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51. Jin (02) por dayanstyle

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Suga estaba contento. Jin conducía a su casa y su pareja no había dejado de sonreír. No estaba seguro de lo que había sucedido en el patio, pero cuando salió, Jin y Hwi Young estaban gritando frente a las caras de Sung Jae y Ro Woon.
 
Suga se había sentido aliviado al saber que todo había sido por el partido de voleibol. Jin era demasiado grande para iniciar una pelea con cualquiera de las flacas personas de la familia de Suga.
 
-Tuve un buen momento dijo Jin mientras conducía por la calle catorce -. Tienes una familia muy agradable.
 
-Tenemos una familia agradable, Jin señaló Suga desde el lado del pasajero de la camioneta.
 
-¿La tenemos?
 
Suga miró a Jin y luego se carcajeó al ver la expresión de perplejidad en el rostro de su pareja. Prácticamente estamos casados. -Eso significa que mi familia es tu familia.
 
-¿Lo son?
 
La sonrisa en el rostro de Suga se perdió cuando vio la niebla en los ojos de Jin. Su compañero se dio la vuelta, pero no antes de que Suga viera las lágrimas. Sabía que Jin no tenía padres, hermanos, ni siquiera un primo o un tío. Él fue creado, no nacido, como Jin había afirmado varias veces. Él sabía que Jin consideraba a las otras bestias sus hermanos, pero Suga estaba más que feliz de compartir con Jin a su familia, como Jin había compartido sus hermanos con Suga. Él era un hijo único, y tener tantos hermanos mayores era muy emocionante para él.
 
-Quizás debería llevarlos a todos el próximo domingo.
 
Sí- respondió .- Ahora tienes una mamá, Jin. Bueno, ella es realmente tu suegra, pero puedes decirle mamá.
 
Jin tragó cuando asintió y luego se aclaró la garganta. Suga quería extender la mano y abrazar al hombre, pero le dio un momento para controlarse. Eso hizo que el corazón de Suga se sintiera bien, pudo ver que Jin fue aceptado por su familia. No estaba seguro de lo que habría hecho si Jin y su familia no se hubieran llevado bien. Para Suga la familia lo era todo, y él quería que Jin fuera parte de ese mundo.
 
 
-¿Cómo tomó tu madre la noticia sobre los perros del infierno?
 
Suga no le había dicho a Jin acerca de la conversación que había tenido con su madre. En el momento en que se unió a Jin en el exterior, la carne asada estaba en curso. Jin se comió como la mitad de la maldita comida. Sus primos Sung Jae y Hwi Young veían con asombro como Jin limpió tres platos de comida.
 
Suga estaba malditamente feliz de no tener que pagar la cuenta por los alimentos, o tendría que trabajar en dos empleos para mantener el estómago sin fondo del hombre.
 
-Ella está feliz ahora que sabe sobre los perros del infierno. Ella dijo que iba a llevar una navaja con ella para poder apuñalar a uno si la atacaban.
 
La camioneta dio un brusco giro cuando Jin pisó el freno. Cuando la camioneta se detuvo, se giró en el asiento, su ira golpeando el techo. -¿Ella va a hacer qué? ¡No puedes dejarla! Yo no se lo permito. ¡Los perros del infierno se la comerían viva para el desayuno! ¿Estas loco?
 
Suga esperó a que Jin dejara de gritar antes de responder. -Hablé con ella, de eso Jin. Gracias por el voto de confianza.
 
Jin apoyó la cabeza en el volante, moviéndola de un lado al otro. -No quería gritarte, zaterio. Pero el pensamiento de uno de esos perros atacando a tu madre me asustó y me sacó de mis casillas.
 
A mi tambié-n dijo Suga colocando la mano sobre la cabeza de Jin, frotando con la mano el cabello de su pareja, hasta que Jin lo miró. Suga sonrió. -Por eso le di el número del teléfono celular de Nam Joon. Me dijo que lo llamaría si alguna vez se encuentra con uno de ellos.
 
Jin sonrió, se inclinó hacia  atrás, y luego se carcajeo. -¡Lo hiciste!
 
-Bueno, era eso o enseñarle sobre la marca detrás de la oreja de un perro.
 
-¡No!

-Entonces ella llamará Nam Joon.
 
Jin llevó la camioneta de regreso a la carretera. -¿Por qué no le diste el número de mi celular?
 
Suga bufó. -¿De verdad quieres que te llame? Sabes que ella te perforará hasta que el sol salga sobre todo lo que sucede. Ella me acosó de cómo no me estaba volviendo loco con todo esto. Mamá piensa que tienes algo que ver con mi actitud calmada de ahora. Yo le dije que todavía estoy asustado, pero cada vez menos. Si ella te llama, nunca dejara el teléfono. ¿Te gustaría eso?
 
 
-Sí. Me gusta hablar con tu mamá. Ella es dulce.
 
Suga sonrió.- Yo sabía que ustedes podrían… -la mano de Suga chocó contra el tablero cuando Jin pisó el freno una vez más . -¿Qué infiernos, Jin?
 
Suga miró por el parabrisas y maldijo casi cerca de mojar sus pantalones. El demonio que había estado atacando el castillo venía derecho hacia ellos. Jin maldijo y movió la camioneta, en reversa.
 
-¡Llama a Nam Joon!
 
Suga tomó el teléfono y marcó el número rápidamente, gritando en el teléfono que el demonio estaba siguiéndolos.
 
Estoy en camino- respondió Nam Joon.- Él  está en  camino -dijo  Suga  mientras  tiraba el teléfono  a un  lado . - ¡Más  rápido,  Jin,  más  rápido!- El demonio estaba tan cerca que Suga podía ver la saliva escurrir por un lado de la maldita boca de la cosa. Jin le había hablado de la saliva, y Suga no tenía ninguna intención de tener nada de eso en él.
 
¡Va a escupir!- Suga gritó mientras veía al demonio mover la cabeza hacia atrás y abrir la boca. La afilada fila de dientes no era reconfortante.
 
Sostente.- Jin giró el volante con tanta fuerza que la camioneta casi se vuelca, pero esquivó la ácida saliva.
 
Suga nunca estuvo más agradecido que cuando vio a las bestias aladas en su camino. Había diez de ellos, todos volando cerca. El demonio se giró y comenzó a escupir a los hombres que se acercaban.
 
-Él ya no nos sigue.
 
Jin se dio la vuelta para ver por el parabrisas y luego detuvo la camioneta. -Quédate aquí, zaterio. Ese hijo de puta va a regresar al infierno.
 
Suga asintió rápidamente y luego se acercó y cerró la puerta cuando Jin salió. Él pudo haber matado a un perro del infierno, pero Suga sabía que fue pura suerte. El demonio era de tres metros de altura. No había forma que un palo funcionara con esa cosa.
 
Las bestias luchaban contra la cosa, apuñalándolo en la cabeza y esquivando los ácidos misiles. Eso era simplemente asqueroso. El que creó a esos demonios necesitaba ser golpeado. Escupir era sencillamente asqueroso. Suga se quedó sin aliento y casi se subió al tablero cuando vio a Peniel volar, ayudando a las bestias aladas a vencer al demonio.
 
No había sido fácil por el aspecto de la lucha, pero el demonio por fin estaba en el suelo, presumiblemente muerto.
 
Muerto era bueno.
 
Que un demonio que escupía ácido estuviera muerto era perfecto.
 
Cuándo Jin corrió de regreso a la camioneta, Suga vio a Peniel irse de nuevo. Sólo que esta vez algunos de los vampiros alados lo siguieron.
 
La puerta de la camioneta se abrió y Jin subió, estremeciéndose.
 
¿Te escupió de nuevo? -Suga preguntó mientras empezaba a jalar la ropa de Jin, buscando cualquier signo de daño. Su corazón estaba corriendo fuera de control. Recordando lo que esa cosa le hizo a la pierna de Jin. Las cicatrices aun estaban mal, pero Jin finalmente caminaba normal.
 
O malditamente cerca de lo normal.
 
-No, zaterio. No me escupido, pero Eddy voló directo a mi maldita pierna. -Jin se frotó la pierna con ambas manos y luego llevó la camioneta a la carretera.
 
-¿Van a dejar a esa cosa en el medio de la carretera? -Suga preguntó mientras veía atrás de ellos. El demonio aun estaba en el suelo, por suerte, pero las bestias aladas se reunían a su alrededor.
 
-No, él tiene que ser quemado para que no regrese de nuevo. Los otros llevarán su cuerpo lejos antes de que alguien lo vea y lo quemaran.
 
Suga realmente no quería saber eso.
 
-¿Qué pasa con Peniel? Lo vi venir a ayudar.
 
Jin asintió.- Lo hizo. Los otros van tras él ahora para llevarlo a casa.
 
Suga podía oír la preocupación en la voz de Jin. Eso hacia que su corazón doliera, el ver la tristeza en los ojos verde esmeralda de Jin.- ¿Y?
 
Jin dejó escapar un largo suspiro cuando vio a Suga.- Y cuando se vuelva loco, serán sus hermanos los que tomen su vida.
 
Esa era una carga que Suga nunca quisiera llevar. Era una carga que no quería que Jin llevara.
 
Parecía que mientras estuviera en el mundo loco en el que ahora se encontraba sumergido ya no iba a ser cuerdo. Pero mientras tuviera a Jin, Suga estaba dispuesto a convertirse en uno de los locos.
 
Al menos, su vida no sería aburrida.
 
Sin embargo, un poco menos frenética estaría bien.
 
 
 
 
 
Como no quería estropear la comida al aire libre a la que Jin y Suga habían asistido en la casa de Chan Mi, Jin había esperado para decirle a Suga que el cuerpo que habían encontrado era su compañero de cuarto.
 
En cuanto Jin le dijo a Suga que el cadáver era Mike, Jin sabía que la felicidad de Suga había terminado. Su pareja había llorado y Jin odiaba ver a su pareja llorar y no poder hacer absolutamente nada. Se sentía tan impotente.
 
Sin embargo, su pareja era resistente. Suga lamentó la pérdida y juró que se iba a armar con una colección de palos. El hombre en verdad estaba tratando de que le diera un infarto a Jin.
 
Jin vio a Suga moverse por la habitación mientras terminaba de desempacar sus pertenencias. Su pene estaba duro como una roca solo con ver el trasero de Suga moviéndose de un lado al otro. El hombre tenía una manera de moverse que volvía loco a Jin. No podía conseguir tener suficiente del cuerpo de su zaterio.
 
-¿Vas a verme todo el tiempo? -Suga preguntó mientras guardaba sus camisas en uno de los cajones.
 
-Estaba pensando en eso- respondió Jin mientras estaba acostado boca abajo en la cama, admirando la vista.
 
 
Y era una buena vista del trasero de Suga. Se puso mas duro cuando su pareja se inclinó para guardar algunas cosas en el cajón inferior. Jin podía sentir su erección presionándose contra la cama, ojalá hubiera sido el culo de Suga en donde se presionara.
 
-Sabes que tendré que buscar un nuevo trabajo, ya que el imbécil de mi jefe me despidió por ser atacado y secuestrado- comentó Suga mientras cerraba el cajón de la cómoda y luego se enderezaba.
 
¿Le dijiste eso?- preguntó Jin en shock.
 
-No, pero le dije que tenía una emergencia familiar que me tomó unos días. Dijo que se consideraba al no llamar, y al no aparecerme como causal de despido. Me pregunto quién más estará contratando en el pueblo. Por supuesto, voy a necesitar mi carro, pero ese pedazo de chatarra sigue estando junto a la banqueta.
 
Jin gruñó mientras rodaba de la cama.- No puedes trabajar, Suga. Es demasiado peligroso para ti estar afuera solo. ¿Qué pasa si un perro te encuentra, o un vampiro rebelde? No es seguro, zaterio.
 
-Entonces, ¿quieres que te exprima?
 
-No me exprimes si somos pareja, Suga.- Jin jaló a Suga a la cama, con ganas de olvidar la conversación acerca de las finanzas y joder al hombre hasta que ambos cojearan.
 
-¿Estás tratando de distraerme con el sexo de nuevo? -Suga preguntó mientras un rubor iluminaba sus mejillas.
 
Quizás.- Jin sonrió . -¿Funciona?
 
-¿De qué estábamos hablando?- Suga rio suavemente, sus ricos ojos café chocolate, llenos de un humor y ternura que Jin no quería volver a perder. El hombre era increíble, simplemente hermoso, y la pareja perfecta para él.
 
-Estábamos hablando de mí dándote una mamada.
 
Los ojos de Suga se abrieron más por la sorpresa. -¿Nosotros lo haremos?
 
Lo haremos- Jin acordó dejando a su pareja en la cama y quitándole los jeans. Su delicioso pene reboto libre ahora anhelante, y Jin no dudó en dejarse caer de rodillas y tragar el hermoso eje con un movimiento suave, y chuparlo con fuerza.
 
¡Oh! -Suga gritó. Colocó sus manos en la cabeza de Jin, y abrió más las piernas .- Infiernos, sí.
 
Jin se rio alrededor del eje de su pareja y luego comenzó a rodar suavemente las bolas de Suga en la palma de la mano, mientras empujaba un dedo en la apretada entrada de su pareja.
 
Toma lubricante- Suga jadeó , -si vas va a estar jugando allí.
 
Sin soltar el eje de su pareja, Jin estiró el brazo hacia la mesita de noche y lo tomó. Podía sentir el pene de Suga latir en su boca mientras mojaba los dedos y luego los movía dentro del culo de su pareja.
 
-Justo así Jin. ¡Justo así!
 
Jin se salió y luego volvió a entrar, jodiendo a Suga con los dedos, unas cuantas veces mientras tomaba el pene de su pareja.
 
¡Jin!- Suga gritó mientras chorros de caliente semen salía disparado a su garganta. Suga apretó las manos sobre la cabeza de Jin y movía las caderas, empujándose hacia la boca de Jin, jodiendola con frenesí.
 
Cuando Jin se retiró, Suga lo soltó.
 
Buen Dios, hombre. ¿Dónde aprendiste a hacer eso?- Suga jadeó mientras sus temblorosas piernas caían a los lados .- ¡Mi turno!
 
Jin se levantó, sacó su pene, y comenzó a acariciarse rápidamente.- Ya estoy malditamente cerca. Sólo abre más.
 
El ver a Suga acostado allí con la boca abierta para Jin lo envió sobre el borde más rápido que cualquier otra cosa en su vida. Jin se inclinó hacia adelante gruñendo cuando chorros de blanco semen salieron de la cabeza de su pene al pecho y cuello de Suga. Una pequeña parte salpicó el mentón.
 
-Creo que tu puntería es mala.
 
Jin se inclinó hacia delante, tomando una respiración temblorosa, y luego sonrió. -Pero si te ves muy bien cubierto con mi semilla, Cheerio.
 
Suga pasó los dedos por el esperma de Jin y luego se lamió los dedos. Era la cosa más erótica que Jin hubiera visto en su vida. Quería pintar todo el cuerpo de Suga y marcarlo para que todos supieran que el hombre era suyo.
 
Además Suga se vería sexy como el infierno acostado con el esperma cubriéndolo.
 
-Zymlye, Jin.
 
Estás aprendiendo, pareja. Jin sonrió mientras ayudaba a Suga a ponerse de pie y luego palmeó su culo . -Sigue así y hablaras Zantharian en poco tiempo.
 
-¿En serio?
 
No. -Jin se carcajeó cuando Suga dio un pequeño gruñido y golpeó su brazo -. Pero con el tiempo, te voy a enseñar a hablar nuestra lengua. Suena sexy cuando hablas Zantharian.
 
-Suena exótico.
 
Es un lenguaje muy exótico- dijo Jin mientras conducía a su pareja al baño .- Y pronto lo vas a hablar en la cama.
 
-Me vas a enseñar todas las malas palabras primero, ¿no es así? -Suga preguntó mientras metía la mano en la ducha y abría el grifo, un rosado rubor cubrió las mejillas de Suga.
 
 
 
-Tienes toda la razón respondió. -Él no era estúpido. Por supuesto que iba a tener a Suga gritando su placer en el idioma nativo de Jin. ¿Habría algo más sexy?
 
-Tengo que ir a hablar con Nam Joon mientras te duchas. -Jin se giró para irse, pero Suga lo agarró del brazo.
 
-Se trata de mis primos, ¿no es así? Vi los vendajes en Sung Jae y Hwi Young, en ambos. ¿Crees que estuvieron aquí?
 
Suga sonaba preocupado, y Jin no podía culpar al hombre. Si realmente era uno de sus primos, el hombre debía de ser traído antes de que un perro del infierno terminara el trabajo.
 
Jin acunó un lado de la cara de su pareja. -No estoy seguro de lo que sucede con ellos, pero si uno de ellos se encontraba aquí, entonces Peniel tiene derecho a saberlo.
 
-¡Pero ellos son humanos!- Suga dijo . -¿Cómo pueden sobrevivir a una mordida? Yo solo fui rasgado y dolió como una perra. Me dijiste que un humano no podría sobrevivir a una mordida. No puede ser alguno de ellos.
 
Jin no creía que un humano sobreviviera. En todos los años que había estado con vida, nunca había oído hablar de un ser humano que sobreviviera a una mordedura de un perro del infierno. Era imposible, pero simplemente no podía evitar la sensación visceral de que uno de ellos había estado en la habitación verde. Era como una persistente sensación en la boca del estómago.
 
-Ellos no pueden, pero yo preferiría darles el beneficio de la duda antes que olvidarme de lo que vi y luego tener a un perro tras ellos.
 
¡No! -Suga gritó mientras agarraba el brazo de Jin y lo sacudía . -Ellos son mis primos. No puedes dejar que les pase nada.
 
Jin hizo un sombrío rápido gesto. -Entonces déjame ir y decirle a Nam Joon lo que sospecho. No puedo estar seguro de nada, zaterio, pero tenemos que investigarlo.
 
Ve- dijo Suga mientras empujaba a Jin fuera del baño . -Ve y averigua si están bien. Llama a mamá.
 
Oír a Suga referirse a Chan Mi como también la mamá de Jin hizo que sintiera mariposas en el estómago. Tenía una mamá. Algo que Jin nunca creyó tener. Suga no sabía lo mucho que significaba eso para Jin. Él estaría por siempre agradecido con su pareja por darle no solo un zaterio, sino una familia a quien llamar suya.
 
Tenía a las bestias aladas, pero tener a la familia de Suga era diferente. Ellos interactuaban con él de manera diferente y lo trataban como uno de los suyos. Ninguno de ellos eran guerreros, sin embargo, Jin había sentido una inherente fuerza en todos ellos. Se podría decir que amaban sus comidas al aire libre y que significaba mucho para ellos estar reunidos como una familia.
 
No podía esperar hasta el próximo domingo.
 
Gracias, zaterio.- Jin le dio un beso en cada lado de la boca a Suga y luego en sus labios. Era tierno y sólo un pequeño beso, pero Jin vertió sus emociones en el breve toque de sus labios.
 
¿Por qué?- Suga preguntó mientras apretaba sus manos en las de Jin, viendo a Jin como si el sol saliera y se pusiera para Suga en los brazos de Jin. Le gustaba esa mirada.
 
-Por haberme dado tanto- respondió.
 
Suga sonría con ternura.- Me alegra que hayas ido por mi, Jin. No puedo imaginar mi vida sin ti en ella, incluso si está llena de monstruos.
 
-¿Qué, ahora le tienes miedo a los monstruos?- bromeó.
 
Infiernos, sí -bufó y luego cambió de tema con tanta rapidez que le tomó un segundo a Jin darse cuenta de lo que decía su pareja . -Estaba pensando en llevar a los vampiros alados el próximo domingo.
 
Sin embargo no le tomó mucho tiempo captarlo. ¿Todos ellos? Chan Mi enloquecería. Jin podía verla interrogando a cada uno de ellos sobre los perros del infierno. Pero, era una gran mujer para tener de suegra. Sabía que las bestias aladas la amarían tanto como él había llegado a amarla. Ella era una persona maravillosa, y Jin la quería sólo por dar a luz a Suga.
 
-Sí, Jin, todos ellos. Ve a hablar con Nam Joon y quiero saber lo que dice- dijo Suga entrando en la ducha.
 
-Lo haré.- Jin dejó a Suga y fue a buscar a Nam Joon. Tenía que contarle lo de los primos de Suga y decirle que posiblemente uno de ellos podría ser el zaterio desaparecido de Peniel. Sabía que era imposible. Jin sabía que era una locura. Ningún ser humano podría sobrevivir al nocivo veneno de la mordedura de un perro del infierno.
 
Pero él no podía deshacerse de ese sentimiento.
 
Y si uno de ellos era la pareja de Peniel, evitaría no sólo que Peniel se volviera loco, sino que acabaría con la carga en sus hombros de tener que matar a la bestia.
 
Y eso valía la pena para Jin.
 
Peniel era su hermano, había estado con él por más años de los que Jin podía contar. Y matar a la bestia era algo que Jin quería evitar a toda costa.
 
Vio el baño, sonriendo al oír la ducha. Durante dos mil años Jin había estado solo, sin pareja a su lado. Incluso con Suga corriendo asustado al principio, Jin sabía que todo lo que había pasado, y las cosas todavía por venir, valían la pena por tener a su Cheerio a su lado.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Peniel estaba sentado en el borde del acantilado, viendo el campo con un sentimiento de pérdida tan profunda, tan inimaginable que no estaba seguro de por qué aun no se había vuelto loco. Su zaterio seguramente estaba muerto. Había pasado una semana desde el descubrimiento de la sangre en la habitación verde.
 
Un ser humano no podría sobrevivir a una mordedura.
 
Su corazón había muerto con su pareja, y Peniel sabía que la locura llegaría pronto. No había manera de que no sucediera. Su zaterio había muerto solo, sin su bestia alada a su lado. Peniel nunca se perdonaría no encontrar al hombre a tiempo. Era un dolor tan crudo, tan pleno que Peniel veía el borde del acantilado, anhelando unirse a su pareja.
 
Oyó pasos que se acercaban detrás de él y sabía que eran del comandante. Peniel no quería saber nada de lo que el hombre tenía que decirle. ¿Qué podía decir? Su zaterio estaba muerto, y Peniel no podía encontrar en su corazón nada más por qué preocuparse.
 
-Tenemos que hablar, Peniel- dijo Nam Joon poniéndose en cuclillas al lado de Peniel .- Creo que tu zaterio está vivo.
 
 
 
 
FIN

 

 

 

Notas finales:

a continuación..

 


52. Him Chan (05) Serie Demonios Guerreros


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