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56. Secretos Silenciados (02) por dayanstyle

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Jin Hwan se reía mientras Jun Hoe colocaba el mantel de cuadros sobre la hierba. —No puedo creer que realmente vayamos a tener un picnic.

—Te dije que lo haríamos —Jun Hoe dijo mientras tomaba la cesta de la camioneta y la llevaba a la zona del gazebo—. Nunca hice cosas como esta antes.

«Oh». Jin Hwan no sabía qué decir. Jun Hoe había sido más que atento y todo un caballero. El chico sostenía las puertas para él, esperaba a que Jin Hwan se sentara a la mesa, y le había prometido llevarlo al boliche tan pronto como el lugar estuviera funcionando.

Estaba feliz de estar aquí disfrutando de algo tan pequeño como un picnic. Su pareja no tenía que impresionarlo. Jin Hwan ya estaba impresionado. —¿Qué trajiste? —preguntó con entusiasmo. Jun Hoe había preparado la comida de su restaurante y había estado esperando a que Jin Hwan saliera del trabajo.

—Cálmate, cariño. Voy a colocarlo en un minuto. — Jun Hoe se inclinó y besó a Jin Hwan en su cabello—. Déjame ir a buscar los platos.

Jin Hwan vio a Jun Hoe caminar de regreso a la camioneta y rápidamente espió dentro de la cesta. Su corazón casi dejó de latir cuando vio una rosa roja colocada arriba de los alimentos. Ahora deseaba no haber mirado. Había echado a perder la sorpresa.

 

«Demonios».

 

Jun Hoe regresó con platos, cubiertos y vasos. Incluso traía una botella de vino. El hombre iba por todo lo alto para este pequeño picnic. Jin Hwan metió las piernas debajo de su trasero y se sentó, sonriendo como un gran tonto.

Nunca en su vida había sido más feliz que con Jun Hoe.

 

Jun Hoe tomó asiento frente a Jin Hwan y empezó a sacar la comida. Jin Hwan se dio cuenta de que su compañero no sacó la rosa. La anticipación estaba construyéndose, pero esperaría. De todos modos él no debería de saber.

—Es sólo una comida sencilla —Jun Hoe dijo mientras colocaba unas cuantas piezas de pollo frito en cada uno de sus platos. También repartió algo de ensalada de col. Jin Hwan tenía hambre. Se había saltado el almuerzo porque el inventario tenía que ser entregado.

Como de costumbre, HeeChul estaba ocupado con Luhan, por lo que Jin Hwan había hecho todo solo. No le importaba. Realmente amaba trabajar en la florería.

—Ten. —Jun Hoe descorchó la botella y vertió el pálido y burbujeante líquido en dos vasos.

—Actúas como si estuviéramos celebrando algo — Jin Hwan dijo mientras tomaba un sorbo. Nunca había tomado alcohol antes, por lo que tomó sus tragos despacio.

—Espero que lo estemos.

 

Jin Hwan estaba un poco perdido. Ellos se habían acoplado, vivían juntos, y la vida parecía ir bien. Ya no estaba quebrado. Después de que él y Jun Hoe dividieron las cuentas, Jin Hwan guardaba el resto en una cuenta de ahorros que era lo que debió de haber hecho hace años. Se sentía muy bien el saber que tenía dinero para el futuro.

 

Puede que no fuera mucho ahora, pero estaba trabajando en eso.

Jin Hwan sintió que su corazón se saltó un latido cuando Jun Hoe sacó la rosa de la cesta. Estaba acostado sobre su lado, sonriéndole a Jin Hwan mientras olfateaba los lindos pétalos rojos. —Sólo quería que supieras lo afortunado que me siento de tenerte en mi vida —dijo Jun Hoe—. Ni siquiera sabía lo solo que estaba hasta que llegaste tú.

Bueno, ¿eso era un cumplido? Jin Hwan iba a tomarlo como uno. Había aprendido que a veces a Jun Hoe le costaba expresarse. No había manera en el infierno que fuera a interrumpirlo.

—Compré esto para ti. —Jun Hoe le dio a Jin Hwan la rosa.

 

Jin Hwan sonrió de oreja a oreja mientras se inclinaba y le daba un beso a Jun Hoe. El gran hombre iba a hacer que llorara. Levantando la rosa, Jin Hwan inhaló la hermosa fragancia, pensando para sí mismo cuán afortunado iba a estar Jun Hoe cuando llegaran a casa.

Y entonces sintió que algo golpeó la barbilla.

 

Levantando la rosas, Jin Hwan se congeló cuando vio los dos anillos de boda metidos entre los pétalos. Con mano temblorosa los tomó y los miró fijamente durante un largo momento antes de mirar a Jun Hoe.

—Son de oro blanco. No estaba seguro acerca de la plata, por lo que he jugado a…

Jin Hwan se lanzó a los brazos de Jun Hoe, salpicando de besos toda la cara de Jun Hoe. —Sé que estamos emparejados, y es lo mismo que estar casados. —Él le tomó la cara a Jin Hwan—. Sólo quiero que todos sepan que eres mío.

 

Jun Hoe tomó los anillos de la mano de Jin Hwan. Sintió las lágrimas reunirse en sus ojos mientras Jun Hoe deslizaba la banda en su dedo.

Se ajustaba perfectamente.

 

Había una sola tira en la parte frontal del anillo que contenía tres diamantes blancos. Jin Hwan rápidamente tomó el anillo de la mano de Jun Hoe antes de que su pareja pudiera ponérselo. —Ese es mi trabajo —dijo Jin Hwan con lágrimas aun rodando por sus mejillas. Se las secó y luego deslizó el anillo de Jun Hoe en su lugar.

—Entonces es oficial —dijo Jun Hoe.

 

Jin Hwan se secó los ojos de nuevo. Demonios, esas cosas no dejaban de caer. Comenzó a llorar aún más duro cuando Jun Hoe jaló a Jin Hwan a sus brazos y dijo: —Te amo, Jin Hwan.

Maldición, si el hombre no sabía cómo hacer un picnic.

—También te amo, Jun Hoe. Me has hecho el hombre más feliz del mundo.

Jin Hwan se acomodó en los brazos de Jun Hoe, admirando su anillo y el aspecto que tenía en su mano. Dios, él estaba emparejado, casado, como quisieran llamarlo. El hecho era que Jun Hoe era suyo.

Se rio cuando Jun Hoe comenzó a mordisquear alegremente su oído. —Necesito cortarme el cabello —le dijo a su pareja.

—Ni se te ocurra —dijo Jun Hoe mientras le besaba la mano en la que estaba el anillo—. Me gusta tu cabello de la  manera que está.

Ahora sabía que Jun Hoe era alguien con el que se quedaría.

 

A su pareja no le importaba que el cabello de Jin Hwan fuera demasiado largo, o que él trabajaba en una florería, ni siquiera que fuera gay —no ser gay hubiera sido un problema.

—Quiero llevarte a casa —los labios de Jun Hoe recorrían la parte de atrás del cuello de Jin Hwan—, hacer el amor contigo —mordisqueó el hombro de Jin Hwan—, y luego voy a mostrarte cómo pasar un buen momento.

Jin Hwan estaba a favor de eso. Rápidamente empacaron las cosas y las guardaron en la camioneta. Jun Hoe los llevó a casa. Jin Hwan ni siquiera había terminado de cruzar el umbral antes de que Jun Hoe estuviera sobre él, desnudándolo en la puerta y llevando a Jin Hwan al sofá.

—¿Impaciente? —Jin Hwan se carcajeaba.

—Mucho —Jun Hoe contestó mientras pateaba las botas, se desabrochaba el cinturón, y luego deslizó sus jeans de su cuerpo.

Todo lo que Jin Hwan podía hacer era baBear. El hombre era un dios de bronce. Jin Hwan quería lamer cada centímetro del cuerpo de Jun Hoe.

Cuando Jun Hoe levantó los brazos para quitarse la camisa, Jin Hwan se inclinó hacia delante, puso las manos sobre los bien esculpidos muslos, y tomó el pene de Jun Hoe en su boca.

—¡santa mierda! —Jun Hoe gritó, sus muslos temblando.

 

Jin Hwan trabajó el grueso pene, lamiendo y tarareando todo el tiempo. Sintió dos manos grandes y fornidas acariciando su cabello mientras lamía el pre-semen que se derramaba en su lengua.

—Eso es, cariño. Chúparme el pene. Tómalo todo dentro —dijo Jun Hoe mientras sus dedos seguían recorriendo el cabello de Jin Hwan—. Puedes hacerlo, bebé. Simplemente relaja la garganta.

Jin Hwan contuvo las arcadas y luego hizo lo que Jun Hoe le pidió. Aunque no era la primera vez que tomaba el pene de su pareja, Jin Hwan aún encontraba el eje del hombre demasiado grande. No era solo que el pene de Jun Hoe era grueso como el infierno, sino que tenía que ser por lo menos de veinte centímetros.

—Poco a poco, cariño. —Jun Hoe siseó cuando Jin Hwan tomó otro centímetro. Él podía sentir la cabeza del pene deslizándose por la garganta. Sus labios se estiraron más, pero Jin Hwan estaba decidido a tomar todo el duro pene.

—Oh, Dios —dijo Jun Hoe cuando sus piernas temblaron más—. Así es, bebé... así es... así es.

Tomando una respiración profunda por la nariz, Jin Hwan se empujó hacia adelante, sintiendo la erección de Jun Hoe descender hasta el fondo, hasta que los gruesos vellos en la ingle de Jun Hoe le hicieron cosquillas en la nariz.

—¡Santa mierda! —Las manos de Jun Hoe agarraban a Jin Hwan del cabello mientras se hacia atrás y luego hacia adelante. Era una lenta y sensual jodida. El pene del hombre entraba a la garganta de Jin Hwan, y luego lo retiraba.

No necesitaba hacer una fuerte succión. El pene de Jun Hoe llenaba su boca hasta el punto de que estaba totalmente extendida.

—Oh, cariño —dijo Jun Hoe con un siseo—. Dios, esto se siente tan malditamente bien.

Y entonces Jun Hoe retrocedió, dejando que Jin Hwan chupara la cabeza del pene con alegría. También le daba un momento  para  recuperar  el  aliento.  Envolvió  su mano alrededor de la base, tomando varios centímetros, para que fuera más fácil que su pareja lo tomara de nuevo en su boca.

Iba a tener que trabajar en esto. Esperando que, con el tiempo, Jin Hwan fuera capaz de tomar con facilidad —todos los veinte centímetros— el duro como el acero eje de en su garganta.

Jun Hoe pasó los dedos bajo la barbilla de Jin Hwan. Y Jin Hwan vio que los ojos de color gris azulado de Jun Hoe lo observaban de cerca, llenos de amor y deseo. No había manera de que pudiera confundir esa mirada con nada más.

Jun Hoe lo amaba.

 

Su pareja se apartó. El pene que había estado chupando salió de su boca. Jin Hwan levantó una ceja, preguntando sin palabras lo que Jun Hoe estaba haciendo.

—Dios, mírate —Jun Hoe dijo mientras se inclinaba y capturaba los labios de Jin Hwan—. Te ves muy bien cuando me has estado chupando.

El hombre sabía cómo hablar travieso. Jin Hwan amaba eso.

—Eso fue bueno, muy bueno, bebé. Pero yo quiero algo de este culo. —Jun Hoe tomó una nalga en cada mano, dando a la carne un ligero apretón. Las sensuales y sucias palabras hicieron que el agujero de Jin Hwan pulsara de necesidad.

—Entonces, jódeme —dijo, sintiendo su cara calentarse por lo que acaba de decir. Podía sentir el pecho de Jun Hoe retumbar cuando el hombre se carcajeó en el cuello de Jin Hwan.

—Estás aprendiendo.

 

—¿A qué, hablar sucio? —Jin Hwan preguntó inocentemente.

 

—Mi dulce pareja. Tú eras virgen cuando te tomé. No espero que sepas…

Jin Hwan agarró los hombros de Jun Hoe, tocando con su nariz la de su pareja. —Quiero que empujes tu grueso pene dentro de mi culo y me jodas hasta que esté aullándole a la luna.

Jun Hoe tragó. —Bien.

 

Jin Hwan se habría reído, pero estaba demasiado caliente para hacer nada más que correr hasta su habitación, tomar el lubricante, y luego regresar rápidamente abajo. Se detuvo en seco cuando vio a su pareja tendido en el sofá, el pene en la mano, dándole a su gran erección movimientos lentos.

El hombre no dijo una palabra. Sólo movió un dedo y Jin Hwan estuvo a punto de tropezar con sus propios pies para llegar con Jun Hoe. Su pareja tomó el lubricante de la mano de Jin Hwan y luego palmeó su muslo. —Ven y siéntate en mí.

Jin Hwan se montó a horcajadas sobre los muslos del hombre. Jun Hoe lo jaló hacia adelante hasta que estuvieron pecho contra pecho.

Y entonces sintió los dedos del Jun Hoe jugar en su palpitante agujero.

—No puedo esperar para sentir mi pene aquí. —En la última palabra, Jun Hoe empujó dos dedos en el culo de Jin Hwan. Se movió, su propio pene frotándose contra el abdomen de Jun Hoe mientras agarraba los hombros de su pareja con más fuerza.

Jin Hwan gimió cuando los dedos largos y gruesos que parecían llenarlo tan perfectamente rozaron su próstata con cada movimiento de las manos de Jun Hoe. Jin Hwan jadeó cuando sintió los dedos de Jun Hoe entrar más profundamente y luego salir. Él empujaba su culo hacia los dedos y sentía que sus bolas se apretaban más.

—No, cariño —Jun Hoe dijo mientras besaba la barbilla de Jin Hwan—. No te vas a correr de esta manera.

—¿P… por qué? —Jin Hwan preguntó con desesperación. Había estado tan malditamente cerca. Su culo trataba de perseguir los dedos de su pareja cuando Jun Hoe los sacó.

—Porque te vas a correr cuando te esté jodiendo. — Jun Hoe alineó su pene, la roma cabeza tocó el agujero de Jin Hwan—. Ahora, baja lentamente tu culo en mi pene, bebé.

Jin Hwan apoyó su mentón en el hombro de Jun Hoe con un suspiro de placer cuando sentía el pene de su pareja entrar más allá de los apretados músculos, llenándolo completamente.

—Tan bueno, bebé... tan bueno. —Jun Hoe deslizó sus manos por los costados de Jin Hwan y luego agarró su carne—. Ahora, móntame, cariño.

Esta parecía ser la posición preferida de Jun Hoe. Jin Hwan se encontraba más arriba de su pareja de lo que estaba debajo de él. Pero le gustaba. Él era capaz de besar al hombre con facilidad cuando Jun Hoe estaba tan cerca.

Y eso es exactamente lo que hizo. Sus lenguas se batían en un duelo mientras Jun Hoe empujaba su pene profundamente en el cuerpo de Jin Hwan. Pero después de cinco minutos, Jun Hoe lo liberó. —Colócate sobre tus manos y rodillas.

Jin Hwan rápidamente se dio la vuelta y presentó su culo. Jun Hoe no perdió el tiempo. Su pene fue impulsado profundamente en Jin Hwan. Podía sentir las bolas de Jun Hoe golpearlo cuando el hombre entraba. Empezó a rogarle a Jun Hoe que lo jodiera más duro. Aún era retenido  por el duro cuerpo de su pareja, sus caderas bajaban, necesitaba correrse. Cada empujón golpeaba su glándula y Jin Hwan gemía, mientras se movían juntos.

Jun Hoe estaba moviéndose poderosamente detrás de Jin Hwan, haciéndole saber que estaba siendo jodido por nada más que músculo crudo. Jun Hoe agarró las caderas de Jin Hwan entrando y saliendo para encontrarse con el empujón de Jin Hwan.

—Te sientes tan bien —Jun Hoe susurró mientras su mano se fue al hinchado pene de Jin Hwan y lo acarició al ritmo de su jodida. Jin Hwan sintió que su corazón se aceleraba aún más cuando Jun Hoe besó un camino a través de su hombro—. Córrete para mí, cariño.

Jin Hwan no podía hacer otra cosa que obedecer  la orden de Jun Hoe. Jin Hwan gritó, su cuerpo se tensó, desesperado por la liberación. Los ojos de Jin Hwan giraron hacia su cabeza, y gritó el nombre de Jun Hoe mientras se corría duro.

Jun Hoe sostuvo a Jin Hwan, envolviendo sus brazos alrededor del pecho de Jin Hwan, y luego empujándose fuerte hasta que estuvo rugiendo su liberación.

Joder, Jin Hwan estaba agotado.

 

Jun Hoe cayó hacia atrás, riéndose mientras tomaba a Jin Hwan con él. —Ahora voy a mostrarte un buen momento.

¿Esto no era un buen momento? Jin Hwan no estaba seguro de poder manejar más de un buen momento. Simplemente podría matarlo.

—Ve a ducharte y regresa aquí en diez minutos.

 

Con un gemido de protesta, Jin Hwan se apartó e hizo lo que le pidió su pareja. ¿Cómo infiernos esperaba Jun Hoe que funcionase después de ser jodido de esa manera? Pero lo hizo, y estuvo de regreso en la planta baja en diez minutos. Jun Hoe ya estaba en la puerta.

El cabello del hombre estaba húmedo, así que Jin Hwan sabía que su pareja se había duchado en la habitación de invitados. «Qué lástima». Podría haber tenido mucha diversión con Jun Hoe y el jabón.

—Tu joven culo me va a matar —Jun Hoe bromeó cuando vio a Jin Hwan mirando su ingle—. Ve a la camioneta.

No estaba seguro de a dónde irían. Jun Hoe no le había dicho. Así que cuando se detuvieron en el Centro de recreación, Jin Hwan estaba más confundido.

—¿Por qué estamos aquí?

 

—Ya verás —Jun Hoe dijo mientras se apeaba del vehículo. Jin Hwan abrió la puerta, vacilante, pero luego siguió a su pareja. Jun Hoe no fue adentro del Centro.

No, caminó a la parte trasera. Eran casi las diez de la noche. Jin Hwan no estaba seguro de que fuera una buena idea.

Al doblar la esquina, vio a Jun Hoe de pie en el patio de recreo. —¿Qué sucede?

Jun Hoe dio unas palmaditas en el columpio. —Vamos, toma asiento.

Jin Hwan se encogió de hombros. No estaba seguro de lo que su pareja estaba haciendo, pero se sentó en el columpio a ver lo que estaba pasando.

Rápidamente se agarró de las cadenas cuando Jun Hoe jaló la parte de atrás para darle vuelta.

Jin Hwan voló alto, y volvió a bajar. —¿Esta es tu idea de un buen momento?

 

Jun Hoe estaba sonriendo ampliamente. —Sí.

 

Jin Hwan estaba empezando a descubrir que Jun Hoe sólo era un niño grande. Al hombre le gusta hacer las cosas más extrañas. Jin Hwan no había estado en un parque infantil desde los doce años. Pero dejó la aprehensión fuera y se perdió en el momento mientras Jun Hoe seguía empujándolo.

—Necesitaba hablar contigo acerca de  algo.

 

Echando la cabeza hacia atrás, Jin Hwan cerró los ojos y disfrutó de la sensación del aire corriendo junto a él. —Bien.

Jun Hoe no hablaba, Jin Hwan abrió los ojos, su pareja estaba sentado en el columpio de al lado. Parecía extraño sentado ahí. Jun Hoe no era un hombre pequeño. El asiento del columpio parecía que se encajaba en los muslos de Jun Hoe.

Pero fue la expresión de Jun Hoe lo que tenía a Jin Hwan cerca de detener el movimiento del columpio.

Frotándose la parte posterior de su cuello, Jun Hoe comenzó. —Yo tenía un amigo en universidad. Su nombre era Jason. Estábamos bien y todo. Él estaba saliendo con este chico desde hacía un tiempo. Empecé a notar moretones en él, pero Jason nunca me decía de dónde venían.

Jin Hwan estaba empezando a sentirse incómodo. Él estaba teniendo el mejor día de su vida. No quería que se arruinara al hablar de este chico Jason, o Seung Chul.

—No hice caso de las señales y estúpidamente Jason no me dijo nada más del asunto. Una noche, mientras estaba estudiando, recibí una llamada del decano. Los policías habían encontrado a Jason muerto. Su novio era el sospechoso, y con razón. Él había estado abusando de Jason.

—Jun Hoe pasó la mano por su rostro—. Me golpeé por no exigirle a Jason que me dijera lo que sucedía. Una pequeña parte de mí aún se siente con culpa.

—Lo siento —dijo Jin Hwan. No estaba seguro de si se estaba disculpando por la pérdida de Jun Hoe, o porque no le había dicho a su pareja lo que estaba pasando con su tío Seung Chul. Se sentó ahí deseando que Jun Hoe cambiara de tema. Jin Hwan no quería volver a pensar en su tío de nuevo. Nunca.

—Te dije esto porque creo que ambos podríamos beneficiarnos de tener a alguien con quien hablar —dijo Jun Hoe.

Jin Hwan frunció el ceño. —¿Como un consejero? Jun Hoe asintió. —Sí.

—Pero ¿por qué tú necesitas hablar con uno? —Jin Hwan no estaba seguro de a dónde Jun Hoe iba con esto. ¿Por qué necesitaba su pareja ver a un profesional? Jin Hwan no quería ver uno. No quería hablar sobre sus asuntos. Él sólo quería que se fueran.

—Porque tengo que aprender que no fue mi culpa que resultaras herido, Jin Hwan. También tengo que aprender cómo tratarte cuando empiezas a llorar en tus sueños.

Jin Hwan estaba mortificado. No tenía idea de que llorara en sueños. Dejó el columpio y corrió a través del parque, tratando de escapar de su humillación.

—¡Jin Hwan! —Jun Hoe gritó. Jin Hwan lo ignoró mientras cambiaba y corría lo más rápido que podía. ¿Por qué infiernos Jun Hoe iba a pensar que era su culpa? Jin Hwan no entendía eso. Él no hizo nada para eso.

Estaba desconcertado de que Jun Hoe lo amara tanto. Estaba herido porque no era suficientemente bueno para que su tío lo amara. Jin Hwan seguía esperando que cayera el otro zapato, destruyendo lo que había tenido con su pareja.

—Maldición, Jin Hwan, ¡detente!

 

Jin Hwan desaceleró y luego se dejó caer sobre el cemento. Sólo quería que los recuerdos se fueran. Ya era bastante malo que Seung Chul lo hubiera golpeado una y otra vez, pero dejar que un consejero conociera los detalles era un poco más de lo que Jin Hwan podía manejar en este momento. Odiaba llorar dormido y odiaba que Jun Hoe supiera que lloraba.

Jun Hoe se acercó a su lado y agarró a Jin Hwan del suelo, lo levantó con sus fuertes brazos. —No puedes seguir corriendo, bebé. Hay que afrontar lo que te sucedió.

Jin Hwan se movió directo a los brazos de Jun Hoe y se envolvió alrededor de su pareja. Él nunca, nunca quería perder a Jun Hoe. —Iré. Lo prometo.

Jun Hoe tenía razón. Jin Hwan no podía seguir huyendo.

 

Su pareja lo llevó a la camioneta y acomodó a Jin Hwan en el asiento del pasajero. Cerró la puerta y se inclinó, acunando la cara de Jin Hwan. —Voy a estar allí contigo. No estás solo, cariño. Nunca estarás solo de nuevo.

Jin Hwan asintió, limpiándose los ojos. Vio el anillo en el dedo y Jin Hwan vio cómo era llevado a casa. Jun Hoe era suyo. Su pareja lo amaba. Si el hombre estaba dispuesto a recibir ayuda, también lo haría Jin Hwan.

 

 

continuará....

 

 

 


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