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Almas Gemelas © (Marvel Boys Love) por lilibel vangarret

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Notas del capitulo:

Así Mistery dijera que el MCU supuestamente es la Tierra oficial 616. Para mí seguirá siendo la T-199999. Espero no se confundan.

 

 

 

 

 

Bucky abandona la preparación para correr a abrir, entre las risas y forcejeos de fondo. Fue inútil pedir ayuda a sus invitados cuando respondieron con almohadazos en su cabeza.

–El delantal sale con el color de tus ojos. –opina Sam llevando un paquete–. Veo que llegue a tiempo.

–A tiempo para ser mi ayudante. –trasmite, cerrando la puerta a su espalda–. Cuidado. Podrías ser asesinado por un cojín. En manos de Steve son armas. La cocina es el único refugio.

–Cómo...?

Más rápido que una invocación, cojín vuela cerca de Sam, no localizando el bombardero. Pero si oyéndose a lo lejos las risas y quejas de Stark para ser liberado de la tortura a la que estuviera expuesto.

–Te lo dije. Armas mortales. –encoge sus hombros, yendo lo antes posible a resguardarse–

 

 

 

 

 

Cap7 Amigo Incondicional.

 

 

 

 

 

Tony se agazapa en el suelo, metiendo su pierna cuando Steve estuvo cerca. Tropezado el rubio entre risas, logrando quedar arrodillado y sosteniendo su cuerpo con cada mano en el suelo. Evitar dejar caer su peso sobre el pelinegro.

–Eso fue trampa.

–Nope. Recurso para conseguir mi bien mayor. –expresa seriamente, peinando con sus dedos el cabello rubio– ¿Habrías hecho lo mismo?

–Ahm… Claro que no. –se aparta, tratando de distraer su nerviosismo. Algo que solo causaba la cercanía de Tony o cualquier mínimo roce–. Tony, qué relación tenían tu Steve y tú. –prefiere sentarse a su lado, manteniendo su mirada en él–

–Éramos más que amigos. Mi novio. –tras decirlo, se precipita sobre él–

–Espera... ¿qué? –no logra similar la abrupta sinceridad. Sin más, su espalda toca el suelo, la mano del inventor contra su pecho como forma para retenerlo– ¿Cómo...? ¿Ustedes...?

–No solo era el líder y un bastardo moralista, era mi novio. Bueno, estábamos en ello cuando sucedió la tragedia que nos separó y nos dividió en bandos.

–Oh. –exclama, parpadeante–. “También hubo una lucha de equipos, pero, ¿Bucky habrá sido la razón? No, lo dudo ¡Novios! Aparentemente, siempre caeré a los pies de un Stark”.

–Solo dirás “Oh”…? Un segundo. Tu Tony y tú… –deja al aire la pregunta. Corroborando el silencio en el rubio y mirada distante–. Ups. Creo que me excedí. Por lo menos no te bese. Pensé que ustedes. ¡Qué tonto, no! –niega incorporándose–

Permanece Steve en el suelo, carmín en su rostro. Atando cabos y reviviendo la ilusión de poder tener algo más con 616 Tony. Apenas procesando tanta información e ideas disparatadas, simplemente exteriorizando una sonrisa.

–Su novio... ¿Tony? –parpadea por la ausencia del cuerpo cubrirlo. Oyendo la puerta principal cerrarse–. Oh, no. ¡Tony!

Más rápido que en cualquier ocasión, corre Steve hacia la puerta, abriéndola. El característico sonido y color de la armadura surca los cielos.

–Steve, qué sucedió? –inquiere Bucky saliendo, acompañado de Sam–

–Dónde está Stark. Hace un momento los oímos reír.

Largamente cierra sus párpados, negando con su cabeza. Volviendo a dentro, bajo la mirada preocupada de sus amigos. Dirigiéndose a su cuarto, atrae la maleta donde escondió a Mjolnir. Rebuscando en el compartimiento oculto.

Sentándose con una larga exhalación en la cama, admira los pequeños tubillos que robó del laboratorio de Hank Pym del pasado cuando regresó el Tesseracto. Analizando las posibilidades y opciones.

 

Cuéntame sobre tu hija, Tony? –inquiere Steve sentando a un costado de la mesa llena de documentos y cajas de comida. Justamente compartiendo comida china–

Hace contacto con el inventor por su repentino silencio, notando duda en su mirada. Intuyendo por qué.

Por primera vez, desde que comenzó esa locura y luego de casi 7 años, compartían una cena sin lanzarse indirectas o desear golpearse. Compartiendo como antaño.

–Tony, no estoy pidiendo que robes un banco, meramente que me hables sobre ella. ¿Es tan inquieta como Peter?

–No. Es peor. –reinicia los bocados, más calmado–. Happy está encantado con ella, si solo supiera que es un mini demonio con rostro de ángel. Creo que demasiado gen Stark quedó en ella o simplemente el gen Potts dictatorial.

–Haremos lo posible para que vuelvas con ella y puedas descubrirlo.

–No de nuevo, Steve. –deja la caja aun lado, reclinándose en la silla–

–Qué Tony?

–Eso! –estira su mano, señalándolo y moviéndola exageradamente–. Conozco suficiente ese tono de voz para atreverme a confirmar que harás una locura, Steve. Saldremos de esta. Juntos. ¿Lo oyes o tengo que escribirlo en tu escudo?

No quería mentirle a Tony, pero, si tenía que ofrecer su vida a cambio de sus compañeros (o por el mismo Stark), lo haría gustoso. Y lo dejaría en claro sin miedo a las discusiones futuras. Desde hace mucho, un pensamiento lo culpaba, estar robando tiempo de alguien más.

–No, Tony. Haré cualquier cosa. Cueste lo que cueste ¿No harás tú lo mismo?

–... –tuerce su labio y suspira ¡Claro!–. No dejas de ser un bastardo... Cueste lo que cueste.

 

 

Eventualmente, trata de desahogarse dibujando esta nueva versión de Tony, solo que le costaba, precisamente al no saber dónde éste estaba. Retirando el fajo de hojas a un costado, reclinando su nuca en el borde del sillón, mirando el techo.

–Por qué no lo detuve. En ese momento pude haberle dicho que Tony y yo-… –calla por el sonido de la puerta abrirse, seguido de pasos– ¿Cómo les fue? –inquiere cerrando el cuadernillo, mostrando su mejor sonrisa–

–Trajimos hamburguesas por complacer a un Súper Soldado demasiado hambriento. –opina Sam, cargando la bolsa–. Alcanzará para otro Súper Soldado.

–No eres tú quien las pagas. –reprocha Bucky, arrebatándole el paquete. Desquitándose por el insulto; desmintiéndolo su pequeña sonrisa avergonzada– ¿Aún no ha llegado Stark?

–No sé a dónde podría haber ido.

–Llamaste a su esposa? –propone, ganándose un resoplido de Bucky, asimismo que chocara su mano humana en su rostro–. Qué. Es lo más lógico.

–No comprendo cómo sigues con vida con tan falta de tacto, Sam. –mueve su cabeza en negación–. No es su esposa. Es Tony Stark de otro universo, el 616 para ser exactos.

–Solo propuse una idea, genio.

Exhala Steve. Incorporándose. Los dejaría discutir un poco.

–Quiero ser el padrino de su boda, chicos. –palmea a cada uno, camuflando sonrisa bribona tras su máscara de ingenuidad y sufrimiento–. Daré un paseo. –vuelve a su cuarto por algunas cosas necesarias–

–Cuál matrimonio! –mutuo reproche–

–Hasta repiten las frases del otro. –guiñe su ojo antes de salir. Chaqueta puesta–

Daría un paseo para distraer la nueva incertidumbre ¿Verdaderamente Tony fue con Pepper? Su corazón esperaba que no.

 

 

Los días de convivencia permitieron que poco a poco las aristas rotas de sus recuerdos volvieran a encajar. No como amantes lastimosamente. Bastándoles con rescatar su fraternidad de antaño. Incluso, deseando un lugar más privado para sus encuentros.

Hablando algunas veces en el cuarto de Steve, otras en el de Nat y finalmente en el de Tony.

–No intenten matarse. –señala la pelirroja, llevándose consigo la caja de pollo frito que pidieron por ese día–. Iré a esconder esto de Thor… O de Scott. Básicamente es una hormiga que come el triple de su peso.

–No seas así con Scott. Es una buena persona. –opina Steve, sentado en el sillón, sonrisa despreocupada–

–Mejor ve y habla con Banner. No tengas miedo a toda esa masa verde, en el fondo es un tierno osito. Igual que Thor. –opina Tony, sentado en la cama. Necesitando esquivar una bola de papel arrojada desde la puerta–. Beso, bella. –usa acento italiano, lanzando un beso con su mano–

Duerme bien, Nat. –despide Steve. Abandonando la Vengadora la habitación–

–Ey. –llama Tony suavemente, palpando su lado–. Estás muy lejos para lo que tengo que decirte

Accede el rubio. No sería la primera vez. Quita sus zapatos, sintiendo la mano morena tocar su espalda, iniciando caricias ascendentes.

–Tony, no quiero dañar a tu familia como lo hice con la mía. –atrapa la mano cuando intento meterse bajo su prenda–. Tony. –ríe por la segunda mano intrépida tirar de él hacia atrás–

–No pienses ¿sí? También tengo la culpa pero deseo hacer esto. ¿Tú no? –frota su pulgar en la mano albina, haciendo contacto visual pese al ángulo distinto–. Eres ese trozo de torta que prometí no volver a mirar ¡Pero no soy ciego, Steve! Eso es muy difícil. Es como el porky-Thor. Imposible de dejar de ver.

Ríe Steve por coincidir (un poco) por el apodo de su compañero.

–Solo déjame ponerme cómodo. –libera su mano, regresando a sus zapatos. Tarea complicada, si tenía a un “mordelón” Stark–. Tony, deja de hacer eso.

–Nop. Tengo derecho.

–Sí? ¿Dónde? –ironiza bromista–

–Lo único bueno que pudo hacer Howard. Dejar para mí solo el único Súper Soldado patrocinado por Stark Industries.

Salta el Capitán fuera de la cama, prefiriendo quitarse sus zapatos de pie. Sonrisa triunfal en sus labios por el gesto de reproche en Iron Man. El moreno prefiere acomodar su cuerpo, descansando su cabeza en la almohada.

–Estamos cayendo, Tony. –descalzo asciende, colocándose de perfil, mano bajo su cabeza–

–Yo te sostendré. Soy el que vuela aquí. –rápidamente, su mano encuentra la contraria, jugando con sus dedos–

–Pobre, Thor. No lo juzgo. –prefiere cambiar de tema, apretando y trazando líneas en la mano de Tony–. Lo comprendo. Perdió demasiado y ganó poco. Por lo menos, yo te tengo de vuelt-… –mueren sus palabras por la unión de sus bocas por parte de Tony. Simple roce que dura poco pero desestabiliza su mundo

 

 

–Ey, Steve. –saluda Bucky sonriente por el regreso de su hermano–. Tuviste preocupado a Sam. Es una verdadera madre.

–Yo? Eras tú el histérico que por poco llama a Nick Fury por su larga ausencia. ¿Si te das cuenta que es el Capitán América, el que te pateo el trasero cuando eras de los malos?

Sin embargo, Steve deja su chaqueta en el primer mueble. Su estado no es el más óptimo para sonreír o responder, encerrándose en su cuarto.

Inmediatamente dejan todo atrás, yendo en zancadas. Inconscientemente, Bucky prepara su mente para cualquier cosa por el bien de su hermano. Entrando el ex Sargento como caballo desbocado, siguiendo Sam los pasos.

Encontrándolo sentado en la cama, manos sujetando su cabeza, mirada enrojecida por el llanto.

–Steve, qué te paso. –inquiere Bucky, hincándose frente a él. Sam resguardando la puerta como si temiera que entrara algún enemigo o hasta el mismísimo Thanos en cualquier momento–. Hermano, qué sucedió. ¿Todo bien?

–Claro que no está bien, Bucky! Enterré hace pocos días a mi ex pareja y tiempo después apareció alguien muy similar a él pero que asegura venir de otra dimensión, mundo ¡No lo sé! –explota levantándose, empezando a caminar alrededor del espacio reducido–. Trató de ser fuerte para mí hijo. ¡NO derrumbarme frente a él cuando veo su cara! ¡Perdí a Nat y a Tony y estoy... –frena, limpiando su cara–. Lo único seguro es que no estoy bien.

Regresa a la cama, dejando caer su espalda en el colchón, tapando su cara con sus manos.

–Estaré fuera por si... cualquier cosa. –avanza, dándole un apretón a Bucky en el hombro–

–Gracias, Sam. –frota su mano sobre la más oscura–

Quedan a solas los Súper Soldados, oyendo a Steve sorber por la nariz y llorar en silencio. Él estaba seguro que no solo era por culpa del recuerdo de las muertes. Había algo más, solo que no se atrevía a contarlo.

Steve siente el cambio en el colchón por el peso extra sentarse y luego acostarse a su lado. Seguido de un golpecito en su pierna. Da un vistazo, reconociendo una caja de pañuelos en la mano de vibranium, James viéndolo de reojo. Ni siquiera lo escuchó salir, pero agradece el gesto, mostrando la mueca de una sonrisa, aceptándolos.

–Recuerdas la chica de cabello negro que vivía a 2 cuadras de nosotros. Su nombre era Diana. Creo.

Aclara Steve su garganta. Costándolo algunos minutos reponerse.

–La de "grandes ojos" para su época y edad?

–"Grandes ojos". Buena comparación. –ríe Bucky, usando sus manos para simular pronunciados atributos delanteros–. Sí, ella. Recuerdas que me marcó demasiado el saber que estaba con otro.

–Cuál es el punto. Porque en mi estado no logró verlo.

–El punto es que estuviste allí para mí y mi primera jaqueca por exceso de licor. –vira totalmente a verlo, simpatía de antaño–. Del mismo modo, yo estoy para ti. Antes de todo esto del Capitán América, de los Vengadores y del propio Stark. Eres el chico de Brooklyn que se levantaba cada vez que caía o era golpeado. Algo que era casi siempre. Estoy para ti, hermano.

–Fui a ver a Strange. –confiesa logrando calmarse–

–Al mago?

–Sí, él. Quería confrontarlo. Ni sé muy bien qué es lo que quería… Lo golpeé.

–Le dejaste por lo menos algunos dientes. Es que tienes un buen gancho derecho. –finge acomodar su mandíbula, logrando pequeña sonrisa en el rubio–. ¿Está vivo, verdad?

–Quería desahogarme con alguien luego de que Peter me contara que Strange sabía más que nosotros. En fin… Dijo algo que me dejó un poco inestable, mentalmente hablando, y solo lo golpeé por la negación.

–Debió ser bastante fuerte aquello. Lo disfrutaste. No me mientas.

–Un poco. –encoge sus hombros, mirada en el techo–. Tony hizo algo que yo no habría dudado en hacer pero… Duele. En verdad duele, hermano. –luce sonrisa opacada por el llanto, anegándose sus ojos por nueva cuenta–

Bucky frota su mano en el brazo contrario, dejándolo desahogarse. En ese momento, ve la puerta abrirse, tratándose de Sam.

–Steve. No quiero molestarte pero tu teléfono está sonando.

–Descuida. Yo atenderé.

Notas finales:

¿Quién creen que llama a Steve? Abran sus apuestas.


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