Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

EL ROBO por juda

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

En medio de la cocina, Lautaro quedó desnudo, se aproximó al pelinegro y lo abrazó, pasando los brazos por debajo del abrigo y dedicándose a lamerle lentamente la mandíbula y el cuello.

Era una situación erótica totalmente distinta a las que había experimentado con el peligris, esta vez había una calma triste y no le gustaba, le hubiese gustado que lo atacara como lo había hecho las últimas veces.

Quería que no lo dejara respirar, reaccionar, existir. No quería esos besos tristes, esas lamidas suaves que sabían a despedida.

-No me dejes -volvió a rogar Thiago y Lautaro lo tomó de la mano.

-¿Me guías hasta tu cuarto? Quiero que me cojas entre tus sábanas.

-No me dejes. -le susurró en el oído mientras lo abrazaba por la espalda y lo guiaba hasta su habitación.

Lautaro entró y se metió debajo de las frazadas, estaba helado. Tenía frío y quería el cuerpo de Thiago sobre él.

El pelinegro se desnudó y se coló junto a él, Lautaro lo acariciaba, le tocaba el cabello, el rostro, no dejaba de mirarlo y eso le dolía porque comprendía perfectamente que el peligris se estaba despidiendo.

Thiago comenzó a besarle el cuello y se metió debajo de las frazadas y fue bajando hasta la pija de Lautaro que estaba semierecta.

El peligris se quedó boca arriba, con los ojos cerrados, sintiendo.

Quería eso: sentir. 

Tenía una sensación extraña en el estómago... quería un poco de rutina, de normalidad. Quedarse en un solo lugar, ajustarse a las nomas de moralidad y protocolar de la sociedad. Quería ser uno más, poder pasearse sin lentes oscuros que le taparan la mitad del rostro, cambiando el color de cabello con cada ciudad que pisaba, quería quedarse ahí... para él. 

PA-RA-ÉL!

Sintió su boca sobre su pija y el aliento caliente antes de que la lengua comenzara a hacer su trabajo.

-No me deje Sr. Perez -dijo antes de tragarla entera.

-Mierda Sr. Belasgui! ¿En qué puto momento puso mi mundo de cabeza?

Thiago se destapó y lo miró expectante.

-¿Eso significa que no me dejará, Sr. Perez?

Lautaro sonrió, lo agarró por el cabello y lo llevó hacia su pija, para que continuara con lo que había empezado mientras comenzaba a autodilatarse.

Sintió la lengua del pelinegro jugando con sus propios dedos cuando se introducían en su culo.

Se sentó en la cama, escapándose de la lengua del pelinegro y Thiago lo observó desde abajo de las mantas.

Lautaro se fue hasta la ventana que había en la habitación y la abrió, Thiago vivía en un departamento en el séptimo piso.

-Es lo ideal -le dijo mientras lo vía acercarse envuelto en las mantas. -Eres mi séptimo infierno, quiero que me cojas mientras miro el mundo que gira sin importar que me estés poniendo la vida entera de cabeza, es poético.

-Nos vamos a resfriar, Lau, hace frío. La temperatura debe estar bajo cero.

-Sr. Belasgui, cojame así, quiero que ésto sea perfecto. No quiero que ninguno de los dos nos olvidemos de estos momentos.

-No me voy a olvidar de esto bebé, pero te vas a resfriar -le dijo mientras se aproximaba a él y lo abrazaba desde atrás, cubriéndolo con la manta.

-Me encanta que me digas bebé -susurró, llevando las manos hacia atrás, tomándolo del cabello mientras dejaba que Thiago le mordiera la espalda y lo penetrara lentamente.

Lautaro sacaba la mitad del cuerpo por la ventana, cerraba los ojos y abría los brazos al tiempo que su cuerpo era embestido desde atrás.

Era la gloria pura poder sentir la adrenalina del vértigo mientras la próstata era taladrada por la pija del pelinegro.

Thiago intentaba cubrirlo con la manta pero el cuerpo del peligris se le escapaba, se le ponían los pelos de punta con solo verlo con todo el torso desnudo afuera, casi colgando de la ventana del séptimo piso, sostenido por sus brazos que lo abrazaban con fuerza por la cintura.

-Más fuerte, más fuerte y más hondo -gritó Lautaro.

-No puedo si estás colgando de la ventana, hace frío y estás prácticamente colgando. No puedo! No lo estoy disfrutando! -se quejó saliendo de su interior.

Lautaro volteó a verlo, aun lo sujetaba por la cintura pero tenía el ceño fruncido y había alejado la pija de su cuerpo.

-No entiendo qué gusto le encuentras a estar colgado de esa manera! -protestó.

-Es la adrenalina, Thiago, ¿no disfrutas del peligro?

-No me gusta cogerte y estar pendiente de si te matas o no. -le reprochó casi empujándolo hacia un costado para cerrar la ventana.

El peligris lo observó divertido. 

Thiago puso la manta en la cama y nuevamente se metió en ella mientras esperaba que su peligris retornase junto a él.

-¿No me vas a coger?

-Ahí no!

Thiago tenía el ceño profundamente arrugado y casi había realizado un puchero. Thiago enojado y armando un berrinche era absolutamente adorable.

En dos pasos llegó hasta la cama, se metió bajo las frazadas y con la desesperación que lo caracterizaba comenzó a chuparle la polla al pelinegro que sólo atinó a tomar aire y retenerlo mientras ponía los ojos en blanco y se agarraba del cabello de Lautaro.

-Despacio!!! despacio!! -gritó mientras intentaba alejar la cadera de la boca del peligris pero Lautaro se resistía, buscaba la pija que le mezquinaban y se la metía nuevamente con desesperación en la boca mientras le masajeaba los testículos.

-Basta! dios, basta! -gritó nuevamente Thiago, estaba por acabar y se negaba a que le pasara lo mismo que en aquella primera vez. Él tenía mucha más musculatura que el peligris que era más bien delgado así que fue fácil tomarlo por los hombros, subirlo, ponerlo sobre el colchón boca abajo, colocarse sobre él a horcajadas y meterle la pija en el culo de una sola estocada.

Lautaro gritó mientras elevaba la cadera para que entrara todo lo hondo que pudiera y Thiago lo hizo, entró hasta quedar pegado a él y tiró el torso sobre su espalda para lamerla entera.

-Me vas a matar, Lau -le susurraba mientras lo embestía con una demencia insana.

-Dale, dale, fuerte, más fuerte, más, más, más -gritaba Lautaro y tiraba hacia él la cadera ayudándolo a que la taladrada tuviera una velocidad dolorosa.

-Dios, dios, dios -gimió Thiago saliendo de su interior porque estaba a punto de eyacular y Lautaro no lo dudó, se levantó como resorte, tomó al pelinegro, lo tiró en la cama, se subió sobre él, se autoempaló y comenzó a cabalgarlo sin compasión mientras se hacía una paja vertiginosa.

Lautaro eyaculó en su estómago con un grito ronco y cayó sobre él, sin aire. Estuvo tirado en su pecho 5 segundos y luego volvió a sentarse, agitado, dispuesto a seguir subiendo y bajando sobre la pija hasta que el pelinegro tuviera su merecido clímax, pero lo vio con el rostro rojo, los ojos fuertemente cerrados y los dientes apretando el labio inferior tan fuerte que había comenzado a sangrar.

-Acabaste? -preguntó aun dudando.

Thiago soltó el labio y Lautaro le pasó la lengua para lamer la sangre.

-Acabaste? -volvió a preguntar mientras le besaba la mandíbula.

-Lo hice apenas subiste encima... creo que me quedé sin polla -gimió y Lautaro se levantó de golpe con una risita aguda, Thiago sintió como su pija era casi arrancada de cuajo de su propio cuerpo, puso los ojos en blanco y se aferró al cuerpo del peligris mientras pegaba un grito ronco.

Lautaro largó una carcajada cuando lo vio todo rojo y luego estornudó fuertemente.

Thiago abrió los ojos y frunció el ceño.

Lautaro se encogió sobre si mismo pero el parchazo en la nuca no llegó.

Estornudó tres veces más.

Cuando llegara a su casa y lo escuchara Lisandro, seguramente recibiría su castigo por andar desabrigado.

Intentaron calentar la comida que se había enfriado pero terminaron cogiendo sobre el mesón y sin almorzar.

Intentaron darse una ducha para calmarse un poco, pero terminaron cogiendo bajo el agua.

Eran las tres de la tarde, Thiago tenía que regresar al banco y llevó a Lautaro hasta el centro para que el peligris desde ahí se fuera caminando, evitaba hablar sobre su casa y el pelinegro no quería asfixiarlo. Se despidieron durante 5 minutos, llenándose de besos babosos. Les costaba separarse, no importaba que estaban cansados y con hambre.

-¿Me escribirás? -le preguntaba el pelinegro sin separar los labios de los del peligris.

-Lo prometo -le contestaba el peligris pasándole la lengua por el cuello y excitándolo de nuevo.

***

Lautaro ingresó al departamento a las 4 y 15 minutos, estaban los tres hablando sobre lo que había descubierto el peligris.

Los tres estaban tensos, como si hubiesen discutido y la cara de Mario expresaba su descontento.

-Por fin llega el consentido -gritó el muchacho más alto y Lisandro suspiró. -Parece que todos nos tenemos que atener a las reglas pero el pendejo malcriado hace lo que se le canta el orto.

-Basta! -gritó el hermano mayor y al instante supo que la situación estaba llegando al límite, por su culpa.

Pasó sin mirar a Mario y se sentó a la mesa mientras miraba la pizarra.

Leonel comenzó desde cero a exponer los cambios en el plan, le costó concentrarse, había cogido como loco y aun tenía ganas de más Thiago.

Sentía la mirada de odio de Mario en la nuca, pero nunca le importó menos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).