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56. Secretos Silenciados (02) por dayanstyle

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Jin Hwan estaba de pie entre la sala y la cocina, viendo a su pesadilla personal. ¿Cómo lo había encontrado Seung Chul?

¿Había olido a Jin Hwan?

 

—¿Qué estás haciendo aquí? —Jun Hoe preguntó, sosteniendo la puerta, impidiendo la entrada a Seung Chul. Jin Hwan apretó la mano en la pared, escuchando, esperando a ver lo que su tío iba a hacer. Su corazón estaba latiendo fuera de control y su cuerpo estaba temblando ligeramente. Cada vez que Seung Chul estaba alrededor, tenía esas reacciones. Odiaba sentir esa agitación en su interior, como si esperara que el drama y el abuso comenzaran en cualquier momento. Era una jodida manera de vivir y había vivido así durante años.

—Vine a ver a Jin Hwan —Seung Chul dijo con una voz que le decía que realmente no estaba preocupado. Jin Hwan estaba harto de ese falso tono. Quería gritar que su tío estaba lleno de mierda. Pero Jin Hwan tenía miedo de que su tío lastimara a Jun Hoe.

Así que se mantuvo en silencio. Y se odiaba por su silencio.

—Lo siento, pero este no es un buen momento. Llama la próxima vez. —Jun Hoe comenzó a cerrar la puerta, pero Seung Chul metió el pie, lo que impidió que cerrara la puerta.

—Sólo quiero ver cómo está —dijo Seung Chul con más firmeza, con la mano plantada en la puerta.

 

Jun Hoe se giró para ver a Jin Hwan y Jin Hwan quería gritar no. Se encogió de hombros. Jun Hoe suspiró y abrió más la puerta. — Ahí está. Él está bien.

Seung Chul empujó a Jun Hoe pasando por un lado, mirando alrededor de la casa. Jin Hwan podría ver el desdén en el rostro de su tío. —Acogedor —dijo lentamente, sin ocultar el hecho de que no lo aprobaba.

Su tío estaba probando a Jun Hoe.

«Mierda».

 

—Estoy bien —dijo Jin Hwan y rápidamente dio un paso adelante, con el corazón presionando con fuerza su garganta—. Me curé.

Seung Chul recorrió a Jin Hwan con la mirada, y él conocía esa mirada. Seung Chul estaba advirtiéndole. No sólo era su tío diciéndole sin palabras que mantuviera la boca cerrada, sino que era mejor que volviera a casa.

—Nos vemos en unos días —dijo Seung Chul antes de retirarse y salir por la puerta principal. La llegada de Seung Chul sólo reafirmó que el hombre podía encontrarlo en cualquier lugar. La visita fue breve pero impactante.

Jin Hwan tenía el punto fuerte y claro.

Jun Hoe cerró la puerta y se giró hacia Jin Hwan. —¿Qué fue todo eso?

—Estoy hambriento —dijo Jin Hwan, rezando porque el cambio de tema fuera aceptado. Jun Hoe no dijo ni una palabra mientras caminaba a la cocina. Jin Hwan lo siguió. El olor del guiso lo golpeó duro. Su boca se hizo agua cuando Jun Hoe tomó una cuchara de madera y comenzó a agitar el contenido de la olla—. Huele muy bien.

Jun Hoe le dio una sonrisa llena de orgullo. —Mi propia receta.

¿Cómo Jin Hwan había conseguido tener tanta suerte? No sólo su pareja era muy caliente como el infierno, el hombre sabía cocinar. Se preguntó si podía combinar los dos. Quizás hacer que Jun Hoe se acostara y Jin Hwan podría lamer el guiso de los músculos del hombre.

Él empezó a ponerse duro de nuevo.

 

—No puedo esperar a probarlo.

Jun Hoe tomó dos platos del armario y los llenó.

 

Jin Hwan se relamió los labios cuando colocó uno de los platos frente a él. Luego Jun Hoe dejó un pedazo de pan en un plato y se lo entregó a Jin Hwan. —Está hecho en casa.

Dios, el hombre lo iba a echar a perder. A Jin Hwan no le importaba en lo más mínimo. Llevó el guiso a la boca y el sabor exploto en su lengua. —Esto está realmente bueno — dijo después de tragar.

—Jesús, gracias —dijo Jun Hoe mientras sonreía. Jin Hwan no podía creer cómo ese magnífico hombre era su pareja. Y cuando sonreía... wow.

Cuando Jin Hwan tomó el pan del plato, levantó la vista y detectó a su tío viéndolo a escondidas a través de la ventana de la cocina.

«Mierda, mierda, mierda». ¿Por qué el hombre no sólo desaparecía? Trató de mirar hacia su comida y no mostrar su sorpresa, pero debió de haber estado escrita en su cara porque Jun Hoe se giró y miró. Pero Seung Chul ya no estaba más en la ventana.

 

Quizás Jin Hwan estaba viendo cosas. Quizás tenía tanto miedo de que su tío arruinara esto para él que estaba viendo cosas que no estaban realmente allí.

Era posible.

 

—¿Viste algo? —preguntó Jun Hoe.

«Un hombre  despiadado».

 

Jin Hwan negó con la cabeza y se puso a comer de nuevo. Una vez que lamió su plato limpiándolo porque el estofado estaba malditamente bueno Jun Hoe lo llevó a la sala y abrió un DVD. Jin Hwan no estaba seguro de qué pensar cuando su pareja se sentó a su lado y lo jaló hacia él.

¿Realmente iban a abrazarse mientras veían una película? Oh hombre, él realmente estaba sobre su pareja.

—Está bien, entonces no te gustan las películas de terror —dijo Jun Hoe y luego se rio fuerte—. A menos que te calienten.

Jin Hwan se sonrojó al recordar la mamada que le había dado a Jun Hoe en el cine. —No, no me gustan.

—Entonces iré despacio y vamos a ver algo menos aterrador.

Jin Hwan sonrió mientras golpeaba el pecho de Jun Hoe. — No me parece divertido.

 

Cuando empezó la película, los dedos de Jun Hoe comenzaron a acariciar suavemente el brazo de Jin Hwan. No estaba seguro de que el hombre supiera lo que estaba haciendo, pero algo dentro de Jin Hwan suspiró. Esta era la paz que buscaba —lo que había estado buscando. Estaba casi seguro de que no tenía que preocuparse de que su pareja tuviera una violenta erupción de rabia. El hombre no iba   a encontrar la más mínima cosa de que quejarse y luego golpear a Jin Hwan como una muñeca de trapo.

No, Jun Hoe era atento, cariñoso y le hacía sentirse como si nada en el mundo pudiera hacerle daño. No era una sensación a la que Jin Hwan estuviera acostumbrado, pero podría convertirse en adicto rápidamente.

—¿Te gustaría mudarte?

 

Jin Hwan estaba tan absorto en sus pensamientos que tuvo que pensar en lo que Jun Hoe simplemente le  preguntó.

«¿Mudarse?» Jin Hwan quería gritar que sí, pero una pequeña voz en el fondo de su mente le recordó que su tío Seung Chul le causaría muchos problemas a Jun Hoe si Jin Hwan se iba. ¿Podría haber una posibilidad? ¿Podría, finalmente, encontrar su felicidad sin tener que pagar un precio mortal?

—Sí —respondió Jin Hwan antes de perder el valor. Él se ocuparía de las repercusiones cuando llegaran a sus manos. Ya era hora de que comenzara a vivir su vida libre de abusos. Ya era hora de que dejara a su tío y abrazara lo que el destino   le había dado. Era cierto que Jin Hwan  estaba aterrorizado, pero tenía   que  dejar de permitir que Seung Chul gobernara su vida. Tenía que dejar de ser un cobarde y disfrutar de la paz y la felicidad que encontraba en su pareja.

Una pequeña parte de él rezó para que Seung Chul dejara que fuera feliz por una vez, pero una gran parte de él —la parte de su cerebro que sabía la verdad—, le decía que Seung Chul no iba a dejar que se fuera.

El interior de Jin Hwan se estremeció ante la idea.

 

Jun Hoe se giró y le dio un suave beso a Jin Hwan antes de volver a ver la película. —Bueno, mañana iremos por tus cosas.

Y un peso de plomo se instaló en el estómago de Jin Hwan.

 

Jun Hoe entró con Jin Hwan a la florería la mañana siguiente. Le sonrió a HeeChul, quien estaba al teléfono. El hombre estaba siempre hablando por teléfono.

HeeChul le devolvió el saludo a Jun Hoe antes de continuar con su conversación. —Mira de nuevo, Luhan. Te lo juro, ¿cómo te las has arreglado antes de que yo llegara? Solo ven aquí y pasa el rato conmigo hoy.

—Solo tienes que hablarme si necesitas algo —dijo Jun Hoe a Jin Hwan mientras apartaba el abundante cabello de su pareja de sus ojos. No estaba seguro de cómo, sólo que rápidamente Jun Hoe se había enamorado. Hace apenas unos días estaba luchando consigo mismo sobre qué hacer con el pequeño hombre que parecía enamorado de él.

Y ahora estaba acoplado a la persona e iría con él después del trabajo para recoger sus cosas. «Wow». Eso explotó la mente de Jun Hoe, pero al mismo tiempo sabía que Jin Hwan era la persona que había estado buscando durante toda su vida. El hombre era todo para él.

Jin Hwan se paró de puntitas y besó a Jun Hoe. —Estaré bien.

Tengo mucho trabajo que hacer hoy.

 

—HeeChul —Jun Hoe llamó—. ¿Vas a salir de la tienda en algún momento hoy?

HeeChul sacó el teléfono de su oreja. —No, mi mejor amigo vendrá a pasar el rato. Jin Hwan no se quedará solo.

 

Eso hizo que Jun Hoe se sintiera mil veces mejor. Él no quería que su pareja fuera atacada de nuevo. Jin Hwan aún no le había dicho quién lo había hecho. Jun Hoe estaba decidido a averiguarlo, pero no iba a intimidar al hombre por información.

Cuando Jin Hwan estuviera listo, le diría a Jun Hoe. Pero hasta entonces, Jun Hoe iba a tomar todas las precauciones que pudiera para mantener a su pareja segura.

—Voy a estar bien —dijo Jin Hwan mientras le daba a Jun Hoe una de esas enamoradas y tímidas sonrisas—. ¿Vas a venir a almorzar?

—Sí —respondió Jun Hoe—. Te traeré algo de comer.

—Sabes que me estás echando a perder, ¿verdad?

 

Sí, Jun Hoe lo sabía, y no podía evitarlo. Jin Hwan había dado a Jun Hoe algo que era muy escaso. El hombre había llenado un vacío en su vida, y Jun Hoe planeaba mostrarle a Jin Hwan lo mucho que significaba para él. —Acostúmbrate a eso.

Jun Hoe le dio a su pareja un último beso antes de dirigirse a Pit. Él escaneo las calles mientras caminaba, buscando a alguien sospechoso. No vio a nadie fuera de lo común.

Al entrar en su negocio, Jun Hoe gruñó. La parrilla no estaba humeando, y no vio a Taeha en ningún lugar. Timoteo, por el contrario, estaba apoyado contra una pared, hablando por teléfono.

Estaba  a  cinco  segundos  de  despedir  a  ambos. — ¿Cómodo? —preguntó cuándo se acercó a Timoteo.

 

Timoteo saltó el teléfono que se estrelló en el soporte de la pared.

—Lo siento. —El chico salió corriendo y en diez minutos Jun Hoe podía oler el nogal quemándose.

Ahora, ¿dónde infiernos estaba Taeha?

—Siento llegar tarde —Taeha gritó mientras corría a través de la puerta, con las ropas en desorden—. Mi maldito despertador no funcionó.

—Termina de llevar tu culo a la parte de atrás y empieza a preparar las cosas —Jun Hoe le ladró.

—Estoy en ello.

 

Realmente quería despedirlos. El problema era, que con mucho que esos dos eran un dolor de cabeza, a Jun Hoe realmente le agradaban. Tenía que hacer que le examinaran la cabeza.

Trabajaron toda la mañana y a las once, Jun Hoe estaba preparando su almuerzo y el de su pareja. Incluso agregó algo de comida en la bandeja para llevar a HeeChul y su amigo que lo visitaba.

Con todo en una bolsa, Jun Hoe amenazó a Taeha y Timoteo con destriparlos antes de salir para ir a comer con su pareja. La florería no estaba tan lejos, así que fue caminando. Era un bonito día, y Jun Hoe sonrió consigo sí mismo ante la emoción que se construía por ver a Jin Hwan.

Dios, era un cursi. Estaba enamorado por primera vez en su vida. Había estado casado antes, pero Jun Hoe se había casado con su ex mujer debido a la presión de sus padres para sentar cabeza y tener hijos. Él en realidad nunca la había amado. Era joven y tonto en ese momento, escuchaba a sus padres y les daba lo que querían —incluso un matrimonio.

No era que no la quisiera. Había tratado de hacer que las cosas funcionaran, pero él y su ex esposa se habían separado más y más. Cuando ella se enamoró de otro hombre, Jun Hoe había estado encantado con apartarse.

 

Mientras caminaba, Jun Hoe vio a unos trabajadores de la construcción, al cartero, y al tío de Jin Hwan. Jun Hoe miró al hombre por un momento, pero Seung Chul estaba caminando hacia los apartamentos sobre la estación de policía.

Sabía que el hombre se preocupaba por su sobrino, pero Jun Hoe estaba empezando a no agradarle el tipo. Se estaba convirtiendo en una molestia. Jun Hoe aún quería saber cómo Seung Chul averiguó dónde vivía.

Mientras caminaba hacia la florería, algo parecía fuera de lugar. No había nadie en el frente. Dejando la bolsa en el mostrador, Jun Hoe fue hacia la parte posterior. Reconoció a Luhan de sus reuniones con Jongin. El chico estaba al teléfono hablando con rapidez, parado junto al refrigerador donde se guardaban las flores.

Jun Hoe pasó de Luhan para ver a HeeChul de rodillas y... joder

 

—¿Qué infiernos ha pasado? —Jun Hoe gritó cuando vio a Jin Hwan en el suelo cubierto de sangre.

—No lo sé —HeeChul gritó por encima del hombro—. Luhan y yo estábamos en la parte delantera, sólo bromeando, Jin Hwan estaba atrás haciendo inventario. Así es como me lo encontré. Te juro que no escuché nada o hubiera venido antes.

Jun Hoe movió a HeeChul un lado y tomó su lugar en el suelo.

—Llama a una ambulancia.

—Hay que conseguir que cambie —dijo HeeChul desesperado—. Él no cambia. He tratado.

Pasando una mano temblorosa por el cabello marrón de Jin Hwan, Jun Hoe se acercó más. —Vamos, bebé. Necesito que cambies para que puedas sanar.

Destruyó a Jun Hoe saber que le había fallado a su pareja. Se suponía que Jin Hwan estaría seguro aquí. Él no iba a  salir lastimado. Jun Hoe quería matar a quien hubiera hecho  esto.

¿Cómo habían llegado a Jin Hwan sin que HeeChul o Luhan vieran al culpable?

Jin Hwan giró lentamente la cabeza y Jun Hoe se sorprendió al ver el lado izquierdo de la cara arañada y ensangrentada. Su corazón golpeaba su pecho al verlo. Nunca en su vida quería ver al pequeño hombre de esa manera de nuevo. Jin Hwan lo miró y Jun Hoe vio que su ojo izquierdo estaba hinchado y cerrado. Rabia al rojo vivo le llenaba.

—Tío.

 

Jun Hoe no estaba seguro de lo que Jin Hwan estaba tratando de decir. —¿Quieres que lo busque? —Acababa de ver al tipo. No debería ser muy difícil traerlo. Jun Hoe sentía dolor de que Jin Hwan no lo pidiera a él, pero empujó a un lado ese pensamiento egoísta. Era Jin Hwan quien importaba ahora, no su orgullo herido.

Jin Hwan tragó saliva mientras una lágrima solitaria resbaló por un lado de su cara. —No, me lastima.

Por un momento, Jun Hoe estuvo demasiado aturdido para hablar. Había platicado tonterías con el hombre fuera de su edificio. El tipo parecía verdaderamente preocupado por su sobrino. Entonces pensó en el hospital, cómo Seung Chul se aseguró de estar en la habitación cuando alguien más estaba allí. Cómo Seung Chul había hablado con los policías... hijo de puta. Fue Seung Chul quien le dijo a la policía que Jun Hoe había lastimado a Jin Hwan. Seung Chul se había presentado en su casa en busca de su sobrino.

Jun Hoe se sentía como un tonto ciego y cabeza dura. Quería la cabeza de Seung Chul en un plato, pero en este momento Jun Hoe tenía que cuidar de su pareja.

Jin Hwan era lo primero.

Jin Hwan sería siempre lo primero.

—Necesito que cambies, bebé —Jun Hoe le recordó amablemente a Jin Hwan. Hablaría con su pareja después de por qué no le había dicho lo de su tío. Joder, el doctor casi había lanzado a Jin Hwan a la atención de Seung Chul.

Tenía ganas de vomitar.

 

Jin Hwan miraba a Jun Hoe con su ojo bueno, y Jun Hoe vio que las lágrimas fluían más rápido antes de que Jin Hwan finalmente cambiara.

—Su jodido tío —Jun Hoe dijo mientras se levantaba—. Es su tío el que le ha está haciendo daño.

Los ojos de HeeChul se abrieron y sus labios se abrieron ligeramente. —¿Por qué no sumé dos más dos? —preguntó, viéndose como si fuera culpa suya, como si lo debería de haber sabido desde el principio. Nadie podía saber. Seung Chul era un maldito buen actor. Había engañado a todos con su preocupación de mierda y fácil sonrisa.

—Ninguno de nosotros lo hizo —Jun Hoe respondió enojado, apretando la mandíbula hasta el punto de que los dientes deberían haberse roto en su boca—. El hombre… se presentaba como un familiar que lo cuidaba. Jugó con todos nosotros como tontos.

Jun Hoe levantó la cabeza, cuando todo el marco de la puerta de la tienda se llenó con una enorme presencia. Jongin estaba allí, viéndose como el hombre letal que Jun Hoe sabía que era. —¿Ha dicho que su tío hizo esto? — Jongin preguntó en un tono que haría que cualquier hombre cuerdo se orinara en sus pantalones. Jun Hoe nunca había visto a Jongin así tan... demoníaco—. ¿El mismo tío al que le permití mudarse a mi tranquilo pueblo?

 

La ira de Jun Hoe anuló su miedo al hombre frente a él. — Eso es lo que dijo Jin Hwan. Ha sido su tío el que lo golpeaba todo este tiempo.

Jun Hoe quería a Seung Chul muerto. El hombre no merecía ningún tipo de indulgencia. Planeaba golpear a Seung Chul tanto como él había golpeado a Jin Hwan. La ira no podía ni empezar a describir cómo se sentía en este momento. La rabia no se acercaba.

Jongin se giró y ahí fue que Jun Hoe vio al hombre de pie detrás del Alfa. — Encuentra a Lee Seung Chul.

El hombre asintió antes de irse.

—Es mi pareja —dijo HeeChul en un tono bajo—. Confía en mí, él encontrará al tío de Jin Hwan.

—¿Qué vas a hacer con él? —Jun Hoe preguntó mientras miraba a Jin Hwan. Ver a su pareja cambiar no había sido tan difícil como Jun Hoe pensó que sería. Extraño, pero ni en lo más mínimo aterrador.

—Va a ser desterrado de aquí —respondió Jongin, con los ojos de color gris claro oscureciéndose por momentos.

Jun Hoe tragó, sin saber cómo funcionaba la política de los shifters.

Temía que Jongin fuera a desterrar a su pareja porque era el sobrino de Seung Chul. Si ese fuera el caso, Jun Hoe renunciaría a su negocio. No había manera de que fuera a permitir que su pareja fuera expulsado del pueblo y no unirse a él. —¿Y Jin Hwan?

—Él es tu pareja —Jongin dijo firmemente—. Él es una parte de este pueblo, al igual que tú. Ambos están bajo mi protección. Seung Chul violó mi protección al lastimar a Jin Hwan. — Jongin se acercó más, y parecía como si todo el   oxígeno de la habitación se hubiera ido en un suspiro—. Jodidamente odio el abuso. La única razón por la que no voy a matarlo es porque Jin Hwan sanará. Pero a él ya no se le permitirá estar en mi pueblo.

Eso era lo suficientemente bueno para Jun Hoe. A pesar de que realmente le gustaría darle a Seung Chul una maldita lección por herir a Jin Hwan. Al menos Jin Hwan ya no tendría que preocuparse de esa basura. Pero si Seung Chul era tan tonto como para regresar, Jun Hoe iba a golpear al bastardo. —Quiero llevarlo a casa, pero no quiero dejar a Taeha y Timoteo en el trabajo solos.

Jongin le dio una pequeña sonrisa. —Van a entrar en razón. Solo tienes que ser paciente —dijo—. Pero voy a enviar a uno de mis hombres para mantener un ojo en ellos.

—Gracias —Jun Hoe dijo mientras levantaba suavemente al pequeño lobo en sus brazos—. Uh...

—Te llevaré —dijo HeeChul mientras se apresuraba a adelantar a Jun Hoe y dirigirse a la puerta—. Es lo menos que puedo hacer.

—Yo también voy —dijo Luhan.

—No en esta vida —respondió Jongin—. Tú y HeeChul juntos no son más que problemas.

Jun Hoe no preguntó. Todo lo que quería hacer era llevar a su pareja a casa. También quería cazar a Seung Chul y golpearlo, pero tenía que centrarse en Jin Hwan ahora.

Cuándo Jun Hoe salió de la tienda, vio a unos hombres grandes esperando afuera.

—Esos son mis hombres —dijo Jongin—. Van a seguirte a tu casa y asegurarse de que es un sitio seguro.

—Gracias. —Jun Hoe se subió a la parte trasera de la camioneta que HeeChul llevaba a trabajar, acunando al lobo en su regazo mientras HeeChul se apartaba.

—Lo siento mucho —dijo HeeChul mientras miraba a Jun Hoe por el espejo retrovisor—. Te juro que no oí nada.

Jun Hoe no podía entender cómo Jin Hwan había sido tan gravemente golpeado y no se hubiera escuchado ningún sonido. Quizás el tipo tenía la puerta del refrigerador cerrada cuando atacó a su sobrino.

—Si Jin Hwan está de acuerdo —dijo HeeChul mientras conducía—, hay un Centro de orientación en la ciudad. Zelo es muy bueno en lo que hace. No sabes cuánto tiempo ha sido objeto de abusos. Hablar con Zelo no podía hacerle daño.

—Se lo diré —dijo Jun Hoe. Estaba de acuerdo con HeeChul. Jun Hoe no estaba capacitado para manejar a alguien que había sufrido del abuso de un familiar por largo tiempo. Ni siquiera estaba seguro de lo que le iba a decir a su pareja cuando Jin Hwan volviera a su forma humana.

Se sentía impotente y perdido.

 

—Zelo podría ayudarte también, Jun Hoe. No quiero decir esto, pero las personas que están cerca de los maltratados a veces también necesitan ayuda.

Si no supiera bien, Jun Hoe pensaría que HeeChul estaba hablando de su experiencia.

Jun Hoe se recostó, sintiendo su cabeza girar. Deseó haberlo sabido antes. Dios, ¿por qué Jin Hwan no había dicho nada? Jun Hoe se habría encargado de Seung Chul desde el principio.

HeeChul se detuvo en la entrada de la casa de Jun Hoe y luego abrió la puerta de atrás para que Jun Hoe saliera. Otro vehículo  se  detuvo  detrás  y,  sin  decir  una  palabra, los hombres estuvieron dentro de la casa de Jun Hoe, asegurándose de que Seung Chul no estuviera allí esperando por ellos.

Jun Hoe sentía como si estuviera caminando en una niebla. Nunca había tratado con nada como esto antes, y menos tan personal y cercano. Pero sabía que protegería a su pequeño lobo con su vida. Seung Chul no estaría en ninguna parte cerca de Jin Hwan de nuevo.

Él iba a asegurarse absolutamente de eso. Entró por la puerta principal, y dejó a su pareja en el sofá.

—Todo bien —dijo uno de los hombres de Jongin—. Soy Jonghyun. —El hombre extendió la mano y estrechó la de Jun Hoe.

— Koo Jun Hoe.

—No te preocupes, Jun Hoe. Vamos a mantener un ojo en el lugar. Si su tío se acerca a él, lo sabremos.

Jun Hoe se sintió aliviado de contar con ayuda para mantener a Jin Hwan seguro. Iba que mantenerse demasiado ocupado cuidando a su pareja. No quería su atención dividida. —Gracias.

Jonghyun salió de la casa, pero Jun Hoe de alguna manera sabía que el hombre no se iría demasiado lejos. Tomando la manta de la parte trasera del sofá, Jun Hoe la colocó sobre el lobo, haciendo todo lo posible para que Jin Hwan estuviera cómodo.

Al entrar en la cocina, se hizo una taza de café, reprendiéndose a sí mismo por no ver las señales cuando estaban justo en frente de él. Había pensado que era extraño lo posesivo que Seung Chul era con Jin Hwan, pero nunca colocó las pistas juntas. Lo que realmente lo enojaba era que conocía los signos. Jason había pasado por lo mismo en la universidad.

 

El novio de Jason había actuado de la misma manera que lo hizo Seung Chul —todo dulce y encantador con todo el  mundo, y una total bolsa de mierda con Jason. Dios, era un idiota. Jun Hoe sabía que alguien estaba lastimando a Jin Hwan. Él debería haber pensado primero en la familia. Pero después de conocer a Seung Chul, Jun Hoe había descartado tontamente al hombre por encantador. No había estado tan involucrado cuando Jason atravesaba por el abuso. Jun Hoe había dejado a Jason alejarlo de lo que realmente estaba sucediendo, y luego Seung Chul había hecho lo mismo.

Se sentía culpable como el infierno, ya que debería haber reconocido las señales. Jun Hoe estaba enojado terriblemente por dejar que el bastardo lo engañara.

—Él no va a renunciar.

 

Jun Hoe se giró para ver a Jin Hwan en la puerta, la manta envuelta alrededor de su pequeño cuerpo. —¿Qué estás haciendo? —Jun Hoe preguntó mientras caminaba hacia su pareja, envolviendo a Jin Hwan en sus brazos—. Deberías estar descansando, cariño.

—Tenía que advertirte —dijo Jin Hwan mientras Jun Hoe pasaba las manos por el suave cabello de su pareja—. Estaba demasiado aterrado para decírtelo y no quería meterte en algo que me avergüenza totalmente. Además, no quería decírtelo porque Seung Chul es un shifter, tú no lo eres. Él es fuerte, Jun Hoe.

—Entonces, ¿te guardaste ese secreto sólo para que no me lastimara? —Jun Hoe quería darle un sermón a su pareja sobre su decisión de hacer frente a esto solo, pero Jin Hwan ya había tenido suficiente.

Su pareja asintió.

 

Jun Hoe colocó un dedo bajo la barbilla de Jin Hwan, levantó la cabeza del hombre hasta que Jin Hwan lo miró a los ojos. Dios, era tan malditamente hermoso. —Deja que me preocupe por mí. No me ocultes nada de nuevo, cariño. Puedo defenderme.

—Pero...

—Nada de peros —dijo Jun Hoe con firmeza—. Somos un equipo ahora. No hay más secretos.

—¿Y si viene tras de mí de nuevo? —preguntó Jin Hwan—. No va a dejar que su sueldo se vaya.

—¿Su sueldo? —Jun Hoe preguntó, confundido como el infierno—. ¿Qué quieres decir con eso, Jin Hwan?

Jin Hwan jaló la manta más fuerte alrededor de sus hombros, y Jun Hoe podía ver el cansancio en el rostro del hombre. Tenía que ir a acostarse y lograr descansar un poco más. —Mi tío pretende buscar trabajo, pero siempre soy yo quien termina pagando por todo. Es un vividor.

Jun Hoe sintió que su rabia se elevaba hasta el techo. Toda su vida siempre había cuidado de sí mismo, sin depender de nadie. Hubo momentos en los que no tuvo ni un bote donde orinar, pero nunca pidió nada a nadie.

No hasta que Jongin le dio un préstamo para el negocio. Esa fue la primera vez que había aceptado ayuda, y no era una limosna. Jun Hoe tenía a Jongin de socio silente. No podía imaginar a un hombre adulto aprovechándose de otra persona, especialmente de la familia para vivir. —Eso se detiene ahora —dijo Jun Hoe—. Él no te molestara de nuevo.

Tomando a su pareja en brazos, Jun Hoe lo llevó de nuevo al sofá. En lugar de dejar a Jin Hwan abajo, Jun Hoe tomó asiento y acunó al hombre en sus brazos. —Ahora quiero que descanses un poco.

Jin Hwan se acurrucó en el pecho de Jun Hoe y dejó escapar un suspiro de satisfacción. Jun Hoe se preguntó si Jin Hwan habría hecho ese ruido antes. ¿Qué tan feliz pudo ser viviendo con Seung Chul? Estaba contento de que Jongin hubiera echado al hombre del pueblo.

Ahora quizás Jin Hwan finalmente podría sentirse a salvo. Jaló al pequeño hombre más cerca, presionando su mejilla contra el suave cabello de Jin Hwan. Jun Hoe iba a asegurarse de que Jin Hwan supiera que era amado y protegido.

 

 

continuará....

 

 

 


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