamente, luchando contra el traidor llanto acumularse en sus orbes. Muy tarde comprendió que, lo mejor era estar separados.

Peter retorcía sus manos, arrepentido de haber contado su parentesco con el Capitán América cuando tenían una buena conversación entre ellos. Sin necesidad de elevar su cabeza, exhala.

–Lo siento, papá. Pensé que ustedes-

–No es tu culpa, Pet. Es mía por habérselo ocultado. –sacude el cabello achocolatado de su retoño– A dónde quieres ir y me vas contando como te defendiste de esos idiotas. –abre la puerta del chofer, ascendiendo con una sonrisa orgullosa–

Peter, en ese momento recibe una llamada, respondiéndola mientras su padre encendía el vehículo. Confundiéndolo oír una preocupada Pepper.

–No. Ella no está conmigo. –niega con su cabeza pese a no ser visto. Oyendo a la preocupada madre–. Calma. La buscaré. –cuelga–

–Qué sucede?

–Era la señora Pepper. Morgan no está en casa. Happy la cuidaba mientras ella compraba la cena. Al regresar, Morgan no la recibió como de costumbre, pensó que jugaba a las escondidas como siempre hace.

–Cómo? –maneja, alcanzando a ver a Tony en el andén. Dándole alcance–. Sube.

–Steve, deseo estar solo.

–La hija de Pepper está perdida. –trasmite frenando–. Un par más de ojos servirán mucho. Más si son parecidos a su padre. Sube.

Medita Tony los pros y contras, quedándole rodar sus ojos y exhalar. Resignado asciende en la parte trasera, junto a Peter. Iniciando la marcha en un incómodo silencio.

 

Nueva llamada de número conocido a ojos de Peter, conteniendo la respiración y dando rápido vistazo a 616 Tony.

–Debo preocuparme por tu rara mirada hacia mí?

–Quién es Peter? –pregunta Steve, viéndolo por el retrovisor, procurando su manejo–

–Es... Es papá. –trasmite, mostrando el remitente. Tony Stark–

Frenando Steve involuntariamente (por poco matándose Tony), virando su cuerpo hacia atrás. Cortándose la llamada antes de tiempo. Evitando el pelinegro interferir, tan intrigado como ellos. Para sorpresa de los 3, el mismo número insiste en llamar.

–Papá? –pregunta dudoso. En el fondo, ilusionado–

–Hermano, eres tú?

 

Fuera del auto corren Peter y Steve por la figura esperar sentada cerca del andén (asombrosamente logró llegar a la ciudad), jugando en el antiguo teléfono de su padre. Elevando Morgan su mirada por el llamado de su hermano. Tony ocultándose dentro pero lanzando miradas curiosas a la niña.

–Cómo llegaste hasta aquí, Morgan. –inquiere Peter, hincándose a su lado, buscando alguna herida o daño. Nada inusual–. Estás bien. Gracias a Dios.

–Subí al auto de Happy y bajé cuando sentí que frenó. Estaba buscándote, hermano. –responde con envidiable serenidad– ¿Está mal lo que hice?

–No está mala, solo el modo. La próxima vez llámame e iré lo más pronto posible a verte ¿vale?

–Estás bien, pequeña? –acaricia su coronilla. Él sabía muy bien la pérdida de un hijo. Por lo menos, esto quedaría como un susto–. Es hora de finalizar el paseo, tú mamá está preocupada. Vamos.

Algo roba la atención de la heredera Stark, incitándola a acercarse a la puerta trasera. Recarga sus manos en la puerta para ponerse en puntillas, dando curiosos vistazos dentro. Demasiado tarde para que el Capitán y la Araña respondieran a tiempo.

–Hola. Te pareces a mi papi. ¿Eres mi papi?

Tony da un vistazo fuera, notando los expresivos ojos claros de la chiquilla de corto cabello. Se parecía bastante a su versión de esa tierra. Alcanza a notar el rubio dar un paso, alarmada preocupación en sus gestos, incluso el jovencito castaño turbado y arrepentido. Eleva su mano, frenando a Steve, compartiendo un asentimiento.

–Hola, hermosa. No, no soy tu papi.

–Entonces quién eres. Tu voz se parece mucho.

–Soy como su hermano. –sonríe. La curiosidad Stark en sus venas–. Solo que nos separamos y dejamos de hablarnos. Como tú con tu hermano Peter. –abre la puerta luego de verla asentarse en sus suelas. Ya no era necesario esconderse–. Eres muy curiosa, te pareces a tu padre. –peina las hebras achocolatadas, oyendo risa infantil e inocente arrogancia– ¿Tienes hambre?

–Un poco.

–Qué coincidencia! También yo. ¿Quieres venir con nosotros?

–Ok. –encoge sus hombros, sin perder esa sonrisa en sus labios–

–Decidido. –sonríe, luego elevando su mirada. Conecta con la de Steve, alcanzando a ver el brillo alegre cada vez que hacía algo bien. Al verse el rubio descubierto desvía su cabeza– ¿Algún lugar en mente para una diablilla hambrienta?

–Sube, Peter. Comeremos algo.

 

 

Da Happy vistazo en el aviso pegado en la puerta «No molestar. Genio trabajando», riendo por evocar el pasado. Sacude su cabeza y prefiere dar algunos golpecitos como aviso de su llegada. Nada. Qué conste. Él aviso.

Exhala largamente, abriendo. Reconociendo sencillo cuarto de cualquier jovencito de edad hormonal. Acercándose hasta el estante lo separa del muro, descubriendo puerta falsa. Desliza el panel, notándolo sin la debida defensa. Pone los ojos en blanco por la ausencia de código.

El lugar era más amplio del que exhibía. Abastecido taller lleno de elementos para tener entretenida una mente tan curiosa

–Deberías ponerle clave o algo. No seas tan confiado, chico. –llama en medio de los sonidos de soldadura en el ambiente–. Traje algo de comer. ¿Pretendes morirte de hambre como lo hacía Tony?

–Qué?! –eleva su voz frenando su trabajo, careta de soldar en su rostro–

–Si pretendes seguir a Tony incluso en sus malos hábitos, chico. –reprocha, ofreciendo el paquete–

–Las hamburguesas no es que sean muy saludables. Gracias. –quita sus guantes y elementos metalúrgicos. Acepta la bolsa, abriéndola sobre un espacio de la mesa, sacando lo llevado, rugiendo su estómago por el aroma–

–Pronto traeré los planos del reactor. No fue fácil sobornar a Rhodey ni a Fury sin disparar sus alarmas. –da Happy vistazo sobre la plancha metálica ocupada por un cuerpo de metal. Algunas otras piezas colgar alrededor–. Tienes buena mano.

–No tanto como desearía. –reprocha a sí mismo, iniciando los bocados–. Ni en las circunstancias actuales.

–Tony estaría orgulloso, Harley.

–No debió ser de esa forma, Happy. No así.

 

 

En un parque poco concurrido, comían sentados en el césped, estacionado el auto diagonal a ellos. Morgan en medio de Peter y Tony, Steve frente a ellos.

–Quién desea repetir? –inquiere Tony risueño, incorporándose–

–Otro más no estaría mal. –cede Steve. La interacción entre ellos volvió a ser un poco más manejable–. Y otra bebida.

–Iré en seguida. –marcha, sin el riesgo de ser confundido con Tony. Por primera vez, disfrutando de la calma y no asedió de los fans–

–Mira, te llenaste de salsa. –repara el rubio, aventurándose a limpiarla con la servilleta–

–Papi hacía lo mismo. –confiesa inocentemente, provocando que Steve frenara momentáneamente– ¿Peter, papá no volverá? –inquiere ladeando su cuerpo, pegándose a su hermano–

–... –comparte una mirada con Steve, suspirando después–. No. Esta vez no. –mueve su brazo, rodeando por sobre los hombros infantiles–. Pero estaré contigo. Siempre.

–Hija!

Arriba Pepper con la preocupación pintada en la cara. Observando Tony la escena desde alejada posición. Reprime el acercarse y abrir la herida en Pepper, y más cuando aceptó su atracción hacia cierto rubio. Mantenerse al margen, lo más conveniente y sensato.

Notas finales:

Preparados para el cumple de mi Bottom favorito?


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