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OHANA por Kitty Pasta

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Notas del capitulo:

El destino le señala a Tony a una nueva persona que hará impacto en su vida.

Desde el momento en que decidiera adoptar a Peter, Tony había dedicado una enorme cantidad de dinero a remodelar la Torre Stark: desde arreglar su habitación hasta construir un jardín en la terraza, no había escatimado en nada con tal de hacer un hogar confortable para su hijo. Esa mañana, cuando entraron juntos por primera vez y vio la carita con ojos como platos del niño, sintió que todos sus esfuerzos habían sido recompensados.

-¿Esta… esta es tu casa?- preguntó sin poder creer lo que veía. Tony se agachó junto a él y le revolvió el cabello cariñosamente.

-Es nuestra casa, Peter. Desde hoy, todo lo que es mío es tuyo. No tengas vergüenza, ven, te mostraré todo lo que quieras para que te sientas a gusto.

-¡Es enorme!- exclamó el pequeño dejando su mochila sobre una silla y avanzando despacio por la sala, volteando hacia su padre con una sonrisa luminosa que encantó a Tony.- Se parece a las casas de los ricos que salen en la tele.

-¿Te gusta?

-¡Claro que sí, me encanta! Casi siento miedo de que esto sea un sueño.

-Te aseguro que no lo es. Ven- repitió, tomándolo de la mano.- Vamos a echar un vistazo a todo.

Peter se quedó pasmado por el tamaño de las habitaciones, la cocina, la sala de juegos; la habitación que compartía en el orfanato con otros dos chicos hubiera cabido entera en el baño de invitados de su nueva casa. Aunque tenía una noción de lo que significaba ser rico, no creyó que su padre lo fuera tanto. Sin embargo, lo que más le gustó no fue el enorme cuarto lleno de juguetes, o el jardín privado que parecía flotar sobre la ciudad: fue que su padre no dejara de sonreírle con amor, y de preguntarle si se sentía cómodo, como si lo único que le importara fuera su bienestar. Siempre había querido un padre así de bueno y cariñoso, que velara por él y lo mimara. No recordaba haber sido abrazado nunca, por ejemplo, hasta el día en que conoció a Tony, y eso era algo que muchas veces en el pasado había necesitado. Mientras desarmaban sus maletas y guardaban todo en sus respectivos lugares, se divirtieron haciéndose cosquillas, saltando sobre la cama y arrojándose peluches el uno al otro. Tony, que había crecido sin padres, también sintió una satisfacción indescriptible al poder jugar tan naturalmente con su hijo, rodando sobre la alfombra y ganándole en la competición de cosquillas. Era como si todo ese cariño que no había podido demostrar a nadie en cuarenta años se volcara de repente en Peter, que se colgaba de su cuello para que lo llevara a caballito por toda la habitación. Entretenido como estaba, se sorprendió mucho cuando miró el reloj y vio que ya eran casi las doce.

-¡Pero si ya es la hora del almuerzo! Peter, cariño, ¿tienes hambre?

-Uy, pues creo que sí- reconoció Peter tocándose la panza con una risita.- Apenas desayuné para poder estar listo cuando llegaras.

-Mm- una mirada reprobatoria muy breve cruzó por su rostro antes que dijera:- eso no está bien, Peter, tienes que hacer las cuatro comidas diarias si quieres crecer saludable.

-Sí, papá… lo siento. Es solo que estaba muy ansioso.

-Está bien. Vamos a la cocina y te prepararé algo. ¿Tienes alguna preferencia?

-¿Hamburguesas?- preguntó con timidez y siguiéndolo hasta la reluciente cocina, en donde Tony mismo comenzó a sacar platos y cubiertos mientras asentía.

-Entonces serán hamburguesas. ¿Quieres ayudarme?

Tony no sabía nada de cocina. Durante toda su vida había dejado esos menesteres en manos de chefs profesionales, tanto los que trabajaban para él como los que trabajaban en los restaurantes a los que solía ir, pero como muchas otras cosas cambió de parecer al tomar la decisión de adoptar. No podía permitir que su hijo, un niño saludable de diez años, creciera comiendo solo lo que traía el delivery; por lo tanto, se tomó la molestia de aprender un surtido de recetas básicas que hasta un principiante como él pudiera hacer bien. Memorizar ingredientes, instrucciones y tiempos había sido sencillo, pero la parte práctica le tomó mucho más tiempo de lo previsto. Fue necesario invitar a comer en reiteradas oportunidades a Pepper, James y Stephen para que su habilidad mejorara y estuviera en condiciones de prepararle la comida a Peter. Una vez más, el trabajo valió la pena. Lo supo en cuanto vio al menor devorando su tercera hamburguesa y su segunda porción de papas fritas.

-¡Están buenísimas! Nunca había comido algo tan rico…

-¿En serio? Pues espera a probar el postre que preparé anoche. Te dejará sin palabras.

-Papá, ¿eres un gran cocinero?

-¿Yo? No, ni hablar. He aprendido un poco, pero me falta mucho más si quiero llamarme a mí mismo buen cocinero. ¿Quizás tú podrías sugerirme algunos platos? Lo que a ti te guste. Entonces practicaré y me volveré mejor con tu ayuda.

-Una vez con mi amiga Mary Jane intentamos hacer un pastel de chocolate. Fue terrible- confesó Peter avergonzado.- La cocinera del orfanato se enojó mucho por lo que ensuciamos y se lo contó a la señora Danbury. Y los otros niños se rieron de nosotros.

-Cielo… no te preocupes por eso que no volverá a pasarte, lo prometo. Vamos a cocinar juntos un buen pastel, y si tiene que ensuciarse todo pues que se ensucie. ¿Te parece bien?

-¡Será divertido!- asintió con una sonrisa y chocando los cinco con su padre.

Peter parecía ansioso por seguir conversando, pero las emociones del día lo superaron y cayó rendido de sueño tan pronto como tocó la almohada. Tony comprendió, y tras sacarle las zapatillas y cubrirlo con la colcha se retiró del cuarto tan en silencio como pudo. Después hizo otra cosa que jamás en la vida creyó que haría, y se puso a lavar los platos del almuerzo mientras pensaba en los siguientes pasos a dar.

Debía contratar por lo menos a dos empleados que lo ayudaran en las labores domésticas; si bien su intención era hacerlo todo él, como cualquier padre soltero normal, lo cierto era que no tenía experiencia y era probable que terminara causando más desastres que su hijo, por lo que algunos empleados lo ayudarían, al menos por un tiempo hasta que aprendiera. Lo segundo por hacer era matricular a su hijo en una buena escuela, y gracias al cielo eso ya lo tenía resuelto: Pepper le había recomendado la Academia Shield, una institución de primera categoría que tenía desde jardín de infantes hasta universidad, con las mejores instalaciones y maestros.

-Mi hija Morgan asiste allí- le comentó su amiga- así que te imaginarás que confío al 100% en esa escuela. Si quieres, te organizaré una entrevista con Nick Fury, el director, para que reserves una plaza para Peter.

-Te lo agradecería mucho, Pepper. Avísame cuando esté arreglado.

La Academia Shield le pareció un sitio magnífico, y el director Fury le aseguró que su hijo estaría en las manos más competentes. Lamentablemente el quinto grado, al que ingresaría Peter, estaba de excursión en la capital, bajo el cuidado del maestro titular Steve Rogers y dos maestras ayudantes; pero aún así aceptó la palabra de Fury en lo que refería a la competencia de Rogers como docente.

-Confío en su palabra, director. Si dice que Peter recibirá una buena educación y atención de su maestro, pues así será. Tendré mucho placer en confiarles a mi hijo.

El tema de la escuela no surgió hasta esa noche, durante la cena. Tony había seguido las instrucciones de un tutorial que enseñaba a preparar un delicioso pollo asado, y mientras comían le preguntó cómo había sido su enseñanza hasta el momento. Peter se explayó sin problemas.

-Teníamos maestras que nos daban clase por grupos- contó.- Una se encargaba de los bebés y los niños pequeños, otra de los chicos de cinco, seis y siete años, y así con todos. Los más grandes creo que tenían profesores, pero no sé bien cómo funcionaba eso. Yo tenía una maestra muy buena… papá, ¿voy a ir a otra escuela ahora?

-Sí, mi amor. Es una escuela muy grande y muy bonita, con un patio enorme y muchas actividades extras que te encantarán. Se llama Academia Shield. He hablado con el director y podrás empezar la semana que viene, ¿qué te parece?

-Me da miedo- balbuceó Peter dejando de comer.- No voy a conocer a nadie.

-Hijo, quédate tranquilo, no pasará nada malo. Estoy seguro que no tardarás nada en hacer amigos, tú eres muy bueno y todos te adorarán. Además me han asegurado que tu maestro, el señor Rogers, es muy bueno con los niños, que los escucha y los ayuda a divertirse mientras aprenden. ¿Confías en mí?

-Sí, en ti sí, papá.

-Entonces confía en esto. Todo saldrá de maravillas en tu nueva escuela.

(…)

Tony sabía que tenía que comprar los útiles de su hijo, pero se le hizo difícil durante varios días por una sencilla razón: no podía evitar aprovechar la oportunidad de salir para llevarlo a pasear. Fueron al cine, a un enorme local de videojuegos, y en cada ocasión la pasaban tan bien que se le olvidaba la razón original de la salida, y lo volvía a posponer. Peter era tan inocente y genuino que no podía ocultar su placer por cada uno de aquellos paseos, por lo que no fue sino hasta el sábado a la tarde que se puso firme y fueron al centro comercial con las mejores librerías a por sus útiles escolares.

-Me enviaron una lista de la escuela con todo lo que necesitarás, pero si quieres cualquier otra cosa no dudes en pedírmelo. Lápices de colores, otra mochila, lo que tú quieras.

-¿Tengo que usar uniforme, papá?

-No, querido. Puedes vestir tu propia ropa, en tanto sea adecuada para las clases.

-¿Qué quiere decir “adecuada”?

-Bueno, que no sea demasiado informal, que te cubra el cuerpo, ese tipo de cosas. No te preocupes que en casa te mostraré algunos ejemplos de lo que te vendrá bien para la escuela y lo que no.

Peter se quedó satisfecho con esa respuesta y lo arrastró a ver los cuadernos de dibujo, pues necesitaba materiales para su clase de plástica. Tony lo siguió y sin querer chocó contra otro cliente, un hombre rubio de hermosos ojos azules y músculos envidiables, que de inmediato lo hizo sonrojar. Cuando se dio cuenta se quiso morir: ¿él, Tony Stark, sonrojándose por otro hombre? El desconocido sonrió con dulzura y dijo:

-Disculpe, ha sido sin querer. ¿Se encuentra bien?

-Sí, sí, no fue nada…- Peter lo llamó entonces con insistencia y el rubio sonrió más.- Su hijo lo llama, señor. Que tenga un buen día, y disculpe.

 Tony lo vio marcharse con lentitud y se alegró de tener a Peter con él. Ocuparse de sus cuadernos lo ayudaría a no pensar en ese extraño encuentro con el atractivo rubio.

Notas finales:

Un encuentro predestinado... ¿cómo será el siguiente?

Por si alguien tiene dudas de la cronología, Tony habló con Pepper sobre su paternidad un mes antes de concretar; en ese lapso de tiempo, remodeló la Torre Stark, buscó una escuela para Peter y practicó algunas tareas domésticas básicas. James Rhodes y Stephen Strange son, junto a Pepper, sus grandes amigos. Y eso me lleva al tercer punto de esta aclaración:

Este es un fanfic Stony/Superfamily, pero hay muchos otros personajes del universo Marvel que me gustaría incluir. Naturalmente eso alargaría demasiado la cosa y lo alejaría de la temática central, así que decidí hacer un segundo fanfic llamado OHANA Parallel, en donde publicaría capítulos one-shots de las vidas de estos personajes, todo lo cual transcurriría en el mismo universo de OHANA. O sea, podrían ser capítulos donde se narre una aventura del doctor Strange, o de Peter Quill, o de Scott Lang, todo de forma independiente, sin afectar la trama central de Tony siendo padre soltero. El formato sería el mismo (dos o tres páginas máximo) y lo publicaría también una vez por semana, los viernes. 

Bueno, no me quiero alargar demasiado, así que me despido y me voy a ir poniendo a trabajar en esa nueva serie. Realmente quiero llegar al corazón de todos con historias tiernas y amores correspondidos, y espero que encuentren al menos una historia que les guste.


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