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La esperanza de amar por darkwinter

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Yohmei junto a su esposa y Anna desayunaban cuando Yoh hizo acto de presencia en el comedor, pero por su expresión significaba que el castaño venía a discutir.

-Se cómo obligaron a papa a casarse- hablo firme alzo enfrente suyo la carta.

-Él era un “buen partido” y por nada del mundo lo dejarían ir, de ustedes ya no sorprende nada- Kino e Yohmei fruncieron el ceño mientras Anna permanecía expectante.

-¿Y ese papel?-pregunto Yohmei alzando una ceja cruzado de brazos.

-Una carta de mi padre para Asanoha, él quería ver por ella, a pesar de su matrimonio, sin miedo a sus amenazas- camino aun sosteniéndola enfrente suyo hasta el anciano, Yohmei reconoció la letra de Mikihisa intentando tomar la carta más Yoh la aparto a tiempo.

-Conociéndote, la romperías, el no peleo por miedo, a diferencia suya yo lo hare, porque ya encontré a con quien pasar el resto de mi vida y ustedes ni nadie cambiaran mi decisión y de no poder estar a su lado entonces moriré antes de darles gusto con sus planes- dio media vuelta saliendo del comedor con la cabeza bien en alto. La noche cayo, Yoh alisto una mochila preparándose para escapar, deducía que gracias a sus palabras de la tarde sus abuelos no le dejarían la salida tan fácil, fue a la puerta asomándose por ambos lados del pasillo cerro para esta vez asomarse por quinta vez por la ventana, planteándose mejor salir por la ventana, la abrió tomándola la mochila, de repente, la puerta se abrió de golpe, Yoh casi se cae de la ventana por el susto, al voltear se topó con Anna, entro al cuarto cerrando la puerta al entrar.

- ¿En serio planeas tirarte por la ventana?- cuestiono arrojando a la cama un jugo junto a un pan de melón.

-¿Por qué estás aquí?- bajo del marco de la ventana encarándola.

-Para que te largues.

-¿Qué?

-Ya escuchaste, si no vas a casarte conmigo lárgate mejor.

Se quedo atónito, sintiendo el frio golpe del viento en su nuca, Anna suspiro molesta cruzándose de brazos sentándose en la orilla de la cama.

-Escucha, le debo mucho a la señora Kino y quiero agradecerle, acepte el compromiso por esa razón, aun así, ya me dejaste bien en claro tu desagrado a la idea…...

-Anna, no tengo nada contra ti, es solo….

-No me interrumpas, casarme contigo sería un error, no quiero pasar el resto de mi vida con alguien que no me amara y por siguiente no amare, seria infeliz.

Se levanto de golpe dirigiéndose a la puerta.

-Le pidieron a un sirviente hacer rondas para vigilarte, yo lo distraeré y tu vete, esta vez asegúrate de esconderte bien.

-Anna….gracias.

La chica salió, unos segundos después Yoh, camino lo más rápido y sigiloso a la entrada saliendo, corriendo llego a la carretera, ver un carro venir hizo la señal de autostop, el carro se detuvo a su lado y el conductor bajo la ventanilla.

-¿A dónde vas?

-A Tokio

-Voy para haya, sube.

Despertó horas antes de lo planeado, desde aquel día todos sus animas se esfumaron, dejo de presentarse a su único actual trabajo, se sentía molesto y a la vez triste, mezclado con otras emociones, si aparecía una imagen de Yoh en su mente era seguida por el de la fotografía y la ira volvía, gruñendo se arrodillo descargando potentes golpes contra la almohada, deteniéndose al escuchar algo caer al piso, se trata del peluche de gato, lo tomo apretándolo del cuello preparándose para darle un puñetazo, deteniéndose dejándolo caer nuevamente al piso, al verlo recordó la cálida sonrisa de Yoh, se volvió a recostar tratando de reconciliar el sueño. Unos fuertes golpes en la puerta lo despertaron, algo soñoliento y molesto fue a ver quién se atrevió a molestarlo.

-Hao ¿Qué ha pasado?, desapareciste de repente y mis llamadas van a buzón-fue reprendido por un molesto Horo-Horo.

-Hmm¿Dónde está Yoh?- se arrepintió de preguntar ante la expresión de completo enojo de Hao, se hizo a un lado para permitirle entrar, fueron a la cocina, el pelilargo se sentó mientras el otro solo lo observaba de pie, le conto todo creyendo que tal vez eso ayudaría a desahogarse, para su sorpresa el peliazul se mantuvo serio todo el tiempo, nunca antes lo había vistió con ese semblante.

-Entonces ¿Odias a Yoh?- Hao no respondió cabizbajo, incluso a estas alturas ni él sabía si lo odiaba o aun lo amaba.

-Escucha, no soy nadie para decirte que hacer y no hacer, Yoh te hizo muy feliz y te ama con todo su corazón, sé que todo esto de tu madre es en realidad doloroso, pero no te puedes seguir aferrando al pasado el resto de tu vida, ¿encontraras a alguien igual a Yoh?-alzo la mirada sorprendido por todo lo dicho, ¿acaso alguien conocería ese lado de Horo-Horo?.

-Si deseas seguir faltando al trabajo está bien, solo avísame si quieres renunciar- dijo al último marchándose cerrando la puerta detrás de si, Hao todavía seguía sentado pensando, en ese momento, de nuevo tocan la puerta.

-¿Ahora que Horo-Horo?- se levantó caminando a la puerta, al abrirla no se encontró con el peliazul ni con quien menos se lo esperaba, Yoh.

-Hao, por favor, permíteme hablar contigo-serio le permitió entrar, Yoh nervioso lo siguió hasta la habitación Hao se recargo contra la pared contraria cruzado de brazos.

-Hao, yo aun te amo, los días a tu lado fueron los más felices de mi vida, pienso en ti, no me arrepiento de haberme enamorado de ti, sin embargo, si tú ya no sientes lo mismo, me iré lejos y nunca me volverás a ver, antes de irme dejare esto, es una carta de mi padre a tu madre, léela, por favor-la dejo sobre un mueble, se dirigía a la salida siendo detenido por el fuerte agarre del contrario, tomándolo del brazo después acorralándolo contra la pared, sus ojos se hallaban fijos en los del otro, Hao acerco más su rostro al de Yoh luego bajo la cara para ocultarla en el cuello del pelicorto, usando su brazo libre comenzó a acariciarle la cabeza, volvió alzar la cara plantándole un profundo beso.

-Yo también aun te amo- con estas palabras Yoh sonrió besándolo, abrazándolo fuertemente pegando su frente con la de Hao. Ambos estaban sentados, Hao terminaba de leer la carta.

-El….quiso arreglarlo- pego la carta contra el pecho, todo el enojo de años se iba, se sentía más calmado, volteo a mirar a Yoh tomándolo de la mano. Horo-Horo veía pasar a la gente aburrido, celular sonó por un mensaje, lo tomo encontrándose con un mensaje de Hao.

“Gracias por el empleo, me iré de la ciudad junto a Yoh, te dejo el departamento, la llave estará bajo una maceta en la entrada, adiós amigo”

Sonrió volviendo a dejar el celular en su lugar al ver entrar a un cliente.

La noche cayo, Yoh cerraba la cortina de su compartimiento de tren disponiéndose a ir a dormir, Hao lo esperaba en la pequeña cama, al entrar en ella fue atrapado entre los brazos de su pareja

empezando a recibir contantes besos.

-Yoh-lo nombro con una voz seductora metiendo las manos bajo el pijama del pelicorto acariciando su terca piel, lo beso con más hambre, Yoh abrió la boca permitiendo la intromisión, ambas lenguas luchando por el dominio, al separarse Hao se quitó el pijama junto con los boxers revelando su erección, ruborizado lo empujo encima suyo desvistiéndose también, bajo a la entrepierna tomando el miembro masturbándolo luego metiéndolo a su boca, Hao gruño de placer lambiéndose unos dedos introduciéndolos uno a uno en la entrada del pelicorto moviéndolos  probándole gemidos ahogados, llego a punto corriéndose llenándole la boca con su esencia, Yoh tragándolo se recostó abriendo las piernas, Hao se posiciono entrando despacio esperando a que estuviera listo, con un ligero movimiento de cadera le indico, empezando lento tratando de no lastimarlo, sus gemidos de dolor fueron cambiando a de placer, se escuchaba no solo gemidos y jadeos sino también el sonido de sus caderas chocando, al llegar al clímax se dejó caer sobre Yoh, sintiéndolo aún excitado, intercambiaron miradas, continuaron en diferentes posiciones quedando agotados.

Siete años después……….

La alarma sonó, siendo Yoh el más cercano a ella en apagarla.

-Amor, levántate- lo beso en la nuca y con mucho pesar se levantó dirigiéndose a abrir las cortinas, ante el repentino destello Hao trato de ocultarse debajo de las sabanas resignándose levantándose también, al terminar de vestirse bajaron a desayunar siendo Yoh cocino y luego a abrir la florería, ese día el sol brillaba sin ninguna nube en el cielo.


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