Cuando llegó a su pequeño apartamento, lo primero que hizo fue ir directo a la ducha para poder sacarse esa sensación de ser tocado de una manera en la que no le gustaba, pero no tenía de otra.
— ya quiero que esto acabe -murmuro para si mismo-
Salió del baño estando satisfecho con su auto-limpieza. Vistió solo unos bóxers y se tiro en su pequeña cama para así dejarse llevar a los brazos de Morfeo.
En la mañana el sonido de la puerta del frente lo hizo levantarse asustado ¿Quién podía ser tan temprano? Se despabilo y vistió una camisa junto con un pantalón corto para dirigirse hacia dónde provenía el sonido. Cuando abrió no se esperó ver al casero ahí.
— ¿Cuándo pagarás?
— hoy cuando venga, lo prometo -Tao miro a Sehun, el dueño del departamento y trago duro- de verás
— no es que no te crea, bueno no, me has dicho muchas promesas y ninguna las has cumplido. No sé qué problema tengas ni me interesa, pero págame ya -dijo Sehun de la manera más fría para luego marcharse-
Tao cerró la puerta tras de sí, y camino rápidamente hacia su habitación donde se cambió el pantalón por uno más largo y vistió un jacket para cubrirse un poco del frío mañanero. Se colocó los zapatos y salió del departamento directamente hacia el club. ¡Necesitaba que le pagasen ya!
Frunció el ceño cuando un auto estuvo a punto de atropellarlo casi frente al club.
— ten más cuidado -gritó mientras se adentraba al club- Sunggyu!
Rápidamente se dirigió hacia el mayor, quien sonrió al verle y no era que su sonrisa era extraña. Es que era raro verle sonreír así a menos que vaya a pedir algo.
— necesito que me pagues lo de la semana, por favor -suplico y miro al mayor desesperado-
— bien, pero tienes que ir con alguien al salir de aquí. Estaba a punto de llamarte, pero sabiendo que no tienes celular... opte por darle tu dirección, pero ya estás aquí -Dijo mientras sacaba de su bolsillo dinero enrollado en una gomita- aquí tienes -le tendió el dinero-
— ¿De quien estás hablando? Sabes que mi turno empieza en la noche, ahora tengo que ir a la universidad, lo sabes hyung -le miro con reproche-
— ¿Quieres el dinero o no? -vio que el menor asentía y sonrió complacido- bien, entonces vete. Hay un auto que te espera fuera
Tao tomo el dinero que el mayor le había tendido, y lo metió dentro de su bolsillo. No había visto tanto dinero en su vida. ¿Quién le dio tanto dinero a Sunggyu? Sacudió su cabeza para quitar esos pensamientos, la verdad solo tenía que tomar el dinero y listo ¿Por qué complicarse? Cuando salió del club, vio el mismo auto que casi le atropella frente a él.
Vio a un hombre salir, el cual reconoció como el guardaespaldas del joven que había atendido la noche anterior ¿Pero que hace aquí?
— entre por favor -abrió la puerta para que Tao se adentrará, cosa que hizo- con su permiso
Tao vio cómo este se adentraba al auto y comenzaba a conducir a quien sabe dónde ¿Iba a morir por quedarse dormido? ¡Oh Dios mío!
— póngase esto -le tendió una bolsa de tela color negra- por precaución
¿Qué sucedía? Acató la orden que aquel hombre le dijo y colocó la bolsa negra sobre su cabeza; la cual cubría todo. No podía ver nada, solo podía sentir el auto en movimiento y doblar en algunas esquinas. Estaba apunto de quedarse dormido durante el trayecto hasta que sintió como el auto se detuvo. Su puerta fue abierta y alguien más le tomó del brazo para sacarlo del auto y guiarlo a lo que Tao suponía que era donde se suponía que estaba el joven.
— déjenlo, se pueden retirar
El hombre hizo que Tao tomara asiento antes de irse como le había dicho su jefe. Tao se removió en el mueble, había reconocido esa gélida voz como el joven que había atendido anteriormente. Sus ojos comenzaron arder y la tela negra se humedeció por las lágrimas que Tao dejaba caer ¿Era el final?
— vamos, no tienes porque llorar -Kyungsoo suspiro y dejo los papeles sobre su mesa y se levanto de su asiento para rodear la mesa y así posarse frente a Tao- tranquilo -le quitó el saco de su cabeza y apretó sus labios haciendo que se volvieran en una fina linea- por favor, no llores
Tao sorbió por la nariz y aceptó el pañuelo que aquel joven le tendía, el cual tenía las iniciales de su nombre, y se limpió el rostro y la nariz. Vio cómo el joven tomaba asiento a su lado y parpadeo para ver un poco la habitación. Paredes de color blanco, decoración de color negro, y muebles, claro, de color negro.
— y-yo -Tao tragó y aclaró su garganta- lo siento, no era mi intención el dormirme ayer. Por favor no me hagas daño -miro al joven y vio cómo este se removía incómodo a su lado-
— ¿Quién dijo que voy hacerte daño? Lo de ayer no me importó. ¿Has comido? -preguntó luego de mirar el cuerpo del mayor con disimulo-
— ¿eh? Yo tengo que volver, necesito pagarle a Sehun antes de que me eche a la calle por favor
— no te preocupes, ya lo arreglaré. Tranquilízate
El mayor suspiro, y asintió para luego acomodarse en el sillón de tal forma que había recostado la cabeza cerca de la del menor quien también se encontraba en dicha posición.
— ¿Quién eres? ¿Qué quieres de mi? Yo no tengo dinero
— eso no importa -Kyungsoo le ignoro-
— me tienes que decir, ¿Qué hago yo acá con un niño? Tengo cosas que atender, no puedo solo relajarme en este cómodo y lindo sillón -soltó un poco ya agitado-
— ¡Que no soy un niño! -gritó enojado y apretó sus pequeños puños-
Tao brinco del susto y se enderezó para mover su cabeza en disculpa.
— -Kyungsoo dejó salir un suspiro y frunció el ceño mientras miraba a Tao, aunque trató de relajarse- descuida
Kyungsoo se levantó y tomó los papeles en los que trabaja para sentarse otra vez con Tao. Las horas pasaron rápido, en silencio. El mayor se había quedado dormido por más que le había suplicado a sus ojos por mantenerse abiertos. El menor le miro y sus mejillas se tiñeron de rosa pálido,mentiría si dijera que no estaba interesado en el mayor. Solo tenía 17 años, y ya contaba con la red de narcotráfico más grande de la historia. Ahora era jefe, no había elegido esa vida, pero estaba ya en la familia.
No podía ir a la escuela, pero le pagaba a alguien para que le diera homeschooling. Nadie se acercaba a él y mucho menos el dejaba que se le acercasen, pero con Tao era diferente.
Ya lo había mandado a investigar, no había mucho en el expediente que le habían dado. Había pagado ya el retraso de sus utilidades en el departamento, y la renta al tal Sehun. Se había tomado la molestia, aunque no, no era una molestia para una persona como él. Hiendo al punto, le había pagado la universidad a Tao. Cosa que el mayor no sabía.
¿Qué quería de Tao? Eso eran otros veinte. Quería la compañía del mayor, incluso si nunca en su corta vida había pensado en tener sexo con alguien, lo hacía en estos momentos, pero con Tao en ellos. El único problema era que no iba a forzar al mayor hacer algo que no quería, y dos, bueno, el mayor había dejado en claro que le veía cómo un niño.
¡Ya quería crecer!