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OHANA por Kitty Pasta

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Notas del capitulo:

El primer día de clases de Peter traerá una sorpresa muy grande para Tony.

Pepper enviaba a su hija a las clases de la mañana, pero Tony no soportaba la idea de que Peter tuviera que madrugar todos los días; según él, obligar a un niño pequeño a levantarse a las cinco y salir al frío de la calle para ir a la escuela era inhumano. Por lo tanto, lo inscribió en las clases de la tarde, lo que les daba el tiempo perfecto para dormir bien, desayunar, prepararse sin prisas y tener una conversación extra. Tony lo seguía viendo nervioso a pesar de sus consejos, y no estaba seguro de cómo debía proceder.

-Te llevaré y te pasaré a buscar todos los días, así que no correrás ningún peligro. ¿Y no tienes ganas de hacer nuevos amigos, tú que eres tan amistoso?

-Sí que quiero, pero tengo miedo de meter la pata… no sabré nada de las clases, lo que han estado haciendo, ¿y si el maestro se enfada conmigo?

-¿Pero como se va a enfadar el maestro por algo así, hijo? Al contrario, él te ayudará a ponerte al día y ya verás como en nada de tiempo estás integrado a tu curso.- Con repentina inspiración le dijo:- hagamos esto, cariño. Si te comportas en la escuela como lo haces siempre, así de alegre y positivo, cuando salgas te llevaré a tomar un helado. ¿Trato?

Los ojitos de Peter brillaron.- ¡Es una promesa! No te fallaré, papá. Me portaré bien.

Para asegurarse que todo saliera bien, Tony decidió pasar unos minutos y hablar con el maestro Rogers en persona antes que empezara la clase. No lo conocía, pero probablemente no le costaría encontrarlo y eso era algo que lo dejaría más tranquilo. Al llegar a la puerta de la Academia, la expresión maravillada de Peter lo serenó un poco.

-¿Y? ¿Te gusta, cariño?

-Es enorme… ¡debe haber cientos de personas aquí!- esta vez no sonaba temeroso, sino más bien ansioso por emprender una nueva aventura. Tony lo besó en la frente y le abrió la puerta del auto, tomándolo de la mano a continuación.

-Vamos, buscaremos a tu maestro para hablar y que te presente al resto de la clase.

Mientras otros padres se despedían de sus hijos Tony oteaba en busca de alguien del cuerpo docente, pero no parecía haber nadie cerca así que decidió ir hasta la secretaría. Al hacerlo, se tropezó sin querer con alguien.

-¡Oh! Lo siento, señor, fue… ¿usted?- exclamó con gran sorpresa al reconocer al rubio de la librería. El desconocido exhibió su sonrisa brillante de nuevo y le habló con normalidad, mientras que él sentía otra vez como las piernas se le volvían de gelatina. Ese hombre era más alto que él, tenía una barba muy masculina y, para decirlo francamente, era hermoso. Demasiado hermoso.

-¡Qué coincidencia, señor! Parece que estamos destinados a cruzarnos.- Miró al pequeño Peter con simpatía y preguntó:- ¿su hijo es nuevo en la escuela?

-Pues… sí… ¿usted también vino a traer al suyo?

-Oh, no. Yo trabajo aquí- explicó el rubio tendiéndole la mano con afabilidad.- Steve Rogers, soy el maestro de quinto grado. Mucho gusto.

-¡Entonces es usted a quien estaba buscando!- exclamó Tony sin saber por qué eso le producía alegría. Recuperando un poco de su aplomo se presentó como era debido ante Steve.- Tony Stark, señor Rogers, el placer es mío. Supongo que el director Fury se lo habrá explicado, pero mi Peter empieza hoy en su curso y quería saber si, bueno, si podría conversar un momento con usted antes de que empiece la clase.

-No hay ningún problema, señor Stark.- Justo oyeron el timbre.- Debo llevar a los niños al aula, pero si gusta esperarme en la sala de maestros estaré con usted en unos momentos.

Tony asintió y le dio un último beso y abrazo a Peter, preguntándose si todos los padres sentían ese pequeño vacío en el estómago al dejarlos marchar por primera vez. Después entró en la pulcra sala de maestros y esperó obediente, analizando en frío que era ese extraño sentimientos de admiración que le brotaba al ver a Steve, al señor Rogers, como debía llamarlo de ahora en más. No pudo sacar ninguna conclusión, por lo que se obligó a pensar en otra cosa hasta que el rubio regresó, tal como había prometido. Tony se mantuvo tan firme como le fue posible.

“Mierda. ¿Es que no deja de sonreír nunca?”

-Bien, señor Stark, dejé a los niños al cuidado de una preceptora, así que puedo concederle unos minutos. Entiendo que al ser el primer día de Peter aquí, tendrá usted dudas…

-En realidad no, no se trata de eso. El director Fury me aseguró que es usted muy competente, así que no me preocupa el cuidado de mi niño. Lo que yo quería comentarle, para ir al punto, es que Peter ha estado bastante nervioso esta mañana. Lo que supongo es normal, pero me preguntaba si usted podría hacer algo para tranquilizarlo, no sé, tal vez tener una charla con él. No me gusta dejarlo solo estando así.- Hizo una pausa.- ¿Usted qué cree?

-Señor Stark, le aseguro que entiendo perfectamente de que habla. Todos los niños experimentan ciertos nervios y tensión al empezar en un colegio nuevo, con caras nuevas. No es nada raro ni anormal. Lo que también puedo asegurarle es que esa fase no dura ni un par de días, si acaso. Es probable que ahora mismo mientras estoy aquí ellos estén de gran charla en el aula, conversando sobre tópicos en común como si fueran amigos de toda la vida. Créame, lo he visto antes. Los chicos sentirán curiosidad por Peter, le harán preguntas, compartirán sus golosinas, y en nada de tiempo será uno más del grupo.

-¡Ah! Bueno… si lo dice alguien con su experiencia, pues, me quedo más tranquilo.

Steve le sonrió con gentileza a ese padre devoto y se paró para estrecharle la mano. -Señor Stark, puede irse usted con la seguridad que todo irá bien. Siéntase libre de volver y conversar conmigo cuantas veces quiera, que yo lo atenderé con mucho gusto. Cualquier pregunta o duda que tenga, aquí estaré.- Tony se alegró de llevar los lentes puestos, o de lo contrario Steve habría visto su expresión atontada al saludarlo. ¡Dios… era tan hermoso!

-Hasta pronto, señor Rogers. Gracias por su tiempo.

Steve lo vio marcharse y respiró hondo, dos veces. Tenía que volver y comenzar a dar la clase, pero le sería difícil concentrarse en las tablas si la imagen del atractivo moreno se le venía a la mente a cada rato. Con dificultad relegó a Tony Stark de sus pensamientos y salió de la sala de maestros con paso firme. Sus niños lo esperaban.

(…)

-Oye, Tony…

-¿Sí?

-No me malinterpretes- observó James con lentitud- me encanta que me invites a tomar unos tragos y todo eso, pero…

-¿Qué?

-¿Podrías dejar de mirar tu teléfono por un minuto?- exigió el coronel James Rhodes, visiblemente molesto.- Eso es grosero hasta para ti.

-Perdón- se disculpó Tony guardando su celular y mirando a su amigo con cierto embarazo.- Solo estaba controlando la hora. Tengo que pasar a buscar a mi hijo por…

-Stark, son las tres y media. Los chicos salen de clase a las cinco- interrumpió James tapando una sonrisa, divertido a más no poder. Jamás hubiera creído que su gran amigo el playboy, el despreocupado, el soltero eterno, terminaría siendo uno de esos padres que se preocupaban de forma obsesiva por cualquier cosa relativa a sus hijos. Tony admitió su derrota y rió por lo bajo, mientras servía un whisky para su amigo y otro para él.

-Ok, tal vez estoy exagerando un poco. Pero es que no lo puedo evitar, quiero tanto a Peter que quiero estar con él todo el tiempo. Quiero preguntarle ahora mismo como le fue en la escuela, si ya hizo amigos, si me extrañó.

-Vaya amor a primera vista… ¿pero sabes qué? Me alegro por ti, nunca te había visto tan bien como ahora que eres padre. Estás sobrio, responsable, casi ni te pareces a ti mismo. ¿Cuándo vas a presentárnoslo?

-No lo sé, todavía no lo he pensado. Primero quería acostumbrarme yo a él, ver como funcionaba nuestra vida juntos, antes de abrumarlo presentándole gente.

-Esa es una buena idea, sin duda. Pero espero que cuando te decidas sea uno de los primeros en conocer a tu retoño, me lo he ganado como tu amigo que soy.

-Tú, Pepper y Stephen serán los primeros, lo prometo.

-Hablando de Stephen, ¿en qué anda nuestro ilustre doctor?

-En lo mismo de siempre. Jugueteando con su “amigo” Ross- contestó con un sarcasmo que los hizo reír a ambos; todos sabían que la amistad entre Stephen Strange y Everett Ross era en realidad una relación romántica apasionada y rabiosa, pero por alguna razón ellos preferían fingir que no pasaba nada. Probablemente, como dijo Tony una vez, tenían un fetiche con lo oculto.

-¿Ya son las cuatro? Demonios, James, ahora sí tengo que irme- dijo de pronto dejando de lado su whisky.- Quiero llegar con tiempo y todavía tengo que cambiarme.

-¿Cambiarte? ¿Para qué? Si no estás yendo a una cita…

Tony no quiso contestarle, pero igual lo invitó amablemente a marcharse mientras él elegía un atuendo un poco más bonito del que llevaba. No era porque al llegar a la Academia se cruzaría con Steve… es decir, con el señor Rogers… no, no era por eso. Era simplemente que quería lucir bien para hacer sentirse orgulloso a su hijo.

Como llegó muy temprano no se cruzó con muchos padres, pero a medida que pasaron los minutos fueron llegando más y más; las madres del colegio quedaron impactadas por el sensual hombre de cabello oscuro y gafas de sol que, parado junto a un Lamborghini, esperaba lo mismo que ellas a que su hijo saliera de la escuela. Tony las ignoró a todas. De hecho, solo se movió cuando divisó a Peter entre un grupo numeroso de niños de su edad, riendo y jugando con uno como si nada. Detrás del grupo venía Steve Rogers, quien con amabilidad los guiaba y procuraba que no tropezaran al correr a la salida. Se acercó a ellos velozmente y abrió los brazos, a los que Peter corrió con una sonrisa gigante.

-¡Papá, la pasé muy bien hoy! ¡Tenías razón, la escuela es genial!

-¿Viste, mi amor? Yo sabía que lo lograrías.- Miró a Steve de reojo y le sonrió a él también, fingiendo naturalidad.- Señor Rogers. ¿Todo fue bien?

 -Perfectamente, señor Stark. Peter es un niño muy inteligente. No creo que vaya a tener ningún problema para adaptarse a la clase.- Steve observó con disimulo y admiración la forma en que Tony tomaba a su hijo de la mano y lo llevaba a su auto, conversando con él con entusiasmo sobre su día. Él, a pesar de amar a los niños, todavía no tenía uno propio, ni tampoco pareja. No es que tuviera apuro, pero si un hombre como Tony Stark apareciera en su vida, no se negaría. Recordando que era el padre de un alumno, sacudió la cabeza y se subió a su moto para marcharse.

Notas finales:

El flechazo es mutuo. El amor es inevitable.

Como tal vez notaron, este capítulo contiene referencias sobre la relación Everstrange, o Rosstrange, como prefieran llamarla. Esta parejita adorable será la protagonista del primer capítulo de OHANA Parallel, el fanfic con one-shots de Marvel que subiré de a partir del viernes. Los capítulos de Parallel puede que sean un poco más largos que los de OHANA, pero no serán semanales (me resultaría un poco difícil escribir entre cuatro y seis páginas por semana entre ambos fanfics). Aún así, estén atentas, porque todo lo que salga en OHANA Parallel es complementario a lo que pase acá. Se van a divertir uniendo ambos mundos a través de las historias de sus demás personajes, porque todo va a girar sobre el amor. De pareja, de padre/hijo, de amores prohibidos que no son tan prohibidos.

Una vez más, gracias por sus lecturas y comentarios, y Hail Stony.

 

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