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EL ROBO por juda

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Lautaro entró a la habitación despacio, Leonel estaba sentado en el colchón.

Se miraron.

-Dónde está el hijo de puta que te traicionó y al que le regalaste el culo de nuevo?

-Está por darse una ducha.

-Y por qué estás aquí y no lo estás vigilando?

-Él no se escapará, Leonel. Nos dijo todo sobre Lis. Él intentó protegerlo cuando...

-ÉL LO ENCERRÓ CON ELLOS.

-TENÍA MIEDO!

-MIERDA, LAU!

-Leonel, no pondré en peligro la vida de mi hermano. Confía en mí!

-Ya confié en ti, Lau. Mi Lis está donde está por tu culpa!

Lautaro no respondió a eso, salió lentamente de la habitación y se encontró con Thiago en el pasillo, escuchando.

-Tu hermano tiene razón. Yo cerré esa puerta dejando a Lisandro en manos del gerente. No me interesa que él no crea en mi, me basta con que tu me hayas perdonado.

Lau no respondió, se acercó a él y apoyó la frente en su hombro.

-Crees que nos deje darnos la ducha juntos? -preguntó Thiago abrazándolo con fuerza, levantándolo en el aire.

-No sé, pero yo quiero hacerlo -contestó su ex peligris haciendo un puchero y Thiago no lograba entender esa dicotomía entre ese hombre aniñado que quería que lo mimase y el hombre violento y decidido que había asaltado el banco.

Entraron juntos. 

Lau estaba parado bajo la ducha, el agua caliente le caía en el cuerpo y tenía a Thiago de rodillas haciéndole una mamada. 

Lo perdería de nuevo. 

Sin bajar el rostro le acarició el cabello.

-Cuando mañana rescatemos a Lis... huye conmigo.

La cabeza del pelinegro que iba y volvía sobre su pija se detuvo.

Lau no se animó a mirarlo, siguió acariciándole el pelo.

-Mi vida está aquí, Lau. Mi madre, mis amigos, mi familia... y tenemos distintas maneras de vivir la vida.

-Ok -contestó débilmente haciendo una pequeña presión en la cabeza de su pelinegro para que siguiera la mamada.

Elevó el rostro para que el agua de la ducha le cayera en la cara y no delatara su llanto.

***

Los hermanos se levantaron temprano y comenzaron a diagramar como entrarían y reducirían a los policías, llevaban 2 horas en eso cuando un mensaje entró al celular de Thiago que estaba sobre la mesa. Leonel lo tomó y leyó.

-Es un mensaje del abogado del imbécil, tráelo.

El pelinegro llegó somnoliento, destrabó el celular, leyó el mensaje y miró a ambos con los ojos como platos.

-Qué? -preguntó Lau conteniendo el aire.

-Después del asalto salió en los periódicos un identikit de ustedes y ahora Gustavo me dice que alguien llamó a la policía advirtiendo que había visto a uno de los Perez en la ciudad.

-Déjame adivinar quien dio nuestras señas. en especial la de Lau-sentenció con odio Leontel y Thiago lo miró decidido.

-A mi no me pidieron mayores detalles, para que sepas yo era considerado la puta del delincuente. Sabían que podía mentir en dar las señas.

Lau estaba sentado sobre la mesa y pegó un brinco para calmar los ánimos.

-¿Qué más dice? ¿dice a cual de los dos vieron?

-No, seguramente a Leonel. Tu estás muy distinto. Pero eso no es lo principal. Tomaron medidas de seguridad, doblaron los policías que lo vigilan y esta noche será trasladado a otra comisaría con mayor seguridad.

Leonel y Lau se miraron.

El mayor le arrebató el celular, leyó en voz alta el mensaje: "primo, no te imaginas el movimiento que hay aquí! ¿¿recuerdas nuestra conversación?? te dije que estaban subestimando a los delincuentes! VIERON A UNO DE ELLOS! seguramente volvieron por el hermano, le doblaron la vigilancia y esta noche lo trasladan a otro lugar. Por favor, ten cuidado. Mi tía me dijo que sigues en la casa de tu amigo, creo que es lo mejor, si alguno de ellos te busca lo hará en la casa de tu mamá. No bajes la guardia, seguramente Lautaro regresó y querrá desquitarse por lo que hiciste."

Leonel y Lautaro se pusieron a discutir en voz alta sobre los siguientes pasos, no debían dejar que Lis saliera de ahí porque le perderían el rastro, el rescate debía ser realizado durante la tarde.

-No, a la tarde no. Cuando los guardias lo busquen. -dijo Thiago con el ceño fruncido y los hermanos giraron para verlo. -yo sé como podemos rescatarlo!!!!

***

Todo lo demás fue cuestión de mover hilos.

Lautaro habló con su contacto en prisión para que le dieran el aviso a Lis de que se preparara y Thiago se reunió con su primo para intentar averiguar desde donde saldría la camioneta con los guardias que trasladarían al hermano de su hermoso delincuente.

***

Lis estaba en su celda leyendo un libro.

Vio a JB pasar por el corredor con un guardia vigilándolo. Había escuchado que tenía una llamada.

A los minutos cruzó de nuevo.

-Princesa! -gritó mientras se dirigía nuevamente a su celda con el guardia al lado. Lis levantó la mirada frunciendo el ceño, conocía a JB y nunca antes se había referido a él por ese mote. -¿Cuanto por una mamada?

-Ni aunque me muriera de hambre -le retrucó Lis sabiendo que había algún mensaje oculto en lo que su amigo decía.

-No está tu hermano para cuidarte, podríamos salir esta noche y te doy lo que te gusta.

A Lis el corazón le pegó un salto en el pecho.

Estaba seguro que en cualquier momento llegarían, pero saber que tal vez faltaban horas para que pudiese ver al amor de su vida, le ponía la piel de gallina. Extrañaba a Leonel, extrañaba horrores dormir con él. Nunca había estado tanto tiempo alejado de su piel, y por ratos sentía que experimentaba algún tipo de síndrome de abstinencia: el cuerpo de Leonel le hacía falta a su cuerpo.

Volvería a ver a su Leonel y a su hermanito pequeño. Su Lau!!! le pegaría tantos parchazos por todo lo que pasó que le dejaría el cuello de dos metros de largo... y luego lo besaría, porque también extrañaba a su pequeñito. Su bebé!!!

-No creo que esta noche te dé nada. Te cambian de comisaría, princesa -le comunicó el guardia utilizando el sobrenombre que había escuchado del otro preso.

Lis se paró y se fue hacia los barrotes.

-¿Cómo que me cambian? No puedo ir a prisión sin el juicio!!!

-¿Quien dijo prisión? Te cambian de comisaría, hermoso! Vieron a tu hermano dando vuelta por los alrededores. Hicimos correr la voz de que te sacamos de aquí y lo estamos esperando -le contó parándose frente a él y pasando la mano por entre los barrotes para acariciarle el rostro. Lis se hizo a un lado con asco.

***

Gustavo llamó a Thiago mientras Lautaro hablaba con el preso para que le pasara el mensaje a su hermano, había nuevas noticias sobre el destino del Perez encarcelado.

Ahora Thiago sabía que el traslado de Lis, era también una trampa... y no dijo nada.

***

Leonel cargó las armas y los bolsos en el auto. Debían dejar esposado a Thiago en el edificio. Una vez que liberaran a Lis, se comunicarían con Gustavo para decirle donde estaba su primo.

Las marcas en las costillas del pelinegro dejarían en claro que había sido secuestrado y quedaría libre de cargo.

Pero Lau no obedeció, cuando Leonel salió, él entró y liberó a Thiago. Su pelinegro le había pedido como último favor que confiara en él y lo dejara libre, le había mentido diciéndole que necesitaba regresar con su madre porque la última vez que habló con ella la notó muy preocupada.

Lau accedió, Lau lo amaba, Lau quería confiar nuevamente en él.

-Me voy -le susurró mientras lo acariciaba -te amo!

Thiago evitó mirarlo.

No quería otra despedida.

-Cuidate -susurró el pelinegro.

-Ven conmigo -le dijo con un hilo de voz y Thiago negó mirando al piso.

-No puedo, Lau.

Y el ex peligris lo besó en la boca profundamente antes de abandonar el edificio, llorando.

Thiago se levantó como resorte cuando sintió que el auto de los hermanos arrancaba y salía.

No les había contado el detalle importante que Gustavo había deslizado.

***

Eran las 20,15 hs. cuando la camioneta que llevaría a Lis pasó por una calle casi desierta y las ruedas delanteras se pincharon con un alambre de púas dejado en el camino.

-Es una emboscada -gritó uno de los policías.

El copiloto y los dos oficiales que iban detrás de la camioneta salieron armados y se encargaron de vigilar el perímetro mientras uno de ellos cambiaba las ruedas.

La primera fue cambiada en tiempo récord, la segunda también.

-Tal vez el alambre de púa lo dejaron los ladroncitos de la zona -intervino uno de ellos cuando vieron que las ruedas estaban puestas y no habían sido atacados.

Los tres caminaron en la ruta iluminando el sector con linternas en busca de más alambres. Dos cuerpos, que todo el trayecto estuvieron acostados sobre el techo de la cajuela, se pararon, pero los policías lo notaron demasiado tarde.

Los delincuentes abrieron fuego apuntando a las piernas.

El conductor gritó alarmado y cuando salió por su costado, el menor de los delincuentes apareció por el otro y le pegó un tiro en el hombro.

10 minutos más tarde, Lau y Leonel, vestidos con los uniformes de los guardias, partían en la camioneta en busca de su hermano, directo a la trampa.


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