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51. Jin (02) por dayanstyle

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Suga se quedó muy quieto en el asiento del pasajero, sabiendo que hacer autostop era un movimiento estúpido. Pero si no hubiera aceptado el aventón del extraño, entonces él aun estaría caminando de regreso al valle Pride. Es probable que hubiera sido atrapado ya sea por un perro o por Jin.

 

Eso tampoco era una opción aceptable para él.

¿De dónde vienes? -el desconocido a su lado preguntó.

Del infierno- respondió Suga, viendo por la ventana y por alguna extraña razón extrañando a Jin. El hombre no era humano. Suga no debería extrañarlo. Entonces, ¿por qué su maldito pecho le dolía tanto? Sólo el pensar en la cara de Jin hacía que Suga sintiera una punzada de remordimiento por lo que acababa de hacer. Quizás debería haber dejado una nota explicando por qué había huido. ¿Se preocuparía Jin por él? El hombre estuvo a su lado cuando Suga estuvo inconsciente. Quizás al vampiro alado realmente le importaba.

 

Pero, ¿por qué? Ni siquiera se conocían. Suga retorció las manos en su regazo, con el deseo de que el sentimiento de dejar la mejor parte de su vida atrás se fuera. No tenía ningún maldito sentido para él.

 

¿Así de mal?- preguntó el hombre, sacando a Suga de sus pensamientos.

 

Sí-. Suga no quería hablar ahora. Quería estar lo más lejos de ese lugar como pudiera. Llegaría a su casa y luego averiguaría qué hacer a partir de ahí. No era como si pudiera manejar su propio carro. Seguía estacionado a tres cuadras de su casa y no funcionaba.

-Sólo sigue diciéndote que las cosas van a mejorar, hijo. Saliste. Eso es lo importante.

 

Suga suspiró. Si sólo fuera así de fácil. Podría haber salido, pero tenía la sensación de que no estaría a salvo hasta que se fuera de la ciudad. Y tal vez ni siquiera entonces. Deseaba poder hablar con alguien sobre lo que estaba pasando, pero el hombre que estaba sentado a su lado probablemente tendría a Suga encerrado si empezaba a decir que había algo más que humanos en la tierra. No había nadie con quien pudiera hablar, y ese pensamiento lo deprimía.

 

Gire a la derecha aquí.- Suga señaló.

-Tengo un rancho para las personas que necesitan ayuda. Puedes venir y alojarte allí si lo deseas.

 

De ninguna manera Suga iría más lejos de lo necesario con este tipo. ¿Quién se ofrecía a llevar a extraños? El hombre debería de ser un psicópata o algo así.- No, gracias. Yo... debo ir a casa, puede solamente dejarme en casa.

 

El hombre asintió. Suga había tenido dudas en aceptar el aventón. ¡El hombre era jodidamente enorme! Pero él sopesó sus opciones y eligió el menor de dos males. ¿O era de tres?

 

-Mi nombre es Pa Moon. Si alguna vez necesitas un lugar donde quedarte, ve a hablar con Changjo y él te guiará hacia mí.

«¿El alcalde?».- Uh, está bien.

 

Pa Moon entró a la calle de Suga y lo dejó afuera. Se despidió del hombre con un gesto de la mano y se apresuró a entrar, pero no sin antes revisar a su alrededor buscando a los repugnantes perritos. No lo iban a atrapar con la guardia baja.

 

Suga se apresuró a entrar y a hacer una maleta, tomando todo lo que podía llevarse y luego se detuvo cuando vio a Rico sentado en el sofá, la televisión estaba encendida mientras el hombre sentado enviaba mensajes de texto.

 

-Hey, Rico, ¿me prestas tu auto?

 

Adelante- dijo Rico, sin levantar la vista de su teléfono. Suga estaba tentado a decirle a Rico que estaba huyendo lo más lejos que pudiera, pero sabía que a Rico no le importaría. Rico era del tipo que sólo flotaba por la vida, actuando como si nada le molestara. Suga no entendía al hombre. Él cobraba el dinero del seguro por la muerte de su padre una vez al mes, por lo que Rico asumía que eso significaba que no tenía que trabajar o hacer algo con su vida.

 

Suga sacudió la cabeza. Era un desperdicio de una buena persona. Agarró las llaves de la puerta y corrió hacia el jardín cerca del árbol en donde Rico se había estacionado cerca de la banqueta. Arrojó la bolsa en la parte de atrás y se fue.

 

Esperaba poder llegar lo más lejos posible de este lugar antes de que alguien descubriera dónde estaba. Suga decidió que si Jin lo descubría no sería tan malo, pero si los perritos lo encontraran sería muy malo.

 

Suga conducía por la carretera, revisando continuamente su espejo retrovisor. Todo lo que veía era el campo de tono negro detrás de él. Había estado conduciendo durante horas, y sus ojos comenzaban a arder. No tenía ni idea de a dónde iba, pero cualquier otro lugar que no fuera el Valle Pride era lo suficientemente bueno para él.

 

Ahora Alaska sonaba bien.

 

Suga se frotó el esternón mientras conducía, sintiendo un profundo sentimiento de pérdida. El sentimiento de remordimiento se profundizaba mas mientras más lejos conducía. Aun no estaba seguro de por qué se sentía así. Él había vivido en el Valle Pride toda su vida y la única persona que debería de extrañar era a su mamá.

 

Y sabía que él estaba negando a quien realmente estaba extrañando. Pero, ¿por qué? Acababa de conocer a Jin. ¿Cómo iba a extrañarlo tanto, hasta el punto en que su pecho realmente doliera? No podía entenderlo, pero había un peso asentado en su pecho cuando pensaba en Jin.

 

Suga estaba loco por pensar de esa manera. Jin era un vampiro con alas que luchaba contra perritos del infierno, y las cosas grandes y feas con cuernos y realmente afiladas garras. Suga estaría loco si se quedaba.

 

Entonces, ¿por qué quería regresar?

 

-Zaterio, ¿dónde estás? Habla conmigo, por favor.

Y eso era otra cosa. ¿Cómo infiernos alguien podía hablar dentro de su cabeza? No había manera de que Suga fuera a responder a las voces en su cabeza. Se secó una lágrima que caía de sus ojos con la palma de su mano mientras seguía manejando. Pero cuanto más tiempo pasaba, más difícil era no dar la vuelta y correr de regreso con la bestia.

 

Tenía que salir de esa loca ciudad, encontrar algún lugar seguro, un lugar que no tuviera cosas del infierno, o vampiros, ni siquiera hombres que cambiaran a animales. Necesitaba de un lugar donde pasar desapercibido.

 

Suga vio una señal blanca grande por delante que decía: Bienvenidos a la Villa Kim. Eso sonaba como un buen lugar para esconderse. Estaba a unas pocas horas del Valle Pride. Suga estaba bastante seguro de que no tendrían ningún problema con extrañas criaturas y hombres que podrían cambiar a cosas raras.

 

-Zaterio, estás en peligro. Debes contestar.

 

«Sí, eso no sucederá». Suga realmente quería decirle a Jin que se encontraba bien. Después de todo el hombre le había salvado la vida. Pero tenía miedo de que si hablaba con Jin, el vampiro tendría algún tipo de GPS mental y descubriera la ubicación de Suga.

 

No correría el riesgo.

 

El único lugar que Suga vio para dormir fue una casa cama y desayuno, y todas las luces estaban apagadas en la casa. No estaba seguro de si se le permitiría despertar a alguien para alquilar una habitación. No era un motel, así que él no conocía el protocolo adecuado.

 

Decidió estacionar el prestado carro frente al Centro de Ayuda Zhang, luego apagó el motor, y se acomodó en el asiento del conductor. Todo lo que necesitaba era un par de horas de sueño. Si pudiera conseguir un par de horas de sueño, él sería capaz de pensar con mayor claridad y luego averiguar lo que iba a hacer a partir de ahí.

 

Su reloj le decía que eran las tres de la mañana. Suga había dejado de trabajar a las tres de la tarde, y su vida se había convertido en un caos total desde entonces. Es posible que hubiera logrado dormir un par de horas después de su ataque, pero Suga se sentía agotado. Tanta emoción había acabado con toda la energía que Suga tenía.

 

-Hey, ¿estás bien?

 

Suga giró la cabeza y vio a un hombre muy alto y musculoso de pie junto a la ventana del conductor, viéndolo directamente. Se quedó helado. El tipo era bastante malditamente grande. Cuando Suga lentamente levantó la mirada, vio directamente los ojos plata... del hombre. ¿Eran realmente plata?

 

-Soy Chen. ¿Necesitas un lugar para alojarte por la noche?

 

Suga no estaba seguro de si debía responderle al hombre. El chico alto  era atemorizante. El tipo tenía una sonrisa fácil en su rostro y se puso en cuclillas para estar a la altura de sus ojos, pero eso no ayudó con el nudo en su estómago.

 

-No estoy tratando de asustarte. Ayudo en el centro de ayuda por las noches por si acaso alguien se estaciona enfrente y necesita ayuda.- El hombre le dio un guiño a Suga y luego señaló hacia el edificio detrás de él . Pero si lo prefieres, puedo llamar a Zelo, el hombre que dirige este lugar.

 

Suga asintió. -Por favor. -Debido a que no iba a salir del carro con ese enorme y musculoso hombre parado allí. «Eso no iba a suceder».Él no iba a salir huyendo de extrañas criaturas para ser asesinado por un humano grande.

 

Está bien- dijo Chen . -Si te sientes más seguro esperando en tu carro, entonces hazlo. No dejaré que nadie te moleste de nuevo.

 

Suga estaba seguro de que Chen no podía vencer a Jin. Aunque él apreciaba el ofrecimiento. El tipo no tenía ni idea de lo que Suga huía. Apostaba a que Chen no estaría ofreciéndole refugio si lo supiera.

 

Suga se recargó mientras Chen se ponía a hablar por teléfono, preguntándose si el tipo estaba realmente llamando al hombre que dirigía el centro de ayuda o a sus amigos para venir a pasar un buen rato con él.

 

«Por favor, deja que este chico sea realmente honesto».

-¿Quién, zaterio? ¿Quién te está molestando? Por favor, habla conmigo.

 

Maldición, él no había querido hablar con Jin en su cabeza. Era sólo un pensamiento, no una conversación que quería tener. Suga se mordió los labios y miró a Chen preguntándose si debía decirle a Jin donde estaba.

 

Suga decidió esperar y ver qué pasaba. Si el hombre lo abordaba, entonces le pediría ayuda. Sin embargo eso sería el último recurso. Suga casi salta de su piel cuando Remi tocó la ventanilla con sus nudillos.

 

-¿Qué?

-Zelo está en camino. Debe estar aquí en unos minutos.

 

Gracias.- Suga rodó los ojos cuando apartó la mirada. Probablemente estaba siendo amable con un asesino en serie o algo así. Dioses, estaba tan cansado. Estaba empezando a parecer una locura, incluso en su propia cabeza.

 

Suga mantuvo una estrecha vigilancia sobre Chen mientras esperaba a que este tipo Zelo apareciera. Sus parpados comenzaron a bajar en un par de ocasiones, y se encontró abriéndolos más, haciendo todo lo posible para mantenerse despierto. Probablemente parecía un completo tonto, pero en ese momento, a él simplemente no le importaba. Quería un lugar seguro donde pudiera dormir durante varias horas, y después una buena comida, y entonces él se iría de donde jodidos estuviera.

 

Después de lo que parecieron horas, pero que fueron probablemente solo unos pocos minutos, una camioneta se detuvo en el espacio junto a Suga y un hombre se bajó. Se acercó y habló con Chen por un momento, los dos hombres gesticulando hacia Suga.

 

Suga dejó escapar un suspiro de alivio cuando Chen asintió y se alejó. Ese tipo era aterradoramente grande. El hombre que había salido de la camioneta se acercó y apoyó la cadera contra el parachoques delantero del carro de Suga, a la espera. Suga miró a su alrededor para asegurarse de que Chen se había ido y luego, lentamente, bajó del vehículo.

 

-Hola, soy Zelo- dijo el hombre mientras sostenía la mano .- Dirijo este lugar.

-Suga.

-¿Por qué no entras y hablamos, Suga? -Zelo hizo un gesto hacia el edificio con la cabeza .- Vas a estar seguro aquí. Lo prometo.

 

Sí, Suga no estaba tomando la palabra de Zelo para eso, y pudo ver que Zelo lo sabía por el brillo en sus ojos. Zelo asintió, se volteó y caminó hacia el edificio. Suga se mantuvo a varios pasos detrás de él por si acaso tenía que correr. Se sintió mejor cuando Zelo dejó la puerta abierta y entró, moviéndose hacia el lado opuesto de la sala y de donde se encontraba Suga y su ruta de escape.

 

Mi trabajo aquí es asegurarme de que las personas estén a salvo- comenzó Zelo mientras se apoyaba en el borde de una mesa .- Conocí a alguien una vez que estaba en un montón de problemas. No tenía a nadie a quien acudir, ni nadie le ayudaba a salir de la horrible situación. Después de reunirme con él, quería asegurarme de que no hubiera nadie más que estuviera en alguna posición similar, no si había alguna manera de que pudiera ayudarlo.

 

¿Logro salir? - Suga preguntó con curiosidad.

 

-Sí-. Zelo sonrió . -Él realmente fue el primer hombre en ocupar un catre aquí. El edificio prácticamente aun tenía la pintura fresca en las paredes cuando llegó.

 

-Pero él está a salvo, ¿no es así?

 

-Lo está. Gracias por preguntar. Encontró a alguien que realmente se preocupa por él y su felicidad.

 

Suga deseaba saber si tendría el mismo resultado al venir aquí, pero sabía que era una locura pensar eso. El primer cliente de Zelo pudo haber tenido su final feliz, pero Suga estaba bastante seguro de que él iba a acabar siendo despedazado por los perros del infierno o perseguido por siempre por los vampiros alados.

 

Él estaba jodido.

-Me gustaría ayudarte, Suga.

 

Suga resopló. -No estoy seguro de que me puedas ayudar.- Estaba bastante seguro de que nadie podría ayudarlo. Al parecer no había ninguna protección en contra de los perros del infierno, demonios, y todo lo que había por ahí. Y Suga no quería ni pensar en eso.

 

-Puedo escuchar si quieres hablar.

 

«¡Oh infierno no!» Si hablaba, iba a terminar en una habitación acolchada con seguridad. Suga sacudió la cabeza. -No lo creo.

 

Está bien- dijo Zelo . -No tienes que hablar si no quieres hacerlo.- Pero estoy aquí por si lo deseas, y lo que se diga entre nosotros se queda entre nosotros.

 

Suga asintió, pero no iba a hablar. -En serio, él sólo… Esta este hombre, y cree que yo le pertenezco. -  Suga gimió  interiormente.  Parecía  que  su  cerebro  se  estaba muriendo por darle sentido a la situación. Sólo esperaba que

 

Zelo no lo internara en el psiquiátrico.

-¿Él le hizo eso a tu brazo?- Zelo le preguntó mientras señalaba la gasa blanca envuelta alrededor del brazo de Suga.

 

Suga miró su brazo, sorprendido de que se había olvidado de la herida.- No, él no lo hizo, pero lo hizo alguien que él conoce.

-¿Él o alguna otra persona te ha hecho daño de alguna otra manera?

 -No, pero... Suga negó con la cabeza . Ellos son atemorizantes, hombre, quiero decir jodidamente atemorizantes. Tuve que escabullirme para escapar de ellos. Me dijo que nunca podría salir y que yo estaba… —«No, no sigas por allí». Suga miró a Zelo .- Sólo tenía que irme.

 

Entiendo.- Zelo agitó sus manos alrededor del cuarto . -Eres bienvenido a quedarte el tiempo que quieras. No tenemos a ninguna otra persona en el centro por el momento, así que es todo tuyo.

 

-Gracias. Sólo necesito un lugar para dormir un rato. Me siento como si no hubiera dormido en días.

 

-Tómate todo el tiempo que quieras. -Zelo se apartó de la mesa y empezó a caminar hacia el pasillo . -Vamos, te voy a mostrar donde esta el dormitorio. Tranquilamente puedes tomar cualquier cama que desees. También hay duchas si quieres darte un baño.

 

-Por ahora solo quiero dormir, pero a lo mejor mañana tomo una ducha. Dioses, estaba tan cansado.

 

-¿Zaterio? ¡Por favor, respóndeme! Estás en mucho peligro. Sólo quiero asegurarme de que estás a salvo.

 

-¡Joder! -Suga presionó sus manos contra sus sienes cuando la voz de Jin inundó su cabeza. ¿Por qué no lo dejaba con un infierno en paz? Ni siquiera podía pensar sin que Jin se metiera en su cabeza.

Suga, ¿qué sucede? - 

No me deja en paz- murmuró Suga mientras presionaba su cabeza con las palmas . -Él sólo sigue hablándome una y otra vez.

-¿Él sigue hablándote... a ti?

 

Suga levantó la cabeza cuando se dio cuenta de lo que había hecho. «Ah, perfecto». Ahora Zelo pensaría que estaba loco. Quizás lo estaba. Después de todo, oía voces en su cabeza.

 

-¿Está hablando contigo en tu cabeza, Suga?

 

Suga asintió, sabiendo sin la más mínima sombra de duda, que probablemente era la cosa más estúpida que podía hacer. No podía pensar en ninguna otra respuesta para su conducta.

 

Las cejas de Zelo se alzaron. - ¿Justo, ahora?-

 

Suga sentía que su rostro se ruborizaba ante la mirada inquisitiva en los ojos de Zelo.

 

-Algo así.

-¿Escuchas otras voces?

-No, sólo a Jin.

-¿Su nombre es Jin?

 

«¡Mierda!» Quizás debería ponerse una cinta para mantenerla boca cerrada. Estaba cavando un agujero más y más profundo para sí mismo. Pronto estaría en el otro lado del planeta si no dejaba de hablar.

 -¿Desde cuando lo estas escuchando en tu cabeza, Suga?

 

Suga echó un vistazo a su reloj. Um, unas doce horas más o menos, tal vez una hora más. -Estuve inconsciente durante un rato, así que no estoy muy seguro de cuándo comenzó, pero tuvo que ser en algún momento después de salir del trabajo.- «Y de ser atacado por el perro del infierno».

Zelo se quedó pensativo. Él no estaba mirando a Suga como si hubiera perdido el juicio —lo que era muy, muy extraño teniendo en cuenta lo que Suga estaba confesándole. Si los papeles se invirtieran, Suga estaría ordenando una camisa de fuerza ahora mismo para Zelo.

 

Zelo lucía como si estuviera ordenando sus pensamientos y luego caminó de un lado a otro, sus cejas fruncidas mientras veía el suelo y luego miró de nuevo a Suga. -¿Alguna vez has oído hablar de las parejas, Suga? Zelo preguntó.

 

Los ojos de Suga se abrieron aun más, mientras comenzaba a caminar hacia atrás. Su corazón golpeaba con fuerza en su pecho y su garganta se secó. No había una jodida manera de que Zelo supiera sobre las parejas a menos que:- ¡Eres uno de ellos!

 

¿En qué demonios se había metido? Parecía no importar a donde fuera, no estaba seguro. ¿Estarían este tipo de personas en todas partes? ¿Habría algún lugar lo suficientemente seguro para que Suga corriera y se escondiera? Si todo el maldito país se había vuelto loco a Suga no le habían entregado el memorándum.

Tranquilo, Suga -dijo Zelo cuando se giró, sosteniendo sus manos en alto .- No sé de lo que estás hablando, pero no soy un mal tipo. No soy uno de quien sea que sean ellos.

«Infiernos que no lo es».

 

Suga no estaba seguro de adónde podría ir para escapar de la locura. Ya nada le parecía real. Había visto horrores en las últimas doce horas que probablemente le causarían a la mayoría de la gente un infarto. Y todo el mundo lo quería calmado. Eso no iba a suceder. No después de ver a los perros del infierno. Infierno, maldición. Ese lugar se suponía que era un mito. No se suponía que fuera real.

 

Y los demonios...

-¡Aléjate de mí!

 

Zelo dio un paso atrás, pero no se fue. Su expresión era de preocupación, como si estuviera tratando de hablar con un hombre en una cornisa. Y Suga se sentía como si estuviera ahí en este momento. Estaba vacilando entre lo que él creía saber y lo que realmente había a su alrededor.

 

-Te prometí que estarías a salvo aquí, Suga, y sostengo esa promesa. Te juro que nadie va a hacerte daño. Sólo necesito que te calmes y hables conmigo.

 

Suga no sabía en quién confiar. Estaba tan malditamente cansado y harto de huir. Estaba quedándose dormido ahí de pie y sabía que si dejaba este lugar, esa ciudad, no llegaría muy lejos. Aun sabiendo que Zelo era una especie de monstruo como cualquiera de las otras personas con las que se había topado en las últimas doce horas, no podía mantener los ojos abiertos. Probablemente estaba a punto de hacer la pregunta equivocada, pero la adrenalina en Suga se estaba acabando demasiado rápido. Su cabeza comenzó a latir violentamente mientras veía alrededor del centro.

 

-¿Puedo acostarme un momento?- Se preocuparía por las cosas después de haber logrado dormir un poco. Sus ojos ardían, y se tambaleó ligeramente.

 

Por supuesto. -Zelo hizo un gesto con la mano hacia la parte posterior del edificio . -Hay camas allá atrás, y Chen está de guardia. Te prometo que no te pasará nada mientras duermes.

Suga soltó un bufido.- No estaría tan seguro. Las bestias aladas son muy, muy grandes.

La mano de Zelo se quedó en el aire mientras abría la puerta para Suga. -¿Acabas de decir bestias aladas?

 

Suga estaba demasiado cansado para preocuparse por la reacción de sorpresa del hombre. Todo lo que quería hacer era acostarse. Su brazo estaba matándolo, y su dolor de cabeza empeoraba. Quizás cuando rebozara de energía y entusiasmo sería capaz de averiguar qué hacer.

 

Zelo sacó el teléfono del bolsillo, caminando por el pasillo. Suga lo siguió.

 -Jongin, tenemos una situación. 

Eso era un eufemismo.

 

-Tengo a la pareja de una de las bestias aladas aquí -dijo rápidamente al teléfono.

 

Suga vio una hilera de camas y se tumbó en la primera que pudo alcanzar.- No vas a decirle a Jin que estoy aquí, ¿verdad?- Suga preguntó mientras bostezaba. Se quitó los zapatos y apoyó la cabeza sobre la almohada, deseando tener algunos analgésicos para el brazo. Lo estaba matando.

 

No- respondió Zelo, pero no parecía muy seguro de su respuesta.

 -Quien sea con el que hablas adviértele que los perros están detrás de mi y los demonios brimstone.

 

Zelo bajó el teléfono, su boca abierta. Sus cejas arqueadas tan altas que Suga pensaba que iban a salirse de la cara del hombre.- ¡Tienes que estar bromeando!

 

Me gustaría que así fuera- dijo Suga mientras se giraba y cerraba los ojos.

 

-¿Dijo demonios brimstone? Jongin preguntó con asombro.

-Sí- respondió Zelo mientras rápidamente veía a Suga dormido en la cama ,- lo dijo. 

Tengo que llamar a Nam Joon, Zelo- dijo Jongin suavemente pero con firmeza . -Tengo la sensación de que Suga está huyendo porque no entiende lo que es ser pareja, pero no podemos tener a los demonios y a los perros aquí en Villa Kim.

 

No podemos -sostuvo Zelo rápidamente mientras caminaba hacia la parte frontal del centro de recursos, lejos del hombre agotado . -Le prometí que estaría a salvo. No puedes dejar que ese hombre Jin sepa dónde está. Eso iría en contra de todo lo que es este refugio.

 

Cálmate- dijo Jongin y luego suspiró . -Le diré a Nam Joon que no le diga ni una palabra a Jin de donde está Suga, pero su pareja debe estar muy preocupada por él.

 -Eso es cierto. -Pero Zelo no iba a delatar a Suga y a entregarlo al hombre de quien huía. Nunca se lo perdonaría a sí mismo si algo malo le pasara a Suga. El hombre confiaba en él.

 

Zelo se apoyó en la puerta, mirando hacia afuera y vio a su pareja, Yongguk, hablando en voz baja con Chen, una sonrisa iluminaba su rostro mientras conversaban. Dioses, cómo amaba a Yongguk. Zelo sabía que su pareja se volvería absolutamente loco si Zelo se perdiera. Se acercó a la banqueta, viendo hacia el pueblo que dormía, y sabía que no podía permitir que los demonios y los perros invadieran su pequeña comunidad.

No sé qué hacer- confesó.

 -Pase lo que pase, la seguridad de Suga es lo primero. Y lo sabes, Zelo. Pero no puedo tener a nuestra manada amenazada en el proceso.- Jongin suspiró .- Vamos a tener que proteger a ambos. Deja que tu pareja y Chen sepan lo que sucede. Ellos merecen tener la información. Te llamaré si la mierda va al sur.

 

Lo mismo digo- dijo Zelo antes de colgar.

¿Está todo bien, cachorro?- Yongguk le preguntó mientras se inclinaba contra su camioneta, extendiendo sus brazos. Zelo rápidamente se acercó, deslizándose a los brazos de su pareja y al instante se sintió seguro y querido.

Él es la pareja de una bestia alada. -Chen silbó bajo. -¿Qué vas a hacer?

Zelo se encogió de hombros mientras inhalaba el olor de su pareja. Estoy atrapado entre la espada y la pared. No lo voy a entregar al hombre del que está huyendo, pero tengo la sensación de que está huyendo solamente porque él está asustado. Por otro lado, ¿cómo puedo mantener a las parejas separadas?

 

Haz  lo que sea mejor para el hombre- respondió Yongguk . -Nosotros nos encargaremos del resto.

 

Sí, Zelo lo sabía. Pero temía que el precio iba a ser muy alto, si no para Suga, entonces para la familia de Zelo.

 

Sólo rezaba para que no llegaran a eso.

 

 Continuara...

 


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