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Almas Gemelas © (Marvel Boys Love) por lilibel vangarret

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Notas del capitulo:

El PRÓXIMO CAPÍTULO es el FINAL.

 

 

 

–Gracias por cuidarla, Peter. Happy irá conmigo y hay pocas personas de las que pueda confiar en este momento. Espero no molestarte. Lo olvidaba. Stark Industries donará a la gala benéfica de Spider-Man.

–En serio? Gracias. May se pondrá muy feliz. Fue ella quien propuso la idea. No hay problema en cuidar a mi hermanita. Ella me agrada. –comenta, caminando tras Pepper. Topándose con la pequeña salir apresurada–. Hola, Morgan.

Va a tomarla, rehuyendo la castaña apresuradamente. Abrazándose a las piernas de su madre, fingiendo esconderse entre risas.

–Pórtate bien. –la rodea con un brazo, acogiéndola. Seguidamente abre su billetera, rebuscando y sacando algunos billetes–. Espero alcance con esto para la cena y algunas golosinas. Cuiden no sobrepasarse con el postre. –aconseja maternal. De primera mano conocía el gusto de los Stark por las cosas poco sanas–. Vendré en la noche.

–Tenga buen día. –despide moviendo su mano desde el segundo piso–

–Hermano. Atrápame. –riendo regresa a su cuarto a esconderse–

 

 

 

 

Cap13 Charlas Nocturnas.

 

 

 

Sentado en la cama pensaba. Indeciso con la pequeña caja de madera desgastada ausente de cerradura, el escudo del Capitán América grabado sin ninguna hilera de números o panel táctil adherido. Posesión que Tony dejó a su nombre y que el mismo Happy entregó a solas luego de efectuado el acto fúnebre.

Luego de días, no se atrevía a descubrir de qué trataba

Cómo sabré dar con el código correcto.

–Cuando me lo dio, estaba tan apurado que fue un milagro que no olvidara dármelo. –responde Happy, mano en uno de los bolsillos de su pantalón, la otra, limpiaba los bordes de sus ojos–. Él dijo que, para la mente romántica del Cap, no sería problema. Ah, y que lamenta no habértelo dado en persona.

Bufa, incorporándose, acercándose hasta su libreta y bolígrafo, alcanzando su teléfono.

Busca en sus contactos. Localiza el número para desgracia de su vocecilla interna negativa, dudando en la próxima acción. Niega, ojos cerrados pero mano firme pegándolo a su oreja.

–Hablas con Steve ¿Estás ocupado? –pregunta. Torturándolo la voz de su consciencia que ansiaba ser rechazado–. No. No ha sucedido nada con los Vengadores. No, ninguna prioridad extrema. –rasca tras su cabeza, girando su torso y alcanzando la mesita de noche, sacando segundo objeto que ocultaba de los demás, justamente obsequiado por otro Stark– ¿Estarás ocupado mañana, Scott?

 

 

Presionaba su codo en su muslo, descansando mano en su mejilla, observando con una pequeña sonrisa las acciones de su hermana menor. Alegre repartía el té imaginario entre sus invitados (dulces reales como aperitivos). Algunas muñecas y un unicornio del gusto de una damita y figuras de acción que sería del gusto de un niño.

Tantos años perdidos entre ellos, poca convivencia fraterna e hijos de un mismo padre, no fueron impedimento para que Morgan entablara y deseará buena amistad con su hermano. Ese don para caerle bien a las personas trabajando...

–Hermano.

–Eh? ¿Decías algo, Morgan? –parpadea, inclinándose por la opción de tomar la pequeña taza y ofrecerla–

–Están tocando la puerta. ¿Será mamá?

Dudaba que lo fuera, sin embargo, va a atender. Incluso con las raras pinzas de tonalidades pasteles en la parte delantera de su cabello.

–Papá… Hola. Entra.

–Te busqué en casa de May…, así que aquí estoy. –sonríe, quitando una pelusilla en el cabello juvenil–. Veo que te diviertes.

–Sí. Estoy cuidando a Morgan y organizando una fiesta de té. ¿Apetece compartir con nosotros? Hay dulces de verdad.

–Tentador. Eso me recuerda a ti.

–También las hacía?

–Sí. Predilecto a usar mi escudo y los cascos de Tony como recipientes. –opina notando el gesto avergonzado en su hijo–. Por un tiempo fuiste muy caprichoso, hasta debimos ocultarlos… No duro mucho. Eres muy obstinado.

–Bueno... Eso lo saque de ustedes. –sonríe nerviosamente, desviando su mirada. El don de los padres para avergonzar a sus hijos–. ¿Me buscabas por qué sucedió algo? –cambia de tema. Su vergüenza lo agradece–

–No, solamente quería verte. Confirmar que estabas bien.

–Papá, sucede... –sorpresivo abrazo irrumpe, parpadeando confuso–. Papá, me estás asustando. Por qué no entras y hablamos.

–Peter, quién es. –llama Morgan desde atrás–

–Claro. Estaré un rato. –lo libera, cruzando a su lado. Recobra una sonrisa cuando se encontró con la pequeña–. Hola, Morgan.

–Tío, Steve. Hola.

 

 

Balbuceaba con las pocas palabras que su mente infantil recordaba o simplemente sonidos, observando la figura del Capitán con detenimiento, alegrándose el pequeño castaño con ver el rostro de su padre luego de retirada su máscara.

–Pa... Pa.

–Sí, es tu papá. ¡Gracias al Cielo respondiste, Steve! Peter estaba incontrolable.

–Solo Peter? –sonríe por la video llamada que logró realizar–. Hola, mi pequeño. ¿Estuviste llorando? No llores más, pronto estaré contigo.

–Oye! Oh, claro. Solo con él. Bien, cuando vuelvas, encontraras tus maletas en la puerta Rogers y las del pequeño demonio. –opina sin verlo, limpiando con un trozo de tela los labios infantiles, sosteniéndolo con un solo brazo–. Olvida el plan de darle un hermanito o hermanita a Pet. Descartado.

–También te amo, Tony.

–Pues yo no. ¿Cierto, Pet? –rasca tras la barbilla, oyendo clara y dulce risa que da raro calorcillo al pecho de los padres– ¿Demoraras demasiado?

–Lo necesario... Debo irme. Nat me dio un ultimátum.

–Que ogro de mujer. Debemos encontrarle rápido un novio, novia o algún ser vivo que la soporte. Sí, amor. Una pareja para tu tía Nat. –enfoca Tony sus ojos en los balbuceos del menor con una fonética similar al nombre de la rusa, ignorando la mirada reprochadora en Steve–. Despídete de papá Steve, pequeña sanguijuela. Y no llores o regalaré tus juguetes.

–Tony, qué te he dicho sobre llamar a nuestro hijo de esa forma o de amenazarlo. –rueda sus ojos, suspirando. Ni sabía por qué se desgastaba en recordárselo–

–Despídete de papá, Pet. Estamos robando el tiempo que usa para atrapar a los malos. Despídete.

–Pa. Chao. –habla moviendo su mano en despedida. Luego, lanzando besos con su palma–

–Tony, eso se lo enseñaste? –animado inquiere Steve–

–Nop. Nuestro hijo lo aprendió solito. Qué esperabas de perfectos genes como los nuestros.

–Steve! ¡En la próxima misión desparecerá tu teléfono!

–Ups, creo que “la general” te llama.

–Los amo a ambos

–Nosotros igual, Cap.

 

Fue lindo haber cocinado para 2 niños (sí, Peter seguía siendo ese niño que trajo al mundo y alegro su vida). Por un momento, su mente fabricó la loca fantasía de ver a Tony aparecer por la puerta luego de regresar del trabajo de Stark Industries o alguna misión. Sin embargo, estaba en el mundo real, viendo una película con Peter sentado a su lado y Morgan en su otro costado, recostada en él.

–Papá?

–Sí, hijo? –mueve su mano, peinando las hebras achocolatadas–

–También extraño a papá y desearía estar a su lado. –habla en voz baja, sin quitar sus ojos de la pantalla–. Me culpo de igual forma pero... quiero que seas feliz. Creo que él es tu felicidad.

–De qué hablas, Pet?

–Comprobé que ustedes son inseparables. Quién sabe en qué otras realidades ustedes estén juntos. Quiero que seas feliz con 616.

–Eres lo único bueno que me quedo de Tony. –sujeta su nuca, atrayéndolo. Rodea sus hombros con un brazo–. Mi pequeña araña.

–Papá. –se ruboriza entre risas–. Técnicamente soy mayor de edad. ¿Recuerdas?

–Tengo el derecho de llamarte como quiera. Aun eres mi pequeño, aunque detengas malvados y delincuentes.

 

Steve leía un libro que tomó al azar de uno de los estantes, supervisando de vez en cuando a los hermanos. Les pareció más cómodo dejarse caer sobre el sofá y dormir en él. Morgan acurrucada sobre el torso de Peter. Abrigándolos una sábana del cuarto infantil (traída por la propia niña).

Sonido de motor y las luces delanteras del auto le confirma el arribo de alguien. Pronto entrando Pepper, sosteniendo una bolsa de comida, enterneciéndose por ver a los castaños.

–Bienvenida.

–Hola. ¿Peter te llamo cuando no pudo controlarla? –bromista camina hacia su hija–

–No. Vine por mi cuenta. Deseaba verlo y aproveché para acompañarlos. Morgan tiene una personalidad encantadora.

–Puedes acostarlo arriba. Hay otro cuarto. –trasmite, dejando los paquetes en la mesa. Retira la manta para apoderarse de la pequeña, quien se mueve más no despierta–

–Gracias. –cierra el libro, acercándose a Peter, pasando sus manos por debajo de sus piernas. Tan liviano como recordaba–. Chico grande, hora de dormir. –logra cargarlo. Balbucea éste en sueños–. Sigue durmiendo, Pet.

De esa forma, ambos padres se encargan en poner cómodos a sus hijos.

Regresan a la cocina, sacando Pepper una botella de vino.

–Gustas? Para acompañar la cena.

–El café puede servir. –opina, apropiándose de la cafetera, un poco dudoso de continuar–

–Inmunidad al licor. Lo olvidaba. No importa, beberé por ambos. Me pondré más cómoda. –quita su chaqueta, caminando sin zapatos–

–Estás en tu casa.

–Por eso deseo que te quedes. Aparentemente, ambos necesitamos compañía esta noche.

Sonríe Steve descubierto, asintiendo.

Tiempo atrás, Natasha sería quien escucharía sus quejas o pensamientos, ahora, él estaba en el papel de escucha. Compartiendo con Pepper un poco de pasta y las experiencias resumidas de 5 años de matrimonio, insistiendo en compararlas o reír por la similitud de ellas. Ninguno aparentaba presunción, todo lo contrario, era la necesidad de 2 seres que pudieron amar a la misma persona. No. Quienes pudieron traspasar el muro de Tony Stark.

Irónicamente, tratando de lamerse las heridas aun sangrantes.

–Sí, fue un riesgo pero decidí seguir con él. No me arrepiento ¿sabes? –opina sentada a gusto en el sofá, largas piernas cruzadas y copa en su mano–. Ahora tengo que luchar por otro Stark. –sonríe irónica, refiriéndose a su hija–. Ah, otra cosa. Tony cubrió todos los gastos de Peter, me refiero a que todos los derechos de Stark Industries y algunas propiedades heroicas le pertenecen o van a pertenecer.

–Él aun sostuvo la esperanza de recuperarlo...? –eleva sus rubias cejas por el panorama. Sacando conclusiones apresuradas. Exhalando–. Él aún buscaba la manera de solucionar lo de Thanos, ¿no es así?

–Así es. Cuando la depresión y pesadillas eran más fuertes, lo hacía. No era con gran frecuencia como antes pero yo fingía no verlo.

Largo silencio, denso e incómodo. Taladrándolos sus propias culpas. Dando Pepper nuevo sorbo contra el nudo en su garganta. Mientras que en Steve, café frío olvidado en la mesa.

–Pepper, sé que no es tu responsabilidad pero, desearía que cuides de Peter tan bien como lo has hecho con la pequeña Morgan. Sé que May lo hace pero… Quiero que esté rodeado de personas importantes... Que no cometa nuestros errores, de Tony y míos. –baja su mirada–

–Claro. Pero..., por qué suenas como Tony antes de que dejara de verlo para siempre. –prefiere levantarse, sentándose a su lado, colocando su cabello tras su oreja–

–Simplemente necesitaba decirlo, sin temor a la compasión en los ojos de los demás. Decírselo a alguien que comprende el dolor no sanado.

–Seguro?

–... –medita. Seguidamente, muestra una sonrisa de “Todo estar bien”–. Seguro.

 

 

Apaga la lámpara sobre la mesa de noche diagonal al sofá que Pepper ocupaba. Dormida con corta manta en sus hombros, gesto plácido en ella. Retirando la botella vacía y demás recipientes usados en esa charla. Topándose con las fotos familiares en un estante.

–No perdías la esperanza, eh. –murmulla a la fotografía del par de castaños, padre e hijo–

Tira a la basura, lava y deja tal como encontró la cocina. Sí, era un maníaco del aseo (palabras textuales de Tony y de Bucky).

Toda esta situación era extraña para él, pero la aceptaba sin juzgar. Si a Pepper le pareció conveniente desahogarse, por qué no demostrar la misma confianza y contar algunas cosas que con sus compañeros de equipo no conseguía.

Exhala, dando último vistazo a la mujer. Ésta cambia de posición, yaciendo en su costado izquierdo, cara contra el espaldar.

Asciende hasta los cuartos, asegurándose que Peter tanto Morgan dormían sin pesadillas. Brindándose algunos minutos en ello.

Sale de casa sin ser detectado, marcando en su teléfono.

–Scott, ¿Ya está listo?

Notas finales:

El próximo es el FINAL.


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