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EL ROBO por juda

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Eran las 11,45 de la noche cuando entró al departamento.

Sabía que a la mañana siguiente tendrían que revisar el perímetro del banco para elegir la hora en la que menos gente concurriera. Pasarían por la vereda, turnándose, cada 40 minutos.

Antes de salir seguramente se haría una pequeña reunión para ultimar detalles y tendrían que madrugar. En teoría todos deberían estar durmiendo, pero él sabía que su hermano mayor no se iría a la cama sin saber dónde había estado el menor... como si tuviese 13 años y fuese un santo!

Entró despacio, la sala estaba oscura y eso le dio un poco de esperanza.

Hizo cinco pasos en puntitas de pie, se sacó las zapatillas para no producir ruido e iba a seguir cuando un parchazo en la nuca lo hizo avanzar 10 pasos aproximadamente.

-Y encima entras calladito, pendejo de mierda, sabes que acabas de hacer cagada.

Plaf!

Nuevo parchazo pero esta vez en la cabeza, Lautaro se había llevado las manos a la nuca y se la protegía.

-Me demoré sin querer.

-¿Tienes una idea de la preocupación que tenía?

Plaf! 

Otro parchazo a la altura del culo.

Lautaro ya no sabía que parte del cuerpo protegerse.

-Estamos en una ciudad que no conocemos y a vos se te da por desaparecer, pendejo del orto.

Plaf!

-Pará Lisandro!!!! Me fui a tomar un café con una mujer que encontré en el negocio donde estaba comprando la máscara, es una minita que siempre suelo ver en el banco, me fui con ella porque mientras conversábamos me dijo que hay un subsuelo con bóveda en el banco!!!

El siguiente parchazo quedó en el aire.

-Qué?

-Si, boludo!!!! me la encontré ahí y nos pusimos a conversar. De pronto surgió el tema del banco, me dijo que hay un subsuelo!!!

-¿Dónde? Nunca vimos escalera ni ascensor!!!

-No sé, tenemos que ir nuevamente y verificar.

-Estás seguro que la minita no estaba inventando?

Lisandro seguía con la mano en el aire.

-Seguro!

Dudó. Se mordió el labio mientras bajaba lentamente la mano, luego la subió de golpe y le volvió a dar un golpe en la nuca.

-Lisandro!!!!

-Ve a hablar a Leonel, que venga, y la cagada te la tienes merecida por hacerme preocupar!

***

Se acostaron a las 4 de la madrugada, los planos habían cambiado considerablemente, ahora el atraco resultaba mucho más ambicioso y estaban divididos: Lisandro y Mario votaban por bajar al subsuelo e intentar abrir la bóveda, Leonel y Lautaro querían robar los cajeros y huir con lo recaudado del día.

El jueves fueron nuevamente al banco: Los policías eran distintos, Mario no había acertado en su cálculo sobre los turnos. Deberían pasar al menos una vez por la vereda, todos los días, e inspeccionar a los encargados de la seguridad hasta dar con el cronograma de turnos que llevaban.

***

Jueves.

Thiago había tenido la esperanza que el Sr. Perez le escribiera pero como no lo hizo, confió en que se lo encontraría nuevamente en el banco.

Estaba atendiendo a un hombre robusto que hacía 15 depósitos para una empresa importante cuando sintió su voz en el cubículo que estaba a su izquierda.

Lo escuchó claramente saludar al empleado y preguntarle como estaba.

Luego su risa, y la imaginó.

Su compañero de cubículo era heterosexual pero no sabía que tan hetero se debía ser como para no caer rendido ante el peligris.

-¿Está todo bien? -le preguntó el hombre y se dio cuenta que había quedado con el bolígrafo suspendido en el aire en la mitad de una cifra.

-Si! todo bien! creí ver un error de imprenta en el formulario, pero está todo perfecto -mintió.

Nueva risita grave al lado... les coqueteaba a todos??

Fuck!

Debería haberle escrito. En qué mundo un hombre como el peligris podía andar suelto por mucho tiempo?

Cuando los clientes entraban al sector de depósito y préstamos lo hacían por un corredor que atravesaba a todos los cubículos, se entraba por la izquierda y se salía por la derecha: el Sr. Perez si o si pasaría por el frente de su escritorio.

El hombre robusto terminó de firmar los papeles y se despidió.

Thiago se quedó a la expectativa, no pulsó el botón anunciando que pasara el siguiente turno.

Tenía todos los sentidos despiertos y puestos en la voz que sonaba en el cubículo que estaba a su izquierda, algo le decía su compañero en voz baja... qué tanto le estaba diciendo??? era hetero y si no se equivocaba estaba casado!!! qué tanto lo detenía?? 

Tampoco debía ponerse en plan de paranoico, seguramente estaba llenando formularios.

Otra risita.

¿Qué mierda le decía su compañero que lo hacía reír?

Sintió que se corría una silla y se despedía, se levantó como resorte y se fue hasta el final de su cubículo, entonces... lo vio aparecer. 

Pasó por su lado sin mirarlo. 

Thiago tenía las cámaras sobre él, no podía hacer nada, sacó la cabeza hacia el pasillo y lo siguió con la mirada.

Lautaro llegó al final del corredor y antes de doblar para salir, giró el rostro, lo miró y le guiñó un ojo.

El estómago le subió hasta la tercera costilla, hizo un salto triple mortal y volvió a su lugar.

Thiago regresó a su escritorio absolutamente sonriente. Se sentó con tranquilidad y recién cuando estuvo más sereno, oprimió el botón para llamar al siguiente turno.

***

Lautaro estaba en el cubículo que estaba junto al de Belasgui, agradecía a su suerte que no le tocara el pelinegro. No podía darse con el lujo de distraerse.

El empleado era de apellido Ramirez y era la mar de amabilidad.

-Dios, no te imaginas cómo me estoy meando!!! -le dijo en un susurro mientras Ramirez llenaba el formulario, el empleado levantó el rostro y le sonrió.

-Los baños no son para el público, lo lamento!!!

-No!!!! No te lo decía para pedir el baño!!! Sé que no son públicos, lo dije en voz alta porque es lo único que tengo en la mente... ORINAR!!!!

El peligris sonrió y Ramirez estaba por seguir llenando el formulario cuando le vio la sonrisa rectangular y se quedó pensando que era lo más extraño que había visto.

-De todas maneras ni siquiera pareciera que tienen baños!!! ¿¿como aguantas sin mear toda la mañana??

-Si tenemos baños, pero están en el subsuelo!

-Oh!!! este banco tiene un subsuelo??!! extraordinario!!! el arquitecto debió ser un genio porque no lo parece!! Da la sensación que el establecimiento es de un solo piso.

-Si! -siguió susurrando el empleado mientras seguía llenando los papeles -lo que pasa es que la puerta tiene un código para ser abierta, no tiene picaporte, y al no tenerlo pasa desapercibida. Pero está a la vista de todos!

-En serio???? Increíble!!!

Ramirez volvió a mirarlo sonriente, el peligris tenía esa sonrisa rectangular que le iba de manera perfecta a su rostro.

-Cuando usted sale del corredor y antes de pasar al sector donde está el público esperando, si se fija bien en la pared, podrá ver la división. En realidad no es un logro del arquitecto sino del decorador de interiores, puso un cuadro para desviar la atención de la mirada y hace que sea casi invisible a los ojos de todos. Es realmente extraordinario.

-wow!!!! -contestó el peligris. Tenía un codo en el escritorio y el rostro descansando sobre la palma de la mano.

Ramirez le sonrió.

Se le cruzó por la cabeza que el peligris era tan bonito como una mujer.

-Aquí su firma y aclaración Sr. Perez y lo libero para que pueda correr en busca de un baño.

Lautaro largo otra risita y se paró para despedirse dándole la mano y una mirada profunda.

Cuando salió del cubículo y dobló a la derecha, con la visión periférica lo vio, pero siguió caminando. No quería meterlo en líos, no aguantó mucho, antes de salir del corredor giró y lo vio.

Se sintió complacido de verlo parado aun ahí, mirándolo.

Le guiñó un ojo y llevó la visa al frente, caminó lo más lento posible. Ahora si podía ver bien la división del rectángulo en la pared blanca, era como Ramirez le había dicho... donde estaba el cuadro.

Había encontrado la entrada al subsuelo.

Si decidían robar la bóveda, deberían tomar a alguno de los empleados y obligarlo a que les abriera con el código secreto, eso era casi casi un secuestro... cruzar esa línea no le gustaba en lo absoluto.

Le dolía la nuca y la espalda, estaba estresado. Quería que ese atraco llegara y pasara. Se sentía mucho más tenso de lo habitual.

Salió del banco y se fue al bar para esperar a Lisandro que estaba haciendo un depósito en el cajero automático, esa vez le iba a pedir ayuda a uno de los policías e intentaría entablar algún dialogo. Lisandro también era bueno para iniciar charlas con desconocidos.

Pidió un café y el celular vibró, era un mensaje de Belasgui.

"Es muy pronto para pedirte otro encuentro donde yo sea el que te la chupe?"

FUCK

Se le puso la piel de gallina!

Sonrió mirando hacia la puerta del bar, si Lisandro entraba y lo descubría lo agarraría a los parchazos en la nuca en medio del bar.

No debía encontrarse nuevamente con Thiago, tenía que poner toda su atención en el robo, no podía darse el lujo de desviar su vista del objetivo. Seria poco profesional y si salía algo mal no se lo perdonaría. Odiaría ver a Lisandro y a Leonel en apuros por su culpa.

Era imposible volver a verlo.

Tomó el celular, escribió el mensaje y lo envió sin dudar:

"Sr Belasgui, a que hora nos encontramos?"


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