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56. Secretos Silenciados (02) por dayanstyle

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Jun Hoe se sentó en una silla de cuero, al otro lado del escritorio de Jongin, haciendo todo lo posible para absorber lo que el alcalde —esperen, Jongin se había llamado a sí mismo Alfa—, estaba diciéndole. —Mira, me agrada Jin Hwan. Él es un tipo muy agradable, pero ¿estás sentado ahí diciéndome que es mi destino?

Jongin no sólo había conseguido liberar a Jun Hoe sino que todos los cargos habían sido retirados. Jun Hoe estaría en deuda con el hombre por siempre. Pero aún no sabía quién lo había acusado de lastimar a Jin Hwan.

—Tu destino, pareja, tu otra mitad, llámalo como quieras —Jongin dijo mientras se sentaba de nuevo, subiendo sus botas al escritorio. El hombre seguro que no estaba actuando como cualquier alcalde que Jun Hoe hubiera conocido antes.

—Entonces, ¿el destino lo escogió para mí? Jongin asintió.

Jun Hoe miró a HeeChul, que estaba sentado en un sofá de cuero. El chico se veía demasiado relajado. Jun Hoe se giró. — Todos ustedes están jodidamente locos.

—¿Estás negando a tu pareja? —preguntó Jongin.

La pregunta fue hecha con calma, pero Jun Hoe podía ver el borde letal en los ojos de color gris claro del hombre. — Bueno, no, pero…

—¿Entonces, cuál es el problema?

 

Jun Hoe se dejó caer en su silla, frotándose la cara con las manos. —Mira, yo vine aquí para empezar de nuevo. Todo lo que quería hacer era abrir mi propio negocio y vivir una vida tranquila.

—Chico, elegiste el lugar equivocado —murmuró HeeChul.

—Inicias tu propio negocio —dijo Jongin mientras se acariciaba su labio inferior—. Y tienes un nuevo comienzo.

—Sí, pero...

 

—Aún no veo el problema —dijo Jongin—. Jin Hwan es tu pareja. Dices que no lo estás negando, ¿cuál es el problema?

—Estás sentado allí diciendo que él… que son lobos. ¿Y crees que se supone que lo acepte?

Jongin asintió.

 

Maldición, el hombre realmente no esperaba que Jun Hoe simplemente lo aceptara. Pensó en Jin Hwan, su sonrisa, la forma en que se sonrojaba tan fácilmente, y la forma en que tropezaba con sus palabras. No podía ver al chico como un  feroz depredador.

—Bien, él es un lobo. ¿Puedo irme ahora? —Jun Hoe preguntó mientras se levantaba.

—El doctor Kim quiere dar de alta a Jin Hwan bajo tu cuidado —dijo Jongin, aún con su relajada postura—. ¿Vas a llevarlo a casa?

¿Lo haría? En realidad ni siquiera conocía al chico. Habían tenido una maldita cita. Ni siquiera sabía el apellido de Jin Hwan hasta que los policías lo dijeron. Todo estaba sucediendo   demasiado   rápido.   Él   se   había propuesto encontrar al abusador de Jin Hwan, y ahora estaba siendo nombrado tutor del chico. —Por supuesto.

Jun Hoe se contuvo de dar un paso atrás cuando Jongin se levantó lentamente, apretando los puños en la madera de caoba de la mesa.

—Jódelo más y no te gustarán los resultados.

—Estás torciéndome el brazo para que lo lleve a  casa —argumentó Jun Hoe, cansado de toda esta mierda—. Como he dicho, Jin Hwan es un hombre agradable.

—Conócelo —dijo Jongin con un pequeño gruñido— . Sin embargo, es mejor que tengas un buen maldito cuidado. Alguien le está haciendo daño. Jin Hwan está en mi pueblo, a mi cargo como shifter. No me gusta ver a ninguno de los miembros de mi manada lastimado. Voy a averiguar quién le está haciendo daño, pero te pido que lo mantengas a salvo.

«Cuando lo pone de esa manera...» —Está bien.

En realidad no tenía problemas en atender a Jin Hwan, pero a Jun Hoe no le gustaba ser intimidado para que hiciera algo. Si Jongin se lo hubiera pedido amablemente en vez de ordenarle, ellos ni siquiera estarían teniendo esta conversación.

Bueno, excepto por el asunto del lobo. Y de que era su pareja.

—Voy a estar en el hospital por la mañana —dijo Jun Hoe mientras salía de la oficina de Jongin. HeeChul rápidamente lo alcanzó.

—¿Es tan malo tener a Jin Hwan como pareja?

—No —respondió con sinceridad—. Es sólo que no me gusta ser forzado a nada.

—El destino decide…

 

—No es eso. Quiero decir, Jongin me dice que cuide a Jin Hwan. Lo habría hecho sin que me lo dijera, pero podría al menos haberme preguntado.

HeeChul se carcajeó. Jun Hoe no lo encontró divertido.

 

—Amigo, si estás esperando una invitación por escrito, tendrás que esperar un tiempo muy largo. —HeeChul tomó el brazo de Jun Hoe impidiéndole caminar—. Pero como puedes ver, él cuida de nosotros, él ahora te considera uno de nosotros porque eres pareja de Jin Hwan. No jodas con eso.

Todo el mundo estaba advirtiéndole a Jun Hoe que no arruinara esto, pero nadie se detuvo a pensar en cómo se sentía con todo esto. Jun Hoe iba a tomar esta noche para pensar las cosas.

Y si llegaba a la conclusión de que no podía controlar lo que estaba pasando, no sólo no iba a llegar al hospital, sino dejaría al Alfa… y al pueblo.

 

 

—¿Qué quieres decir con que te hiciste cargo del problema? —Jin Hwan le preguntó a su tío, aterrado de que Seung Chul hubiera de alguna manera lastimado o matado a Jun Hoe. Su corazón estaba en su estómago mientras miraba horrorizado al hombre. Todos los posibles tipos de escenarios de pesadilla estaban en su cabeza.

—Tu novio fue arrestado por golpearte. Si contradices mi historia, me aseguraré de que no estés en el hospital sino bajo tierra —dijo Seung Chul, sus palabras heladas.

 

—¿Por qué? —Jin Hwan preguntó antes de que pudiera detener las palabras. Ya sabía por qué. Seung Chul estaba mal, hasta su núcleo. El hombre quería vivir de Jin Hwan y no iba a permitir que nadie se lo llevara y arruinara su estilo de vida de gorronear y pereza. Jun Hoe era una amenaza directa a la vida perezosa de Seung Chul. Pero hacer que un hombre fuera detenido por algo que no hizo era demasiado para Jin Hwan. Tenía que encontrar una manera de conseguir que Jun Hoe estuviera fuera de esto. Seung Chul sólo podría matarlo, pero Jin Hwan no iba a sentarse y ver que su pareja fuera culpado por algo de lo que era inocente.

—Porque no voy a tener un sobrino gay. —Su tío dijo las palabras sin rodeos, sin importar lo insensible que sonaran. La excusa era una mierda y Jin Hwan lo sabía. A Seung Chul no le importaba con quién dormía Jin Hwan. El tipo estaba más preocupado por su bolsillo... o el bolsillo de Jin Hwan para ser más exactos.

—Pero —comenzó Jin Hwan, preguntándose si debería incluso presionar a su tío. Decirle a su tío que estaba mintiendo, nunca fue algo bueno—, este pequeño pueblo está lleno de hombres gay. —Esa fue una de las razones por las que Jin Hwan se había enamorado de la Villa Kim. Él no tenía que preocuparse de ser ridiculizado por tomar de la mano a un hombre en algún lugar público, no como sucedía en su casa.

—Me importa una jodida si cada maldito hombre en este pueblo canta a coro “Están lloviendo hombres”. Tú no vas a ser una parte de eso. ¿Ha quedado claro?

 

«Mucho». Jin Hwan sabía en ese momento que iba a hacer todo lo necesario para alejarse de su tío. Sólo que esta vez, el hombre no iba a encontrarlo.

La puerta se abrió y el doctor entró. Jin Hwan estaba agradecido por la intrusión. Quería decirle al doctor que despidiera a su tío, pero él no era tan valiente ni tan estúpido. Puede ser que odiara al hombre con cada respiración que daba, pero Seung Chul seguía siendo tres veces su tamaño y ya había demostrado que podía y haría daño a Jin Hwan.

—Voy a firmar los formularios para darte de alta —dijo el doctor Kim mientras revisaba a Jin Hwan.

—¿Entonces me lo puedo llevar a casa? —preguntó Seung Chul, dando a Jin Hwan una mirada que decía que si argumentaba le haría pagar un infierno. Tenía la sensación de que iba a pagar por estar en el hospital. Hacía a Seung Chul ponerse nervioso el que otros vieran su obra.

El médico dejó de revisar a Jin Hwan y se giró hacia Seung Chul.

—Disculpa. ¿Nadie te informó?

 

El interior de Jin Hwan se oprimió mientras un sudor frío cubría su cuerpo. Con lo mucho que no quería que su tío descubriera que Jun Hoe era su pareja, era mejor que regresar a casa con su abusador. Sólo se preguntaba si el hombre iba a actuar como un imbécil en el hospital. Su tío no solía comportarse de otra manera que correctamente cuando estaba en público. Pero el médico estaba a punto de decirle a Seung Chul sobre Jun Hoe.

—¿Me informaron de qué? —preguntó Seung Chul. Técnicamente, Seung Chul  ni  siquiera tenía  que estar allí.

Jin Hwan tenía veintiún años, era un adulto. Pero no había protestado, por lo que el médico pensó que no había problema de que Seung Chul se metiera en los asuntos de Jin Hwan.

—Él está siendo dado de alta al cuidado de Koo Jun Hoe.

Jin Hwan estaba esperando que su tío explotara, que empezara a gritar como hacía normalmente cuando se enojaba. Pero su tío puso una encantadora sonrisa. Cierto, Seung Chul era un hombre muy guapo, pero su personalidad no estaba de acuerdo con su aspecto. El hombre era feo. — Pero, es mi familia. La única familia que tengo. Ni siquiera conoce bien a este hombre Jun Hoe. ¿Por qué Jin Hwan será enviado al cuidado de un extraño?

Jin Hwan miró al doctor.

 

—Órdenes de Alfa. Háblala con él.

 

Jin Hwan lanzaba mentalmente su brazo al aire. El médico había mencionado al hombre con el que su tío Seung Chul no se metería. Jongin lo aterrorizaba. Jin Hwan también agradecía que el doctor Kim no le hubiera dicho a su tío que Jun Hoe era su pareja.

Seung Chul salió de la habitación sin decir nada más.

 

—Gracias —dijo Jin Hwan, una vez que estuvieron solos.

 —Estoy muy enojado contigo ahora mismo —dijo el médico—. Me engañaste ayer. Tu pareja no tenía ni idea sobre el mundo paranormal. Y por la expresión de su rostro, no tenía ni idea de que ustedes dos son pareja. ¿Por qué me mentiste?

El corazón de Jin Hwan se hundió. —¿Tú se lo has dicho?

 

—Le estaba dando instrucciones de lo que iba a hacer en casa. ¿Cómo iba a saber que no le mencionaste que podías cambiar a una cosa peluda? Me dijiste que sabía, Jin Hwan. —Las palabras del médico eran directas. Estaba malditamente enojado.

 

Jin Hwan decidió decir la mitad de la verdad. —Porque yo no podía encontrar una manera de decirle, pero quería estar con él. No quería mentir.

El doctor Kim dejó escapar un largo suspiro. —La próxima vez, sé honesto conmigo, y no me uses para decirle a tu pareja lo que tú deberías de decirle.

—No lo haré —dijo Jin Hwan. Viendo el reloj, era veinte minutos antes del mediodía—. ¿A qué hora es la salida?

—Mediodía —dijo el doctor Kim y luego frunció el ceño, como si captara por qué Jin Hwan estaba preguntando— . Jun Hoe debería haber llegado hace horas.

 

Jin Hwan estaba aterrorizado de que su pareja hubiera cambiado de opinión. ¿Qué pasaba si Jun Hoe había pensado en estar acoplado a un lobo y no podía manejarlo? ¿Qué pasaba si el saber del mundo de Jin Hwan había asustado al hombre y ya se había ido del pueblo? —¿Has intentado llamarlo?

El doctor Kim asintió. —Tres veces. No hubo respuesta y sus empleados dicen que no fue al trabajo hoy.

Esa era una muy mala señal. Jin Hwan se recostó, mirando hacia la puerta, como si pudiera hacer que Jun Hoe caminara a través de ella. La última cosa que quería hacer era ir a casa de su tío. Pero si Jun Hoe no se presentaba, esa sería la única opción de Jin Hwan. Era un pensamiento triste y Jin Hwan estaba a cinco segundos de vestirse y salir a escondidas si su pareja no se presentaba. Caminar por las calles parecía una opción mejor que Seung Chul.

Echó un vistazo al reloj. Faltaban cinco minutos para las doce. Parecía que Jun Hoe no ven… Jin Hwan estuvo malditamente listo para gritar cuando la puerta se abrió y Jun Hoe entró. El hombre parecía inseguro, pero él estaba allí.

 

Jun Hoe se metió las manos en los bolsillos delanteros, mirando alrededor de la habitación. El hombre parecía nervioso. —He oído que te llevo a casa.

«Y espero reclamarte», pero no podía subir a esa ola en estos momentos. Siempre y cuando salieran de aquí antes de que Seung Chul regresara. —¿Te molesta?

Jun Hoe se acercó más, mirando detrás de él antes de volver a mirar a Jin Hwan. Bajó la voz hasta un susurro conspiratorio. —La próxima vez dime qué infiernos está sucediendo.

Jin Hwan asintió, sintiendo un poco de miedo por el bajo tono que Jun Hoe estaba usando. Su tío a veces lo hacía antes de explotar.

Pero Jun Hoe no explotó. Agarró la silla junto a la cama y se sentó. —Supongo que esperaremos hasta que el médico diga que podemos irnos.

Jin Hwan se relajó cuando Jun Hoe lo hizo. Realmente no conocía a su pareja muy bien y rezó para no estar saltando de la sartén al fuego. Jun Hoe era un hombre muy grande. Simplemente al ver los bíceps de su pareja, Jin Hwan sabía que el chico levantaba pesas.

La enfermera entró con los documentos del alta, mirando a Jin Hwan sospechosamente. Jin Hwan no le hizo caso. Él se iba a casa con su pareja, no con su tío. Era el día más feliz de su vida. Sabía que ella estaba cuidando de él, porque sólo había estado en el hospital un día y ahora se estaba yendo. Cualquier persona que no fuera un shifter se preguntaría por qué Jin Hwan no permanecía en el hospital durante al menos una semana.

Jin Hwan dejaría que el médico le explicara.

Jun Hoe había llegado. Eso era lo único que le importaba.

 

Él sólo quería salir de aquí antes de que su tío volviera a aparecer. Jin Hwan no quería una confrontación en este momento… o nunca. Podía sentir su corazón latiendo fuerte, sus ojos continuamente mirando hacia la puerta, y aún estaba sudando.

Él quería irse.

 

Saliendo de la cama, Jin Hwan tomó su ropa del pequeño armario. Dio las gracias a la enfermera y esperó a que se fuera antes de quitarse la bata. Tener que sanar solo, dolía como una perra. ¿Cómo infiernos hacían los humanos?

Una garganta aclarándose llamó la atención de Jin Hwan. Jun Hoe estaba sentado allí, mirando a la cama, sus ojos lo evitaban. —¿Quieres algo de ayuda?

Qué hacía el hombre… oh estaba desnudo. Jin Hwan sintió que todo su cuerpo se ruborizaba cuando se dio cuenta que estaba desnudo frente al chico. Rápido, y dolorosamente, sacó su ropa interior, cubriendo sus joyas. — Bien.

Jun Hoe se levantó y agarró los pantalones de Jin Hwan, ayudándole a entrar en ellos. Para el momento en que estuvo completamente vestido, Jin Hwan estaba jadeando de dolor. Jun Hoe también jadeaba. Jin Hwan no estaba seguro de por qué.

—¿Listo?

 

Jin Hwan asintió. Agarró el brazo de Jun Hoe para estabilizarse al salir de la habitación. Jin Hwan estaba feliz de estar siendo sosteniendo por su pareja porque casi se cae cuando vio a su tío por el pasillo. El hombre parecía preocupado —que era una mierda porque Jin Hwan podía ver el diminuto destello de ira en los ojos de Seung Chul. El hombre no había esperado que Jun Hoe apareciera. Por los grandes y furiosos pasos que su tío estaba dando. El tipo pensaba que iba a vencer a Jun Hoe aquí y llevar a Jin Hwan a casa.

 

Gracias a Dios, su pareja había aparecido.

 

—Gracias por tu ayuda —dijo Seung Chul mientras trataba de tomar el brazo de Jin Hwan—. Puedo llevármelo desde aquí.

¿Qué estaba haciendo? Jin Hwan intentó jalar su brazo, pero su tío tenía un férreo control. Un agarre muy doloroso.

Jun Hoe miró a Jin Hwan, viéndose tan confundido como Jin Hwan se sentía. —Pero me voy a casa con…

—Conmigo —su tío terminó.

 

Jin Hwan agarró más fuerte a su pareja, haciendo todo lo posible para escapar de las dolorosas garras de Seung Chul. No iba a ir a casa con el imbécil. No había manera. Si Jun Hoe cedía, Jin Hwan iba a encontrar la energía para salir corriendo del hospital. Cualquier cosa era mejor que Seung Chul.

—Él se va a casa conmigo —declaró con firmeza Jun Hoe. Jin Hwan estaba aterrorizado de que Seung Chul pudiera desatar su ira contra el humano. Eso era por lo que no quería decirle a Jun Hoe lo que estaba sucediendo. Por un lado, no quería arrastrar a nadie más a su sórdida vida.

Dos, Jun Hoe era humano. Él no tenía oportunidad. Eso era también por lo que no le había dicho a HeeChul. La mismas dos razones. HeeChul también era humano. Seung Chul aplastaría al hombre bajo su puño.

Nadie estaba a salvo del lobo feroz.

 

—Mira —dijo Seung Chul, perdiendo un poco de control. Su voz era baja, y había firmes líneas alrededor de su boca—. Es mi sobrino. Él debe ser atendido por la familia. No tengo ni idea de por qué Jongin demandó que lo cuidara un   desconocido, pero no hay necesidad.

Jin Hwan sintió a Jun Hoe tensarse. No estaba seguro si era por el tono de Seung Chul o por lo que estaba diciendo, o ambas cosas. Esperaba que Jun Hoe no enojara a Seung Chul y al mismo tiempo rezaba para que Jun Hoe no se echara para atrás.

Su pareja sacó a Jin Hwan fuera del alcance de los rudos dedos de Seung Chul. —Arréglalo con Jongin.

Jin Hwan bajó la mirada al suelo, evitando la mirada de su tío, mientras caminaba por el pasillo con Jun Hoe. Seung Chul no iba a dejar pasar esto. Jin Hwan simplemente lo sabía. Su tío no iba a renunciar a su boleto a comida tan fácilmente.

—¿Siempre es tan intenso...? —Jun Hoe preguntó mientras salían al estacionamiento.

El hombre no tenía ni idea de qué tan intenso Seung Chul podría ser. Se encogió de hombros, incapaz de seguir con la red de mentiras de su tío, pero demasiado asustado para decir la verdad.

Ambos permanecieron en silencio en el camino a casa de Jun Hoe. Jin Hwan no podía dejar de mirar en el espejo lateral, esperando ver el camión destartalado del tío Seung Chul ir tras él. Pero no vio a nadie tras ellos.

Jun Hoe entró en el camino de entrada de una casa de campo y apagó el motor.

—Te ayudaré a salir.

 

Jin Hwan esperó a que su pareja hubiera abierto la puerta antes de salir de la camioneta. La mano del Jun Hoe estaba en él, ayudando a Jin Hwan a ponerse de pie junto a la puerta. Jin Hwan podía hacerlo solo, pero le gustaba sostenerse de su pareja.

No fue hasta que estuvieron dentro de la casa de su pareja, que Jin Hwan finalmente se relajó... un poco. Seguía esperando que Seung Chul apareciera, y también estaba nervioso porque por fin estaba a solas con Jun Hoe. Se puso de pie en la puerta, preguntándose qué debía hacer.

 

—M…me dijeron que necesitas cambiar para sanar — dijo Jun Hoe mientras miraba a Jin Hwan y luego al pasillo de la primera planta—. Tengo la habitación de invitados preparada.

«¿Habitación de invitados?»

 

Jin Hwan sintió el rechazo instalarse dentro de él. Por la conversación en el hospital, Jin Hwan entendió que fue Jongin quien le había ordenado a Jun Hoe cuidar de él. Había pensado en eso de camino aquí. Su pareja estaba haciendo esto por obligación, no porque realmente lo quisiera. Dolía saber que Jun Hoe realmente no lo quería aquí.

—Voy a tratar de no ser una molestia.

 

Jun Hoe le mostró la habitación de invitados y luego dejó a Jin Hwan a su suerte. Trató de decirse a sí mismo que Jun Hoe estaba asustado sobre lo que había aprendido de los shifter. Jin Hwan trató de convencerse de que su compañero no estaba haciendo esto de modo personal. Pero mientras estaba allí en una habitación extraña solo, no podía dejar de sentirse tan malditamente solo.

Poco a poco y con cuidado, Jin Hwan se desnudó y luego bajó a la cama y se acomodó en ella y, finalmente, dejó a su lobo libre.


continuará....

 


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