Capitulo 2.
La piña cosejera.
Si Reborn era sincero esperaba cualquier cosa a lo que el chico a su lado le dijo.
-Y eso es lo que pasa, Reborn.- El castaño estaba nervioso por tres razones: en primera le había contado su secreto a Reborn, en segunda Reborn no tenia expresión alguna y en tercera estaba pensando que un rechazo por parte de él le dolería bastante pues Reborn era por así decirlo como su segundo papá.
Ahora, por el contrario, reborn no sabía que decirle al castaño.
-Bueno... Creo que esperaba mas posibilidades hacia gokudera o yamamoto.- Fue lo que atinó a decir el azabache en esos momentos.
-¿A que te refieres?.- Tsuna no entendio el comentario del que en edad física tenia menos.
-Que me esperaba hubiese mas atracción hacia Yamamoto o gokudera que a Hibari.
-Oh...- una "o" se formó en la boca del castaño al entender a lo que se refería su tutor.- Pe- pero ellos son solo mis amigos.
-Si, y aún así si llegabas a enamorarte de alguien de tu mismo sexo lo esperaria de ellos dos a él.
-Lo sé, suena ilógico y no sé, solo... Pasó, po- por eso yo quiero uh, confesarme y decirle a Hibari-san lo que siento.
-Bueno, entonces si eso quieres...- El azabache tomó a león y este se transformó en su típica pistola verde.- Hazlo con tu ultima voluntad.
-¡No!, no así Reborn.- Tsuna movía sus manos frente a él y negaba exageradamente para detener al hitman.- Quiero que sea una confesión normal, en donde no corra desnudo por la calle con mas del 75% de probabilidades de ser atropellado y lanzado al otro lado de Namimori sabiendo que está en Nami-Chuu.
Leon regresó a la normalidad y el hitman miro a su tutoriado.
-¿Y como es que resultaste enamorado del ser mas temido de namimori?.- Esa pregunta le rondaba en la cabeza.
-Yo... No lo Sé, solo con mirarlo, co-con sentirlo cerca o, n-no...- Ahí estába el dame enamorado en todo su esplendor, se notaba que el castaño estaba incluso mas prendado de Hibari que como lo fue con Kyoko.- Todo el tiempo lo vi como un demonio, alguien increiblemente fuerte y hasta incluso me preguntaba por que aun no lo habían arrestado pero, a medida de que el tiempo pasaba yo veía como él inconscientemente llegaba al rescate cuando ninguno de nosotros lo esperábamos y empecé a admirarlo, es muy fuerte y no se como de pronto esa admiración cambió a eso, a el extraño sentimiento que tengo hacia hibari-san.
Reborn asintió a las palabras dichas por el castaño.-¿Y ahora que piensas de Kyoko? Si no estoy mal hace unos meses te pregunte lo mismo y te sonrojaste.
-Kyoko-Chan es adorable y sobretodo agradable, es muy gentil y pues aun siento algo por ella pero no tan potente como antes.- Tsunayoshi dejo de observar a su tutor desviando la mirada hacia la ventena donde en los cables de luz se posaban algunas avecillas.- No es como si de pronto mi amor por Kyoko hubiese desaparecido pero... Por alguna razón con hibari-san es diferente.
No cabía duda en la mente de Reborn, su dame alumno se había enamorado de su guardián de la nube pero ese no era el problema, el problema estaba en que hibari sintiese lo mismo por tsunayoshi y eso si lo tenia difícil el castaño.
Reborn decidió ser sincero y le preguntó a tsuna:-¿Quieres confesarte aun sabiendo que es posible que hibari te muerda hasta la muerte por tener sentimientos herbívoros hacia él?.- el castaño se tensó y asintió, claro que lo había pensado, desde que se dio cuenta de sus sentimientos era lo único que ocupaba su mente e incluso era la causa de sus desvelós.- Aún sabiendo eso, ¿lo quieres hacer?
-Yo...- Tsuna volvió a mirar a Reborn con determinación.- Si, yo quiero hablar con hibari- san y decirle lo que siento.
(...)
Las ganas de morder hasta la muerte a alguien se acrecentaba con cada minuto que tardaba bajando las escaleras de Nami-chuu. Por fin frente a la entrada del instituto la presencia de un sujeto cuyo rostro es visto por Hibari como un saco de boxeo, el herbívoro no se lo dejaba fácil y por eso lo veía como una presa potencialmente difícil y atacarla era divertido.
-Oya, oya, alondra kun bajaste rápido, ¿Tanto me amas?.- La sonrisa divertida del de peinado extravagante solo lograba que el carnívoro se molestase más.
-Herbívoro, te Morderé hasta la muerte.- Dicho lo anterior el azabache se lanzó al ataque.
La tonfa que tenía en su mano derecha detuvo el tridente de la piña loca abriendo paso para atacar en su abdomen y por supuesto hibari no lo desaprovechó pero el sujeto con problemas mentales/saco de boxeo, saltó a la defensiva a tres metros atrás de donde estuvo anteriormente.
-Vamos alondra kun, no te enojes, solo vine a hablar.- Tenía su tridente por fuera porque era bastante obvio que no le escucharía a la primera.
El azabache no quería escuchar nada de lo que el guardián de la niebla quería decir y siguió atacando. mukuro rokudo formo una ilusión de sakuras que hicieron detener al carnívoro enojandolo aun mas.
-Kufufu oya oya, ¿sigues temiendo a estos hermosos arboles avecita kun?.- La sonrisa socarrona del creador de la ilusión se vio detenida de un momento a otro por causa de una tonfa voladora que atacó directamente el puente de su nariz la dolorosa sensación Causó que la ilusión desapareciera y también que la piña con patas se incara mientras tomaba su nariz.
-Esos trucos ya no funcionan conmigo piña herbívora.
-Ugh, carajo.- El pelimorado dejo de cubrirse la cara para mirar enojado al azabache y empezar a alegar. El azabache agradeció su buena puntería pues ahora le salía sangre de la nariz al pelimorado.- Vine a hacer una buena acción ayudándote con tu frustración en el amor y terminé con la nariz rota.
-¿De que hablas herbívoro?.
-Que vine a ser tu consejero en el amor, como un cupido y tu terminas rompiendome la nariz.
-No me interesa.- Hibari nunca dejaba alguna presa en el estado casi ileso del de kokuyou pero estaba empezando a hablar tonterías herbívoras y para eso no estaba.
-Oye, alondra kun no te vayas.- Mukuro corrió rápido para después hacerse frente a hibari y tomarlo de los hombros.
Kusakabe que estuvo parado en la puerta observando la interacción de los dos guardianes pensó en que mukuro rokudo tenia unos instintos suicidas muy grandes.
Un tonfazo que iba directo a la quijada del pelimorado fue evadido por el anterior mencionado y retrocedió.
-Pero al menos dejame explicar por qué.- Mukuro Sabía que Hibari no lo escucharía si no decía algo que pudiese detenerlo.- Se que te gusta el décimo vongola.
Mágicas palabras que hicieron que un azabache dejara de avanzar hacia el interior de Nami chuu y que la mano derecha de este se atragantada con su propia saliva y empezara a toser.