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Almas Gemelas © (Marvel Boys Love) por lilibel vangarret

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Notas del capitulo:

FELIZ DÍA DEL PADRE

 

 

 

Da Bucky vistazo al remitente, extrañándolo por quién trataba.

–Doctor Banner? –contesta fuera del cuarto. Pudiendo oír corta maldición masculina–

–No. Soy Tony. El Doc me prestó su teléfono.

–“Me sorprende la similitud con la voz del otro Stark”. Hola, Stark. Por cierto, soy James Barnes.

–Claro. En esta realidad igualmente existes, Buckaroo.

–Buckaroo?

–Así llamo a mi Mapache favorito. Quien se añade a la lista de los que quieren matarme ¿Tú no lo deseas, no?

–Eso depende, Stark.

 

 

 

 

Cap8 Un Buen Amigo.

 

 

 

 

Largo silencio al otro lado de la línea. Recomponiéndose Stark con aclarar su garganta y bufar.

–Eso fue intenso.

–Si sigues llamándome Mapache o Buckaroo, pueda que lo considere. –opina, sonrisa despreocupada. Oyendo risa aliviada del pelinegro–. Retomando lo que me dijiste, ¿estás con el Doctor Banner?

–Sí, con mi buen Doctor Hulk en su laboratorio, haciendo cosas de genios. ¿Steve está cerca?

–No. Está indispuesto. Dime lo que quieras decirme y se lo trasmitiré. –eleva su mirada, encontrándose con Sam cruzado de brazos y negando con su cabeza, en reproche. Lo ignora con mover su campo visual, escuchando el resoplido irritado de Falcon– ¿Stark?

–No. No es muy urgente. Dile que llegaré tarde... Olvide avisar antes y... Quiero evitar que se preocupe.

–Algo más? –inquiere. Sintiendo los picotazos de cierto pájaro en su hombro. Lo sacude de encima con su mano, alejándose– ¿Stark, estás ahí?

–No. Nada. Bye. –cuelga–

–Por qué no le avisaste a Steve que llamaba Stark? Él está preocupado.

–Como su amigo, su bienestar es primordial.

–Cap igualmente es mi amigo, solo que no actuó como su madre. –señala, golpeando con su dedo su torso–. Ya no es el chiquillo de Brooklyn que tienes que defender. Entiéndelo de una vez, Barnes. ¡Es el maldito Capitán América que luchó contra un Titán!

–Hablar con este Stark solo causaría más daño. Steve me importa y evitarle daños es mi prioridad. –deja el teléfono en el mesón, huyendo del afroamericano–

–No es lo mismo que dijiste años atrás, Winter. –opina, desplazándose a su hamburguesa abandonada–

Mirada cargada en reproche envía a Sam, taladrando su espalda a falta de sus ojos. Bufa el castaño, negando con su cabeza. Alejándose.

–Qué. También velo por tu seguridad, Buckaroo. –tienta su suerte, dando vistazo sobre su hombro–

Mala idea usar ese apodo. Winter Soldier gira totalmente, cerrando su mano metálica.

–Broma. Broma. –exclama por la mirada poco amable de odio y asesinato–. Qué susceptible estás.

 

 

Peter como prometió, invitó comer en la cafetería, aunque por los ruegos e insistencia de Harley, repartirían la deuda entre ambos, sin que Ned estuviera enterado.

–Fuiste uno de los damnificados que regreso de los muertos?

–Ned. –reprocha Peter por la imprudencia de su amigo, jugando con el pitillo de su bebida–

–No. No desaparecí pero de algún modo sí perdí a alguien importante en mi vida. –cambia su alegría de minutos antes–

–En serio? –nombra Peter, interesado pero temeroso de insistir y abrir la herida. Sintiéndose identificado–. Lo lamento. Yo también perdí a alguien… Saber que no volverás a ver a esa persona.

Comparten castaño y rubio larga mirada, centrándose el dolor en el otro sin miedo a ocultarlo. Cruelmente, la revelación de esta tragedia lo saca de su burbuja. Culpándose e inconscientemente victimizándose con las personas de su alrededor, sin embargo, Harley mostraba siempre una sonrisa y un carisma envidiable. No eres el único que sufre, Peter.

Bajo la incomodidad de Ned, espiándolos sin dejar de comer.

–Esto es incómodo.

–Fuera caras largas. –sonríe el rubio desviando sus ojos, tratando de ocultar el rubor en su cara–. Disfrutemos estar entre los vivos y enorgullecer a esas personas especiales. –eleva su vaso, realizando un brindis–

La alegría de Harley logra contagiarlo (de nuevo), elevando el vaso como las comisuras de sus labios. Ampliándose su panorama respecto a su propia vida. Esperando no ser delatado por su rostro ni corazón agitado.

–Por ellos. –afirma, chocando su vaso–

–Sí, demasiado incómodo. –persiste Ned, bajo la risa de Peter y Harley–

 

 

Tony, esto es muy familiar… Sabe a despedida. –sujeta sus mejillas, dando caricias en su rostro con su pulgar–

–Eres tú a quien le gusta sacrificarse. –sonríe, inclinándose contra la palma cálida–

–Esto no cambiara nada. Tú tienes una familia a la cual regresar y no dejaré que te apartes de ellas. ¿Entiendes?

–Lo que digas, Cap. –tras decirlo, arremete contra la tentadora boca. Frenándolo Steve con sujetar nuevamente sus pómulos–

–No, Tony. Prométemelo. –persiste, buscando su mirada–

–... –chasquea su lengua y rueda sus ojos–. Eso es chantaje. Haré una promesa sobre un chantaje, pero conociéndote, serías capaz de bajarme a patadas sino accedo. Acepto que te sacrifiques nuevamente.

–Estás molesto pero así deber ser. –sujetando su nuca, tira de su rostro, iniciando nueva lucha labial–

Sus lenguas se tocan cuando se cansaron de probar los labios. Calmada y amorosamente tratan de no perderse en la sensación electrizante y el recordatorio latente de un amor abruptamente mutilado. Porque siempre sintió que faltaba la mitad de su corazón. Mordidas, manos vagando descaradamente, sin detenerse.

Así, la disposición fue voluntaria y esperada. Turnándose con besos en varias partes de su cara y hombros, desmoronándose cuando sus bocas se topan. Sacándose Steve la camisa sobre su cabeza, imitándolo Tony, dejándolas caer descuidadamente en el suelo. Acumulándose una montaña de tela a un costado.

El tiempo es el mejor aliado, exprimiendo cada segundo para beber los restos de las cenizas de un amor del pasado. Sabiendo dónde morder, cuándo lamer y cómo extraer gemidos en su contrario.

Desnudez tan familiar como si no hubiesen pasados años sin verse o tocarse, respondiendo indudablemente a los toques de Tony. Quien, ubicado entre sus piernas, arrastra sus dientes por sus muslos. Lengüetazos largos y besos de mariposa como premio. Contrayéndose su estómago con los últimos vestigios de sensatez y remordimiento.

No. Sería egoísta y recibiría lo que el inventor deseara darle. Otro recuerdo valioso y doloroso que añadiría a su caja fuerte mental.

–Steve.

–Ah. –jadea, formando en puño su mano–

–Lo lamento. –besa el tobillo colocado sobre su hombro. Su extremidad derecha encargada de iniciar la exploración en la cavidad anal–

Despierta la pasión en cada poro de su cuerpo, pero no la desata. Deja que fluya, tomando consciencia de la lenta y amorosa dilatación de ese íntimo lugar que solo a una persona le permitió acceso, sorprendiéndolo que aun pudiera auto lubricarse* a su edad. Inconscientemente empujándose cuando el ángulo y experiencia del Tony presionaron su próstata, lanzando su cabeza hacia atrás, elevándose su espalda en un raro ángulo, arrastrando entre sus manos la tela con sus puños aferrados a ella.

–Steve. –exclama dejándose caer sobre el rubio, sacando su mano–

–No pares... Tony. –suplica moviendo su cadera, creando una fricción entre sus miembros–

Solo provocando que Tony sujetara su punzante erección, conduciéndola en su cavidad, entrando, del mismo modo que atrapaba uno de sus erectos pezones. Entregándose al largo gemido mientras dejaba caer su espalda en el colchón. Llenando sus pulmones de aire con separar sus labios, párpados fuertemente cerrados.

Frena el castaño, momentáneamente, concediéndole acostumbrarse a la penetración.

Tira de las hebras oscuras, encorvándose para presionar sus dedos en el trasero moreno. Fetiche que descubrió en una ocasión y aparentemente surge efecto en el presente, por el largo jadeo rebotar contra su amplio torso. Lamiendo Tony sin fuerza, frotando su mejilla a su alrededor, verdaderamente concentrándose en la amplia mano del Capitán frotar.

Pero, su mente irracional lo tortura con una imagen distorsionada de una mano femenina hacer lo mismo, disminuyendo Steve la presión.

–Descuida. –exhala entrecortadamente, mentón recargado en el centro–. Solo tú lo sabes. Agradezco eso. –ríe placenteramente–

Evidentemente, fue demasiado expresivo. Desviando su rostro, avergonzado por atreverse a demostrar celos cuando, básicamente él representaba el papel de amante.

Desinteresándose de los perjuicios inicia el movimiento pélvico, rodeando a Tony con sus piernas para atraerlo más y acrecentar la penetración. Consiguiendo que iniciara el vaivén, perdiendo el control de la situación.

Mentiría si tratará de reprimir los jadeos que voluntariamente brotaban de su boca (internamente rezaba para que las paredes fuesen insonoras como las de la Torre), sin embargo, temía de que pudiesen escucharlos sus compañeros. Únicamente permitía que sus expresiones físicas confirmaran su excitación. Tocando ese punto erógeno que le ocasiona ahogarse con su propia respiración, mordiendo su labio y anclándose sus brazos y piernas.

–Steve, despacio. –susurra, besando su clavícula–. El punto es reponer energías... No fracturarme antes de tiempo.

Asiente la rubia cabeza, respirando Steve con la boca abierta, tratando de reunir su consciencia. Sonriendo por evocar su pasado unido a ese hombre. Mueve su cabeza, buscando en la oscuridad los orbes dorados.

–Lo que estamos haciendo está mal, Tony. –acaricia la mejilla contraria, rozando con los pelillos de su barba–

–Pero se siente demasiado bien. –responde libre de burlas, descansando su cabeza en su pecho–. No quiero pensar en lo que pasará, Steve. Únicamente aceptar lo que se me pone delante. ¿Tú no?

–Mentirnos en lo mejor, eh. –ironiza, viendo a un costado. Aun había luz en el Complejo–. No sería la primera vez.

Rodea la cintura morena y tira de él. Anclando Steve sus brazos en la espalda y hombros, mareándose por la substracción de oxígeno en cada beso, párpados cerrados. Necesidad de sentir. Necesidad de explorar. Necesidad de aferrarse a la vaga ilusión, bailando al compás de la lujuria y éxtasis. Steve quería bailar sin importar que escaseara la música.

 

Parpadea, admirando su alrededor con gesto confuso, yaciendo bajo la protección de la sábanas hasta su cuello. Ya era de noche. De tanto pensar en Tony, se quedó dormido recordando a su propia ex pareja y la línea que se atrevieron a cruzar en esa noche.

Sale de la cama con la imperiosa necesidad de usar el baño.

Exhala por la liberación de tensión, saliendo del cubículo del pasillo. Extrañándolo haber tenido un vivido sueño húmedo, robándole una sonrisa tímida. En ese momento, ruidos en la puerta roban su atención. Frunce su ceño, expectante. Sacando la conclusión de que se trataba de algún intruso forzando la entrada.

Disparándose sus alarmas internas, busca su escudo. Cierto. Thanos se encargó en dejarlo inutilizable. Y no fe la única cosa que arrancó. Sin embargo, vuelve en sus pasos a su cuarto, con técnica y ligereza sin delatar su peso. Estirando su mano, responde Mjolnir mansamente.

Sin haber olvidado sus tácticas militares, se pega contra el muro del pasillo. Oyendo claramente el sonido del seguro ceder al forzamiento, abriéndose lentamente la puerta. ¿Alguien de HYDRA queriendo lastimar a su amigo? Lo averiguaría muy pronto

Oculto por el muro, asoma un ojo, divisando la sombra cortada por la luz de fuera.

Abandona su escondite, saltándose la mesa con una mano y empujando el cuerpo contra el muro del costado. Mjolnir contra su torso, listo para-

–Tony? –parpadea por la poca visibilidad de las luces de fuera–

–Claro que soy yo! –exclama asustado, manos elevada– ¡¿Tienes a Mjolnir?!

–Me asustaste. –se aparta de él, yendo a recoger la silla que tiró en medio del salto–. Pensé que te quedarías con Bruce.

–No quise ser mal tercio, además, el Doc se vuelve un poco histérico cuando no le salen los planes como se debe. Un histérico optimista. Por cierto, por qué estás despierto. ¿No me digas que yo lo provoqué?

–.... –leve color rojo cubre su cara–. Reflejo muscular. –responde desviando su mirada, rascando su nuca. No mentía, daba una mentira piadosa–

Extendiéndose el silencio entre ambos, bastante incómodo. Ya no teniendo Steve la misma valentía de horas antes. Sopesando las consecuencias de hacer o decir algo incorrecto. Bueno, no incorrecto, lo mejor para ambos sin lastimar a más personas. Rondando su mente el rostro de la pequeña niña que perdió a uno de sus padres.

–Vamos? –invita Tony, mirando en dirección del cuarto–

–Ah sí. Claro.

El mutismo se perpetúa hasta el cuarto que compartían, subiendo Steve a la cama, tratando de manejar su ansiedad. Esa noche, siendo más visible el hecho de dormir juntos. Evitar que su cuerpo se dejara manipular por su corazón y la magnitud de su cercanía. Vuelve su vista, encontrando a Tony a un vistiéndose, según sus palabras "poniéndose más cómodo".

–Volveré mañana. A casa. –corta el silencio, sin mostrar indicios de querer virar–

–Eso es bueno. Eres importante en tu mundo. –sonrisa despreocupada camufla la consternación interna–

–No mucho pero gracias por el cumplido. –vira en sus pies, acercándose por el lado contrario de la cama–. Descansa, Cap.

–Igual tú. –por nueva cuenta en pocos minutos atreve a mentir. Dudaba que pudiese pegar el ojo–

Notas finales:

Se nos va el Antonio 616, pero ¿Steve lo permitirá?


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