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56. Secretos Silenciados (02) por dayanstyle

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—¿Es jodidamente serio? —Seung Chul gritó cuando envolvió su mano alrededor del cuello de Jin Hwan y lo empujó contra la pared. Los labios del hombre estaban tensos, y sus ojos tenían un salvaje brillo y estaban desenfocados—. ¿Sales a una cita con un chico? ¡Sabía que trabajar en una florería te convertirá en un jodido marica! —Su mano lo apretó más fuerte y luego Seung Chul de repente lo dejó en libertad.

—¡Por  lo  menos  tengo  un  trabajo!  —Jin Hwan gritó, negándose a dejar que su tío lo reprendiera. Él también tenía ganas de frotar el dolor en el cuello, pero no le daría a Seung Chul ese placer—. Tú sólo estás sentado aquí en tu perezoso culo…

Jin Hwan voló a través de la sala cuando su tío lo golpeó en la mandíbula. Chocó contra la pared y vio estrellas. Estaba aterrorizado de que Seung Chul le hubiera tumbado algunos dientes.

—¿Te crecieron bolas al estar colgado de ese gran marica? —Seung Chul gritó mientras se abalanzaba hacia Jin Hwan—. Entonces vamos a ver el tamaño real de tus bolas. —Tomó a Jin Hwan de la parte del frente de su camisa y lo lanzó contra los libreros.

Jin Hwan sintió que algo se quebraba en su espalda.

—No vuelvas a cuestionar mi hombría —Seung Chul dijo mientras movía la pierna y pateaba a Jin Hwan en las costillas.

Algo se rompió.

 

—Sólo porque no pueda encontrar trabajo no quiere decir que no soy un hombre. —Seung Chul lo pateó de nuevo. Esta vez el maldito dolor estuvo cerca de hacer que Jin Hwan perdiera el conocimiento. Se dio la vuelta, sintiendo como si fuera a vomitar.

Lo único por lo que rezaba ahora era para que Seung Chul se detuviera. Jin Hwan sabía que no podía vencer a su tío. El hombre era tres veces el tamaño de Jin Hwan. Hizo lo único que podía hacer para protegerse y fue quedarse quieto y esperar que Seung Chul hubiera terminado con él. Tanto como quería cambiar, Jin Hwan lo sabía bien. Cuando Seung Chul estaba con una rabia como esta, cambiar sólo provocaría al hombre. Vería el cambio de Jin Hwan como un desafío, incluso si Jin Hwan sólo cambiara para sanar.

Él ya estaba siendo más lastimado de lo posible. No había manera de que Jin Hwan fuera a hacer algo que empeorara diez veces la situación. No quería que las cosas se volvieran en una paliza en toda regla.

Seung Chul señaló con su dedo a Jin Hwan, su cara manchada de rabia. —Si te veo con Jun Hoe de nuevo, te mataré. —Su tío se alejó en dirección a la cocina.

Jin Hwan no estaba seguro de lo que estaba haciendo, pero sabía que tenía que escapar. Empujó su cuerpo para ponerse de pie, se dirigió hacia la puerta, ignorando el dolor en su cuerpo mientras corría escaleras abajo y afuera. Tenía que encontrar un lugar seguro para poder cambiar y sanar.

Se tambaleó una cuadra más, su vista iba y venía mientras su cuerpo se sentía como si estuviera tratando de apagarse. Jin Hwan retuvo las lágrimas de agonía, negándose a llorar y dejar que su tío venciera. Lo único que era peor que cambiar frente a su tío era derramar lágrimas. Seung Chul odiaba que Jin Hwan llorara y le hacía pagar por ello cada vez que no podía evitar que las lágrimas cayeran.

Así que había aprendido a sufrir en silencio.

 

Cuando por fin levantó la mirada, se encontró de nuevo en el cine. Ese no era un buen lugar para cambiar, pero la mente de Jin Hwan estaba volviéndose borrosa. Tenía que acostarse. Al llegar a la manija de la puerta, la mente de Jin Hwan cayó y se tambaleó hacia atrás, cayendo al suelo.

 

Su cuerpo explotó de dolor y Jin Hwan no podía dejar de aullar.

 

—Oh, Dios —dijo un hombre mientras salía del cine y luego corría hacia Jin Hwan. Lo siguiente que Jin Hwan supo era que el chico estaba gritando para que alguien llamara a una ambulancia.

«Era demasiado para cambiar». Había una pequeña multitud reunida en torno al extraño que estaba arrodillado a su lado. Ahora que los residentes humanos lo habían visto, iba a tener que quedarse en su forma humana y sufrir el dolor.

No era fácil. Todo lo que Jin Hwan quería hacer era cambiar. Tenía que luchar contra el cambio con dientes y uñas. No había manera de que pudiera permitir que su lobo saliera libre cuando tantos humanos estaban alrededor.

—Todo va a estar bien —decía el hombre cuando Jin Hwan oyó el sonido de una ambulancia que se acercaba en el fondo, lamentándose por la ciudad y atrayendo tanta atención no deseada a su situación—. No, mantente acostado —dijo el hombre empujando suavemente el hombro de Jin Hwan cuando trató de levantarse y escapar—. No sabes cuán lastimado estás.

«Todo».

 

Jin Hwan estaba avergonzado y agradecido cuando la ambulancia se detuvo y los paramédicos comenzaron a evaluarlo.  Sólo  quería  que  el  dolor  desapareciera...  y la gente. No era así como tenía la intención de conocer a los residentes.

Los paramédicos levantaron suavemente a Jin Hwan a la camilla y lo llevaron a la parte trasera de la ambulancia. Estaba agradecido como el infierno cuando finalmente las puertas se cerraron, impidiendo que los curiosos que murmuraban unos a otro lo vieran.

El viaje no fue largo, y luego Jin Hwan se encontró en el hospital y le estaban tomando radiografías.

—Hola. —Un médico entró y cerró la puerta después de que Jin Hwan fuera colocado en una sala del hospital—. Soy el doctor Grainne.

Jin Hwan le dio una sonrisa vacilante, deseando estar en cualquier parte menos aquí y luego las preguntas comenzaron.

El médico lo miraba fijo por encima de la tabla mientras preguntaba: —¿Te acuerdas de lo que sucedió?

«Sí, mi tío me golpeó». —Yo… —Jin Hwan quería decirle finalmente a alguien lo que estaba pasando, para dar voz a sus secretos silenciados. Estaban comiéndolo vivo y Jin Hwan sólo quería que su tío se fuera, que lo dejara solo por el resto su vida. Nadie debería tener que vivir de la manera que él lo hacía. Pero antes de que pudiera decir una palabra, su tío entró en la habitación, la indignación desfigurando su rostro.

«Que empiece la acción».

 

—Buen Dios —su tío exclamó con falsa preocupación—. Un testigo me dijo que fuiste asaltado, pero no tenía idea de que fuera tan malo.

Y así, la historia fue presentada al doctor, Jin Hwan sólo asintiendo —y sintiendo como si se estuviera marchitando en el interior— mientras su tío fabricaba un cuento que el médico creía. Y en ese momento, Jin Hwan sabía que temía a Seung Chul más de lo que quería que la verdad fuera conocida. Tener a un hombre tres veces su tamaño que le decía que iba a terminar el trabajo si Jin Hwan decía una palabra de lo que estaba pasando, hacía que Jin Hwan nunca dijera una palabra.

Y continuaba el abuso.

 

Por mucho que quisiera confiar en el médico, Jin Hwan sabía que tenía las manos atadas. Seung Chul le haría pagar si hablaba, y su mayor temor era que si Seung Chul se enfurecía lo suficiente porque alguien supiera lo que estaba haciendo el hombre iba a matarlo.

—Descansa mientras voy a ver tus radiografías —dijo el doctor mientras palmeaba la pierna de Jin Hwan.

Quería pedirle al hombre que se llevara a Seung Chul con él. Jin Hwan no quería estar a solas con su tío. Él era el último hombre que Jin Hwan quería ver.

Cuando la puerta se cerró, su tío se giró hacia él. El monitor de ritmo cardíaco comenzó a sonar furiosamente, diciendo todo lo que ese hombre lo asustaba. —Será mejor que no digas una palabra. —Y luego su tío salió de la habitación con una mirada de preocupación en su rostro, como si estuviera realmente preocupado por Jin Hwan.

La enfermera asomó la cabeza en la habitación. — ¿Está todo bien?

 

Jin Hwan se limitó a asentir. Eso fue todo lo que hizo. Sólo asentir. Pero en su interior, estaba gritando para que alguien lo salvara. Rogaba en silencio que la gente viera que su tío era un verdadero monstruo.

Pero la enfermera sólo sonrió y lo dejó solo. Y así era como estaba: solo. No tenía otra familia. No tenía a nadie en quien pudiera confiar su feo secreto. Todo lo que tenía era a Seung Chul, el hombre que estaba destruyendo el mundo de Jin Hwan golpeándolo en cada momento.

Se quedó ahí, mirando el techo, preguntándose cómo podía salir de este lío. Tenía que haber una manera de escapar de su tío sin que Seung Chul fuera tras él. El hombre no iba a permitir que Jin Hwan se escapara tan fácilmente. No cuando Jin Hwan cuidaba tan bien de su tío. No cuando Jin Hwan se estaba matando trabajando para mantener al bastardo perezoso.

Él había tratado de conseguir su propio lugar un par de veces antes, sobra decir que su tío siempre lo encontraba y hacía que Jin Hwan pagara por tratar de deshacerse del saco de basura. La desesperanza lo inundó al saber que no iba a escapar de Seung Chul y su abuso.

Cuando la puerta se abrió de nuevo, Jin Hwan se puso tenso, pensando que Seung Chul estaba regresando. Se sorprendió hasta su núcleo cuando vio a Jun Hoe entrar ¿Cómo infiernos hizo el chico para saber que estaba aquí?

Jun Hoe era su pareja, pero Jin Hwan no estaba seguro que decirle al hombre lo que estaba sucediendo fuera una sabia idea. Él no era tan tonto como para creer que Jun Hoe montaría en su caballo blanco y lo salvaría.

Infiernos, ayer el hombre había actuado como si estuviera molesto con Jin Hwan y sus coqueteos. ¿Por qué lo ayudaría con un problema tan personal?

No, Jin Hwan no podía decir una palabra. Pero estaba contento de ver al hombre, aunque Jin Hwan no quería que Jun Hoe lo viera de esta manera.

Abrió la boca para preguntar a Jun Hoe cómo sabía que estaba en el hospital, pero luego su tío volvió a entrar en la habitación.  Parecía   que   Seung Chul   estaba   manteniendo una estrecha vigilancia sobre él, observándolo y asegurándose de que Jin Hwan se pegara a la mentira.

—¿Los reconociste? —preguntó Jun Hoe. Obviamente alguien le dijo a Jun Hoe la historia inventada de que él fue asaltado.

Su mano se estremeció con el deseo de señalar a su tío y gritar que él era el que le había hecho todo esto. En cambio, bajó la cabeza, avergonzado. —No.

Su agresor se encontraba allí, en la habitación con él. Aunque Jun Hoe era un hombre grande, al igual que Seung Chul. Seung Chul era un shifter. Jun Hoe no lo era. Jin Hwan no podía involucrar a su pareja en esto. Seung Chul mataría a Jun Hoe. Él no podía vivir con ese conocimiento.

Vio la ira brillar en los ojos de Seung Chul, una promesa que nadie más veía. Jun Hoe estaba aquí. Seung Chul no quería un sobrino gay. Pero Jin Hwan sabía que era más que eso. Si salía con Jun Hoe

—porque no había manera de que Jin Hwan le dijera a su tío que el humano era su pareja—, entonces había una posibilidad real de que Jin Hwan se fuera.

Su tío estaba protegiendo su pequeña inversión. Si Jin Hwan se iba, eso significaría que Seung Chul tendría que buscar un trabajo de verdad, no sólo actuar como si estuviera buscando.

Jun Hoe tomó una de las sillas de plástico y la movió más cerca de la cama, tomando asiento. Esa acción le dijo a Seung Chul que Jun Hoe no iba a irse en algún momento pronto. Pero ¿qué podía decir Seung Chul? Si él protestaba, podría dejar ver al hombre lo que realmente era.

Seung Chul nunca dejaría que nadie más que Jin Hwan viera ese monstruo oscuro y feo.

La enfermera entró, sonriendo a todo el mundo. —El médico indicó medicamentos para el dolor.

Jin Hwan quería decirle que no le haría ningún bien. Él era un shifter. Los medicamentos se quemarían en su sistema rápidamente. Pero no podía decirle eso.

Él asintió. Siempre asentía.

—Te sentirás mejor en un minuto —Jun Hoe lo tranquilizó. Jin Hwan se dio cuenta de que la preocupación de Jun Hoe era genuina. No la falsa de su tío.

El doctor Grainne entró de nuevo con una hoja en su mano. —Tengo tus resultados. —Miró a Seung Chul y Jun Hoe—. ¿Puedo hablar delante de ellos? —Jin Hwan quería gritar que su tío se fuera con una jodida de su habitación, pero sabía que la única manera de mantener a Jun Hoe a su lado era permitir que su tío se quedara.

—Quizás su amigo deba esperar afuera —dijo el tío Seung Chul con una sonrisa galardonada, que decía que le agradaba Jun Hoe, pero esto era un asunto de familia. Si Jun Hoe supiera cuán falso era realmente ese hombre…

—Él está bien —dijo Jin Hwan, haciendo su mejor esfuerzo para controlar sus emociones y no hacer que el monitor del corazón delatara lo asustado que estaba. No quería ir en contra su tío, pero sentía a Jun Hoe como su tabla de salvación. No quería que el hombre se fuera.

—Los rayos X mostraron dos costillas rotas y tu bazo lastimado.

Lo que preocupaba a Jin Hwan más era que el médico revisara sus análisis de sangre. Si él lo ordenó, el tipo de laboratorio descubriría su anormalidad en la sangre. Jin Hwan no estaba  seguro  de  qué  hacer al  respecto. Estaba  en  una ciudad llena de shifters. Tenía que haber precauciones que los wereanimales tomaran.

La puerta se abrió de nuevo. Su habitación se estaba convirtiendo en un circo. Otro doctor entró —Doctor Grainne—saludó con una inclinación de cabeza.

 

—Doctor Kim —contestó el Dr. Grainne.

—Lamento que hayas tenido que tomar mi caso. Se me hizo tarde.

El doctor Grainne parecía confundido. —Pero ni siquiera estabas programado.

Jin Hwan vio cómo el doctor Kim giraba las palabras mágicas ante el otro doctor hasta que el doctor Grainne saliera de la habitación, dejando el expediente con el doctor Kim.

¿Y quién era este tipo?

 

—Tengo que hablar con mi paciente, a solas. —El doctor Kim miró a Seung Chul y Jun Hoe.

Jun Hoe se levantó y caminó hacia la puerta. —Voy a estar afuera.

El tío Seung Chul miró a Jin Hwan cuando nadie estaba viendo y le dio una mirada de advertencia. —Igual yo —dijo amablemente mientras le daba a la pierna de Jin Hwan unas suaves palmaditas.

Jin Hwan no estaba seguro de lo que el doctor quería, pero estuvo malditamente cerca de rogarle a Jun Hoe que se quedara. No quería que su tío le dijera algo a su pareja en el pasillo que hiciera que Jun Hoe lo dejara.

—Está bien, detuve el trabajo del laboratorio y tomé todas tus radiografías.

Jin Hwan parpadeó hacia el doctor.

 

—Yo trabajo con criaturas paranormales. En realidad soy pareja de un lobo gris. La próxima vez que te encuentres en el hospital, que espero no sea en algún momento en el futuro cercano, sólo pregunta por mí o el doctor Bae Yong Joon.

—Bien. —Esto era muy extraño.

—Desafortunadamente, demasiadas personas te han visto herido. No puedes cambiar y sanar en este momento. — El médico sacó una jeringuilla del bolsillo y el monitor del corazón comenzó a sonar violentamente—. Cálmate. Este es un sedante diseñado expresamente para los no humanos. Funcionará mejor que lo que la enfermera te dio, y tu sistema no lo quema tan rápidamente.

—Gracias —dijo Jin Hwan aturdido. Todo lo que quería hacer era salir de aquí y cambiar para poder sanar. No le hacía falta toda esta no deseada atención. Seguro que no quería ver a Seung Chul regresar aquí.

—¿Es el gran hombre tu pareja? —El doctor Kim preguntó mientras guardaba la jeringa en su bolsillo. Comenzó a escribir en el expediente, pero Jin Hwan podía decir que estaba esperando una respuesta.

—Sí —admitió. Se sentía bien al decir la verdad en un mar de mentiras. El doctor Kim de alguna manera lo hacía fácil. Jin Hwan quería decirle todo. Se sentía seguro con el médico. Pero él lo sabía bien. Sentirse seguro no era lo mismo que estar realmente seguro—. Pero no le he dicho a mi tío.

—Te guardaré el secreto. —El doctor Kim sonrió—. Pero voy a darte de alta y tú y tu tío pueden…

—¿Me puedo ir con Jun Hoe? —Jin Hwan interrumpió:

—Me han dicho que tu pareja es humano. ¿Cómo vas a ser capaz de cambiar y curarte con él por ahí? ¿Le has dicho que eres un werelobo?

No, no lo había hecho. Pero con Jun Hoe estaba a salvo. Con Seung Chul no lo estaba. —Sí. —Se sintió muy mal por mentirle al buen doctor, pero no podía dejar que el hombre lo diera de alta y lo mandara con la persona que lo había puesto aquí en primer lugar.

Seung Chul iba a estar enojado.

 

El monitor de corazón comenzó a sonar más rápido.

—La medicina debe de estar afectándote. —El doctor Kim confundió la ansiedad de Jin Hwan con los medicamentos—. A veces hace que el corazón se acelere antes de hacer efecto. —El médico miró a los ojos a Jin Hwan y luego guardó la pluma—. ¿Cómo te sientes?

«Desesperado».

 

—Bien.

 

—Vas a tener que permanecer aquí toda la noche para mantener la historia, pero voy a darte de alta con tu pareja a primera hora de mañana.

Jin Hwan asintió, preguntándose cómo Seung Chul iba a tomar la noticia de que iba a quedarse en casa de Jun Hoe.

También se preguntaba cómo Jun Hoe iba a manejar la noticia de que llevaría a Jin Hwan a su casa.

Se dio la vuelta en la cama, cerrando los ojos y deseando tener una vida diferente.

 

 

 

Jun Hoe estaba en el pasillo, escuchando al tío de Jin Hwan hablar con la policía. No podía entender cómo Jin Hwan podría haber sido asaltado cuando Jun Hoe lo había dejado en su apartamento. No tenía ningún sentido para él. HeeChul le había llamado, diciéndole a Jun Hoe que Jin Hwan había sido llevado al hospital.

No dijo por qué.

 

Al entrar en la habitación y ver al pequeño hombre magullado y maltratado había hecho hervir de rabia el interior de Jun Hoe. No creía la historia de que Jin Hwan fuera asaltado. Jun Hoe sabía en sus entrañas que su abusador había hecho esto. Estaba más que decidido a descubrir quién era el hijo de puta.

Jun Hoe se giró cuando el doctor salió de la habitación. — ¿Cómo está?

Jun Hoe podía ver al tío entrecerrar los ojos hacía ellos, pero los policías seguían hablando con el hombre. Él le informaría al tío de Jin Hwan cuando terminara.

—Tu pareja está descansando cómodamente. Le di una dosis de medicamento que le ayudarán.

«¿Su qué?»

 

—Puesto que no puede cambiar en este momento, tiene que pasar aquí la noche. Pero mañana lo daré de alta bajo tu cuidado. Así que llévalo a casa y déjalo cambiar. No sé cuánto Jin Hwan te ha explicado de los werelobos, pero necesita al menos doce horas seguidas de descanso en su forma de lobo.

Jun Hoe sólo parpadeó ante el hombre. No estaba muy seguro de qué hacer con esta conversación. El hombre no parecía loco. Parecía un buen doctor. Pero estaba parado aquí diciéndole a Jun Hoe sobre los lobos. ¿Qué jodidos tenían que ver los lobos con Jin Hwan?

Quizás el médico se golpeó la cabeza en la habitación.

 

Jun Hoe sacudió la cabeza lentamente hacia un lado y otro. —Lo siento, ¿qué dijiste?

El doctor Kim miró a Jun Hoe, y luego parecía que todo el color había desaparecido de la cara del tipo. — Mierda, no te lo dijo, ¿verdad?

—¿Decirme que? —preguntó Jun Hoe.

 

El doctor Kim agarró a Jun Hoe por el codo mientras miraba alrededor. —Entra aquí. —Normalmente, Jun Hoe se habría enojado si alguien lo tratara de esa manera, pero siguió al doctor Kim que casi lo empujaba a la habitación de Jin Hwan.

—Me mentiste —el doctor Kim le dijo con enojo a Jin Hwan.

Cuando Jun Hoe miró hacia la cama, vio que Jin Hwan estaba inconsciente. El médico debió haberse dado cuenta de eso después de su declaración porque sus labios eran una línea tensa. —¿Sobre qué te mintió?

—Esto no es parte de mi trabajo —dijo el doctor mientras dejaba el expediente—. Maldición. ¿Por qué me mintió sobre algo tan serio?

—¿Quieres decirme sobre qué te mintió? —Jun Hoe preguntó con impaciencia. Quería regresar a toda esa cosa del lobo. ¿Qué fue exactamente lo que el médico quiso decir acerca de que Jin Hwan  cambiara?

—Jin Hwan es un shifter lobo y tú eres su pareja. Yo realmente odio tener que decírtelo de esta manera.

Jun Hoe miró a la cama y luego al médico. —Está  bien, ¿es este uno de esos extraños espectáculos donde todos se van a reír en un minuto? —¿Por qué el doctor no se estaba riendo? ¿Dónde estaban las cámaras escondidas? Jun Hoe comenzó a mirar alrededor de la habitación. Incluso buscó en el pequeño cuarto de baño, pero no había una cámara en ningún lado—. Por favor no me digas que crees esa mierda que me acabas de decir —dijo Jun Hoe mirando la seria expresión del doctor—. Porque si crees que mi amigo es un hombre que puede transformarse en un lobo, a lo mejor tú eres el que tiene que estar acostado en la cama.

—Cuando se ponga mejor, voy a estrangularlo —el doctor Kim murmuró mientras se acercaba a la cama—. En primer lugar, él es tu pareja. Estoy muy, muy seguro de que puedes imaginar lo que eso significa.

Pero Jun Hoe no quería darse cuenta de eso. Quería saber quién dejó que un médico loco ejerciera.

—Está inconsciente, lo que significa que sus reflejos son instintivos. Mira.

Jun Hoe se acercó a la cama, asegurándose que el doctor no lastimara a Jin Hwan. El doctor Kim levantó el brazo de Jin Hwan, sujetándolo por la muñeca y jaló las uñas del hombre, duro.

—¿Qué estás haciendo? —Jun Hoe preguntó con un gruñido—. ¿No crees que está lo suficiente herido?

Cuando el doctor jaló con más fuerza, Jun Hoe vio uñas largas y negras crecer en el lugar de las uñas normales. Saltó hacia atrás, golpeando la pequeña mesa. —¿Qué infiernos?

—Esto es exactamente por lo que esto no es parte de mi trabajo. Él puede cambiar, Jun Hoe. Terminemos con eso. Necesita que lo lleves a casa para que pueda convertirse a su forma de lobo y sanar.

 

¿El doctor quería que hiciera qué?

Levantó la cabeza cuando la puerta se abrió. Era HeeChul.

El tipo miró la mano de Jin Hwan y luego a Jun Hoe. —Oh, mierda.

—Exactamente —dijo el doctor Kim—. Puedes terminar de contarle a Jin Hwan. —El médico salió, aun viéndose enojado.

—Entonces —dijo HeeChul mientras metía sus manos a la espalda y miraba a todas partes, menos a Jun Hoe—. Supongo que ahora lo sabes.

—¿Eres…?

—No, yo soy humano, como tú. Pero estoy acoplado a un lobo Timber.

Jun Hoe tragó mientras miraba de HeeChul a Jin Hwan. El chico parecía tan indefenso mientras dormía. Se veía tan jodidamente humano. Quizás fue Jun Hoe quien se había golpeado la cabeza y estaba alucinando todo eso.

Un policía entró al cuarto, mirando a Jun Hoe. —Tiene que salir de la habitación, señor.

Jun Hoe tenía un mal presentimiento sobre esto. —¿Para qué?

—Por favor, señor, salga de la habitación.

—¿Qué ha hecho? —preguntó HeeChul.

—Esto no es asunto tuyo —dijo uno de los policías mientras miraba a HeeChul y luego a Jun Hoe.

Sabiendo que estaba cometiendo un gran error, Jun Hoe salió y fue inmediatamente esposado. —¿Qué jodidos sucede?

—Estás bajo arresto por asalto y agresión.

—¿Creen que lo hice? —Jun Hoe gritó mientras trataba de liberarse, pero los policías ya lo habían esposado. No había mucho que pudiera hacer.

HeeChul estaba de pie fuera de la habitación, con los ojos entrecerrados.

—Jun Hoe no lastimó a Jin Hwan.

—De acuerdo con un testigo, fue él quien agredió al señor Kim. —El policía jaló a Jun Hoe más cerca—. ¿Visitando a tu víctima para asegurarte de que no te delate?

—¿Cuál testigo? —Jun Hoe gruñó—. ¡Dile que me acuse en mi cara! —No podía creer que estaba siendo arrestado por esto. Infiernos, él estaba tratando de averiguar quién estaba lastimando a Jin Hwan. Esto era una mierda.

—No te preocupes —dijo HeeChul mientras la policía se lo llevaba por el pasillo—. Te voy a sacar.

Jun Hoe no iba a esperar sosteniendo la respiración. HeeChul era un chico bastante agradable, pero dudaba que el hombre tuviera dinero para pagar su fianza. También necesitaba un buen abogado. Él se estaba estableciendo. Jun Hoe tenía testigos que podían decirle a la policía dónde estaba en el momento en que Jin Hwan había sido asaltado. Sus dos empleados estaban con él en el Pit.

Simplemente no podía entender por qué alguien lo acusaba de un crimen. Alguien lo quería fuera y Jun Hoe iba a descubrir quién era ese alguien.

—Crees que porque eres grande puedes golpear a cualquier persona que desees, ¿verdad? —preguntó el policía mientras sacaba a Jun Hoe del hospital hacia la patrulla que esperaba.

—Yo no he tocado a nadie.

 

Jun Hoe levantó la vista cuando oyó el sonido de una motocicleta rugir a través del aire. Tenía un elegante diseño y una fabricación fuerte, entró en el estacionamiento y una figura alta vestida de piel la montaba.

Esperen… Jun Hoe conocía a ese tipo. Aunque el desconocido llevaba un casco, no había duda para nadie de que el tipo era Kim Jongin.

—Mierda, ¿qué está haciendo aquí? —uno de los policías murmuró—. Me duele la cabeza cada vez que viene alrededor.

«Qué cosa más extraña dijo».

 

Jongin estacionó su motocicleta justo frente a la patrulla y apagó el motor, quitándose el casco. —Sólo venía a verte —dijo, mirando directamente a Jun Hoe.

—Está siendo arrestado por agredir al señor Kim Jin Hwan — dijo el policía que parecía no agradarle Jongin.

—Puedo ver eso —respondió Jongin—. La pregunta es: ¿por qué?

Jun Hoe no estaba seguro de lo que estaba pasando, pero seguro como el infierno que esperaba que Jongin lo sacara de esto.

HeeChul salió caminando del hospital, deteniéndose junto a Jongin. —Ellos están arrestando a Jun Hoe porque dicen que fue quien lastimó a Jin Hwan.

¿Jongin era la ayuda de HeeChul? ¿En serio? Quizás debería de darle una oportunidad después de todo.

—Contamos con una declaración de un testigo  —dijo el policía mientras trataba de empujar a Jun Hoe a la parte trasera del carro. No, él no iba a entrar. «Al infierno con eso». Él no había hecho nada malo. De lo único que iban a acusarlo era de resistirse al arresto.

—Quítenle las esposas —dijo Jongin.

—¿Qué? —preguntó el policía—. ¿Lo dices en serio?

—Déjenlo a mi cuidado.

 

El policía negó con la cabeza. —Tengo que registrarlo primero.

Jun Hoe sintió la boca seca cuando Jongin se bajó de su motocicleta y se enderezó en toda su altura. El tipo era amenazador como el infierno. Sus cejas se juntaron en una mueca amenazadora y un lado de su boca se curvó hacia arriba. —Dije que lo dejaran en libertad.

—No puedes interferir así —sostuvo el policía—. Podrás ser el alcalde, pero ¿desde cuándo actúas como tal?

«¡Ouch!» Jun Hoe estaba seguro de que Jongin iba a golpear al tipo. En lugar de eso, se veía un poco culpable.

«Mierda». No se suponía que se viera culpable. El hombre se suponía que debía sacar a Jun Hoe de este lío.

—Está bien, llévenlo a la estación. Lo voy a sacar de este lio desde ahí.

Sabiendo que Jongin estaba de su lado, Jun Hoe dejó que los policías lo metieron en el asiento trasero. Sólo esperaba como el infierno que el alcalde en realidad lo pudiera sacar de este lío. De lo contrario, estaba jodido.

 

continuará...

 

 


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