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Crónicas de un amor anunciado por Luan Vega

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Notas del capitulo:

tarde un poco pero, finalmente traigo el capítulo 2 (:

Erik

 

 

 

El dolor estomacal estaba cesando, las náuseas de a poco iban desapareciendo. 

Había lanzado por el retrete todo el alcohol que estuve bebiendo durante la noche, ahora me sentía vacío como un muñeco sin ganas de nada. 

 

¿Cuanto tiempo habré estado en el baño de éste club? 

 

Intente levantarme siendo lo más cuidadoso posible, estaba mareado, sediento y para rematar tenía un leve dolor de jaqueca; sería el colmó sí tropezara y cayera estrepitosamente al suelo. 

 

Me dirigí a paso lento hacia el lavado, como era de esperar, cuando ví mi rostro reflejado en el enorme espejo no me agradó en lo más mínimo como lucía.

 

Estaba echo un desastre, mi camisa se encontraba arrugada, mi cabello desordenado, con labios pálidos y denotando ojos cansados como si no hubiera dormido en absoluto. 

 

Tome mi chaqueta y me dispuse a salir de una buena vez del maldito baño, afortunadamente en su interior estaba vacío pero como era de esperarsé el pasillo era todo lo contrario, al abrir la puerta lo primero que vísualise fue a dos tipos besándose como si no hubiera un mañana. 

Lo mismo estaba sucediendo al final de la entrada para ingresar a los baños. 

 

El Club Called Rhonda era único en esencia juvenil, se destacaba en muchas maneras atractivas en llamar la atención de la multitud, no sólo era un imán para la comunidad LGBT sinó más bien acaparaba a todas las personas que quisieran disfrutar de una buena noche. 

 

Era mi segunda vez visitado el lugar, siendo sincero sentía una grata cómodidad pero a su vez, estaba aquél sentimiento de culpabilidad el cual me quemaba por dentro. 

 

El engaño.

 

El engañar a las personas que realmente aprecio, el engañarme a mí mismo...

Tan solo intento mentalizar esto como una etapa, de hecho lo tomó efímeramente de esa manera. 

 

Me dirigí hacia la barra, necesitaba tomar un trago con urgencia. Al llegar, solo habían tres personas que estaban esperando por sus bebidas mientras mantenían una conversación. 

 

Creí que habría más gente, pero se nota a simple vista que les importaba estar en la pista o tal vez en los lugares del segundo piso. La noche estaba en la previa de su máximo apogeo y tenía sentido, al instante encendi mi móvil para saber el horario. 

Exactamente eran las once de la noche con cuarenta minutos. Había llegado hace poco más de una hora y ya había tomado una cantidad de alcohol considerable. 

 

Solo recuerdo que estuve ligando con un chico al cual le había invitado un trago, supongo que estuvimos flirteando un buen rato... no lo recuerdo, bebí demasiado; lo último que viene a mi mente como breves imágenes fue el momento en que ingrese al baño para lanzar todo por el retrete. 

 

—Hola, nuevo cachorrito. 

 

Mire a la persona que había llegado para atender en la barra, era un, ¿travesti? auque pensándolo bien, a los hombres que hacen una revolución llamativa con su aspecto para dar paso a una 'mujer' extravagante y considerando todo el maquillaje que llevaba en su rostro, la definición 'travestismo' no era como se le hacían llamar.

 

Él o ella, me miraba a la espera de que le devolviera el saludó, o en todo caso que ordenara la bebida que tenía en mente. 

 

—Buenas, –aclare mi garganta con dificultad. —Voy a pedir un long island. 

 

—Te lo prepararía en un instante, si no tuvieras esa carita de zombie a punto de derrumbarse, por lo que se ve a simple vista, ya llevas un buen trajín con la bebida hace un largo rato –me guiño el ojo enseñando una sonrisa divertida. 

 

—Eso no debería porque importarte, ¿no se supone que solo debes servir el tragó y ya? tengo suficiente dinero para pagarte, si es eso lo que te preocupa, no creo que solo denotes mi aspecto por haber bebido más de la cuenta.—fui cortante con mis palabras, solo quería mi bebida de una maldita vez y largarme. 

 

Suspiro con cansancio antes de responderme mientras corría el taburete que estaba a su derecha tomando asiento en el. 

 

—Niño, mira. No se como ingresaste a Called Rhonda, si fue con una suma de dinero considerable en la puerta de ingreso o como muchos jovencitos como tú lo hacen, falsificación de identificación, ¿me equívoco? 

 

Al instante una sonrisa sarcástica se formó en mis labios, aun no cumplía la mayoría de edad permitida para poder ingresar, pero estaba a pocos meses. Claro que dentro del club habían muchos adolescentes con falsas identificaciónes,  no era nada nuevo. 

 

—Bien, no es como si tuviera quince años, estoy a meses de cumplir dieciocho. ¿Acaso planeas llamar a mis padres? 

 

Sonrió ampliamente tomando una botella de licor que se encontraba a su lado. 

 

—Cachorrito, solo estoy cuidando mi lugar de trabajo, no es como si quisiera llamar a tus padres, en lo absoluto. –tomó un baso mediano de cristal y sirvió el licor en el. —Aquí tienes, es de durazno. Se que has pedido un trago mucho más fuerte pero por el estado en el que te encuentras, No durarás mucho tiempo de pie. Así que, tú no tendrás problemas y Called Rhonda tampoco. ¿de acuerdo? 

 

Puse los ojos en blanco y tome el tragó de una sola vez, no es como si quisiera quedarme mucho tiempo aquí, me iría a otro club de todas formas. Pague el consumó y me levanté del asiento sin dirigirle palabra alguna a Doris de Sheerk. 

 

—Fue un placer conocerte cachorrito, –alzó su voz a mis espadas. 

 

Estuve unos minutos en la pista junto a un chico que se me había acercado sin previó avisó, me estaba hablando pero no lograba escucharlo por el fuerte nivel de la música electrónica, así que le hice un gesto con mi mano derecha para que se acercase y lo hizo sin dudarlo. 

Rompió por completo el espacio personal de ambos, se acercó un poco más dirigiendo sus labios a mi oído y comenzó a hablar, por lo cual ya podía decir que comenzaba a escuchar lo que trataba de decirme con anterioridad. 

 

—Soy Tomás, ¿no debería presentarme por segunda vez, no creés? pero lo hago porque hace un rato estuviste muy ido mientras nos besabamos. Me has dicho que te esperará y así lo hice. 

 

Me alejé unos centímetros para observarlo con detenimiento, puede que tenga mí edad o puede que no, es un lindo chico, no uno particularmente llamativo a todas luces, pero si esta dentro de la categoría 'lindos besables, no follables'

 

Sonreí a medias, sé a lo que se refiere. Estaba muy bebido mientras estuvimos flirteando y por esa razón apenas lo recuerdo, seguramente todo lo que hice con él fue muy robótico. 

Aparte mis pensamientos y me acerque a su oído para responderle. 

 

—Hace un momento estuve comiendo gomitas de menta, las odio pero... son necesarias para calmar mis ansias de seguir bebiendo ¿no querrás que te deje solo una vez más? sería... 

 

—Desconsiderado de tú parte, si. Lo sería, —completó mis palabras acercándose un poco más a mis labios para luego comenzar a besarme. 

 

Profundice el beso una vez que lo tome por la nuca. 

 

Tal vez necesitaba de un bloqueo en mi mente, tal vez, necesitaba despejarme un poco, una fácil distracción, o tal vez seguía a mí inconsistente siendo un completó desgraciado que estába acostumbrado a engañar. 

 

 

 

 

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—Erik, ya hombre, ¡despierta! 

 

Sentí como mi brazo era jalado de un lado al otro, luego recibí unas leves palmaditas en el rostro, tenía los párpados pesados lo que ocasionaba no querer abrirlos, solo gruñi en respuesta. 

Creí que Bruce no vendría a mi apartamento este fin de semana, es mi amigo y lo quiero pero detestaba que me despertará temprano todos los jodidos domingos. 

 

Continúe ignorandole pese a sus quejas y amenazas, las cuales derivaban en arrojarme el despertador por la cabeza o lanzar directo a mi rostro un vaso con agua, dudaba mucho que lo hiciera pero comenzaba a levantar el tono de su voz hablando apresuradamente con insultos, y me recordo a los niggas de las calles bajas de Brooklyn. 

 

Tire con fuerza de mi adredón tomando asiento en la cama mientras miraba somnoliento a mi amigo el cual se encontraba sonriendo con amplitud a un lado de mi ventana. 

 

—¿Qué demonios Bruce? pareciera que tomaste clases de hablar como un traficante de efedrina. 

 

Una risa espamentosa resonó por toda la habitación, muy característica de él, camino hacia mi escritorio dejando su movil sobre la mesa de éste para luego acercase a mi cama. 

 

—He visto varios capítulos de policías en acción, además tengo un amigo que se metió en compra de mierda blanca, así que llegué a conocer al nigga que se las proporcionó, supongo que la primera impresión que tuve del tipo fue como se expresaba. —fruncio el seño llevando su mano izquierda a su barbilla como si estuviera teniendo un pensamiento profundo. —¿Lo recuerdas? creo que tú debes recordar algo, ¿no es así? —ironizó.

 

—No empieces, acabo de despertar y necesito tomar un litro de agua, tengo la garganta sumamente seca. 

 

—Te he enviado mensajes de texto ayer por la noche y también te llame al móvil pero no respondias, dijiste que no saldrias el sábado que Julie estaría contigo, pero resulta que haz hido a un club nocturno, cuando estas en rehabilitación y te han prohibido el alcohol por un período de tiempo considerable. 

 

—Ese "período de tiempo" ya caducó, —remarque mis palabras antes de levantarme de la cama e ir en dirección al armario tomando una sudadera y un pantalón deportivo. —¿Iras así al gimnasio? —titubie al preguntar ya que llevaba puesto unos pantalones de mezclilla. 

 

Bruce suspiro con frustración tumbadose en mí cama, paso una mano por su cabello azabache para luego clavar una mirada aburrida en mí. 

 

—Erik, son las dos de la tarde. Fui al gimnasio a las diez de la mañana, y como te lo he dicho, no has respondido a mis mensajes, ni siquiera has contestado las llamadas. Te avisé que iría temprano al Gym. 

 

Vire los ojos, no es simplemente mí mejor amigo, también cumple el rol de niñera y debes en cuando, muy debes en cuando, lo entiendo. Se que debe ser difícil lidear con una persona tan desastrosa como yo. Pero, me esfuerzo en mejorar; he seguido una rehabilitación al pie de la letra, no intenté intoxicarme con estupefacientes hace más de un año y medio, por lo que estoy completamente limpio, modere considerablemente el consumo de alcohol, agregando que durante meses estuve bebiendo jugos, mayormente de naranja. 

 

Si, ayer por la noche he salido cuando no debía haberlo hecho y mucho menos haber bebido tanto. Y tenía sus consecuencias, como el dolor punzante en mí cabeza el cual trataba de disimular lo mejor posible para que Bruce no se diera cuenta. 

 

—Solo, salí a despejarme un poco. Fui a un bar sumamente tranquilo, mantuve una conversación con un grupo de chicos universitarios que fueron muy simpáticos. —mentí, por supuesto que no le diría la verdad. Aunque sus ojos iban cerrándose como rendijas a medida que escuchaba cada palabra que salía de mi boca. 

 

—¡Estas mintiendo! ¿Crees que soy idiota?, tu camisa huele a alcohol y no precisamente a cerveza. 

 

—¿Estuviste oliendo mí ropa, que clase de madre protectora eres? —me burle caminando en dirección a la puerta del cuarto. 

 

—No digas eso, soy tu amigo y me preocupo, no estoy cumpliendo un rol de madre, yo solo... 

 

—Claro que no, —lo interrupí, —Mí madre esta loca, así que no estoy familiarizado con ese afecto protectivo. 

 

Salí del cuarto con la ropa que me pondría después de ducharme, Bruce seguía mis pasos hasta detenerse a mitad del pasillo. Voltee a mirarlo y note como fruncia levemente el seño. 

 

—Creí que entrarías también al baño, —rei con burla. 

 

—Julie ni siquiera me ha enviado un mensaje de texto preguntando por tí, y sabes que lo hace cuando esta preocupada, tambien ayer por la tarde la vi en el centro comercial con su amiga Dana y me ignoró por completo. 

 

—¿Y qué?, te he dicho que tuvimos una pequeña discusión el jueves, solo es eso. Esta molesta ya se le pasará. —abri la puerta del baño y cuando estuve apuntó de entrar, Bruce respondió. 

 

—Amigo, si llamas pequeña discusión a la riña que tuvieron el jueves, estas jodido. Te perdonó tres infidelidades y lo hace porque realmente te quiere, pero tú no pones ni el mínimo esfuerzo en mejorar la relación. 

 

Solté la manilla de la puerta bruscamente. Quería pensar con la cabeza fría la situación que estaba pasando con mí novia, durante meses me estuve comportando como un grandísimo imbécil con ella, sentía que todo se iba saliendo de control, creí que estaba haciendo las cosas bien, que mí vida estaba tomando un buen rumbo. Ella había sido un factor importante en mi recuperación, en el que hoy en día continuasé limpió y no siendo un completó drogadicto. 

Pero mis actitudes seguian arruinando todo, comenzando por los engaños. Sentía atracción por chicos, como también seguía teniendo atracción por las chicas, o siendo sincero solo por Julie. 

 

En un principio creí que estaba abriendo la puerta a la bisexualidad, pero con el paso del tiempo me he dado cuenta que no era precisamente éso. Podía tener sexo con mí novia como de costumbre, pero en los últimos dos meses ya no sentía una atracción fuerte. De a poco se iba desvaneciendo el placer sexual y solo iba quedando el aprecio y ella había descubierto mis infidelidades, le dije que estaba confundido, que solo experimentaba, que eran momentos efímeros, ¡que no volvería a pasar! 

La última conversación que tuvimos después de una pelea justificada por ella y por la cual tuvo sus razones, antes de que se marchara lo último que atine a decir fue que la amaba. 

 

Porque realmente la amo; y no quiero perderla, me derrumbaria si Julie se alejará de mí, se ha convertido en un pilar importante en mí vida. 

 

—Estaba muy alterada cuando tuvimos aquella discusión, así que decidí darle su espacio, tal cual como me lo ha pedido. La llamaré al móvil cuando termine de ducharme. 

 

Bruce afirmó con la cabeza lentamente girando sobre sus talones para dirigirse a la planta baja, pensé que me diría algo más, suele aconsejarme al respecto pero supongo que ya está cansado de repetir siempre lo mismo y que no aporte nada de mí parte. 

 

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Divague en mis pensamientos mientras me duchaba, también lo hacia en mí habitación luego de habermé colocado una muda ropa, no estaba siendo maduro en tomar medidas necesarias con mí situación actual. 

Ya era suficiente, debía mejorar mí actitud, dejar de lastimar a personas que realmente me importan.

 

Aunque me pese admitirlo, detesto ser la decepción de mi padre. Comenzaré a apuntar todas las palabras de positivismo que solía remarcar mí psicóloga, busque entre mis cajones el cuaderno de apuntes que solía escribir después de cada sesión. 

 

"El pasado te ha hecho daño, Erik. Deja de contemplarlo. Sé un lienzo blanco, las personas suelen colocar barreras ante sí, y principalmente solemos ser negativos con uno mismo, no dejes que eso te consuma, mira hacia delante y veras que no estas solo". 

 

Doble en dos partes la nota que había escrito mí psicóloga guardandolo una vez más dentro del cuaderno, le había pedido que lo hiciera en la última sesión que había tenido con ella. Por supuesto que no iba a recordar ni la cuarta parte de lo que me había dicho. Así que un pequeño recordatorio no venía mál. 

 

Baje las escaleras y ví a Bruce hablando por celular, para ser más preciso estaba respondiendo una llamada de mí dispositivo. 

Cuando volteó al mirarme me hizo una seña con la mana para que me acercará, me senté en el sofá individual esperando que dejara de hablar con quien sea que fuera. 

 

—Acaba de bajar, esta a mí lado, —hizo una pausa —Ok, nos veremos en clases, byebye, —Toma, es Julie. —apoyo el móvil en su pecho para que mí novia no escuchará lo que iba decir. 

 

—No lo arruines, solo te diré eso. Billie me ha llamado diciendo que el entrenador Fletcher adelantó el horario de la práctica de hoy, así que me iré ahora. Buena suerte, amigo. —me entregó el móvil para después tomar su chaqueta y marcharse de mí apartamento. 

 

Observé la imagen del protector de pantalla, era una selfie de Julie junto a mí, la habia tomado a principio de año en vacaciones de invierno. Aprete el celular con fuerza, iba a reparar cada uno de mis errores de mierda. 

 

—Jul... 

 

—Necesitamos hablar, Erik. —asenti con la cabeza por más que no me estubiera viendo. 

 

—Hola, ¿Comó te encuentras?, ¿bien? yo estoy regular, ¿que tal tú día?, ¿el viernes has estudiado para tú examen de administración? —estaba siendo sarcástico con las preguntas, porque tenía que arruinar todo apenas la escuche siendo tajante. 

 

—Erik, basta. Bruce me ha dicho que estas libre, te estaré esperando en la cafetería del centro. —fue cortante, se notaba a la perfección por el tono de su voz. 

 

—Ok, sabes que hay varias cafeterías en el centro ¿verdad? 

 

—Obviamente que en 'Sweethause' —suspiro, —Siempre nos juntamos allí. 

 

Julie término la llamada antes de que pudiera responderle, me quedé mirando la pantalla del móvil como un idiota, ella estaba rara, no la había escuchado enojada, ni mucho menos alterada como en veces anteriores en donde me comporte como un completó insensible, por lo que luego terminaba perdonandome, y claro; prácticamente me arrastraba por su perdón. 

 

Esta vez haré las cosas bien, ya no más confusiones por parte de mi sexualidad, desechare por completo la basura. 

 

Mejoraría definitivamente por Julie. 

 

 

---------

 

Su cabello castaño caía por ensima de sus hombros, sus manos estaban al rededor de la taza de té que había ordenado, la cual a plena vista se notaba que no había probado. 

 

Al momento en que entre a la cafetería sabía que ella me estaría esperando en nuestro lugar habitual, siempre que salíamos temprano de la escuela solíamos venir a 'Sweethause' ella ordenaba su té verde acompañado con galletas clásicas, mientras que yo ordenaba mi acostumbrado jugó de naranja. Esa era nuestra rutina diaria hace no más de dos meses, manteniamos una conversación amena, compartiamos sonrisas y Julie siempre dejaba bebida su infusión a medias después de que se le hubiera enfriado.

Todo por qué le gustaba conversar y comentarme sobre como había sido su día en la clase que detestaba del profesor Wallis de química. 

Pero ahora, se la notaba decaída, su mirada continuaba clavada en su taza de té, desde que tome asiento frente a ella no me había dirigido la palabra. 

 

Aclare mi garganta antes de mover la cajita decorativa del centro de la mesa que contenía edulcorantes en pequeños sobresitos. Estaba nervioso, no podía negarlo. 

 

—Yo, aamm. 

 

—¿Cuándo fue la última vez que hemos venido aquí? —Julie levanto la vista hacía mí, después de haber interrumpido mi intento de comenzar una conversación. 

 

Sus ojos estaban vidriosos, un poco enrojecidos. Claramente denotando el haber estado llorado no hace mucho rato. 

—Dos meses, creo, —mi voz había salido como un susurro, ahora era mi turnó de agachar la cabeza y clavar mí mirada en la mesa. No podía verla de esa forma. 

 

—Ah, no lo recordaba. Entonces, nuestras charlars de cafetería terminaron hacé dos meses. —una sonrisa corta y decaída se expandió por su labios. 

 

—Yo, lo siento, —levanté la mirada de inmediato —No volveremos a discutir como el jueves pasado, me comporte como un verdadero idiota y si tengo que dar millones de disculpas lo haré. Quiero que volvamos hacer los mismos de antes, te juro que cambiaré y lanzare toda la mierda que hay en mí. 

 

Julie se tomó unos segundos en responder, los que se me hicieron una jodida eternidad. 

 

—Si, Erik. No volveremos a tener una discusión como el jueves pasado, porque lo nuestro se acabó. Ya no más, me lastimas constantemente y yo como tonta te he perdonado cada infidelidad, cada mentira, he creído tus constantes 'disculpas', tus 'cambiaré', confiaba en tí. Porque te ame tanto pero tú claramente no lo haces. 

 

Sus lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas, esto no estaba sucediendo.

 

¡No podíamos terminar así!, mí pecho dolía y mí mente se encontraba en blanco sin saber que responder. La necesito en mi vida, si Julie no está a mi lado soy un desastre. 

 

—Te amo, no puedes decir que no lo hago. Julie, realmente te necesito, eres todo para mí, sabes que me derrumbaria sin tí. —estaba desesperado y las palabras salian de mi boca atropelladamente. 

 

Limpio las lágrimas de su rostro para luego tomar su bolso y sacar su móvil. Tecleo un momento antes de lanzarlo en la mesa de mala manera. 

 

—¿Sabés quien es él? —mire la pantalla que mostraba una foto de un chico rubio sonriendo mientras abrazaba cariñosamente a Lara, una de las amigas más cercanas de Julie. 

 

—No, no, se quien es, —tenía un mal presentimiento, algo me decía que había arruinado todo una vez más. 

 

—Es el primo de Lara y este sábado ha ido a un club nocturno junto con su amigo que es gay. Su nombre es Tomás, seguro que a él si lo debes de conocer, de hecho hasta te ha tomado una fotografía. 

 

No podía ser cierto, ¡porqué demonios tengo un enorme cartel luminoso en mi frente con la leyenda: 'jodan a este infeliz'!

 

—Juro que no he hecho nada inapropiado con ese chico, —mi garganta estaba seca por lo que mí voz salía rasposa. 

 

—Es bueno saber que al menos no niegas que has ido a ayer por la noche a un club, —sonrió con desinterés. —Y si has hecho algo con él, realmente ya no me importa, Lara me ha dicho que su primó le había contado como su amigo le comentaba del apuesto chico que había flirteado con él, te ha tomado lindas fotos, cabe destacar, —ironizó.

 

—Puedo explicarlo, yo... solo necesitaba, —mis manos comenzaban a sudar, signos claros de nerviosismo. No podía hablar ¿que debía decirle? si todo estaba perdido, había echo pedazos su confianza, además lo que me ha dicho es cierto, ¡no tenia excusas para replicar! 

 

—No es problema de tu orientación sexual, deja de engañarte a ti mismo, porque no sólo te lastimas sino que terminas lastimando a las personas a tu alrededor, mentiras y más mentiras, —las lágrimas volvieron a aparecer en el lindo rostro de Julie. —Nos hemos distanciado estos últimos meses, ya no eres el mismo de siempre, solo te perdonaba porque creía que ibas a cambiar, también creí que estabas atravesado por una etapa, pero no fue así, Erik. 

 

Tomó su móvil guardandolo en su bolso, mientras que yo estaba estático viendo todo sus movimientos lentos, parecía un peso muerto sentado en mi lugar, no podía reacciónar, no podía decirle por milésima vez que me perdonará, que cambiaría. Porque sabía que eran promesas vacías, ya no podía detenerla,  mis fuerzas se habían desvanecido, la he lastimado y así pago las consecuencias. 

 

—Cuando nos conocimos me dijiste que nunca has tenido una amiga fiel, pasaron meses y me has dicho que la habías encontrado. Que era especial. 

 

—Que era parlanchina, que solía quejarse de todos sus profesores de primaria y..., —carraspe mi garganta, —Que hoy en día lo sigue haciendo, que conoce todas mis manías y yo conozco todos sus caprichos. 

 

Julie sonrió a medias denotando su decaimiento

 

—Tú siempre me has querido como amiga, aunque hayamos comenzado una relación, siempre has puesto una barrera entre ambos y no estoy negando tu amor,  porque durante meses de noviazgo me he sentido tan dichosa estando junto a tí, estar casí dos años juntos es considerable. Pero he sido la única que en la relación amaba con pasión a su pareja y no de manera fraternal. 

 

—Eso no es cierto, Julie. 

 

—Si, lo es. Y comprendo tu negación pero, hasta aquí hemos llegado. —se levantó de su asiento y tomó su bolso para salir de la cafetería. Me despabile de inmediato levantandome también de mi asiento y atine a tomar su brazo. 

—Por favor, Jul. No podemos terminar asi. 

 

—Es lo mejor para ambos, nos hemos echo daño durante meses por nuestro egoísmo, ¡entiende eso, Erik! 

 

—Me destruiras si me dejas ¿eres conciente de ello? —Julie abrió sus ojos expectante, sabía a lo que me refería. 

 

—Basta, lo hago por nuestro bien, debes dejarme ir, —agitó su brazo izquierdo lográndo soltarse de mi agarré. 

 

Agache mi cabeza, ya no podía decir más nada ¿de que servía?, no había marcha atrás. Intentaba contener las lágrimas lo más que podía, lo cual se me hacia jodidamente complicado. 

 

—Adiós, Erik. —su voz apenas fue audible, antes de retirarse. 

 

No la ví salir de la cafetería, solo escuché el tintineo de la puerta al abrirse. Caí como una bolsa de patatas sobre mi asiento, mirando hacia nada en particular. 

 

Bruce me había dicho que no lo arruinará pero mi relación con Julie ya estaba desecha hace meses, no podíamos rescatar nada más. Fui egoísta, le hice daño y que me dejara era lo, ¿mejor?

 

Claro, siendo como soy. Alguien tan tóxico, el alejarse es lo mejor para todas las personas que me rodean.

 

 


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