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STREEPER por juda

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Bastian preparó a Sandra, le dio la chocolatada con masas de membrillo como le gustaban a la niña y le puso la remera con la imagen de Moana que le había comprado.

Bastian conocía los gustos de la pequeña y amaba consentirla. La bocina de un auto indicó que la madre llegaba a buscarla y la pequeña corrió para besarlo. Bastian le acomodó el cabello, se despidió y se fue hasta la cocina porque no quería escuchar la conversación de Alex con Martina. Eran padres de la niña y necesitaban intimidad, aunque odiaba que su hombre conversara con ella.

Le dolía el estómago cada vez que los dejaba solos, pero había sufrido tanto los celos de Javier que había decidido nunca martirizar a nadie con escenas de celos.

Por la ventana vio que Sandra corría al auto e ingresaba y creyó que Martina ya se había ido así que se dirigió al salón, pero antes de entrar la escuchó.

-Todo bien contigo?

-Si, todo bien.

-Sabes que siempre tendrás un lugar entre nosotras, lo sabías?

A Bastian le dolió de nuevo el estómago, espió un poquito, apenitas y la vio cerca de Alex… ¿qué hacía? Parecía acariciarle el rostro y su Alex no se apartaba. Tuvo ganas de vomitar. Le temblaron las manos. No debería ser tan inseguro, por dios, no tenía que ser tan inseguro!!! Se fue hasta la ventana de la cocina y comenzó a contar para controlarse… 1, 2, 3, 4, 5… ¿por qué no se iba ella? ¿Cuándo se iría?

¿Por qué le había dicho que su alex tendría un lugar entre ellas dos? ¿Alex le habría dado a entender a Martina que no estaba bien con él?

Hizo una arcada y casi vomita el desayuno.

La mujer seguía sin abandonar el salón y Bastian tuvo ganas de llorar. Llamó a Raul.

-Bebé! Que suerte que me llamas! Desde que estás de novio con el imbécil ya no me prestas atención.

Silencio.

-Bebé?

-No me siento bien –alcanzó a decir, respirando fuerte.

-Qué pasó?

-Nada, estoy un poco triste, nada más.

-TE HIZO ALGO EL IMBÉCIL? –gritó y sintió el movimiento, evidentemente lo había despertado y Raul se levantaba furioso.

-No, todo está bien con él. Soy yo, me siento triste, pero ya se me pasará. Creo que tenía ganas de escucharte! –dijo mientras veía por la ventana como Martína por fin abandonaba la casa, subía al auto y se iba.

Antes de marcharse la había visto tirarle un beso a Alex.

Apretó con fuerza el teléfono.

-Quieres que vaya a buscarte?

-Si, quiero salir un rato.

Raul no preguntó nada más, cortó la comunicación al instante.

Bastian giró y lo esperó.

A los segundos Alex entró a la cocina, todo sonriente. Puso la cafetera y se le acercó, le acarició el rostro, le besó la nariz y le pasó la lengua por los labios. Bastian no hizo nada pero lo observó atentamente, tenía la marca del labial en la cara… tan cerca de los labios!

No quería hacerle una escena de celos. No quería convertirse en un hombre como Javier… pero, estaba a punto de estallar!!!

-Todo bien? –preguntó Bastian y Alex se alejó sonriente.

-Si, todo en orden.

Lo vio prepararse un café y esperó que fuera más explícito, pero parecía que no daría más detalles.

-Estuviste un rato largo, pasó algo?

Alex lo miró con una sonrisa de costado.

-No pasó nada, amor, ella quería saber cómo me había ido en la empresa, si había conseguido el nuevo cliente.

-Cómo sabía de eso? Se lo contaste?

-Es que tuve que hablarla para conseguir el número del celular de esa empresa, es un contacto que comparto con el negocio de ella, es más, Martina me consiguió ese nombre!

Alex se acercó sonriendo.

-Estás celoso?

-No!

El pelinegro se aproximó más con esa sonrisita de costado que Bastian odiaba y lo agarró por la cintura.

-Me parece que sí estás celoso. –le besó el cuello y Bastian hizo un paso atrás.

-Por qué te dijo que siempre tendrás un lugar entre ellas?

-Bastian, estabas escuchando la conversación? –preguntó levantando una ceja y Bastian retrocedió, avergonzado.

-No, pensé que ella se había ido y cuando me acerqué la escuché.

-Cree que estamos pasando por un mal momento porque le comenté que estaba estresado. –respondió riendo –Es mi amiga, Bastian. Con Martina nos quedó una hermosa amistad –le aclaró acomodándole el cabello y Bastian quiso morir, le dolía el estómago, tenía ganas de llorar, de gritarle que él también servía para que le dijera que estaba estresado, que no era necesario que fuera a decírselo a ella… pero no quería atormentarlo con sus celos.

El timbre sonó y Alex fue a atender.

Abrió la puerta sonriente y apenas lo vio, la sonrisa se le fue a la mierda.

Raul no esperó a que lo invitara a pasar, le pegó un leve empujón. Leve… pero empujón al fin y pasó, mirando hacia todos lados, cuando vio aparecer a su hermano, amigo, ex amante, se apresuró a él, le tomó el rostro con ambas manos y lo obligó a mirarlo.

-Por qué estás así? Pasó algo?

-No! Me siento un poco triste, no pasó nada malo. Supongo que es el día –le dijo en un susurro y el rostro de Raul se aproximó para besarlo pero una mano se interpuso ante los labios de Bastian. Terminó besando la mano e iba a girar para reprochar el gesto cuando Alex lo tomó por los hombros y lo alejó con contundencia.

-Eres el amigo, Raul. A mis amigos yo no me los quiero coger delante de todo el mundo y mucho menos delante de sus novios. Así que empiezas a comportarte como es debido o tu amistad con él se acaba.

Bastian elevó las cejas, había quedado a las espaldas de Alex y veía como Raul mostraba los dientes, a punto de atacar.

-Mi amigo no me puede tomar el rostro pero tu ex, si? –preguntó respirando agitado y Alex volteó a verlo.

-Amor, estuviste espiando?

Bastian no contestó, tenía todas las lágrimas contenidas, cayéndole a cascadas por el rostro. Hizo un puchero inmenso y Raul se tiró sobre él, no le importó que para llegar a ese pucherito tuviera que pasar por sobre las tripas de Alex, se tiró sobre su rostro y le besó el pucherito.

-No llores, bebé. ¿Quieres que lo mate? Me pides que lo mate y lo hago desaparecer –jadeó sobre él, las manos le temblaban de los nervios, odiaba ver llorar a su hermano, amigo, amante del alma.

-RAUL! –gritó Alex e intentó separarlo, pero Bastian hizo algo que lo dejó helado, se aferró a Raul, abrazándolo con fuerza y no permitió que lo sacara de ese hombre pequeño que le estaba dando un poco de paz ante los celos que había experimentado como si tuviese todo los órganos en descomposición y de golpe se diera cuenta del efecto nocivo de sus celos, su inseguridad.

-Quiero irme a tu casa un ratito –le susurró en el oído a Raul y Alex corrió hacia la puerta.

-DE AQUÍ NADIE SE VA HASTA QUE ACLAREMOS TODO ESTO! –gritó aterrado.

Bastian y Alex vivían juntos desde hacía un año y si bien habían tenido sus altibajos, estaban seguros que se amaban y desde que volvieron a reunirse no habían vuelto a separarse. Su ex mujer le había acariciado. Si! Pero había sido una caricia inofensiva, ella siempre intentaba reconquistarlo, pero nade más que él sabía que eso era imposible, amaba a Bastian con toda la fuerza que su ser tenía y nada ni nadie se lo llevaría de su lado. Raul tendría que matarlo y después mandar a exorcizar el lugar porque una vez muerto volvería a atormentarlo por haberle quitado a su niño adorado.

Bastian trabajaba en el hospital pediátrico a tiempo completo y Raul había abandonado el club (Bastian, a escondidas de Alex para evitar celos sin fundamentos, le había puesto un negocio de venta de ropa para streeper y ahora su Raul hermoso se dedicaba a ello).

-Saldré a tomar un café con Raul –gimió Bastian, metido en el cuello de su amigo para que Alex no viera el llanto que lo estaba atormentando.

-No tengo problemas en que vayas con él para tomar lo que quieran, pero primero tenemos que hablar.

-NO HABLARÁ CONTIGO –gritó Raul y estaba por abalanzarse a él cuando Bastian lo detuvo.

Miró a Alex y Alex estaba con los brazos extendidos hacia los costados para evitar que su amor abandonase el cuarto. Alex lo miraba abatido, desesperado, la sonrisita de costado que le mostrara, casi mofándose de sus celos, se le había ido.

-Hablaré con él y nos iremos a tomar el café –le dijo y Alex se aproximó, lo tomó por la cintura y se lo llevó a la habitación.

Ya cuando los vio cruzar al cuarto, con Alex elevando a Bastian y lamiéndolo, mordiéndolo, gimiendo por un perdón, rogando para que no lo abandonase porque no había hecho nada… supo que Bastian tardaría un buen rato en salir de ahí.

Se sentó en un sofá y estaba por ponerse los auriculares para escuchar música porque ya los estaba escuchando gemir cuando el timbre sonó.

-ALEX, HIJO DE PUTA, LA PUERTA!!! –gritó Raul, pero escuchó que Alex seguía pidiendo perdón entre chupeteos y que Bastian gemía fuerte.

No le quedó otra que ir él.

Abrió la puerta y el corazón le saltó en el pecho.

Vio al visitante ampliar los ojos y también lo vio aspirar aire.

Los dos se quedaron mirando, temblando, inesperadamente tímidos.

-Carlos! –susurró Raul y Carlos hizo un paso hacia dentro de la casa, atontado, sin entender su presencia ahí. ¿Hacía cuanto que no lo veía? Tal vez un año! Ya no había vuelto al club desde aquel día en que le dijeron que Raul ya no era bailarín del Rapsodia… para qué volver? Él no iba por los bailes, iba porque aunque sabía que para el bailarín era solo un cliente, para Carlos, Raul era mucho más que un escort.

-Qué haces aquí? –preguntó confundido, con las piernas temblando.

Y Raul señaló el cuarto, también confundido, sin sacarle los ojos de encima.

-Vine a buscar a Bastian, mi amigo quería un café, se peleó con Alex

Quedaron en silencio y se escucharon los casi gritos de los amantes desde el otro lado de la puerta, el crujir de la cama y el golpeteo rabioso del espaldar contra la pared.

Carlos se puso rojo hasta la raíz del cabello y Raul se sintió tremendamente excitado.

-Pero parece que se reconciliaron antes del café –explicó sonriendo, haciendo un paso hacia atrás. Bajando el rostro.

-Te busqué –susurró Carlos y Raul lo miró con los ojos inmensos –Sé que ahora tienes un negocio.

-Por qué nunca fuiste a verme ahí?

-Porque no sabía si me reconocerías?

-Qué?

-Era tu cliente… tu “estimado cliente Carlos”. No sabía si recordarías mi rostro.

Y Raul tragó saliva fuerte cuando lo vio bajar la mirada y jugar con sus dedos.

Él también había querido buscarlo, pero no sabía si Carlos habría querido al menos aceptarle un café. Había sido un streeper, un escort, un hombre de todos!!! Hizo un paso al frente, Carlos levantó la mirada y lo observó. Esperó a ver su reacción, esperó a ver si se alejaba con asco, pero Carlos hizo el otro paso que faltaba y quedó muy cerca de él.

-Te extrañé –se confesó y Raul sonrió, respirando fuerte, no estaba ayudando el ruido que hacían los amantes del otro lado de la puerta.

-Quieres que salgamos a tomar un café? –preguntó Raul intentado no saltarle encima y desnudarlo violentamente.

-Me dijiste que habías venido por Bastian.

Raul giró, miró en dirección a la puerta de la habitación y otra vez miró a Carlos.

-Vos crees que Bastian aún me necesite?

Y los dos rieron.

Carlos suspiró, elevó la mano con los dedos temblando, le acomodó el cabello, le acarició el rostro y suspiró.

-Vamos por ese café.


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