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Almas Gemelas © (Marvel Boys Love) por lilibel vangarret

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Notas del capitulo:

Pronto habrá nuevo fic Endgame

 

 

 

 

 

Escribía Peter en su cuaderno. No exactamente la clase que dictaba su maestra. Era sobre la posibilidad que perdió con el nuevo Tony para hablar. Tuvo que regresar con James Barnes luego de haber dejado al Doctor Banner.

–Maestra. –eleva su brazo–

–Sí, señor Stark.

–Puedo ir al baño. –inquiere, recibiendo afirmación aunque la mirada era reprochadora–

Cierra su cuaderno, abandonando la sala, esta vez, dejando todo en su puesto.

 

 

 

 

Cap4 Tony Stark se queda.

 

 

 

 

–El Peter que vi... Por casualidad se llama ¿Peter Parker, y casualmente es conocido como Spider-Man

–Parker? –repite Steve–. No. Ese no es su nombre pero sí es Spider-Man.

–Qué raro… Pero tú sí eres Steve Rogers ¿verdad?

–Se podría decir que sí.

–Bueno. Por la piel verde del sujeto de allí, me atrevo a confirmar que eres el Doc Hulk.

–Preferiría Bruce. Si no te molesta, Tony.

–Claro, claro.

Al corazón de Steve le agradaba ver a este Tony. Para sus ojos, eran notables las diferencias, para su alma no importaba esta segunda oportunidad. Recién advirtiendo en los ojos azules encarar los suyos.

–Sucede algo? –inquiere incómodo–. No has dejado de verme desde que nos encontramos.

–Pienso exactamente lo mismo, Cap.

Comía el pelinegro en el comedor en medio de personas de rostros relativamente conocidos. Aparentemente, su experimento fallido lo dejo verdaderamente hambriento y con bastantes interrogantes, pero, ya no sintiéndose tan débil como el día de ayer.

–Ustedes son los que no dejan de incomodarme con sus miradas intensas sobre mí.

–Un poco más? –inquiere Pepper, regresando justamente con una bandeja de pancakes. Por ese día, Morgan quedó con Happy, su padrino, evitaba que el corazón de su hija no resistiera ver a alguien parecido a su padre–

–Tu rostro se me hace familiar. ¿Quién vienes siendo en este mundo?

–Tu esposa.

Atorándose Tony, necesitando beber un poco de jugo. Ríe nerviosamente, ojeando en dirección de Steve, quien no le sostiene la mirada.

–Supondré que eres Pepper ¿En serio eres Pepper, no?

–Sí, Tony. Lo soy.

–Eso me tranquiliza. Bueno, no tanto. Planeaba revolucionar la historia con una máquina del tiempo pero resulté en un mundo alterno.

–En que basas esa teoría?

–Por qué en mi universo, Steve está muerto. –señala con su vaso en dirección del rubio, después dando un sorbo tranquilo–

 

 

–Puedo sentarme contigo?

Eleva Peter su mirada, lado interno bufando desilusionado. Otro día se saltó el desayuno. Deseaba intimidad, por eso se desplazó a la gradería de la cancha de futbol americano, pero no estaba bien anímicamente para reprocharlo. ¡Por qué no poseía la facilidad de su padre para mandar educadamente a la gente al Diablo!

Encoge sus hombros, volviendo su mirada al campo solitario, rodillas pegadas a su pecho.

Por su parte, el chico se ubica a un palmo de Peter, abriendo su maleta y revisando dentro de ella, silbando una canción.

–Gustas? –sonriente ofrece la mitad de su emparedado–

–Ahm... No. –rasca su mejilla. Lucha de su mente contra su estómago–

–Alcanzará para ambos –persiste, ladeando su cabeza–

–Gracias. –Y, parece ser que ganó su estómago. Da un mordisco, golpeando el sabor su paladar–. Está bueno. En serio.

–Es mi especialidad. Gracias por reconocerlo. –sonríe, mordiendo su trozo–. Por cierto, somos compañeros de curso pero no sé tu nombre. No te vi ayer, solo hasta hoy. –estira su mano, persistiendo su encantadora expresión alegre–

–Mi compañero? –parpadea. Detalla la extremidad, luego enfocándose en el rostro juvenil– ¿En serio no me conoces?

–Ilústrame.

Esa respuesta parece animarlo, y, por primera vez saca una sonrisa sincera. Estrecha su mano.

Por primera vez en días, la labor de comer no parece un esfuerzo.

–Peter.

–Harley. Encantado, Peter.

 

Luego de perder las 2 primeras horas, prefirió regresar al salón, acompañado de Harley. Notando su teléfono bombardeado por mensajes de Ned, preocupado por su ausencia.

–Oye, Peter. ¿Te perdiste en el baño? –se oye decir a uno de sus compañeros, estallando el salón en risas–

Algo que no parece interesarle a Peter, iniciando el maestro su lección luego del debido correctivo. Prontamente, disponiendo en responder la conversación.

–«Dónde estabas. Me preocupé ¿Me pareció a mí o entraste con el chico nuevo?»

–«¿Por qué no me dijiste que había un chico nuevo?»

–«Peter. Desde el Regreso, no has dejado que hable contigo. Has estado distante. Lastimosamente, la telepatía no vino en el paquete de regresó a la vida ¿Tú sí?»

–«Bien, bien... Me disculpo. ¿Feliz?»

–«Qué tal hablarlo en la cafetería que hace unas maravillosas tartas»

Peter disimuladamente da un vistazo sobre su hombro, reprochándole su chantajismo con un movimiento de cabeza. Por inercia, quedando en su campo visual el chico nuevo, quien le sonríe y eleva su cabeza en saludo.

–«Trato». –finaliza el chat luego de divisar la mirada del maestro en su dirección–

 

 

–Qué tal si deseo quedarme?

–No entra en discusión. –interviene Bruce con varias hojas sobre la mesa. Apuntes hechos a la carrera. Pepper salió sin decir a dónde–

–Por qué no? Ustedes no tienen a Iron Man y, las casualidades del universo me arrastraron aquí.

–Simple y llanamente porque perteneces a otro universo. –emocionado exclama, señalándolo con su gran dedo–

–Detesto esta versión de ti, Hulk. –reclina su espalda en la silla, más cómodo–. No es que sea muy creyente pero pienso que vine aquí por algo ¿Qué crees tú, Steve?

Dura más tiempo en observarlo, incomodándolo lo necesario para apartar sus ojos. Conviniéndole a Tony enfocarse en Bruce. Sin sospechar lo que su simple contacto visual causó en el Capitán América. Imperiosa necesidad de revelar tantas cosas. Tirar su moralidad y... Niega exhalando.

–No lo sé, Tony. Lo mejor es que abandone este lugar. Poner distancia a todo esto. –se levanta, caminando a la salida–

–Qué dices, Steve? ¿Steve...?

Él no era tonto. Algo más hubo con ese Tony y este Steve. Como si evitara cometer un error. Aceptaba que los ojos azules y el cabello rubio eran bastante similares con los de su fallecido Steve, pero, su experiencia le indicaba que era como cualquier hombre con necesidades. Tal vez...

–La curiosidad me mata. –opina, levantándose. Yendo tras él–

Ubicándolo en una pequeña banqueta de madera frente al tranquilo lago. ¿En qué momento llegó hasta allá?

–Chico grande, puedo sentarme? –interroga como cortesía, ya que toma asiento a su lado– ¿Gustas hablar…? ¿Cómo murió tu Tony? ¿Haciendo una idiotez o heroicamente?

–Sabíamos que en esta lucha perderíamos amigos, conocidos, compañeros de lucha… –inicia sin verlo, observando los reflejos en el agua–. En mi vida, siempre he sacrificado algo, ha dolido. Pero esta vez... –niega por el nudo en su garganta–. Me habría sacrificado en su lugar.

–Eres tan parecido a mi Steve.

–Qué le paso?

–Muchas circunstancias y nuestros egos chocando. –encoge sus hombros, despreocupado. La mejor defensa con el fuerte dolor que sintió–. No nos importó nuestra amistad para que algo desastroso sucediera.

–Tú... lo mataste? –exclama dudoso, haciendo contacto–

–Qué?! ¡No! –niega efusivamente–. En algunas ocasiones llegamos a los golpes pero no hasta ese extremo. Solo que... no estuve ahí para evitar su muerte. Cuando me embarque a este viaje, tenía la esperanza de regresar en el tiempo para verlo.

–Incluso sacrificarte, eh?

–Me conoces bien, Cap. Sí, sacrificarme por mi amigo si era necesario.

–Amigo? ¿Solo eran eso?

–Eso es lo gracioso. Terminamos como enemigos, en dos bandos con demasiadas ideas y sentimientos camuflados. Por lo menos, ustedes lograron unirse nuevamente. Steve, no quiero regresar.

La confesión lo dejó momentáneamente sin palabras, bombeando su corazón más fuerte de lo normal. Reponiéndose de la vaga idealización de su corazón roto.

–Todos quisiéramos que así fuera. Tony, no perteneces aquí.

–Y tú? –ladea su cabeza– ¿Piensas igual que lo demás? ¿Deseas que me quede contigo o te abandone?

Aún dudaba de que Tony Stark no tuviera alguna súper habilidad oculta que usaba, preferiblemente con mujeres o su desafortunada conquista diaria. Él inocentemente creyó que éste Tony no vendría con ello. Éste también era un maldito que sabía usarlo.

El crujir del pasto salva el pellejo de Steve. Desviando su rostro para poder exhalar tranquilo y recuperar el color en su rostro.

–Tony, con las indicaciones que nos diste, logramos localizar de dónde vienes. La Tierra 616. –describe Bruce, bastante entusiasmado–

Más tranquilo luego de haber controlado su traicionero corazón, vuelve su mirada en Tony. Táctica de disimular que por poco no muere de un ataque cardiaco, (que le funcionó en el pasado), para encontrarse con la mirada azulada viendo al frente, 2 dedos de la mano derecha golpeando su pierna.

–Tony. No. –suspira. Conocía esa mirada demasiado. Significaba peligro–. Tony, no lo hagas. –pide. A cambio, es ignorado, incorporándose el pelinegro–

–Puedo hacer más cosas aquí que en mi mundo. Allí me aborrecen y culpan por la muerte del Capitán América. Un héroe más no les importara. –estira su brazo en dirección del costado–

–Tony... ¡Detén la armadura-

Corre antes de que Bruce respondiera. Aumentando el sonido de la maquinaria de la armadura abandonar la casa, recubriendo la mano morena. Asimismo, Steve eleva su mano, atrayendo a Mjolnir de la casa.

Huye Iron Man del Doctor y el Capitán, uniéndose las demás piezas metálicas, acoplándose a tiempo para esquivar el rayo del martillo (como método aturdidor, no lastimador). Sobrevolando bajo el suelo con los propulsores de sus botas y los traseros en su espalda, agitándose la hierba por la corriente de aire.

Lo siento, Steve. Encontré mi lugar. –emprende el vuelo–

Steve contempla la retirada sin mover su mano o pensar atacar. Apretando sus dedos en el mango del mazo asgardiano. Inconscientemente, esa declaración lo alegró.

 

 

–Ya puedo saborear los emparedados que hacen en ese lugar. –despreocupado recuerda. Sonriendo Peter por las ocurrencias de su amigo, caminando a la salida–. Los pagas tú, ya lo dijiste.

–Sí, Ned. Lo prometí, descuida.

–Peter, espera.

Frena el castaño por el llamado, luego cerrando sus ojos con una exhalación. No sería la primera vez que algún conocido, luego de saber sus apellidos se le acercaba para ofrecerle las condolencias. Justamente, sujetando la muñeca de Ned y arrastrándolo a salir.

–No mires. No mires.

–Peter, es el chico nuevo.

–El chico nuevo? –repite, deteniéndose por nueva cuenta–

Al virar, justamente se topa con el chico rubio de ojos azules, sonriendo dulcemente. Ignorando la rara sensación que esa expresión sincera causó, niega con su cabeza para concentrarse, haciendo contacto visual.

–Hola.

–Hola... Ten. Lo olvidaste cuando te chocaste conmigo en medio del pasillo, ayer.

–Oh. Con que fue contigo. Gracias. –avergonzado recibe el cuaderno. Rezando porque no haya leído nada de lo escrito dentro–

–Descuida. Simplemente ojeé la primera hoja para saber de quién era.

–Confiare en ti. Ahm... ¿Gustarías venir con nosotros? Pensamos ir a la cafetería cerca de aquí. ¿Por el emparedado?

–No los incomodaré?

–Para nada. –encoge el pelinegro sus hombros–. Necesitamos carne nueva. Soy Ned Leeds.

–Harley Keener. ¿Vamos entonces?

–Creo que no. –da un codazo, obteniendo la atención del castaño–. Alguien viene a buscarte.

Peter parpadea incrédulo. Seguidamente, un movimiento de la mano como saludo le indica que venían por él. Vuelve su vista, oyendo el bufido de Ned, compartiendo una mirada arrepentida, bajo la extrañeza de Harley.

–Ahm... Me pueden explicar qué sucede.

–Ah, sí. Harley. Sucede que les quedaré debiendo la salida. ¿Para mañana? –inquiere, pero, sin esperar respuesta. Trota en dirección del vehículo estacionado–

Silencioso entra en la parte trasero, traicionándolo sus ojos con enfocarse a su costado. Vacío. Ya no vería a su padre esperándolo... Inhala y aclara su garganta, sintiendo el vehículo ponerse en movimiento.

–Cómo estuvo tu día, chico?

–Normal? ¿Tenía que haber algo malo? –inquiere inocentemente–. Bueno... Conocí a un chico.

–Ah. Un chico. ¿Es lindo? ¿Mayor que tú?

–Ehm... Qué. –niega con su cabeza por las preguntas que haría su Dada– ¿Papá te envió a interrogarme? Quiero decir Steve. Bueno, ya no tiene caso. –opina viendo por el cristal–

–En realidad fue May. Es una de las personas que está preocupada. Le importas, Pet.

–Ella también.

–Entonces...?

–Entonces qué?

Frena el vehículo, suspirando por nueva cuenta, parpados demorando en abrir. Por qué todos creían saber lo que él sentía.

–Antes, cuando tu padre no sabía, bueno, fingía no saberlo, eras Spider-Man, ahora, tus hazañas han dejado de ser un dolor de cabeza. Era más emocionante cuando te escapabas, eh. –trata de bromear–

–Tío Happy, podíamos ir a otro lugar. –inclina hacia atrás, cubriendo su rostro con las mangas de su suéter–. Por favor.

–Claro.

Notas finales:

:V


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