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Almas Gemelas © (Marvel Boys Love) por lilibel vangarret

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Antes de que alguien más diera un paso, ya su cuerpo estaba dos pasos adelante, hincándose delante. Únicamente pasa forzosamente saliva para afrontar lo siguiente, levantar entre sus brazos el cuerpo sin vida de Iron Man…

Despierta Steve abruptamente, ropa empapada en sudor y pánico en su cara. Yaciendo en su costado sobre la cama, dando un vistazo a su compañero. Tony dormía, igualmente sobre su lado derecho, quedando de perfil. Oscuro cabello rozar su frente.

Exhala consolado por reconocer aspiración en la caja torácica masculina. Incitándolo a inclinarse y peinar algunos mechones de cabello. Evocando situaciones en su matrimonio que secundaban en compartir íntimamente la cama…

No... Éste no era Tony. No el Iron Man con el que soñó y el cual perdió días antes. Abrumándolo la sensación de vacío y soledad. Gran porción del olor luctuoso que emanó del cuerpo de su ex, exclamando grito silencioso. Obligándolo a saltar de la cama y correr en busca de un baño.

 

 

Cap6 ¿Es difícil enamorarse?

 

 

Camina por la casa, buscando el último lugar que servía a Steve de refugio. Procurando no hacer ruido y obtener la atención de su anfitrión.

Víctima de sufrir de sueño ligero, despertó por escuchar a Steve quejarse.

Mueve el redondeado pomo. Encontrándose con seguro.

–Steve? ¿Estás bien? –inquiere, ojeando la luz filtrarse por la pequeña separación inferior–

Sentado sobre la taza del baño, piernas abiertas y cabeza baja. Jugaba con su dedo anular por el vacío de su argolla, pero, para su subconsciente, estaba allí. ¿Acaso Bucky tenía razón y estaba en negación?

Cierra fuertemente sus párpados por oír la preocupada voz de su esposo al otro lado. No. Ex. NO. Ni siquiera era algo en su vida.

–La luz me indica que estás dentro. “A menos que no sea Steve”. Steve, abre.

Niega, limpiando con su mano la comisura de sus ojos. Incorporándose para sostenerse del lavado, ojos negando a verse en el reflejo y encontrar la verdad de sus dudas.

–Steve, tumbaré la puerta. –amenaza, preparándose en ir por su maleta–. Luego podré pagarla.

A cambio, la puerta se abre, para tranquilidad del inventor. Calma pasajera, ya que da un vistazo al demacrado estado del rubio.

–Steve… ¿Gustarías hablarlo?

 

–Fui yo quien sostuve su cuerpo en todo el trayecto. Mi hijo era consolado por Rhodey, Pepper por las chicas. Varios de mis compañeros intentaron quitármelo pero... no los dejé. –empuña su mano sobre su boca, nudo aumentar. Ojos rojos por el llanto que negaba a liberar–

616 Tony propuso tomarse la pequeña cocina. Sentados juntos frente a la encimera. Steve apoyando su codo en ella y sosteniendo su cabeza como si temiera que en cualquier momento caería de su cuello. No era la primera vez que presenciaba ese estado en su fallecido compañero, sin embargo, no dejaba de inquietarlo el grado de dolor que guardaba para que su cuerpo se negara a seguir callándolo.

–Steve. –estira su brazo, reteniendo la mano más clara apoyada en su rodilla. Incluso tenía el mismo tic nervioso en su pierna–. Eres el héroe de mi infancia y el de muchos niños. El adonis de más de una de mis compañeras y algunos compañeros, pero no tienes que fingir que no te duele. No te guardes todo.

–Ayudé a muchas personas a superar el dolor... Soy un hipócrita... –niega con una sonrisa–. Quería que él viviera. Yo no debería estar aquí.

–Ey, ey, no hagas eso. –se levanta, sujetando sus brazos–. Créeme que soy un experto en culparse a sí mismo, pero tú no sigas mis pasos. Volvamos a la cama, ¿vale? Estaré allí para ti. Si quieres abrazarme, pues lo haces. Eso sí, mide tu fuerza o deberé dormir con la armadura puesta.

Logra sacar una pequeña sonrisa en el Capitán, contagiándolo a él. Asiente, regresando sus pasos al cuarto. Sin notar la puerta del cuarto de James abierta.

–Si te sirve de consuelo,.. yo también extraño a mi Steve. –confiesa, una mano bajo su cabeza–

Ambos acostados de perfil, dejando que, en breves instantes, sus piernas se rozaran bajo la sábana.

–Resta dejarlos ir ¿no?

–Por lo menos intentarlo, Cap.

 

*                      *                      *                      *

 

–Es enserio? –bufa Peter por el lujoso vehículo aparcado en el andén, esperándolo–

–Vas tarde. ¿La Señora Parker está en casa? –inquiere Happy recargado fuera–. ¿Ya comiste? –eleva una bolsa de comida de una conocida franquicia de restaurante–

Aceptaba que su depresión tumbaba las reglas de algunos. Sin contar los 2 billetes de 20 en su bolsillo. Empezaba a tener una pequeña fortuna.

–May salió antes. ¿Sin pepinillos?

–Sin pepinillos y ración doble de papas y soda de uva. –abre la puerta de pasajeros–

–Bueno. –sonríe recibiendo su desayuno poco saludable. Ascendiendo–

 

Entre conversaciones banales, el trayecto a su escuela resultó ameno. Agradeciéndolo ya que, la primera vez que volvió a usar el autobús escolar, por poco se arroja por la ventana por las burlas, murmullos y coqueteos de algunas chicas que no conocía. Simplemente por el “extravagante” artículo que lo consideraba el más acaudalado heredero menor a 16 años. Sucesor del mayor defensor de New York.

Rhodes casi promueva boicot al periódico amarillista por atreverse a mancillar el luto. (Cabe recordar que ese mismo periódico fue quien difundió la noticia de la muerte de Tony). Lo bueno de tener un padrino con poder.

En fin. No valía desgastarse por sandeces de ese tipo.

–Creo que Rhodes vendrá a visitarte. Tal vez reprocharte por haber aceptado ir al espacio. Y no vendrá solo.

–Y me lo dices para que corra o lo afronte? –pregunta inocentemente, bebiendo de la pajilla–. Para mí es la primera opción pero escuchó sugerencias. Digo, mi tío Rhodey es del ejército y soy muy joven para cualquiera de sus tácticas de tortura ¡Por qué le dijiste a mi padrino! –finalmente se deja dominar por la histeria, pegando su frente en el espaldar del asiento–

–No será el primer drama que presencia, chico. Ahora, baja del auto que vas tarde. Puedo llamar al Capitán si quieres.

–Esa amenaza la usabas con Dada, verdad? –exhala, recogiendo su cosas–. Porque funciona. –tercia en su hombro su maleta, devorando su hamburguesa–

–Mi mejor arma por muchos años, niño.

Peter ya podría ver la cátedra que su tío Rhodes tenía preparado. ¡Claramente era alguien de temer! Sólo bastaba con el origen y episodio de la armadura War Machine (robada a su padre), ejemplo más obvio. Tenía miedo. Demasiado.

Localiza uno de los botes del pasillo, tirando el recipiente del refresco, quedando con la sabrosa hamburguesa entre sus manos, pensando alguna manera u obra divina de salir de su responsabilidad. Quizas los guardianes puedan recibirlo en su grupo. Star Lord y Mantis le cayeron bien…

Encontrándose con su nuevo compañero correr apresurado.

–Hola, Harley. ¿Por qué la prisa? El salón queda por-

El saludo es saltado, sujetando el rubio su muñeca y arrastrándolo. A cambio, provocando que perdiera su delicioso y adictivo desayuno.

–Qué sucede. –inquiere dejándose llevar–

–No escaparas de nosotros, Keener!

El sentido arácnido despierta en Peter, esquivando el balón arrojado. Da un vistazo sobre su hombro, notando media docena de chicos con las chaquetas del equipo de futbol de la escuela, señalar, llamar y correr. Ay no... ¿Cómo se dejó arrastrar?

Por su parte, el rubio sostenía una enorme sonrisa de satisfacción por su osadía. Reconoce algunos chicos reunidos en medio del pasillo, surgiendo una idea para salvar su pellejo. Rebusca en su bolsillo, sacando algunos billetes.

–Ey! ¡¿Alguien escaso de efectivo?! –inquiere esquivándolos con agilidad, al mismo tiempo aventando el fajo sobre su cabeza–

Acumulándose los estudiantes ansiosos, saltando u otros arremolinándose en el suelo, acertadamente bloqueando (inconscientemente) a los acosadores tras de Harley. Pudiendo escuchar, entre los gritos y forcejeos, legibles «Quítense. Quítense».

Cuando pudieron salir del tumulto. Ningún rastro del imprudente chico que golpeó a 3 de sus mejores jugadores.

–Maldición. Los perdimos.

Logra Harley observar la retirada del grupo, ampliándose su sonrisa. Logró esconderlos a tiempo dentro del reducido salón. Peter apoyado contra el muro, Harley pegado contra él, asomando precavidamente un ojo por la puerta lo suficiente abierta para no ser descubierto.

–Se fueron. –afirma, pegándose contra su amigo–

Peter se ruboriza, bajando su mirada y encontrando una mata de pelo rubio e interesante aroma fluir de él. No le incomodaban las muestras de afecto, era alguien que demostraba su gratitud con abrazos (su Dada primera víctima de ello), sin embargo, esta cercanía se sentía distinta.

Contemplando el rostro elevarse desde su posición agazapada, luciendo sonrisa astuta.

–Perdí mi hamburguesa.

–Lamento eso. Lo compensaré. Lo prometo. –murmulla sin dejar de sonreír, irguiéndose, quedando a su altura. Bueno, unos centímetros más bajo–

–Cómo lo harás si perdiste tu dinero.

–Tengo mis medios. Y una generosa mesada.

–Oh.

Por qué lograba verlo pese a la poca filtración de luz de su costado., desgraciadamente, haciendo más notables sus ojos azules.

–Regresamos a clase? –propone desviando su rostro–

Mala idea. Puede sentir la respiración de Harley acariciar su mejilla. Haciéndolo tragar grueso y desear salir corriendo.

–Claro. –tras decirlo, abandona su posición, saliendo–

Deslizándose Peter por el muro, quedando sentado y una buena taquicardia mañanera.

–No hay nadie, puedes salir, Peter.

–Un segundo. –responde. Ni siquiera la asfixia en el espacio lo dejo tan débil como lo que sea que haya sucedido–

 

 

Desde la cocina, James observaba y lograba escuchar las risas que Steve y Tony compartían, como si anoche no hubiese notado la crisis en su hermano. ¿Era conveniente que se ilusionara con la versión de Stark o convertirse en obstáculo? Lo único claro era que deseaba su felicidad.

–En serio creí eso?

–Sí. Creías que Iron Man era mi guardaespaldas, amigo personal. Celos, tu palabra favorita.

–Mientes. –ríe empujándole el hombro–. Seguramente lo disfrutaste.

–Nop. Tú eres muy inocente.

–Ah, eso crees. –sujeta un cojín, golpeándolo con él–

–Eso fue algo muy bajo del patriótico Capitán Rogers.

–Qué harás para evitarlo? –se incorpora sereno, sin liberar su escudo de algodón y tela–. No eres alguien que fomente las guerras.

Tony presurosamente sujeta un cojín, arrojándolo. Esquivándolo el rubio con precisión y una sonrisa. Provocándolo con un «Fallaste».

–Ni tu escudo o Mjolnir te salvarán de esta, Steve. –corre tras él–

Notas finales:

Aparentemente, padre e hijo son débiles con las sonrisas coquetas de Harley y Tony xD

Pueden creer que olvidé el nombre de la hija del Cuervo xD


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